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  • Quito destapa toda una oferta inmobiliaria

    Redacción Quito

    El sector inmobiliario atraviesa en el Ecuador una etapa de crecimiento constante en los últimos dos años. En Quito, por ejemplo, basta recorrer las principales vías y avenidas del norte y sur de la ciudad, así como de los valles de Cumbayá y Los Chillos, para encontrar proyectos de viviendas y terrenos en venta. Los anuncios de departamentos y casas de 90, 100, 120 m² o más, se ofertan en vallas, anuncios de prensa, páginas web, etc.

    Según datos de la Cámara de la Construcción de Quito, el sector inmobiliario en la capital creció un 10% en el 2011 en comparación con el 2010.

    La oferta que impulsa esta demanda está compuesta principalmente por vivienda terminada; es decir, casas, departamentos y suites listos para habitar; pero también se encuentran terrenos, así como edificios de departamentos y casas en construcción.

    Las cifras del Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess) confirman que la preferencia del ecuatoriano es la vivienda terminada. Entre octubre del 2010 y octubre del 2011 el Biess entregó unos USD 740 millones en préstamos hipotecarios (en valor neto). De esa cifra, 611,5 millones fueron para vivienda terminada. Los otros 128,5 millones fueron para construcción de vivienda, reparación, remodelación, sustitución de hipoteca o compra de terrenos.

    Analistas, constructores y autoridades consultadas coinciden en que la oferta de vivienda crece con un ‘buen ritmo’.

    Para Hermel Flores, titular de la Cámara de la Construcción de Quito (CCQ), la razón es simple: “La gran oferta es porque hay más dinero en el mercado y esto obedece a la participación del Biess en el sector inmobiliario”.

    El Biess incluso sobrepasó en el 2011 a la banca privada en la colocación de créditos hipotecarios (ver gráfico).

    Flores agrega otro dato que muestra la competitividad del Biess. La entidad ofrece créditos de hasta 25 años y con una tasa de interés menor al 9%; mientras que en los bancos, en cambio, se ofrecen plazos de hasta 15 años y una tasa del 9,5%.

    El analista Ismael Vélez coincide en que el Biess es responsable del buen momento del segmento inmobiliario. “El Banco del IESS sostiene y dinamiza la demanda de vivienda, en especial las que oscilan en un precio de USD 40 000 y los constructores aprovechan la demanda existente”.

    El gerente del Biess, Efraín Vieira, reconoce que la entidad es protagonista, pero asegura que no es su meta quitar clientes al sector financiero privado. “No queremos ser la única entidad que entregue créditos hipotecarios, sino un complemento de la banca privada”.

    ¿Y quién gana con la amplia oferta del sector inmobiliario? Para Vélez, si hay recursos todos ganan; es decir, el constructor, los municipios, las empresas que financian, bancos y mutualistas que otorgan créditos hipotecarios.

    No obstante, la cantidad de recursos existentes en el sector inmobiliario trae una consecuencia. Los precios se elevan en función de la oferta y la demanda, y por eso en el mercado se encuentran viviendas cuyo metro cuadrado de construcción oscila entre USD 500 y 1 300, según la ubicación y los acabados. Y esos costos, dice Vélez, los termina pagando el comprador.

    Las empresas inmobiliarias aseguran que viven un buen momento. En los dos últimos años, la venta y construcción de unidades de vivienda se han incrementado exponencialmente.

    En la constructora Uribe & Schwarzkorpf (U&S), por ejemplo, las ventas se incrementaron en un 40% en el 2011, en comparación con el 2010. Vendieron 844 unidades habitacionales que representaron USD 91 millones. Mientras que en el 2010 vendieron 710 viviendas, que les dejaron USD 66 millones.

    Joseph Schwarzkorpf, gerente de U&S, comenta que el país experimenta un crecimiento en este sector, debido a que existe mayor acceso a programas de crédito a largo plazo. Esta constructora tiene proyectado vender en este año aproximadamente 1 000 viviendas. En U&S se oferta casas desde USD 45 000 hasta USD 200 000, solo en Quito.

    Pequeñas y medianas constructoras también experimentan un ascenso en sus ventas. Paúl Viteri, asesor de la inmobiliaria Keops, señala que entre el 2010 y 2011 vendieron unas 120 unidades. Esta compañía se especializa en la venta de suites y oficinas con valores aproximados de USD 1 100 el metro cuadrado.

    A pesar del crecimiento, todavía existe déficit habitacional en el país. Según datos del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, en Ecuador todavía hacen falta 1,2 millones de unidades de vivienda.

    En cuanto a viviendas populares, el Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV), en el período 2010-2011 financió la construcción de 129 proyectos a escala nacional que suman 30 viviendas. El monto de créditos asciende a USD 228 741 635. Solo en la provincia de Pichincha se han construido 60 proyectos.

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  • Ma. Matilde Almeida destapa el fraude corporativo

    Xavier Montero Redacción Guayaquil / LÍDERES

    aría Matilde Almeida, quien se desempeña en la investigación de delitos corporativos desde hace más de dos décadas, recuerda con humor los pasajes grises de su vida profesional.

    Por ejemplo, cuando estuvo en medio de una balacera entre agentes de las unidades de Inteligencia de la Policía Nacional y una banda de asaltantes de materias primas, hace 8 años. Todo aquello ocurrido en el norte de Quito.

    «Es una investigadora destacada con quien hemos podido resolver con éxito varios casos desde hace unos 10 años», indica Jaime Palacios, principal de la firma J&P Peritajes de Seguros.

    La investigadora rememora con ironía cuando tuvo que «desaparecerse del mapa», durante siete meses. Una banda ‘especializada’ en la estafa a firmas de seguros la amenazó hace 2 años. Las investigaciones de Almeida truncaron un fraude estimado en USD 125 000.

    La manera de operar de los antisociales, liderada por un «profesional del derecho» -según las investigaciones de Almeida-, es asegurar a personas por montos de hasta USD 500 000. Luego, con coimas en poblados rurales, se falsean actas de defunción y hasta los documentos de los deudos. Aquella banda aún no está desarticulada y por tal motivo no se pueden publicar más datos.

    Almeida, quien culminó sus estudios secundarios en Comercio y Administración a finales de la década de los setenta, resolvió 14 investigaciones en el 2012.

    Entre sus clientes corporativos constan las firmas ACE Seguros, Plastex, Contecon, Panamericana del Ecuador… «Es poco común encontrar a una mujer dedicada a esta profesión», indica Roberto Vélez, jefe de Siniestros de Generali Ecuador Cía. de Seguros y quienes conocen del trabajo de ella desde hace unos ocho años.

    El gusto de Almeida por la investigación judicial se originó en 1978. En aquel año inició sus labores en el área administrativa de la Armada del Ecuador, ubicada en Guayaquil, y fue escalando rangos durante 12 años de servicio.

    Durante ese período, la investigadora, cuya canción favorita es el folkrock ‘The sound of silence’ del dueto neoyorquino Simon & Garfunkel, colaboró en pesquisas relacionadas con el contrabando de mercadería en puertos locales y el tráfico de alcaloides.

    A inicios de los noventa, para dedicarse de lleno a la investigación, emprendió como investigadora privada. Uno de sus primeros servicios profesionales los prestó a la Unidad de Investigación Financiera del Banco Central del Ecuador.

    Así, entre otros delitos, pudo certificar casos de clonación de cuentas y tarjetas bancarias, etc. «Su meticulosidad es destacable», indica Alba Rojas, subgerenta de Reclamos de ACE Seguros. Esta firma ha ocupado sus servicios desde hace cuatro años con resultados exitosos en siniestros «sospechosos».

    Una de las investigaciones que más destaca en sus primeros años fue la que realizó para el -en aquel entonces- Lloyds Bank. Almeida fue contratada para dar con el paradero de un cliente que había estafado a esa institución financiera, por varias decenas de miles de dólares.

    La investigadora montó una escena teatral afuera del domicilio del presunto delincuente. Con la ayuda de policías judiciales le hizo creer a él que su automóvil había sido implicado en un accidente de tránsito. «El engañador fue engañado. Él apareció a esclarecer que no había tenido ningún percance vehicular. En ese instante fue detenido», recuerda la investigadora, que prefiere no profundizar sobre sus familiares cercanos.

    Un caso que resolvió a finales de la década de los noventa desenmascaró a una banda que cobraba seguros de vida fingiendo la muerte de los asegurados en accidentes de tránsito ficticios.

    Se trata del trabajo que hizo para la extinta firma de Seguros Inca S.A. y en la que laboró para Martín Vilches. La investigación de Almeida concluyó en que un vehículo reportado como incinerado en un choque no era el mismo que había sido asegurado, que el número del chasis no correspondía al que rezaba en la póliza contratada y que todo fue trucado.

    «La intuición de María Matilde (Almeida) es su principal herramienta al dar una respuesta a un caso», indica Roberto Vélez. Una de las investigaciones que ella realizó para esta firma porteña fue localizar un contenedor de polietileno que se le había sido sustraído a la industrial Plastex, domiciliada en Quito.

    Según recuerda Vélez, para dar solución a aquel caso, la investigadora se hizo pasar por una empresaria que estaba interesada en aquella materia prima robada. Los primeros contactos con los delincuentes se dieron pues quienes tenían los bases plásticas robadas a Plastex respondieron a un anuncio publicado en un periódico. En el dominical se buscaba de suma urgencia contactar con un proveedor de polietileno.

    Los presuntos delincuentes citaron a Almeida hasta unas bodegas en el sector de Pomasqui (al norte de Quito), para dar paso a la venta del material plástico.

    Tras dos horas de conversaciones con ellos, en las cuales ella decía ser una emprendedora del sector plástico, se realizó su captura en flagrancia. El proceso terminó con un enfrentamiento con los policías, y se desarticuló a la supuesta banda dedicada al atraco de contenedores.

    «Se evitó un cuantioso robo a nuestra compañía», señala Alejandro Cerda, jefe nacional administrativo de la importadora Frutera del Litoral. La información que consiguió esta investigadora indicaba que un empleado de la misma empresa había planificado un asalto y un secuestro al presidente de la firma, y que no alcanzó a perpetrarse.

    La jornada de la investigadora, según sus colaboradores cercanos, no tiene horarios fijos. Ella posee las órdenes de captura de los presuntos antisociales y labora con un colegiado de agentes policiales en servicio activo y pasivo, bajo la firma Invescor, con sede en el centro sur de Guayaquil. Así, cuando se tiene alguna novedad sobre los casos, debe acudir para hacer efectivos los petitorios judiciales.

    Actualmente dedica su pericia a una investigación para dar con el paradero de una «estafadora», según dice esta investigadora. La presunta delincuente, al alcanzar un cargo en una cadena de servicios, habría hecho un desfalco por USD 500 000. Almeida también procesa un caso para la aseguradora Panamericana del Ecuador y el de una importadora.

    Sus estrategias para resolver los delitos corporativos surgen en el manejo de fuentes e informantes. Al igual que lo hace su personaje de ficción favorito Jessica Fletcher ‘La reportera del crimen’ en la histórica serie televisiva ‘Murder, she wrote’; la indagadora privada posee una nutrida cartera de informantes en varias ciudades a escala nacional.

    Más pesquisas

    Inteligencia policial. Durante una década colaboró con un Departamento de Policía Judicial en el centro de Guayaquil.

    Su libro. En diciembre publicará un libro con los casos más emblemáticos de sus dos décadas de investigaciones.