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  • El tiempo de evaluar las tareas empieza

    Arturo Castillo

    A lo largo de toda su existencia, el ser humano se ve sometido a diversos tipos de evaluaciones o pruebas por superar.

    Ni bien llegado a este mundo, y antes, debe enfrentar evaluaciones médicas. En algunos casos, el diagnóstico-evaluación puede ser de tal naturaleza que etiquete la existencia entera del sujeto con un ‘no está bien’.

    La etapa escolar es particularmente pródiga en evaluaciones; mejor, todo el sistema se asienta en la medición. El veleidoso criterio de los profesores puede elevar la autoestima de los pequeños estudiantes, o puede convertirlos en sujetos medrosos, inseguros de sí mismos.
    Bastante inspirado en ese modelo, el mundo laboral constituye un test permanente. Llámense competencias, destrezas, aptitudes, conocimientos, lo cierto es que son cosas mensurables. Es decir, cualquier aspecto del que el individuo presuma, se espera que puede ser llevado al banquillo de la evaluación.

    La reflexión viene al caso, ya que está por concluir el segundo semestre del año; consecuentemente, las evaluaciones se vienen encima en las oficinas. Qué se hizo y qué se dejó de hacer; cómo se hizo, con cuánta eficacia y oportunidad se trabajó. Y lo más crucial: cuáles fueron los resultados concretos.

    Sin duda alguna, para la generalidad de las personas, la evaluación es el ‘momento de la verdad’, la rendición de cuentas a la autoridad, que tiene la potestad para descalificar.
    Y es por ello justamente que la autoevaluación es una práctica poco cultivada, porque los individuos están condicionados, y confían más en la percepción ajena que en la propia.
    Obviamente, la evaluación del trabajo se hace a partir de los parámetros y exigencias de la empresa, con sus métodos de medición de resultados.

    En cambio, a nivel individual, la evaluación tiene que ver no solo con la eficacia y eficiencia, sino con el grado de satisfacción, con el sentido de plenitud del colaborador de la empresa.
    Ese balance puede poner al sujeto frente a una serie de dilemas éticos, frente a la honestidad personal; es decir, a frente a la cuestión deontológica, a la forma cómo lleva, cómo vive su profesión; asuntos que trascienden los controles empresariales.

    De otra parte, hay que recordar que hubo la ocasión, a mitad de año, para hacer los correctivos del caso, para dar golpes de timón, para identificar las debilidades; para mover las fichas del liderazgo, para modificar la imagen corporativa, las estrategias de comercialización y del servicio. La segunda mitad del año debió servir para la concreción de todo aquello que se revisó; sin ningún tipo de justificativos.

    A propósito de todo esto, en el mercado ya existen herramientas para evaluar el rendimiento de los trabajadores cotidianamente, con la utilización de tabletas y aplicaciones, que mantienen al gerente plenamente vinculado y al tanto de las acciones de los equipos de trabajo, que de esa manera tienen un ‘feedback’ o retroalimentación permanente.

    Los ‘millennials’ se sienten a gusto con esa tecnología, porque arroja resultados libres de subjetividades. De manera que cuando buscan promociones y aumentos de salario, la medición de rendimiento está plenamente evidenciada.

    Al respecto, el cambio de lenguaje es vital al momento de evaluar, como propone Richard Grote, autor de ‘How to Be Good at Performance Appraisals’.

    En vez de los habituales ‘bueno’, ‘malo’ o ‘excelente’, de alto contenido subjetivo y emocional, términos como ‘exhibe’, ‘demuestra’, ‘genera’, ‘posee, ‘comunica’, ‘dirige’, ‘logra’, dice el experto, suenan más profesionales y significativos.

    Cabe preguntarse, sin embargo, si las emociones no son un componente ineludible de las evaluaciones. ¿Usted qué piensa?

    Hay que recordar que a mitad de año, se pudo hacer los correctivos del caso, para dar golpes de timón.
    Hay que recordar que a mitad de año, se pudo hacer los correctivos del caso, para dar golpes de timón. Foto: Ingimage
  • La industria del plástico se reúne para evaluar retos en Guayaquil

    Evelyn Tapia

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    La industria del plástico en el Ecuador, que agrupa a unas 600 empresas y genera alrededor de 15 000 plazas de trabajo, ha logrado un incremento en su producción este 2015, a pesar del difícil panorama económico que atraviesa el país.

    De enero a septiembre, según datos de la Asociación Ecuatoriana de Plásticos (Aseplas), el sector importó un 21,83% más de materia prima que en el mismo periodo del 2014; este es el indicador más fiable para reflejar el comportamiento de la industria, debido a que la materia prima requerida para producir plásticos no se produce en el país.

    Caterina Costa, presidenta de Aseplas, comenta que la industria del plástico es proveedora de buena parte de las cadenas del sector productivo y exportador, por lo que la contracción de las ventas de algunos sectores y los proyectos parados en ciertas industrias por falta de crédito, han impactado también a los productores de plástico. “Como somos proveedores de un gran número de cadenas del sector productivo, la situación de las empresas varía dependiendo del sector productivo al que provee, pero sí hay una reducción en las ventas de los sectores que proveen a la construcción sobre todo”, cuenta Costa.

    Esto se refleja en la caída de las importaciones del PVC, materia prima para la elaboración de tuberías, que se demandan en el sector de la construcción. De enero a septiembre del 2014, se importaron 54 311 kilos netos de esa materia prima, pero en ese mismo periodo las compras bajaron en un 8,94%.

    Este es uno de los retos del sector que se abordarán en la octava edición de Feria Internacional IPLAS 2015, que se inaugura este martes 17 de noviembre del 2015, en el Centro de Convenciones de Guayaquil, en el que participarán unos 100 expositores de 16 países hasta el viernes 20 de noviembre.

    Costa señala que aunque la caída del precio del petróleo derivó en una baja en el precio internacional de algunas materias primas del plástico, el incremento en otros costos de producción, además de la oferta y demanda en Asia, equilibraron el escenario.

    “No todas las materias primas provienen del petróleo, hay algunas que vienen del gas. Sí ha habido baja en precios de materias primas derivadas del petróleo, pero en la industria tenemos incremento en los costos de la energía desde el año pasado y ahora el retiro del subsidio a los combustibles nos va a afectar, porque a veces transportamos con flotas propias”, comentó Costa.

    La innovación, responsabilidad y cuidado ambiental de las industrias, así como los avances tecnológicos del sector en lo referente a maquinarias, materias primas, moldes, equipos y accesorios tendrán espacio en charlas y exposiciones hasta el viernes en la feria.

    Empresas como  Poligrup han registrado un buen momento en la industria del plástico, pese a la crisis del petróleo. Foto: Archivo/ LÍDERES
    Empresas como Poligrup han registrado un buen momento en la industria del plástico, pese a la crisis del petróleo. Foto: Archivo/ LÍDERES