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  • Un estudio reactiva el debate sobre la ética empresarial

    Redacción Quito

    La ética empresarial vuelve al debate tras la presentación de un estudio. La investigación titulada Ética Empresarial dice que el 27% de la población evalúa de manera favorable el comportamiento ético de las empresas, otro 27% lo califica como neutro y un 46% dice que es desfavorable.

    El documento fue presentado la semana pasada y se centra en aspectos como cultura ética, claridad normativa, coherencia de la jefatura, transparencia de la información, reportes y denuncias, reconocimiento y sanción, atmósfera de confianza, entre otros.

    En lo que se refiere a cultura ética, el estudio señala que los colaboradores de empresas privadas y públicas perciben muy bajos incentivos que les faciliten un adecuado
    comportamiento ético. Además, los consultados consideran, en general, que existe claridad normativa respecto al comportamiento ético en sus organizaciones y la coherencia de actitud ética de sus supervisores.

    En la transparencia de la información, el 79% de los consultados denunciaría algún comportamiento no ético. Se añade que los adultos entre 36 y 45 años son los que menos transparencia e información perciben.

    El estudio también midió el comportamiento antiético en las empresas del país. El 12% cree que ha aumentado, el 27% dice que se ha mantenido, el 36% opina que ha disminuido y el 24% de los consultados percibe que no existe un comportamiento antiético.

    Estos datos se encuentran en el documento elaborado por el Comité Empresarial Ecuatoriano, la Cámara de Comercio de Quito, Advance Consultora, Banco Pichincha, Schlumberger, Itabsa, Tanasa y Proesa. El objetivo es aportar a construir un mejor país fortaleciendo el comportamiento ético de las organizaciones y diseñar una herramienta que proporcione un marco de referencia para gestionar la ética empresarial.

    Entre los consultados para levantar los datos estuvieron empleados de áreas administrativas, profesionales, supervisores, vendedores, operarios y gerentes. Se entrevistaron a empleados públicos (30%) y privados (70%).

    Ignacio Maldonado
    , vicepresidente ejecutivo de Negocios de Banco Pichincha, comentó la presentación del estudio. Él cree que para generar una cultura de ética empresarial es necesario tener principios laborales justos y finanzas responsables. “La conciencia del nuevo empresario, el capitalismo consciente, implica no solo enfocarse en resultados económicos, sino en cómo ser parte del desarrollo del país”.

    Para Maldonado, los códigos de conducta son una herramienta válida, pero no es suficiente. “A través de un código debemos generar un canal a través del cual las personas pueden hacer una denuncia, por corrupción, acoso, abuso. En el banco hemos implementado el canal para que el personal del banco haga denuncias bajo confidencialidad”. Lo relevante es que se conozca el impacto inmediato de estas situaciones, dice el vocero de Banco Pichincha.

    Luiz Pirolo, gerente de Itabsa, Tanasa y Proesa, se refirió al cumplimiento de compromisos como un eslabón más de la ética empresarial. “Hablar de los compromisos en las empresas es fundamental para dar seguridad a los empleados. El ejecutivo cree que al hablar con los empleados las cosas salen mejor. “Así sabemos los límites y tenemos las reglas claras desde el principio”.

    El estudio también se enfocó en el quiebre de confianza que generan ciertos comportamientos en las empresas. El conflicto de intereses, corrupción de algún tipo, tráfico de influencias, irregularidades en contrataciones y despidos e incumplimiento de compromisos frente a los empleados, son de los incidentes más vistos en las empresas. Estos están en el grupo de las faltas más graves.

    Además, de acuerdo con la investigación, “solo el 2,3% de los colaboradores no percibe ningún incidente antiético en su organización en el último año”.

    La sociedad está atenta con lo que pasa en la empresa

    El trabajo de las empresas en la lucha contra conductas antiéticas es fundamental. Las organizaciones enfrentan comportamientos riesgosos que van desde los conflictos de intereses, el tráfico de influencias, el desconocimiento de los derechos de los clientes, hasta irregularidades en contrataciones, gastos inadecuados, incumplimientos de los compromisos, entre otros, según el estudio Ética Empresarial.

    Para Bruce Horowitz, del centro de Estudios de Situaciones de Soborno, Extorsión y Coerción, frente a la corrupción las empresas necesitan reglas claras, transparencia y saber si están cumpliendo con el sentido de justicia. “Si queremos ayudar a la empresa hay que capacitar a la gente para conseguir algo sin una coima, por ejemplo”, dice este abogado.

    La lucha contra la corrupción es tarea de todos afirmó Nelson Baldeón, Co-Champion MIT Reap Ecuador, en su intervención en la presentación del estudio. Él considera que la corrupción afecta a toda sociedad, “Esta no es solo una problemática de los gobiernos ni de las empresas, es también de los ciudadanos. Por eso, la responsabilidad de todos en combatirla”.

    Las empresas que participaron en la elaboración del estudio entienden el valor de tener una gestión transparente para generar confianza y negocios a largo plazo. Ignacio Maldonado, vicepresidente ejecutivo de Negocios de Banco Pichincha, indicó que la entidad tiene USD
    10 000 millones en activos, 6 000 empleados y más de 3 millones de clientes. “Por todo eso hay que blindar al banco, porque es un eje de la economía y factor determinante del desarrollo. Tenemos que blindarnos ante este virus”.

    Para Mónica Villagómez, presidenta de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) Ecuador, la ética es un estilo de vida que debe ser adoptado por las empresas y por sus colaboradores, para generar mayor productividad y competitividad. “Debe partir de la libertad del individuo que, por conciencia, decide sujetarse a valores para tener una mejor convivencia”, asegura Villagómez.

    Marcelo Paredes, presidente del Instituto de Dirección de Proyectos Ecuador, añade que los valores empresariales deben estar establecidos con normas claras, y que los miembros de la empresa deban seguir y trabajar acorde a ellas. “El desempeño laboral de una persona no solo influye en el trabajo y reputación de quien está involucrado. Es un aporte que se hace a la sociedad”, comenta Paredes.

    Esta analista añade que el papel de los líderes de las compañías es fundamental. Ellos son los encargados de transmitir la ética en sus equipos de trabajo. “Los trabajadores de la organización consciente o inconscientemente tratan de parecerse a la máxima autoridad y si esta no tiene principios bien cimentados, no puede transmitirlos a los subordinados”, afirma Paredes.

    Si una empresa está pasando un mal momento económico y tiene la posibilidad de hacer un negocio que no es lícito, el líder es la persona indicada para evitar este tipo de situaciones, comenta Daniel Dávalos, gerente general de la consultora de recursos humanos Selecta.

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    Una investigación señala que el 27% de la población evalúa de manera favorable el comportamiento ético de las empresas. El estudio también aborda el quiebre de confianza que generan ciertos comportamientos como conflicto de intereses, corrupción, tráfico
    Una investigación señala que el 27% de la población evalúa de manera favorable el comportamiento ético de las empresas. El estudio también aborda el quiebre de confianza que generan ciertos comportamientos como conflicto de intereses, corrupción, tráfico de influencias, etc.
  • ‘Volkswagen evidencia la fractura ética en la cultura empresarial’

    Agencia EFE

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    El escándalo del fraude en las emisiones de Volkswagen es un caso «paradigmático» de «prácticas ilegales» en empresas que pone de manifiesto la «fractura ética en la cultura corporativa», valoró el economista y sociólogo argentino Bernardo Kliksberg.

    El experto en responsabilidad social corporativa subrayó que la manipulación de los niveles de gases contaminantes por parte de la compañía alemana supone un «juego desleal«, en un encuentro con un grupo de periodistas en la Embajada argentina en París.
    Las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) y dióxido de carbono (CO2) han provocado un «daño» en los pulmones de los ciudadanos «difícil de cuantificar, concreto y serio», en el que «no se pone el foco lo suficiente», señaló.

    Autor de 64 obras y asesor principal del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Kliksberg aseguró que la opinión pública está «cada vez más movilizada por la falta de ética de las empresas», y tras lo ocurrido con Volkswagen, «va a pedir mucho más».

    Con motivo de la traducción al francés de su obra «Ética para empresarios», el economista consideró que ante las empresas privadas se abre «una zona gris que no está prohibida por la ley pero sí por la moral» que los gobiernos «tienen que regular».

    Para corregir esta falta de regulación, cuyas consecuencias «paga la clase media», son necesarios líderes políticos dispuestos a asumir riesgos, y citó al papa Francisco y su encíclica medioambiental «Laudato Si» y los países nórdicos como ejemplos.

    El tercer eje de la doctrina de la gerencia social es la sociedad civil, cuya acción, sumada a la de los sectores público y privado ha logrado derrotar a la industria del cigarrillo en Uruguay, dijo.

    También sostuvo que en toda América Latina, el nuevo siglo inauguró una «etapa de reformas sociales demandadas por los ciudadanos».

    Aunque la crisis económica de 2007 ha impulsado la «autocrítica», las principales escuelas del mundo todavía tienen mucho por hacer para «preparar moralmente» a sus alumnos.

    Sobre la base de un reciente estudio de Credit Suisse, que sitúa el 50,4% de la riqueza mundial en manos del 1% de la población, afirmó que la sociedad atraviesa el momento de «mayor desigualdad del último siglo».

    Por ello, la responsabilidad social corporativa debe pasar de «un discurso superficial y un instrumento de marketing» a un cambio real de la empresa en la sociedad que produce ganancias y, al mismo tiempo, valor social.

    Especialmente en tiempos de crisis, ya que «la prosperidad de la empresa depende de la prosperidad de la sociedad».

    En épocas de altibajos económicos, hay empresas que son capaces de «mirar más allá», y en lugar de «reducir sus aportaciones o realizar despidos masivos, invierten en educación pública y generan pymes, que producen una mayor igualdad e inclusión» social. 

    El escándalo por la manipulación de motores de los autos Volkswagen afectó el rendimiento económico de la empresa. Foto: EFE
    El escándalo por la manipulación de motores de los autos Volkswagen afectó el rendimiento económico de la empresa. Foto: EFE