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  • Ellos iniciaron su empresa de croosfit y ahora ponen en forma sus cuerpos y sus bolsillos

    Sara Oñate

    El crossfit se ha convertido en una alternativa al tradicional gimnasio para mantenerse en forma. Este deporte apareció oficialmente en 1995 en California, EE.UU. y según los datos de www.crossfit.com se ha extendido a los cinco continentes.

    En Ecuador, el crossfit llegó en el 2009 y ha registrado un crecimiento considerable. En Guayaquil pasó de un local a 12, y en Quito, en la actualidad, hay nueve centros que se afiliaron a la marca norteamericana. También hay en otras ciudades como Manta, Machala, Cuenca, Ambato, Santo Domingo, según el mismo sitio web.

    Santiago Mena y Pablo Vega son dos jóvenes que se involucraron en este deporte y fueron más allá, le apostaron a esta tendencia para abrir sus propios negocios.

    Santiago Mena es socio propietario de Takana Crossfit, ubicado en el sector de La Florida. El joven de 26 años cuenta que había escuchado del deporte y le interesó a partir de un accidente de tránsito que casi le cuesta la vida. “Tenía destrozada la cara y quedé en coma, pasé dos meses y medio en el hospital y en la casa me quedé tres meses”, dice Santiago.

    Después de una larga recuperación, Mena se decidió practicar crossfit porque le pareció un deporte completo. “En un gimnasio tradicional te enfocas en un músculo, en el crossfit trabajas tu cuerpo todos los días”.

    La familia Andrade fue la que incursionó con este deporte en Guayaquil y posteriormente lo trajeron a Quito. David Andrade, fundador de Crossfit Quito, motivó a Santiago para que abra un local ya que le mencionó que era rentable. En el 2014, Mena y cuatro socios más decidieron abrir su negocio y así nació Takana.

    Organizar la parte administrativa y financiera del negocio les tomó seis meses a Santiago y sus socios. Algo que se les complicó fue encontrar un lugar grande y adecuado para esta actividad.

    El negocio arrancó con una inversión de USD 90 000; el gasto más fuerte, según Mena, fueron los equipos que tuvieron que importar. “En equipos tenemos lo mejor para que las personas trabajen seguras y a gusto”. El costo del arriendo también representa un egreso importante, por el galpón de 850 m2 paga USD 3 800 y anualmente tiene que cancelar USD
    3 000 por concepto de regalía a la marca Crossfit.

    A pesar del elevado costo de inversión, el joven afirma que el negocio cubre todos los gastos y además les queda ganancia. La inversión inicial, comenta Santiago, pensaban recuperarla en cinco años pero con el progreso de Takana, piensan recuperarla en tres.

    Algo que motiva mucho a Santiago es ver el crecimiento de su negocio en apenas un año. Cuando empezó Takana Crossfit había 60 alumnos, en la actualidad hay 150 personas fijas.

    Otra forma de ingreso es la ropa que venden a los alumnos. En el sitio de entrenamiento están disponibles licras, camisetas, bibidis y hasta proteínas.

    Santiago Mena piensa en el futuro de su negocio y señala que su objetivo a mediano plazo es que Takana Crossfit sea una marca a nivel nacional. La meta de él y de sus socios es abrir un nuevo local en Quito o en otra ciudad.

    Pablo dejó su empleo por el crossfit

    Crossfit Quito Norte
    Pablo Vega es uno de los entrenadores de Crossfit Quito Norte. Foto: Cortesía

    La pasión de Pablo Vega siempre fue la cocina y por eso decidió que sería chef. Mientras trabajaba en Pronaca, el joven de 29 años decidió hacer algo por su imagen. Es así que buscó un gimnasio pero le consumía mucho tiempo y lo dejó. Por ahí, dice Pablo, escuchó del crossfit y se puso a indagar.

    En su “investigación” Pablo descubrió que el crossfit es un sistema de entrenamiento que busca mejorar el estado físico, además es un deporte integral porque mezcla levantamiento olímpico, gimnasia y resistencia cardiovascular respiratoria. Lo mejor de todo, cuenta, es que no consume mucho tiempo y basta con una hora diaria para conseguir el resultado deseado.

    El tiempo fue un factor que llamó la atención de Pablo y junto con su madre decidió practicar este deporte, en el 2010. “Fui a Crossfit Quito que era el único en la ciudad y algo que me impactó fue el interés de la gente. Al principio éramos a lo mucho cuatro alumnos por clase y en un año había de 25 a 30 personas por hora”.

    Mientras transcurría el tiempo Pablo supo que tenía potencial para enseñar y su dedicación aumentó. Un día se decidió a sacar la certificación como entrenador de crossfit y desde ahí no ha parado.

    En el 2013, Vega decide abrir su propio box, así se conoce a los lugares en donde se practica crossfit, junto con una socia. La inversión que realizaron fue de USD 60 000.

    Pablo cuenta que al principio fue complicado sacar el negocio adelante porque se mantenía en su trabajo como chef y no se dedicaba por completo al Crossfit Quito Norte, que está ubicado en Carcelén Alto.

    En ocasiones, dice, se sentía desesperado porque apenas tenía un alumno. Sin embargo, Pablo no desistió y en el barrio se empezó a correr la voz y comenzaron a llegar más personas. A los tres meses el negocio se sostuvo por sí mismo aunque sin generar utilidad.

    Ese mismo año la socia de Pablo decide ir a estudiar en el extranjero por lo que él adquiere su parte y Crossfit Quito Norte se convierte en un negocio familiar.

    A mediados del 2014 Pablo deja su trabajo como chef para dedicarse por completo a su negocio. “A esas alturas el box ya se mantenía y lo que hice fue reinvertir en más equipos. Yo no cobraba y sobrevivía con los ahorros que tenía”.

    Actualmente Crossfit Quito Norte tiene más de 120 alumnos.

    Pablo estima que el préstamo que adquirió con el banco lo pagará en unos meses y dice que prácticamente en dos años el negocio logró cubrir esas deudas.

    Vega también piensa en el futuro y lo primero que quiere es diversificar su negocio con yoga. “Hay señoras y chicos que buscan algo más calmado, más tranquilo que el crossfit; quieren ponerse en forma de una manera menos intensa y nosotros le damos la opción de practicar yoga”.

    Un segundo proyecto es la creación de un centro fitness para las personas que quieran mejorar su estado de salud, la idea, señala, es trabajar con auspicios de empresas que compartan la filosofía de Crossfit Quito Norte.

    ¿Trabaja más de ocho horas en una oficina? Siga estas recomendaciones

    Si usted trabaja más de ocho horas sentado es importante que ponga en práctica estas recomendaciones para evitar lesiones:

    Pablo Vega señala que es muy importante realizar ejercicios de muñeca para prevenir el síndrome del túnel carpiano. Él recomienda hacer un estiramiento de las manos cada 45 minutos o cada hora, unos 40 segundos.

    Conservar la postura adecuada, con los músculos activos y tranquilos para respirar bien.

    Cada hora puede hacer ejercicios de cuello, mover la cabeza de un lado a otro.

    Otra recomendación es pararse y caminar por unos 10 minutos, eso hace que la sangre circule, le pone más activo y le ayuda a continuar con sus actividades.

    Haga movimientos circulares con los brazos y los hombros.

    Takana Crossfit
    Los alumnos del Takana Crossfit durante una pausa en su entrenamiento. Foto: Cortesía
  • La estrategia es crear un ambiente familiar

    Redacción Guayaquil

    El modelo de negocios de los gimnasios de crossfit oficiales, a escala mundial, está basado en el sentido de pertenencia y autorrealización de cada individuo, similar al que históricamente han manejado las tribus humanas. Así idealizó Max Escobar, gerente propietario de Crossfit Culture, su emprendimiento, que cumplirá cuatro años de operaciones este próximo marzo.

    Los más de 8 000 gimnasios oficiales de este deporte, de ellos 21 en Ecuador, según el portal www.crossfit.com, deben alinearse con los objetivos y preceptos planteados por los fundadores de esta tendencia deportiva desde el 2001.

    Antes de iniciar el emprendimiento, Escobar determinó que hay dos maneras de crear un gimnasio. La primera -y la más tradicional- está basada en la adquisición de máquinas, «donde los clientes se ejerciten individualmente y punto».

    La segunda forma, la que promueve el crossfit, se enfoca en el aprendizaje comunal. Allí, el propietario o propietaria de un gimnasio se preocupa por certificarse como instructor internacional y mantenerse en capacitaciones.

    De la misma manera, en impartir sus conocimientos y que sus suscriptores (Crossfit Culture inició con 100 y ahora cuenta con 700), sientan que integran un conjunto humano con una meta: mejorar su salud mediante el acondicionamiento físico.

    Este último aspecto, el del sentido de pertenencia, se puso a prueba a tan solo un año de abierto el primer local de Crossfit Culture en Samborondón, al noreste de Guayaquil. Escobar comenta que por facilitar la ejecución del proyecto se construyó el gimnasio dentro de un complejo deportivo, con una inversión superior a los USD 35 000. Aquel sitio era conocido como La Finca.

    Nueve meses después de la inauguración del primer local, a finales del 2011, aquel complejo fue derrocado para la construcción de un proyecto inmobiliario. La alternativa para no perder los clientes que había ganado Crossfit Culture fue trasladarse al coliseo de una institución educativa cercana, hasta que se edifique su nuevo local, con un costo que duplicaba la inversión inicial.

    Andrés Cazal, uno de sus clientes, recuerda aquel cambio como un reto para los propietarios del novel gimnasio. «Estos negocios son similares a los restaurantes. Si te tratan bien y vez mucha gente siempre regresarás. Nos sentimos parte de Crossfit Culture, porque sentimos que hemos crecido juntos».

    Dos meses más tarde, para finales del primer trimestre del 2012, Crossfit Culture inauguró sus instalaciones en su nuevo local y un año más tarde, abrió su segundo local en SamboCity, vía a Pascuales.

    El tercer local de Crossfit Culture se inauguró el pasado octubre, en las inmediaciones del Mall del Sol (norte de la urbe). Los ingresos de Crossfit Culture promedian los USD 25 000 al mes; cuenta con ocho colaboradores y un staff de cinco instructores calificados.

    Las actividades únicas de cada gimnasio, según Escobar, son un recurso válido para fidelizar a los clientes. La que posee Crossfit Culture es llevar el gimnasio a la playa. Entre febrero y abril de cada año, realiza las rutinas o WOD (trabajo del día, en inglés) en Chipipe, Santa Elena. Los ejercicios inician en las primeras horas de la mañana y también se realizan competencias internas.