Etiqueta: desechos

  • Expertos en gestionar desechos

    Carolina Enriquez

    Redactora (I)

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    Una alternativa para proteger el medioambiente es Hazwat. Se trata de una gestora de desechos que transporta, trata y dispone residuos especiales y peligrosos.

    Su gerente, Jaime Muñoz, recuerda que la idea nació en el 2001. “Éramos un grupo de profesionales que hacíamos auditorías (industriales). Llegábamos hasta cierto punto. Les decíamos aquí están sus residuos, tienen que etiquetarlos y manejarlos; sin embargo, no había el paso siguiente. Una empresa, un día, nos pidió que lo manejáramos todo, es decir también el tratamiento. Así comenzamos”.

    Cinco socios conforman la empresa. En el 2003 se obtuvo la licencia ambiental y se iniciaron operaciones; se invirtieron cerca de USD 200 000 en la compra del terreno, incineradores y otras maquinarias, desarrollo de la planta de tratamiento, entre otros.

    Esta última se encuentra en la parroquia de Otón (Cayambe), en el norte de Pichincha. Se trata de un terreno bastante seco, ubicado al lado occidental de la carretera Panamericana.

    Hazwat recibe los desechos de empresas de todo sector y los traslada para su tratamiento. Entre los productos que procesan se encuentran químicos, aceites, llantas, químicos de procesos, medicamentos y productos alimenticios caducados, residuos infecciosos y hospitalarios y otros residuos industriales.

    La cementera Unacem es uno las clientes de Hazwat. “Con ellos trabajamos hace cinco años. Hemos mantenido esta relación de trabajo porque hemos visto la gestión adecuada de los residuos que nosotros entregamos. La mayoría son de tipo peligroso, como materiales contaminados absorbentes, que incluyen guaipes, paños, madera, cartones y más. También productos químicos, tubos fluorescentes, tóneres de impresoras, pilas, baterías y aceites usados”, explica Silvana Báez, coordinadora de Ambiente de la firma.

    La gestora ha estado en permanente innovación. Gracias a los buenos resultados de sus servicios, el número de sus clientes se ha incrementado; a cinco años de las operaciones, la empresa abrió una segunda planta de tratamiento, en Lago Agrio, Sucumbíos.

    El área  en que se encuentra el  incinerador de la planta de Otón. Las temperaturas son altas, para tratar ciertos desechos en el lugar..
    El área en que se encuentra el incinerador de la planta de Otón. Las temperaturas son altas, para tratar ciertos desechos en el lugar. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

    La idea era atender al sector petrolero. Muñoz explica que a las empresas del sector les brindan el servicio de tratamiento de aguas, residuos peligrosos y de perforación.

    Desde que se inició, Hazwat trabaja con compañías grandes. Actualmente, cuenta con 700 clientes; la mayoría son multinacionales que pertenecen a diferentes sectores productivos.

    Leterago del Ecuador, una industria farmacéutica, destaca el servicio que les ofrece Hazwat. “Trabajamos con ellos desde hace siete años. Transportan, almacenan e incineran desechos de esta empresa. Entre los productos que nos gestionan están medicamentos, cosméticos, equipos electrónicos, ‘coolers’, entre otros. Nos ha ido muy bien trabajando con la gestora”, explica Miriam Murminacho, asistente de Control de Calidad.

    Los procesos toman entre 15 y 20 días. La gestión que se da a cada residuo depende del producto: se incluyen incineración, trituración, reutilización de materiales, etc.

    En el caso de tratamiento de suelos contaminados, que es otro de los servicios que brinda la empresa, la tarea se extiende hasta ocho meses. La gestora también ofrece limpieza de fosas sépticas, de áreas especiales y de sitios confinados. Asimismo, desmontaje de compañías abandonadas.

    Para el desarrollo de los procesos la empresa cuenta con maquinaria importada, pero también otra diseñada por su personal. Muñoz junto a su jefe de Proyectos, Rodolfo Avilés, han aportado para estos desarrollos.

    Entre los planes que tiene la empresa a futuro está la expansión hacia otras provincias. Actualmente, la gestora recibe desechos de industrias de diferentes partes del país, pero la idea es estar más cerca de sus clientes. “Al estar cerca de Quito estamos lejos de ciertas firmas en otras áreas del territorio. Cada vez nos demandan más servicios”.

    En su afán de cuidar el medioambiente, Hazwat también ha desarrollado proyectos en ese sentido.

    Por ejemplo, cuenta con uno de revegetación en los espacios libres de la planta de Otón. A cada cliente se le invita a que sea dueño de un árbol nativo: lo siembra y Hazwat lo cuida. Además, en las áreas de los alrededores de las fincas se ha incrementado la flora y fauna; en la Sierra se encuentran conejos y en la Amazonía, monos.

    Una imagen de los residuos que se van a gestionar en la planta  de tratamiento de Otón. En el proceso existe máximo control de los desechos.
    Una imagen de los residuos que se van a gestionar en la planta de tratamiento de Otón. En el proceso existe máximo control de los desechos. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Techos verdes con preservativos y otros desechos

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    Un grupo de estudiantes está poniendo en marcha una empresa sostenible en Holanda que elaborará techos ecológicos para casas utilizando desechos no reciclables, como preservativos, tampones usados o compresas sanitarias.

    “Tras analizar las aguas residuales, descubrimos que los restos sólidos que se recolectan antes del tratamiento de agua tenían características interesantes. Lo más llamativo es que absorben mucha agua, pesan muy poco y queda algo de ‘estiércol’ en el material”, explicó Jelle Scharf, estudiante de Ciencias y Negocios.

    Estas son las propiedades “exactas” que se necesitan para elaborar “un techo verde”, en sustitución de los actuales materiales, como “el sustrato de roca de lava”, que no es del todo sostenible y que se extrae en países extranjeros.

    El material producido se aplicaría sobre la construcción regular del techo, como se hace actualmente con los techos verdes ya existentes que utilizan vegetación como membrana impermeable.

    El equipo está formado por tres jóvenes: Scharf (24 años) y Bas van der Leeden (23), que están aún terminando sus estudios en diseño de productos industriales, y por Anne Korthals (25), que se ha licenciado este año en diseño espacial.

    Este grupo participó y ganó hace una semana un concurso conocido como BlueCity Circular Challenge, en la ciudad de Rotterdam, para el que cuatro organizaciones ofrecieron una serie de desechos que querían reutilizar de forma más sostenible.

    Estos jóvenes estudiaron las aguas residuales y tuvieron que “analizar todo lo que la gente tira por el inodoro”, principalmente toallitas, preservativos, tampones y toallas sanitarias. Tras su investigación, descubrieron que los artículos absorben mucha humedad pero no se deshacen, lo que los convierte en un material perfecto “para los techos verdes, que hacen funciones de amortiguadores sostenibles de agua”.

    Scharf recuerda que “estos materiales no pertenecen a las alcantarillas” y lamenta que la gente “los tira por el inodoro igualmente”, aunque esté prohibido.

    Sin embargo, estos jóvenes son conscientes de que una combinación de preservativos, tampones y compresas no suena muy atractiva como composición del techo de una casa. Por eso, promete Scharf, antes de la elaboración de la capa impermeable, hay un proceso laborioso, seguro e higiénico: lavar el material, molerlo, y presionarlo hasta que quede en forma de placa.

    “De esta manera, podemos deshacernos de los malos olores y hacer que el material sea fácil de aplicar al techo. No dejaremos de investigar para asegurarnos de que ninguna sustancia dañina termine en el medioambiente”.

    La producción de estos techos verdes se podrá hacer “sin problema” con las aguas residuales normales. El objetivo principal de este proyecto es la sostenibilidad y el equipo se asegurará de que ningún resto “indeseable” termine en el producto final.

    Solo en la ciudad de Rotterdam, con unos 623 000 habitantes y donde estará basada la empresa, se recogen anualmente más de 100 000 kilos de restos sólidos de las residuales y de los que no se hace ningún uso tras su incineración. Habrá material suficiente para mantener un proceso de producción continuo de techos y el objetivo es ampliar la cobertura de techos verdes a otros países, más allá de Holanda.

    BlueCity Circular Challenge es un concurso de innovación que se cumple en Rotterdam, Holanda. Foto: Binder.nl
    BlueCity Circular Challenge es un concurso de innovación que se cumple en Rotterdam, Holanda. Foto: Binder.nl

    Agencia EFE

  • Los desechos de las industrias son su ‘combustible’

    Adriana Bucheli

    En 1987 Germán Ávila Vargas (+) trabajaba en la construcción de obra civil para el sector petrolero y notó una gran cantidad de contaminación, sin que se manejen adecuadamente los desechos.

    Esto y su interés en el cuidado del medioambiente, dio paso a la idea de crear tecnología para la remediación de pasivos ambientales y al nacimiento de PECS, empresa que ahora es manejada por los hijos del fundador.

    Uno de ellos, Felipe Ávila, gerente de la compañía. Él explica que su padre era el soñador de la familia y que si bien a muchos les da temor iniciar un negocio así por la inversión y el riesgo que implica, “él veía más allá”. Por ello, con sus hermanos decidieron continuar con el desarrollo de la tecnología luego del fallecimiento de su padre. Ávila cuenta que la empresa arrancó con una inversión inicial en sucres, equivalente a unos USD 100 000.

    Luego de ello la inyección de capital ha sido constante. Una de las últimas fue de USD 2 millones y fue para una planta de recuperación de hidrocarburos, en Orellana. Allí se han recuperado 60 000 barriles de crudo desde 2013.

    El 50% de esto se entregó al Estado como crudo en calidad de exportación y el restante se utilizó para generar un tipo de combustible industrial, en un proceso de revalorización del desecho, que también se puede hacer con plástico, llantas, vidrio, etc.

    Con esta “nueva” materia prima, PECS procesa al mes 60 000 galones de producto recuperado.

    Con la aspiración de duplicar la capacidad de trabajo se están invirtiendo otros USD 120 000.

    En los primeros años de PECS el único trabajador fue Ávila padre, quien se dedicó a la investigación y desarrollo de la tecnología. Las operaciones como tal comenzaron en 1992. A la fecha la empresa cuenta con 163 empleados directos y genera trabajo para unos 300 proveedores, la mayoría de la Amazonía.

    Los productos desarrollados son biodegradables y se aplicaron inicialmente para la limpieza de piscinas de crudo, avanzando después a la atención de contingencia y limpieza de derrames.

    Ahora, PECS brinda servicios de gestión integral de desechos peligrosos y no peligrosos para todo tipo de industrias como petrolera, textil, agropecuaria, florícola, automotriz, cementera, etc., expansión que inició hace 10 años.

    “Toda industria que genere desechos es nuestro potencial cliente”, asegura el gerente. La empresa gestiona desde la prevención de la generación de desechos, hasta la evacuación, transporte, tratamiento, revalorización o disposición final de los desechos.

    Actualmente tienen entre 20 y 30 clientes, que generan habitualmente algún tipo de desecho en sus procesos, aunque también brindan servicios en casos de imprevistos como derrames.

    Al año gestionan un volumen de entre 400 y 600 toneladas de desechos peligrosos y 300 toneladas de los no peligrosos y reciclables.

    Fernando Emanuele, gerente de la empresa Orion, señala que trabajan con PECS desde hace cuatro años y la experiencia es muy buena porque no solo tienen precios competitivos, sino también por su tecnología e innovación.

    La crisis del sector petrolero golpeó a PECS, pero haberse abierto a otras industrias les permitió seguir creciendo, al punto de que en 2016 lograron USD 9,2 millones en venta de servicios.

    Felipe Ávila, gerente de PECS, dice que están generando combustible industrial a partir de ciertos desechos. Foto Patricio Terán  / Líderes
    Felipe Ávila, gerente de PECS, dice que están generando combustible industrial a partir de ciertos desechos. Foto Patricio Terán / Líderes
  • Los desechos electrónicos producen graves efectos sobre la salud, según la ONU

    Agencia EFE

    Los desechos electrónicos se están convirtiendo en un ‘tsunami mundial’ de graves efectos sobre la salud humana y la naturaleza, dijo este lunes (4 de mayo) el responsable de la ONU para el medio ambiente, Achim Steiner, tras inaugurar una conferencia bienal sobre el manejo de químicos y residuos peligrosos.

    Delegados de 180 países se reúnen desde hoy lunes y por dos semanas en Ginebra para adoptar decisiones relacionadas con la aplicación de tres convenciones internacionales que regulan el movimiento transfronterizo de desechos tóxicos, el comercio de químicos peligrosos y la eliminación de contaminantes orgánicos persistentes.

    En esta conferencia, la forma de gestionar los desechos de aparatos electrodomésticos y electrónicos, cuyas cantidades son las que más rápido crecen, será uno de los temas centrales de discusión.

    Ello es debido a sus cantidades colosales, a que contienen substancias que pueden perjudicar la salud de las personas y el medio ambiente y a que la recuperación de sus elementos reciclables es muy escasa.

    «Estamos frente a una estupidez económica porque tiramos gran cantidad de materias primas que se pueden volver a utilizar», comentó Steiner, quien recordó que entre microondas, televisores, ordenadores fijos, portátiles y teléfonos móviles, estos últimos contienen minerales que podrían reciclarse sin gran dificultad y crear empleos ‘verdes’.

    El secretario ejecutivo de las tres convenciones (de Basilea, de Rotterdam y de Estocolmo), Rolph Payet, explicó que al término de la conferencia se espera adoptar un documento con directivas sobre la gestión adecuada de desechos electrónicos.

    En 2014 se arrojaron 41,8 millones de toneladas de productos eléctricos y electrónicos, principalmente dedicados a la cocina, al cuarto de baño y al lavado de ropa, una cantidad que Payet comparó con la carga de «1,15 millones de camiones de dieciocho ruedas».

    A lo largo de la reunión también se buscarán acuerdos para tener una gestión coordinada y coherente de basura que contiene contaminantes orgánicos persistentes, es decir que no se degradan en la naturaleza, contaminan el suelo y el agua y, por esta vía, entran en la cadena alimentaria y al organismo de personas y animales.

    Steiner explicó que tales substancias -muchas de las cuales son utilizadas en la agricultura, en fertilizantes, pesticidas e insecticidas- pueden tener un grave impacto en el sistema endocrino. «Vivimos en una época en la que los químicos están en todos lados y cada vez más dentro de nosotros», alertó.

    El representante de la ONU comentó que el riesgo que suponen esos químicos queda en evidencia con la cifra de un millón de muertes ocupacionales, provocadas por su manejo en distintas actividades y concentradas en la actividad agrícola.

    El objetivo de las convenciones que estarán bajo revisión en los próximos días no es prohibir en todos los casos el uso de las sustancias nocivas, pero sí garantizar que se utilicen de tal modo que se reduzca su impacto negativo y que los países pobres no terminen siendo su destino final.

    Asimismo, se intenta transmitir a la industria el mensaje de que se necesita desarrollar productos alternativos a aquellos que está ampliamente demostrado que son tóxicos.

    Actualmente, existen al menos 100 000 substancias químicas cuyo impacto para la salud o el medio ambiente -en la gran mayoría de casos- nunca ha sido evaluado, a pesar de lo cual son ampliamente utilizadas en todo tipo de industrias y «forman parte de nuestra vida física y económica», recalcó Steiner. 

    En 2014 se arrojaron 41,8 millones de toneladas de productos eléctricos y electrónicos. Foto archivo:  Diego Pallero / LÍDERES
    En 2014 se arrojaron 41,8 millones de toneladas de productos eléctricos y electrónicos. Foto archivo: Diego Pallero / LÍDERES
  • Los desechos plásticos son una mina de oro para Ecuaplastic

    Mónica Orozco. Redacción Quito

    Para la empresa ecuatoriana Ecuaplastic, los desechos plásticos y de envases Tetra Pak no son basura sino el insumo principal de su negocio. Desde el 2008, la firma provee de mangueras, tableros y techos ecológicos a empresas avícolas y viviendas en la Amazonía, segmentos que son su principal mercado.

    Una parte de los envases plásticos que se consumen a diario dejaron de ir a los botaderos gracias a la iniciativa de Édgar Mora, gerente de Ecuaplastic.

    Él había dejado su empleo en una firma textil para formar una empresa de plásticos con un grupo de amigos en el 2004. Este emprendimiento cerró porque no logró entrar al competitivo mercado de los tubos PVC. “La materia prima era cara y requería producir en grandes cantidades”, recuerda.

    Pero este ingeniero mecánico se dio cuenta de que la materia prima que requería para su emprendimiento estaba al alcance de la mano, justo en el tacho de basura. Con esta idea y una inversión de cerca de USD 250 000 compró la participación de sus socios y arriesgó un capital adicional para formar la empresa que hoy dirige. Adaptó la infraestructura que ya disponía para PVC y también diseñó y fabricó maquinaria nueva.

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    Así, Ecuaplastic comenzó con una producción de seis toneladas de manguera mensuales en el 2008. El crecimiento ha sido exponencial desde entonces. En el 2012 generó 80 toneladas mensuales y ya cuenta con cinco líneas de productos que incluyen mangueras para riego, para agua y para conexiones eléctricas.

    La mayor parte de la materia prima que usa son sobrantes de procesos industriales y una pequeña parte se recicla en hogares. Pero este año la empresa invertirá en nueva maquinaria que le permita utilizar más desechos de botaderos (o posconsumo).

    Ecuaplastic quiso que sus productos generen el más alto valor agregado. La maquinaria de esta firma no solo que funde el plástico reciclado como hacen otras industrias, sino que efectúa un proceso de “peletizado”, que filtra nuevamente la resina antes de la producción de mangueras. Ello da un espesor homogéneo a los productos finales, lo que reduce roturas por calor o presión.

    La cartera de clientes incluye avícolas, como Anhalzer. Elías Maica, gerente de Producción de esta empresa, comenta que los productos que adquiere a Ecuaplastic desde hace cuatro años (solo en el 2012 compró unos 20 000 metros de manguera ecológica) son tan resistentes como las elaboradas con material virgen (que proviene de petróleo). Pero lo más importante es que “contribuyen al bienestar del ambiente y eso nos interesa como empresa”, pues evita enviar más plástico al ambiente, que puede tardar en degradarse entre 100 y 1 000 años.

    En el 2012 Ecuaplastic llamó la atención de Tetra Pak Ecuador, que buscaba socios nacionales para reducir su impacto ambiental. Esta gigante de la fabricación de envases, que llevan su mismo nombre, propuso a Ecuaplastic un proyecto para generar techos y tableros con Tetra Pak reciclado (envases compuestos en un 75% de cartón, 20% de polietileno o plástico y 5% de aluminio). Tetra Pak donó al proyecto USD 100 000 y la firma ecuatoriana invirtió USD 50 000.

    Las cubiertas resultantes, denominadas Ecopak, resisten la humedad y condiciones climáticas como las que existen en la Amazonía, hoy su principal mercado.

    La producción de esta nueva línea de productos comenzó en noviembre pasado, con 40 toneladas por mes. La meta es producir 80 toneladas de techos y tableros mensuales. Pero cumplir este objetivo depende de cómo el país avance en temas de reciclaje, dice Mora.

    El impacto laboral

    La nómina. En el 2008 Ecuaplastic tenía siete empleados, hoy suma 32 en sus dos plantas ubicadas en Pichincha.

    Materia prima. Utiliza el plástico reciclado que usan los pasajeros para envolver maletas, botellones, etc., excepto PET ( botellas de gaseosas).

  • Av corp traslada y transforma desechos

    Carolina Enríquez (I) Redacción Quito / LÍDERES

    Traslado de productos peligrosos, revalorización de residuos industriales y generación de energía con base en residuos es el trabajo de AV CORP.

    Esta firma, que nació en Quito en 1996, tiene como objetivo cuidar el ambiente. Según Eduardo Vera, uno de sus directivos, el traslado de productos peligrosos se hace de forma técnica y certificada, ya que cuentan con el aval de las instituciones reguladoras, entre las que está el Ministerio del Ambiente.

    El crecimiento de la empresa en dos décadas se refleja en los volúmenes transportados: al inicio trasladaba unos 2 000 galones y ahora suman 300 000, de productos peligrosos. Entre esos materiales constan elementos para estimulación de pozos petroleros, productos sólidos, líquidos y lodos de diferentes industrias, etc. Por ejemplo, se encarga de los residuos que vierte GM OBB del Ecuador.

    Adolfo Gangotena, representante de ambiente y sostenibilidad de GM, destaca el «cumplimiento y la velocidad» del servicio de AV CORP. Esta firma trabaja con la ensambladora de automotores desde el 2009.

    La empresa también trabaja con el Municipio de Quito para el traslado de desechos biológicos y partes humanas, que se generan en hospitales públicos y privados, laboratorios, clínicas, etc., dentro del Distrito Metropolitano. Estos desechos son trasladados al botadero de El Inga (en el oriente de Quito), donde se realiza un proceso de tratamiento técnico. AV CORP cuenta con una flota de transportes para trasladar elementos como los residuos industriales no peligrosos (carbón, metales, madera, etc). Cuando AV CORP inició el traslado de estos productos movía unas 100 toneladas al año, pero ahora suman unas 50 000.

    La empresa, que no comparte la idea de destrucción de estos productos como un mecanismo de limpieza, desarrolla tecnología para reutilizarlos. «No compartimos con la tecnología de incineración de productos porque transformamos una masa contaminante sólida a una gaseosa. Es una salida, pero no lo ambientalmente correcto. Todos los residuos industriales siempre se los puede reutilizar», indica Vera.

    La revalorización permite que los residuos se conviertan en materia prima en otro proceso industrial. Por ejemplo, un producto PET puede transformarse y convertirse en base para la fabricación de otro. Además, el carbón una vez usado se quema. Sin embargo, la empresa ha desarrollado procesos para que este producto se reutilice como combustible.

    En esta dinámica ambiental se desarrolla -desde 2002- otro programa orientado a generar energía alternativa. El caso estrella de AV CORP es el uso de excretas y orines de los cerdos, para generar combustible para empresas, como la cementeras. «Estas van cambiando su matriz de consumo energético a la de biocombustibles. Esto nos ha tomado largos años».

    Estos procesos han sido aplicados en otros países, como Colombia, y la firma aspira a crecer en la región con el desarrollo de energía alternativa.

    Vicente Toledo, encargado de mantenimiento de planta y camiones, trabaja nueve años en la compañía y destaca su aprendizaje en el desarrollo y fabricación de maquinaria que necesiten para los procesos de AV CORP.

    50 000 toneladas de desechos traslada esta empresa al año, en promedio.