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  • 7 de cada 10 vehículos vendidos en el 2018 son importados

    Carolina Enriquez

    Y Maldonado Pedro

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    El ingreso de vehículos fabricados en el exterior, con condiciones de acceso preferenciales, ha generado un cambio en el mercado nacional durante el último año. Un informe de la Cámara de la Industria Automotriz del Ecuador (Cinae) revela la comercialización de unidades ensambladas localmente pasó del 53% en el 2016 al 38,9% en el 2017.

    Para abril del 2018, la cifra es menor al 30%. Esto significa que 7 de cada 10 vehículos vendidos en abril son importados; la tendencia se mantiene desde diciembre del 2017, según datos de Cinae y la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador (Aeade).

    Los autos importados de destinos con los que Ecuador tiene acuerdos comerciales, conforme más reducen el porcentaje de aranceles que deben pagar para entrar al país se vuelven más competitivos y despiertan mayor interés entre los compradores.

    En el primer caso están las unidades que vienen de la Unión Europea (UE), cuya participación en el mercado incrementó en 3,6 puntos porcentuales entre abril del 2017 y el del 2018. Tras dos desgravaciones pagan el 25% de arancel y para 2020 será el 15%, es decir, el mismo porcentaje que ahora pagan las ensambladoras nacionales por traer partes y piezas para armar autos.

    En el segundo grupo están los autos colombianos, cuya participación subió 2,2 puntos.
    El sector ensamblador también analiza qué impactos podría tener en la industria el ingreso de autos extranjeros, de concretarse un acuerdo comercial con Corea del Sur o con la Alianza del Pacífico (México, uno de sus integrantes, está entre los mayores exportadores de vehículos del mundo).

    David Molina, director de Cinae, asegura que el gremio no está en contra de los convenios. Él pide a las autoridades definir una política industrial para el sector. Desde octubre del 2017 está vigente el Acuerdo Ministerial 131, que establece que, hasta abril del 2019, todos los modelos que se ensamblen en el país deberán tener mínimo 16% de partes y piezas nacionales. A partir de ese tiempo tendrán 18 meses más para que lleguen al 19% de incorporación. 

    Si bien esto impulsa a la cadena productiva del sector, que incluye autopartistas, accesoristas, etc., no es suficiente cuando se tiene que competir con productos extranjeros que tienen menos costos de producción en sus país y aranceles bajos o nulos.

    La principal solución, a decir de Molina, es la aplicación de una tabla de desgravación arancelaria que establezca que mientras más componente local tiene una unidad, menor será el arancel a pagar. El objetivo es, a mediano plazo, alcanzar un 30% de incorporación.

    Eso, según Cinae, les permitiría competir de igual a igual con los autos importados.
    Aunque la aprobación de la tabla está en manos del Comité de Comercio Exterior, la Ley de Reactivación Económica dispuso un ajuste al Código de Planificación y Finanzas Públicas que establece que cualquier decisión de un órgano colegiado que implique renuncia a ingresos contemplados en el Presupuesto General del Estado necesita la aprobación del Ministerio de Finanzas.

    Cinae está a la espera de la respuesta que dé la Cartera de Estado, que pasó a manos de Richard Martínez hace dos semanas. El sacrificio fiscal por la aplicación de la tabla sería de alrededor de USD 9 millones anuales.

    La aplicación de la política industrial con la incorporación de la tabla permitirá, de acuerdo con el gremio, que la participación de los autos ensamblados en Ecuador pase al 44,5% en cinco años.

    Asimismo, espera que se recuperen las plazas de empleo que se redujeron durante los últimos dos años. En el 2016 existían alrededor de 8 500 personas trabajando de manera directa en el sector, pero ahora son solo 6 500. Además, la idea es producir más. Ahora, empresas autopartistas, como Metalcar, apenas laboran en un turno, cuando tienen capacidad de contar con tres de ellos.

    Los automotores chinos ganan mercado

    En el mercado ecuatoriano se cuentan al menos siete marcas de vehículos chinos, según los datos de gremios automotrices. Foto: Archivo / LÍDERES
    En el mercado ecuatoriano se cuentan al menos siete marcas de vehículos chinos, según los datos de gremios automotrices. Foto: Archivo / LÍDERES

    La tendencia global muestra que China se está convirtiendo en el mayor protagonista de la industria automotriz. Y Ecuador no escapa al dinamismo de las empresas automotrices del gigante asiático, hoy en día, la segunda economía del planeta.

    Las estadísticas dejan ver cómo los vehículos chinos ganan mercado con un ritmo sostenido. En el período enero-abril del 2017 se comercializaron 1 842 vehículos chinos, esto representó el 6,8% del mercado.

    En el mismo período del 2018 se vendieron 4 828 vehículos de origen chino, lo que les permitió alcanzar el 11,1% del mercado, según datos de la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador (Aeade).

    De esta manera, en los vehículos importados los autos chinos desplazaron a los colombianos y se ubican solo detrás de los surcoreanos. Hay que anotar que estos últimos perdieron mercado al comparar el primer cuatrimestre del 2017 y del 2018

    El crecimiento de la industria china se dio desde inicios de este siglo. En el año 2000, ese mercado estaba en fase embrionaria, con poco más del 1% de las ventas mundiales de vehículos nuevos, según una nota de la agencia AFP, de finales de abril.

    El año pasado, su participación aumentó hasta casi un 29% y crecerá a más de un tercio de las ventas en los próximos años, según datos del Center Automotive Research (CAR). En el mismo período, la parte de EE.UU. ha variado del 35% al 20%, con unas previsiones de 16% para 2025.

    Con 28,9 millones de vehículos vendidos el año pasado y un crecimiento sostenido, China debería tener el mismo volumen que EE.UU. y la Unión Europea juntos.

    Genaro Baldeón, presidente ejecutivo de la Aeade, comenta que la presencia china es muy significativa y su industria es muy competitiva en precios y tecnología. “Marcas europeas tienen su planta de producción en China. Además, uno puede encontrar marcas emblemáticas alemanas o japonesas con alianzas en China”.

    El vocero del gremio añade que en los dos últimos años la participación china en el mercado nacional se evidenció con la eliminación de los cupos de importación, a partir de enero del 2017.

    Pietro Pilo País, representante de Ciauto y Ambacar, habla del efecto China, tanto en el mercado mundial como en el país. Él asegura que en el gigante asiático se juega hoy el presente y el futuro de la industria automotriz a escala mundial. “El tamaño de ese mercado permite producir a precios más convenientes. Además, los costos se amortizan precisamente por el tamaño del mercado”.

    Para Pilo País, el efecto China permite obtener vehículos en el país con buena tecnología y a mejores precios que las marcas tradicionales. “El efecto China sincera los precios de los vehículos”. Además, considera que los vehículos de ese origen seguirán ganando mercado en el país.

    El mercado crece

    Las ventas de vehículos continúan en recuperación en el país. Entre enero y abril del 2018 se vendieron 43 663 unidades, esto es un 62% más que en el mismo período del año anterior. Los datos confirman la tendencia que arrancó en el segundo semestre del 2017.

    “Estamos a ritmos similares que los del 2013”, asegura Baldeón. El vocero de la Aeade añade que, en general, todo el mercado ha crecido, tanto para los vehículos ensamblados como los importados. “El ritmo de los ensamblados es menor, pero en volumen ambos crecen”.

    En el 2018, la Aeade calcula que las ventas de vehículos en el país bordeará las 120 000 unidades, cifra superior a la del año pasado cuando (105 077 vehículos).

    Baldeón considera que desde la eliminación de los cupos de importación existen mejores oportunidades para los vehículos extranjeros. “Hay más variedad, más competencia. Así se beneficia el consumidor y la industria que se obliga a competir y a planificar”.

    Una vista panorámica de la planta de producción de General Motors en Ecuador. Esta empresa tiene el 71,4% del mercado de venta de autos ensamblados en Ecuador, según Cinae. Foto: Cortesía General Motors
    Una vista panorámica de la planta de producción de General Motors en Ecuador. Esta empresa tiene el 71,4% del mercado de venta de autos ensamblados en Ecuador, según Cinae. Foto: Cortesía General Motors
  • 12 ensambladoras de motos se asocian para tomar velocidad

    Redacción Quito

    Las motocicletas ganan espacio en las calles y carreteras del Ecuador. Hoy en día, entre 800 000 y un millón de estos vehículos circulan por el país.

    De ese número, cerca de 100 000 motocicletas fueron ensambladas en Ecuador, solo el año pasado. La cifra muestra el crecimiento que viene registrando este sector de la industria y manufactura, que genera unos 2 000 empleos directos.

    Los datos sobre venta y ensamblaje dieron paso a que 12 empresas se asocien -desde mediados de este año- con cuatro objetivos: promover, apoyar, defender y fortalecer las actividades de ensamblaje y fabricación de piezas de motocicletas.

    Las compañías que integran la Asociación de Empresas Ensambladoras de Motocicletas y Afines (Aeame) son: Imveresa, Vehículos y Comercio Astudillo, Unnomotors, Metaltronic, Prointer, Motosa, Dukare, Indufrance, Assemblimotos, Mercantil Dismayor, Massline e Ivthunder Motors. Según los representantes del sector, que mueve entre USD 150 millones y 200 millones al año, en el país 17 empresas ensamblan motocicletas.

    El armado de estos vehículos empezó hace unos cuatro años y se caracteriza por utilizar partes o piezas chinas. “Casi el 100% de CKD viene de China. Solo marcas como Motor Uno o Thunder incluyen partes nacionales, pero en no más del 3% de las piezas utilizadas”, coinciden Juan Pablo Vélez y Oswaldo Landázuri, representantes de la Asociación.

    Para Gonzalo Rueda, gerente General de la consultora Market Watch, la conformación de una asociación es un proceso válido, porque se generan economías de escala que se traducen en mayor peso competitivo. “Lo importante es que las ensambladoras se complementen, aporten con sus fortalezas y generen un producto de mayor valor agregado”.

    En cuanto a la fabricación de partes, Rueda considera que es un tema que tiene una curva de aprendizaje. “Es un proceso de tiempo, pero hay que hacerlo porque es un sector con alto potencial”.

    En la actualidad, según los representantes de la Aemae, fabricar una pieza para motocicletas cuesta dos o tres veces más que una extranjera. En el país se fabrican partes como parrillas, volantes, etc.

    Para este año, la Asociación de Ensambladoras enfrenta retos. Fabián Zabala, gerente Comercial de UnnoMotors, cree que el mercado no va a crecer este año al ritmo de años anteriores. Esto ocurrirá por tres motivos: el invierno que afectó a las ventas, en especial en el primer semestre; la resolución 64 del Comex, que elevó los aranceles de las piezas; y la caída de las remesas de los emigrantes ecuatorianos en EE.UU., España, Italia…

    El mercado

    Los precios. Las motocicletas ensambladas en Ecuador cuestan entre USD 1 000 y 1 800 (promedio).
    La demanda. El modelo más vendido es el de 150 centímetros cúbicos, para mensajería, transporte…

  • Mecaniza recibe el visto bueno de Japón, Corea del Sur

    Sebastián Angulo, Redacción Quito / LÍDERES

    Mencionar marcas como Kía, Mazda o Chevrolet es hablar de compañías que llevan décadas perfeccionando su diseño e ingeniería para sus vehículos.

    El ingenio y la tecnología surcoreana, japonesa y estadounidense se han plasmado en la construcción de automotores que ya forman parte de la historia del desarrollo industrial de estas naciones.

    Esa ingeniería es parte de la industria ecuatoriana. Un ejemplo es la historia de Jorge Nicolalde Pérez, un quiteño que decidió abrir un taller metalmecánico en 1975, que estaba ubicado en la av. Del Maestro y 10 de Agosto (norte de Quito). Hoy, 38 años después, la fábrica de Nicolalde Pérez elabora y entrega piezas para tres ensambladoras de vehículos.

    En la década de 1970, terminó sus estudios secundarios en el Colegio Central Técnico y cinco años después se graduó como ingeniero mecánico en la Escuela Politécnica Nacional.

    El taller de Nicolalde Pérez, denominado Mecniza se dedicaba a la reparación de maquinaria de la industria plástica, petrolera y automotriz.

    Dos de sus hijos, que crecieron entre las herramientas, fierros y el oficio de su padre, decidieron seguirle sus pasos.

    Uno de ellos, Roberto Nicolalde Salvador, ingresó a la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), en el 2001.

    En ese año, él se enroló en Lanic Engineering, una ensambladora de aviones, con sede en California (EE.UU.). Cuatro años después, de regreso a Ecuador, se incorporó a General Motors Omnibus BB (GMOBB), en el Área de Calidad.

    Pero en el 2008, surgió un nuevo reto. Padre e hijo se plantearon la idea de montar su propia empresa. Por ello, con la ayuda de sus ahorros y créditos bancarios, invirtieron USD 150 000 para iniciar su compañía.

    El pequeño taller que se llamaba Mecniza se transformó en Mecaniza, e incorporaría nueva maquinaria con mayor tecnología. Desde ese entonces, su nicho de mercado ya fue tan disperso; la naciente empresa se especializó en la elaboración de autopartes para el sector automotor.

    Mecaniza se dedicó a la producción de estampados metálicos. Es decir, a partir de planchas de acero que son cortadas en diferentes formas por medio de prensas y troqueladoras, que ejercen presión de 10 a 500 toneladas, se fabrican la soportería interna de los vehículos.

    Algunas de estas piezas conforman el chasis interno del vehículo, otras sirven de soporte para los tubos de escape o varillas para los capós…

    Estos autopartes son parte de modelos como el Chevrolet SZ, Luv Dimax, Chevrolet Sail, Aveo, Mazda BT-50, Kía Río y Sportage, entre otros.

    Para darle un valor agregado a su firma, otro miembro de la familia, Jorge Nicolalde Salvador, se unió en el 2010 como jefe de Diseño. Él llegó de estudiar Mecánica Estructural de Aviones, de Mt. San Antonio College, en EE.UU.

    Actualmente, su cartera de clientes la conforman tres ensambladoras: GMOBB (adquiere el 70% de su producción), Maresa (el 20%) y Aymesa (el 10%).

    Pero, ¿cuál es el proceso para que marcas automotrices multinacionales acepten a sus proveedores para la fabricación de piezas para sus vehículos? Pablo Morillo, de compras directas en el extranjero de Corporación Maresa, cuenta que las compañías se fijan en los procesos técnicos de los fabricantes.

    La verificación de calidad se realiza por universidades nacionales o técnicos de su firma en Japón. Para que los fabricantes de autopartes ensamblen de acuerdo con sus especificaciones puede tomar de cuatro a cinco meses. A esto se añade seis meses más de verificación técnica de esta compañía en Japón.

    Félix Jaramillo, comprador de material directo de Gmobb, comenta que a pesar de ser una firma pequeña, «cumplen con sus especificaciones técnicas. En esto coincide Carlos Paredes, gerente de calidad de Aymesa.