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  • El emprendedor que disfruta con Hermann Hesse

    Gabriel Flores (I)

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    Las lecturas sobre estudios de emprendimientos tecnológicos fueron un puntual para Inty Gronneberg durante la creación de Ichthion, una empresa que desarrolla turbinas capaces de filtrar y recoger plásticos de distintos tamaños que están presentes en las aguas fluviales para evitar que acaben en los océanos.

    Entre esas lecturas está ‘Effectual entrepreneurship’, un libro, escrito por varios autores -a partir de estudios de caso de emprendedores de distintas latitudes-, en el que se exploran las etapas tempranas de un emprendimiento.

    “Es una lectura interesante -dice- porque los autores analizan de forma académica las razones por las cuales la incertidumbre suele convertirse en el principal problema para un emprendedor y cuáles han sido las mejores estrategias que han permitido tener un negocio que perdure con el tiempo”.

    Gronneberg destaca la importancia de diferenciar el valor de un libro escrito con base en las vivencias de un emprendedor y el que se publica a partir de un estudio académico. Para él, los libros a partir de experiencias tienden a generalizar mucho. “Uno de ellos es ‘Lean Startup’ de Eric Ries, que se convirtió en éxito de ventas y tiene influencia en la forma de entender el emprendimiento”.

    Entre sus lecturas recientes está ‘Doughnut Economics’ de Kate Raworth, investigadora de la Universidad de Oxford. Allí, la autora explica las razones por las que el modelo económico actual tiene una fecha de caducidad. También por qué es equivocado pensar que el crecimiento es la única razón de ser de la humanidad, olvidando las inequidades sociales y el impacto ambiental que se genera.

    Otra lectura es ‘The future we choose. Surviving the Climate Crisis’ de Christiana Figueres y Tom Rivett-Carnac Estos autores ponen al mundo en dos escenarios para el 2050. En uno de ellos la humanidad coloca al cuidado del medioambiente como una prioridad, por medio de modelos más circulares y sostenibles. En el otro, un mundo en el que la humanidad sigue haciendo las cosas iguales y de manera lineal.

    Desde los primeros años de su vida lectora, Gronneberg descubrió su gusto por los libros filosóficos, sobre todo, de la obra de Nietzsche y de literatura universal. Ha leído a Gabriel García Márquez, Ernesto Sábato, Jorge Luis Borges, Milan Kundera, Umberto Eco y Hermann Hess, uno de sus autores favoritos. “La literatura de Hess me atrapó porque creo que es la que traduce mejor la visión oriental de lo metafísico y del inconsciente al mundo occidental. Recuerdo, sobre todo, ‘Juego de los abalorios y ‘El lobo estepario’.

    Por estos días lee ‘Estudios sobre representaciones alquímicas’ de Carl Jung, donde se analiza los arquetipos que hay en el inconsciente humano, a lo largo de todas las culturas antiguas y de una obra a la que llama su tesoro literario, ‘El libro rojo’ del mismo autor.

    Mi libro de cabecera
    Gronneberg sugiere ‘The future we choose’ de Christiana Figueres y Tom Rivett-Carnac, porque cree que ayuda a ser más conscientes del futuro de la humanidad, si no se prioriza el cuidado del medioambiente y la economía circular.

    Inty Gronneberg en la sala de su casa, ubicada en Inglaterra. Cortesia de Inty Gronneberg
    Inty Gronneberg en la sala de su casa, ubicada en Inglaterra. Cortesia de Inty Gronneberg
  • El arte se disfruta con un buen café

    Redacción Quito

    Las pinturas de Endara Crown, César Manrique, Luis A. Martínez… son algunas de las obras que junto a otras antigüedades y esculturas decoran el Café Sibarí, un restaurante y galería de arte que funciona en la capital desde 1999.

    Ese año, con el proceso de dolarización en marcha, su dueño, Rubén Darío Vásquez decidió abrir un espacio que combinara el arte, el café y la tertulia. Comenzó con una inversión cercana a USD 5 000, para la adecuación de un pequeño local en la calle Jerónimo Carrión, en el norte, y en la decoración se utilizaron las obras de la galería de arte de la Fundación Exedra, que entonces lideraba Vásquez.

    “La idea era tener un café cultural. A veces organizábamos subastas a martillo, pues muchos de los autores también eran clientes nuestros”, cuenta. “Fuimos muy pioneros en el concepto de café-boutique. Los objetos que decoraban las paredes estaban a la venta, incluso diseñamos nuestras propias tasas a colores y nuestros clientes las compraban luego de tomarse un café en ellas”, agrega el dueño.

    Para finales del 2006, el Café Sibarí recibió una invitación del Instituto Metropolitano de Patrimonio, que entonces llevaba el nombre de Fonsal, para ser parte de la reconstrucción del Centro Histórico.

    Ese año, el café se trasladó a la calle Junín en el barrio San Marcos, mientras la casa 707 de la calle La Ronda era reconstruida con fondos de la ex Fonsal.

    Esa reconstrucción tardó un poco más de un año y fue necesario levantar paredes, adecuar las instalaciones y hasta los pisos de la casa. Vásquez, como restaurador de arte, participó en ese proceso.

    “Se pusieron paredes de cristal, se construyó una tarima para espectáculos en la plaza central… se levantó toda la estructura de la casa. Fue un proceso largo que terminó en el 2008”, recuerda Manolo Sandoval, administrador del negocio.

    Para diciembre de ese año se abrieron las puertas del nuevo local, en medio de las Fiestas de Quito. “Tuvimos muy buena acogida”, recuerda el administrador.

    El año pasado, el Café Sibarí facturó cerca de USD 130 000. Organizar un evento en este espacio es posible a un precio que oscila entre los USD 600 y 1 500, dependiendo del día. A eso hay que sumar el costo del catering, el personal de servicio, renta de equipos y menaje.

    El ambiente acústico de este café, en un ambiente de fiesta entre pasillos, trova y boleros, se presta para las más singulares historias. Luz Elena Galeano, quien trabajó tres años en el café, cuenta que fue testigo de cuatro pedidos de matrimonio. “De los cuatro, a uno le dijeron que no, y otro fue para mí… ya me casé”, recuerda.

    Este es un lugar familiar, por lo que sus clientes son de todas las edades. Aunque en algunas ocasiones, también se renta el espacio para eventos institucionales.

    Empresas como Roche, Claro, Quito Turismo… han organizado eventos en el Café Sibarí. Santiago Valdivieso, de Correos del Ecuador, destaca el concepto y servicio del café. “Es un sitio acogedor y en donde uno se siente a gusto”.

    Nuevos proyectos

    • Traslado. El Café Sibarí cerrará sus puertas en La Ronda, para abrir un nuevo local en el mes de noviembre, en el sector de La Mariscal.
    • El concepto. Actualmente, el café cuenta con capacidad para 200 personas y ofrece espectáculos de música en vivo, teatro, cine, exposiciones de miércoles a domingo.