Etiqueta: dan

  • Desde el aula dan batalla al virus

    Cristina Márquez. Redactora
    redaccion@revistalideres.ec

    Los laboratorios de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (Espoch) se convirtieron en un sitio para la lucha contra el covid-19. Allí se manufactura alcohol y gel antiséptico que se entrega al Ministerio de Salud Pública, para prevenir nuevos contagios.

    Además, empezará a funcionar un nuevo laboratorio donde se procesarán entre 500 y 600 pruebas PCR al día. Este nuevo espacio agilitará los resultados de pacientes con sospecha de covid-19.

    “Cuando la pandemia empezó el alcohol escaseó y nos indignaba que la gente que trabaja en la primera línea de lucha contra el covid-19 estuviera expuesta, así que decidimos ofrecer nuestro contingente”, cuenta Benjamín Román, docente de la carrera de Bioquímica y Farmacia. Él también es el responsable del equipo de investigación de la Espoch que le hará frente al coronavirus.

    Él y otros 11 docentes de esa carrera hicieron una colecta para comprar las materias primas necesarias para fabricar alcohol en gel. Invirtieron USD 2 000 y trabajaron en los laboratorios de la Facultad de Ciencias.

    Su primera entrega, 750 litros de gel antiséptico, se distribuyó en los centros de salud y hospitales de Chimborazo. La iniciativa fue reconocida por las autoridades locales y además ganó un concurso nacional convocado por la Agencia de Innovación Hub Centro.

    El proyecto de la Espoch fue escogido entre 30 iniciativas presentadas por varias universidades del país. Con los USD 10 000 los docentes financiaron los insumos para manufacturar 350 galones de gel antiséptico, 1 700 protectores faciales y 42 cápsulas de bioseguridad para la atención a pacientes con coronavirus.

    Ahora los docentes trabajan en la transformación del alcohol etílico decomisado en operativos liderados por la Gobernación de Chimborazo, en alcohol antiséptico de alta calidad.
    “El proceso es riguroso y complejo, pero el objetivo es aprovechar un material que iba a ser desechado”, afirma Román.

    El alcohol artesanal, hecho a base de caña de azúcar, se vendía ilegalmente en tiendas y cantinas. La Intendencia de Policía decomisó 500 litros durante la pandemia.

    En los laboratorios de la Escuela de Bioquímica ese licor se destila para incrementar su concentración. Luego se añade alcanfor para eliminar el olor.

    Otro proyecto consiste en la elaboración de respiradores artificiales de bajo costo. El diseño del prototipo ya está en la fase final, y una vez que sea aprobado por la Agencia de Regulación y Control Sanitario, se donará a los hospitales de Riobamba.

    Para la elaboración del respirador artificial los docentes de la Facultad de Ingeniería Electrónica se contactaron con Oxygen, una comunidad europea que ya contaba con un prototipo validado.

    “Oxygen liberó para nosotros los planos del respirador que ellos diseñaron. El proyecto original está hecho con componentes bastante básicos, nosotros lo mejoramos y lo adaptamos a las necesidades locales”, cuenta Diego Ñacato, docente investigador.

    Él y otros cinco profesores de las Facultades de Electrónica y Salud Pública trabajaron durante dos meses en el desarrollo del respirador artificial, que cuenta con componentes mecánicos y electrónicos.

    A diferencia del diseño original este dispositivo tiene una pantalla Led que muestra el número de revoluciones, la saturación de oxígeno, emite alarmas y cuenta con un sistema de respaldo de baterías en caso de un fallo eléctrico.

    Para desarrollarlo, los investigadores pidieron el apoyo de los médicos de la Unidad de Cuidados Intensivos del IESS y del Hospital General de Riobamba.

    “El respirador no iguala a un equipo médico de cuidados intensivos, pero es apto y muy efectivo para pacientes de cuidados intermedios y lo que hace es prevenir que un paciente tenga que ingresar a la UCI”, afirma Ñacato.

    Un grupo de docentes de la Espoch transforma el alcohol etílico decomisado en un producto de gel sanitizante. Foto: Foto: Cristina Márquez/ LÍDERES
    Un grupo de docentes de la Espoch transforma el alcohol etílico decomisado en un producto de gel sanitizante. Foto: Foto: Cristina Márquez/ LÍDERES
  • Dos primos dan impulso a una bebida artesanal

    Redacción Quito (F)
    Contenido Intercultural

    Relacionadas

    La inspiración y la idea de elaborar licores caseros a base hierbas y frutas nace a partir de una tradición de la familiar.

    Patrizio Galeotti-Flori, proveniente de Italia, tenía un gusto peculiar por la preparación de infusiones naturales. Por esta razón, el pionero se dedicó a preparar licores artesanales dentro de su domicilio. Su hijo Titi Galeotti-Flori y su sobrino Luca Galeotti-Flori decidieron seguir con la tradición familiar.

    Los dos primos desarrollaron el emprendimiento que se denominó La Limonaia, a finales del 2016 en Ecuador. Un año y medio después, en junio de este año empezaron con la distribución.

    Esta iniciativa tomó forma tras preparar la primera muestra de licor, Limoncello, para sus amigos y familiares hecho con base de una receta de la abuela de los jóvenes.

    “Elaboramos nuestra primera receta con un clásico bajativo italiano de limón”, cuenta Luca.
    La marca cuenta con dos tipos de productos para el consumidor: La Limonaia Limoncello a base del dulce de limón y La Limonaia Cedroncello que combina ingredientes naturales con la mezcla del dulce de cedrón.

    Los emprendedores aseguran que sus productos se elaboran con ingredientes ecuatorianos y la mezcla de recetas italianas.

    Los precios de los insumos, según sus presentaciones, oscilan desde USD 19 hasta USD 23.
    Desde este año, La Limonaia se posicionó en restaurantes, locales, licorerías, edificios y, recientemente, en haciendas del país, principalmente, en la capital. Algunas de estas ‘vitrinas’ son Tinto Blanco Wine Bar, Datu Gourmet, Floralp, El Market Express, Hacienda Zuleta, Hacienda El Porvenir, entre otras.

    Los jóvenes manifiestan que su emprendimiento recibió apoyo por parte de la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación desde el desarrollo de la marca.

    Luca dice que La Limonaia Cedroncello fue reconocido como el segundo producto más innovador en una reciente feria de Quito.

    La microempresa trabaja, únicamente, con Tito y Luca Galeotti-Flori. Sin embargo, aseguran apoyar al comercio justo del país ya que el cedrón, entre otros insumos naturales provienen de comunidades de la Sierra.

    Los jóvenes tienen previsto contratar, próximamente, un grupo de empleados que colaboren con la distribución y administración de los productos.

    La materia prima proviene de negocios del Ecuador a excepción de las botellas. Este insumo se importa de Perú e Italia por la escasez de estos bienes en el país.

    Los licores, según Tito, están dirigidos para personas mayores de 18 años, que aprecian el buen licor con ingredientes bajativos e innovadores y que apoyan al emprendimiento nacional.

    La Limonaia tiene previsto en los próximos meses expandirse a escala nacional con cadenas distribuidoras del país que colaboren con la estandarización de sus productos. Mientras tanto, los Galeotti-Flori se enfocan en lograr una estabilidad en la capital con consumidores fijos.

    Javier Vásconez adquirió una botella de La Limonaia Cedroncello. “Este licor tiene ingredientes de calidad y lo mejor es que tiene un sabor agradable y apetecible”.

    Isabel Jácome probó La Limonaia Limoncello y asegura que este producto en realidad es un bajativo de alimentos.

    Datos

    La Limonaia elaboró sus productos con algunas tradiciones y recetas italianas de su abuela y con la mezcla de la cultura ecuatoriana.

    La inversión inicial del emprendimiento fue de, aproximadamente, USD 4 000.

    Los emprendedores elaboran cocteles que combinan vodka o la bebida de jengibre, Ginger Ale con sus dos tipos de licores de cedrón y limón.

    Las tareas que demanda el emprendimiento se dividen entre Titi y Luca.

    Luca Galeotti-Flori es uno de los responsables del desarrollo y la expansión de estos licores. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Luca Galeotti-Flori es uno de los responsables del desarrollo y la expansión de estos licores. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Ellos dan forma a ferias y eventos

    Carolina Enriquez

    Una sonrisa de satisfacción aparece en el rostro de Luis Proaño cuando recuerda cómo, en el año de 1982, inició su empresa, vinculada al mundo de las exposiciones, con solo un baúl de madera y algunas herramientas.

    Se trata de la Corporación de Montajes, Eventos, Ferias y Exposiciones (Comefex). La empresa tiene cinco líneas: organización de eventos; montaje de estands y estructuras en ferias; fabricación de sistemas de aluminio; construcción de áreas de museos-exposiciones; e ingeniería en cartón.

    El primer proyecto que el empresario desarrolló, junto a un maestro carpintero, fue la feria de computación e informática, en Quito, a inicios de los años 80. En esa época se construían las estructuras de los estands y las áreas de exposición de manera artesanal.

    Proaño siempre quiso innovar, y luego de 36 años llegó a trabajos manuales a digitales y de carácter industrializado. La primera inversión de la empresa fue de 15 000 sucres; la más reciente fue de USD 280 000.

    El empresario explica que su negocio se encuentra en la industria del entretenimiento corporativo y educativo. “El ‘know how’ de la empresa se basa en la exhibición, en cómo mostrar artículos”.

    La compañía ha brindado sus servicios en diferentes ferias en el Centro de Exposiciones Quito, Cemexpo y el centro de exposiciones del parque Bicentenario. Pero también ha trabajado en el desarrollo de eventos como la Conferencia Internacional de Osos o el montaje de diferentes áreas en ferias internacionales como la Expo Mundo, que se llevó a cabo en Alemania, hace 18 años.

    Allí, Comefex ganó un premio por la construcción del pabellón sobre Ecuador, hecho con caña guadúa. Mientras que en el 2012 la empresa se hizo acreedora a un récord Guinness por recolectar en cinco días un total de 1,4 botellas pet durante el montaje y producción de Expo Cima Kids (cumbre de medioambiente de niños).

    Rafael Roldán, presidente de la Cámara de Comercio Ecuatoriana-Española e impulsor de ferias y eventos, destaca el cumplimiento de Comefex en los diferentes trabajos en los que le ha colaborado. Uno de ellos fue el último Campus Party Quito, en el 2015.

    Una de las claves que aprendió Proaño con el tiempo fue la importancia de tener buenas estructuras para los estands o las zonas de exhibición. Así fue que fabricó el sistema de aluminio Alumex, innovación que se patentó.

    “A estas estructuras las vestimos con impresiones, estructuras de metal, cartón, tableros laminados, policarbonato, vidrio, acrílico, etc. Alumex es un producto ecuatoriano, un diseño industrial nacional (…) el aluminio está fabricado por Cedal y en nuestro taller hacemos el proceso para construir el mecano”.

    Como parte de las innovaciones que ha registrado la empresa a lo largo de estas casi cuatro décadas de operación está el desarrollo de una conciencia ambiental.

    Por eso creó la línea de ingeniería de cartón, que consiste en la fabricación de muebles, exhibidores o paquetes para colocar diferentes productos como chupetes, toallas higiénicas, cervezas, flores de exportación, entre otros, de cartón totalmente reciclado.

    El mobiliario que se hace puede equipar todo un departamento. Son resistentes y se venden a precios bajos en relación con los hechos con otros materiales.

    La idea de esta empresa es seguir creciendo en sus servicios, tanto en Ecuador como en América. De hecho, tiene operaciones propias en Colombia y ha exportado perfilería y estands listos a ese país y a Panamá; también ha dado servicios a EE.UU., Chile, Argentina, entre otros.

    José Rubén Proaño, de la empresa Mytourec, ha trabajado por unos cinco años con Comefex. Él asegura que la empresa ha colaborado en sociedad, en determinados proyectos, para la planificación, conceptualización, etc., de eventos, en su mayoría internacionales.

    Cifras

    2016 fue el año en el que la empresa participó en el montaje de Hábitat III, evento de las Naciones Unidas que se desarrolló en Quito.

    650 000 dólares es el patrimonio de la empresa. Esta cuenta con mobiliario para alquiler, materia prima, productos de aluminio para montaje, planta de producción, muebles, etc.

    1 Showroom tiene la compañía, atrás de la estación norte de la Ecovía, en la que se pueden observar paneles y mobilarios de cartón, estantes, etc.

    El Gerente

    Luis Proaño

    En esta empresa está toda mi vida. Me considero un autodidacta. Esto me ha llevado a conocer sobre carpintería, electricidad, cartón, computación, manejo de materiales, etc. Me siento orgullosamente ecuatoriano y creo que he contribuido a integrar valor al país. Me siento satisfecho de ser parte de los eventos importantes de Ecuador. No pensé en mi vida que iba a tener unos retos de este tipo. Aprendí a respetar los sueños de la gente.

    Dos trabajadores se encargan del armado de muebles en cartón en la planta de la empresa. Estos se pueden usar en diferentes exhibiciones, eventos de mercadeo, etc. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
    Dos trabajadores se encargan del armado de muebles en cartón en la planta de la empresa. Estos se pueden usar en diferentes exhibiciones, eventos de mercadeo, etc. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
  • La tagua y la concha dan forma a su emprendimiento

    María Victoria Espinosa

    La tagua y las conchas son los materiales principales en la bisutería que confecciona la manabita Rosalía Feijoo. La diseñadora inició el emprendimiento hace tres años. Al principio importó mercadería de Estados Unidos para venderla entre sus conocidos. En esa primera compra invirtió USD 500.

    Ella recuerda que le sobraron collares y pulseras que no pudo vender. Entonces se le ocurrió desarmarlos y crear nuevos diseños. “A las personas les gustaron. Pero sobre todo me di cuenta que tenía talento”. Desde entonces empezó a capacitarse en Portoviejo, Guayaquil y EE.UU.

    En sus capacitaciones conoció a la tagua, una semilla que se extrae de la palma. Con ese elemento, los montuvios y artesanos de Manabí elaboran bisutería rudimentaria. “Las artesanías en tagua son preciosas, pero yo quise darle un toque original sin perder la esencia”.
    Los diseños de Feijoo han transformado a esa semilla negra en diseños novedosos. Por ejemplo, las pule, pinta y hasta les incrusta piedras brillantes. Son la esencia de su negocio Rosalía Accesorios. La tagua se convierte en un dije para collares o pulseras, que son elaborados con cordones o cadenas de acero o aluminio. “Es un material que no se pone negro lo cual puede garantizar la durabilidad”.

    Pero Feijoo señaló que otra ventaja que ha tratado de agregarle a su producto es que los diseños sean únicos y personalizados. Sus clientes le piden diseños según la ropa que van a utilizar y ella se encarga de jugar con las tonalidades. La clienta Roxana Zambrano señala que por lo general, los diseños de Rosalía Accesorios no se repiten y son pensados incluso según la fisonomía de la persona. “Se ven bien en toda mujer”.

    Feijoo señala que siempre busca innovar. Para la temporada playera también lanzó al mercado joyas elaboradas con conchas, que recolectó del mar. La diseñadora salió junto con su familia a recorrer las playas de Crucita (Portoviejo) y San Clemente (Sucre) en busca de piedras y conchas con las que pudiera adornar sus prendas.

    Pero para adaptarlas primero debió limpiarlas y colocarlas en cloro. Luego pulirlas y pintarlas para darle un toque playero.

    Esa bisutería se confecciona en un espacio de la casa de Feijoo, que adecuó como un taller en el que trabaja con dos artesanas calificadas. El número de prendas depende de los pedidos que se realicen a la semana, que pueden variar entre cinco y 20 prendas.

    La mujer espera que esa cantidad aumente luego de participar en la Macrorrueda de Negocios Ecuador 2017, que se desarrollará en Guayaquil el 6 y 7 de junio. Ahí empresarios de Europa, EE.UU. y Asia se entrevistarán con los emprendedores ecuatorianos para exponerles sus productos y lograr negociaciones. “Mi meta es que mi producto se exporte porque he evidenciado el valor que le da el extranjero a los productos artesanales de calidad”.

    Pero para lograrlo, Feijoo señala que se deben abaratar los costos de producción de materiales que solo se consiguen en el exterior.

    La artesana también afirma que existen materiales como broches que necesariamente deben importarse desde Venezuela o la China. “La rueda de negocios de junio nos permitirá conversar con las autoridades para que nos ayuden a mejorar las políticas de importación”.

    Rosalía Feijoo enseñase parte de las colecciones de collares y pulseras elaborados con tagua y conchas. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
    Rosalía Feijoo enseñase parte de las colecciones de collares y pulseras elaborados con tagua y conchas. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES
  • El sabor natural de las plantas dan vida a este licor

    Valeria Heredia

    Relacionadas

    Imagine el sabor de la hoja de limón recorriendo su paladar. Perciba el aroma de la hierbaluisa o el cedrón. Si ya lo hizo, ahora sabe de algunos de los sabores y olores que tiene el licor Amaranto Gin.

    Esta ginebra surgió de la curiosidad de una familia quiteña, que levantó hace un año este negocio en Carcelén, en el norte de Quito.

    En este espacio, ellos levantaron una pequeña fábrica con USD 25 000 de inversión. El monto sirvió para adecuar el sitio y comprar la maquinaria e insumos necesarios para el proceso de destilación de este licor de origen europeo.

    Pero hicieron una segunda inversión (USD 120 000), que sirvió para ampliar la planta y mejorar los procesos de producción.

    Y valió la pena, según reconoce Andrés Jaramillo, emprendedor e impulsor del negocio. Él considera que la pequeña empresa está cerca de convertirse en una industria. Cada mes se producen 4 600 botellas de la bebida.

    Amaranto Gin no es una copia de la ginebra europea, que mezcla sabores importados. Este aguardiente ecuatoriano tiene identidad nacional.

    Las hierbas que surgen de los terrenos de los páramos andinos y de otros sitios del país son los ingredientes que están detrás de este aromático licor.

    El cedrón, la hierbaluisa, el ataco (hecho con horchata), la hoja de limón y el llantén son cinco de los 21 ingredientes que tiene este Gin, que cuenta con tres premios internacionales (uno en Bélgica, otro en España y el tercero en Estados Unidos). Los galardones se entregaron por la calidad y el sabor del producto ecuatoriano.

    La mezcla de sabores típicos de las plantas medicinales del país hizo posible que esta familia emprendedora dé trabajo a otros negocios, que comercializan este tipo de productos. Apoyan unas 50 familias, que entregan los productos de este tipo.

    Marcela García es representante de una empresa exportadora de especies. Ellos entregan al año cerca de 50 kilos de cardamomo a Amaranto Gin. “Es interesante que una empresa utilice este tipo de planta para hacer un producto dentro del país”.

    La elaboración de este licor no es fácil. Antes de sacar el producto a la venta se hicieron varias pruebas y Andrés Jaramillo estuvo encargado de este proceso.

    Su hermana y socia, Gabriela Jaramillo recuerda que la pasión por este tipo de licor surgió cuando su hermano salió del país para estudiar una maestría.

    En ese tiempo el joven emprendedor tuvo la idea de fusionar la ginebra inglesa con productos nacionales. “La materia prima nacional es de calidad, por lo que nos incentivamos para desarrollar el producto”, dice la joven.

    El proceso de elaboración de la ginebra duró un año, ya que hicieron varias pruebas para obtener un producto de calidad. Lo lograron porque el licor es desarrollado de forma natural, lo que garantiza su sabor y aroma de las plantas medicinales. “Es un licor muy noble, que hace que los sabores nacionales salgan a la luz”, señala la hermana.

    La familia Jaramillo tiene varios proyectos como la elaboración de los licores espirituosos y bebidas autóctonas del Ecuador como técnicas internacionales. La elaboración de un ron o un whisky nacionales están en de sus planes.

    Este licor puede degustarlo en espacios como La Guarda o, también, en grandes cadenas de supermercados. En estos últimos espacios ingresaron desde abril.

    La familia Jaramillo apostó por la elaboración del licor conocido como ginebra. Este negocio abrió las puertas a nueve trabajadores y tiene cerca de 40 proveedores de hierbas. Foto: Armando Prado / LÍDERES
    La familia Jaramillo apostó por la elaboración del licor conocido como ginebra. Este negocio abrió las puertas a nueve trabajadores y tiene cerca de 40 proveedores de hierbas. Foto: Armando Prado / LÍDERES
  • Tres mentes creativas dan identidad a las empresas

    Sebastián Angulo

    Relacionadas

    Llamas, osos de anteojos, cojines de colores… son parte del ambiente de las oficinas de Blu! Lab, un estudio creativo ubicado en Cumbayá (nororiente de Quito).

    No se trata solamente de una agencia de publicidad. Blu! Lab realiza trabajos que van desde el diseño industrial, pasando por el ‘branding’ (identidad y marca), hasta el diseño de empaques para diversos productos (packaging).

    Este negocio inició sus operaciones en el 2013 y, en principio, se dedicaba a la decoración de habitaciones para niños.

    Diana Zambrano y Emilia Wright arrancaron con el negocio luego de que regresaran de sus estudios de diseño gráfico, en Barcelona (España). Las dos amigas iniciaron su emprendimiento y arrancaron con la fabricación de vinilo decorativo: un plástico adhesivo para adornar interiores.

    Al empezar, invirtieron USD 3 000 para comprar un ‘plotter’ especializado en vinilo: una máquina para cortar este material en la forma que deseen las diseñadoras. Gracias a la buena aceptación que tuvo el diseño de habitaciones infantiles los clientes comenzaron a pedir otro tipo de servicios.

    En ese entonces también se incorporó Marisol Rosero al equipo; en el 2014, finalmente, el negocio tomó el nombre de Blu! Lab.

    Gracias a las buenas referencias, el estudio también comenzó a elaborar logotipos para empresas.

    Uno de los primeros contratos importantes fue con Novopan del Ecuador, firma que se dedica a la fabricación de tableros, aglomerados y laminados. En esta firma, Blu! Lab elaboró la parte gráfica, como catálogos para comunicación interna y externa.

    César Álvarez, vicepresidente de Ventas y Mercadeo de Novopan, asegura que Blu! Lab ha realizado trabajos en diferentes áreas desde hace tres años. Álvarez destaca la creatividad y puntualidad en la entrega de sus trabajos. “Nos ha ido muy bien. Siempre la calidad del trabajo es muy buena”.

    La fabricación de pósteres, lienzos, afiches y objetos decorativos como lámparas y platos base en las cadenas de Corporación Favorita también ayudaron a consolidar el estudio.
    Otra de las líneas de negocio de la firma es el diseño industrial. En el 2014 comenzaron a desarrollar esta área cuando elaboraron lámparas para el restaurante Osaka de Quito, especializado en comida japonesa y peruana.

    Además, en ese mismo año trabajaron en la decoración del restaurante de comida mexicana Chipote Chillón (norte de Quito), en el que manufacturaron piñatas, lámparas, entre otros artículos.

    Desde su creación la empresa ha trabajado para 150 firmas del país. Además ha colaborado en el desarrollo de marcas para pequeños negocios que están empezando.
    Otro de los proyectos que ha emprendido Blu! Lab -junto a otros emprendedores- es La Tejedora Distrito Creativo, en Cumbayá, que aglutina negocios de arte, yoga, meditación, relajación entretenimiento, estilo de vida, diseño arquitectónico y de modas, música, deportes, gastronomía y cerveza artesanal.

    La Tejedora está conformada por un área -donde anteriormente operaban dos antiguas fábricas textiles- que se está adecuando para convertirse en el primer distrito creativo del Ecuador.

    Blu! Lab trabajó en el ‘branding’ de Amha Design, una firma guayaquileña que se especializa en arquitectura de interiores. Ana María Hanse, arquitecta de interiores, señala que trabajaron en la personalidad de la marca, definición de colores y elaboraron el manual en el que se establecen cómo se deben trabajar las piezas gráficas de la empresa.

    Emilia Wright, Marisol Rosero  y Diana Zambrano son las socias de Blu!Lab, un estudio de diseño industrial, ‘branding’ y ‘packaging’. Su centro de operaciones está en Cumbayá. Fotos: Vicente Costales / LÍDERES
    Emilia Wright, Marisol Rosero y Diana Zambrano son las socias de Blu!Lab, un estudio de diseño industrial, ‘branding’ y ‘packaging’. Su centro de operaciones está en Cumbayá. Fotos: Vicente Costales / LÍDERES
  • Las flores dan vida a este negocio desde hace 50 años

    Adriana Bucheli

    Relacionadas

    Rosas de todos los colores, crisantemos, astromelias, girasoles y por supuesto orquídeas, son algunas de las variedades de las flores que envuelven cada día la vida Carlos Muzo.

    Este ambiente lo atrapó desde su infancia, cuando visitaba a su padre en el trabajo, en una de las primeras florerías de la capital.

    Hoy, es el dueño de Florería La Orquídea de Quito, que está en el mercado hace 50 años.
    A la edad de 13 años, Muzo viajó a Guayaquil a ayudar a dos de sus hermanos mayores que trabajaban en una de las primeras florerías del Puerto Principal, que también se llama La Orquídea.

    Dos años después, al fallecer su padre, regresó definitivamente a Quito con la ilusión de montar su propio negocio. Cuando cumplió 19 años el emprendedor logró su objetivo y puso su florería, gracias a un préstamo de su madre.

    La inversión inicial para armar su florería fue de 2 000 sucres, con los que compró floreros, plantas, un teléfono y una mesa, para atender en un local de 2 x 2 metros.
    Para continuar invirtió 1 000 sucres más, pues al abrir en el mes de abril debía prepararse para su primer Día de la Madre. La venta de sus primeros 30 arreglos le permitió avanzar con el negocio.

    Desde el inicio trabajó junto con su esposa María Guamán, quien se encargaba de recibir pedidos, mientras él elaboraba los arreglos.

    Para brindar más comodidad a sus clientes se trasladaron a varios locales, hasta que lograron comprar la propiedad donde funciona la matriz del negocio, con la oferta de arreglos florales y complementos como chocolates, peluches, globos, etc., para toda ocasión.

    Uno de sus clientes es la empresa Jarrín Carrera. Alina Jaramillo, asistente de gerencia, comenta que acuden a los servicios de La Orquídea hace unos cinco años. “El servicio es excelente, son eficientes en todo”, afirma. La empresa ha adquirido los arreglos para adornar sus instalaciones, así como para celebrar los cumpleaños de sus trabajadores, incluso de los hombres, para quienes buscan los complementos.

    Muzo recuerda que hace medio siglo no era tan fácil conseguir flores en Ecuador, porque el sector floricultor aún no se desarrollaba a los niveles actuales.

    Por ello se trabajaba principalmente con flores de jardín que se cultivaban en Tumbaco, de las cuales solo se conseguían un par de docenas de flores. Explica que hasta tenía que viajar a Ipiales (Colombia) a traer las flores. “Se trabajaba con cartuchos, hortensias, magnolias, pocas rosas y pocos claveles, que actualmente hay en abundancia”, señala.

    Actualmente, La Orquídea recibe flores de Cayambe, Cuenca y Tabacundo y trabaja con alrededor de 12 500 rosas, unas 2 000 astromelias y por lo menos 500 orquídeas al mes, sin contar con las demás variedades.

    Muzo comenta que el negocio ya no es el mismo que antes, pues ha caído en los últimos 10 años.

    La situación económica del país, y por ejemplo, el hecho de que se ha dejado de festejar los “santos”, son factores de influencia. Antes se vendían arreglos florales por los días de las ‘Marías’, ‘Mercedes’, ‘Rosas’, etc., además de los tradicionales San Valentín y Día de la Madre, cuando las ventas se duplican.

    Por ello, La Orquídea busca dar un servicio que le distinga de la competencia. Uno de ellos es hacer recordatorio s de fechas “clave” a los clientes frecuentes. Además de las llamadas telefónicas a la matriz y a su sucursal ubicada al norte de Quito, utilizan su página de Facebook y el Whatsapp para promocionarse y recibir pedidos, que se procura entregar en máximo dos horas desde su recepción.

    Alejandro Simbaña, diseñador en La Orquídea

    “Yo ya trabajó aquí 10 años, pero para mí eso no es un trabajo, en realidad es una diversión porque me encanta hacer lo que hago. Soy el hombre más feliz del mundo cuando hago mis creaciones con las flores, porque desde niño me enamoré de ellas. Me siento como en familia porque mis jefes son buenas personas, que siempre están inculcándonos buenas normas. Nosotros tratamos de formar una familia. Mi sueño sería algún día tener una florería igual, pero por ahora soy feliz en mi puesto porque el ambiente laboral es espectacular. Además, gracias a este trabajo pude tener mi casa y cuidar bien a mi familia. Espero que podamos avanzar con la empresa sobre todo en la organización de eventos.

    Ya hemos hecho muchos, pero aspiraría a que La Orquídea también se especialice en eventos y no solo nos centremos en el servicio particular y a domicilio. Tenemos la experiencia y nos ha ido bien, por eso es que estoy convencido de se que sí podemos y lo haremos excelente.

    Carlos Muzo, propietario de La Orquídea, explica que inició el negocio en Quito con su esposa en un local de 2x2 metros, con una inversión de 2 000 sucres hace medio siglo. Foto: Patricio Terán  / Líderes
    Carlos Muzo, propietario de La Orquídea, explica que inició el negocio en Quito con su esposa en un local de 2×2 metros, con una inversión de 2 000 sucres hace medio siglo. Foto: Patricio Terán / Líderes
  • Madre e hija dan con la receta ideal en postres

    Redacción Quito

    Relacionadas

    Galletas decoradas de manera artesanal al gusto de cada cliente; minipostres para compartir y ‘cheesecakes’ con sabores variados son la carta de presentación de Cream & Sugar.
    La iniciativa nació a fines del 2013. Desde los cinco años, Tatiana Guerrero -ahora de 17 y gestora del emprendimiento- desarrolló sus habilidades para la repostería.

    Su madre, Tatiana Mejía y quien se encarga de la parte administrativa del negocio, cuenta que inscribió a su hija en un curso de respostería a esa edad. En la primera clase sintió como que su hija hubiese “descubierto el agua tibia”, dice. Esto porque aprendió a hacer galletas con facilidad, sin ningún antecedente de temas culinarios en la familiar.

    Al ver estas habilidades, los padres de Tatiana Guerrero mantuvieron el apoyo para las capacitaciones en repostería. Y con el tiempo aprendió nuevas técnicas, explica la joven emprendedora.

    A sus 13 años, Tatiana Guerrero ya preparaba postres más elaborados y los vendía entre sus compañeros de clase en el Colegio Menor, ubicado en Cumbayá, al oriente de Quito.
    En su afán por tener un pequeño negocio, Tatiana Guerrero decidió darle forma a su “miniempresa” como ella la llama con una visión a largo plazo.

    Así nació Cream & Sugar, que desde entonces hasta la fecha ofrece de ‘cupcakes’, ‘cheesecakes’, tortas, ‘pies’, galletas, trufas y minipostres. Los sabores que utilizan para los productos son variados: se cuentan chocolate y frutas orgánicas, por ejemplo.

    Los ingredientes le dan el toque especial a la receta “secreta”. Y el valor agregado del emprendimiento está en los diseños y en los decorados hechos de manera artesanal: “nos gusta saber qué le gusta a nuestro cliente”.

    En la elaboración de los productos de Cream & Sugar, madre e hija no trabajan solas. En la parte operativa cuentan con la ayuda de otras tres personas.

    La capacidad de producción depende de la demanda, dice Guerrero. Por ejemplo, en Navidad las 20 unidades de galletas que elaboran a la semana se duplica.

    Jossette Vázquez, propietaria de Market Express, ubicado en Cumbayá vende los postres de Cream & Sugar hace tres meses.

    Para la temporada navideña el emprendimiento elaboró -de manera exclusiva- trufas con diseños navideños y ‘cheesecake’ de rompope. Vázquez cuenta que estos productos fueron un éxito total en ventas, aunque no precisó cifras.

    Jéssica Burbano, abogada de 33 años se convirtió en cliente de Cream & Sugar a inicios de diciembre pasado. Detalla que llegó al emprendimiento vía Facebook. Ella realizó un pedido que incluía galletas de choconieve, pasteles y los diseños perfectos le llamaron la atención. Por lo que mantendrá contacto con el negocio para pedidos futuros.

    El emprendimiento a la fecha cuenta con 50 clientes al mes y realiza envíos a escala nacional.
    Para este año que empieza, la emprendedora planea lanzar nuevos productos como ‘mousse’ de tres variedades de chocolate, nuevos sabores para tortas y la línea de barras.
    También, fortalecerá la imagen corporativa en redes sociales y en su página web.

    Tatiana Guerrero elabora recetas para postres y galletas de Cream & Sugar. Su madre es clave en el negocio. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Tatiana Guerrero elabora recetas para postres y galletas de Cream & Sugar. Su madre es clave en el negocio. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Los ingredientes vegetales dan sabor a esta pastelería

    Redacción Guayaquil

    La pastelería tradicional utiliza como principales ingredientes la harina, la leche de vaca y los huevos de gallina. En la pastelería vegana, en cambio, se omite el uso de cualquier producto derivado de los animales. Así lo explica Sarah Vélez, propietaria de Magdalena’s Bakery en Guayaquil.

    Ella dirige un negocio que elabora y vende cupcakes, galletas, tortas, tartaletas, magdalenas y bocaditos… todos veganos. ¿Cuál es la receta? En la preparación se sustituye la leche de vaca por leche de soya y los huevos por salsa de manzana, comenta la emprendedora de 21 años.

    La idea de montar una pastelería surgió en el 2010, mientras estudiaba en La Escuela de los Chefs, en Guayaquil. Así, al graduarse de la institución, en enero del 2011, invirtió USD 300 de ahorros personales y arrancó con la iniciativa. El dinero lo destinó a la compra de un horno semiindustrial y una batidora eléctrica.

    Sin embargo, al inicio no se dedicaba a la pastelería vegana. “Soy vegana y quería aplicarlo, con recetas creadas por mí y otras aprendidas en Internet. Pero no sabía cómo iba a ser la aceptación”, dice.

    Fue hace tres meses que se decidió a producir siguiendo esta tendencia. La acogida de parte de los consumidores ha sido positiva; vende a vegetarianos, a veganos y a personas que no siguen estas líneas como un estilo de vida.

    Andrea Portilla compra los postres desde hace cuatro meses. Indica que lo que más le gusta es la tarta de chocolate, crema pastelera y frutas frescas. Añade que cuando Vélez anunció el cambio de línea le pareció buena idea. “Es la única opción de pastelería vegana que conozco”.

    Sus productos se comercializan en el local Punto Caliente, del que sus padres son administradores. Su madre, Jeaneth Quintero comenta que existe interés de parte de los clientes. “Les parece novedoso y comentan sobre el buen sabor”.

    Lo más vendido son las tortas. Cada una tiene un precio de USD 20 y vende unas 18 al mes. Por las ventas, factura cerca de USD 500 mensuales. “Hay tanto meses bajos como ocasiones especiales en los que las ventas aumentan”, dice Vélez.

    Los productos los elabora en su domicilio, en el norte de la ciudad. Por otro lado, las ventas son bajo pedido y la entrega a domicilio. La promoción se realiza básicamente en las redes sociales.

    Elaine Silva es otra clienta. Ella trabaja en el Centro Ecuatoriano Norteamericano y dice que en junio realizaron un evento en el que se buscó no comer derivados de animal por un día. “Creí que al no ser preparados tradicionalmente no serían buenos pero me sorprendió su sabor”.

  • Cada pisada que dan en Fassioni, la realizan en familia

    Redacción Cuenca

    Los aeropuertos de Quito y Guayaquil eran el escenario para que los esposos Abraham Cabrera y Bertha Guaraca se inspiraran para crear modelos de zapatos.

    Esta pareja visitaba esos espacios y fotografiaba el calzado de las mujeres que llegaban desde EE.UU. y España. Luego, la pareja regresaba a su taller de 20 m² en el cantón Gualaceo (Azuay) y replicaba esos modelos para ofertar productos con las tendencias de esos mercados.

    Esta pareja inició su negocio, hoy llamado Fassioni, en 1983 con una inversión de USD 15 000 sucres (unos USD 7 al cambio de ese año). Hoy tiene una planta de producción de 600 m², un local en Gualaceo y otro en Cuenca; su facturación bordea los USD 200 000 al año.

    No todo el crédito es de los esposos Cabrera Guaraca, ni de la moda extranjera. En este emprendimiento también participan los tres hijos del matrimonio: Katy (29 años), John (25) y Grace (23); ellos aportaron conocimientos en marketing, procesos de producción, estrategias…

    [[OBJECT]]

    Las innovaciones puntuales de estos jóvenes (que iniciaron su participación en el 2008) se enfocaron en tres ejes. El primero fue cambiar el nombre del local comercial en Gualaceo que se llamaba Supermercado del Calzado, por Fassioni.

    El segundo fue pasar de cinco diseños mensuales a 30. Además, ampliaron la gama de colores y mezclaron texturas, para abarcar más clientes. El tercer cambio fue implementar una línea de calzado con macanas, tejidos y pintura a mano de los artesanos de Gualaceo.

    Rosita Matute es una de las cuatro artesanas que trabajan en este proyecto. Sus tejidos son parte de los zapatos. Está satisfecha con el reto que le propuso Fassioni.

    Pero las ideas frescas de estos chicos necesitaban una inversión que respaldara la innovación. Por ello, en los últimos tres años, esta firma ha invertido cerca de USD 80 000. Con ese dinero la familia adquirió una ribeteadora industrial (para dar puntadas delicadas en los zapatos); una máquina para cortar en zigzag y dar textura a los modelos. También incluyó el cambio de imagen de la marca y la adecuación de un local de 70 m² en el norte de la capital azuaya.

    Abraham Cabrera reconoce que sus hijos le dieron vida a los diseños y un giro al negocio. Esto, porque antes del 2008 sus clientes eran mujeres entre 40 y 60 años; solo diseñaba calzado en gris, blanco, café, negro y azul. Mientras que ahora, sus tiendas reciben mujeres desde 15 hasta 60 años. “Hoy ofertamos diseños en estampado animal, pintado a mano, botas de gamuza, sandalias en tela…”.

    Uno de los proveedores de la firma azuaya es Representaciones Garza (Quito), que le entrega desde 1994 materia prima como plantas para calzado, pegantes y forros. Su gerente, Fernando Salazar, destaca que Abraham Cabrera y Bertha Guaraca han construido una reputación en la industria del calzado y sus hijos siguen los pasos. “Es una familia emprendedora que ha sabido cómo expandirse en el mundo de los negocios”.

    La opinión de Salazar tiene sentido al ver que este emprendimiento inició con dos personas (la pareja), y hoy tienen 35 colaboradores en su firma. Para Guaraca, ese crecimiento se debe al trabajo en equipo y a la fidelidad de sus clientes.

    Carla Crespo utiliza el calzado de Fassioni. Destaca la variedad de modelos y la comodidad del calzado. “Además, los precios bordean los USD 45 que es asequible por la calidad del producto”.

    Además de los zapatos, Fassioni también fabrica carteras en cuero, charol y pintados a mano. Asimismo, desde diciembre pasado firmó un acuerdo con la distribuidora de perfumes Parissa de Medellín, para comercializar esas fragancias.

    Sobre el producto

    Las colecciones. Según las tendencias en Alemania, Inglaterra, España, Italia, etc., escogen los modelos. No obstante, adaptan los diseños a la realidad ecuatoriana.
    Los precios. Estos van desde USD 39 hasta 65, según el diseño y materiales. Los bolsos cuestan, en promedio, USD 50; también ofertan chaquetas, vestidos…