Etiqueta: Etnias

  • Las etnias del país están en figuras hechas para niños

    Redacción Quito

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    La elaboración de figuras en mazapán es una tradición en la parroquia de Calderón. Aunque las técnicas han cambiado y ahora es más común el uso de porcelanicrón, el oficio sigue vigente.

    Lilian Ochoa llegó hace 35 años a Calderón. Su primer trabajo fue como cajera en una sucursal de una supermercado, pero una vez que se casó y tuvo su primer hijo, quiso buscar un trabajo independiente, que le permitiese generar ingresos y a su vez criar a sus hijos.

    “Todo el mundo trabajaba el mazapán en Calderón. Yo también deseaba aprender”, recuerda. El proceso no fue sencillo. Lilian cuenta que en los locales del sector le cerraban las puertas. Así que aprendió de forma autodidacta en su propia casa, imitando las figuras que salían en los diarios.

    Sus insumos eran harina de trigo, agua y pigmentos. Además se valía de instrumentos rudimentarios como palillos de dientes y latas. Las primeras figuras que trabajó fueron las indias. También se especializó en la creación de nacimientos, botas navideñas y caritas de Papá Noel.

    “Me di cuenta que con la masa se podía lograr lo que uno quisiera”, comenta la emprendedora. A la semana, Lilian elaboraba alrededor de 100 piezas, que vendía a los propios locales de Calderón.

    Así transcurrieron los primeros años de su taller “Arte y Vida”. Poco a poco, los pedidos fueron creciendo en cantidad. En una ocasión, le solicitaron 100 000 peregrinos en tamaño de prendedor para un peregrinaje en España. La producción de ese pedido demoró dos meses y contó con el apoyo de vecinos de Calderón, que también trabajaban el mazapán.

    El proyecto más reciente del taller es Wawayay, que en lengua quechua significa “volver a ser niño”. Son 12 parejas de etnias representativas del Ecuador.

    Las figuras no son proporcionales. La cabeza y los pies son de tamaño exagerado, mientras que las manos son de pequeño tamaño. Lucen los trajes típicos de las diferentes etnias.

    El público objetivo de esta colección son los pequeños de la casa, con el fin de que aprendan sobre las etnias del país de una forma didáctica. El empaque incluye una pareja y una porción de masa de porcelanicrón para que los niños realicen otras figuras.

    Desde hace cuatro meses, su hijo Juan José se sumó a Arte y Vida. Renunció a su trabajo para ayudar a su madre a impulsar el negocio, compartiendo su tiempo con sus estudios en marketing en la Universidad de las Américas.

    El proyecto Wawayay tomó forma gracias a la participación de Lilian en una capacitación de la Agencia de Promoción Económica Conquito, la cual le permitió también profesionalizarse en el oficio. Recibió conocimientos en administración, comercialización y diseño de empaque.

    Lilian resultó ganadora en un concurso de Conquito. Como premio, en los meses de noviembre y diciembre, Arte y Vida estará presente con Wawayay en una isla del Quicentro Shopping.

    Lilian Ochoa y su hijo, Juan José, con las figuras étnicas del proyecto Wawayay del taller Arte y Vida. Foto: Vicente Costales /  LÍDERES
    Lilian Ochoa y su hijo, Juan José, con las figuras étnicas del proyecto Wawayay del taller Arte y Vida. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Dos etnias son parte de un estudio realizado por estudiantes de la Pucese

    Marcel Bonilla  (F)
    Contenido intercultural

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    Tres poblaciones de las nacionalidades Chachi y Épera fueron parte de un estudio exploratorio con estudiantes de esas etnias, que se educan en la Universidad Católica sede Esmeraldas (Pucese).

    El estudio de vida cotidiana con énfasis en educación y alimentación en las poblaciones indígenas se hizo en el río Cayapas, cantón Eloy Alfaro, norte de la provincia.
    Uno de los problemas detectados es la pérdida del idioma en la comunidad Chachi de Zapallo Grande, por la migración de su gente a la ciudad.

    Ahí los habitantes dicen que los niños cada vez hablan más el idioma Castellano que el Chapalachi, lengua de esa nacionalidad. “Esta es una preocupación de hace mucho tiempo”, señala Adolfo Chapiro, profesor de lingüística de la Universidad Católica, que enseña chapalachi a estudiante de todas las carreras universitaria.

    En cambio en Pichiyachu, otra de las poblaciones Chachi, no tienen esos problemas, porque las madres se encargan de que los niños aprendan a hablar en su idioma.

    El método es siempre dar órdenes y hablar todo el tiempo con ellos en Chapalachi; el resto se lo complementa en las unidades educativas bilingües que existen en la comunidad.
    Luis Añapa es profesor chachi y pese a que estudió en Esmeraldas, conserva su lengua materna, la que habla todo el tiempo en su casa con sus seis hijos.

    Una de las quejas de los habitantes de las poblaciones Chachi es el material didáctico que no está adaptado a su realidad. Una parte está en castellano y otra en su idioma. “Se necesita mejorar los textos porque necesitamos mantener nuestra lengua ancestral”, dijo Leonardo Tapuyo, un padre de familia de Zapallo Grande.

    En la parte de alimentación se detectaron problemas de malnutrición infantil. Los niños Chachi se alimentan de arroz, plátano y en ocasiones le añaden un presa de pollo o pescado.
    El consumo de frutas y agua es mínimo. El agua del río está contaminada por la actividad minera que se realiza en la zona, que deposita materiales pesados al afluente, según el estudio.

    Eduardo Rebolledo y Pedro Jiménez, catedráticos de la Escuela de Ingeniería Ambiental de la Universidad Católica, realizaron análisis que determina que el agua del río Cayapas afecta a la piel de indígenas y afros.

    Sobre la alimentación de las nacionalidades Chachi y Épera, basada en la pesca, caza, recolección de producto y horticultura, se señala que ha disminuido significativamente porque ahora se compra en tiendas.

    En las comunidades chachis ha aumentado el consumo de alimentos procesados como galletas, dulces, gaseosas y demás bebidas azucaradas.

    De acuerdo con representantes del Subcentro de Salud en Zapallo Grande, se registran problemas de sobrepeso en población Chachi infantil, nada usual entre los miembros de esta nacionalidad.

    Del estudio participaron los antropólogos Roxana Posligua y David Domínguez, Richard Añapa (Chachi), estudiante de la escuela de Contabilidad.

    Además Yaneth Tapuyo (Épera), estudiante de enfermería, y Gloria Chiripua (Épera), estudiante de maestría en educación. Los Éperas de Santa Rosa conservan su alimentación de pescado y plátano.

    La iniciativa de trabajar en las poblaciones de Santa Rosa (Épera), Pichiyacu (Chachi) y Zapallo Grande (Chachi), partió de Unicef, que buscó apoyo en la Universidad para el estudio exploratorio. Unicef ayudó al financiamiento de los USD 40 000 que costó el trabajo que duró cuatro meses, y que está listo para su presentación con los resultados.

    Ángel Luis Hernández, catedrático de la Universidad Católica, quien participó del estudio, dice que con los datos recopilados se hará una ampliación del estudio por tres años, en donde se incluirá a los awá y afros del norte.

    Con esto se quiere proponer un trabajo en el que estudiantes aporten en temas de emprendimiento, alimentación y producción.

    El estudio de la Universidad Católica sede Esmeraldas  se enfocó en las nacionalidades Chachi y Érera que habitan el norte de Esmeraldas. Fotos: Marcel Bonilla / LÍDERES
    El estudio de la Universidad Católica sede Esmeraldas se enfocó en las nacionalidades Chachi y Érera que habitan el norte de Esmeraldas. Fotos: Marcel Bonilla / LÍDERES
  • Las etnias y el país están bordados en sus tarjetas

    Redacción Cuenca 
    (F-Contenido Intercultural)

    Más de 200 motivos de tarjetas bordadas se elaboran en el Centro de Bordados Cuenca, que funciona en el Parque Industrial de la capital azuaya. Esta agrupación tiene 35 socias de los cantones Paute y Gualaceo, y de las parroquias Chiquintad y Octavio Cordero.

    Son expertas en bordados y en el tejido de suéteres, bufandas y cualquier prenda de vestir, pero las tarjetas son su producto principal. Son diseños relacionados con paisajes ecuatorianos, flora, fauna, fiestas tradicionales y etnias, como los Shuar, Tsáchilas, Cañaris, Saraguros, entre otras.

    De estos modelos, cuatro son los principales porque recibieron el Reconocimiento de Excelencia Unesco para la Artesanía, en octubre del 2014. La Organización especializada de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura destacó la calidad, expresión de la identidad cultural, innovación y originalidad.

    Las tarjetas que fueron premiadas pertenecen a la colección ‘Ecuador ama la vida’ y evocan a los Shuar, los Huaorani en el Yasuní, al último hielero del volcán Chimborazo y al loro amazónico.

    Son tejidos elaborados a mano, que son colocados en una cartulina blanca. Su precio es de USD 25 cada unidad, señala Raquel Lema, representante legal del Centro de Bordados Cuenca. Los otros modelos tienen un precio de USD 8.

    El tiempo de bordado depende de la cantidad de detalles. Las más simples están listas en cuatro horas y las más complejas hasta en 15 horas. Diciembre es la época de mayor demanda y comercializan hasta 2 000 unidades. En los primeros meses, en cambio, las ventas se reducen a 50 o 60 al mes.

    Hay tarjetas con diseños exclusivos que son enviadas al extranjero, concretamente a Austria, asegura Lema. En ese país tienen un contacto que hace de tres a cuatro pedidos al año. En total, se exportan 300 unidades.

    Las artesanas azuayas también son expertas en el tejido con lana de alpaca, oveja, algodón y otras fibras. Según Lema, solo necesitan que los clientes escojan entre los modelos, tipo de lana y color para iniciar la producción. Incluso, pueden elaborar modelos que presenten los interesados. También bordan lencería del hogar como manteles, tapetes, entre otros artículos. Los suéteres de lana de alpaca cuestan USD 70.

    Los pedidos son recibidos en el local del Centro de Bordados y una vez que son cotizados son dirigidos a cualquiera de las 35 socias. Lema dice que las artesanas se dedican a esta actividad en el tiempo que les queda libre, entre atender a su hogar y laborar en actividades agrícolas o crianza de animales. Agrega que según la cantidad de trabajo pueden tener un ingreso semanal de USD 60.

    Ahora, las socias preparan una nueva colección de 10 a 12 tarjetas para presentarlas al Centro Interamericano de Artes y Artesanías Populares y participar en la Feria de la Excelencia Artesanal, que será en noviembre en Cuenca.

    35 artesanas bordan paisajes, flora, fauna y etnias. También exportan a Austria. Foto: Giovanni Astudilo/ LÍDERES.
    35 artesanas bordan paisajes, flora, fauna y etnias. También exportan a Austria. Foto: Giovanni Astudilo/ LÍDERES.