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  • Christian Cisneros: ‘El primer trimestre es fundamental’

    Pedro Maldonado

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    El Director Ejecutivo de la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha hace un balance de lo que ocurrió con las mipymes en el 2017. También realiza una proyección de las necesidades que enfrenta el sector en el año que empieza.

    ¿Cómo estuvo el 2017 para las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes)?

    El balance no es del todo positivo. En determinados sectores hubo decrecimiento, mientras que en otros se registró crecimiento y estabilidad en las ventas. También tuvimos preocupaciones con el ingreso de productos importados. Esto puede ser que abarate al consumo, pero va en detrimento de la industria local.

    ¿Cuáles fueron los sectores con pérdidas?

    Hemos visto sectores como el maderero, de la construcción o textil que han disminuido sus ventas en el 2017 frente al 2016 y esto se debe, por un lado, al ingreso de mayor producto extranjero. El anuncio de la tasa aduanera también generó cierta especulación, al igual que la ley de plusvalía en su momento. Eso hizo que se posterguen ciertas importaciones de maquinaria o bienes de capital. El sector gráfico también decreció el año pasado.

    ¿Y los ganadores?

    Entre los ganadores se encuentran el sector alimenticio, con un incremento de ventas de un 4%; el metalmecánico que no creció ni decreció; el de eventos, que es de los más nuevos, sigue evolucionando. El sector químico tuvo un ligero crecimiento a medida que la industria nacional fue reactivándose durante el 2017.

    ¿Qué pasó en las mipymes en temas de empleo?

    Mantenemos el empleo. Pero también hay casos de empresas que están cambiando su giro de negocio. Pero no hemos visto un incremento del desempleo de manera muy drástica. Estos indicadores van a poder afinarse en enero porque conocemos de empresarios que decidieron postergar recortes hasta fin de diciembre. Entonces, esos recortes se verán en enero y habrá una perspectiva más amplia de empleo y desempleo en las mipymes.

    ¿Y qué ocurrió con las inversiones?

    Fueron muy pocas, solo en sectores que están en crecimiento o en las que tienen la posibilidad de contratar con el Estado. En hidrocarburos, por ejemplo, se registra inversión para comprar materia prima y ser competitivos, pero en general casi no hubo mayores inversiones entre las pequeñas y medianas empresas. Se mantie­nen las condiciones del país y estamos en la misma capacidad instalada, que sigue en desuso. En promedio, el 22% de la capacidad instalada de las mipymes no se utiliza por completo en el país y esto ocurre porque no se incrementan las ventas.

    En el 2017 hubo cambio de Gobierno y de autoridades. Eso generó expectativas, temores y oportunidades. ¿Cómo impactó el tema en las mipymes?

    La llegada del nuevo Gobierno causó una expectativa interesante con el proceso de diálogo que se articuló. Allí participamos como Cámara, pero el proceso tuvo un desgaste porque no todo lo que estuvo consensuado en los diálogos se concretó y resultó. Un primer momento fue el llamado al diálogo, luego se concretaron algunos pedidos y un tercer momento se da ahora en el que se quiere volver a articular el diálogo, pero hacen falta reglas claras. Dialogar está bien, pero hay puntos que aún no son discutidos. Hay cerca de 80 propuestas que esperan respuesta de las autoridades.

    ¿Cuál es el planteamiento desde la Capeipi?

    Hemos pedido que se reactive el Consejo Consultivo Productivo y Tributario; no solo son temas tributarios, hay que dar impulso y liquidez al sector privado. Con las medidas del Gobierno hubo ganadores, entre los que están las mipymes que facturan hasta USD 500 000 al año, pero hay otras que generan encadenamientos productivos, como las medianas y grandes, que compran a las pequeñas y al sector de economía popular y solidaria, y que quedaron fuera de los beneficios. Lo primero en este año es activar esas propuestas y sus ámbitos como mercado, crédito, calidad, compras públicas, parques industriales. Eso tiene que resolverse paralelamente al tema tributario. En febrero viene la consulta popular y no queremos que se confunda el diálogo técnico privado con el momento político. Nosotros representamos a industrias que nos exigen resultados y esperamos que este año sea de resultados.

    El Gobierno también ofreció una Mesa de Competitividad. ¿Cómo está ese tema?

    Está pendiente que se active. Estamos convocados a esa mesa y habrá que seguir dialogando, Insisto: el acuerdo general fue activar el diálogo entre empresa privada y las autoridades, siempre que haya hechos concretos para no desgastar al sector privado.

    Con todo lo ocurrido el año pasado, ¿qué expectativas existen para el 2018?

    Lo primero es mantener el diálogo, pero con indicadores. El Gobierno creó una hoja de ruta, pero esta debe ser basada en propuestas, en cuándo se van a resolver y eso debe darse en los primeros tres meses del año. Tenemos temas como compras públicas, la eliminación del régimen especial y su impacto en las pymes, los accesos a mercados, qué va a pasar con nuevos acuerdos comerciales. Han mejorado ciertos indicadores, como el de acceso a crédito, pero aún hay trabas en la banca pública. Lo mismo en el sector privado, no sabemos por qué no bajan las tasas de interés. La tramitología es otro tema que debe abordarse, porque es un costo para las empresas quizá más alto que el tema impositivo.

    Es una larga lista de asuntos pendientes...

    Hay que reconocer que se ha avanzado en materias como crédito, catálogos electrónicos para compras públicas o acceso a mercados. La expectativa es resolver temas en los tres primeros meses y armar agendas sectoriales, para saber cuál será la política pública para este año y los siguientes. Esas respuestas se necesitan en los tres primeros meses. Luego, hasta junio, se requiere consolidar asuntos comerciales internacionales, discutir mecanismos para proteger la industria nacional. No queremos proteccionismo, pero sí cuidar los productos nacionales de calidad, controlar más el ingreso de bienes en las fronteras. Hay que activar la compra nacional y la exportación.

    ¿Y qué hacer para el segundo semestre?

    Con los resultados de la implementación de la política tributaria de los primeros seis meses, hay que valorar si hubo una reactivación económica. Si no es así, seguiremos en los diálogos.
    Además, está pendiente que el Gobierno presente ya un plan económico de largo alcance…
    Eso es necesario y urgente. Entendemos que habrá medidas de revisión en política pública. Pero los seis meses que vienen serán vitales. Si no hay reactivación económica habrá que seguir discutiendo mecanismos para reactivar al sector productivo. Nuestro pedido ha sido siempre tener mesura en las importaciones, somos productores y queremos segur produciendo en el país. El establecimiento de zonas industriales es otro clamor de las ­mipymes. La capacitación también es una urgencia. ¿Qué pasa con el aporte patronal que va a un fondo nacional de capacitación? Siguen siendo temas de arrastre
    y que ­tienen que ser resueltos.

    En la actualidad se desempeña como director ejecutivo de la Cámara de la pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi). Foto: Armando Prado / LÍDERES
    En la actualidad se desempeña como director ejecutivo de la Cámara de la pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi). Foto: Armando Prado / LÍDERES
  • Cristian Zamora orienta la gestión de las empresas

    Ivanna Zauzich Redacción Cuenca / LÍDERES Izauzich@revistalideres.ec

    El sueño de la infancia de Cristian Zamora (31 años), era ser aviador. Aunque no cumplió esa meta, hoy ‘vuela alto’ como consultor empresarial, en Monterrey (México).

    El año pasado obtuvo su doctorado en Ciencias Administrativas con especialización en Estrategia Organizacional y Emprendimiento en el Instituto Tecnológico de Monterrey, en el país azteca. Actualmente, desde la Egade Business School (escuela de negocios del Tecnológico de Monterrey), trabaja en proyectos para incrementar la productividad empresarial, involucrando a tres actores: las grandes empresas y pymes, el sector público y la academia.

    Puntualmente, como académico asesora a la multinacional Gruma, que produce harina de maíz, para que esta capacite a sus clientes (pymes que elaboran las tortillas de maíz), en finanzas, marketing, nuevos mercados y estrategias. De esta forma, si las pymes crecen, comprarán más a la empresa.

    En este proyecto, explica, también se involucra al sector público para que participe en este proceso, ya que con el progreso de las grandes empresas y pymes se generan más puestos de trabajo, por el desarrollo de sus iniciativas.

    Para Zamora, el fin de una empresa es impulsar su recurso humano, para que la sociedad se desarrolle. Cuando los colaboradores están motivados con su trabajo, crecen; la firma también avanza y eso se evidencia en su producción, ganancias, expansión, exportaciones… Este cuencano estudió, entre el 2000 y el 2005, la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad de Cuenca. Su profesor de Álgebra Lineal, Alejandro Torres, lo recuerda como un alumno sobresaliente, responsable y un líder nato. “Se ganó la confianza de los profesores y ha abierto puertas. Sería un logro tenerlo como catedrático en el país”.

    La cátedra apasiona a Zamora, quien desde que estudiaba la secundaria en el Colegio Rafael Borja, explicaba a sus compañeros los temas que ellos no entendían. Así lo recuerda Andrés Serrano, quien agrega que era buen alumno, amigable y con una capacidad asombrosa para hablar en público.

    Algo similar señala su compañero de universidad, Sebastián Vázquez, quien asegura que (Cristian) es buen amigo y por eso aún mantienen la amistad, a pesar de la distancia.

    La época universitaria fue el trampolín para que este cuencano apasionado por la música clásica y otros ritmos se diera a conocer. La subdecana de la Facultad de Ciencias Químicas, Ruth Álvarez, recuerda que este alumno era un entusiasta y que motivaba a los demás para lograr objetivos. Un ejemplo, fue en el 2004, cuando fue presidente de la Facultad y organizó en la universidad un congreso para estudiantes de Ingeniería Industrial, al que asistieron unas 500 personas. “Cristian gestionó la participación de gremios empresariales, cámaras, instituciones públicas, entre otros actores. Es evidente su capacidad de liderazgo y organización”.

    Después de graduarse y trabajar por dos años, Zamora apostó por una nueva formación académica en el exterior. Aplicó al Tecnológico de Monterrey en México, en donde por sus méritos académicos, presentación de pruebas y ensayos, recibió una beca del 90% para estudiar su maestría en Sistemas de Calidad y Productividad.

    Su compañero de aula, José Antonio Menéndez, lo recuerda por su compromiso y dedicación a los estudios, que se evidenciaba en sus calificaciones. Además, su capacidad comunicativa es admirable, ya que expone con seguridad ante un auditorio lleno de personas, con la mayor claridad e interactuando sin titubear ante las preguntas.

    No es casualidad, comenta Menéndez, que al culminar los estudios de la maestría, la universidad propuso a Zamora estudiar un doctorado con una beca del 100%, más USD 1 200 mensuales para sus gastos. “Esta no es una oportunidad que se da a muchos estudiantes y Zamora fue uno de los seleccionados por su trayectoria impecable”.

    Este PhD se desarrolla en dos países por un convenio interinstitucional: Monterrey y Lausanne, Suiza, en École Polytechnique Féderale donde consiguió buenos amigos. Uno de ellos es Alan Cabello, quien también cursó el doctorado. Este mexicano recuerda que trabajaron juntos en proyectos y gracias a los aportes de Zamora tenían altas calificaciones. Además, lo considera “íntegro, recto, trabajador y capaz de relacionarse con todas las personas en todos los niveles”.

    La tesis de Zamora se enfocó a que las empresas perciban y capitalicen oportunidades potenciando el recurso humano a través de la capacitación. Para este proyecto tomó como referencia la gestión de unas 100 empresas ecuatorianas y la misma cantidad de firmas mexicanas, con el fin de analizar sus procesos.

    Los resultados fueron que las organizaciones que creen en sus empleados e invierten en la formación para ellos, reciben una recompensa, ya que mejoran, crecen, diversifican, exportan… Los recuerdos de Suiza son más que de aprendizaje. Con sus compañeros de grupo trabajaron en un proyecto sobre qué tipo de negocios son factibles en economías emergentes.

    École Polytechnique Féderale de Lausanne los envió a exponer este trabajo en el Instituto Tecnológico de Madras en Chennai (India). Esa experiencia le dio a Zamora herramientas para ampliar su perspectiva del mundo empresarial, ya que India -con más de 1 200 millones de habitantes- tiene una realidad diferente a la occidental. No obstante, sus empresas entienden los procesos de globalización y son competitivas en el mercado internacional, incluso algunas están posicionadas en América Latina.

    Inglés, francés y mandarín son los idiomas que habla este consultor, que tiene previsto regresar a Cuenca a finales de este año. Quiere retribuir lo que el país le ha dado y aplicar sus conocimientos a la realidad empresarial ecuatoriana. También, entre sus planes, está la cátedra para compartir sus conocimientos.

    El mundo actual democratiza el conocimiento, por lo que Zamora comparte consejos sobre innovación empresarial, emprendimiento, estrategias organizacionales y solución de problemas, a través de su cuenta de Twitter @czamoramatute donde también brinda asesoría gratuita a los profesionales ecuatorianos que deseen estudiar en el Tec de Monterrey.

    Para él esta es una forma de agradecer a la vida lo afortunado que ha sido.

    LA EXPERIENCIA

    En el 2003. Participó en el Congreso Latinoamericano de Ingeniería Industrial en Panamá y representó a la U. de Cuenca.

    En el 2010. La agencia nacional de innovación suiza (Lausanne), lo seleccionó para ser entrenado en innovación.