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  • Suplementos elaborados con productos andinos

    Redacción Quito

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    Hacer ejercicio es fundamental y se ha vuelto una práctica habitual. Cada vez más personas se unen al mundo ‘fitness’ y parte de su rutina es consumir suplementos de proteínas para mantener una dieta balanceada y mejorar su masa muscular.

    Awá Nutrition es un emprendimiento ecuatoriano que surgió en 2014. Ofrece al mercado una alternativa de suplementos naturales para complementar y equilibrar la dieta en los deportistas y personas que requieran una mayor ingesta de proteínas y vitaminas.

    Felipe Guevara, gerente de este negocio, comenta que vio la oportunidad de emprender al notar que los suplementos nutricionales importados se volvieron muy caros, especialmente para los deportistas que requieren consumir mayores cantidades de proteína.

    La experiencia en empleos anteriores relacionados con nutrición y sus conocimientos en ingeniería de alimentos le permitieron desarrollar una línea natural de suplementos de proteína basada en ‘superalimentos’ andinos como la quinua y el chocho.

    El nombre se inspira en los orígenes ancestrales de las culturas indígenas del Ecuador, además representa sus siglas en inglés Ancestral Wellness of the Andes.

    “Sentí que la marca tenía que representar los orígenes de nuestros superalimentos andinos, debía representar todo lo que el Ecuador puede aportar. Awá también nos permite transmitir en una sola palabra los dos contextos”, dice Guevara.

    La inversión para crear este emprendimiento ha sido permanente. El emprendedor comenta que hasta la fecha han invertido USD 400 000 aproximadamente.

    Esta cantidad se usó para desarrollar todo: desde la investigación y desarrollo del producto, estudio de mercado, marketing, ventas, entre otros requerimientos para consolidar el negocio.

    El equipo principal de Awá Nutrition está formado por cinco personas las cuales están distribuidas en distintas áreas como ventas, marketing, logística, producción y administración.

    El emprendedor menciona que trabajan en alianzas con algunas empresas para temas como nutrición, entrenadores y deportistas para poder alcanzar más público.

    Para la elaboración de estos suplementos nutricionales utilizan alimentos como el chocho y la quinua junto con concentrados de frutas exóticas del Ecuador. Allí son claves los pequeños agricultores que trabajan de manera orgánica; ellos son proveedores. Las frutas más utilizadas en el procesos son mortiño, mora de castilla, uvilla, maracuyá, cacao, naranjilla, entre otras.

    Las frutas se complementan con proteínas veganas no inflamatorias de fácil digestión ricas en vitaminas, antioxidantes, minerales, y probióticos. El propietario menciona que el objetivo de la empresa es elaborar productos naturales, sin ningún químico o sabor artificial.

    En la actualidad, la marca cuenta con dos líneas de productos. La línea Lifestyle Activo está hecha para niños desde los cuatro años hasta gente de la tercera edad que requieren tener una dieta sana y balaceada. Por otro lado, la línea High Performance enfoca en deportistas mayores de 12 años quienes tienen un mayor desgaste físico y requieren más proteínas.

    Christian Palacios, cliente de Awá Nutrition, conoció los productos porque practica deporte y buscaba una proteína diferente. Para Palacios la línea que se adecúa a su rutina es la High Performance. “Consumo todos los días porque aporta a mi cuerpo las proteínas necesarias, yo corro todos los días 10 kilómetros y esta línea me permite mantener mi peso y estado físico”.Awá Nutrition llega a Quito, Guayaquil, Cuenca, Galápagos, etc.

    Felipe Guevara es el gerente General de Awá Nutrition. La meta es internacionalizarse en el corto tiempo
    Felipe Guevara es el gerente General de Awá Nutrition. La meta es internacionalizarse en el corto tiempo. Foto: Cortesía
  • Juguetes antialérgicos elaborados con crochet

    Redacción Quito

    (I)

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    Tejer con crochet es una técnica tradicional en Ecuador. Este arte se ha mantenido en las familias por generaciones.

    Entre las personas que aprendió sobre está técnica está María José Borja. Una de sus tías le permitió conocer ampliamente sobre el mundo de la costura y del tejido.

    En 2017, mientras estaba embarazada, se dedicó a la búsqueda de objetos de decoración para el dormitorio de su pequeña.

    Al no encontrar variedad ni más opciones en tiendas, decidió crear ella misma peluches, tapetes y canastos que fueran acorde al tipo de decoración que buscaba.

    Así surgió Manuca, un emprendimiento que se dedica a la elaboración de juguetes y objetos de decoración con un enfoque infantil.

    La emprendedora cuenta que se inspiró en los nombres de su hija para bautizar al negocio.
    Borja menciona que para iniciar con el emprendimiento hizo una inversión pequeña de alrededor de USD 500; esta cantidad la utilizó para comprar la materia prima para crear los diseños.

    El 95% de los insumos que utiliza para la producción de estos artículos son ecuatorianos.

    El 5% restante es material importado de Colombia, que utiliza para personalizar los peluches.

    Además, la emprendedora expresa que tiene el apoyo de fábricas textiles que le proporcionan telas y material que se puede reciclar; esto lo utiliza para tejer artículos como tapetes, alfombras y canastos decorativos.

    El proceso de elaboración es sencillo: ella primero diseña el artículo, después lo teje y rellena de plumón antialérgico. Finalmente, le agrega detalles decorativos.

    Gracias a la aceptación que han tenido sus productos, Borja creó una página en redes sociales para que los clientes puedan contactarla y adquirir peluches, sonajeros, pufs y cuadros personalizados.

    Lo que caracteriza a los productos es que son bordados a mano en su totalidad, tienen materiales antialérgicos, seguros e ideales para la distracción de bebés y niños pequeños.
    “Los peluches son diseñados pensando en el bienestar de los niños, estos no les causan ningún tipo de alergia y son amigables con el ambiente”, afirma Borja.
    El enfoque que tiene el emprendimiento es ‘cero plásticos’.

    Los precios de los productos dependen del tamaño del artículo y oscilan entre USD 15 y USD 35.

    Dana Laya es clienta de este emprendimiento. Ella adquirió hace poco los productos de Manuca.

    “Pedí un móvil personalizado para la cuna de mi bebé y entre las dos pudimos idear algo nuevo. Todo combinó bien con el dormitorio y cumplió exactamente con lo prometido. El acabado es impecable. De hecho, el bebé juega con ese móvil todos los días y le encanta”, menciona.

    En cuanto a los precios, la clienta comenta que le parecen apropiados, dado que son tejidos a mano y sabe que llevan tiempo para elaborarlos y que queden listos.

    En diciembre de 2019, la emprendedora participó por tercera vez en el Grand Bazzar Navideño de Cumbayá. Ganó el primer lugar al mejor emprendimiento.

    Este espacio sirvió para crear vínculos con diferentes tiendas para distribuir los peluches y así llegar a más clientes en Quito.

    Los productos de Manuca se comercializan en la tienda Tikitá, ubicada en La Floresta; Pompón, en Cumbayá y Koache, diagonal al Hotel JW Marriott de Quito.

    Además, la emprendedora comercializa los artículos en EE.UU. a través de la página web Etsy.
    En la actualidad, Borja cuenta con el apoyo de una persona que le ayuda con el tejido de algunas piezas para los peluches.

    Para el futuro planea seguir con la tradición del tejido con crochet, para así generar más plazas de trabajo y desarrollar más su negocio.

    María José Borja es la propietaria de Manuca Handmade. Ella elabora peluches y artículos para decoración, bajo pedido, en redes sociales. Foto: Cortesía Manuca Handmade
    María José Borja es la propietaria de Manuca Handmade. Ella elabora peluches y artículos para decoración, bajo pedido, en redes sociales. Foto: Cortesía Manuca Handmade
  • Tejidos manuales elaborados con lana de alpaca

    Redacción Quito

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    La línea de productos elaborados con lana de alpacas nació en El Inga, sitio arqueológico ubicado en la parroquia de Pifo, al oriente de Quito.

    Marilú Cordobés, fundadora del emprendimiento Inga Alpaca nació y se crió en una hacienda ubicada en El Inga junto a su familia.

    Alfredo Cordobés, padre de la emprendedora era comerciante de productos lácteos debido a las vacas que mantenía dentro de su vivienda. La familia decidió invertir en la compra de alpacas para tener mayor sustentabilidad en el mercado. En la actualidad cuentan con 3 500 alpacas.

    En el 2007 Cordobés decidió posicionar su marca en el mercado con la elaboración de prendas de vestir fabricadas con base de la lana que expulsan estos animales.

    En los primeros meses del negocio, la emprendedora contrató dos tejedoras que le ayudaron con la elaboración de chompas y chalecos. Tras 11 años del emprendimiento, Cordobés cuenta con, aproximadamente, 12 empleados que aportan con la fabricación de su línea de productos.

    Inga Alpaca se encuentra en los grandes mercados del país. Sus productos se ofertan en los aeropuertos de Cuenca y Guayaquil. En locales como Galería Ecuador Gourmet y Galería Artik en el norte y centro de la capital. Imbabura es otro de los mercados de la marca, en un local cerca del emblemático Lago San Pablo.

    La marca ha sobrepasado fronteras como EE.UU y París en los que se han ofertado sus productos a través de ferias de emprendimiento. Asimismo se han realizado envíos a Rusia y España.

    El crecimiento que Inga Alpaca obtuvo desde el año en el que arrancó, fue de un 40% . Sin embargo las ventas han disminuido debido a la situación económica del país.

    La inversión inicial de la microempresa fue de USD 300 000 por la maquinaria de tejidos que fue importada desde Canadá.

    En cuanto a la materia prima, ésta proviene de la hacienda de su padre. Él es quién le vende la lana de alpaca a su hija para la respectiva fabricación.

    Según Cordobés, el negocio le permite tener ingresos de USD 2 000 a 3 000 al mes, cantidad que se invierte en la mano de obra de los tejidos.

    La marca ofrece una variedad ‘exótica’ de productos. Se ofrecen desde accesorios como bufandas, cuellos, guantes, chompas y chalecos, hasta edredones y cobijas. Es importante destacar que los edredones son su producto estrella en el mercado.

    El emprendimiento participa continuamente en la Feria ‘El Gran Bazar’ que se realiza periódicamente en Cumbayá. Dentro de esta obtiene mayor número de clientes y reconocimiento de sus productos.

    Mireya Cáceres adquirió un accesorio de Inga Alpaca. Ella dice sentirse cómoda con la marca.

    Marilú Cordobés presenta algunos de sus productos en el taller principal de la marca ubicado en Cumbayá. Foto: LÍDERES
    Marilú Cordobés presenta algunos de sus productos en el taller principal de la marca ubicado en Cumbayá. Foto: LÍDERES
  • Muñecos elaborados con telas recicladas

    Redacción Quito

    En las manos de Mercedes Molina y su hija Gabriela Chicaiza, los retazos de tela que desechan fábricas y las prendas de vestir que las personas ya no quieren usar, se pueden convertir en adorables monstruos de tela, con aromas.

    Ellas los llaman xamakucos y son muñecos de trapo terapéuticos que se confeccionan con telas recicladas, en períodos que van de tres a ocho días, dependiendo de la complejidad.

    Estas dos emprendedoras cuentan que desde el 2010 convirtieron su casa, en el norte de Quito, en el taller en el que crean estos muñecos, bajo la marca Xamakuco. El nombre con el que bautizaron su emprendimiento es un juego de palabras en kichwa: ‘xama’, que significa amigable y ‘cuco’, que significa monstruo.

    Al mes producen unas 50 unidades, pero tienen disponible un catálogo de más 100 modelos. Además, elaboran muñecos personalizados bajo pedido.

    Una de las colecciones que más llama la atención es la de personajes de películas. Por ejemplo, está la figura de Edward Manos de Tijeras, de la cinta de Tim Burton, o la de Alex DeLarge, de la película La Naranja Mecánica.

    Chicaiza cuenta que lo que hace más especiales a estas creaciones, es que llevan por dentro hierbas terapéuticas, como hierbaluisa, eucalipto, anís, romero y lavanda, que ayudan a personas con estrés, migraña y otros padecimientos.

    “Las cultivamos en un huerto propio y hacemos un proceso cuidados de tratamiento de deshidratación, cada muñeco tiene su propio aroma”, cuenta Chicaiza, que estudió ciencias ancestrales en el Instituto Tecnológico Superior de Estudios Sociales Los Andes (Ilades), en donde aprendió sobre terapias con hierbas medicinales.

    Molina hace énfasis en que el trabajo de reciclar y hacer manualidades con tela comenzó en 1981, cuando ella trabajaba como maestra en una escuela de religiosas en Guayllabamba. Ahí, recuerda, comenzó a hacer figuras. “Mi hija desde pequeña aprendió a usar la máquina de coser, sin que yo le enseñe, solo viendo, desde que tenía ocho años”, cuenta.

    Aunque las dos se dedican a la producción de los muñecos, Xamakuco es un negocio en el que participa toda la familia. Los dos hijos mayores de Molina, Jorge y Roberto Chicaiza, se encargan de la línea gráfica que se usa en redes sociales y en ferias, y del diseño de los modelos de los muñecos.

    Al mes, las ventas alcanzan los USD 350 en promedio, a través de ferias artesanales y los pedidos en Facebook e Instagram.

    Este año han participado en unas cinco ferias en Quito. Entre ellas, la feria de la tienda Teos, en La Floresta. Karla Arcos, coordinadora de la feria, resalta que la originalidad de las figuras y el buen acabado es lo que más llama la atención de los clientes. “Son muy coloridas y supercreativas, a la gente le gusta mucho eso”, cuenta Arcos.

    La promoción en redes sociales, en cambio, les ha permitido hacer envíos fuera del país. Chicaiza cuenta que desde el 2015 envían productos el Festival de Danza y Arte Yurecuaro, en México. También han realizado envíos a Egipto, Cuba, Colombia, Chile y Argentina, añade.

    Mercedes Molina junto a su hija menor, Gabriela Chicaiza. Ellas confeccionan estos muñecos de tela. Foto: Julio Estrella/LÍDERES
    Mercedes Molina junto a su hija menor, Gabriela Chicaiza. Ellas confeccionan estos muñecos de tela. Foto: Julio Estrella/LÍDERES