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  • La dulcamara, una planta emprende y alivia dolencias

    Stives Reyes

    El miedo a perder a su esposa enferma de cáncer hizo que Sebastián Sidney Arcentales, experimente con la planta dulcamara (Kalanchoe gastonis bonnierí).

    Hace 14 años, su cónyuge fue desahuciada por los médicos con un cáncer alojado en el útero, el cual se diseminó a otros órganos importantes de su cuerpo.

    Luego de haber acudido a varios hospitales sin obtener una cura, Arcentales recordó que una vez en Cosanga (Napo) una moradora le recomendó la dulcamara para combatir el cáncer y otras afecciones, así que probó suerte.

    Se fue a buscar la planta y la encontró en el lugar menos pensado, entre las matas sembradas en los jardines del malecón Simón Bolívar de Guayaquil. Pidió regaladas unas matas y le dio las hojas a su mujer para que las mastique.

    Después de tres meses la señora estaba curada y el cáncer desapareció. Desde entonces comenzó a promover el cultivo de la planta y a impulsar su consumo.

    Decidió emprender y pidió prestado USD 1 000 a su tío Edwin León, para construir un vivero en donde sembrar las matas y luego venderlas. Su familiar, no le prestó esa cantidad sino que más bien le regaló USD 250. Así nació Dulcamare.

    Esa fue su primera inversión. Luego acudió a institutos de cáncer, hospitales, para como un vendedor informal ofrecer sus plantas. “Las matas ayudaron a sanar a muchas personas. Las que podía las vendías o si no las regalaba”.

    Sídney, como le gusta que lo llamen, había hecho una promesa luego de que esposa se sanó: dijo que el 30% de su producción estaría destinada para curar las enfermedades de las personas con escasos recursos económicos.

    El emprendedor logró vender más de 100 000 plantas y le regaló USD 1 000 a su tío en agradecimiento por el dinero que le prestó.

    Su vida dio un giro de 190 grados cuando la mayoría de sus usuarios le sugirió que mejor ofreciera el extracto de las plantas, y entonces asumió el reto.

    Hizo un préstamo y construyó su propio laboratorio, amplió su vivero y adquirió maquinaria para elaborar sus propios productos. “Todo esto hicimos conservando siempre lo orgánico”.
    Su primera línea de productos fueron los cosméticos para la piel. Creó Dulcagesic, un gel analgésico para las inflamaciones del nervio ciático, esguinces, golpes, lesiones, entre otras afecciones.

    Después llegó la línea de los nutracéuticos o comestibles donde destaca el Pangea Plus y el Panace Forte. Ahora también cuenta con una línea corporal, capilar y facial. La marca cuenta con más de 60 ítems de productos naturales.

    Según Arcentales, antes vendía USD 100 al día y ahora vende 10 veces más en los cinco locales que tiene en el Puerto Principal.

    Para el emprendedor, lo que destaca de sus productos es que ayudan a aliviar los dolores de las personas. “Los compran porque encuentran alivio a sus enfermedades y mejoran porque la planta tiene propiedades curativas”.

    Alcidio Rivas, de 61 años, sufre de diabetes e hipertensión. Él cuenta que gracias a los productos de Sídney los médicos no le amputaron su pierna.

    El hombre desarrolló nefropatía diabética (daño en los nervios por una disminución del flujo sanguíneo y un nivel de azúcar en la sangre alto), por lo que no sentía cuando se lastimaba. Eso hizo que una de sus heridas se gangrenara. Dijo que utilizó el gel de dulcamara por varias semanas y al tercer mes la herida se sanó y cerró.

    María Carpio, de 35 años, dice que también encontró alivio a su enfermedad de cálculos en los riñones que tenía luego de tomar pastillas hechas a base de la planta. “Me sané en cuestión de semanas con estos productos que son naturales. Son efectivos”.

    Para Arcentales, sus principales promotores son los pacientes, quienes de manera personalizada o por redes sociales comparten su experiencia con el tratamiento. También, están las personas de escasos recursos que reciben las medicinas de manera gratuita.

    El año pasado, Dulcamare recibió el reconocimiento de innovación por parte del Ministerio de Industrias y Productividad. Además, cuenta con un certificación orgánica internacional.
    Entre los planes de la firma, está llegar a todo el territorio nacional y luego exportar.

    Sebastián Arcentales, agrónomo, propietario de Dulcamare dejó la capital para radicarse en Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
    Sebastián Arcentales, agrónomo, propietario de Dulcamare dejó la capital para radicarse en Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES
  • Emprende y trabaja inspirado en la selva amazónica

    redaccion@revistalideres.ec

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    La primera vez que Leonardo Cerda visitó Quito, hace 20 años, recuerda que vio el Hotel Marriott y tuvo la impresión de que llegaba al futuro. “Nunca había visto un edificio”.

    En esa época tenía ocho años y salió por primera vez de la comunidad de Serena, que queda cerca del Tena (provincia del Napo), en la Amazonía ecuatoriana.

    Pese a que Cerda nació y creció en un lugar recóndito –alejado de las grandes urbes ecuatorianas- siempre tuvo contacto con el mundo exterior.

    Gracias a la llegada de misioneros y turistas al ‘lodge’ de sus padres, el joven kichwa amazónico aprendió inglés a temprana edad; su primer libro que le regalaron fue uno de Harry Potter.

    Michael Uzendoski, estadounidense radicado en el país, quien está al frente de la maestría de antropología en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), conoce a Cerda desde la cuna, debido a que el académico por sus investigaciones llegó a su comunidad y rentaba una habitación a su abuela, en 1995.

    Uzendoski define a Cerda como un “kichwa urbano” debido a su proceso de educación en diversas partes del mundo. “Es como un guerrero para la cultura”.

    Cerda, a quien sus amigos y colegas le dicen Leo, siempre estuvo en contacto con ese mundo que iba más allá de las fronteras de su país gracias al inglés.

    Ahora, este emprendedor social busca ser el puente entre el planeta y la Amazonía ecuatoriana. Desde noviembre del año pasado está al frente de Hakhu (que significa vamos juntos), una iniciativa que trabaja con 60 mujeres de las provincias de Napo, Pastaza y Orellana, de las nacionalidades Kichwa, Shuar, Achuar y Waorani para elaborar bisutería étnica.

    Su idea es crear una plataforma on line para comercializar estos productos con acabados ‘premium’ inspirados en diseños de las nacionalidades.

    Se tiene previsto que Hakhu se lance en el país a fines de este mes. Pero Leo es más ambicioso. Su propuesta también busca ser presentada en Nueva York el próximo mes y para ello cuenta el apoyo de Scott Nylund, diseñador que trabaja en proyectos sustentables y que también ha diseñado para la cantante pop Beyoncé.

    Nylund, a través de correo electrónico, detalla que conoció a Leo en un panel de mujeres líderes indígenas y conferencistas en las Naciones Unidas, en Nueva York, organizado por Amazon Watch.

    El diseñador señala que habló con una amiga común, Nina Gualinga, sobre cómo puede involucrarse más en la difusión de la conciencia sobre las luchas indígenas de las comunidades amazónicas, por lo que me recomendó asistir a este panel. “Después del panel, Leo, yo y Nina planeamos trabajar juntos”, dice Nylund.

    Pero este emprendimiento social es solo una parte del trabajo de Leo con las comunidades de la Amazonía. A escala internacional, en los últimos años ha colaborado como coordinador nacional del Programa Ecuador de la organización ambiental Amazon Watch.

    En ese período ha seguido de cerca temas de conservación ambiental y territorios indígenas, cambio climático. Producto de ello, ha participado en foros internacionales como la Conferencia de las Partes (COP), el Foro de Asuntos Indígenas, la Cumbre sobre el clima y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

    Además, durante tres años colaboró en el desarrollo de un modelo de comercio justo para la creación de una cadena de valor de Guayusa, con Runa Foundation. También ha trabajado en entidades públicas del país.

    El interés de Cerda por la causa amazónica despertó a cuando tenía 14 años. En ese entonces, recuerda que una delegación de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) visitó su comunidad para dar charlas sobre minería, petróleo y ambiente.

    El contacto con esa casa de estudios fue casi una epifanía y buscó vincularse a iniciativas que defiendan de las comunidades indígenas y entre sus objetivos estaba estudiar leyes.
    En el 2007 –gracias a una beca que por su origen étnico le otorgó la USFQ- estudió ciencias políticas y relaciones internacionales.

    Juan Javier Dávalos fue su compañero en la universidad y cuenta que fue parte del gobierno estudiantil y siempre defendió las causas de las nacionalidades indígenas. “Es un gran amigo. Es muy inteligente, es una persona que ha logrado hacer lo que se ha propuesto y no se ata a un trabajo por un sueldo”.

    Cuando concluyó su carrera, en el 2012, se ganó otra beca para estudiar un diplomado en Administración y Negocios en Konkuk University, en Corea del Sur.

    Leonardo Cerda en Washington DC, para hacer una denuncia en contra de los pueblos amazónicos (izquierda). En el Foro Cop 21, que se efectuó en París, Francia (derecha y abajo). Fotos: Cortesía Leonardo Cerda
    Leonardo Cerda en Washington DC, para hacer una denuncia en contra de los pueblos amazónicos (izquierda). En el Foro Cop 21, que se efectuó en París, Francia (derecha y abajo). Fotos: Cortesía Leonardo Cerda
  • Una comunidad que aprende y emprende

    Redacción Quito

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    La comunidad de Yunguilla apuesta por el turismo comunitario. Ubicado a una hora de Quito, este destino en mitad del bosque nublado se ubica a 2 650 metros sobre el nivel del mar, cerca de la reserva del Pululahua.

    Cerca de 300 personas viven en Yunguilla. Hace 20 años la comunidad decidió cambiar su forma de vida dedicada a la tala de árboles para hacer carbón a una que preserva y cuida el medio ambiente.

    La iniciativa del turismo comunitario se ha ido apuntalando poco a poco en los últimos años. La semana pasada 14 emprendedores de la comunidad recibieron capacitación de la metodología Empretec para mejorar e impulsar el desarrollo turístico de esta zona.
    Al frente de la iniciativa está el Municipio de Quito, a través de ConQuito y sus proyectos de cadenas productivas y emprendimiento e innovación, para fomentar el desarrollo económico del noroccidente de la capital.

    Según ConQuito, el objetivo de la capacitación, bajo la metodología “aprender haciendo”, fue identificar, formar y apoyar emprendedores y despertar en ellos comportamiento empresarial para que potencien el turismo en su comunidad. Para conseguirlo, técnicos del área de emprendimiento e innovación acudieron a Yunguilla para brindar cursos.
    Los participantes se dedican a la producción y venta de dulces, mermeladas y productos propios de la zona, los conocimientos que se impartieron durante el taller, menciona ConQuito, servirán para mejorar la gestión de sus pequeños negocios.

    La capacitación duró seis días en los que se abordaron temas como búsqueda de oportunidades e iniciativas, cumplimiento de compromisos, exigencias de eficiencia y calidad, toma de riesgos calculados, fijación de metas, búsqueda de información, planificación y seguimiento sistemáticos, persuasión y redes de apoyo; autoconfianza e independencia.

    “Lo que aprendieron los miembros de la comunidad en el taller Empretec servirá para consolidar el programa de turismo comunitario y sobre todo sus condiciones de vida. Ahora se encuentran más seguros de sus capacidades y se proyectan a seguir creciendo” señala Carolina Ribadeneira, técnico de Cadenas Productivas.

    El área de Cadenas Productivas de ConQuito trabaja de forma coordinada con el Fondo Multilateral de Inversiones (BID-Fomin), en el desarrollo de tres cadenas que son el ‘Café de Quito’, ganadería y turismo, además de apoyar en temas relacionados con el manejo y cultivo de frutales.

    Empretec también se ha llevado a cabo en otras comunidades. Ramiro Pozo de Nanegalito (noroccidente de Quito) cuenta que en noviembre y diciembre pasado recibió capacitación sobre pastos, ganado lechero e inseminación artificial. “Incluso nos dieron y¿un abono y un reactivo para la tierra. Hicieron análisis de suelo de la zona”, añadió Pozo.

    14 emprendedores de la comunidad recibieron capacitación de la metodología Empretec, que consiste en aprender haciendo. Fotos: cortesía ConQuito
    14 emprendedores de la comunidad recibieron capacitación de la metodología Empretec, que consiste en aprender haciendo. Fotos: cortesía ConQuito
  • Equipos de ‘Emprende Ahora’ recibieron taller de mentoría

    Sofía Ramírez

    Los 23 equipos del programa social ‘Emprende Ahora’ de la Unidad Patronato Municipal ‘San José’ presentaron sus proyectos de negocio a 16 empresarios de la capital. Lo hicieron el pasado 9 de julio durante el ‘Taller de Mentoría’ o ‘Speed Mentoring’ realizado en el auditorio de la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps), en Quito.

    Durante la ronda de negocios, los representantes de firmas como Metropolitan Touring, Pacari y otras hablaron con miembros de los 23 equipos. El objetivo era retroalimentar las fortalezas y debilidades de cada proyecto, además de generar redes de contacto y compartir experiencias y caso de éxitos.

    María Fernanda Pacheco, presidenta del Patronato San José, mencionó que durante un mes y medio los equipos que integran el programa ‘Emprende Ahora’ se capacitaron en temas de marketing, imagen corporativa, presentación de proyectos y un prototipo de su proyecto.

    Este programa intergeneracional que desarrolla el Patronato San José busca insertar a los adultos mayores en las cadenas productivas de la capital. Además integra la participación de jóvenes universitarios o profesionales para consolidar una sinergia de conocimientos y experiencias entre ambos segmentos de la población.

    Luego de la jornada de mentoría se seleccionarán 10 proyectos finalistas y en la premiación a realizarse el próximo 16 de julio se premiarán a los tres lugares con un capital semilla, fondos que ayudarán al desarrollo de las empresas ganadoras.

    Los equipos de 'Emprende Ahora' recibieron asesoría de empresarios.  Foto: Cortesía/Unidad Patronato Municipal San José.
    Los equipos de ‘Emprende Ahora’ recibieron asesoría de empresarios.
    Foto: Cortesía/Unidad Patronato Municipal San José.
  • Ella emprende en el arte luego de estudiar psicología

    Redacción Guayaquil

    Desde que era niña, María Auxiliadora Sáenz se ha involucrado en actividades artísticas. Cuando tenía 4 años recibió como obsequio un juego para hacer accesorios y desde ahí, no ha parado de hacerlos.

    Hoy, esta joven guayaquileña de 22 años diseña, elabora y comercializa bisutería y joyas. Por ello, vende en promedio USD 1 000 mensuales.

    Su emprendimiento se remonta a la época del colegio. En sus tres primeros años de secundaria elaboraba bisutería junto a una amiga y las creaciones las vendía a sus compañeras de aula. Los tres años siguientes dejó de hacerlo.

    Sin embargo, tras graduarse (2008), se vinculó nuevamente al negocio. Ingresó a laborar como operaria de una diseñadora guayaquileña. “Gracias a esta experiencia me di cuenta de que podía hacerlo independientemente”, cuenta. Además, descubrió que, a diferencia de lo que creía, era rentable.

    A mediados del 2008 invirtió unos USD 700 y empezó a elaborar piezas bajo la marca Maru Sáenz Colmont. En diciembre de ese año lanzó su primera colección.

    Al año siguiente, Sáenz ingresó a estudiar Psicología en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. En ese entonces, ingresó también como estudiante de Diseño de joyas en el Instituto Eurodiseño. “Mi sueño es fusionar ambas carreras en el futuro, aplicando arteterapia en niños y niñas”.

    Sus diseños se caracterizan por incorporar materiales no tradicionales como telas, encajes e incluso plumas. Estos los mezcla con materiales como piedras, turquesas, perlas, cuero y vidrio.

    La originalidad de sus piezas es lo que más llama la atención de sus compradoras. Así lo indica Viviana Edgecombe, estudiante universitaria y clienta de Sáenz. Ella afirma que sus piezas preferidas son los aretes. Destaca la originalidad y los detalles de las creaciones. “Cuando uso sus diseños sé que nadie más va a tener algo exactamente igual”.

    La emprendedora lanza una colección cada tres meses. Cada una tiene un fondo de un tema de relevancia para ella. Tal es el caso de la última denominada Wonderwoman. En ella la bisutería se mezcla con lazos, cuellos de camisa y hombreras. “El mensaje es la igualdad de género y el poder de la mujer”.

    Gioconda de Larriva es otra clienta de Sáenz. Cuenta que la contacta cada vez que tiene un evento social importante. Menciona que el acabado de las joyas es impecable. “Capta mis ideas y gustos y los plasma en creaciones hermosas”.