Etiqueta: dulces

  • Manabí mantiene su aire emprendedor

    María Victoria Espinosa (F)

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    Las ferias y festivales manabitas han posicionado a los emprendedores de Manabí que elaboran productos típicos. Entre el 2016 y marzo del 2019 se organizaron 279 ferias en Manabí, Pichincha, Guayas, Azuay y otras provincias en las que los protagonistas fueron emprendedores manabitas.

    Linda Chong, coordinadora de la unidad técnica de Emprendimientos de la Dirección de Fomento productivo de la Prefectura de Manabí, señala que desde antes del terremoto de abril del 2016 se empezó dar asesoría a los emprendedores para mejorar marcas y recetas de los productos, pero a raíz de las condiciones devastadoras en las que quedó la provincia tras el terremoto, la asesoría y el acompañamiento se intensificaron.

    Para Lorena Castillo, de la línea de aliños ‘Picando Ando’, las ferias permitieron que los supermercados a escala nacional se fijaran en productos típicos manabitas.
    Según la Prefectura de Manabí, al menos 150 productos de la provincia se distribuyen en tiendas y supermercados nacionales.

    En el caso de los emprendimientos de café molido y tostado, hay 15 emprendimientos que ya se venden a escala nacional. Uno de ellos, es el café El Mañanerito, producido por la Asociación de Producción Industrial Cafeteros de Manabí.

    Ellos tienen una planta en la parroquia Noboa, del cantón 24 de Mayo. Ahí se producen 1 800 fundas, que se distribuyen en Manabí, Quito y Guayaquil a través de Supermercados Tía.

    Otro producto, que también está en las perchas nacionales es Chifles Del Mejor. Este emprendimiento se creó en el 2011 y durante cuatro años se dedicó a crear recetas innovadoras para saborizar a los chifles de plátano verde y maduro. En la actualidad tiene tipos de sabores a maduro con queso, encebollado y el natural. También ofrece otros productos como el dulce de banano con cacao.

    Los productos con la marca Del Mejor están en 72 locales de la Corporación Favorita; en los locales de la cadena Del Portal en Guayaquil y Galápagos, así como en tiendas y supermercados de la provincia.

    Freddy Zambrano, propietario del negocio Del Mejor, señala que las ferias que se empezaron a realizar a raíz del terremoto del 2016, fueron una ventana para mostrar los productos manabitas al país.

    Los dulces y productos lácteos también hacen parte de la gama de productos que se ha posicionado a escala nacional.

    La marca Doña Oti, elabora un manjar con leche, canela y azúcar. “Es el clásico y delicioso manjar que nuestras abuelas y madres preparaban en los hogares manabitas”, señala la emprendedora Otilia Andrade, de Chone.

    Ella señala que su negocio nació hace 20 años, en el sector Las Chonanas. Pero no había podido promocionarlo en otras ciudades manabitas por falta de recursos económicos.
    Pero en el 2016 decidió asistir a una feria en Portoviejo. Ella hizo degustaciones y entregó su número de teléfono a los clientes.

    A los pocos días, empezaron a llamarla para hacerle pedidos del manjar de leche. Eso la motivó a crear nuevas recetas de manjar con sabor a frutas como mango, naranja, coco, limón, entre otras.

    Este año, ya se han realizado seis ferias en Manta, Portoviejo, Rocafuerte, Chone y San Vicente.

    En este último cantón se realizó una feria y una rueda de negocios a la que asistieron 18 asociaciones.

    En Manabí se han realizado 279 ferias y festivales para emprendedores, edsde el 2016 hasta marzo del 2019. Foto: Cortesía Prefectura de Manabí
    En Manabí se han realizado 279 ferias y festivales para emprendedores, edsde el 2016 hasta marzo del 2019. Foto: Cortesía Prefectura de Manabí
  • Rocafuerte es la fábrica de los dulces manabitas

    Redacción Guayaquil

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    El olor a canela y leche seduce a los clientes de Dulcería Los Almendros, ubicada en la vía de ingreso al cantón Rocafuerte, en Manabí.

    Este negocio se inició hace 20 años como una herencia familiar con los esposos Ondina Delgado y Jimmy Romero. Fue la madre de Ondina quien le enseñó la preparación hace 40 años. Ahora, 14 mujeres son las encargadas de preservar el sabor tradicional.

    Al entrar al local, los turistas nacionales y extranjeros se encuentran con 90 variedades. Entre las más solicitadas están los alfajores de chocolate, bocadillo, huevo moyo, bizcochuelo, manjares de leche, conitos. También ofertan dulces de frutas de guineo, piña, agua de coco, mamey, papaya; y de zanahoria y camote. Hay cocadas de diferentes colores: negra, blanca, roja, verde, de leche condensada; y helados.

    Las puertas de la dulcería están abiertas desde las 07:00 hasta las 20:00. Pero la jornada de Romero empieza a las 04:00. Se levanta a ordeñar las vacas para proveerse de la leche que necesitará para la elaboración de los dulces. También compra algo adicional a sus vecinos ganaderos.

    “Los turistas llegan a toda hora y de todas partes. Tenemos un promedio de 300 a 500 personas diarias que vienen a comprar”. El manabita señala que Rocafuerte es el único sitio donde se prepara el limón relleno.

    Este manjar se prepara por ocho días. Se parte el limón a la mitad y se saca lo agridulce, se sumerge alternativamente en agua fría y caliente hasta eliminar lo ácido. El relleno es de manjar de haba o arroz. Este dulce cuesta USD 1. Los demás varían entre 0,05 y 0,10.

    Los esposos recuerdan que empezaron con 10 variedades, pero que cada año crean nuevos productos. “Este año implementamos el alfajor de chocolate que venden en Argentina, ahora lo estamos haciendo aquí. Siempre estamos innovando, porque es lo que los clientes exigen”.

    Hace tres años, los productos se elaboraban artesanalmente en las estufas y hornos de barro. Pero por la demanda debieron invertir en hornos y cocinas industriales. “Solo se cambió el instrumento pero la receta y la elaboración mantienen la tradición”, dice Romero.

    El local se divide en dos secciones: en la parte delantera se exhiben y comercializan los dulces, helados y lácteos; mientras que en la parte de atrás se instaló una fábrica de alimentos, donde cada mujer sabe su labor y se divide la cocción, el horneado, la mezcla y la distribución.

    La preparación de dulces nació cuando llegaron las monjas oblatas, quienes enseñaron a las manabitas a elaborar los dulces con los productos que había en su entorno, como leche, harina, azúcar. “Mientras sus esposos estaban en el campo, ellas hacían dulces”, cuenta Concepción Solórzano, presidenta de la Asociación de Productores de Dulces de Rocafuerte (Asoprocar).

    Actualmente la mayor parte de la población utiliza esta actividad como sustento económico. A lo largo de la vía se observa cómo cada familia coloca una mesa fuera de su casa para ofertar sus productos. Asoprocar tiene 60 socios de pequeños y medianos negocios.

    La mayor parte de la población de Rocafuerte, en Manabí, tiene en los dulces su principal sustento económico. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    La mayor parte de la población de Rocafuerte, en Manabí, tiene en los dulces su principal sustento económico. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • El cantón Rocafuerte es la fábrica de los dulces manabitas

    Redacción Guayaquil

    Contenido Intercultural (F)

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    El olor a canela y leche seduce a los clientes de Dulcería Los Almendros, ubicada en la vía de ingreso al cantón Rocafuerte, en Manabí.

    Este negocio se inició hace 20 años como una herencia familiar con los esposos Ondina Delgado y Jimmy Romero. Fue la madre de Ondina quien le enseñó la preparación hace 40 años. Ahora, 14 mujeres son las encargadas de preservar el sabor tradicional.

    Al entrar al local, los turistas nacionales y extranjeros se encuentran con 90 variedades. Entre las más solicitadas están los alfajores de chocolate, bocadillo, huevo moyo, bizcochuelo, manjares de leche, conitos. También ofertan dulces de frutas de guineo, piña, agua de coco, mamey, papaya; y de zanahoria y camote. Hay cocadas de diferentes colores: negra, blanca, roja, verde, de leche condensada; y helados.

    Las puertas de la dulcería están abiertas desde las 07:00 hasta las 20:00. Pero la jornada de Romero empieza a las 04:00. Se levanta a ordeñar las vacas para proveerse de la leche que necesitará para la elaboración de los dulces. También compra algo adicional a sus vecinos ganaderos.

    “Los turistas llegan a toda hora y de todas partes. Tenemos un promedio de 300 a 500 personas diarias que vienen a comprar”. El manabita señala que Rocafuerte es el único sitio donde se prepara el limón relleno.

    Este manjar se prepara por ocho días. Se parte el limón a la mitad y se saca lo agridulce, se sumerge alternativamente en agua fría y caliente hasta eliminar lo ácido. El relleno es de manjar de haba o arroz. Este dulce cuesta USD 1. Los demás varían entre 0,05 y 0,10.

    Los esposos recuerdan que empezaron con 10 variedades, pero que cada año crean nuevos productos. “Este año implementamos el alfajor de chocolate que venden en Argentina, ahora lo estamos haciendo aquí. Siempre estamos innovando, porque es lo que los clientes exigen”.

    Hace tres años, los productos se elaboraban artesanalmente en las estufas y hornos de barro. Pero por la demanda debieron invertir en hornos y cocinas industriales. “Solo se cambió el instrumento pero la receta y la elaboración mantienen la tradición”, dice Romero.

    El local se divide en dos secciones: en la parte delantera se exhiben y comercializan los dulces, helados y lácteos; mientras que en la parte de atrás se instaló una fábrica de alimentos, donde cada mujer sabe su labor y se divide la cocción, el horneado, la mezcla y la distribución.

    La preparación de dulces nació cuando llegaron las monjas oblatas, quienes enseñaron a las manabitas a elaborar los dulces con los productos que había en su entorno, como leche, harina, azúcar. “Mientras sus esposos estaban en el campo, ellas hacían dulces”, cuenta Concepción Solórzano, presidenta de la Asociación de Productores de Dulces de Rocafuerte (Asoprocar).

    Actualmente la mayor parte de la población utiliza esta actividad como sustento económico. A lo largo de la vía se observa cómo cada familia coloca una mesa fuera de su casa para ofertar sus productos. Asoprocar tiene 60 socios de pequeños y medianos negocios.

    La mayor parte de la población de Rocafuerte, en Manabí, tiene en los dulces su principal sustento económico. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    La mayor parte de la población de Rocafuerte, en Manabí, tiene en los dulces su principal sustento económico. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • Dulce Micina comercializa sus dulces de una forma original

    Redacción Sierra Centro

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    Desenfadol, amorxicilina, besoprofeno, chocomicina y toda una variedad de “medicamentos” para aliviar tensiones, corazones rotos o estrés se manufacturan en el hogar de Mariela Mora, una repostera especializada en caramelos de toda clase.

    Sus productos en realidad son coloridas golosinas de sabores frutales, empacadas en frascos de diversos tamaños y formas, con nombres originales que se asemejan a los de los medicamentos más populares en el mercado local.

    De hecho, nombrar a sus productos como medicamentos se convirtió en una efectiva estrategia de ventas que impulsó al negocio, que apenas se inició en marzo pasado. Mariela, una madre de familia de 32 años, perdió su trabajo en una institución pública y decidió aplicar su talento y conocimientos de cocina para sobrellevar la situación.

    Ella invirtió USD 150 en todos los ingredientes para preparar caramelos duros y gomitas; sin embargo, la venta fue muy baja. El panorama cambió cuando su hija Victoria comparó los caramelos con sus medicinas para la gripe.

    “Fue una ocurrencia muy original. Toda la familia se unió para buscar nombres divertidos para los caramelos y las ventas subieron enseguida”, cuenta Mora.

    Antes lograban comercializar no más de 30 empaques mensuales. Hoy se venden hasta 100 por las redes sociales y en la feria Yo Prefiero, del Ministerio de Agricultura y Ganadería. Hay frascos de diferentes tamaños y cuestan entre USD 0,50, y 2.

    El Chuchaquidol, que incluye gomas dulces, es el producto más solicitado por las chicas para obsequiar a sus novios. Mientras que los varones adquieren más frascos de Desenfadol.

    El nombre de los dulces que elabora Mariela  Mora son combinaciones de palabras, que incluyen nombres de medicamentos conocidos. Foto: Glenda Giacometti /LÍDERES
    El nombre de los dulces que elabora Mariela Mora son combinaciones de palabras, que incluyen nombres de medicamentos conocidos. Foto: Glenda Giacometti /LÍDERES
  • Siete mujeres preparan dulces y platos andinos

    Redacción Quito

    Sazón, organización y empeño fueron las claves de siete mujeres para emprender su negocio. Su nombre es Mermeladas Caliche y tiene su base en Tumbaco, parroquia rural de Quito.

    La historia de este emprendimiento comienza en Caliche, un recinto de Imbabura y tierra natal de Narcisa Jácome, quien siempre lleva una sonrisa en su rostro.

    Su abuela preparaba unos dulces duros con frutas típicas de esas localidad imbabureña; ella aprendió a prepararlos pero con una variante: hizo mermeladas.

    Jácome es madre de familia y abuela. Ella buscaba un negocio que le permita estar cerca de sus seres queridos y ganar un dinero extra. Así nació Mermeladas Caliche, con el apoyo de una de sus amigas y vecina, Janeth Andaluz. Entre las dos levantaron este emprendimiento.

    Andaluz no lo dudó y emprendieron este camino juntas, que trajo consigo nuevas oportunidades para las siete emprendedoras.

    Los nuevos ingresos significaron un alivio para ellas y sus familias, relata Andaluz, quien es oriunda de Tumbaco.

    Las mermeladas se preparan con frutas y hortalizas orgánicas. Uno de sus sabores preferidos es el de ají, que lo cultivan en sus casas. Además utilizan uva, mora, frutilla, leche y más, es decir, son más de 13 sabores que tienen dentro de su negocio.

    El objetivo de estas mujeres es rescatar los sabores típicos y naturales de las localidades de la sierra ecuatoriana; por eso,el emprendimiento lleva el nombre de Caliche, como el lugar de nacimiento de Jácome de 60 años.

    Levantar un negocio no es fácil, por lo que cada uno invirtió USD 30 para lograrlo, es decir, en total se destinó USD 210 aproximadamente. El monto fue destinado a la compra de los ingredientes y de las botellas de vidrio, que es uno de los rubros más costosos.

    Las mermeladas se preparan en su casa y sacan una producción, cada 15 días, de 400 envases que se comercializan en los diferentes puntos de la ciudad y en ferias. En estos espacios obtienen cerca de USD 700 por mes. Las ganancias se reparten equitativamente.

    Verónica Noboa
    es madre de una niña a la que cuida desde que tenía siete meses. Ella no sabía nada de cocina pero aprendió las delicias que le enseñó Jácome, quien es su suegra.

    Ella es una de las más jóvenes de este grupo y colabora, además, en la elaboración de una página en Facebook para promocionar su producto y a las mujeres.

    El emprendimiento, que nació a mediados del año anterior, tiene otros productos típicos de esta zona rural como el cariucho, las habas con mellocos y demás delicias andinas, explican las mujeres, quienes viven cerca a la vía al Ilaló.

    Durante este tiempo de negocio, las emprendedoras han participado en una serie de actividades para promocionar su negocio.

    En Pifo, otra parroquia rural del Distrito Metropolitano de Quito, mostraron sus mermeladas en una feria de sabores. En Quito recibieron un reconocimiento por presentar una colada morada diferente con el pan que se prepara en Caliche. Esto les llenó de orgullo, al igual que sus clientes, quienes destacan el sabor y el esfuerzo de estas mujeres por rescatar lo típico y lo nuestro.

    Las mujeres de Caliche elaboran cerca de 400 envases de mermelada y los distribuyen en Quito. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES
    Las mujeres de Caliche elaboran cerca de 400 envases de mermelada y los distribuyen en Quito. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES
  • Los sabores del mundo se sienten en sus dulces

    Redacción Cuenca (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

    Lo que empezó como una prueba que formaba parte de la entrega de refrigerios vegetarianos en oficinas de Cuenca se convirtió en el negocio principal de Gabriel Santiesteban y Taryn Córdova. Estos esposos peruanos están radicados desde hace seis años en esta ciudad tras dejar Venezuela.

    Ellos llegaron de visita a un familiar, pero se quedaron porque les gustó el clima, el carisma de las personas y el movimiento cultural. Santiesteban tiene estudios en ventas y marketing y Córdova en turismo y hotelería y experiencia en alimentación vegetariana.

    Ambos empezaron con el negocio Babacos Catering Biogourmet para ofrecer ensaladas, sánduches vegetarianos, frutas…, que se entregaban en las oficinas. Vendían 100 al día. También, ofrecían postres de chocolate, por lo que Córdova decidió hacer pruebas aprovechando la calidad del cacao ecuatoriano. Empezó a ofertar confitería con las denominadas chocotejas, que es un dulce peruano conocido en el Ecuador.

    La otra opción fue el alfajor tipo argentino de chocolate negro y, posteriormente, el blanco. Hace dos años y medio, estos esposos escogieron la marca ‘Déjame que te cuente’ porque evoca al Perú debido a que esta frase es parte de la canción La flor de la canela, una de las más representativas de ese país. “Además, porque al ser dulces del mundo queremos contarle a qué saben”, dice Córdova.

    Al inicio vendían 250 unidades a la semana a USD 1 cada una. La demanda creció y dejaron de ofertar los refrigerios. Ahora, comercializan 1 000 semanales y el precio unitario subió a USD 1,10 porque aumentó el porcentaje de cacao a un 68% en los dulces.

    En fechas especiales como Día de la Madre, San Valentín, Navidad… la cifra de ventas se duplica. A más de las chocotejas y los alfajores argentinos, ellos ofertan marzipans tipo alemán de sabores como manzana, maracuyá, cherry, frutilla, mora, mango y piña. Las trufas de chocolate con nuez, almendras y avellanas son otra opción de Déjame que te cuente.
    También hay nougats, que es un turrón suave de miel con frutos secos cubiertos de chocolate, y los turrones confitados, frutos secos y chocolate negro o blanco.

    Según Córdova, uno de sus objetivos fue ofrecer un dulce representativo del Ecuador con cacao, pero no lo encontró. Por ello, optó por preparar alfajores de chocolate y coco, “que tiene gran aceptación”. Posteriormente, lanzó los alfajores denominados de alta gama: redberries, fudge y tutti fruti. En las etiquetas existe una breve reseña del origen de cada dulce.

    Estas golosinas son comercializadas de forma individual o en cajas de seis (USD 6,5) y 12 unidades (USD 13). El cliente puede escoger cualquiera de las opciones de dulces.

    Santiesteban dice que los pedidos se realizan a través del muro de Facebook: Déjame que te cuente delicatesen del mundo. Una estrategia de promoción es participar en ferias en Quito, Guayaquil y Cuenca. En la feria de Semana Santa de la empresa municipal EDEC probó estos dulces Alexandra Coronel, quien destaca su calidad y la variedad.

    Taryn Córdova y Gabriel Santiesteban participaron en la feria de Semana Santa de la empresa EDEC (Cuenca). Foto: Giovanni Astudillo/LÍDERES
    Taryn Córdova y Gabriel Santiesteban participaron en la feria de Semana Santa de la empresa EDEC (Cuenca). Foto: Giovanni Astudillo/LÍDERES
  • Cafetería La Palma,107 años dedicados a los dulces

    Evelyn Tapia

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    La vitrina de la cafetería La Palma está llena de dulces y bocaditos de sal, que se preparan con las recetas tradicionales que la familia Costa guarda hace 107 años.

    En una de las paredes del negocio, ubicado en el centro de Guayaquil, entre las calles Escobedo y Vélez, un anaquel almacena una decena de utensilios de cocina de acero, con marcas del incendio que soportaron en 1950, cuando se quemó la cafetería y toda la cuadra en la que funcionaba.

    Beatriz Costa, quien es parte de la cuarta generación de la familia, está a cargo del negocio. Ella cuenta la historia de La Palma de memoria. Comienza por mencionar que desde España, Martín Costa Coronel llegó en 1901 a trabajar como jefe pastelero para Florentino Cabanna, que abrió la Dulcería y Cafetería La Palma, en un local de la calle Luque.

    “El señor Cabanna decidió cerrarla, pero mi tío Martín la compró el 1 de agosto de 1908. Para nosotros desde ese año se cuentan los aniversarios”.

    Martín Costa nunca tuvo hijos, pero trajo desde España a sus sobrinos Ramón y Martín Costa Colomino. Con ellos sacó adelante esta cafetería que ha recibido a personajes guayaquileños como el cantante Julio Jaramillo y el expresidente Jaime Roldós.

    La Palma ha visto a Guayaquil crecer, cambiar, volverse moderno. Gloria Gallardo, directora de Turismo y Promoción Cívica del Municipio de Guayaquil, comenta que este local es de los más emblemáticos de la ciudad. “Además de un punto de encuentro gastronómico tradicional para los guayaquileños -dice Gallardo- es un espacio con un valor turístico muy grande, por su historia”.

    La decoración del sitio alberga detalles que le dan un toque de elegancia: los pilares de madera, las mesas de mármol, las fotos en blanco y negro colgadas de las paredes son parte del negocio.

    “Mi abuela me contaba que la gente salía de los teatros y venía para acá. La vida nocturna era más larga en el centro, ahora no se puede, cada vez cerramos más temprano”, cuenta Beatriz Costa, quien está a cargo de la imagen.

    La tercera generación la conforman José, Jaime y María de los Ángeles Costa. Ellos fueron los responsables de haber expandido el negocio, en la década de los ochenta, hacia Urdesa. El sector en esa época era el nuevo polo de crecimiento de la ciudad.

    El tercer local de La Palma abrió en la ciudadela La Garzota, en noviembre del 2014, con la cuarta generación de la familia en el negocio. Al finalizar el año, se abrirá un cuarto local, pero aún no está definido el sector.

    El reto de Santiago y Beatriz (hijos de Jaime) y María Paola (hija de José), ahora es mantener la esencia del lugar, adaptándolo al mercado que en la actualidad se vuelve más competitivo.

    Uno de los primeros pasos fue abrir un sitio web, participar en redes sociales y crear una línea gráfica que comunique la esencia tradicional guayaquileña del negocio. “Creí que iba a ser más sencillo, pero ha sido un proceso encontrar una forma de refrescar la marca sin que pierda ese toque antiguo con el que la gente nos identifica”, cuenta Beatriz.

    Santiago Costa, que está a cargo del área de producción, menciona además que este año se implementará un área de producción en la zona industrial de la vía a Daule. Esto, porque desde 1950, cuando La Palma sufrió el incendio, la mayor parte de la producción se concentra en la matriz. “Ahora, tenemos 55 empleados, pero con la nueva planta tendremos unos 15 más”, comenta Santiago Costa.

    En la matriz y en el local de Urdesa se producen cada día 6 000 bocaditos. La nueva planta les permitirá incrementar la capacidad de producción sobre todo de bocaditos, los más emblemáticos de este negocio centenario.

    Insignia
    ​’Estoy muy agradecido con La Palma’

    Ramón Herrera, Mesero en el local matriz.

    Comencé a trabajar aquí a los 17 años y ya llevo 45. Este ha sido mi primer y único trabajo, por eso estoy muy agradecido con La Palma y con la familia Costa, porque han depositado en mí su confianza todos estos años.

    Yo conocí a Ramón Costa, el abuelito de Beatriz; la recuerdo a ella y los hijos de los hermanos Costa por aquí, desde que eran niños y ahora están trabajando en el negocio familiar.

    Creo que lo que les ha permitido mantenerse en el tiempo ha sido tener productos preparados al momento, siempre frescos y con precios cómodos. Me acuerdo que al señor Ramón no le gustaba subir precios, porque quería siempre ver su cafetería llena.

    Hasta ahora veo que hay gente que compra los bocaditos en grandes cantidades para enviar a sus familiares en el extranjero.

    Beatriz Costa está a cargo del negocio de La Palma. Ella es parte de la cuarta generación de la familia. Fotos: Mario Faustos / LÍDERES.
    Beatriz Costa está a cargo del negocio de La Palma. Ella es parte de la cuarta generación de la familia. Fotos: Mario Faustos / LÍDERES.
  • En Cumbayá se combinan helado, frutas, dulces…

    Redacción Quito

    El helado de yogur se combina con frutas, dulces y galletas en un reprendimiento que opera en Cumbayá, en el oriente de Quito. Las dueñas del negocio preparan el helado de yogur bajo en calorías con su propia receta y el cliente elige al peso los aderezos que acompañan este postre.

    Paulina Guerra y Gloria Holbrook decidieron abrir Twist Yogurt Place en el 2011 tras un viaje a Estados Unidos, país en donde la tendencia por cuidar la salud y consumir alimentos bajos en grasas impulsa el mercado de yogur congelado.

    Con una inversión inicial de USD 150 000, Guerra y Holbrook, adecuaron un local, diseñaron la marca, contrataron una chef y a un técnico extranjero para preparar las fórmulas exclusivas de los helados de Twist Yogurt Place. Para esto utilizan materia prima nacional como leche y yogur descremados, extractos naturales y frutas ecuatorianas.

    “Comenzamos con la adecuación del local en enero de este año, fue un trabajo extenuante pues tuvimos que reconstruir el lugar, pintar paredes y habilitar un estacionamiento y decorar todo con un concepto jovial y alegre. Finalmente abrimos las puertas de Twist Yogurt Place el pasado 23 de mayo”, cuenta Guerra.

    María Bucheli, arquitecta de esta micro, cuenta que en el lugar donde hoy es el local de Twist solo había algunas estructuras. “Trabajamos de lunes a sábado para tener todo listo en apenas tres meses”.

    Para hacer un helado personalizado, los clientes eligen entre 28 sabores de helado y 24 aderezos secos como: frutas, nueces, galletas, gomitas… El negocio tiene cinco máquinas de yogur congelado. Los sabores rotan cada semana.

    En Twist, ubicado en Cumbayá, se reunen familias, niños, deportistas y estudiantes. Esta micro vende cerca de 100 porciones al día, de lunes a viernes, y hasta 300 los fines de semana. En promedio sus ventas semanales llegan a USD 1 900.

    Priscila Serrano visita con frecuencia este local acompañada de su hermano, Matías. Ella asegura que su combinación favorita es la de yogur de frutos del bosque con manzana verde.

    Belén Molina prefiere el de maracuyá. Ella visita esta micro los fines de semana luego de hacer ciclismo en El Chaquiñán de Cumbayá, “Después del ejercicio es muy refrescante tomar helados”.

  • Chocolate para diabéticos, su primer paso

    Redacción QUITO

    La idea de elaborar un chocolate sin azúcar apto para el consumo de personas con diabetes impulsó la creación de Dulcione, un negocio fundado en noviembre del 2010 por Marcelo Carrasco y su esposa, Berta Prudant.

    Carrasco es ingeniero de alimentos y especialista en confitería y chocolatería. Él se encarga de elaborar las fórmulas que produce su iniciativa. Su esposa, como publicista y diseñadora gráfica, es la mente creativa del negocio.

    “Marcelo conocía del proceso para elaborar chocolate pues siempre ha trabajado en eso, lo único que nos faltaba era el dinero”, cuenta Prudant. Cuatro meses después de la fundación de la empresa, por recomendación de una amiga de la familia, la pareja conoció el programa estatal EmprendEcuador, que desarrolla proyectos de emprendimiento.

    Ya teníamos la empresa constituida legalmente como sociedad anónima, pero no producíamos en grandes cantidades. Presentamos el proyecto y calificamos. En EmprendEcuador nos financiaron USD 10 000 para elaborar el plan de negocios y un estudio de mercado”.

    Ese paso fue fundamental para el crecimiento de este negocio. Con los recursos la pareja hizo un estudio de mercado y descubrió su producto estrella: “Embrujo”, una barra de 80 gramos de chocolate artesanal, elaborado con fructosa, un sustituto del azúcar tradicional utilizada como edulcorante por personas diabéticas.

    Durante un año, hasta noviembre del 2011, las actividades de esta microempresa se enfocaron en la adecuación de las instalaciones necesarias para poder elaborar el chocolate. En ese proceso se invirtió USD 70 000, monto que fue invertido en comprar materia prima, maquinaria, empaques, obtener registros sanitarios y la adecuación de un sitio para la fábrica, en el norte de Quito. “2011 fue un período de pruebas, experimentos y pequeñas ventas”, cuenta Prudant.

    Ese mismo noviembre, aprovechando el inicio de la temporada navideña, Dulcione salió al mercado con una línea de cajas de madera con bombones, que ofertaban como regalo para las festividades. Entre noviembre del año pasado y este mes, la iniciativa facturó USD 72 000.

    La fábrica donde se elaboran los chocolates tiene una capacidad de producción de 500 kilos de chocolate por semana. “Por eso tenemos pedidos programados hasta la segunda semana de diciembre”, afirma Prudant.

    En enero de este año, Dulcione tuvo otro punto de quiebre. Empezó a elaborar chocolate por kilos personalizado, con el sabor que el cliente solicite. Así ofertaba el producto con diferentes porcentajes de licor de cacao, por ejemplo.

    Los clientes de esta oferta son reposteros, pasteleros y chocolateros. Gracias a ello, en agosto de este año hicieron su primer envío a Alemania: fueron 300 kilos de chocolate amazónico con jengibre y con ishpingo.

    En el mercado local, los precios por kilo de chocolate pueden variar entre los USD 4 y los 9,50, según los ingredientes que el cliente solicite en la fórmula. Así, las fórmulas pueden variar en el porcentaje de azúcar o fructosa.

    La materia prima la obtiene de fincas ubicadas en Puerto Quito, Morona Santiago y en Guayaquil, como Cafieza Triari. Según Lourdes Días, vocera de Cafieza Triari, Dulcione les compra al mes un promedio de 100 kilos de manteca y polvo de cacao natural. “Los pagos los hacen antes del pedido, nunca hemos tenido inconvenientes con ellos”.

    Dulcione también personaliza la presentación del chocolates. Rafael Janowitzer, por ejemplo, pidió a este emprendimiento elaborar en chocolate las invitaciones para la fiesta de 15 años de su hija. “Las hicimos al estilo de la película de Willy Wonka y la fábrica de chocolate. Cuando el invitado quita la envoltura encuentra un pase dorado que es la invitación, En la envoltura y en la tableta de chocolate pusieron el nombre de mi hija”.

  • Los diabéticos pueden complacer a su paladar

    Thalíe Ponce / Redacción Guayaquil

    Endulzantes, chocolates, mermeladas de sabores, yogures… todo sin azúcar, es la oferta que crece en el mercado local, para los clientes que sufren de diabetes.

    Hasta hace 10 años en el país era muy difícil conseguir este tipo de productos; en su mayoría eran importados y sus precios eran poco asequibles. Hoy, sin embargo, estos alimentos se producen también localmente, ampliando la oferta.

    Entre las marcas nacionales está la quiteña Dulce Gota, que oferta endulzantes líquidos elaborados con base en sucralosa. Dos gotas de esta fórmula equivalen a una cucharadita de azúcar.

    El producto se distribuye en cadenas como Megamaxi, Supermaxi y Fybeca. “Estimamos que el 50% de los clientes finales son diabéticos y la otra mitad son personas que quieren cuidar su salud”, indica Sebastián Maldonado, su gerente.

    La firma comercializa también mermeladas, helados y pasteles sin azúcar. El helado, por ejemplo, lo vende en el Hospital Metropolitano de Quito, donde se brinda como postre a los pacientes que padecen de esta enfermedad.

    Para Maldonado, estos productos permiten a los diabéticos disfrutar de una experiencia similar a la de consumir alimentos que contienen azúcar. “La sucralosa da un sabor agradable al paladar, a diferencia de los primeros productos de este tipo, que tenían un sabor amargo”, menciona el ejecutivo.

    Así lo confirma Juan Carlos Franco, un joven universitario que fue diagnosticado con diabetes hace unos siete años. Desde entonces, Franco eliminó el azúcar de su alimentación.

    Sin embargo, dice, cuando tiene “antojos” de algo dulce, encuentra productos disponibles en el mercado que le permiten complacer a su paladar. El producto preferido de Franco es el yogur dietético Toni. Este producto es endulzado con Splenda, una marca de endulzante de origen estadounidense.

    Otra opción son los chocolates para diabéticos. En el mercado ya se producen este tipo de alimentos. Tal es el caso de la firma Dulcione, que elabora chocolate de leche endulzado con fructosa.

    Bertha Prudant, fundadora de Dulcione, comenta que la tendencia de productos para diabéticos en el país está creciendo. No obstante, agrega, aún es limitada. Añade que decidió incursionar en la elaboración de estos alimentos, luego de hacer una investigación de mercado. Los resultados indicaron que el 5,5% de la población nacional padece de diabetes. “Y la cifra está en aumento, por lo que este negocio era rentable y necesario”.

    Para Prudant, el valor agregado de sus chocolates es el sabor. “Las personas diabéticas pueden disfrutar de un chocolate con fructosa, con el mismo sabor de aquellos endulzados con azúcar”.

    Debido a la acogida del producto, Dulcione se encuentra trabajando en la producción de una línea de chocolate fino de aroma especial para diabéticos. “Se hará con materias primas importadas”, señala.

    Otra firma que ofrece yogur para diabéticos es Below Zero, a través de dos locales en la vía a Samborondón (Guayas). Su yogur natural es apto para quienes padecen de diabetes, ya que es preparado con el endulzante Nevella, un producto importado de los Estados Unidos.

    Sin embargo, los productos de otros sabores sí contienen azúcar en bajas cantidades. Estos son para el consumo de las personas que cuidan de su figura y nutrición, en general. Así lo explica Stalin Plúa, administrador del local del centro comercial Plaza Lagos.

    Isabel Ávila, de 80 años, sufre de diabetes desde hace más de 30. Ella señala que hoy existen más opciones de alimentos para este tipo de pacientes, que hace una década. Señala que antes existía una sola marca de endulzante en polvo, que era importada desde los Estados Unidos.

    Ávila añade que “antes tenía que encargar productos del extranjero cada vez que un familiar viajaba”. Ahora, dice, hay más marcas de endulzantes y se encuentran fácilmente en los supermercados y farmacias. Agrega que esto la ha ayudado a complacer sus gustos por algo dulce.

    El mercado

    • El comportamiento en el país. En el Ecuador se ofertan endulzantes en dos presentaciones principales: polvo y líquido. Son de marcas nacionales y extranjeras. También hay productos ya terminados como mermeladas, tortas y chocolates.
    • El target. El mercado objetivo son los pacientes que sufren de diabetes y de todas las edades. Debido a su bajo contenido de calorías, los productos para diabéticos, son también consumidos por personas que cuidan de su alimentación.