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  • Espoch lidera el ranking Green Metric

    Cristina Marquez

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    Mitigar los efectos del calentamiento global y descubrir los factores que lo causan en Ecuador es la prioridad de un grupo de investigación integrado por docentes, técnicos y estudiantes de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo.

    Ellos contribuyeron para que esa institución se posicione en Ecuador en el primer puesto del Green Metric University y a escala mundial en el puesto 253 de entre 719 centros de estudios que participan en el proyecto.

    El Green Metric University es una iniciativa global para investigar el cambio climático y frenarlo. Universidades de tres continentes contribuyen desde sus academias con sus investigaciones. Los avances y descubrimientos luego se comparten con todas las instituciones participantes.

    La Espoch forma parte del proyecto desde 1995, cuando se fundó el grupo de investigación que se denomina Gidac. El grupo lo integran 37 personas de varias facultades de la Institución.

    “Nuestro equipo de trabajo es multidisciplinario. Cada área apoya con su experiencia y conocimientos, y por eso hemos tenido éxito en el programa”, cuenta la directora, Magdy Echeverría.

    Los investigadores ahora trabajan en siete proyectos ambientales, todos centrados en el cambio climático. Uno de los más icónicos es su investigación sobre la presencia de carbono en los páramos de la región andina; no existen investigaciones previas sobre ese tema.

    “Se creía que la mayor emisión de gases de carbono (un tipo de gas con efecto invernadero) ocurría en las zonas tropicales. Ahora estamos demostrando que en los páramos también hay una alta presencia”, cuenta Echeverría.

    Los resultados de esta investigación, que está en curso desde el año pasado, podrían ayudar a concienciar sobre las labores agrícolas en los páramos, debido a que esa actividad libera la mayor cantidad de CO2 (carbono), al remover la tierra.

    Otro proyecto es el que lideran las facultades de Recursos Naturales y Mecánica. Ellos están desarrollando un bioreactor que dispensará pesticidas de origen orgánico, que podrán reemplazar los agroquímicos para cultivos.

    El comité que midió los esfuerzos de 27 universidades del país por conservar el ambiente, para posicionarlas en el ranking, calificó varios parámetros.

    La Espoch sumó 5 300 puntos, y alcanzó las calificaciones más altas en educación, transporte y gestión de desechos sólidos. En segundo lugar está la Escuela Superior Politécnica de Litoral (Espol) y en tercer lugar la Universidad San Francisco de Quito.

    Un proyecto de compostaje hecho a base de los residuos orgánicos que se recogen en el campus de la Espoch sumó puntos a la calificación. Los estudiantes de la escuela de Agronomía son los responsables del proyecto.

    La forma de transporte en el interior del campus también llamó la atención de los jueces. En la Espoch una gran cantidad de estudiantes se moviliza en sus bicicletas a través de ciclovías.

    “Cuando recibimos la noticia nos emocionamos mucho. También nos motivamos, seguiremos investigando y nuestra meta es continuar subiendo de posición en el ranking”, dice Josué Vélez.

    Docentes, técnicos especialistas en investigación, pasantes y estudiantes forman parte del equipo de trabajo que recibió el premio Green Metric.
    Docentes, técnicos especialistas en investigación, pasantes y estudiantes forman parte del equipo de trabajo que recibió el premio Green Metric. Foto: Cortesía Espoch
  • Él emprende utilizando la robótica

    Cristina Marquez

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    Willow, un robot terapéutico diseñado para el tratamiento psicológico de los niños con síndrome de Asperger o autismo, es el proyecto más sobresaliente en la lista de inventos de Cristian Arellano y otros tres estudiantes de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo. Él fue designado por la Fundación Hult Prize como el nuevo Campus Director de esa academia.

    Esa designación llegó tras obtener con su equipo varios premios, y luego de representar al Ecuador en torneos internacionales, cursos y ponencias en Dubái, Italia, Estados Unidos y El Salvador.

    Cristian tiene 22 años, una personalidad inquieta y una mente que no para de crear. Él cursa el noveno semestre de la carrera de Ingeniería Electrónica y es parte del grupo Fábrica de Ideas de la Espoch, que busca solucionar los problemas sociales del mundo con propuestas innovadoras.

    Él empezó a diseñar prototipos en el 2015. La inspiración llegó tras visitar la Fundación Fe y Alegría en su natal Santo Domingo, donde se educan niños y jóvenes con discapacidades.

    “Vimos que con nuestro talento podíamos ayudar a estos niños. Empezamos a investigar sobre algunos trastornos y así fue como surgió Willow, no nos imaginábamos el éxito que íbamos a tener”.

    Apenas cursaba el tercer semestre de su carrera, cuando se alió a Jeferson y a Daniel Vallejo, estudiantes de la Facultad de Ingeniería Electrónica, y a Jesenia Moreano, de la Facultad de Administración de Empresas, quienes forman parte del Willow Team.

    Además, junto a su coterráneos Jeferson y Daniel, formó la empresa Danosos Company, que ofrece cursos de robótica para niños y jóvenes y asesoría en cualquier tipo de proyecto electrónico. La empresa funciona con más fuerza durante la temporada vacacional y está ubicada en Santo Domingo.

    El primer éxito con sus creaciones lo obtuvieron en la feria de Ciencia, Innovación y Tecnología organizada por el Municipio de Riobamba en el 2016. Willow obtuvo el primer lugar y los chicos ganaron un capital semilla de USD 7 000, que impulsó el crecimiento de la empresa.

    El dinero se invirtió en la compra de dos impresoras 3D, servomotores y otras piezas para continuar desarrollando ideas. La adquisición de los nuevos materiales permitió mejorar el diseño y la funcionalidad de Willow y así entrar en el concurso local de Hult Prize Ecuador.

    A finales del 2016 el equipo ganó el primer premio otorgado por esa Fundación, y viajó a Dubái para representar al Ecuador en el torneo mundial. Allí Willow se presentó como una herramienta útil para las terapias psicológicas que requieren los más de 10 millones de refugiados en el mundo.

    El robot funciona como una especie de juguete que es manejado por terapeutas especialistas a través de una conexión a Internet, desde cualquier parte del mundo.

    Además, se comprobó que el artefacto reduce el tiempo de terapias de cinco a dos años.
    Aunque en Dubái no obtuvieron el premio, el concurso fue una vitrina para difundir su creación.

    Tras esa presentación, Cristian fue invitado por la Universidad de Oriente, en El Salvador, como ponente en un congreso tecnológico. Luego, obtuvo una beca otorgada por la Embajada de Estados Unidos en Ecuador, para tomar un curso sobre emprendimiento social, que duró dos meses y que se dictó en la Universidad de Miami.

    Allí también participó en un concurso, y obtuvo un capital semilla para promover un emprendimiento turístico en una comunidad indígena de Tena.

    Juan Carlos Pomaquero, uno de los tutores de Fábrica de Ideas, lo describe como un joven curioso y activo que ha evolucionado a pasos agigantados por su dedicación y creatividad.

    “Él puede llegar hasta donde se proponga. Es muy emprendedor y estoy seguro que al terminar su carrera tendrá muchos más éxitos con su empresa”, dice Pomaquero.

    El Willow Team, integrado por estudiantes y tutores recibió reconocimientos en el Municipio de Riobamba y en la Espoch por las representaciones internacionales en Dubái e Italia. Foto: Glenda Giacometti / Lideres
    El Willow Team, integrado por estudiantes y tutores recibió reconocimientos en el Municipio de Riobamba y en la Espoch por las representaciones internacionales en Dubái e Italia. Foto: Glenda Giacometti / Lideres
  • Politécnicos en el top 20 del Hult Prize

    Cristina Marquez

    Cristina Márquez. (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Dos años después de que se integró el grupo de emprendedores que representan a la Espoch en el concurso mundial de emprendimientos de alto impacto, Hult Prize, los jóvenes politécnicos figuran en el top 20 de universidades participantes. Más de 1 000 centros académicos de todo el mundo se inscriben anualmente en el concurso.

    El premio fue creado en 2010 por Ahmed Ashkar y Bertil Hult para reunir las mejores ideas de docentes, investigadores y estudiantes universitarios, y desafiarlos a resolver un problema social urgente relacionado con la seguridad alimentaria, el acceso al agua, la energía y la educación.

    Los emprendimientos de la Espoch han sido galardonados a escala nacional, lo que les valió la oportunidad de concursar en fases avanzadas en el extranjero.

    Rómulo Villa fue campus director durante las primeras dos ediciones y el fundador de la iniciativa en la Espoch. Él reunió al grupo que hizo el primer acercamiento con Hult Prize para el lanzamiento de la primera edición en el 2016.

    “Siempre he sido un seguidor de los programas que apoyan a los jóvenes y promueven nuevas iniciativas”, cuenta Villa, de 24 años.

    Para Villa, el apoyo que la iniciativa recibió por parte de las autoridades de la Espoch y el entusiasmo de los universitarios influyó en el acceso de la Espoch en el ‘top’ de participantes.

    El apoyo se evidenció, por ejemplo, en la organización de la fase local del concurso. El primer año, el Hult Prize Espoch tuvo la participación de 35 grupos de emprendedores de todas las carreras.

    Para la segunda edición, el número se incrementó a 92 emprendimientos, algunos de ellos incluso se convirtieron en microempresas, mientras que otros están en proceso de negociaciones con grandes firmas nacionales para salir al mercado.

    Kamcha es uno de los emprendimientos que surgió tras el Hult Prize. Cinco estudiantes de las carreras de Diseño Gráfico y Mecánica forman parte del equipo de emprendedores que ahora lideran la pequeña empresa que tiene un enfoque social.

    Ellos crearon un producto nutritivo hecho a base de máchica y cacao. Tiene un sabor agradable y aporta energía, fibra y vitaminas a los consumidores.

    Los chicos tuvieron la idea al investigar sobre los objetivos de desarrollo sostenible que propone Hult Prize. Luego de enviar el proyecto a varios inversionistas potenciales, obtuvieron el apoyo de una familia extranjera que prefirió mantenerse en el anonimato.

    Ellos les proporcionaron un capital semilla de USD 5 000. Con el dinero instalaron una pequeña planta de producción en San Andrés, Guano, y adquirieron materias primas como cebada y cacao.

    “Las materias primas se adquieren directamente de los productores para garantizar precios justos y evitar intermediarios. Además, las ganancias se re invierten en la comunidad”, explica Villa.

    La empresa ahora produce al mes 500 empaques de 15 porciones que cuestan USD 5,25, y 200 empaques de ocho porciones.

    La mezcla se comercializa en mercados artesanales locales, en tiendas de Riobamba y en el supermercado La Ibérica. Pero en el futuro esperan incrementar el volumen de producción y llegar a más ciudades del país.

    Otros emprendimientos que resultaron triunfadores en las fases locales y nacionales también están en fase de prototipo y negociaciones. Innergy, por ejemplo, espera lanzar su producto a la venta y ahora están en negociaciones con los posibles inversionistas.

    Los emprendedores son alumnos de la Facultad de Ingeniería, y diseñaron un lápiz que acumula energía al escribir, y que luego permite cargar un celular.

    Otro factor que impulsó el ascenso de la Espoch en la lista del Hult Prize Mundial, fue que los jóvenes empezaron a aportar a la creación de políticas públicas.

    El año pasado presentaron sus criterios y proyectos en el Municipio de Riobamba, e impulsaron una ordenanza para promover el emprendimiento en la ciudad. La legislación que pronto estará vigente indica que habrá incentivos tributarios y que el Cabildo promoverá las relaciones comerciales, entre otros puntos.

    Emprendimientos

    Kamcha Se fundó en noviembre del 2017. Los emprendedores investigaron las necesidades nutricionales y esperan diversificar su línea de producción este año.

    Innergy.  Diseñaron un lápiz que acumula energía al escribir y trabajan en el diseño de un nuevo prototipo. Se trata de una pelota que acumula energía al golpearla.

    Border Line.  Es un proyecto con objetivo social. Por cada chompa que un usuario adquiere, se entrega otra a un refugiado para evitar más muertes por hipotermina en el medio Oriente.

    Jhoselyn Uvidia, Rómulo Villa, Gabriela Caluña y Karen Fiallo son parte del equipo que lidera Kamcha. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Jhoselyn Uvidia, Rómulo Villa, Gabriela Caluña y Karen Fiallo son parte del equipo que lidera Kamcha. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • Innovación dirigida a la comunidad

    Cristina Márquez  (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Cuando AiQuad, un robot hexápodo, empieza a recorrer por una superficie esquivando todo tipo de obstáculos, parece que se tratara de un vistoso juguete a control remoto. Pero en realidad es un robot autónomo, equipado con una red neuronal artificial que le permite aprender y tomar decisiones.

    Ese es uno de los inventos más sofisticados diseñado por los alumnos de la Facultad de Ingeniería Electrónica de la Espoch. AiQuad puede desplazarse por cualquier terreno irregular sin perder el equilibrio, cada una de sus patas está equipada con motores, sensores y velocímetros que le permiten mantenerse erguido y avanzar incluso en las pendientes.

    Esa tecnología fusiona la genética artificial, con la electrónica y la programación, y podría ser útil para desarrollar robots que cumplan tareas específicas, como el transporte de químicos nocivos, exploradores en estructuras colapsadas, entre otras tareas peligrosas para el ser humano.

    La investigación y la innovación tecnológica son puntales importantes en el objetivo de los docentes de la Espoch, un centro de estudios que acoge a 18 000 estudiantes de todas las provincias del Ecuador y está ubicado en el noreste de Riobamba.

    Fernando López y Cristian Machuca, de 24 y 23 años, son los creadores de AiQuad. Con él esperan concursar este año en las ferias del conocimiento que se cumplirán en el país, y ganar así preseas y trofeos para ser exhibidos en la vitrina de la facultad, donde hay decenas de ellos.

    “Promover la creatividad en los alumnos es punto importante en nuestra tarea. Siempre buscamos motivar el ingenio y el desarrollo de nuevas tecnologías, como esta, para contribuir al desarrollo del país”, comenta Gloria Vanegas, tutora del proyecto electrónico.

    Pero ese, es solo uno de los cientos de proyectos de este tipo que los estudiantes desarrollan en conjunto con sus profesores. Los estudiantes de la Escuela de Ingeniería en Gestión del Transporte, se instruyen sobre cómo la robótica facilita la vida en cuestiones cotidianas, como la movilidad.

    Ellos cuentan con kits robóticos de aprendizaje y junto con su maestro, Óscar Espíndola, piensan en nuevos dispositivos que les permitan controlar el tránsito. “Las posibilidades son infinitas, se puede contar a los pasajeros que se suben a un bus o tren… Lo importante es que los estudiantes piensen en soluciones para cuestiones relacionadas con su carrera”, cuenta Espíndola.

    Para los administrativos de la Espoch, el adelanto académico de sus estudiantes y los proyectos relacionados con la investigación de nuevas tecnologías es una importante contribución en el proyecto gubernamental para el cambio de la matriz productiva.

    “No solo estamos generando conocimiento profesional en distintas áreas, sino que también estamos formando profesionales conscientes de nuestra realidad nacional y comprometidos con el desarrollo del país”, dice Marcelo Méndez, asesor del Rectorado.

    Para involucrar a los estudiantes con la comunidad, las autoridades destinaron un presupuesto de USD 136 000 que se invirtieron en la primera fase de 12 proyectos relacionados con las líneas de investigación de cada carrera, que benefician a los sectores considerados vulnerables.

    Los estudiantes de la Escuela de Promoción de la Salud, por ejemplo, trabajan en los Centros de ­Infantiles del Buen Vivir, promovidos por el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) en los 10 cantones.

    Cristian Montesdeoca es uno de los 60 futuros promotores involucrados en el proyecto. “La idea es desarrollar planes nutricionales, hábitos de higiene, incluso prevención de violencia intrafamiliar con los niños y sus familias”, cuenta Montesdeoca.

    Otro proyecto desarrollado por los estudiantes de la Facultad de Administración de Empresas, consiste en asesorar a los pequeños y medianos emprendimientos de la provincia. En la primera fase, 50 negocios se beneficiaron con esta iniciativa.

    Los educandos capacitan a los empresarios y sus empleados sobre el mejoramiento de la calidad de sus productos y servicios, planes de negocios, atención al cliente, entre otras tareas.

    Aitquaid es un emprendimiento estudiantil de la Espoch. Es un robot para superficies irregulares. Foto:Glenda Giacometti/ El Comercio
    Aitquaid es un emprendimiento estudiantil de la Espoch. Es un robot para superficies irregulares. Foto:Glenda Giacometti/ El Comercio
  • El compromiso social es su pilar educativo

    Xavier Montero C. Desde Riobamba / LÍDERES

    La Escuela Politécnica de Chimborazo (Espoch) recibió a sus primeros estudiantes a inicios de los años setenta. Cuatro décadas más tarde, en los pasillos de su campus ubicado en el noroeste de Riobamba, las conversaciones se refieren a megaproyectos de investigación de recursos hídricos, la optimización de plantaciones andinas -como la quinua-, proyectos de turismo en comunidades situadas sobre los 3 000 metros, etc.

    En las siete facultades de la Espoch, repartidas en una extensión de 120 hectáreas, se vive un ambiente de competencia académica entre los estudiantes. Su meta es convertir cada trabajo de grado o posgrado en un documento científico, cuya ejecución sea viable en el país.

    Proyectos como los de Jenny Moreno, Clara Pozo y Francisco Nájera, de la Escuela de Ciencias Químicas, que investigaron la transformación del bagazo de la caña de azúcar en bloques ecológicos para mampostería. También el de Carlos Pilamunga, Elvia Juntamay y Olga Lucero, quienes determinaron la temperatura ideal para deshidratar uvillas, a fin de que preserven la mayor cantidad de vitamina C en su proceso de industrialización.

    Aquella es la talla de los proyectos estudiantiles que se forjan en el interior de la Espoch, institución pública en la cual se forman más de 18 000 personas.

    Para Cecilia Salazar, decana de la Facultad de Salud Pública, la vinculación del trabajo académico de la Espoch con los requerimientos de la sociedad ecuatoriana es histórica. «Aquí aplicamos el concepto de calidad en su máxima expresión: menores costos y mejores resultados. Estamos próximos a iniciar la cátedra de Epidemiología, para formar a ese tipo de especialistas», indica Salazar.

    La decana añade que sus líneas de trabajo se enfocan en los conceptos del Buen Vivir, como el combate a la desnutrición basados en la industrialización de alimentos autóctonos como la quinua.

    Geovanny Novillo, decano de la Facultad de Mecánica, considera que la ejecución de los documentos académicos en tangibles es la principal métrica para la Espoch. En las cuatro carreras que agrupa esta Facultad se desarrollan proyectos como la Escuela de Conducción Profesional de la Espoch y están a cargo de la certificación de los procesos de la industria carrocera chimboracense.

    El conjunto de talleres y laboratorios de esta facultad se denomina Cedicom. Allí se labora en proyectos de microcentrales hidroeléctricas, automatizadores de riego para sembríos de páramo, etc.

    En cuanto a Administración de Empresas, el decano Fernando Veloz indica que el emprendimiento tiene un papel protagónico para su malla curricular.

    Entre los proyectos que se destacan en esta facultad está la creación de la marca Riobamba, como zona atractiva para inversionistas; el estudio y análisis del mercado para los productos lácteos de la organización Ñukanchik Ñan, la Asociación de Trabajadores de Cebadas y la Corporación de Organizaciones de Huaconas y Colluctus. También se asesora a los productores de BioCaña del cantón Cumandá, para lograr la exportación directa de panela granulada a EE.UU., entre una veintena de proyectos más.

    El trabajo científico Para la industria pecuaria. El proyecto de la repoblación genética de alpacas para la zona Sierra Centro se inició a mediados de año. Con la cooperación del Ministerio de Agricultura se está trabajando con ejemplares de alta calidad.

    En pedagogía. Mediante el uso de las Tecnologías de la Información (TIC) se está desarrollando un sitio web que utiliza contenido multimedia, para optimizar el aprendizaje de química en estudiantes secundarios y universitarios.

    En ecoturismo. Los proyectos que desarrollan para este sector se enfocan en la adhesión de las comunidades indígenas para turismo comunitario y la historia colonial de Riobamba.

    La Autoridad

    Rosa Pinos
    Rectora de la Espoch

    Durante los 42 años que tiene de vida institucional la Espoch, la investigación ha sido uno de los pilares fundamentales en los que hemos basado nuestro desarrollo. En varias provincias del país, la presencia de la Espoch ha sido fundamental para su desarrollo gracias al producto de horas de trabajo y esfuerzo en áreas como la minería, la metalurgia, metalmecánica, cuidado ambiental, agricultura, ciencias pecuarias, zootecnia, ecoturismo…

    Tenemos grandes logros producto de la investigación aplicada. Por su factibilidad técnica, económica y su profunda evaluación de impacto social, nuestro proyecto Skillbox fue reconocido por el propio Bill Gates el año anterior. De esto tenemos varios ejemplos, quizá lo que nos ha fallado es la publicación de dichos artículos, pero es algo que en este año le vamos a dar todo el impulso.

    Tenemos 18 000 estudiantes de todo el país que miran en nuestra institución el referente de la universidad pública. Nuestra ubicación geográfica, las facilidades económicas que brinda esta ciudad (Riobamba) y la calidad de nuestro claustro de 1 020 docentes garantizan la formación que requiere la sociedad pública y privada.

    Más de 140 de nuestros docentes se encuentran cursando sus doctorados en diversas universidades del mundo, con lo cual creemos que en dos años nuestro nivel superará los índices establecidos por los organismos rectores del Sistema de Educación Superior.

    Y nuestra visión es ser la institución líder de docencia con investigación, que garantice la formación profesional y de investigadores, la generación de ciencias y tecnologías para el desarrollo humano e integral, con reconocimiento nacional e internacional.

    Todo ello va sumado al ejemplo que como autoridades entregamos todos los días. Unidad y trabajo en equipo son parte de nuestras tareas que conjuntamente con nuestro vicerrector administrativo, Marcelo Donoso, y por supuesto nuestro apreciado exrector el Dr. Romeo Rodríguez Cárdenas, veníamos desarrollando hasta su repentina partida. Sin duda el ejemplo del Dr. Rodríguez, de hombre honesto, responsable, de buenos principios, será transmitido a nuestras nuevas generaciones para que vean en él la verdadera misión de ser un verdadero politécnico por siempre.

  • Aquí se generan bacterias para sanear las cuencas hídricas

    Redacción Líderes

    El laboratorio de análisis ambiental e inspección Cestta es un orgullo para las autoridades y estudiantes de la Espoch. Al recorrer sus instalaciones, ubicadas dentro del mismo campus de esta casona universitaria en Riobamba, es notoria la juventud de sus 48 operarios quienes, en su mayoría, no superan los 30 años de edad y trabajan en cargos medios y altos de este centro científico.

    En las dos plantas del Cestta se ejecutan el análisis de más de 150 parámetros para aguas, suelos, alimentos, lodos, gases, etc. Con casi una década de operaciones, el trabajo de este laboratorio está facultado por el Organismo de Acreditación Ecuatoriano (OAE), incluso para la determinación de niveles de ruido laboral, estrés térmico en el que se desarrollan las labores, luminosidad, gases y vapores para las distintas certificaciones de higiene industrial.

    Entre los megaproyectos que desarrollan actualmente los investigadores del Cestta está la conformación del mapa de la contaminación de los ríos ecuatorianos. Con máscaras de gas y pipetas, jóvenes como Verónica Gaibor y Rocío Molina analizan los niveles de cromo y plomo presentes en cuencas hídricas, como la del Cutuchi, en Cotopaxi.

    «El Cestta nació por la necesidad latente de empatar la investigación y la transferencia de tecnología con las necesidades de la empresa local e internacional«, indica Roberto Erazo, director ejecutivo del laboratorio.

    Otro de los proyectos destacados del Cestta en este último lustro fue la construcción de su propio biorreactor. Este instrumento para el análisis químico permite generar las condiciones ideales para proliferar organismos celulares como bacterias que se utilizan en la industria. El costo de este artículo de laboratorio bordea USD 500 000. El Cestta lo desarrolló con un presupuesto que no superó los USD 50 000.

    Los microorganismos que se generan en este laboratorio riobambeño son utilizados en proyectos de bioremedación ambiental. En derrames petroleros de la región amazónica, como el del sector Sacha en el 2008 y la recuperación del Estero del Salado (Guayaquil) han intervenido las bacterias del Cestta que se alimentan de metales pesados.

    Según Erazo, uno de los proyectos emblemáticos en los que participarán es la remediación ambiental de la laguna de Colta, en Chimborazo.

    48 es el número de investigadores del Cestta.

  • Los sectores alimentario y pecuario tienen su aliado

    Redacción Líderes

    La regeneración de los páramos es uno de los proyectos más ambiciosos de la Espoch. Allí participan una decena de investigadores como el ‘Prometeo’ Jesús Bastida y José Jiménez.

    Según los directivos es cesario contar con investigadores propios que dejen en el país aquel conocimiento que generan, en este caso en particular, los avances científicos de organismos internacionales independientes Son 18 proyectos los que la Espoch apadrina actualmente. Estos emprendimientos creados a partir de semilleros de investigación tienen un plazo de surgimiento hasta el próximo año.

    Mauricio Zurita, encargado del Centro de Investigación de la Espoch, explica que las áreas que prioriza la Escuela para el desarrollo de proyectos está vinculado con los parámetros del Buen Vivir. Es así que las investigaciones en el campo agrícola, de gestión y sistemas, de Tecnologías de la Información (TIC) y energías renovables se priorizan para el otorgamiento de los fondos.

    Cristian Aguirre lleva a cabo la evaluación del patrimonio cultural Precolombino del Complejo Arqueológico del monte Puñay (Chunchi), para el diseño de un parque temático de Ciencia y Sabiduría Andina. Lorenzo Enríquez desarrolla un estudio sobre el potencial energético de Chimborazo, apoyado únicamente con energías renovables.

    Otras de las investigaciones es la de Fernando Romero: la definición de un modelo de gestión participativo para consolidar el fomento del cultivo de trigo en las provincias de Chimborazo y Bolívar. También, el estudio de nanosistemas para aplicaciones en química y biofísica utilizando métodos computacionales, que lo realiza Dennis Cazar.