Etiqueta: EDIFICIOS

  • Certifica edificios verdes en cinco ciudades del país

    Redacción Quito, (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Generar un valor agregado en el sector inmobiliario, a través de la certificación de construcciones sostenibles, es el eje de AB Arquitectura + Diseño.

    Hace cinco años nació esta firma de propiedad de Adriana Benalcázar. Sus primeras actividades se enfocaron en el diseño y construcción de proyectos; arrancó con obras residenciales y luego con oficinas, en mayor grado.

    Por un amigo que estudiaba en Europa conoció más detalles acerca de la certificación Edge, para construcciones sostenibles (se enfoca en edificios eficientes). Adriana consideró que este elemento podría generar valor agregado a su empresa y contribuir al medioambiente y la sociedad.

    Edge permite certificar proyectos en etapa de diseño, construcción o ya existentes. Se toma en cuenta, de manera estándar, que los proyectos cumplan tres condiciones: 20% de ahorro en agua; 20% en energía eléctrica, y 20% de ahorro en materiales.

    Para certificar, primero se hace un estudio de prefactibilidad; esto permite determinar el estado de un proyecto. “Con eso estudiamos si un proyecto no alcanza los estándares, podría recomendarle aplicar determinados parámetros para el cumplimiento. Si cumple con todo no se necesita realizar ningún cambio en el sitio”.

    Adriana certificó su primer proyecto en 2017. Se trata del edificio Edwards, ubicado en la calle Bosmediano, en el norte de Quito; este se hallaba en obra gris.

    Para mejorar su eficiencia, AB sugirió colocar medidores de electricidad inteligentes, que eviten el desperdicio de energía; cada dueño de departamento tiene una ‘app’ en la que puede controlar, en tiempo real, el uso eléctrico.

    Tras los estudios y recomendaciones, como en el caso del proyecto anterior, se siguen otros pasos, incluida una auditoría, para obtener la certificación definitiva. AB puede certificar Edge en tres meses Una certificación preliminar tiene una validez de 36 meses y una final es indefinida.

    Desde 2018 Benalcázar se enfoca más en la certificación. Ahora es experta y auditora Edge, tras formarse en la Corporación Internacional de Finanzas (IFC, por sus siglas en inglés).
    Un año más tarde subió el número de certificaciones de proyectos. A la fecha son 22, en Quito, Guayaquil, Cuenca, Loja e Ibarra; para diciembre espera cinco más.

    Adriana Benalcázar tiene un equipo de trabajo, que incluye arquitectos. Ella también es experta y auditora Edge, desde hace un par de años.
    Adriana Benalcázar tiene un equipo de trabajo, que incluye arquitectos. Ella también es experta y auditora Edge, desde hace un par de años.

    La empresa certifica construcciones para viviendas, hoteles, oficinas, retails y universidades. Lo hace vía consultoría externa.

    Para certificarse, AB puede hacer sugerencias sobre las tres exigencias de ahorro. Por ejemplo, para reducir el gasto de agua se aconseja colocar un dispositivo en la grifería; también se usan materiales eficientes o en el área de energía se aplica iluminación led o diseños para que ingrese más luz solar y exista ventilación.

    La empresa tiene unos 30 proveedores en su parte relacionada con construcción y 20 en la referente a certificaciones. Este segmento es, actualmente, el principal eje de la compañía.
    Edesa es una de las empresas proveedoras. Bertha Bustos, gerenta de Marketing de la firma, asegura que se trabaja con AB hace un año. Provee grifería, sanitarios y otros para la eficiencia de los proyectos de construcción.

    “La gente está cada vez más interesada en la certificación de edificios sostenibles (…) Nuestra responsabilidad es aportar puntos para esta certificación. Somos un equipo”, señala la ejecutiva.

    Adriana comenta que entre los beneficios de la construcción verde están el respeto al medioambiente y el acceso a incentivos externos, como los que da la banca privada. Esta, explica la también arquitecta, valora y califica mejor estas iniciativas para financiarlas.

    Elmir Grupo Inmobiliario ha sido una de las constructoras en las que AB ha certificado un proyecto; se trata del edificio Kyria. “Tenemos la certificación Edge Advance Home. Es un proyecto que está dentro de la matriz de ecoeficiencia del Municipio de Quito y cumple con altos estándares”, explica la arquitecta de dicha firma, Marcela Elmir.

    Daniel Ugalde, gerente del edificio Houser, en Cuenca, añade que a través de Banco Pichincha contactó a AB. “Fue precalificado con certificación en 2020”. Destaca la colaboración y coordinación sobre materiales de la firma. 

    La empresa se encuentra trabajando en el proceso para la certificación del edificio Mikkela, que se encuentra ubicado en la zona de Cumbayá. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    La empresa se encuentra trabajando en el proceso para la certificación del edificio Mikkela, que se encuentra ubicado en la zona de Cumbayá. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Ciudad del Río cambió el estilo de vida

    Mónica Mendoza

    Macroeditora (I)

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    Junto al río Guayas se levanta una ciudad dentro de la ciudad. Un megaproyecto inmobiliario que comenzó a construirse hace una década y que sigue creciendo. SOHO 360 es la nueva propuesta, con un diseño elegante y vanguardista.

    Será el edificio número 12 en Ciudad del Río que se convirtió en la zona más moderna de Guayaquil. Se ubica en la extensión norte del Malecón 2000, en el sector conocido como Puerto Santa Ana.

    El más emblemático de todo el conjunto es The Point. En el 2013 se convirtió en el edificio más alto del país, de 36 pisos, con 137 metros de altura. Se asemeja a una escultura ascendente, con oficinas y en lo más alto tiene un exclusivo Icon Center, un club ejecutivo con salón de recepciones para 300 personas, un ‘sky bar’, área gastronómica y spa.

    Ciudad del Río es un estilo de vida exclusivo para oficinistas, familias, ejecutivos de corporaciones internacionales o viajeros.

    Wendy Franco, gerenta de Marketing y Ventas de la empresa Pronobis, señala que los resultados han sido un éxito. No solo porque se ha convertido en un lugar icónico en el país, sino porque el crecimiento vertical ha permitido “mejorar la calidad de vida”.

    Vivir junto al río Guayas, tener el lugar de trabajo cerca y evitar los largos trayectos en auto, han marcado un nuevo estilo de vida.

    Ciudad del Río se levantó luego de la primera etapa de edificios de Puerto Santa Ana, que desarrolló el Municipio de Guayaquil, a inicios de la década del 2000. Según los datos de Pronobis, cada mes circulan más de 400 000 personas en promedio. Es una zona turística, de oficinas y de diversión con locales exclusivos para la gastronomía nacional e internacional.

    El diseño de SOHO 360 es el de un edificio multifuncional. Tendrá 63 departamentos, 150 oficinas y 14 locales comerciales. Durante el lanzamiento, el 24 de septiembre del 2019, participó el arquitecto del proyecto, Xavier Martí Galí, gerente general de la firma OAB (Office of Architecture in Barcelona). Destacó los criterios de eco eficiencia y desarrollo sostenible.

    Es un edificio circular, sin fachada. El grupo objetivo es el segmento de ejecutivos, personas que decidan invertir, estudios jurídicos y también empresas grandes que decidan comprar pisos completos, explicó Franco.

    Según Juan Albán, gerente General de Pronobis, la inversión de SOHO será de USD 50 millones. Se construye bajo el concepto que ya es “marca registrada: ciudades dentro de ciudades”. Esta es una respuesta al crecimiento expansivo de baja densidad del territorio urbano, se basa en crear nuevas centralidades que brinden soluciones de vivienda, oficina, comercio, educación y entretenimiento dentro de distancias caminables de menos de 400 metros.

    En toda Ciudad del Río la inversión asciende a USD 350 millones en 272 000 m². SOHO 360 se sumará a obras ya concluidas como The Point, Hotel Wyndham Guayaquil, las torres Bellini I, II, III y IV, el Spazio, Riverfront I y II, Emporium y Santana Lofts que se entregará en febrero del 2020.

    La zona concentra más de 500 oficinas y hay un nivel de ocupación de 80%, según Pronobis, promotora inmobiliaria del Consorcio Nobis, que en 22 años ha levantado proyectos exitosos como Ciudad del Sol, cadenas de hoteles y otras obras en Machala, Manta, Quito y Playas.

    En todos los proyectos de Pronobis se calculan inversiones por más de USD 850 millones. Uno en pleno desarrollo es Karibao, nombre acrónimo de ‘Caribe en Engabao’, en General Villamil Playas, y planean obras en Samborondón.

    Isabel Noboa, presidenta del Consorcio Nobis, indicó que luego de SOHO 360 comenzará una segunda etapa de Ciudad del Río. “Tenemos algunas otras ideas y proyectos que esperamos comenzarlos, incluso, el próximo año”.

    El edificio 12

    SOHO 360 consiste en una planta totalmente circular de 39 m de diámetro, en interejes entre pilares, con 16 columnas exteriores y un núcleo central. Así se logra que las viviendas y oficinas no tengan columnas interiores.

    Tendrá 93 m de altura y será el edificio más alto luego de The Point. Cuenta con lounge, sala de juegos, piscina, salón de yoga…

    Las oficinas se ofertan desde 58 m² en USD 133 000. Los departamentos comienzan con tamaños desde 68 m², en un precio de USD 165 000.

    Desde el Puente de la Unidad Nacional, una vista panorámica de los edificios que conforman Ciudad del Río. Se destaca el emblemático The Point; al fondo se observa el Cerro Santa Ana. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    Desde el Puente de la Unidad Nacional, una vista panorámica de los edificios que conforman Ciudad del Río. Se destaca el emblemático The Point; al fondo se observa el Cerro Santa Ana. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • Expertos en administrar edificios

    Redacción Quito

    Su sueño se levantó al igual que los edificios que administra. Su nombre es Mercedes Mora y es propietaria de la empresa Ademm, que es especialista en la administración de edificios y conjuntos residenciales en Quito.

    Levantar un negocio no es tarea fácil y ella lo sabe, porque lleva 30 años en esta labor y reconoce que ha tenido altibajos con los residentes de los edificios y con la competencia en el mercado.

    En 1987 comenzó a administrar su primer edificio, que se llama Santa Teresita, ubicado entre la 9 de Octubre y Roca, en el centro norte de la capital. Cada esquina de ese inmueble le trae recuerdos; es por ello que instaló su oficina allí, que hoy la comparte con su hermano y su hijo mayor.

    En esa época, la administración de un edificio, en su mayoría, la ejercían hombres, explica la mujer oriunda de Riobamba. “Cuando empecé fue duro pero me siento honrada y feliz porque superamos los obstáculos”.

    Tras su graduación en la Universidad Central del Ecuador recibió un regalo que fue el inicio de este negocio: el puesto de administradora de Santa Teresita, que está formado de dos bloques de viviendas y oficinas; así empezó su camino en este mercado del mundo de los inmuebles.

    Cuando salió de este edificio llegaron otras residencias como el conjunto Almagro, que estaba conformado por cuatro torres. “En 1987, ese era el edificio más grande, tenía cuatro torres, viviendas y un centro comercial”.

    La puntualidad y los principios morales son el plus de este negocio, que cuenta con 13 trabajadores dedicados al manejo y operación de un edificio y, sobre todo, de cobrar el valor por el llamado condominio (pago por la administración del edificio). “La honradez y los valores nos ha permitido mantenernos en el mercado”, asegura la mujer de 56 años.
    Los edificios que administra son selectos y van desde el sector de la Patria hasta el Quito Tenis, en el centro norte de la capital.

    Los días de Mora son ajetreados desde la mañana hasta la noche. Cada jornada empeña su tiempo y su paciencia al máximo; las llamadas telefónicas significan un problema por resolver.

    El guardia vio mal a los condóminos, la tubería del agua se rompió, el sistema de gas o los ascensores se descompusieron, son algunos de los problemas que debe solucionar de inmediato con su equipo de trabajo.

    Otro de sus valores agregados es la frecuencia con la que visita sus edificios. Mora hace un recorrido para ver el funcionamiento de los inmuebles todos los lunes, ya que tiene un dicho: “el ojo del amo engorda al caballo”, dice esta emprendedora, quien además hace visitas entresemana.

    La administración de un edificio implica la elaboración de un presupuesto, que debe alcanzar para habilitar ascensores si se dañan, limpiar cisternas, los vidrios y el arreglo de citófonos, bombas de agua, saunas, turcos, piscinas, pintura y más. “La planificación debe realizarla según la forma de vida de cada conjunto”.

    Mora apostó al cuidado del ambiente en cada uno de los espacios que controla. Lo hace no solo para mejorar la vida de los residentes sino para mejorar el trabajo de las personas que se dedican a la recolección de basura diferenciada.

    La colocación de tachos para colocar el plástico, el cartón o el vidrio hicieron la diferencia en los edificios, hace cuatro años.

    “El Quito Tenis, por ejemplo, tiene una organización impecable. El condómino tiene que aprender a vivir en comunidad”.

    Su hijo Manuel Gallegos Mora camina junto a su madre en este negocio. Actualmente, está a cargo de edificios o conjuntos residenciales del sector de Cumbayá, Ponciano y otros puntos de Quito y sus alrededores. Lo que admira de su madre es su fuerza y lucha, ya que levantó el negocio sola. Él habla de su madre con orgullo.

    Las personas que viven en los edificios a cargo de Mora muestran su agrado al tener una persona activa e impecable en su trato y su forma de trabajo.

    Marcelo Fernández de Córdova, diplomático que vive en el edificio Churchill Plaza, en el norte, afirma que la administración es eficiente y asegura que la mujer está pendiente en cada detalle, por lo que da un servicio de calidad.

    Sin olvidar, asegura, que el manejo económico del dinero se realiza al detalle, es decir, se justifica “cada centavo que se utiliza en el edificio”, insiste.

    Mercedes Mora junto con su hijo Manuel Gallejos y el equipo de trabajo de su empresa Ademm, que se creó en 1987 en el centro norte de Quito. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES
    Mercedes Mora junto con su hijo Manuel Gallejos y el equipo de trabajo de su empresa Ademm, que se creó en 1987 en el centro norte de Quito. Foto: Paúl Rivas / LÍDERES
  • Más de 500 ascensores en 22 años

    Redacción Quito (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Al recorrer la avenida De los Shirys, en el norte de Quito, Byron Aguiar levanta constantemente su mano para señalar con su dedo índice los edificios en los que ha instalado un ascensor.

    Con una sonrisa cuenta que gracias a su trabajo ha podido presenciar el desarrollo urbanístico de Quito y de las ciudades más grandes del país. “La creciente construcción de edificios requería de elevadores”, dice Aguiar. Con esta premisa, en 1994, decidió fundar su propia empresa: Ascensores Ecuatorianos Sigmaotis S.A.

    Este ambateño, ingeniero electrónico de profesión, había trabajado en una empresa que fundó con un amigo y que brindaba asesoría y servicio técnico para ascensores. Pero hace 22 años decidió trabajar por su cuenta y se independizó.

    Aguiar calcula que en esa época habría invertido unos USD 5 000 que destinó a pagos de sueldos de su naciente nómina, servicios básicos, entre otros gastos.

    Su primer cliente fue el Quicentro Shopping, en el norte de Quito, cuyo ascensor, luego de casi 22 años, todavía funciona aunque se ha modificado y actualizado con los cambios del centro comercial.

    Tras este primer contrato, Ascensores Ecuatorianos sumó clientes y trabajó en otros edificios capitalinos, como el de Corfinsa o el de la Universidad Andina Simón Bolívar.

    La firma también ha trabajado con empresas de otras ciudades, como Corporación El Rosado o el Centro Comercial Riocentro, en Guayaquil. También en edificios de Manta, Portoviejo e Ibarra.

    Ascensores Ecuatorianos se constituyó en sociedad anónima hace nueve años y se consolidó, según su gerente, a partir del 2010, debido al crecimiento del sector inmobiliario público y privado.

    En el caso de entidades públicas, las nuevas normas de construcción que establecen mejores accesos para personas con discapacidad, incentivaron la colocación de ascensores en los últimos años y ello significó más contratos.

    Al año, la firma instalaba entre 40 y 50 elevadores. Pero debido a la desaceleración económica que atraviesa el país en el 2015 la firma instaló 30 ascensores.

    La compañía ofrece elevadores de la categoría ‘premium’, debido a sus acabados de la cabina que incluso pueden contar con grabados en acero inoxidable. Las partes de los elevadores proceden de Corea del Sur, España, China, Alemania y Suiza, de las marcas Sigma LG y Cemcolift.

    Uno de sus últimos clientes en contratar sus servicios es el club Liga Deportiva Universitaria de Quito, quien actualmente trabaja en mejoras de su estadio. Julio Álvarez, gerente de Pro Estadio, cuenta que contrataron a Ascensores Ecuatorianos luego de cotizar varias opciones en el mercado.

    Álvarez explica que se instalarán dos elevadores en las tribunas del estadio, con el objetivo de mejorar la accesibilidad para hinchas y socios: en la tribuna occidental, el ascensor tendrá cinco paradas y en la oriental, cuatro.

    El costo de los elevadores asciende a unos USD 100 000 y tiene previsto que las obras concluyan en noviembre.

    Parte importante de los ingresos de Ascensores Ecuatorianos se basa en el mantenimiento y soporte técnico. Por este concepto, la firma registra entre un 25 y 30% del total de su facturación.

    En el hotel Royal Decameron Punta Centinela (Santa Elena) también contrataron los servicios de la firma. Abraham Dumani, jefe de Mantenimiento, cuenta que una vez al mes un técnico acude a revisar el ascensor.

    “No hemos tenido problema hasta ahora; su servicio siempre ha sido bueno”, dice Dumani.
    En el Hospital de Especialidades San Juan (Hospiesaj), en Riobamba, un técnico de Ascensores Ecuatorianos acude cada 15 días para realizar mantenimiento a dos elevadores que cuenta la edificación de nueve pisos.

    Verónica Soto, administradora del edificio, señala que los técnicos realizan “mantenimiento preventivo” y constantemente les dan recomendaciones para que los equipos funcionen de manera óptima. Según Soto, los dos ascensores del Hospiesaj se instalaron hace nueve años: uno panorámico y otro con capacidad para transportar una camilla.

    Ahora, la firma tiene 150 empresas en su cartera de clientes y su gerente calcula que han instalado más de 500 ascensores en todo el país, como en el Hospital de Solca, edificios del Ministerio de Salud, centros comerciales, etc.

    El gerente

    Byron Aguiar  

    Nuestro enfoque está en primero instalar el ascensor y luego entregar el trabajo a los dueños del edificio. Posteriormente, la administración inicia su trabajo en el edificio y nosotros podemos firmar un contrato para brindar el servicio técnico y de mantenimiento. Próximamente estaremos instalando equipos con un producto innovador denominado Nagoya, muy versátil y moderno. Este equipo nuevo, por ejemplo, se instalará en el estadio de Liga Deportiva Universitaria de Quito.

    Dos empleados de  Ascensores Ecuatorianos preparan las partes de la cabina del elevador para  su instalación en un edificio ubicado en el norte de Quito. Fotos: Vicente Costales / LÍDERES
    Dos empleados de Ascensores Ecuatorianos preparan las partes de la cabina del elevador para su instalación en un edificio ubicado en el norte de Quito. Fotos: Vicente Costales / LÍDERES
  • Con su diseño dan vida a los edificios

    Mónica Orozco (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    i2E, una de las estrategias de esta empresa familiar es el ascenso por méritos y no por parentesco.

    Hace un año la empresa i2E, especializada en ingeniería eléctrica y electrónica, se ‘cansó’ de pelear en un mercado donde la competencia le ganaba “por un dólar de diferencia”, en el precio. Hoy sabe que el mercado no se gana con “dólares” sino con fidelidad de la marca.

    Ocultos en paredes de concreto, como si se trataran de arterias en el cuerpo humano, el cableado eléctrico y la ingeniería electrónica literalmente dan vida a un edificio. Permite monitorear y controlar los servicios, dar comodidad.

    Conscientes del valor agregado en su actividad, i2E empezó hace un año una renovación integral. “Lo que buscábamos era ver cuál era nuestro elemento diferenciador, para que el cliente esté dispuesto a pagar un dólar más”, dice Wilfrido Obando, gerente y fundador de la firma tecnológica.

    Para este ejecutivo de 59 años, todo esto supuso un cambio en la forma de ver el negocio, que nació hace 31 años en las aulas universitarias. Los primeros años de i2E transcurrieron entre los estudios de Obando y el desafío de abrirse campo y sumar clientes. La motivación: llegar a ser un empresario. “Siempre tuve claro que quería trabajar de forma independiente”.

    Pero en medio de un mercado cada vez más competitivo, Obando se planteó la innovación.
    Lo primero fue realizar varios talleres donde propusieron un sistema integrado de gestión y trabajar en certificaciones de calidad (ISO 9000, 14000 y 18000 integrados a la vez), que están a pocos días de obtener y que han ayudado a “refundar a la firma”.

    Otra fortaleza que identificaron es la estabilidad en el personal, que registra una rotación promedio de 20 años. Germán Baque, quien labora ya 25 años en el área administrativa, ha visto crecer a la empresa, “que ha tenido buenos y malos momentos, pero ideas nuevas y liderazgo nos ayudaron a salir y seguir adelante”, dice Baque.

    Tras el proceso, además, quedó claro que no venden instalaciones eléctricas, sino soluciones adaptadas a las necesidades del cliente.

    Pero dos cosas no han cambiado: la integridad como valor y el ascenso como premio al esfuerzo. El primer aspecto tiene que ver con ofrecer un servicio de calidad. “Que los clientes me llamen para dar más trabajo y no para hacer reclamos”, dice Obando.

    Definir una política de ascenso en la empresa era fundamental, pues i2E es una empresa familiar. Obando explica que ha llenado algunos puestos gerenciales con miembros de su familia, pero preparados y con experiencia. Esto con el fin de formar a una generación que se haga cargo de la firma. En ella trabajan su hermano y tres de sus hijos.

    El ingeniero comercial y en electrónica, Carlos Pino, uno de los hijos de Wilfrido Obando, empezó a trabajar en la empresa desde muy joven. Ahí ha sido desde ayudante de bodega, trabajador en los proyectos hasta chofer.

    Pino, quien gracias a su esfuerzo llegó a ocupar el cargo de gerente comercial en i2E, comenta que trabajar en diversas áreas le sirvió para conocer mejor a la empresa.

    Francisco Obando, otro de los hijos de Wilfrido, estudió ocho años fuera y trabajó en varios países, pero su objetivo de vida “no es solo ganar dinero, sino construir algo grande”. Ahora trabaja en este objetivo en la firma de su padre, donde es director de Desarrollo.

    Hoy, i2E participa en 22 proyectos; de ellos, 12 son grandes como hospitales públicos, edificios, hoteles y dos proyectos en Yachay.

    La experiencia en el sector hotelero le permitió a esta firma participar en el diseño del hotel de la cadena Eurobuilding que se construyen en Tababela, cerca al aeropuerto Mariscal Sucre.

    Rodrigo Pérez, gerente general de Zarpeca Sociedad Anónima, propietaria del hotel, enfatiza en que i2E es una empresa seria. “Wilfrido fue muy acertado en el diseño y es una persona que se involucra de lleno en el proyecto. Nos aportó con muchas ideas”.

    La compañía, además, ha instalado alrededor de 3 000 kilómetros en diseño de redes eléctricas en el país, entre otros productos.

    Aunque ya realiza trabajos en Colombia y Perú, i2E busca convertirse en una empresa internacional, lo que implicará abrir oficinas en otros países.

    La firma i2E cuenta con 160 empleados, la mayor parte son ingenieros y técnicos en electricidad y electrónica, y es su mayor valor agregado. Fotos: Vicente Costales / LÍDERES
    La firma i2E cuenta con 160 empleados, la mayor parte son ingenieros y técnicos en electricidad y electrónica, y es su mayor valor agregado. Fotos: Vicente Costales / LÍDERES
  • Parqueaderos, edificios, malls… llevan un toque verde

    Redacción Quito

    ¿Por qué los parqueaderos de los centros comerciales tienen que ser grises y sin plantas? ¿Se puede dar un toque verde a los pasillos y lobbys de edificios para volverlos más amigables? Esas y otras preguntas responden los fundadores de Grupo Sam, una iniciativa dedicada a proyectos ambientales y, en los últimos cuatro años, a lo que es jardinería vertical.

    Este emprendimiento dio sus primeros pasos hace 14 años, cuentan Pamela Jaramillo y Hernán Tapia, dos de los cuatro socios. En sus inicios, Grupo Sam trabajó en proyectos de agroforestería, una combinación de agricultura y forestación, según explican Jaramillo y Tapia.

    Pero con el paso del tiempo, fueron encontrando oportunidades en nuevos espacios, específicamente en centros comerciales y en casas particulares. Es así que en el 2007, Grupo Sam se encargó de rediseñar los jardines del Condado Shopping, en el norte de Quito.

    Al mismo tiempo, cuentan sus representantes, trabajaron con organismos no gubernamentales y establecieron un vivero, en el sector de Calderón. El sitio les permite hoy en día contar con la materia prima para ofertar jardines verticales.

    Para involucrase en esta nueva tendencia, ambos hicieron un curso en Nueva York, en el 2010, y establecieron un convenio con una firma europea a la que adquieren los jardines. En Quito, el trabajo consiste en sembrar plantas de distintas variedades, la instalación y el mantenimiento de los jardines.

    En este tiempo de trabajo, Grupo Sam ha invertido algo más de USD 100 000.

    Uno de los proyectos más grandes en los que incursionó esta iniciativa fue la decoración de jardines y parqueaderos del centro comercial Paseo San Francisco, en Cumbayá. Allí, cerca de 600 metros cuadrados de paredes lucen jardines verticales.

    Verónica Espinosa, directora de mercadeo del centro comercial, considera que se trata de un producto muy versátil. «Permite armar jardines en paredes al gusto de uno. Puedo mover los módulos, formar logotipos con los colores de las plantas… tiene un amplio margen de creatividad».

    La vocera del lugar agrega que esta clase de jardines da frescura y genera un ambiente diferente y original.