Etiqueta: elaboran

  • Con la paja toquilla también se elaboran las mascarillas

    Giovanni Astudillo Editor (I) redaccion@revistalideres.ec

    Relacionadas

    Las mascarillas son el nuevo producto de las artesanas de Azuay y Cañar, que se especializan en el tejido de la paja toquilla. Su elaboración empezó en mayo pasado para tratar de compensar la reducción de sus ingresos debido a la emergencia sanitaria tanto en el Ecuador como en el exterior.

    En marzo pasado, las artesanas Ana Villa, Blanca Uyaguari y Ana Ramón tuvieron que cerrar su taller ubicado en el Economuseo Municipal Casa del Sombrero, en el Centro Histórico de Cuenca. La causa fue el confinamiento por la pandemia del coronavirus.

    Ellas pensaron que sería algo pasajero -pero al percatarse que no era así- conversaron en mayo pasado, para buscar alternativas debido a que dejaron de vender sombreros y accesorios elaborados con paja toquilla. Allí, decidieron diseñar y probar algunas alternativas para producir mascarillas con esta fibra natural, que es un producto demandado.

    En este proceso determinaron que era necesario tejer con hebras finas. Ramón cuenta que no debe incomodar al cliente y debe adaptarse a cualquier rostro.

    La mascarilla tiene una capa de paja toquilla, un filtro y una tela antifluido. “Se puede realizar hasta 40 lavadas con jabón. La paja no se deteriora al lavarle, más bien se seca más pronto. Se puede desinfectar con alcohol, pero es preferible con agua”, explicó Ramón.

    En la actualidad, ofrecen tres alternativas. La primera es la tejida con paja de tonalidad natural y es la que tiene más demanda. Cuesta USD 3,75, así como la segunda opción que son las teñidas en colores rosado, turquesa y café. La tercera tiene un precio de USD 5 y están pintadas a mano, figuras de flores, rosas y colibríes.

    Desde el inicio de la producción, hace un par de meses, han comercializado, principalmente, en Cuenca más de 100 mascarillas. Otras 40 enviaron a Estados Unidos y durante esta semana, también, mandarán a Manabí.

    Adicionalmente, estas artesanas ofrecieron combos por el Día del Padre, que incluyen un sombrero y una mascarilla de toquilla. Hubo buena acogida, por lo que extendieron la promoción hasta el 15 de este mes, señaló Ramón. Ambas prendas cuestan USD 20 y ya se comercializaron 40.

    “En esta época es muy importante la creatividad y es un material que se adapta fácilmente”, comentó la artesana Ana Villa.

    La comercialización se efectúa mediante las redes sociales como Facebook y Twitter, donde están registradas como Artesanías y Sombreros. También, realizan contactos a través de WhatsApp.

    Las tres artesanas tejen en sus casas para mantener el distanciamiento social. Ellas se dividen los procesos para acelerar el cumplimiento de los pedidos.

    Las mascarillas elaboradas en paja toquilla, también, son la nueva alternativa que desarrollan las 104 artesanas de la Cooperativa de Producción Artesanal Puertas del Cielo, que funciona en Azogues.

    Según su representante legal, Rosa Cadme, las primeras muestras de este tipo de productos ya fueron enviadas a Miami, para concretar los pedidos. Esta agrupación promociona mediante su sitio web www.azohat.ec. Allí, cuenta con un catálogo digital.

    En la actualidad, un grupo de artesanas elabora nuevos modelos, tanto en la tonalidad natural de la paja toquilla como en las alternativas de teñidas y pintadas a mano con diferentes imágenes como iglesias, flores, colibríes, iguanas… Otras asociadas se encargan del tejido y la costura. El precio oscila entre los USD 3,5 y 5.

    Las mascarillas, los sombreros, objetos utilitarios y adornos elaborados con esta fibra natural fueron promocionadas el miércoles y jueves pasados, en una macrorrueda de negocios, que fue organizada por el Ministerio de Producción. Según Cadme, su organización tuvo contacto con cuatro compradores de Europa.

    Cadme comentó que la venta del sombrero, bolsos, carteras y adornos se están regularizando en las últimas semanas, luego que en marzo pasado los pedidos al exterior y al resto del país se paralizaron. Su organización tiene pendiente desde marzo el envío de 1 100 sombreros hacia China. Durante este mes exportará el 50% y el resto se irá en agosto.

    La Cooperativa de Producción Artesanal Puertas del Cielo, también, cuenta con clientes en Brasil, Singapur, Estados Unidos y España y otros países europeos.

    Otros detalles
    El proceso. 
    El tejido de una mascarilla toma alrededor de cinco horas. Cada pieza lleva su respectiva tela antifluido y es planchada antes de su empacado para las entregas a domicilio.

    Las ventas.  
    Según Ana Ramón, desde hace cinco años tenían el local en el Economuseo. Vendían entre tres y cuatro sombreros, en promedio, al día. Los precios oscilaban entre USD 20 y 25. “Cerrar fue muy duro porque no quedamos sin ingresos”.

    Las artesanas azuayas Ana Ramón, Ana Villa y Blanca Uyaguari se encargan del tejido con la paja toquilla y la costura. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
    Las artesanas azuayas Ana Ramón, Ana Villa y Blanca Uyaguari se encargan del tejido con la paja toquilla y la costura. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES
  • Ellas elaboran bisutería con lana y semillas

    Mayra Pacheco

    Relacionadas

    Creer que las prendas tejidas son aptas solo para los días fríos, ahora no resulta tan cierto. Desde hace cuatro años, Luna Escarlata implementa la técnica del tejido para elaborar bisutería y apliques para prendas de vestir o accesorios que se pueden usar todo el año, sin importar el clima.

    La experiencia de casi 40 años usando el croché o los agujones permitió que las hermanas Margarita Lobato y Olga Lovato innoven en el arte del tejido. Al fin ambas -exceptuando el apellido por cuestiones administrativas- tienen mucho en común: tejen desde que eran jóvenes. Su fuente de inspiración fue su madre.

    Margarita recuerda que su mamá, Manuela Chulca, les confeccionaba la ropa sin emplear ninguna máquina. Sus únicas herramientas eran la tela, el hilo, la aguja y sus manos.
    Esto motivó a estas hermanas a involucrarse en esta actividad desde muy jóvenes. Lo que al principio fue una afición se convirtió en un emprendimiento que involucró a otros miembros de la familia. A Luna Escarlata se incorporaron Katherine y Verónica Haro, hijas de Olga.

    Este grupo de mujeres tejedoras se ha capacitado para elaborar aretes, collares, anillos, pulseras, gargantillas y apliques para bolsos y blusas. Todos hechos totalmente a mano con lana y croché.

    Aparte cada modelo que diseñan es único. Para confeccionar estos accesorios, las socias de Luna Escarlata toman en cuenta las preferencias de sus clientes. Esto permite ofrecer un servicio personalizado.

    Como materia prima se emplea, principalmente, lana sintética y de algodón. Estos productos se adquieren en el almacén Conson, en el Centro Histórico de Quito. La compra se hace cada quince días o una vez al mes. En esto se invierte alrededor de USD 15.

    La fina lana permite que Margarita, Olga, Katherine y Verónica tejan objetos casi diminutos y de formas diversas. Elaboran flores, mariposas, espirales, círculos. El modelo de la puntada sale de su imaginación y de algunas revistas especializadas en este tipo de arte.

    El costo de estos accesorios tejidos a mano es desde USD 1 un par de aretes hasta juegos de gargantillas y aretes en 15. En promedio, al año facturan USD 1 800.

    Además, de la lana, algunos modelos de esta bisutería incluyen semillas de sambo, achira, huairuro, corteza de coco y otros. Así se trata de fomentar el reciclaje. “Nosotras queremos rescatar lo tradicional. No creemos que todo debe ser industrializado. De esta manera cuidamos el planeta”, menciona Olga Lovato.

    Los apliques de lana que se colocan en los bolsos y en las blusas, en cambio, van sobrepuestos sobre prendas de tela. En estos artículos el valor se establece según la talla, el tamaño y el diseño solicitado.

    Las artesanas de Luna Escarlata están en condiciones de recibir pedidos al por mayor y por menor. Cuando se trata de un accesorio el tiempo estimado de entrega son dos días. Y si se tratan de cantidades más grandes, se llega a acuerdos con los clientes para tener a tiempo los productos.

    Hasta ahora, en los pedidos por mayor no han tenido complicaciones. Luna Escarlata ha participado en la elaboración de pulseras para la campaña presidencial de Cynthia Viteri, en el 2006. Entonces trabajaron con mullos en colores amarillo, azul y rojo.

    La experiencia más reciente fue en febrero del presente año. Este último pedido consistió en elaborar unas mallas tejidas para decorar unos centros de mesa para un matrimonio. Fueron 300 de estas unidades. Cada una costó USD 3, por la mano de obra.

    Paula Weiss, quien contrató este servicio, comenta que el producto fue fin al sorprendió a los invitados del matrimonio. Era una idea innovadora y de alta calidad.

    Además, Weiss destaca que a diferencia de otras tiendas con Luna Escarlata tiene la posibilidad de participar del proceso de elaboración y sugerir ideas. “Esto no es usual en otros sitios”.

    Por esto, Weiss menciona que cada vez que tiene un evento especial o compromiso acude donde las hermanas Margarita y Olga para escoger algún tejido como regalo para el homenajeado. Ella considera que este tipo de detalles son únicos y especiales.

    Katherine Haro (izq.), Olga Lovato y Margarita Lobato realizan diseños personalizados para sus clientes. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Katherine Haro (izq.), Olga Lovato y Margarita Lobato realizan diseños personalizados para sus clientes. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Salasakas todavía hacen sogas con cabuya

    Redacción Sierra-Centro

    Relacionadas

    Las manos de Heriberto Chango son fuertes y hábiles. Prepara varias hebras de hilo de cabuya, las ajusta pisando con el pie y comienza a dar las vueltas con las palmas de sus manos toscas.

    A esa especie de técnica la llaman tursina (torcer o dar vueltas al hilo). Se ajustan y dan forma a la cuerda.

    Esta técnica ancestral, de más de 200 años, la aprendió de su madre Ramona, de 65 años. Utiliza este material para amarrar los borregos y una vaca que tiene en su charca. También para amarrar la hierba o los costales con cebada.

    Chango cuenta que el proceso para obtener la fibra tarda hasta 30 días. El ritual se inicia con la cosecha de las hojas del cabuyo de color verde.

    La planta debe haber cumplido siete años de maduración para su aprovechamiento. Las hojas alargadas y gruesas son cortadas verticalmente con una cuchilla elaborada con hueso de animal.

    La materia prima es introducida en tanques con agua, con el propósito de que se descomponga. Tres semanas más tarde, la materia prima se pudre y empieza el proceso al que le llama tzawar shikina (desmenuzar la hoja del penco verde, en español).

    Chango golpea en una piedra para que los hilos queden sueltos y finalmente los seca al aire libre. Esta tradición artesanal aún la practican los habitantes de la parroquia Salasaka. Este pueblo se encuentra a 12 kilómetros al oriente de Ambato, en Tungurahua.

    Raymy Chiliquinga, experto en temas de la comunidad, explica que en la antigüedad la soga confeccionada con la cabuya se usaba especialmente en los kipus, donde aprendían los niños a sumar y a contar a través de nudos. “En todas las casas elaboraban las sogas de cabuya. Ahora son pocas las familias salasakas que mantienen esta práctica. Está desapareciendo porque utilizan solo lo sintético”.

    Las sogas se comercializaban en las plazas y mercados de Ambato, Saquisilí y Pelileo. El proceso es complicado porque implica desde la siembra de las plantas de cabuya hasta la maduración, la cosecha y el procesamiento. Las que se usan son las cabuyas hembra y macho, de esta última se obtenían los hilos finos.

    “En la actualidad son pocas las familias que aún mantiene este tradición artesanal, pues se hacen los trenzados, de tres hilos, y las rumpanas, que son de cuatro hebras, el redondo y la puchika de una sola hebra o soguilla”, asegura Chiliquinga.

    Heriberto Chango es uno de los expertos en la elaboración de sogas de cabuya y además elabora artesanías. Foto: Modesto Moreta / LÍDERES
    Heriberto Chango es uno de los expertos en la elaboración de sogas de cabuya y además elabora artesanías. Foto: Modesto Moreta / LÍDERES
  • Ellas elaboran bocaditos para niños con alergias

    Redacción Quito

    Relacionadas

    La necesidad de dos madres de alimentar adecuadamente a sus niños que tienen alergias a determinadas proteínas de la leche fue el detonante para que llegue al mercado nacional Baby Bites, un cereal para consumo de niños desde los seis meses.

    Constanza Gaitán, abogada y Paulina Echeverría, administradora de alimentos y bebidas, buscaban alternativas de bocaditos para sus hijos, que sean orgánicos, sin lácteos ni mantequilla. “Nosotros teníamos que traer de afuera productos que sean apropiados para nuestros niños”, comenta Gaitán, madre de dos varones, quien está encargada de la gerencia de Nutrición Infantil Nutrinfa Cía. Ltda.

    La empresa fue constituida por estas amigas en mayo del 2016, pero su producto estrella Baby Bites se trabajó desde agosto del 2015 y fue lanzado en julio de 2016 en la Expo Baby. Un equipo de expertos que contaba con profesionales como una ingeniera en alimentos, una nutricionista infantil, pediatras, etc., se encargó del desarrollo del producto, que contó con una inversión inicial realizada por partes que sumó alrededor de USD 130 000, según explicó Echeverría, madre de una niña y presidenta de la compañía.

    En septiembre de 2016, Baby Bites llegó a perchas. Pese a ser un producto nuevo, logró entrar a cadenas como Supermaxi (Quito, Guayaquil y Ambato) y Fybeca (Quito, Guayaquil, Ambato, Cuenca, Machala, Ibarra y Manta), además de cuatro tiendas de productos naturales en los valles y norte de Quito. En los próximos días esperan llegar también a dos tiendas orgánicas en Guayaquil y una en Cuenca.

    Este producto está elaborado con quinua y arroz como base, a lo que se le añade el sabor natural de la fruta (manzana, fresa y banana), además de calcio y vitaminas E. No contiene gluten. La quinua fue escogida como uno de sus ingredientes porque es de fácil digestión y no ha sido relacionada al desarrollo de ninguna patología.

    El producto se puede consumir como un ‘snack’ a cualquier hora del día. Además de ayudar a la introducción a los alimentos sólidos, un beneficio adicional es que al ser en forma de pequeñas estrellas ayuda a que los niños desarrollen su motricidad fina. El cereal se deshace en la boca del bebé por lo que no corre el riesgo de atorarse.

    Si bien Baby Bites es la primera marca de Nutrinfa enfocada en bebés, la proyección es avanzar en la línea de infantes y niños de hasta seis años y desarrollar una línea de productos prenatales. Para ello se prevé realizar una nueva inversión de al menos USD 70 000.

    Echeverría asegura que la empresa podrá seguir creciendo ya que han tenido buenos resultados pese a ser un producto delicado, porque no es fácil que una mamá le dé cualquier alimento a su bebé de seis meses. Sin embargo, el “boca a boca” ha sido fundamental para Baby Bites. “Hay muchos chats de mamás primerizas que hablan del producto y se aconsejan, eso nos ha ayudado mucho”, indica Echeverría.

    Luz Rizo, encargada de Kaelum, una tienda gourmet donde se distribuye el producto, confirma la aceptación. “Hago pedidos semanales de al menos 30 unidades y se terminan enseguida”, asegura.

    Actualmente Nutrinfa está vendiendo unos 6 000 envases mensuales, pero su meta es llegar a las 10 000 unidades. Como aún no tienen su propia planta de producción, la generación de empleo es indirecto para al menos 30 personas.

    La Insignia

    Ana Karina Espinel . Distribuidora de Baby Bites

    Trabajo en la distribución desde hace cuatro meses. Tengo dos flancos de acción, el uno con pediatras, a quienes les presento el producto para que vean sus bondades. El segundo es con centros de estimulación infantil.

    En el sector médico, los profesionales recomiendan el producto como un ‘snack’ de media mañana o media tarde. Les parece bueno porque es natural.

    Otra vía de promoción y entrega es a través de los chats de mamás. Me involucré en este negocio porque probé el producto. Tengo una bebé y a ella le gustó, además de que consulté con mi hermano que es pediatra.

    Un estimado de la distribución que realizo es de entre 20 y 25 cajas al mes. Espero que siga incrementando, ya que empecé con una caja y el crecimiento ha sido rápido. Este año estoy buscando ampliar la distribución a escala nacional. Ahora tengo un punto de venta en Loja, dos en Guayaquil y un tercero por salir en la misma ciudad, además de una oportunidad en Cuenca.

    Constanza Gaitán y Paulina Echeverría buscaban un snack para sus hijos con alergias. La falta de opciones despertó en ellas el impulso para desarrollar el producto localmente. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Constanza Gaitán y Paulina Echeverría buscaban un snack para sus hijos con alergias. La falta de opciones despertó en ellas el impulso para desarrollar el producto localmente. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Los collares se elaboran con las semillas

    José Luis Rosales  (F)
    Contenido Intercultural

    Relacionadas

    Diana Anrango Ponce y Elena Anangonó Suárez le apostaron a la bisutería como una alternativa de negocios. Hace cuatro años, las emprendedoras aprendieron las técnicas para elaborar collares, aretes y pulseras, con semillas y mullos.

    Esto les permitió abandonar los empleos temporales que conseguían en la siembra o cosecha de maíz, fréjol, caña de azúcar, etc. La iniciativa surgió luego de varios talleres, entre ellos uno de manualidades, que ofreció la Junta Parroquial de Salinas, del cantón Ibarra, en Imbabura.

    Este es uno de los negocios que han florecido en esta localidad afro de 1 935 habitantes, situada en el valle del Chota. La mayoría gracias al turismo, con la llegada del tren.
    Cuando empezaron a entretejer las cortezas vegetales, ‘no tenían ni idea’ de cómo se confeccionaban estos accesorios.

    Anangonó, afrodescendiente de 46 años, rememora que a la mayoría de las 40 mujeres que fueron capacitadas en bisutería no les interesó esta línea artesanal. Sin embargo, con Anrango encontró afinidad para abrir este negocio. Cada una instaló un taller en su casa. Ahí, junto con sus hijos confeccionan estos coloridos y vistosos adornos. Anrango tiene dos hijos y Anangonó, tres.

    El emprendimiento se tornó prácticamente familiar. Incluso, el nombre de la marca Diel lleva las dos primeras iniciales de Diana y Elena, por sugerencia de la familia. Los primeros materiales y herramientas para empezar la producción en serie fueron entregados, al final del primer curso de formación, por la Fundación Codespa, que les auspició.

    La microempresa ha ido creciendo paulatinamente. Los primeros clientes fueron las vecinas de la parroquia. Incluso, comentan, entre risas, que les vendían a crédito. Diel fue reconocida con una de las 23 mejores iniciativas del Programa Imbabura Diversa y Productiva 2014, impulsada por la Prefectura de esta provincia.

    El premio fueron USD 3 000. El dinero lo destinaron al fortalecimiento del taller de bisutería.
    También a la capacitación para mejorar el diseño de los productos. Además, adquirieron materia prima y herramientas.

    Pero quizás una de las alternativas para mejorar las ventas fue la publicación del catálogo de artesanías y bisutería Creaciones Diel, que se presentó el fin de año. En este material impreso se destacan variedades de collares, con nombres sugerentes como Pasión, Diana, Cielo, Catalina, etc.

    Este último es una gargantilla, de color rojo y azul, tejido en piedras, cocos y mullos.
    Lucía Cerón, técnica de la Prefectura, explica que para darle un toque de sobriedad las joyas artesanales llevan etiquetas y tarjetas.

    También dice que una de las particularidades de esta marca es el uso de semillas de tagua, pambil, mandarina, sandía, melón, camochiche, bisola, azait, acacia, fréjol, san pedro, guairuro, naranja y mandarina.

    Igualmente, destaca los innovadores diseños que van surgiendo. La mayoría son elaborados con diferentes tipos de tejido y con cortezas, mullos e hilos de nailon. El catálogo fue presentado con un desfile de modelos. Jóvenes de esta parroquia lucieron la variedad de collares de semillas, mullos y combinados.

    Con un tono de orgullo, Anangonó comenta que no es la primera vez que las Creaciones Diel han subido a la pasarela. Anteriormente, incluso, fueron el complemento de la colección de ropa denominada Coangue, Glamour y Color, de la artista afroecuatoriana Alicia Villalba.

    Estas prendas étnicas fueron parte del desfile de modas Tendencias Imbabura 2015. Curiosamente, Villalba fue la primera capacitadora de las emprendedoras.
    Las creaciones de Diel se venden en la Tienda del Tren, en la Estación de Salinas. Ahí ofrecen sus artículos a los turistas.

    Anrango comenta que los collares elaborados con semillas naturales cautivan a los extranjeros. Mientras que los mullos sintéticos, a los ecuatorianos. El próximo objetivo es impulsar las ventas por catálogo. La idea es contar con vendedoras en varias ciudades del Ecuador.

    una de las particularidades de esta marca es el uso de semillas de tagua, pambil, mandarina, sandía, melón, camochiche, bisola,
    una de las particularidades de esta marca es el uso de semillas de tagua, pambil, mandarina, sandía, melón, camochiche, bisola,
  • Manos ecuatorianas elaboran jabón Rexona

    Redacción Guayaquil

    La fabricación de uno de los productos más conocidos del portafolio de la multinacional Unilever está, desde octubre pasado, a cargo de manos ecuatorianas. La firma decidió fabricar localmente el jabón Rexona Antibacterial, tras una inversión en infraestructura. El artículo se producía anteriormente en las instalaciones de la firma en Cali (Colombia).

    La elaboración del jabón comenzó con la versión Aquafresh. Luego continuó con las modalidades Aloe, Avena y Nutritive, en la presentación de 110 y de 330 gramos, en un ‘pack’ de tres unidades.

    Según la firma, además de producirlo localmente, el jabón ahora estará en las perchas con una formulación mejorada.

    Unilever tiene presencia en Ecuador desde 1996. Actualmente, tiene dos plantas de producción en la vía a Daule, en las afueras de Guayaquil. La multinacional señala que hasta la fecha, el 75% de su facturación en el país corresponde a la producción local.

    Rafael Vintimilla, gerente de Marketing de Cuidado Personal, mencionó en la presentación del producto (29 de octubre), que lograron superar las expectativas. «Mediante una acertada inversión y con el esfuerzo de la compañía, se ha logrado obtener un producto que ha superado las expectativas, y los estándares de calidad de la firma», indicó.

    La multinacional ha invertido alrededor de USD 60 millones en Ecuador, en el desarrollo de infraestructura, ampliación de plantas, líneas de producción y equipamiento de última tecnología.

    El volumen de producción del jabón Rexona Antibacterial que se producirá localmente será de unas 900 toneladas anuales.

    David Balladares, gerente de Asuntos Corporativos de la multinacional, indicó que el producto es el resultado de alianzas estratégicas, y resulta una contribución en el plan de sustitución de importaciones que impulsa el Gobierno. «Hoy nuestro portafolio de productos nacionales se incrementa eficazmente».

    La multinacional prevé seguir incrementando el portafolio de productos fabricados localmente. «Esto en el marco de la visión que busca duplicar el tamaño del negocio, con procesos que reduzcan el impacto ambiental, y aumenten el impacto social, a través de un plan de vida sostenible», según la empresa.

    En las perchas se sumarán progresivamente otras presentaciones.

    Datos

    Inversión. La multinacional ha invertido USD 60 millones desde 1996 en Ecuador.

    Producto. Se fabrica en la planta en las afueras de Guayaquil, en la presentación de 110 gramos.

    Mercado. La marca del jabón está presente en el país por más de 40 años.