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  • La pandemia dio paso a optimizar más sus servicios

    Cristina Márquez. (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    El servicio personalizado y atento caracteriza a Motofast, un negocio de encomiendas y transporte puerta a puerta, que se diversificó y creció en la pandemia por el covid-19. Sus socios se aliaron con otros emprendimientos para mantener las fuentes de empleo de más de 50 familias.

    Gabriel Vega y Luis Rangel se radicaron en Riobamba en el 2017. Ambos son oriundos de Venezuela y migraron debido a la crisis económica que en ese tiempo empezaba a agudizarse en su país.

    Ese mismo año invirtieron cerca de USD 3 500 en la adquisición de una motocicleta y un celular para iniciar su empresa de encomiendas. Lo hicieron tras analizar el mercado local y las necesidades de sus clientes potenciales.

    “En Riobamba trabajé en un restaurante, una cafetería, una empresa de celulares y una empresa de encomiendas. Esa experiencia me ayudó a identificar las preferencias de la gente y diseñar mi negocio”, cuenta Gabriel Vega.

    En su estudio de mercado descubrió que aunque ya había varias empresas similares, los servicios que ofrecían eran limitados. Así que buscaron formas novedosas para mejorar la experiencia y la atención a sus clientes.

    Ellos, por ejemplo, se encargan de hacer compras de todo tipo y se aseguran de que sus clientes escojan los productos a través de videollamadas o mensajes de texto. Además, realizan gestiones como depósitos bancarios, trámites institucionales y otros.

    En un inicio el negocio surgió para sustentar a los dos socios, pero al poco tiempo más jóvenes se sumaron al emprendimiento y el objetivo cambió. Ahora buscan respaldar a otros migrantes.
    “Queremos apoyarnos y generar fuentes de empleo. Todos nuestros repartidores son nuestros coterráneos, que vinieron al país para mejorar la vida de sus familias”, dice Gabriel.

    El negocio, que hasta febrero contaba con ocho repartidores, creció desde que en el país se declarara la emergencia sanitaria. Hoy laboran 20 motociclistas.

    Ellos se capacitaron sobre medidas de bioseguridad y adquirieron equipos de desinfección para evitar contagiarse y garantizar la seguridad de sus clientes. También incrementaron la publicidad en redes sociales y sumaron nuevos servicios a su menú.

    La demanda de encomiendas se multiplicó y los repartidores no lograban abastecer todos los pedidos, por lo que ampliaron sus horarios de atención. “El teléfono sonaba todo el tiempo. La gente que ya nos conocía nos pedía que hiciéramos sus gestiones en instituciones públicas, porque tenían miedo de salir”, dice Luis.

    Al menos cinco restaurantes también se reactivaron gracias al trabajo de los repartidores. Esos establecimientos tuvieron que cerrar sus puertas debido a la falta de ingresos para cubrir los gastos.

    Datos del negocio
    Facturación.  USD 6 500 es el promedio de cada mes.
    Repartidores. Aportan una contribución de USD 0,25 por cada encomienda que realizan.
    Diversificación. También ofrece el servicio de transporte de muebles y objetos pesados.
    Expansión. En Quito y Ambato dan el servicio, con más proyección de cobertura.
    Aplicación.  Una ‘app’ está en desarrollo y se presentará en el 2021. La meta es competir con otras plataformas.

    220 pedidos atienden cada día los repartidores del emprendimiento.

    Gabriel Vega y Luis Rangel son los propietarios de Motofast. 20 repartidores trabajan en la empresa. Foto: Glenda Giacometti/ LÍDERES
    Gabriel Vega y Luis Rangel son los propietarios de Motofast. 20 repartidores trabajan en la empresa. Foto: Glenda Giacometti/ LÍDERES
  • La biodiversidad dio paso a estos juegos infantiles

    PAOLA GAVILANES  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Hasta los 33 años María Judith Sánchez vio divertirse y crecer a sus primos subiendo y bajando de los típicos juegos infantiles instalados en los parques de Otavalo. Eran felices. Pero de un momento a otro todo cambió. Dejaron de utilizar la resbaladera, el columpio y la escalera china.

    Sánchez, ahora de 40 años, se cuestionó el cambio y buscó una explicación. “Eran juegos monótonos e inseguros”.

    Así surgió Laboratorio de Juegos, una empresa dedicada a la creación de juegos infantiles inspirados en la biodiversidad.

    La empresa suma siete años en el mercado. En el primer año facturó USD 100 000 y en el 2015 llegó a su pico (USD 560 000). El año pasado fue “bajo” y los ingresos se redujeron. Este año espera alcanzar los USD 470 000.

    Más allá de las cifras, este negocio se caracteriza por tener cerca de 80 diseños patentados en el Instituto Ecuatoriano de la Propiedad Intelectual (IEPI).

    Los frutos de su imaginación y de la de su equipo de trabajo ya están en parques de Atuntaqui, Cuenca, Quito, Tena, Riobamba.

    El Municipio de Riobamba contrató sus servicios tras observar el comportamiento de niños y adultos en colecciones pasadas.

    Según el arquitecto Pablo Romero, de la Dirección de Obras Públicas de ese Municipio, la propuesta de Sánchez es innovadora por ser juegos creativos, funcionales y educativos.
    Al Parque Ecológico de Riobamba, por ejemplo, llegan decenas de estudiantes en compañía de sus profesores para cumplir con varias actividades.

    Sánchez es consciente de eso y se emociona, pues ese fue uno de los objetivos con el que nació la empresa hace siete años.

    Otro, y tal vez el más importante, fue diseñar pequeñas ciudades lúdicas en donde confluyan niños y adultos de varias edades y estratos sociales, tal como ocurría cuando era niña. “Nací en Otavalo y mi madre me enseñó a compartir con todos los niños”.

    Es por esa razón que Sánchez ubicó a los municipios en el primer lugar en su lista de clientes. Primero visitó a las autoridades de Atuntaqui, en el 2010. Después tocó las puertas de los municipios de Riobamba, Quito y Cuenca.

    La última colección la instaló en el Nuevo Parque Lineal, en el Tena. Desde hace dos semanas los niños y adultos de esa ciudad disfrutan de entre 10 y 12 actividades.

    En Riobamba sus colecciones también están en el parque San José de Chibunga. Allí hay seis juegos, mientras que en el Ecológico hay siete: una iguana, araña, fragata, pingüino, tortuga.
    Tras el éxito obtenido, la Municipalidad volvió a buscar a Sánchez para seleccionar dos colecciones más. Uno, de cinco juegos, se instalará en el parque de la ciudadela Cemento Chimborazo, próximo a inaugurarse.

    En Quito, sus creaciones llenan de color el bulevar de La Quebrada, en el parque La Carolina. Este diseño es uno de los que fueron patentados en el IEPI.

    Allí, cada día miles de niños desarrollan destrezas físicas sobre la cola de un colibrí, una raposa y una flor de taxo gigante. Esas tres representaciones, precisamente, fueron parte de la fauna que habitó Sánchez en la quebrada que con el paso de tiempo desapareció.

    Tras posicionar a Laboratorio de Juegos en Ecuador, Sánchez, junto a su equipo de trabajo -el número varía según cada colección- se preparara para exportar. Ya mantiene conversaciones con miembros de la Embajada de Perú, respaldada por Pro Ecuador.

    María Judith Sánchez  es la propietaria de la empresa Laboratorio de Juegos.  Sus creaciones están en 25 parques, en  diferentes ciudades del pais. Su primer proyecto vio la luz en el 2010. Fotos: Julio Estrella / LÍDERES
    María Judith Sánchez es la propietaria de la empresa Laboratorio de Juegos. Sus creaciones están en 25 parques, en diferentes ciudades del pais. Su primer proyecto vio la luz en el 2010. Fotos: Julio Estrella / LÍDERES
  • La crisis en España dio paso a su iniciativa

    Redacción Cuenca

    Mensajería, papeleos de vehículos, pago de patentes, permisos municipales…, son parte de los trámites y servicios que presta el emprendimiento Rekadia, a las empresas y personas naturales en Cuenca.

    Maricarmen Espinoza vivió en Murcia, España, por 10 años (desde 2001 al 2011), y debido a la crisis económica que vive ese país regresó a inicios del año pasado a Ecuador. En compañía de su hermano, Patricio -quien vivía en Cuenca-, reunió USD 20 000 de sus ahorros, para iniciar este negocio de mensajería que factura en promedio USD 1 300 al mes.

    Los hermanos Espinoza compraron un vehículo Chevrolet Spark para realizar los trámites, dos computadoras, sillas y escritorios… Al inicio (en mayo), Rekadia facturaba USD 40 y tenía un cliente. Hoy atiende a más de 25 empresas.

    Por ejemplo, la compañía Graiman contrató los servicios de mensajería de este emprendimiento en enero pasado. La asistenta de Presidencia, Liz León, destaca el servicio y la puntualidad para entregar los paquetes y realizar gestiones.

    Pero no solo las empresas demandan este servicio. Por ejemplo, Juan Francisco Cordero ha contratado los servicios de Rekadia, para envío de mensajería.

    Los hermanos Espinoza eran los dos empleados con los que comenzó la iniciativa. Ellos repartían los paquetes, realizaban los trámites, llenaban las facturas y se publicitaban. Esto lo hacían a través de cartas de presentación a las empresas, para dar a conocer sus servicios. Actualmente, con dos empleados más, ya no reparten correspondencia, sino que se promocionan con el ‘boca a boca’, señala Patricio.

    Otro actor clave en este negocio fue la incubadora de empresas Innpulsar, que apoyó a Rekadia en sus inicios. Lo hizo con estudios de mercado y asesoría en el plan de negocio.

    Así lo afirma una de las directoras de los proyectos de Innpulsar, Ivonne Morales, quien identificó potencial en esta iniciativa por dos aspectos. El primero, por la actitud de Maricarmen y Patricio, quienes demostraron ganas de manejar su emprendimiento. El segundo, porque es un servicio que evita la contratación de un mensajero y se puede tercerizar a Rekadia. “Es algo que las empresas requieren y pagan por ello”.

    Bajo esta dinámica, Rekadia se desenvuelve en el mercado local, sigue captando clientes y ha aumentado su patrimonio. En noviembre, adquirió un segundo vehículo Chevrolet, para atender la demanda, indica Patricio Espinoza.

    La emprendedora está contenta de regresar a su país, ya que en España “laboraba en lo que se podía”, mientras acá tiene oportunidades de crecimiento. Reconoce que la idea del negocio de mensajería la trajo de ese país, donde funciona bien.

    Este tipo de servicios facilitan la labor de las empresas y de las personas que no tienen tiempo para realizar trámites, acota Morales. Además de las gestiones y entrega de paquetería, también llevan flores, medicinas, entregan volantes…

  • La defensa de animales dio paso a esta iniciativa

    Redacción Quito

    La defensa de los animales también genera emprendimientos. Alexandra Moya y su esposo Edwin Cabrera crearon Ánima, una microempresa en donde se fabrican y ofrecen figuras decorativas con formas de animales, elaboradas 100% con materiales reciclados.

    En esta iniciativa, fundada en el 2009, se elaboran figuras en forma de animales como el guacamayo, la rana, el oso de anteojos, el caimán, el tiburón, el delfín y el piquero de patas azules. “Con cada figura entregamos un folleto en donde se explica sobre la especie, su importancia y el riesgo que corren otras especies en peligro de extinción”, explica Moya.

    Ella es pintora y Cabrera, escultor; ambos estudiaron en la Facultad de Artes de la Universidad Central y estuvieron siempre involucrados en actividades ecologistas y en contra del maltrato animal.

    Se propusieron encontrar la forma de reutilizar el papel que desechaban en las casas de sus familiares y vecinos.

    “Comenzamos a ver cuánta basura generábamos nosotros mismos en nuestra casa y luego reciclamos el papel. Un día del 2009 llevamos todo el material al taller e hicimos las primeras figuras decorativas de Ánima”, recuerda Cabrera.

    Así comenzóÁnima. No se requirió una inversión inicial pues la materia prima fue obtenida del reciclaje, además trabajaron con pinturas de agua y pegamento que tenían en su casa. Con la venta de las primeras figuras compraron más material, aumentaron la producción y diseñaron nuevas figuras. Actualmente facturan entre USD 600 y 800 mensuales.

    Moya se encarga del diseño y pintura de las figuras, mientras su esposo elabora los moldes que fabrica con yeso. El costo de las artesanías puede variar desde USD 1 hasta 25, dependiendo del tamaño y el tiempo invertido en su elaboración, pues las figuras son hechas a mano.

    En 2010, Ánima diversificó el diseño de sus productos y creó la figura del perro “por ser una de las especies más maltratadas”. También se diseñaron varios personajes tradicionales como la Virgen del Panecillo o el Cucurucho y hoy Ánima cuenta con 35 modelos de figuras diferentes.

    Sus productos han sido ofertados en ferias ecológicas como la Ecoferia, organizada en junio pasado por el Ministerio del Ambiente y el Municipio de Quito; la Feria del Reciclaje, del Museo del Agua Yaku, la Feria de Navidad 2011, entre otras.

    Carolina Lizarzaburu vende un promedio de 20 figuritas de Ánima en la tienda de artesanías Cáliz, ubicada en la Floresta. “Es un trabajo muy detallado y fino”.

    Lo mismo resalta Cristina Criollo, quien vende las figuras de ánima en un local ubicado en la Cuchara San Marcos.