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  • El economista que mudó sus lecturas a la red

    Gabriel Flores

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    El Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, es uno de los 500 libros que forman parte de la biblioteca digital de Vicente Albornoz. Para leerlo, por segunda vez, no gastó un centavo -lo adquirió de forma gratuita en Internet- y lo leyó de crin a cola en la pequeña pantalla de su iPhone.

    Su hábito de leer en dispositivos digitales comenzó con ‘Tarzán’ en una Palm. A través de esa experiencia se dio cuenta que podía trasladarse, acompañado de sus lecturas, a cualquier parte y que incluso podía guardárselas en el bolsillo de su pantalón.

    Ahora, el decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de las Américas también lee en Kindle, su computadora de escritorio y su laptop. “Lo mejor de mis lecturas digitales es que tengo todos mis libros en cualquiera de estos dispositivos”. Además es usuario de Calibre, un software que organiza libros electrónicos y que permite su conversión a diferentes formatos de archivos.

    De tanto en tanto, Albornoz visita varias librerías virtuales. En su última exploración se topó con ‘La impaciencia del corazón’, de Stefan Zweig, un libro en alemán en el que invirtió un euro. “El original jamás lo habría conseguido en el país y lo mejor de todo es que disfruté de cada sílaba del libro”, dice.

    Su gusto por la literatura está vinculado a su gusto por la historia. Por eso, entre sus últimas lecturas está ‘Che Guevara: una vida revolucionaria’, de Jon Lee Anderson. “Me interesé por esta lectura -cuenta- para entender mejor la lógica de un asesino y de la gente que lo admira”.
    Por estos días está terminando de leer ‘La traición de Roma’, el último libro de una trilogía del escritor español Santiago Posteguillo, que cuenta la vida de un político y militar romano que venció a uno de los mejores estrategas de la antigüedad, Aníbal.

    Cuando Albornoz era niño se enganchó con literatura gracias a Julio Verne y su libro ‘El capitán de 15 años’. Tenía ocho años. Esa lectura lo sorprendió porque fue el primer libro que llegó a sus manos que comenzaba con la descripción de una fecha y una hora.

    Luego entró a escena su padre, que le recomendó las lecturas de Emilio Salgari y de quien se volvió un fanático. Leyó todas las obras protagonizadas por Sandokán, un príncipe de Borneo desposeído de su trono por el colonialismo británico. La historia que más recuerda es ‘El capitán tormenta’.

    “Con Salgari me pasó algo curioso. Después de muchos años leí ‘El León de Damasco’, la segunda parte de esa historia y fue una decepción, ya no me atrapó”.

    Antes de que Albornoz abandonara el libro físico y mude sus lecturas a los soportes digitales leyó ‘El péndulo de Foucault’, de Umberto Eco y los siete tomos de ‘En busca del tiempo perdido’ del escritor francés Marcel Proust.

    Para este economista los tiempos de lectura, a ratos, son escasos. No tiene un hábito lector definido. Puede dejar de leer por semanas incluso meses y en otros momentos engancharse con un libro y devorarlo en un par de días. Igual sabe que sus lecturas siempre están a un clic de distancia.

    La mayoría de libros de Vicente Albornoz está en su biblioteca digital. Foto: Pavel Calahorrano/LÍDERES
    La mayoría de libros de Vicente Albornoz está en su biblioteca digital. Foto: Pavel Calahorrano/LÍDERES
  • Un economista apasionado por José Ingenieros

    Gabriel Flores  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Un día de abril de 1988 Wilson Araque caminó hasta las instalaciones del Diario La Verdad, de Ibarra. Entró a la oficina del gerente y le entregó el artículo de opinión que había escrito la noche anterior. Tenía 17 años y cursaba sexto curso en el colegio salesiano Sánchez Cifuentes.

    La inspiración para escribir ese texto, en el que alentaba a la juventud a alejarse de las drogas y buscar formas diferentes de ver el mundo, llegó de dos fuentes: las clases de literatura del Padre Bolívar Jaramillo y la lectura de ‘El hombre mediocre’, del autor ítalo-argentino José Ingenieros.

    El libro que le regaló su tío Miguel, en sus años de adolescencia, se convirtió en una de las lecturas recurrentes de su vida. La propuesta de Ingenieros de que las personas y las sociedades deben trazarse ideales y que para lograrlos tienen que trabajar en ellos de forma permanente caló, con fuerza, en su psique.

    Las relecturas que Araque ha hecho de este libro son evidentes. Después de más de 30 años el regalo del tío Miguel tiene la pasta arrugada y las hojas pobladas de frases subrayadas con lápiz y marcadores de colores. En los bordes de algunas páginas se puede leer la palabra ‘ojo’.

    Sentado en una silla de su oficina, un cuarto de paredes blancas, muchos libros y grandes ventanales ubicado en el piso siete del edificio Eugenio Espejo de la Universidad Andina, donde es profesor, lee una de esas frases “En cada comarca una facción de vividores detenta los engranajes del mecanismo oficial. Excluyendo de su seno a cuantos desdeñan tener complicidad en sus empresas”.

    Por su formación universitaria las lecturas de Araque se inclinaron hacia el mundo de la economía. En este contexto descubrió los libros de Amartya Sen y Muhammad Yunus en los que encontró conexiones con la propuesta de Ingenieros y con la ‘Utopía’, de Tomás Moro.

    ‘Desarrollo y libertad’, de Sen es uno de sus preferidos. Lo interesante de este autor -dice- es que pone al ser humano en el centro de las discusiones sobre economía. “Sen tiene claro que los seres humanos, para salir adelante, necesitan tener capacidades, oportunidades y libertades”.

    Estas reflexiones las engancha con la que Yunus realiza en sus libros ‘Las empresas sociales. Una nueva dimensión del capitalismo para atender las necesidades más acuciantes de la humanidad’ y ‘Un mundo sin pobreza. Las empresas sociales y el futuro del capitalismo”, escritos en el 2010 y 2008.

    En estos textos el pensamiento de Yunus se orienta a proponer una forma de funcionamiento social mucho más humana. Araque recuerda la metáfora del árbol de bonsái que leyó en uno de estos libros. “El árbol se queda pequeño no por la semilla sino, sobre todo, por el entorno en el que se desarrolla. Eso llevado al campo social explicaría que los pobres no lo son porque es su voluntad”.

    Después de 29 años Araque sigue conjugando la lectura y la escritura. En el 2009 publicó ‘Perfil del emprendedor ecuatoriano’ y ‘Prácticas de la gerencia financiera en la empresa ecuatoriana’.

    La  biblioteca de Wilson Araque está en su oficina, en la U. Andina. Foto. Alfredo Lagla / LÍDERES
    La biblioteca de Wilson Araque está en su oficina, en la U. Andina. Foto. Alfredo Lagla / LÍDERES
  • Ana María Oviedo se abre espacio en el Banco Mundial

    Santiago Ayala Sarmiento Redacción Quito / LÍDERES

    Sencilla y brillante. Así la definen quienes conocen a Ana María Oviedo, una economista que desde los 16 años salió de su barrio tradicional, en la Granda Centeno, en Quito (norte), para viajar por el mundo. Primero, acompañando a su padre, Gonzalo, a Ginebra, quien tenía un cargo en un organismo internacional y tuvo que desplazarse hacia esa ciudad suiza. Luego, por sus propios pies prosiguió su preparación académica: primero, para estudiar Economía en la Universidad de Lausanne y, después, para realizar su doctorado en la Universidad de Maryland, Estados Unidos.

    Jorge Cevallos, compañero suyo en el Colegio Alemán de Quito, la recuerda como alguien «muy alegre y entusiasta, buena amiga y compañera. Tenía metas claras e intereses que hoy los ha hecho realidad en su vida profesional. Preocupada de temas ecológicos y sociales».

    Y justamente esa fue la línea que ha seguido a lo largo de estos últimos 20 años. Eso sí, antes de desembarcar en EE.UU., se casó, con un suizo, y juntos viajaron al otro lado del Atlántico. También, juntos, ingresaron al Banco Mundial, cada uno con una historia por contar y con tres hijos en sus brazos.

    Ana María ingresó a un programa de esta institución llamado The Young Professionals. Los nexos que mantiene el organismo con la Universidad de Maryland abrieron el camino para que esta ecuatoriana diera sus primeros pasos en los callejones de uno de los principales brazos financieros del mundo.

    Este programa se enfoca en reclutar jóvenes de entre 28 y 32 años, para que tengan la oportunidad de hacer una carrera profesional en el Banco Mundial. Ana María entró en el 2008; empezó trabajando en el área de Clima de Negocios, dando asesoramiento a los países en cómo mejorar aspectos como la apertura y cierre de empresas, empleo…, basándose para su tarea en el indicador Doing Business. Un año después, fue transferida al área de Protección Social y Trabajo, donde pudo apegarse más a las realidades sociales de los países de Latinoamérica.

    En su escritorio en Washington, realizó varios estudios sobre el mercado de trabajo y las habilidades de la población. También fue insertándose en temas de educación: cómo ha mejorado y dónde falta mejorar. Era un estudio a nivel regional, con datos de muchos países de todo el mundo.

    Acto seguido se enfocó en los países de Centroamérica. La observación y el análisis en seis países pudo definir un perfil real de su situación institucional. Los permanentes viajes a esas naciones y los diálogos con los Gobiernos de turno le fue dando más experiencia.

    Por ello, fue designada para trabajar con Ecuador y Bolivia en aspectos de empleo, para brindarles asistencia técnica con el objetivo de que mejoren sus programas de capacitación y de intermediación laboral. Entonces, abrió vínculos con el programa de Gobierno Socio Empleo y también con el Servicio Ecuatoriano de Capacitación Profesional (Secap). «Nos permiten darles un poco de apoyo en lo que es la parte técnica, en saber cómo ellos están desarrollando sus modelos y les damos un poco de retroalimentación sobre esos temas y mostrando las experiencias de otros países».

    Algo parecido se encuentra haciendo ahora en Colombia y El Salvador.

    Pese a que su centro de operaciones se encuentra hoy en Lima, Ana María, por temporadas no descansa. A pesar de ello, se coordinan perfectamente con su esposo, que también es funcionario del Banco Mundial, para cuidar a sus pequeños de siete y tres años y su más reciente de cinco meses. «Si uno le pone ganas, puede irle muy bien en el trabajo, pero cuando se es madre de familia, mientras más horas una le da al trabajo, menos horas pasa en la casa. Por eso, es necesario encontrar un equilibrio y eso es lo que me ha detenido un poco, por ahora, para aceptar otros retos más grandes dentro de la propia institución», dice tranquila.

    No pierde un instante la compostura, mientras sigue contando detalles de su vida. Tampoco se inmuta cuando cuenta que el Banco Mundial es un lugar donde hay mucha gente calificada y hay un compromiso muy grande de la gente con el tema de desarrollo, de ayudar a los países, de sacar adelante los proyectos.

    La gente allí, ya de por sí es muy dedicada y trabaja mucho por su propio interés y por sus propias ganas que tiene de avanzar. Pero, además, obviamente, la administración, los gerentes son muy exigentes y hay muchos pedidos. «Es una organización muy grande, somos, si no estoy mal, 12 000 personas. Sin embargo, siempre hay demasiado trabajo, entonces, hay muchos pedidos, de hecho, me acaban de decir que tengo que entrar a trabajar en Nicaragua».

    Y, al parecer, el destino la llamaba desde pequeña. Un vecino suyo del condominio Molinos del Inca, recuerda que ella tenía de ‘chiquita’ una grabación en la que cantaba el Himno del Frente Sandinista; además de ser fanática de los Beatles. «Se pasaba por su casa y sonaba a todo volumen las canciones de los cuatro de Liverpool. Inteligente y curiosa».

    Hoy, en los pocos momentos que tiene libre se dedica a la cerámica, a hacer tazas, platos. Eso la relaja, la desestresa. No obstante, ya prepara maletas también para ir a hacer estudios en Brasil y en El Salvador. Ella es como una gitana…

    2012

    EN LA INVESTIGACIÓN La ejecutiva ecuatoriana dialoga con personas de Kenia, en un viaje realizado a la reserva Masai Mara. Ella ha tenido que recoger mucha información directamente en el campo, en varios países.

    2014

    ANÁLISIS ECONÓMICO Durante una de sus conferencias en el país. Hace pocos días presentó el Informe sobre el desarrollo mundial 2014: Riesgo y oportunidad. El estudio fue presentado en un programa en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).

    SU HOJA DE VIDA

    La formación. Economista, graduada en University of Lausanne, Switzerland; PhD, Univ. of Maryland, College Park.

    En el Banco Mundial. Su colaboración se refleja en estudios sobre Bolivia, Ecuador, Haití, Comunidad Andina (CAN)…

    Publicaciones. Ha escrito estudios, ‘papers’, y otros documentos de consulta.

    «Los problemas que se dan a nivel profesional son más que todo de comunicación. A La gente le cuesta expresar claramente sus ideas».