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  • Cosmética que concentra esencias básicas para la piel

    Carolina Enríquez (I)
    redaccion@revistalideres.ec

    Cosmética minimalista. Ese es el giro de negocio de Azulina, el emprendimiento de Tania Ricaurte y María José de la Vega.

    Ambas, que son madre e hija, responden al unísono cuando la gente pregunta qué significa ese término. “Se refiere al uso de la menor cantidad de productos para fabricar un artículo de belleza y una mayor concentración de ingredientes esenciales”.

    El negocio comenzó a operar formalmente a finales del 2015 y tiene el nombre de una flor azul. Sin embargo, la idea nació antes.

    Tania realizó varios estudios en cosmetología y gustaba de experimentar con productos y fórmulas para el cuidado y tratamiento de la piel. Hizo pruebas en su propio rostro y obtuvo buenos resultados; luego presentó su oferta a diferentes amigas y familiares.

    El primer artículo que desarrolló la emprendedora fue un serum facial con colágeno, elastina y vitamina E. Los tres ingredientes, en alta concentración, sirven para dar firmeza, hidratación y elasticidad al rostro; asimismo, previenen el envejecimiento de la piel.

    Su producción le permitió ganar algunas de sus primeras clientes. “Era Navidad del 2015 y mi hermana me compró frascos pequeños para regalar a unas amigas. Les gustó mucho y cuando se les terminó comenzaron a pedirme”.

    Ahora el negocio cuenta con 100 clientes fijos y otros que hacen pedidos más esporádicos.

    Las emprendedoras comentan que también han participado en ferias y buscan ingresar en cadenas de retail. Las ciudades en las que más se venden los cosméticos minimalistas son Quito y Ambato, aunque también han tenido pedidos de Guayaquil, Machala, Cuenca, Baños, entre otras.

    La investigación y la experimentación son clave para la creación de los cosméticos. Los primeros ingredientes esenciales que utilizaron las emprendedoras fueron las rosas y la cola de caballo.

    Esta última es fundamental para elaborar el serum. Tanto esa como otras plantas se maceran en el centro de producción de Azulina, ubicado en San Antonio de Pichincha; luego se tratan en diferentes recipientes con el objetivo de obtener sus propiedades.

    El negocio tiene unos siete proveedores, que incluyen productores orgánicos de rosas y cacao, de Pichincha y Guayas. Los envases los compran a dos empresas: Navca y Ecuaenvases, dice Tania.

    La aplicación de diferentes fórmulas les ha permitido a las emprendedoras ofertar 12 productos dentro de tres líneas.

    La primera de tipo premiun, que incluye el serum facial y un producto para contorno de ojos; la segunda es de tónicos, entre los que están aquellos con agua de rosas y jabones. La tercera es la línea de cacao, que cuenta con body splash, protector solar, exfoliante, polvo traslúcido, etc. Hay oferta para hombres y mujeres.

    Una de las compradoras es Jenny Guerrero, quien asegura que los productos de Azulina le han ayudado a curar sus problemas de manchas faciales y acné. “Compro serum, splash de rosas y avena, exfoliante de chocolate, etc. He probado de todo, desde marcas renombradas hasta desconocidas, pero con Azulina me ha ido bien. Ahora mi cara está bien. Me puedo ver otra vez al espejo en las mañanas. Antes estaba decepcionada”. Ella usa los productos desde diciembre pasado.

    El negocio también cuenta con cremas, las cuales se elaboran con manteca de cacao. El plus de usar este ingrediente es que se hidrata la piel, pero no queda grasosa.

    Los productos de Azulina se comercializan en redes sociales como Facebook, Instragram y Whatsapp; así como también en locales entre los que están Te quiero verde, Chi Health Lab , Cacao & Cacao, entre otros.

    “Vendemos hace unos pocos meses. Los artículos se caracterizan por ser naturales y novedosos, principalmente para las personas que quieren cuidarse de manera natural. Tengo clientes que vuelven a comprar esos productos. Tenemos protectores solares y polvo traslúcido”, dijo Jorge Guacanés, de Cacao & Cacao.

    Azulina produce hasta 2 000 frascos al mes cuando es temporada de alta demanda. En condiciones regulares las dos emprendedoras se encargan del proceso productivo y de venta, mientras que en las fechas pico contratan a dos personas adicionales.

    Con Azulina cumplí el sueño de toda mi vida

    María José de la Vega
    Copropietaria y marketing de Azulina

    Para mi, el desarrollo de este negocio es el logro de un plan de vida. Es mejor aún construir un negocio propio, familiar, con mi mamá. Somos buenas compañeras. Siempre hacemos cosas juntas. Lo que me gusta es que lo que yo hago puede hacer que la gente viva mejor. Azulina no solo quiere que una persona esté linda, sino también saludable. Nos encargamos del cuidado de la piel. No para estar guapo por afuera se tiene que usar una gran cantidad de químicos.

    Este es un negocio con conciencia social y ambiental. No hacemos pruebas en animales, no usamos productos con parabenos, que más adelante podrían llevar a que se genere cáncer. Es divertido trabajar aquí. Es algo que me gusta mucho, que me apasiona. Es emotivo e invita a que mucha más gente se sume a la tendencia de la cosmética minimalista. Mi mamá y yo nos apoyamos en lo que podemos. Pero, ella se encarga del desarrollo del producto, en específico, y yo me dedico al marketing. Lo he hecho, principalmente, de manera digital, aunque también en lo físico.

    Tania Ricaurte es la copropietaria de Azulina y creadora de las fórmulas de cosmética minimalista. El serum facial es uno de los productos premiun. Fotos: Galo Paguay / LÍDERES
    Tania Ricaurte es la copropietaria de Azulina y creadora de las fórmulas de cosmética minimalista. El serum facial es uno de los productos premiun. Fotos: Galo Paguay / LÍDERES
  • Las esencias naturalesy orgánicas son su oferta

    Sofía Ramirez

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    Los aceites corporales de lavanda, manzanilla, romero y limón, más las esencias de albahaca elaboradas de manera artesanal y sin químicos constituyen la propuesta de la marca Isabru.

    Este emprendimiento, creado en el 2008, se enfoca en el cuidado de la salud a través de aceites extraídos de manera natural.

    Rafaela Rodríguez, directora comercial de la microempresa Isabrubotanik, detalla que este proyecto es familiar.

    En él están involucrados su hermano Román Rodríguez, su mamá Lucía Peñaherrera, su primo Inti Castro y otros cinco socios. No obstante, el gestor del emprendimiento fue Román Rodríguez, quien es gerente general del mismo. Rafaela detalla que en el 2004 ella y su ­hermano estudiaban -en Alemania- Química Analítica y Biología.

    Durante su estadía en el país europeo estos hermanos ambateños aprendieron las bondades de la extracción de los aceites esenciales. Al regresar al Ecuador, en el 2006, Román Rodríguez empezó a estudiar la posibilidad de generar un negocio con sus conocimientos sobre aceites esenciales.

    En el 2008, los hermanos Rodríguez invirtieron un capital de USD 24 000 para obtener los registros sanitarios, comprar máquinas como destiladores, envases y otros materiales para arrancar el negocio.

    En una propiedad que la familia tiene en Ambato, se levantó la planta de producción de 300 metros que incluye sembríos de 15 especies para extraer de ellas
    la materia prima.

    La marca Isabru ofrece hoy en día: aceites comestibles naturales con sabor a ajonjolí tostado; aceite corporal para aromaterapia con lavanda y caléndula; también tiene una línea de champú, otra de sales de baño, ambientadores y gel bacterial para las manos.

    Los beneficios de los productos son múltiples, señala la emprendedora. Tienen Omega 3, vitamina E y ayudan a la relajación del cuerpo y mente. Durante el proceso de producción, la clave es destilar los aceites para luego combinarlos, menciona Rafaela.

    Cada semana la planta de Isabru procesa entre 250 y 300 litros de aceites comestibles.
    En noviembre del 2011 el emprendimiento empezó a comercializar sus productos en algunas cadenas de supermercados y spas de la Quito, Ibarra, Guayaquil y otras ciudades. En total, la marca tiene de 50 a 100 clientes.

    María Belén Velástegui, propietaria de Uwi Cafetería y Tienda Orgánica -ubicada en Cumbayá– indica que desde enero de este año promociona en su percha los productos de Isabru.

    Ella detalla que los aceites esenciales de lavanda y los comestibles son los de mayor rotación.
    Otra vitrina de los aceites esenciales es la tienda Prana Energía Vital, de Xavier Solórzano. Este establecimiento está ubicado en Cotacachi, Imbabura, y los productos de aromaterapia son los que más llaman la atención de sus clientes.

    Para fortalecer su canal de ventas, el emprendimiento de los hermanos Rodríguez abrió una tienda en julio de este año, en el sector de La Floresta, en el norte de Quito. En el lugar se comercializa ­todo su portafolio; además, los propietarios indican cómo se deben usar los aceites comestibles a sus clientes y también promocionan otras marcas ecuatorianas, detalla la mujer.

    Para el próximo año, la marca Isabru tiene el objetivo de invertir USD 50 000 para ampliar la planta de producción. Además, pese a que la coyuntura del país afectó a las ventas en este año, mantienen las 16 plazas de trabajo directo.

    Rafaela Rodríguez es la directora comercial de este emprendimiento de aceites esenciales.Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Rafaela Rodríguez es la directora comercial de este emprendimiento de aceites esenciales.Foto: Vicente Costales / LÍDERES