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  • Federer: la tradición del embutido suizo se mantiene por 47 años

    Redacción Quito Redaccion@revistalideres.ec

    En siete años, a los delicatesen de Federer no les ha ido nada mal. Estos puntos de venta directa, que combinan la distribución de embutidos y restaurante especializado en parrilladas, ya suman seis locales en Quito.

    A decir del venezolano, José Castillo, subgerente de la firma, Federer ya se ha ganado un nombre en el país por la producción de embutidos, y en Quito, por sus restaurantes. “En principio, cuando las personas veían el logo de Federer en nuestros locales lo asociaban con el tenista suizo; ahora ya somos reconocidos como lugares donde el cliente puede elegir qué corte de carne o embutido comer y se lo preparamos ese mismo instante”.

    Pero los noveles comensales de esta franquicia no se equivocaron del todo. Aunque esta marca no tiene nada que ver con el tenista, su historia se remonta a Suiza, cuando Marcel Federer y su espíritu aventurero le trajeron a Ecuador.

    Era 1963, José, hermano de Marcel Federer, en ese entonces representante en Ecuador de una empresa austriaca. Él le comentó que en el país existía mercado para que desarrolle su oficio de elaborar embutidos. No lo pensó dos veces y tomó un barco y en ese año llegó al país.

    Dos años después, en 1965 comenzó a operar Federer. En esa época invirtió unos USD 40 000 para adquirir maquinaria y un terreno. Con cuatro empleados abrió su planta en Guápulo (oriente).

    Por la calidad de sus productos Corporación La Favorita comenzó a distribuir sus embutidos. La inversión en ampliación y mejoras de la planta comenzaron a crecer a la par de las ventas y los pedidos. En casi cinco décadas, la marca Federer se ganó un espacio en los supermercados y en los consumidores.

    Daniel Federer, actual gerente, asumió el negocio familiar en el 2008 y relevó a su padre, quien falleció en el 2011, comenta que la marca tiene un cliente definido, “que valora los procesos tradicionales y los buenos cortes de carne”.

    Pero en el 2005, Federer decidió entrar en un nuevo mercado: abrió un delicatesen en la Coruña y San Ignacio (norte). En principio, el modelo de negocio era distribuir directamente sus embutidos, pero sus clientes sugirieron que podrían instalar una parrilla y vender sus productos asados al carbón.

    Aceptaron el consejo y comenzaron a experimentar con su nueva línea de servicio. En ese año, llegó al delicatesen Castillo, a quien le atrajo el restaurante y vio potencial para que se convierta en una franquicia. Él, ya había tenido experiencia en esta área, con cadenas de comida y panaderías en Miami.

    Ahora, Castillo es socio de Federer. Sus locales de delicatesen registran un promedio de visitas de 750 personas al día. El negocio de los embutidos continúa paralelamente; su producción actual es de 85 000 kilos mensuales y su planta cuenta con 88 empleados.

    Santiago Molina tuvo durante 20 años una ferretería. Desde principios del año pasado decidió dejar este negocio y adquirir la franquicia para llevarla a Carcelén (norte). “Me pareció que tenía un gran potencial el negocio, por eso invertí USD 70 000 y no me ha ido mal”.

    Carlos Arroyo del Río es cliente desde hace unos 10 años de Federer. Él señala que el sabor y la variedad son el mayor valor agregado de esta marca. El mismo criterio tiene Juan Pablo Tola, que consume el producto desde hace cinco años. “La calidad es distinta, la morcilla de sangre es su especialidad”.

    Los servicios

    • Distribución.  Actualmente cuentan con un centro de ventas en Guayaquil, para abastecer de los productos en esa zona. Este punto se abrió en el 2001.
    • Para las parrilladas.  Federer también ofrece servicio de llevar la parrillada a hogares u oficinas.
  • El embutido premium tiene más comensales

    Andreína Laines Redacción Guayaquil / LÍDERES

    La oferta de embutidos premium -como el jamón, por ejemplo- es variada en el país. Aunque algunos de estos productos se importan principalmente de Europa. Según el Banco Central, a puertos locales llegaron 21 toneladas de jamón entre enero y octubre del año pasado.

    La oferta de embutidos premium se incrementa en diciembre por las fiestas de Navidad y fin de año. La firma cuencana Piggis destaca en su catálogo el jamón de pierna acaramelado, jamón Visking, pernil artesanal, pernil ibérico…

    La producción de aquellos jamones el pasado diciembre bordeó los 15 000 kilogramos. Ese volumen representó un incremento del 40% en comparación con la producción de enero a noviembre. Los precios de estos productos son superiores a los jamones tradicionales. Piggis comercializa, por ejemplo, el jamón de pierna acaramelada en USD 23 el kilo.

    La oferta premium incluye 12 productos como salchichas, salame, pollo ahumado, tocino, lomo y chuleta. Jhonny Pacheco, jefe de publicidad de Piggis, indica que estos ítems se enfocan hacia la elaboración de platos internacionales.

    Otra firma que produce líneas premium es Don Diego. En su planta de producción ubicada en Latacunga (Cotopaxi), se destacan 33 ítems de un catálogo de más de 250 productos. Entre ellos el jamón de pavo, pollo, cerdo y también importa embutidos.

    El jamón curado o también conocido en el mercado local como ‘serrano’ tiene ciertas particularidades, como su almacenamiento de 16 meses. El kilogramo se comercializa desde USD 40 y solo el pasado diciembre se gestionaban pedidos por 200 piernas, de entre los 15 y los 20 kilogramos cada una.

    En Ecuador, uno de los clientes objetivos de estos jamones curados son los migrantes que retornan al país desde Europa. Según los directivos de Don Diego, aquel fenómeno poblacional mejoró el mercado de este producto. Otro de los productos Premium de la marca Don Diego es el jamón Virginia Glaseado.

    En cifras generales, Carlos Rueda, jefe regional de alimentos de Don Diego, calcula un alza del 200% en la producción de embutidos. Para el 2013, la firma aumentó su producción en un 21%.

    Para el chef David Vallejo, los gustos por este tipo de embutidos premium también son parte de la globalización de los paladares que se vive actualmente. Según Vallejo, el poder adquisitivo de los comensales ha mejorado y de allí que las exigencias en restaurantes sean justificadas. «Llevo dos décadas laborando para pizzerías en Quito. Antes, los clientes no exigían que sus platos incluyan salames especiales o jamones curados. Hasta con los quesos, los complementos casi naturales de embutidos, las peticiones no fijan límites a duplicar o triplicar el costo de una pizza promedio».

    Paola Lema optó por consumir estos productos en Navidad. Ella asegura que invirtió unos USD 80 en diferentes embutidos, para una celebración especial.

    Cifras de importación Jamón. Según el Banco Central del Ecuador, de enero a octubre del 2013 se importaron 21 toneladas.

    Embutidos. En igual período del año anterior, el país importó USD 424 570 en embutidos de carnes; en el 2012 (ene-dic), la cifra fue de USD 482 090