Etiqueta: contemporáneo

  • Artesanías con un toque contemporáneo

    José Luis Rosales

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    Tras residir 25 años en el exterior, el otavaleño Jaime Morales Jimbo retornó a su ciudad para impulsar su propio negocio: Walkas Bisutería.

    Hace un año y medio está al frente de esta firma que elabora productos con un toque étnico y personalizado. Siempre fue su sueño tener una tienda completa, con artesanías y joyería.

    El gusto por los textiles lo heredó de sus padres: Enrique Morales y Zoila Jimbo. Ellos se dedican a la confección de ponchos de lana para los diferentes pueblos y nacionalidades indígenas del país.

    Jaime le apostó por innovar usando su creatividad. Asegura que lo que más le agrada es hacer cosas originales.

    En su permanencia en Italia, Suiza y España tomó algunos cursos sobre sublimación, bisutería y confección en cuero. Le gusta aprender, ver programas en Internet relacionados a lo que hace.

    Una de las líneas que más destaca en Walkas Bisutería son los trabajos personalizados. Con la técnica del sublimado puede plasmar la imagen que un cliente desee en prendas de vestir, llaveros, platos, tazas, cojines, estuches de celulares y edredones.

    En la joyería de acero, en cambio, graba imágenes de fotografías, nombres, dibujos y símbolos que adornan anillos, pulseras, colgantes, entre otros.

    Desde hace varios años empezó a coleccionar fotografías antiguas de Otavalo, que han sido publicadas en redes sociales. Hay imágenes en blanco y negro de la Plaza de los Ponchos, la cascada de Peguche, el lago San Pablo, un músico kichwa tocando una bocina, un rondador, entre otros.

    Esas gráficas las ha replicado en camisetas, buzos, carteras, bolsos. Gustan muchos a los clientes, especialmente extranjeros.

    Una de las cosas que Morales destaca es el servicio de sublimación en gran formato, que permite optimizar tiempo y material.

    El emprendedor señala que la inversión que ha hecho para adquirir la maquinaria para su taller alcanza los USD 60 000.

    Cuenta que uno de los países en el que pasó más tiempo fue en España. Incluso, asegura, tiene maquinaria y herramienta guardada con la que realizaba el mismo oficio en ese territorio.
    Una de las nuevas líneas de trabajo en las que incursionó este creativo es la de fabricación de calzado con telas artesanales, adornadas con íconos kichwas. Hay para damas y caballeros; trabaja en tallas de la 35 a la 43.

    Los zapatos también son confeccionados a la medida y al gusto de cliente. Jaime Morales asegura que puede confeccionar zapatos para una persona y entregarlos en una hora, por que dispone de una amplia variedad de piezas para ensamblarlas.

    Por ahora, los pares llevan la marca Walkas. Sin embargo, analiza la posibilidad de desarrollar un nombre con identidad.

    A clientes como Jaime Cedeño, que llegó desde Quito, le gustaron las zapatillas. Comenta que son ideales para vestir a los integrantes de un grupo de danza del colectivo 60 y Piquito.

    Otra de las especialidades de este establecimiento artesanal es la bisutería. Si bien los anillos, aretes, cadenas, colgantes y otros son importados, Morales asegura que el cliente le pone el toque final. Es decir, letras, figuras, fotos.

    En las vitrinas resaltan colgantes traídos de destinos lejanos como India y Tailandia y de naciones regionales como Colombia y Brasil. De este último país provienen materiales de bisutería en macramé, que es un tejido trenzado manualmente con hilos.

    También se encuentran en el sitio las tradicionales walcas ecuatorianas, que son los collares que lucen las mujeres indígenas de la región interandina.

    Estos artículos son confeccionados con un toque contemporáneo. Las doradas y gruesas esferas, por ejemplo, han sido reemplazadas por delgados y finos mullos de vidrio. “No es tan fácil haber vivido en otros países y retornar a Otavalo a abrirse mercado”, explica Morales. Sin embargo, la creatividad le permite mantenerse a flote en esta población de Imbabura.

    El otavaleño Jaime Morales es el diseñador y fabricante de los artículos de la tienda Walkas Bisutería. Foto: José Luis Rosales/LÍDERES
    El otavaleño Jaime Morales es el diseñador y fabricante de los artículos de la tienda Walkas Bisutería. Foto: José Luis Rosales/LÍDERES
  • Lo ancestral se combina con lo contemporáneo en este local

    Redacción Quito

    Warmi es una palabra que para los hermanos Vanessa y Luis Herrera y su madre Edy Mariana Revelo, no se limita a la traducción literal del quichua en ‘mujer’ sino que acogen su sentido completo sobre el cuidado y bienestar.

    Con ese concepto y la idea de impulsar el consumo de comida saludable, donde se mezclen los alimentos ancestrales con lo contemporáneo, nacieron los productos y la Casa Warmi.
    Este espacio, ubicado desde hace siete meses en el sector de La Floresta, nació en el 2010, en la bajada a Guápulo.

    Vanessa, gerenta y una de las propietarias del negocio, cuenta que la idea de crear Casa Warmi fue de su madre, abogada que estuvo siempre involucrada con grupos de mujeres, que un día decidió dejar las leyes y volcarse a preparar alimentos.

    Los primeros productos que elaboraron fueron panes, pero al ser perecibles, decidieron cambiar a la línea de mermeladas y conservas. Con estos alimentos en mano abrieron la tienda de Guápulo, donde además pusieron el restaurante. “Quisimos rescatar los alimentos que ya no se comen”.

    Pedro Donoso es uno de los clientes. Él comenta que va a la Casa Warmi desde hace más de un año y le encanta el lugar, la comida y sobre todo el concepto de ser un emprendimiento alternativo. “Pocos lugares logran incursionar en alimentos ancestrales y un toque contemporáneo como lo ha hecho el Warmi”.

    Luis Herrera, encargado de la imagen de Warmi, explica que el menú del restaurante cambia cada dos meses, y en él se encuentran por ejemplo alimentos como mashua, ocas, quinua, chocho, variedades de papas nativas, etc., con opciones también para comensales vegetarianos.

    Del lado de las conservas hay una oferta de 92 productos, entre mermeladas, ajíes, salsas, aderezos, sales marinas y condimentos naturales. Los productos de más salida son las flores y el picante de albahaca, la pasta de chochos, tomates verdes fritos, entre otros.
    Las ventas mensuales del restaurante son de alrededor de USD 18 000 y unos USD 3 000 en conservas. La producción mensual de las conservas es de unas 480 unidades al mes.
    La inversión inicial para empezar con el negocio fue de entre USD 40 000 y 60 000, incluyendo la venta de las viviendas de madre e hija. Para el local actual se invirtieron otros USD 30 000
    más o menos.
    Sin embargo una característica de la Casa Warmi, que permitió bajar sus costos es que el mobiliario fue hecho por completo por Luis. Él comenta que buscó reutilizar todo el material posible para que el restaurante sea además amigable con el medioambiente.
    En esa línea, para evitar el uso de calefactores a gas o eléctricos, mandaron a hacer ponchos para que los clientes los utilicen si hace frío y sientan que están cuidados.
    El restaurante además es ‘pet friendly’ y ofrece un 14% de descuento si se llega en bicicleta.

    En la Casa Warmi, el chef Nelson Hernández y los hermanos Vanessa y Luis Herrera promueven el consumo de alimentos ancestrales. Foto: Adriana Bucheli / LÍDERES
    En la Casa Warmi, el chef Nelson Hernández y los hermanos Vanessa y Luis Herrera promueven el consumo de alimentos ancestrales. Foto: Adriana Bucheli / LÍDERES