Etiqueta: cremas

  • Una marca de cremas para el cabello afro

    Marcel Bonilla

    (F)
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    Las mujeres afros ahora cuentan con una línea de cremas de peinar, acondicionador y champú, de la marca Afro Luna, que circula en el mercado desde hace un año.

    Este emprendimiento nació como resultado de encontrar un producto que se ajuste al cabello afro y rizado de las mujeres de Esmeraldas y el país.

    Josseline Samaniego, responsable de la marca, dice que empezó de cero con esa idea. En el camino aprendió a usar emulsionantes y el funcionamiento de las balanzas para tener la fórmula precisa.

    El trabajo lo emprendió después de experimentar en su cabello con alisados, queratina, rayitos, planchados y cepillados, hasta que su pelo no dio más y decidió cortarlo.

    Tras la decisión no sabía nada del proceso de transición y recuperación el cabello maltratado. Entonces empezó con productos que había utilizado antes, sin resultados; su cabello lucía seco.

    Desde ese momento intentó un tratamiento de forma natural con bicarbonato y agua, hasta crear una crema de peinar que se ajuste al cabello de las mujeres afros.

    Todos los intentos, nueve ocasiones, los experimentó con su cabello rizado, el que ahora luce como ejemplo en la portada de su marca Afro Luna.

    Después un año, finalmente pudo elaborar una crema, producto con el que llega a Guayaquil, Quito, Ibarra, Loja y Otavalo, donde tiene distribuidores.

    La crema está enfocada en personas de cabello afro, rizado y en transición. “Es una buena iniciativa para emprender con una temática afro”, señala Mary Quiñónez, representante de las mujeres afros y diversas de Esmeraldas.

    Desde los colectivos de mujeres afros también se impulsan los emprendimientos, que recogen prácticas ancestrales como la elaboración de conservar, artesanías y cocadas de sabores.

    En la actualidad Afro Luna cuenta con el acondicionador y champú para todo tipo de cabellos, con una proyección de posesionarse en el mercado local y nacional, con la ampliación de su laboratorio.

    Su pequeño capital de USD 50, con el que inició hace un año, ahora se ha multiplicado con ventas de USD 500 por semana, valor que varía si aumentan los pedidos de clientes a través de redes sociales.

    El marketing 2.0 ha sido clave para su campaña, en las que ofrecer sus cremas, con pequeños distribuidores en Quito y Guayaquil. Las presentaciones van desde 250ml, 500ml hasta un litro, con precios de 8, 15 y USD 25. En este emprendimiento trabajan cuatro personas de una misma familia.

    La producción en su laboratorio ubicado en la ciudad de Esmeraldas va desde 60 cremas semanales. La emprendedora trabaja con la promoción para doblar la producción semanal.

    “A parte del producto, hemos querido dar imagen a la mujer afro con la crema, sin necesidad de excluir, pues el acondicionador y el champú lo pueden usar cualquiera”, asegura Samaniego.

    Desde hace tres meses trabajan para registrar su marca Afro Luna y está en proceso la notificación sanitaria de Arcsa, que les permita ingresar a competir con otras marcas en el país.

    Antonina Vivas, directora de Turismo del Municipio de Esmeraldas, explica que los emprendimientos que impulsen la cultura e identidad del pueblo, están siendo tomados en cuenta para que se posicionen en el mercado.

    Con sus técnicos trabaja en los planes de negocios. Otras vía de promoción, son las ruedas de negocios que se desarrollan con otros emprendedores del país.

    Datos

    Para la elaboración de los productos cuentan con un pequeño laboratorio en su domicilio, donde elaboran la fórmula.

    El producto ha sido mostrado en las ferias de emprendimiento como La Placita y Soy Esmeraldas, que promociona la Prefectura.

    Una de  las proyecciones es tener una distribuidora del producto en cada provincia del país.

    Josseline Samaniego (derecha) es la creadora del producto que va ganando demanda. En la fotografía lo acompaña Luigi Amaya. Foto: Marcel BonIlla / LÍDERES
    Josseline Samaniego (derecha) es la creadora del producto que va ganando demanda. En la fotografía lo acompaña Luigi Amaya. Foto: Marcel BonIlla / LÍDERES
  • Plantas para crear una línea de desodorantes y cremas

    Redacción Quito

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    En noviembre de 2014, Nataly Charpantier asistió por primera vez a una feria para mostrar sus productos de cosmética natural. Para iniciar con este negocio invirtió cerca de USD 200 y vendió 70, lo que motivó a la emprendedora a continuar y seguir asistiendo a ferias, como la de El Quinde, todos los sábados en la plaza Foch.

    La idea nació de la necesidad personal de cambiar los productos de aseo y de uso diario comerciales que contienen componentes sintéticos, por otros elaborados a base de plantas medicinales.

    Gracias a sus conocimientos de biología, sumados a su interés en los poderes curativos de las plantas, Charpantier pudo dar inicio a este emprendimiento que bautizó como Nátura Lupinus, y que consiste en una oferta de desodorantes, cremas, pomadas y bálsamos orgánicos, elaborados con aceites y mantecas vegetales no refinados, con extractos de plantas y aceites esenciales.

    Investigando sobre los beneficios medicinales de las plantas, Charpantier descubrió que por ejemplo, la caléndula tiene propiedades regenerativas, desinflamantes y cicatrizantes. Esta es una de las plantas que la emprendedora cultiva en su casa para elaborar los extractos necesarios para sus productos, además del romero, la menta y la manzanilla.

    Esto le ayuda a bajar sus costos, además de comprar insumos a otros pequeños emprendimientos como las esencias naturales y aplicando la reutilización de envases. Si un cliente lleva el envase del producto que adquirió, tiene un descuento en la siguiente compra. Charpantier recibe incluso envases de otras marcas para ayudar a reducir los desechos de la cosmética comercial, con lo que ahorra y ayuda al medioambiente.

    La elaboración de los productos es 100% artesanal, utilizando técnicas tradicionales. Por el momento tiene una producción mensual de 40 desodorantes grandes (60 gramos) y 80 pequeños (20 gramos), que es en la línea que más se ha enfocado, con una venta aproximada de 50 unidades entre ambas presentaciones cada mes.

    Además, dispone de cuatro variedades de desodorantes a base de aceite de coco con cera de abeja, arcilla, piedra de alumbre…

    Asimismo, oferta cremas faciales, corporales y de manos, bálsamos para labios, además de pomadas medicinales cicatrizantes, analgésicas y desinflamantes. Estos productos se venden a razón de uno por cada diez desodorantes.

    Hasta ahora ha logrado ventas de entre USD 700 y 800 al mes, alcanzando una ganancia neta del 50%, luego de recuperar la inversión de cada ciclo de elaboración de su línea natural.
    La producción, la inversión y las ganancias varían según el mes. Por ejemplo, en diciembre se triplican las ventas, mientras que en marzo y mayo por el Día de la Mujer y de la Madre, se duplican.

    Isabel Cabrera ha comprado varias veces los desodorantes de Nátura Lupinus para ella y su hermana. Asegura que además de sentir que su piel se libera de químicos y que la cuida naturalmente, este producto le resulta un ahorro, ya que el envase grande le ha durado entre cuatro y cinco meses, con lo que siente un doble beneficio.

    Nataly Charpantier cultiva varias plantas para aprovechar sus poderes curativos, en la elaboración de productos con técnicas tradicionales. Foto: Líderes
    Nataly Charpantier cultiva varias plantas para aprovechar sus poderes curativos, en la elaboración de productos con técnicas tradicionales. Foto: Líderes
  • Cacao, café y maní, la esencia de las cremas Delilú

    Redacción Quito

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    Las perchas de supermercados y autoservicios del país tienen, desde agosto del 2016, un nuevo participante. Se trata de la crema Delilú, elaborada por la firma La Fabril, que tiene su base de operaciones en la vía Manta-Montecristi, en Manabí.

    El factor principal que motivó el desarrollo de esta marca y sus tres presentaciones fue el costo de la competencia, según explica Susana Calero, gerenta de Mercadeo de la División Alimentos. “Vimos que en el país existía una sola marca internacional que lideraba el mercado de cremas untables con un producto importado a un costo muy elevado, siendo esto un limitante para el consumidor”.

    Esto, añade la ejecutiva, abrió la oportunidad para desarrollar la categoría en el país con una oferta que logre romper esta limitación de precio, sin sacrificar la calidad.

    La firma manabita aprovechó la buena fama del cacao, maní y café ecuatorianos. Estos ‘commodities’ ecuatorianos gozan hoy en día del reconocimiento internacional por su aroma y sabor, añade Calero. “Decidimos utilizar esta materia prima para la elaboración de las cremas untables Delilú para garantizar la calidad y el sabor”.

    El conocimiento del mercado también ayudó en el proceso. La gerenta de Mercadeo de la División Alimentos detalla que la marca se enfoca en un público objetivo joven porque en su mayoría están atraídos por los sabores dulces y están deseosos de probar cosas nuevas.

    El desarrollo del producto tomó 10 meses aproximadamente. Este tiempo incluyó la creación de fórmulas, desarrollo de empaque, branding y diseño de etiqueta. El empaque, por ejemplo, es de plástico y con tapa rosca, lo que facilita su portabilidad, según Calero.

    En cada paso del proceso se realizaron evaluaciones con el público objetivo para validar las propuestas y realizar las correcciones necesarias.

    En cuanto a la inversión, la ejecutiva señala que La Fabril cuenta con una planta de chocolate en donde actualmente se produce Delilú, por lo que no fue necesario inversión en maquinarias. “Al contar con una planta de chocolates además de un equipo de investigación y desarrollo con la capacidad para diseñar productos con altos estándares de calidad se decidió incursionar en esta nueva categoría de chocolates untables”.

    Calero comenta que en el país existe el capital humano capaz de desarrollar productos que puedan competir ampliamente con marcas extranjeras. Por eso, asegura que esta nueva marca ecuatoriana Delilú llega para ofrecer a un consumidor exigente una variedad de productos de delicioso sabor, con la mejor calidad y a un precio asequible “que nos permita darnos un gusto sin tener que pagar tanto por ello”.

    Lourdes Carpio es una consumidora de estas cremas. Ella compra una vez al mes la presentación de chocolate para sus nietos. “El precio es racional y el sabor no le pide ningún favor a las marcas extranjeras”.

    Otra clienta satisfecha es Valentina Febres Cordero. Esta mamá de tres niños pequeños no sabía que Delilú era producto ecuatoriano. “Cuando la probé me pareció espectacular, es una delicia”.

    Foto: cortesía La Fabril Las cremas de la marca Delilú se producen en la planta de La Fabril, ubicada en Manabí.
    Foto: cortesía La Fabril
    Las cremas de la marca Delilú se producen en la planta de La Fabril, ubicada en Manabí.
  • Insumos orgánicos en los licores gourmet

    Mónica Orozco. Redacción Quito

    Mandarina, café, cacao, maracuyá e incluso rosas son algunos de los insumos con los que la empresa Lovisone quiere darle al licor gourmet, un sabor ecuatoriano.

    El emprendimiento nació como una empresa familiar en el 2005. El negocio arrancó por una iniciativa de Eduardo Pachano, el «patriarca» de la familia como le dicen con cariño. El primer licor que desarrolló fue el de cacao.

    El producto se fabricaba en casa de manera artesanal. Entonces, los catadores eran vecinos y familiares. El licor se embotellaba en atractivas jarras de cerámica elaboradas a mano y se vendía a amigos, en especial, para regalo.

    Entre el 2010 y el 2011 los pedidos comenzaron a multiplicarse y la capacidad de respuesta se complicaba. Era hora de cambiar, de crecer. Ese año se constituyó formalmente Lovisone, que venía funcionando como persona natural, relata Paúl Reyes, gerente de la empresa, ubicada en Tumbaco.

    Además, se invirtieron poco más de USD 70 000 en ampliar la planta, adquirir nueva maquinaria y mejorar las instalaciones. Eduardo no se desligó de la firma y hasta hoy preside el área de desarrollo de productos de la empresa.

    Al licor de cacao, se sumaron cremas de rosas, café, maracuyá, licores finos como Mandarinetto, Limoncello, entre otros. Estos se venden en tiendas gourmet y supermercados en dos presentaciones: cerámica (crema) y vidrio (licores).

    «La firma decidió conservar los envases de cerámica, porque al tener forma de jarra siempre se pensó que la gente podía darle un segundo uso a la botella», explica Paúl Ruiz administrador de la firma.

    Esto exigió un trabajo a mano. Por ello, contrató a Arsilco (en el sur de Quito), como proveedor, hace tres años.

    «Es un trabajo artesanal, es una forma muy especial por lo que tiene que ser trabajada a mano, las curvas de la botella no permiten que se haga a máquina», indica Ricardo Montañez, propietario de Arsilco. Fabricar la pieza, secarla, pulirla y esmaltarla demanda unos ocho días.

    Montañez comenta que Lovisone es un cliente cumplido y destaca el sabor del licor. «Tienen sabores que son muy interesantes, como el de maracuyá y café, exquisitos para el paladar».

    La obtención de los aceites y extractos para los licores de Lovisone toma varios días e incluso meses, como el caso del cacao, explica Reyes. Esto, así como el uso de insumos orgánicos, son los secretos de su sabor. Además, este negocio advierte que no utiliza químicos.

    Gracias a un acercamiento con las empresas República del Cacao en el 2009 y Nevado Roses hace cinco meses, la firma pudo llevar a su licor gourmet al exterior. Para ambas empresas, fabrica licores con marcas blancas, de cacao y rosas, respectivamente, con envases realmente originales. Por ejemplo, la botella de la crema de rosas tiene un corcho de cerámica con la forma de esta flor.

    «Así se buscó darle valor agregado y resultó. El producto despegó», explica el Gerente de la firma.

    Wilmer Pérez, administrador del local principal de Galería Gourmet, en la zona de La Mariscal en Quito, comenta que la presentación y el sabor son las principales fortalezas del producto. «Las cremas de maracuyá y de cacao son las que más se venden».

    Para este año, los planes de la empresa son exportar con su propia marca y diversificar. Para esto último, Lovisone está en pleno desarrollo de productos deshidratados.

    El emprendimiento

    Los clientes.  En el 2010 tenía tres clientes. Hoy cuenta con 30; entre ellos, Supermaxi, Santa María, Galería Gourmet, etc.

    La producción. En el 2012 se vendieron 19 000 botellas. En el 2013 creció en un 20%. Ese año las ventas fueron de USD 280 000 y este año espera crecer un 56%.