Las 40 socias de la Cooperativa de acopio y comercialización del cuy (Coprocuy) que funciona en Cevallos, Quero, Píllaro, Ambato y Tisaleo, en Tungurahua, trabajan en la crianza y comercialización de este animal andino.
Desde su creación, en el 2016, las ventas fueron subiendo. Actualmente venden 800 animales a los asaderos y restaurantes de Imbabura, Azuay y Cañar.
Además, en su restaurante El Palacio del Cuy localizado en el sector Santa Lucía-El Porvenir, en la vía Panamericana Sur vía a Riobamba, ofrecen cuy asado, locro de cuy, cebiche de cuy, caldo de gallina, medallones de cuy, papas con conejo y chicha de quinua. Las ventas mensuales superan los USD 4 000 mensuales.
En el proyecto participa Rosa Moncayo. La mujer, de 60 años, tiene 1 500 animales, en dos galpones, en el sector El Paraíso del cantón Mocha. Con el asesoramiento de los técnicos de la Prefectura, ella entrega cada semana 60 animales a la Red Productiva Coprocuy encargada de la comercialización en pie y faenado a las cadenas de restaurantes de Cuenca, Imbabura y Cañar.
“Antes nos pagaban por cada animal entre USD 4 y 5, ahora con la agrupación tenemos precios justos que ayudan a financiar los gastos de la casa y sin intermediarios”, cuenta Moncayo.
La presidenta de la organización, Carmen Núñez, explica que con la capacitación en el manejo; la reproducción de este animal mejoró en la cooperativa que se encarga de acopiar la producción de las socias y comercializarlos.
Venden animales más grandes y de mayor peso. Con eso dejaron de lado a los intermediarios que les pagaban por los cuyes de raza mejorados a USD 4, cuando producir costaba USD 4,50. “Estábamos perdiendo, tras organizarnos subimos los precios y ofrecemos animales con calidad y tamaño”.
En la actualidad el cuy de 1 300 gramos se ofrece en USD 7 y el de 1 800 gramos en USD 8 y 10. Eso mejoró los ingresos familiares.
Walter Jácome, técnico de la Estrategia Agropecuaria, explica que en la provincia hay más productores de este animal. Sin embargo, no todos están dentro de la organización. En cada uno de los nueve cantones hay 10 asociaciones y tienen el apoyo de los municipios locales.
Estas entidades ayudan con técnicos para capacitar en la sanidad, la crianza, las enfermedades, la alimentación, entre otros temas. Esto mejoró la economía de las familias, debido a que entregan en forma directa al comprador, es decir, se dejó fuera al intermediario.
Mayra Muriel, facilitadora de Marketing y Comercialización del Consejo Provincial de Tungurahua explica que apoyan al Consorcio Provincial de Cuyes Copracuy, que es una Cooperativa de Producción y Comercialización de cuyes integrada por 40 socios de diversos cantones de la provincia. Este ente compra los cuyes a 100 proveedores permanentes. “Lo que hace es buscar mercado a escala nacional e internacional para ver del producto”, explica Muriel.
Además, se impulsa la comercialización asociativa de la carne de cuy en pie, faenado y en gastronomía en las ferias de Cevallos (Tungurahua) donde se vende alrededor de 16 000 cuyes semanales. Los principales clientes de los pies de cría son las instituciones que desarrollan proyecto y que busca el mejoramiento genético.
También se entregaron cuyes a Chimborazo, Azuay, Carchi, Imbabura, Cotopaxi. “Tiene aceptación porque es una línea mejorada”. Asimismo Azuay, Tungurahua, Chimborazo y Cotopaxi son los principales productores de cuy, en el país.
En el restaurante el Palacio del Cuy se prepara el cebiche de cuy. También se oferta asado, medallones y más. Foto: Glenda Giacometti / LIDERES
Una fotografía antigua se exhibe en una de las paredes de la oficina de Pedro Morales, gerente de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Riobamba. En la gráfica, tomada en 1957, se lo ve junto al obispo de esa época, Leonidas Proaño.
La fotografía muestra uno de los momentos más importantes de la vida de Morales: fue captada cuando se integró la Organización de Jóvenes Trabajadores de Chimborazo, y cuando simultáneamente descubrió en el cooperativismo una oportunidad para el desarrollo colectivo.
Hoy la institución que él dirige es la sexta más grande del país, según datos de la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria: tiene más USD 260 millones en activos y unos 100 000 socios.
Para Morales, la clave del crecimiento de la cooperativa es la cercanía que mantiene con sus socios y la aplicación de la filosofía que le enseñó Proaño, en su intento de fortalecer la economía de Chimborazo. “De Monseñor Proaño aprendí que el trabajo en equipo y la organización son parte de la solución a nuestros problemas. Esas enseñanzas las replicamos con nuestros socios, promovemos el ahorro con fines solidarios, ellos saben que su dinero se reinvierte y se utiliza para otorgar créditos”.
Él tenía 20 años cuando conoció al Obispo que influenció su amor por el cooperativismo y la solidaridad. En esa época era difícil acceder a la educación y escaseaban las fuentes de empleo, pero Proaño le vinculó a otros jóvenes con deseos de emprender iniciativas de desarrollo y los organizó.
Los talleres y capacitaciones con especialistas extranjeros que proponían un sistema financiero cooperativo como alternativa a los bancos marcaron el inicio de su vida profesional. Morales se convirtió en poco tiempo en uno de los líderes más activos de la organización juvenil.
“Pedro siempre se destacó por su intensa militancia en los momentos políticos más coyunturales de la provincia y la ciudad. Se reunía toda la semana con otros activistas de un origen muy diverso. Había cristianos, socialistas, guevaristas, curas, monjas…”, recuerda Mariana Guambo, otra joven que se formó junto a Proaño.
Morales fue designado como representante del Ecuador en varios encuentros mundiales de la Juventud Obrera Católica. Además obtuvo una beca en un Instituto de Cooperativas, en Francia, donde estudió el sistema de cooperativas y la organización popular.
Cuando retornó al país, en 1981, se encargó de promover cooperativas de vivienda que empezaban a formarse en los sectores rurales de Riobamba y luego fue designado subsecretario regional de cooperativas.
Cuatro años después se vinculó a la Cooperativa Riobamba. Pero antes de su llegada, la entidad no era tan exitosa como lo es hoy. De hecho, estaba a punto de liquidarse debido a una crisis de cartera.
Morales fue contratado por la Dirección Regional de Cooperativas como interventor; debía organizar la liquidación de la entidad. Pero un grupo de socios le pidió sacarla a flote e impedir su cierre.
“Eran cerca de 1 000 socios activos y tenían unos 800 000 sucres de capital. Pero la cartera vencida los había superado y no tenían liquidez por una falta de experiencia en la administración”, recuerda Morales. Su primer reto fue recuperar la confianza de los socios. Contactó a un grupo de mujeres artesanas y emprendedores y los convenció de ahorrar, obtener créditos y mejorar sus pequeños emprendimientos.
Otro reto fue recuperar la cartera vencida e incrementar el patrimonio de la cooperativa. Morales dice que los esfuerzos se enfocaron en la gente trabajadora que no podía acceder a un crédito bancario, como campesinos, agricultores, amas de casa…
“Estudiamos su comportamiento financiero y los invitamos a ahorrar con nosotros”, dice Morales. El crecimiento de la cooperativa fue inmediato, la entidad incluso llegó a ser tan solvente que resistió la crisis financiera que se produjo en el país debido al feriado bancario en 1999.
Sonia López, quien actualmente se desempeña como jefe nacional de crédito, es una de las primeras colaboradoras de la Cooperativa. Ella se vinculó a la entidad hace 28 años. “Los valores con los que nos formó el licenciado Morales se convirtieron en una marca de la cooperativa”, cuenta López. Ella dice que la confianza de la gente se ganó con la perseverancia del Gerente y hoy es la fortaleza de la institución.
La Cooperativa Riobamba reportó un crecimiento anual del 10,43% en el 2016, pese a la recesión económica, que influyó en la colocación de créditos. Esta entidad ahora cuenta con agencias en cinco cantones de Chimborazo, en Quito y Cuenca.
Cada producto financiero que se ofrece en la Cooperativa de Ahorro y Crédito Fernando Daquilema está pensado en las necesidades de los campesinos que migraron a las ciudades. Un servicio de transferencias a domicilio, créditos accesibles y la atención en kichwa y español, son parte de sus estrategias para sumar socios.
Esta entidad financiera que cuenta con USD 52,2 millones en activos se posicionó como la segunda más importante en Chimborazo. Su nombre, tomado del héroe indígena Fernando Daquilema, quien protagonizó el levantamiento de 1872 y lideró a unas 10 000 personas en el país, y sus principios cristianos, genera confianza en campesinos y migrantes.
“El sistema bancario no se hizo pensando en la gente indígena, siempre hemos sido relegados”, dice Pedro Khipo, el gerente general. La idea de contar con una entidad que apoyara el desarrollo comunitario y donde se entendiera la realidad indígena motivó la fundación de la cooperativa.
El proyecto se inició en 1990. Un grupo de jóvenes de la comunidad Obraje, situada en la parroquia Cacha, a 30 minutos de Riobamba, se asociaron para fundar una cooperativa de desarrollo comunitario. A la iniciativa se sumaron 48 socios de esa comunidad. Para el 2005 el fenómeno migratorio en las comunidades se intensificó. Gran parte de la población se había mudado a las ciudades por la falta de empleo y en busca de educación en los colegios y universidades.
“Analizamos la situación de nuestros hermanos migrantes. Vimos que muchos eran víctimas de la usura y que no tenían una cultura de ahorro por la poca accesibilidad y la desconfianza en el sistema bancario”, cuenta Khipo.
Ese año se abrió la primera agencia en Riobamba. Las oficinas se adecuaron en la casa de uno de los socios con tres empleados. Ese mismo año abrieron su cuenta 1 631 personas y la cifra se duplicó cada año. Hoy son 67 497 socios.
Una de las estrategias que marcó el crecimiento de socios fue el diseño de un nuevo manual de créditos más accesibles que se ajustan a la realidad económica de las familias indígenas, campesinos y clase trabajadora en general.
La junta directiva decidió romper el paradigma crediticio y modificar los parámetros de evaluación económica de los socios que solicitan un crédito. Este producto fue el resultado de un estudio del modo en el que operan los chulqueros.
Se analizó, por ejemplo, las facilidades de pago que ofrecían, la familiaridad que tenían con sus deudores y la forma en la que les visitaban en sus puestos de trabajo o sus hogares. “Notamos que estos prestamistas lograban convencer a la gente por las facilidades que les ofrecían y luego les cobraban intereses muy altos”.
Como una alternativa a ese sistema ilegal de préstamos, se diseñó un nuevo mecanismo de crédito. Los agentes de la Cooperativa no evalúan sus bienes inmuebles, su movimiento financiero, ni sus ingresos mensuales. Para obtener un crédito se analiza la situación familiar del socio, sus intenciones de emprendimiento y las propuestas de desarrollo.
Otra estrategia para ganar la confianza de los clientes fue la activación de ‘Daquimóvil’, el producto financiero estrella. Este consiste en la facilidad de hacer transacciones como depósitos en cuentas de ahorro, cobro de créditos y pago de servicios básicos a domicilio y en el lugar de trabajo de los socios.
Este producto se inspiró en la rutina de trabajo en los mercados populares, en los campos y en los negocios. Allí los horarios son inflexibles, la gente no puede abandonar sus puestos de trabajo para hacer filas en la Cooperativa, mientras que en otros sitios hay dificultades de movilidad.
Los agentes están equipados con un teléfono inteligente que cuenta con una aplicación diseñada por el equipo de tecnología de la Cooperativa y una impresora bluetooth. “Nos tomó casi cuatro años perfeccionar la aplicación. Nuestros agentes incluso la pueden utilizar off line e imprimir inmediatamente los comprobantes de las transacciones para la seguridad del socio”, dice Marco Malán, jefe de sistemas.
Este producto se convirtió en el favorito de los socios. En el 2009, se hicieron 189 256 transacciones por USD 3,2 millones, mientras que para el 2015 de hicieron 1, 3 millones de transacciones por un monto de USD 52, 3 millones.
Este miércoles 19 de agosto del 2015, decenas de socios de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Acción Rural se aglomeraron en los exteriores de las dos agencias que funcionan en Riobamba, en la Sierra Centro del Ecuador, para retirar el dinero de sus ahorros y pólizas. Esto tras el rumor de que esta entidad habría quebrado.
Los socios formaron largas filas y en la tarde incluso fue necesaria la intervención policial, pues la gente ingresó por la fuerza a las instalaciones exigiendo respuestas. Los directivos de la Cooperativa, por su parte, desmintieron los rumores y trataron, sin éxito, de calmar a la gente.
“Ustedes saben que la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria cuenta con un seguro que le devolvería a los socios su dinero en caso de falta de liquidez, pero este no es el caso. Los rumores son falsos”, dijo Nelson Vargas, asesor de gerencia de la entidad.
Hasta cerca de las 22:00, los socios seguían en los exteriores de la agencia matriz de la Cooperativa. Carmen Morocho es una de las socias que se siente perjudicada. Ella depositó USD 80 000 en una póliza que vencía hoy, sin embargo no pudo retirar su dinero.
En las próximas horas se espera el pronunciamiento oficial de la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria para conocer la situación real de la Cooperativa. Diario EL COMERCIO trató de contactar a Luis Aimacaña, principal de esa entidad, sin embargo no contestó su celular y en su oficina indican que está fuera de la ciudad.
Los socios se acercaron a las agencias para retirar el dinero de sus ahorros y pólizas. Foto: Tomada de Pixabay.
En el Ecuador se cuentan 5,3 millones de socios de 8 154 organizaciones como cooperativas, asociaciones, cajas comunales, etc.
La economía popular y solidaria es un sector amplio e importante pese a estar diversificado y fragmentado. En el Ecuador se contabilizaban hasta mayo pasado 8 154 organizaciones en este segmento. 7 237 están enmarcadas en lo que se conoce como el sector real: asociaciones, cooperativas de economía popular y solidaria, organismos de integración y comunitarios.
Allí se encuentran comunidades campesinas, grupos de artesanos y pequeños productores que se reparten principalmente en las provincias de Pichincha, Guayas, Manabí, Tungurahua y Azuay según estadísticas de la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria (SEPS).
Las 917 organizaciones restantes corresponden al sector financiero y son las cooperativas de ahorro y crédito. Estas conforman un segmento en crecimiento: sus depósitos a la vista y a plazo pasaron de USD 3 473,5 millones en marzo del año pasado a 3 880,5 millones en el mismo mes del 2015, de acuerdo con datos de la SEPS.
La tarea de las organizaciones de la economía popular y solidaria se caracteriza por el trabajo comunitario y su objetivo primordial es cubrir y garantizar las necesidades de los socios e integrantes de cooperativas, asociaciones, cajas comunales…
Esta actividad tiene un peso creciente en el sector financiero nacional y en la economía nacional en general. En términos de activos, la economía popular y solidaria se lleva el 25% del total de activos. En captaciones, los datos muestran una evolución: en el 2008 el segmento sumaba USD 1 449 millones en depósitos, lo que representaba el 9,5% del total de captaciones del sistema financiero. Para el 2014 cerró con USD 4 722 millones, lo que equivalió al 13,23% del mercado, según datos de la SEPS y de la Superintendencia de Bancos.
El número de personas vinculadas también es importante. Las cifras oficiales hablan de 5,3 millones de socios, aunque una persona puede ser socia de más de una cooperativa. Hugo Jácome, superintendente de la Economía Popular y Solidaria, calcula que al menos tres millones de personas están vinculadas al segmento. “Cuando ampliamos el rango hacia unidades económicas populares y sectores artesanales, hay estimaciones que señalan que la economía popular genera más del 60% del trabajo en el país”, dice Jácome y agrega que se encuentran organizaciones muy grandes y unidades muy pequeñas, lo que muestra la importancia del sector.
¿Se puede establecer el peso del segmento en el Producto Interno Bruto nacional? Jácome señala que no existen cifras oficiales y que la entidad encargada de establecerlo sería el Banco Central. De todos modos, Jácome indica que solo los activos de las organizaciones de la economía popular y solidaria superan los USD 8 000 millones, poco menos del 10% del PIB total, “aunque no se toman en cuenta otras dinámicas que sirven para calcular el aporte al PIB”.
Para José Tonelo, representante del Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio, hoy en día existe mayor conciencia sobre el valor de la economía solidaria, porque “es un elemento para generar y mantener la paz social y para abrir caminos en la solución de problemas de las comunidades”.
El representante de esta organización añade que la economía popular y solidaria permite la multiplicación de emprendimientos que, a su vez, tienen un impacto en sectores como las exportaciones. “Es un trabajo de mucho esfuerzo y es necesario que otros actores de la economía entiendan el trabajo de la economía solidaria”.
Más datos del sector
Hasta mayo pasado, la SEPS contabilizó 4 728 asociaciones, 2 451 cooperativas de economía popular y solidaria y 58 organismos de integración y comunitarios.
Por sectores, las cooperativas de servicios (transporte y otros) tenían en el 2014 el 54% de participación en la economía popular y solidaria, según estadísticas de la SEPS.
Luego se ubicaban las cooperativas de ahorro y crédito (28%); las cooperativas de producción tenían el 10% y las de vivienda y de consumo un 8%.
El capital humano también se mide en las organizaciones de la economía popular y solidaria. El 75% son hombres y el 25%, mujeres. En cuanto a socios, el 79% corresponde a hombres y el 21% a mujeres, según datos de la SEPS.
El crédito productivo es el de mayor demanda
Los más de 300 socios de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Chola Cuencana acceden a microcréditos, que oscilan entre USD 300 y 500, para dinamizar sus negocios de frutas y legumbres que están vinculados con el mercado 10 de Agosto, en el centro de la capital azuaya.
Esta entidad funciona desde hace tres años y el 2014 cerró con USD 80 000 en activos y 50 000 en créditos. De acuerdo con su gerente, Omar Yaguachi, estas personas buscan pequeños créditos para adquirir su mercadería o productos y con las ventas pagan los préstamos.
Existen otras organizaciones como Santa Ana, Jadán, Ahorrista Solidaria y Carmen que centralizaron su trabajo en sus zonas aledañas; sus socios solicitan recursos para los cultivos agrícolas, crianza de animales y comercio en los mercados. Estas instituciones pertenecen a la Red de Organizaciones Financieras y Solidarias del Austro, que agrupa a 12 pequeñas cooperativas de ahorro y crédito de Azuay y Cañar.
Yaguachi, quien es presidente de esta Red, dice luego del cierre de Coopera en el 2013 las pequeñas cooperativas tuvieron que brindar una mayor credibilidad y de forma paralela ajustarse a los mayores controles que impuso la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria.
Lo que va del 2015 ha sido complicado debido a la situación del país y los socios toman precauciones, añade Yaguachi. Según él, con la colaboración de estas 12 organizaciones, que en total tienen más de 20 000 socios, se buscará un equipo técnico para posicionar la imagen de estas entidades, seguimiento del avance de las cooperativas y atraer más socios y recursos en el país y en el exterior. “Esperamos que en el 2016 la situación mejore”.
Según la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria, hasta mayo pasado se contaban 916 cooperativas de ahorro y crédito y una caja central. Pichincha y Tungurahua concentran cerca de la tercera parte.
En la segunda provincia mencionada, el movimiento comercial es el imán para la creación de nuevas cooperativas de ahorro y crédito. Con la apertura de una cuenta de ahorros, los beneficiarios pueden obtener un microcrédito o de consumo, aunque todo dependerá de la capacidad de pago.
Al menos 150 de estas entidades financieras funcionan en los nueve cantones de esta provincia. La mayoría, en Ambato.
Locales comerciales y pequeños talleres son los que más utilizan los microcréditos que van desde USD 100 hasta 20 000, según representantes de cooperativas como Chibuleo. En esta región del país, el modelo que aplican los socios de las organizaciones es simple: los recursos se invierten en la compra de mercadería o maquinaria. Con el crecimiento del negocio se cancelan los créditos, mientras que el de consumo se usa para la compra de vehículos, casas…
Otro dato: cerca del 70% de los préstamos que otorgan cooperativas como Chibuleo son para microcréditos y el 30% restante va para consumo. Los microcréditos se invierten en actividades productivas, agricultura o para incrementar el negocio.
El banco comunitario impulsa a las familias
En Tungurahua, los bancos comunales trabajan en la entrega de créditos para financiar pequeños emprendimientos como talleres de costura o criaderos de pollos o de animales menores (cuyes y conejos). También, ayudan para la compra de ganado ovino, fertilizantes y semillas para producir con buenos resultados.
Aníbal Montesdeoca se levanta temprano todos los días para alimentar dos cabezas de ganado que cría en su terreno. El hombre, de 45 años, los compró con un crédito de USD 1 500 que lo obtuvo en el banco comunal que funciona en su comunidad San Carlos, de la parroquia Pilahuín a 30 minutos de Ambato. Él es uno de las 23 integrantes de la Asociación Cruz de Mayo fundada en el 2011.
Este programa se extendió en Tungurahua. En la actualidad 150 bancos comunales funcionan en la zona rural y 100 en la zona urbana, con una cartera total que alcanza los USD 4,3 millones.
Más de 6 000 habitantes del sector campesino de los nueve cantones de Tungurahua se benefician por un plan impulsado por el programa Promoción de la Mujer de la Diócesis de Ambato. Israel Moya, coordinador de Microfinanzas de la Pastoral Social Caritas Ambato, explica que al ser parte de la Red Financiera Rural (RFR) y de la Unión Católica Desarrollo Comunitario están enmarcados dentro de la Ley de Economía Popular y Solidaria. “Caritas Ambato se maneja como una dependencia religiosa sin fines de lucro, sino de servicio a la comunidad”, indica Moya.
En la zona, más del 95% de las personas que consiguieron un crédito tienen su pequeño negocio. Ángel Rodríguez, director de Proyectos de la Pastoral Social, contó que eso permite tener ingresos extras o mejoraron su condición de vida que pasaron de ganar menos de USD 1 a 2,50 diarios.
En la parroquia Yanahurco, en Mocha, también funcionan los bancos comunitarios. Allí, 23 mujeres recibieron créditos de entre USD 200 y 1 500 en lo que va del año. Doris Rodríguez, una de las beneficiarias, obtuvo un crédito de USD 700. “Con el dinero compré cuyes y gallinas. Eso ayuda en nuestra economía familiar, pues ahora no solo mi esposo aporta, sino yo también”.
En Cuenca, la Cooperativa de Producción Artesanal San Isidro produce cada mes de 800 a 1 000 pares de zapatos para mujer, que se comercializan en Cuenca, Quito y la Sierra Norte. Esta asociación, constituida en 1999, está integrada por 11 artesanos de la zona baja de la parroquia cuencana de Turi.
Según su representante Cecilia Matailo, con el impulso que ha tenido la economía popular y solidaria en los últimos años han recibido capacitación en el manejo de la cooperativa y en la apertura de mercados.
En la actualidad, un limitante que enfrentan es el incremento del costo de producción en un 30% por la aplicación de salvaguardias. Esta Cooperativa, que comercializa la marca Pasos Si, utiliza plantillas, tacos y cierres que llegan desde Colombia con un recargo desde marzo. Pese a ello, lanzaron una nueva colección con 12 modelos para competir en el mercado.
Miguel Fárez es parte de la cooperativa de producción artesanal San Isidro, que elabora entre 800 y 1 000 pares de zapatos al mes, en Cuenca. Foto: Foto: Xavier Caivinagua / LÍDERES
La situación que atraviesa el sistema financiero europeo pone en apuros a los grandes, medianos y pequeños bancos. En ese último segmento hay preocupación por los errores que se puedan cometer en la aplicación de un nuevo proceso de supervisión. LÍDERES dialogó con uno de sus representantes, en el marco del IX Encuentro Ecuador-Italia, realizado en Quito y organizado por el Grupo Social FEPP, la Cooperativa Desarrollo de los Pueblos (Codesarrollo) y los Bancos de Crédito Cooperativo de Italia. Alessandro Azzi, Presidente de la Federación Italiana de la Banca de Crédito Cooperativo, también se refiere a los aspectos que se deben tener en cuenta, en el caso del Ecuador, en donde está naciendo una nueva institucionalidad en el control de las entidades de la economía popular y solidaria.
¿Cuál es la experiencia italiana en el desarrollo del cooperativismo en el sistema financiero?
La historia del crédito cooperativo italiano comenzó a fines de 1800. En 1936 se hizo la Ley Bancaria que regulaba a los bancos en su concepción tradicional; en 1937 se hizo otra, que controló a las cajas de ahorro, a las cajas rurales y artesanales. Esta era una norma delimitada; por ejemplo, ponía que al menos el 80% de socios y de los fondos tenía que estar destinado exclusivamente a agricultores o artesanos. Con el tiempo, esas restricciones se volvieron inútiles. En 1993 se hizo una nueva Ley Bancaria, que unifica a los bancos y a las cajas rurales y artesanales que se transforman progresivamente en bancos de crédito cooperativo. La Ley prevé dos tipos de bancos, los que son sociedades de capital y los cooperativos, que son sociedades de personas. Cada persona tiene derecho a un voto independientemente del capital que tenga. Entre los bancos cooperativos hay dos tipos: los populares y los bancos de crédito cooperativo.
¿Cómo se aplica la vigilancia a los bancos de crédito cooperativo en Italia?
Estos bancos tienen un doble control: son vigilados por el Ministerio de Desarrollo Económico y por una división del banco central italiano.
¿Cuáles son los principales rangos que se aplican en la supervisión?
El Ministerio se interesa de que los socios sean socios, que participen; en fin, que haya una participación democrática. Mientras que la banca de Italia se preocupa por la sana y prudente gestión financiera del banco. En estos días hay un tema muy actual que es la constitución de la unidad bancaria europea. El Banco Central Europeo (BCE) asumirá diferentes responsabilidades que este momento están realizando los bancos de control nacionales, como en Italia, la Banca de Italia. Entonces, esta banca central europea tendrá un control sobre 6 000 bancos europeos.
¿Cómo afectará este nuevo marco jurídico europeo al desempeño de la banca cooperativa?
Es una situación delicada. Las legislaciones de emergencia que se dictan por los problemas del momento corren el riesgo de ahogar en parte el pluralismo y la democracia de cada país. En Europa hay un problema muy grave de debilidad de la política, que en parte puede ser superado con las gestiones que realice el BCE. La preocupación es que este proceso acelerado de unificación ponga en peligro la diferencia entre un banco y otro. Un sistema bancario moderno debe gozar de la presencia de grandes grupos bancarios, de grupos medianos y pequeñas entidades financieras. Estas entidades distintas tienen estatutos diferentes, objetivos, productos…, que se adaptan a las características de cada lugar y de cada cliente, quien tendrá la libertad de escoger a cuál de estas entidades se dirige. La homologación de los sujetos bancarios provocará una reducción, porque quedarán los grupos bancarios más grandes; en realidad, es un desastre para quienes tienen que relacionarse con los bancos. Si los actores bancarios son pocos y grandes, prácticamente entramos en un monopolio bancario frente al pluralismo de servicios que ahora se ofrecen. Queremos hacer sentir nuestra voz en Italia, primero, y luego en Fráncfort, donde está la sede del BCE, para que en este camino hacia la unificación del sistema bancario europeo, no se olviden las diferencias que existen y que tienen una razón de ser. No se puede poner a un banco pequeño a cumplir las mismas reglas que un banco multinacional.
¿Cuándo entran en vigencias estas nuevas normas de control bancario en la UE?
Para enero del 2013, los bancos que este momento tienen dificultades ya deberán estar sujetos a este nuevos sistema de control. En julio del 2013, entrarán bajo este control, los bancos que tienen presencia más allá de los límites que tiene una nación y desde el 1 de enero del 2014, todos los bancos. Por eso, estas leyes emergentes generan preocupaciones.
De la experiencia de la banca cooperativa de Italia, ¿cuáles son las mejores recomendaciones para que -en el caso del Ecuador, en donde está naciendo una nueva institucionalidad- se tomen en cuenta para evitar riesgos en el futuro?
Sea en Europa, en Sudamérica y particularmente en Ecuador, la participación popular en la gestión de las finanzas es la que permite un enriquecimiento, no solo económico, sino también cultural y social.
¿Qué errores debe evitar la autoridad de control para no afectar a la banca de cooperativas?
Los bancos cooperativos no necesitan facilidades especiales, pero necesitan que se apliquen normas con proporcionalidad en relación con su real consistencia. Porque, normas planteadas pensando en algunos, que normalmente son los grandes bancos, y después estas se bajan para que todos las asuman, no contribuyen a la equidad en la gestión de estas entidades. Por eso, es importante que quienes hacen las leyes y luego las aplican, tomen en cuenta las diferencias, las proporciones, que se aplican a cada realidad.
Eso en cuanto a la aplicación de la Ley. Y, desde las pequeñas cooperativas -en el caso del Ecuador- ¿qué recomendaciones deberían tener en cuenta frente a una nuevo proceso de control?
La gestión financiera no debe ser un a tarea exclusiva de profesionales de alto nivel; en lo posible, debe haber una participación de la población. Pero no podemos enfrentar la gestión de los recursos de esas entidades financieras, que generalmente son pequeños, sin que haya una profesionalidad capaz de garantizar que la gestión esté bien hecha. Por lo tanto, quienes aspiran a ser dirigentes de las entidades financieras locales, deben poder acceder a actividades de formación profesional, para aprender cosas indispensables.
¿Esa es una limitación de las cooperativas?
En los bancos pequeños, ciertamente favorecen las relaciones entre las personas, pero tienen problemas cuando se habla de economía de escala, pierden competitividad y por lo tanto se ve la necesidad de constituir redes, de hacer sistemas, donde se unan sujetos diferentes y que entre todos sean más fuertes.
ACERCA DE ALESSANDRO AZZI
El desempeño profesional en el sistema financiero
Formación profesional. Abogado, Univ. Parma.
La experiencia. Hasta el 2010 fue Vicepresidente de la Asociación Bancaria Italiana.
La representación. Actualmente representa a los bancos de crédito cooperativo y a los bancos pequeños y medianos en la Federación Bancaria Italiana.
La cooperativa Jardín Azuayo (JA) surgió en 1996 y desde ese año su logo ha experimentado más de 30 cambios por aportes artísticos de sus socios. Es decir, no se ha atado a un solo diseño, sino que conforme evoluciona la entidad financiera, también lo hace su imagen, explica el diseñador de JA, Vinicio García.
Se ha mantenido la J y la A como insignia de la institución, acompañadas de las tonalidades amarilla y verde como sinónimos de esperanza y calidez. No olvidemos, advierte García, que la cooperativa JA surgió, en 1996, cuando 120 socios que sufrieron el deslave de la Josefina, en 1993, en el cantón Paute (al noreste de Cuenca), reunieron USD 200 000 de capital inicial para conformar esta sociedad financiera.
Con el proyecto también surgió el logo con la J y la A fusionado entre paisajes pintados por uno de los mentalizadores de la cooperativa, Hernán Rodas. “Él es un artista y con frecuencia diseña nuevos logos con dibujos de colibríes, mariposas, flores, niños. Nosotros (el departamento de Diseño) acoplamos esa pieza artística a la imagen de la empresa”.
Jardín Azuayo no se rige por tendencias publicitarias. Si un día el departamento de Diseño ve un logo usado en 1997 que inspira nostalgia lo usa de nuevo para llegar a sus clientes. Lo utilizan en su revista, manuales de educación financiera, obsequios corporativos. Para García esto no afecta la imagen de la empresa, porque su negocio no es una “transnacional”, sino una organización al servicio de la comunidad.
El cambio de logo no tiene costo, ya que lo adapta un diseñador que está en la nómina de la empresa, explica García.
Uno de los trabajos del departamento de Diseño fue en diciembre del 2010 cuando crearon una imagen más “seria” para sus libretas, facturas y documentos, dice García. “Esto no quiere decir que se dejen de usar las otras, sino que esta es para afianzar la imagen de la entidad.
Para el consultor de Marketing, Esteban Cevallos, el caso de JA es positivo porque demuestra que una firma no tiene que atarse a una imagen corporativa. No obstante, esto no funcionaría para cualquier empresa. “Es una cooperativa que llega al sector rural y esa transformación en su marca es parte de su dinámica”.
Para María Jaramillo, quien es socia de la entidad financiera, el logo de JA no es una identidad corporativa, sino una forma de expresión de sus miembros. Según esta cuencana, JA realiza concursos de pintura de niños y el dibujo ganador es el logo que se posiciona ese año.
Para esta cuencana, las actividades artísticas realizadas por esta cooperativa dan sentido de pertenencia a sus socios. “No se trata de un banco donde se deja el dinero, sino de una familia”.
En Cuenca se realizó la III Convención Financiera Cooperativa, el 8 de noviembre. Uno de los expositores fue el Presidente de la Alianza Cooperativa Internacional por América, Ramón Imperial, que tiene 50 000 cooperativas y más de 300 millones de socios en el continente. Habló sobre los cambios y oportunidades del sector cooperativo del país, con la Ley de Economía Popular y Solidaria.
En Ecuador, en la actualidad, existe una reforma que está realizando el Gobierno para que las entidades bancarias destinen una parte de sus utilidades al Bono de Desarrollo Humano. ¿Las cooperativas podrían salir afectadas por esta medida?
Las cooperativas captan ahorros y ese dinero lo prestan a sus socios. Cuando tienen un exceso de liquidez, lo colocan en los bancos o en una caja central según el modelo que las rija. Sin embargo, no creo que esta medida afecte a las cooperativas, porque no tienen reparto de utilidades, sino que una vez que recapitalizan sus inversiones para tener reservas, destinan el excedente para apoyar a la comunidad y obra social.
¿Es necesaria la Ley de Economía Popular y Solidaria en el país?
Claro, tengo entendido que existen alrededor de 1 000 cooperativas y solo 39 estaban reguladas por la Superintendencia de Bancos. Además, esta entidad, aunque financiera, es diferente. El sector cooperativo necesita un órgano rector acorde a sus necesidades como la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria. Es importante que todas las entidades estén cubiertas por ese órgano de control y, en especial, que aporten periódicamente al fondo común, que se estipula en esa Ley, para responder ante sus socios en caso de iliquidez o cierre.
¿Cuál es el reto para las cooperativas con esta nueva legislación que rige en el país?
Para las 39 entidades financieras que estaban reguladas (por la Superintendencia de Bancos) será más sencillo, porque conocen el proceso de rendir cuentas ante un organismo. El resto tiene que aprender a vivir bajo este esquema. La regulación no es sencilla, se debe tener disciplina administrativa. En estos procesos, los que nos resistimos somos los dirigentes y empleados. Esto, porque hay que entregar informes, rendir cuentas, mejorar procesos, adherirse a la tecnología…
¿Qué recomienda a las cooperativas que ingresan en este nuevo proceso?
La capacitación de los empleados es clave. De esta forma, entenderán el paso que se está dando en el sector y que su aporte laboral ayudará a los socios y, en general, a la actividad.
¿Las cooperativas pequeñas debieran fusionarse entre sí, para incrementar sus socios y activos?
Hay un tema que no nos gusta aceptar a los involucrados en el sector. Las cooperativas ayudan a generar empleo y a distribuir de manera equitativa la riqueza. Sin embargo, para esa distribución, hay que generar riqueza, porque no podemos distribuir la pobreza. No todas las cooperativas son viables, ya que requieren un volumen mínimo de socios y de capital (de acuerdo con la ciudad y el mercado donde se desenvuelve), para funcionar. En esos casos sí es viable fusionarse y seguramente eso ocurrirá en Ecuador.
¿Cómo debe realizarse un proceso de fusión entre este tipo de entidades?
Es un tema delicado, porque no se trata de que la cooperativa más grande absorba al resto. Debe ser un proceso equitativo y transparente. Por ejemplo, en 1994, en Querétaro (México) fusionamos 65 cooperativas que en ese año sumaban 150 000 socios. Lo que hicimos fue crear una nueva cooperativa, que se llama Caja Popular Mexicana, y sacrificamos nuestros procesos internos, logotipo, imagen de cada una de las entidades que entraron en ese proceso. Hoy contamos con 1,8 millones de socios.
¿Desde qué tamaño una cooperativa no es sostenible o cómo identificarla?
En eso no hay reglas, depende de la densidad poblacional donde esté establecida. Lo importante es cumplir con sus indicadores financieros. Cuando en una ciudad hay muchas cooperativas y hay competencia entre ellas, lo mejor es que se fusionen, ya que lo más importante es ayudar y no competir con el resto. De esta forma, logran economías de escala interesantes. Es importante recordar que no todos los procesos de fusión garantizan el éxito, porque hay que entender que las cooperativas son asociaciones de personas y no de capital. Es decir, buscan aportar a la sociedad, no enriquecerse.
¿Es posible que una cooperativa de gran tamaño se transforme en banco?
Debería de ser imposible, pero en América Latína sí hay casos de cooperativas que se convierten en bancos. Eso depende de la legislación de cada país. Sin embargo, con la Ley de Economía Popular y Solidaria de Ecuador se define que el fin de una cooperativa es el compromiso con la sociedad y la ausencia del fin de lucro. Es decir, totalmente distinto al sector bancario. No es que esté en contra de los bancos, sino que en una cooperativa se crea el patrimonio por los socios y lo que no conviene es que un grupo pequeño de personas maneje ese capital, por eso no es conveniente esa transformación. No obstante, si se hace mediante un esquema de transparencia, donde todos los socios estén de acuerdo, sí es viable.
¿Cómo potenciar el desarrollo de las cooperativas de ahorro y crédito?
Existen cooperativas que se desenvuelven en varios sectores. Algunas tienen restaurantes, transporte, hotelería… ¿Esto conviene al desarrollo de la entidad financiera?
Es importante diversificar. Sin embargo, recomiendo que una cooperativa de ahorro y crédito solo funcione en ese ámbito, para asegurar a sus socios que sus recursos no están enfocándose en otro ámbito. En una fase inicial de la diversificación de la oferta puede que el capital de la entidad financiera dé un impulso, pero cuando el negocio esté consolidado debe separarse para garantizar una adecuada gestión, que no se esté subsidiando. Lo mejor es que cada cooperativa se especialice en una actividad.
¿Cuánto tiempo llevará organizar al sector cooperativo en Ecuador?
Es un proceso entre el mediano y largo plazos. Creo que entre cinco y 10 años ya se verá una organización, pero con la Ley de Economía Popular y Solidaria va por buen camino.
¿A qué se debe el crecimiento del sector?
Las crisis financieras hacen que las personas busquen otras alternativas y ven al cooperativismo como una opción en la que se sienten identificados, porque no son clientes, sino socios.
ACERCA DE RAMÓN IMPERIAL
Su trayectoria está enfocada hacia el sector cooperativo
Los estudios. Ingeniería Industrial en el Instituto Tecnológico de Querétaro (México). Otros cargos. Presidente de la Asociación Mexicana de Sociedades de Ahorro y Préstamo. Entre el 2004 y 2006. Presidente de la Confederación Latinoamericana de Cooperativas de Ahorro y Crédito (Panamá).
El dinero plástico domina el mundo de los sistemas de pago. La Cooperativa Policía Nacional (CPN) no quiere quedarse fuera de este mercado. El pasado 28 de noviembre, anunció una alianza con MasterCard Internacional para ofrecer a sus clientes tarjetas de débito y crédito con este sello.
Con esto, la CPN se convirtió en una de las primeras instituciones financieras del segmento de economía popular y solidaria en el país, en ser miembro principal de esta marca internacional. La meta inicial es emitir 33 000 tarjetas de débito y unas 10 000 de crédito, en el 2013.
La emisión comenzará a mediados de diciembre y enero, una vez que la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria dicte la autorización, informó Santiago Mena, presidente de la CPN, entidad que actualmente tiene 55 000 socios; un 90% de ellos es personal activo de la Policía Nacional.
La estrategia fue ofrecer un producto con bandera internacional y fortalecer el sentimiento de pertenencia de los socios, para que no busquen estos servicios en otros bancos. “El mundo de los negocios, el mundo de los sistemas de pago va hacia el dinero plástico”, dijo Mena, durante el lanzamiento de los nuevos productos. Además, indicó que espera captar nuevos clientes; entre ellos, otras cooperativas.
Pablo Ramírez, presidente de Captec, firma que ayudó a apuntalar el proyecto en los aspectos operativos y tecnológicos, agregó que se buscó romper con la idea de que una cooperativa no puede tener acceso a estas marcas, “generalmente reservadas para las grandes firmas”.
El proyecto coincidió con un esfuerzo de MasterCard por trabajar en la base de la pirámide y bancarizar al sector popular y solidario, añadió Boris Cornejo, country Mánager Ecuador de MasterCard. Alma Robles, vicepresidenta de Desarrollo de Negocios para MasterCard en América Latina y el Caribe, indicó que la firma dio las licencias a la CPN, porque estaban preparados técnicamente. “Somos una empresa de tecnología que requiere adaptación de sistemas, medios de comunicación, etc., ya que tenemos interoperatividad con más de 25 000 entidades en el mundo”.
Mena dijo que incorporar estos procesos tomó casi un año y requirió una inversión de cerca de USD 1 millón. Para obtener el efectivo de sus cuentas, los socios de la CPN usan actualmente tarjetas de débito y la red de cajeros del Banco del Austro. Esas tarjetas serán reemplazadas y, además, la entidad tendrá sus propios cajeros, 51 en el país, cuya novedad es que los clientes requerirán solo la huella digital y una clave para sus transacciones.