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  • Marcelo Pozo: ‘El país no planifica el uso de energía’

    Mayra Pacheco

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    Para Marcelo Pozo, docente de la Escuela Politécnica Nacional, las medidas tomadas por el Gobierno para promover la eficiencia energética son aisladas. En su criterio, las disposiciones deben ser de carácter obligatorio y apuntar a los mayores consumidores.

    ¿Cuál es la situación de Ecuador respecto al uso eficiente de la energía?

    Como región no estamos atrasados, pero si nos comparamos con países muy desarrollados como los de Europa, Japón o el estado de California (Estados Unidos) estamos muy atrasados. Estamos a décadas de diferencia.

    ¿Cuántas décadas de retraso tiene Ecuador?

    Tenemos alrededor de 15 años de atraso. En Noruega, por ejemplo, el Gobierno a través de una política pública dispuso que el 50% del parque automotor sea eléctrico. Se crearon carriles exclusivos, se instalaron puestos para cargar las baterías, se bajaron los impuestos para la compra de estos vehículos. Así resulta rentable hacer el cambio, porque el Estado se empeñó en hacer esto. Otros países no son exigentes.

    Ecuador ha promovido la compra de carros eléctricos, de cocinas a inducción, en marzo entró en vigencia la Ley de Eficiencia Energética ¿Cuán efectivas han sido estas acciones?

    Ecuador no es nada exigente, por eso las personas no sienten la obligación de cambiarse de los sistemas tradicionales, que emplean gasolina, diésel u otros derivados, al sistema eléctrico. Además, las medidas que se han tomado han sido aisladas.

    ¿Qué se requiere entonces para que un país cambie del uso de combustibles fósiles a la energía eléctrica?

    Una política de Estado exigente, que obligue al cambio, porque se sube el costo de las gasolinas y el precio de los autos que usan esta tecnología. A la par se da incentivos para quienes opten por los vehículos eléctricos. La Ley de Eficiencia Energética no es obligatoria, sino opcional. Vamos suavemente.

    ¿Cuáles son las razones para que no se hayan tomado decisiones firmes?

    No me quiero meter en aspectos políticos, pero se tratan de políticas de Estado que tienen que ver con ciertos intereses económicos. Quizá hay sectores a los que no les conviene. Además, eliminar subsidios es quitar presidentes. Por eso preferimos pensar que estamos bien y que mientras tengamos petróleo no nos va a pasar nada. No tenemos la proyección a futuro ni planificamos.

    Tenemos petróleo, pero importamos derivados

    Lamentablemente, mientras el Estado no tome decisiones, no vamos a cambiar esta realidad.

    ¿Qué pasos se deben seguir para que se concrete esta transición hacia lo eléctrico?

    La política de Estado es lo principal, esta debe ser macro y a largo plazo. Luego se debe emitir reglamentos y normativas. Todo esto debe ser de carácter obligatorio.

    La prioridad es el transporte, porque consume casi la mitad de los derivados…

    Dentro de los análisis energéticos, el sector que más consume es el transporte pesado de carga, porque es una alta cantidad de energía que está circulando por el país. Por esto, una de las recomendaciones de los estudios es que el cambio de tecnología empiece por ese segmento.

    Pero en la Ley de Eficiencia Energética no se prioriza a este sector, sino al transporte de pasajeros.

    Esto ayuda a bajar un poco el consumo energético de combustibles y la contaminación ambiental, pero no es lo macro. Ayudará en los municipios o ciudades.

    ¿A este paso cuántos años le tomará al país hacer la transición hacia el sistema eléctrico?

    Es lamentablemente lo que voy a decir, pero en el país vamos a cambiar por susto no por conciencia. Cuando los combustibles empiecen a subir de precio de manera elevada o bajen las reservas de petróleo de manera considerable ahí surgirá la necesidad de cambiar hacia el sistema eléctrico. La decisión se tomará por el susto, no porque hayamos planificado esta transición hacia otra tecnología.

    ¿En el ámbito tecnológico que se debe considerar?

    Tecnológicamente no estamos preparados, necesitamos formar ingenieros especializados en el mantenimiento de vehículos eléctricos. Si queremos ahora realizar un mantenimiento o desarrollar autos de este tipo en el país no lo podemos hacer. Como academia no hemos considerado que debemos enfocarnos en eso.

    ¿Los usuarios deberán también cambiar de hábitos?

    Cuando se produzca este cambio, la gente se debe acostumbrar a llegar a la casa, conectar el tomacorriente del auto y dejarlo que se cargue toda la noche. Esto tarda entre cinco y ocho horas. Pero garantiza que se cumpla la vida útil de las baterías. Las cargas rápidas se hacen solo en casos de emergencia. Los propietarios deben también realizar el mantenimiento electrónico del vehículo.

    ¿Pero la tecnología actual de los vehículos eléctricos tiene aún limitaciones?

    Actualmente, la autonomía de la batería de los autos eléctricos está en 100 kilómetros (km) o 200 no más. Aunque se están desarrollando ya nuevas tecnologías para subir a los 400 km, pero eso llegará en unos tres años. Por ahora, estos autos están destinados para el uso interno de la ciudad.

    ¿Cómo incide en el cambio de tecnología mantener el subsidio de los combustibles?

    Pese a que en algunos casos se redujo estas subvenciones, no se han retirado al 100%. Por esto, para el usuario sigue siendo cómodo seguir usando un auto a gasolina. Económicamente, estos vehículos son también más asequibles. Pero debemos irnos preparando en tecnología, educación y hábitos de consumo. En algún momento el petróleo escaseará.

    ¿Qué cambios se deben hacer en la infraestructura para priorizar el consumo eléctrico?

    Las empresas eléctricas deben planificar para renovar su sistema, porque cargar un auto eléctrico es un gran peso. Es comparable con el consumo de toda una casa. Por eso se deben cambiar, los cables, los transformadores para así duplicar la capacidad.

    Se dice que los vehículos eléctricos no contaminan, pero tienen baterías que tienen cierto período de vida útil ¿Cómo se maneja este asunto?

    Pese a que yo defiendo el uso de los autos eléctricos, porque enseñó cómo funcionan, hay que ser realistas. Se dice que es una energía renovable no contaminante, pero ¿cómo se construyó todo? Si bien no emite CO2, la batería tiene una vida útil de cinco o 10 años, si son bien utilizadas. Para tratar este tipo de desechos se debe construir un cementerio de baterías.

    ¿Cómo hacer para evitar la contaminación que se genera con las baterías?

    Hay que construir fosas cubiertas de concreto para evitar que los componentes de las baterías contaminen la tierra y las fuentes de agua. Para esto también debemos prepararnos.

    Hoja de vida

    Formación: Se graduó en la Escuela Politécnica Nacional (EPN) como ingeniero en Electrónica y Control. Obtuvo su masterado en Ingeniería Eléctrica en la Universidad Técnica de Dresden, en Alemania, gracias a una beca. Tiene un doctorado en Electrónica de Potencia y Control Electrónico de Máquinas Eléctricas de la U. de Siegen, Alemania.

    Cargos anteriores: Fue profesor principal de Automatización y Control Industrial de la Facultad de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la EPN.

    Cargo actual: Es jefe del Laboratorio de Electrónica de Potencia, Control de Máquinas y Smart Grids, en la EPN.

    Entrevista a Marcelo Pozo, docente de la Universidad Politécnica Nacional (UPN). Foto: Galo Paguay / ÚN
    Entrevista a Marcelo Pozo, docente de la Universidad Politécnica Nacional (UPN). Foto: Galo Paguay / ÚN
  • Nopal de México, el cactus sagrado que pasó de manjar a generador eléctrico

    Agencia AFP

    En los códices que relatan la mitología azteca y en elaborados platillos, el nopal, ese espinoso cactus en forma de raqueta, es uno de los grandes protagonistas de la cultura mexicana y ahora se perfila como generador de energía eléctrica.

    Un proyecto piloto que incluye un biodigestor que transforma sus residuos en energía empezó a funcionar en mayo en un gran mercado de nopal en Milpa Alta, una zona del sur de Ciudad de México que se demarca de la ajetreada mancha urbana con sus más de 12.000 hectáreas forestales y 2.800 hectáreas dedicadas a la siembra del cactus.

    Desde el amanecer, campesinos con sombrero de paja trabajan entre las interminables hileras de pencas de nopal que se dibujan en las faldas del volcán extinto Teuhtli, haciendo de Milpa Alta uno de los mayores productores de nopal en México con 200.000 toneladas anuales, de las más de 812.000 que produce el país.

    Aprovechar los residuos de esta producción para generar energía limpia “ es un proyecto importante viendo la gran problemática que tiene Ciudad de México ” en cuanto a contaminación del aire y tratamiento de sus 13.000 toneladas diarias de residuos, comenta a la AFP Horacio Chavira, subdirector de desarrollo rural de la delegación de Milpa Alta.

    México fue el primer país en desarrollo que presentó voluntariamente a la ONU su plan de reducción de gases de efecto invernadero, con la promesa de reducirlos en 25% para 2030 y hasta 50% para 2050.

    Pero por ahora, solo el 15,4% de la energía que produce México proviene de fuentes renovables, y de este rubro, solo el 0,11% corresponde al biogás, según cifras oficiales.

    De la mesa a los focos

    Suema, una empresa dedicada a la sustentabilidad y al medio ambiente, pensó en transformar los residuos del nopal a través de un biodigestor, con la originalidad de que sería instalado en el mismo bazar donde se generan los residuos, explica Nelly Mejía, directora de experimentación de Suema.

    “Desde la época prehispánica, el nopal acompaña los platillos. Por tradición y cultura consumimos nopal”, asegura Israel Vázquez, en la parcela donde desde hace 20 años tiene sembradíos de nopal.

    Este cactus color verde encendido, cuyo interior es una pulpa babosa, es la base de numerosos manjares en la vasta gastronomía mexicana: sopas, ensaladas, asados, mermeladas y hasta golosinas. Y también se usa para medicinas contra la hipertensión y problemas intestinales, champú contra la caída del cabello, geles cutáneos y jugos dietéticos.

    Pero antes de ser consumido, el nopal debe ser despojado de su cáscara más gruesa y sus afiladas púas.

    Así, entre canastos y cubetas donde se apilan las espinosas raquetas, el bullicioso bazar de Milpa Alta empieza su actividad cada madrugada con cientos de personas limpiando, picando y empacando la verdura, generando diariamente hasta 10 toneladas de residuos orgánicos.

    En el biodigestor, un gran cilindro color plata rodeado de una imbricada red de tuberías, estos residuos se trituran y mezclan con “ un inóculo de varias bacterias ” y tras una digestión anaerobia a 55°C, “ sale un lodo que podemos usar como un mejorador de suelos y el biogás ” , que se convierte en energía eléctrica, explica Jesús Zumaya, operador de la planta.

    Cuando el biodigestor alcance su nivel de estabilización, hacia noviembre próximo, se espera que diariamente procese entre tres y cinco toneladas de residuos, produzca poco más de una tonelada de mejorador de suelo y genere 170 m3 de biogás, que se transformará en 175 kilowatts hora (suficiente para encender 9.600 focos ahorradores) .

    Es una “buena idea, porque el residuo servirá para algo productivo”, opina Evangelina Lara, una comerciante de 45 años quien con su mandil rojo, guantes y cuchillo en mano limpia y vende nopal en el bazar.

    “Símbolo de identidad” 

    De las casi 200 especies de nopales que existen, 101 viven en México y más de 60 son endémicas.

    Según la mitología azteca, el dios Huitzilopochtli se vengó por traición del príncipe Copilli sacándole el corazón y arrojándolo al lago sobre el cual se edificó la antigua Tenochtitlán y actual Ciudad de México. En aquel lugar brotó el primer nopal, cuyos frutos -tunas color rojizo- simbolizan el corazón de Copilli.

    Los aztecas fundaron Tenochtitlán justo en el lugar que indicó la profecía de Huitzilopochtli: sobre el islote de un lago, en el cual habría un nopal y sobre él un águila devorando a una serpiente. Esta imagen es todavía el símbolo nacional que aparece en la bandera de México.

    “El nopal es tan mexicano que es un símbolo de identidad, y es una planta que en términos culinarios y científicos da para mucho”, subraya Chavira, al celebrar que el gobierno capitalino haya financiado casi la totalidad de los 15 millones de pesos (USD 840.000) que costó el proyecto con el biodigestor.

    “La visión a futuro es que esta clase de proyectos se repliquen” en los más de 300 mercados de abasto popular de la capital para hacerlos autosuficientes en energía, dice Bernardino Rosas, director de desarrollo científico de la secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de Ciudad de México.

    Vista de las plantaciones de nopal en las laderas del volcán extinguido Teuhtli en Milpa Alta ciudad, Ciudad de México. Un grupo de científicos combinó el problema del tratamiento de los residuos orgánicos, la necesidad de generar electricidad de una mane
    Vista de las plantaciones de nopal en las laderas del volcán extinguido Teuhtli en Milpa Alta ciudad, Ciudad de México. Un grupo de científicos combinó el problema del tratamiento de los residuos orgánicos, la necesidad de generar electricidad de una manera ecológica y la enorme producción de nopal en México. Foto: AFP
  • La nueva tarifa generó sorpresa en los sectores textiles, metalmecánico, cerámico

    El anuncio de la nueva tarifa eléctrica tomó por sorpresa al sector industrial. Representantes de los sectores textil, metalmecánico, cerámico, así como de la Cámara de Industrias y Producción (CIP) auguran un impacto negativo en la productividad, luego de que el Consejo Nacional de Electricidad aprobara un aumento en la energía.

    El impacto estimado por la CIP supera los USD 100 millones anuales. Richard Martínez, vicepresidente ejecutivo del gremio, explica que existe un proceso de análisis con distintas industrias. «Lo que observamos inicialmente es que el incremento de la tarifa en el sector industrial constituye un alza de aproximadamente un 30% en kilovatio-hora frente al promedio. El efecto en los costos de producción se evidenciará en mayor o menor grado en función del peso que tenga el costo del consumo de energía eléctrica en la estructura total de costos de cada empresa». Martínez advierte que en la industria textil habrá un impacto importante, por los niveles de consumo de energía eléctrica y por los márgenes que se manejan en el sector.

    Javier Díaz, de la Asociación de Industriales Textiles del Ecuador, dice que la medida del Conelec fue recibida con sorpresa. «Hay que ver los cargos tarifarios completos, a los cuales aún no tenemos acceso, para determinar el impacto».

    El dirigente calcula que el incremento de los costos de energía eléctrica puede llegar al 39%, manejando la actual tarifa de la Empresa Eléctrica Quito para empresas que trabajan con alta tensión, entre las 08:00 y las 18:00. La misma empresa, trabajando entre las 18:00 y las 22:00, tendría un incremento en su costo de energía del 32%.

    En una empresa que se dedica a la fabricación de hilados, donde el consumo eléctrico es intensivo, este rubro podría representar entre un 5% y en algunos casos incluso superar el 10% del costo de producción. «En dólares pueden significar más de 30 000 mensuales de incremento», explica Díaz.

    Al sector metalmecánico, que consume unos 600 millones de kilovatios-hora al año, el incremento también le llegó de imprevisto. Raúl Mendizábal, presidente de Fedimetal, asegura que apoya la eliminación de subsidios, pero de una manera programada. «Esta medida no se compadece con todos los proyectos y con lo que el Gobierno había propuesto».

    Según cálculos de Mendizábal, el sector enfrenta una elevación de 25% en el costo de la energía eléctrica. Esto, añade, le resta competitividad a la industria metalmecánica local. «El flujo de caja disminuye, tenemos problemas para pagar materia prima, pero seguimos jugándonos como siempre lo hemos hecho».

    En Edesa, el incremento también cayó de sorpresa. Una fuente de esta compañía coincide en que cualquier modificación que se haga en las tarifas eléctricas para el sector industrial tiene efectos en los costos de producción y afecta a la competitividad de los productos ecuatorianos en el mercado nacional y sobre todo en el exterior. «El costo de la energía eléctrica es relevante en la estructura de costos del sector cerámico«.

    6,5 millones de megavatios-hora consumió el sector industrial en el 2013

  • Las empresas enfrentan otro desafío: la planilla eléctrica

    El sector de alimentos y bebidas enfrenta una nueva medida que aumenta sus costos de producción. En noviembre pasado, el Ministerio de Salud expidió un reglamento para que este segmento de la industria colocara en las etiquetas de sus productos círculos de colores para informar sobre el contenido de grasas, sal y azúcar.

    Las empresas tienen hasta agosto próximo para colocar en la parte frontal de sus empaques una especie de semáforo: rojo, para los productos con alto contenido de calorías; amarillo, si es contenido medio; y verde, para bajos niveles.

    La medida, que busca reducir enfermedades crónicas no transmisibles como la diabetes, impacta en 45 000 productos que se comercializan en el país.

    Las empresas han realizado inversiones para cambiar el etiquetado de alimentos. Esto incluye gastos en diseño e impresión de los nuevos empaques.

    A este rubro, se sumó desde este mes el incremento de las tarifas eléctricas. Este aumento se verá reflejado en la planilla del próximo mes.

    A este segmento le preocupa la medida, aunque el impacto aún se analiza.

    El efecto del incremento tarifario dependerá de la participación que tenga la energía eléctrica en el consumo total de energía de las industrias.

    El gasto en energía eléctrica representa entre el 2% y el 20% de los costos, según empresas de alimentos consultadas.

    Christian Walhi, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas, dice que el tema aún no ha sido estudiado por el gremio, pues por ahora el asunto urgente por resolver es el cambio del etiquetado.

    En tanto, Édison Romo, vicepresidente del sector alimenticio de la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi), señala que el tema será debatido por los pequeños industriales en esta semana.

    Cowa, empresa que produce quesos gourmet, explica que entre el 40% y 50% de su balance energético está compuesto por energía eléctrica y el resto por gas.

    Andrea Vizcaíno, copropietaria de la firma, explica que la energía eléctrica es un insumo primordial en los procesos de posproducción de sus alimentos. «No se usa tanto para la elaboración sino para el empaquetado de los quesos».

    Vizcaíno considera que esto impacta en los costos de producción. «El costo de la energía representa entre el 10% y 20% del precio final del queso».

    Aunque no ha calculado cuál será el impacto en dólares de la decisión, la ejecutiva señala que, de existir, una parte del incremento se trasladará al consumidor final y otra parte será asumida por la empresa. «En todo caso, no se subiría exageradamente, sino que se buscará un precio moderado para el público».

    Otra medida que preocupa es el cambio de las cocinas de gas por cocinas de inducción (eléctricas) que planteó el Gobierno, y que también podría implicar una nueva inversión para el sector.

    «Las pequeñas y medianas empresas trabajan principalmente con gas», dijo.

    En Cereales Andinos, el 80% de la maquinaria funciona con energía eléctrica y el 20% restante, con diésel. «No hemos tenido tiempo aún de medir el impacto», sostiene Guillermo Tapia, gerente general de Cereales Andinos, que produce cereales. Agrega que el costo -que aún no ha sido calculado- será absorbido por la empresa.

    Por ahora, la estrategia se enfocará en optimizar el uso de la energía y, así, evitar el incremento de precios para el consumidor final. «Nuestros productos se venden en grandes cadenas de supermercados y no se puede nomás subir el precio del producto», comentó.

    En Floralp, compañía que elabora quesos y yogures, el pago de la luz eléctrica representa el 2% dentro de sus costos de producción.

    La leche y otras materias primas son los principales rubros. «Aún no hemos calculado lo que representará en costos para la empresa, pero obviamente tendrá algún impacto», comenta Norberto Purtschert, gerente de Floralp.

    Otras empresas como Envagrif y Los Andes aún analizan el efecto de la medida en sus costos de producción.

    150 empresas grandes y medianas de alimentos y bebidas existen en el país.

  • Conelsa, 45 años inyectando energía a la industria

    Mónica Orozco Redacción Quito / LÍDERES

    Con una facturación de USD 17,4 millones al año, la empresa ecuatoriana Conelsa fabrica cables de conducción eléctrica desde hace casi cinco décadas.

    De padres españoles, Francisco Dalmau Llopart, su fundador, inició su actividad emprendedora en la industria del plástico y el comercio. Pero una restricción temporal a la importación de cables, le hizo pensar en fabricar localmente este producto y en 1969 abrió Conelsa.

    En aquella época, montar cualquier empresa era una tarea titánica, pero Dalmau Llopart, llevaba el emprendimiento en la sangre.

    Antonio Dalmau, su padre, llegó al Ecuador para abrir, en 1926, Textiles Imbabura, la primera planta textil en el norte del país. Contrató arrieros para que transportaran a lomo de mula las piezas de las máquinas que llegaron de Europa para la fábrica, ubicada en el cantón Antonio Ante (Imbabura). La planta se convirtió hasta 1965 en el eje económico de ese cantón y del norte del país.

    Dalmau Llopart heredó esta visión y tenacidad. Este emprendedor adecuó un pequeño galpón, ubicado en el norte de Quito, que luego se modernizó y amplió, con la idea de forrar el cobre para hacer alambre de luz para vivienda.

    En los años 60, los procesos de importación eran complejos, por lo que la maquinaria tardó meses en llegar.

    «Esto no se hacía en Ecuador, todo se importaba. Traer la maquinaria era una odisea», dice Martín Dalmau, quien hoy gerencia la firma, al recordar las historias que, de niño, le contaba su abuelo.

    Agrega que, entonces, no había confianza en el país. «Los sueños de los emprendedores son vistos como locuras, en esa época emprender una empresa de cable era una locura, pero él lo hizo». comenta el joven gerente.

    De los primeros pasos de la compañía aún se conservan unas cuantas fotografías en blanco y negro.

    Conelsa desarrolló en algún momento otras líneas de productos como cobertores para la industria del banano, tubería PVC que se fabricó hasta el 2009 e incluso escobas, pero que se abandonaron porque no funcionaron o porque bajó su demanda.

    Pero esta empresa ecuatoriana nunca se alejó de su línea principal, que son los conductores para transmisión y conducción de energía. También elabora cables para las empresas de telefonía.

    Entre sus clientes están la Empresa Eléctrica Quito, firmas petroleras, centrales de generación de energía, etc. Los cables de Conelsa también forman parte del proyecto eólico Villonaco, en Loja.

    Carlos Torres, presidente del distribuidor de cables eléctricos Kittón, dice que la principal fortaleza de la empresa es la mejora constante del producto. «Siempre ha ido mejorando la calidad, da buenos precios y me da la oportunidad de ser su distribuidor». El 40% de los productos que distribuye la firma, ubicada en Guayaquil, proviene de Conelsa. «Lo que más vendemos de esa marca son cables eléctricos», señala Torres.

    Conelsa tiene un portafolio de 20 líneas de productos con más de 500 ítems.

    Entre las más recientes innovaciones están los cables de PVC forrados con nailon, que permiten una mayor temperatura de trabajo. Esto es para, por ejemplo, evitar un sobrecalentamiento de los cables en una vivienda cuando se conectan varios aparatos a la vez. Otro es el cable antifraude que evita el robo de electricidad. El producto tiene un recubrimiento especial, que hace que cuando alguien quiere conectarse a estos cables se genere un cortocircuito. Ello permite a las empresas detectar los intentos de robo.

    «Conelsa compite con los grandes importadores del mundo (EE.UU., Francia, China).Hay que ser eficiente para competir», dice Martín Dalmau. La meta para este año es superar los USD 20 millones en ventas.

    • La insignia

    Segundo Romero / Supervisor

    Yo trabajo 42 años en la empresa, empecé a los 14 años de edad. Ingresé como personal de limpieza, de barredor. Luego aprendí a manejar máquinas y ahora soy supervisor de planta. La empresa me ha permitido crecer. Lo que más me gusta del trabajo es que hay compañerismo para que la fábrica pueda progresar. Recuerdo al señor Francisco Dalmau Llopart como una persona sencilla, que se llevaba bien con el personal y generosa porque compartía cualquier cosa con nosotros. Cuando empezamos era una empresa pequeña, que comenzó desde abajo hasta llegar adonde ahora nos ven. En ese entonces, trabajaban solo 20 personas en un pequeño galpón, con pocas máquinas. Hoy hemos crecido bastante. Saber trabajar y producir con eficiencia nos ha fortalecido durante estas más de cuatro décadas.

  • El impacto del Metro será menor

    La infraestructura actual del sistema eléctrico que abastece de electricidad a Quito, no está en capacidad de satisfacer los requerimientos de energía del Metro. Por este motivo, la entidad municipal trabaja con la Empresa Eléctrica Quito (EEQ), para satisfacer los requerimientos, cuando el Metro opere, en el 2017, según las previsiones.

    Édgar Jácome, gerente del Metro de Quito, sostiene que en una situación normal, este sistema de transporte requerirá de 45 megavatios de potencia. Y que en un caso extremo, es decir si todas las unidades operarán al mismo tiempo, demandará 70 megavatios.

    En cuanto al consumo de energía se calcula que en el primer año se demandarán 105 gigavatios/horas al año. El consumo incrementará a 120 gigavatios en unos 20 años de operación, dice Jácome, porque aumentará la demanda de pasajeros y eso implica más trenes (en principio operarán 16).

    Otro dato que revela el funcionario es que Quito consume unos 4 000 gigavatios/hora al año. «Entonces, si tomamos los 105 gigavatios que consumiría el Metro, significaría que el consumo sería de un 2,6% del total de la ciudad. Por eso, no causará efectos negativos».

    El sistema de transporte tiene previsto recibir energía de la EEQ, a través de cuatro subestaciones: Eugenio Espejo, Chilibulo, Vicentina y una cuarta que está en proceso de instalación en el sector de El Labrador, en el norte de la ciudad.

    Jácome añade que la inversión que se hace en la parte eléctrica, de parte de la empresa Metro de Quito, es de unos USD 35 millones.

  • El mercado alcanzará un punto de equilibrio

    La oferta de energía de las nuevas centrales hidroeléctricas prácticamente coincidirá con las nuevas exigencias industriales, de transporte y el consumo de los usuarios en el país, hasta el 2018.

    De acuerdo con el Ministerio de Electricidad, entre octubre de este año y enero del 2016, entrarán a operar ocho centrales hidroeléctricas que añadirán una potencia de 2 756 megavatios (MW) a la capacidad actualmente operativa.

    Pero el ingreso de las cocinas de inducción, la Refinería del Pacífico, el proyecto de cobre Mirador, el Tranvía de Cuenca y el Metro de Quito elevarán la demanda de potencia en 2 767 MW, en un escenario medio hasta el 2018. Esto, según los datos del Plan Maestro de Electrificación 2013 – 2022 del Consejo Nacional de Electricidad (Conelec).

    Es decir que quedaría un déficit de alrededor de 11 MW que podrían ser cubiertos con los proyectos termoeléctricos Termoesmeraldas II, Guangopolo II y ciclo combinado en Termogas Machala.

    En conjunto, estas nuevas centrales termoeléctricas sumarán una potencia de 333 MW e ingresarán entre mediados de este año y marzo del 2016.

    Estos proyectos consumen combustibles, como residuo de petróleo y gas natural. Pero, aunque el país produce excedentes de estos combustibles, el costo de generación de ellos es mayor que el de las centrales hidroeléctricas.

    El consultor en temas eléctricos, Ricardo Buitrón sostiene que el hecho de que la nueva demanda de energía coincida con la nueva oferta de la hidroeléctricas, exige coordinación en ambas aristas del mercado eléctrico.

    Es decir, que el nuevo equipamiento hidroeléctrico debe ingresar antes de proyectos que exigirán más energía, como las mismas cocinas de inducción.

    Ello, porque de lo contrario, el país deberá suplir la nueva demanda energética con combustibles que resultan en un precio mayor de generación.

    Un problema adicional que desequilibraría la ecuación sería el ingreso con retraso de las centrales hidroeléctricas, señala Buitrón. En ese caso, la nueva demanda también tendría que suplirse con energía termoeléctrica de mayor costo, como el ejemplo anterior.

    Pero por el contrario también podría haber un retraso en la entrada de los proyectos que demandarán mayor energía. Ese es el caso de la Refinería del Pacífico, que el Conelec calcula que ingresará en el 2016. Sin embargo, hasta el momento este proyecto aún no concreta su financiamiento, por lo cual podría ingresar luego de ese plazo estimado.

    En ese caso, dice Buitrón, pese a que el país dispondría de excedentes eléctricos, la duración de estos sería muy corta lo que dejaría en duda que el país pueda exportar energía. Adicionalmente, el experto indica que tanto Colombia como Perú están también invirtiendo en ampliar su parque hidroeléctrico, por lo cual la exportación es menos probable.

    Datos

    La demanda. Además de los grandes proyectos, en el aumento de la demanda de energía se contempla la introducción de 1 000 vehículos eléctricos hasta el 2018.

    La oferta. El Conelec también estimó en sus proyecciones el impacto de programas de eficiencia, como la sustitución de refrigeradoras.

  • La demanda de energía eléctrica crece con los proyectos

    Alberto Araujo y Pedro maldonado

    La disponibilidad de una mayor capacidad de generación eléctrica en los próximos tres años, también vendrá acompañada por un significativo incremento de la demanda de energía en el Ecuador.

    A partir de la suscripción del contrato para la construcción del proyecto Coca-Codo Sinclair en el 2009, el Gobierno ha venido promoviendo la idea de que el país pasará de ser deficitario a ser exportador de energía eléctrica. Ello, debido a la entrada en operación de ocho centrales hidroeléctricas, entre octubre de este año y enero del 2016.

    Entre ellas se contempla además del Coca-Codo, las centrales Sopladora, Minas San Francisco, Toachi Pilatón, Delsintanisagua, Manduriacu, Quijos y Mazar Dudas. Sin embargo, el ingreso de nuevos proyectos extractivos, industriales y de transporte, y el retiro del subsidio al gas de uso doméstico, además del crecimiento regular de la demanda energética en el país, la nueva oferta de electricidad será totalmente suplida por la nueva demanda hasta el 2018.

    De acuerdo con datos publicados en el Plan Maestro de Electrificación 2013-2022 por el Consejo Nacional de Electricidad (Conelec), el Ecuador pasará de un promedio del 5,5% en el incremento anual de la demanda de electricidad registrado entre el 2000 y el 2012, a tasas de crecimiento que llegarán hasta el 21,3% anual en el 2017.

    Este cálculo se basa en una primera etapa sobre el incremento proyectado de la demanda del país, con base en el consumo de los usuarios. A ello, se incorporan las demandas industriales vinculadas con la actividad minera, como es el proyecto de cobre Mirador, que comenzaría a explotarse a partir del próximo año.

    En una tercera fase, se incorporará la demanda del programa nacional de cocción eficiente. Este último implica el cambio progresivo de cocinas a gas, por cocinas eléctricas de alta eficiencia. Esto, con el objetivo de retirar el subsidio a ese combustible importado que en el 2013 llegó a USD 522 millones.

    Sobre este punto, el Régimen adelantó la campaña de reemplazo de cocinas previsto a iniciarse el próximo año y anunció que arrancará en agosto próximo, con el cambio de 800 000 cocinas que hasta el 2017 llegaría a 3,5 millones.

    Además de las cocinas de inducción, también está prevista la incorporación de la demanda de energía del proyecto Refinería del Pacífico y también los proyectos de transporte público de alto consumo de electricidad, como son el Metro de Quito y el Tranvía de Cuenca (foto).

    De esta manera, la nueva oferta y demanda de energía llegan a un punto de equilibrio según datos del Conelec y del Ministerio de Electricidad.

    El ministro de esta Cartera, Esteban Albornoz, insistió en que «teniendo en cuenta el incremento de la demanda, no hay ningún problema en cuanto a generación para los próximos años».

    Sin embargo, insistió en que de continuarse la incorporación de nuevas industrias como una planta de aluminio, por ejemplo, sí tendrán que construirse nuevas centrales hidroeléctricas. Advirtió que tampoco hay problemas en cuanto a la redes de distribución, puesto que existirá una importante inversión en subestaciones, transformadores y acometidas, entre otros elementos que sobrepasarán los USD 400 millones.

    Señaló además que no está programada ninguna ampliación del plazo en cuanto al ingreso de la nuevas centrales hidroeléctricas. Al momento, la expectativa se centra en la ampliación de la oferta de cocinas de inducción para los usuarios, que al momento se cotizan entre USD 550 y 2 500, pero que el Gobierno anunció se ofertarán desde USD 150.

  • El Gobierno alista un subsidio para masificar estos equipos

    El Gobierno prevé arrancar en agosto próximo, una nueva campaña que tendrá efectos en el consumo de energía eléctrica. Ese mes empezará el cambio de tres millones de cocinas que funcionan con gas, por cocinas eléctricas de inducción fabricadas en el país.

    El plan consiste en que la población use la electricidad como fuente de energía para cocinar. Esto, porque según anunció el Gobierno, el subsidio al gas doméstico (GLP) -que en el 2013 llegó a USD 522 millones según el Banco Central- sería retirado a partir del 2016. En ese año está previsto que empiecen a operar las nuevas centrales hidroeléctricas como el Coca-Codo Sinclair.

    Una cocina de inducción tiene, en potencia, el equivalente a más de 50 focos incandescentes de 100 vatios encendidos al mismo tiempo.

    Según las autoridades, el usuario que quiera comprar una cocina tendrá que registrarse en la empresa eléctrica y obtendrá un subsidio de 100 kilovatios. Hoy en día, un tanque y medio de gas que consumen las familias significa, en potencia, 100 kilovatios de energía.

    «Si usted compra una cocina de inducción va a tener que consumir entre 80 y 100 kilovatios de energía adicionales y eso es lo que el Gobierno va a pagar para que al usuario no le cueste», ha explicado el ministro de Industrias y Producción, Ramiro González.

    El funcionario añadió que el Gobierno tiene previsto producir cocinas de inducción que saldrían al mercado a un precio de USD 150. En la actualidad, estos equipos ingresan al mercado local con un 30% de aranceles y el costo oscila entre USD 550 y 2 500, según el número de quemadores.

    Para la semana pasada se convocó a una reunión entre representantes del Ministerio de Industrias y Productividad, y las empresas productoras de línea blanca. Sin embargo, el presidente Asociación de Industriales de Línea Blanca, Javier Mora, explicó que la reunión no se concretó y espera que se cumpla en el transcurso de esta semana. «Estamos pendientes, porque existen varios temas por definir», señaló Mora.

    En la reunión se espera definir temas técnicos sobre la fabricación de cocinas, como la potencia, el componente nacional y el arancel para las piezas que deberán importar para ensamblarlas.

    En la actualidad, unos 3,4 millones de hogares ecuatorianos utilizan gas para cocinar y solo 16 223 se inclinan por la electricidad. Mientras que 259 000 utilizan leña y carbón, y aproximadamente 67 000, no cocinan.

  • El aumento de la tarifa eléctrica sorprende a la industria

    Redacción quito

    La aprobación del incremento en las tarifas de energía eléctrica tomó por sorpresa al sector industrial del país, así como el anuncio de parte del Régimen de que el hecho no impactará en sus costos finales de producción.

    La consternación fue aún mayor luego de que durante los últimos años el Régimen ha insistido en el discurso de que la construcción de las ocho nuevas centrales hidroeléctricas traería como beneficio un costo de la energía menor, que promovería la competitividad de los sectores productivos del Ecuador respecto de los países vecinos.

    Mediante resolución 041/14 del Directorio del 30 de abril pasado, el Consejo Nacional de Electricidad (Conelec), presidido por el Ministro de Electricidad, Esteban Albornoz, aprobó aumentar la tarifa eléctrica para el sector comercial e industrial en USD 0,02.

    ¿Cuál es el impacto real de este incremento? Tanto autoridades como actores industrial lanzan solo proyecciones.

    Según el pliego tarifario vigente hasta antes del alza, la tarifa para los industriales oscilaba entre USD 0,041 y 0,084 de acuerdo con su nivel de consumo y con el horario en que consumen la energía. Pese a que este Semanario pidió al Conelec y al Ministerio de Electricidad una explicación detallada de cuál sería el impacto de la tarifa para cada uno de los sectores productivos, hasta el cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.

    A través de comunicados y pronunciamientos, la autoridad ha señado que solo se incrementará la tarifa y no el componente fijo de la demanda por reserva de potencia energética, que también pesa en la planilla industrial.

    Por ello, el Conelec señala que para los clientes industriales «la energía eléctrica es marginal en la estructura de costos de producción y varía entre 1% y 5% según el tipo de industria».

    El organismo agrega que en el ámbito regional, la tarifa industrial en el Ecuador se encuentra en niveles inferiores a sus equivalentes de Perú y Colombia, que se ubican entre 10 y 18 centavos por kilovatio-hora, y es la más baja de la región. Pero para los industriales, las versiones de un bajo impacto no son reales. Según cálculos de la Cámara de Comercio de Quito, la industria pagaría anualmente cerca de USD 100 millones adicionales por el incremento de tarifa.

    Los 2 centavos del aumento se traducirán en un incremento de alrededor del 30% coinciden los industriales.

    Dentro del sector textilero y de procesamiento de alimentos aún es difícil hacer un cálculo real hasta no recibir la planilla en el mes de junio. Ello, debido a que aún no se han hecho públicos los nuevos pliegos donde están todas la variables de cálculos pese a tener dos semanas de aprobada el alza.