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  • Ella es una experta de la industria naviera

    Priscilla Alvarado

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    La perseverancia y la actitud son parte de la herencia familiar de Ana María Cañarte Molestina, gerente comercial de SeaLand, una compañía de la naviera Maersk.

    Nació en Guayaquil hace 37 años y es la menor de cuatro hermanos. Sus padres tienen una especial influencia en su carácter. De su madre heredó el espíritu de liderazgo y la calma; de su padre, la actitud y la sed por abrirse a conocer el mundo.

    Estudió la escuela en la Unidad Educativa Nuestra Señora de la Merced y el colegio, en el Nuevo Mundo en Guayaquil.

    Ana María cataloga a su etapa colegial como llena de retos. “Siempre fui muy extrovertida y me gustaba influir en la gente. Por ejemplo, aunque no ocupe cargos de presidenta de Consejo Estudiantil o cosas por el estilo, era la que armaba los equipos y lideraba actividades extracurriculares”.

    A los 18 ingresó a estudiar Comercio Exterior en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES). Para Cañarte empezar la carrera fue la pieza que faltaba en el “rompecabezas de su vida”. Siempre le interesaron las relaciones internacionales y el movimiento comercial del mundo.

    “Siempre supe que lo mío no eran los números y la ingeniería fría. Quería ser el nexo con los consumidores y conocer su comportamiento”.

    Ya en la universidad, participó en el International University Program que reforzó aún más la línea quería seguir.

    Simultáneamente al primer año de carrera empezó a trabajar a medio tiempo en Avianca. Cañarte afirma que su padre tuvo “muchísimo” que ver en su formación.

    “Él era muy estricto y me enseñó a no quedarme sin hacer nada. Debía ser integra y positiva”.
    En Avianca laboró casi tres años en el área comercial; luego pasó a Tame a ocupar un cargo similar.

    Al final de su carrera universitaria, en el 2006 se abrió la vacante en Maersk y la tomó. Relata que las pruebas de ingreso fueron complejas. Las matemáticas, el inglés y los test psicológicos eran vitales para el puesto.

    En ese momento, cuenta Ana María que cayó en cuenta de que ocuparía un cargo de ventas pero de un sector que mueve la economía mundial. Pasaría de vender ‘tickets’ aéreos a vender los espacios en el barco. Fue así como con 23 años de edad ingresó a la naviera danesa Maersk.

    Empezó ocupando el cargo de ejecutiva de ventas. A los seis meses se desempeñó como coordinadora de ‘E-commerce’.

    Con este puesto empezaron los viajes, situación que para la joven era completamente nuevo. “Yo estaba recién comprometida y viajaba a menudo una o dos semanas a distintos países del mundo como representante de Ecuador”.

    Tiempo después, en la firma naviera hubo una reestructuración en la forma de trabajo y se enfocó en el posicionamiento de cuentas clave. En el 2009 pasó a ser coordinadora de ventas para el segmento refrigerado y cuentas clave del grupo hasta el 2012.

    Entre 2012 y 2013, Ana María viajó a Brasil a capacitarse sobre el uso de un nuevo sistema. Ella fue la responsable de implementar el sistema de optimización, utilización y rentabilidad de servicios para la región Costa Pacífico del grupo naviero. Luego se desempeñó como supervisora de ventas de Maersk hasta el 2015.

    Durante estos años, aparte de su crecimiento profesional, fortaleció vinculos familiares. Contrajo matrimonio y tuvo a sus hijos.

    Jéssica Flores, amiga de Ana María por más de 20 años, la cataloga como una gran líder tanto en su trabajo como en su hogar. “No es la jefa tradicional. Es muy involucrada y busca el bienestar para todos. No le gusta que nadie tenga una mala actitud. Es increíble cómo divide su tiempo y es una buena jefa y una buena mamá”.

    En el 2015, Maersk decidió relanzar SeaLand. Ana María explica que la compañía apostó por el tránsito intrarregional, replicando lo que ya se hacía en Europa, Asia y África con otras líneas.

    Con el lanzamiento, la joven recibe la propuesta de gerenciar comercialmente la compañía.
    Para Ana María el reto más grande fue ser la cabeza de una organización. “Estaba acostumbrada a rendir cuentas a un jefe, ahora yo era uno”.

    En el 2015 arrancaron siete personas para SeaLand ahora son 12. “Siempre recuerdo las palabras de mi padre sobre la actitud y es lo que hago diariamente”, cuenta Cañarte. Acuñó el lema “Can do attitude” (hazlo con actitud) y así continúa haciéndolo.

    Según la gerente comercial, la clave es mantener la comunicación oportuna. El hecho de ser mujer da un ‘plus’ al estar en un entorno masculino. En la compañía y en la vida se promueve el empoderamiento y eso es vital.

    Una imagen con los funcionarios del Senae y Maersk. A lado junto a su esposo y sus cuatro hijos en Guayaquil. Abajo, con su equipo de Sealand en la fiesta de Fin de Año de 2019. Fotos: Enrique Pesantes /LÍDERES  y archivo particular
    Una imagen con los funcionarios del Senae y Maersk. A lado junto a su esposo y sus cuatro hijos en Guayaquil. Abajo, con su equipo de Sealand en la fiesta de Fin de Año de 2019. Fotos: Enrique Pesantes /LÍDERES y archivo particular
  • Una firma experta en tres líneas

    Modesto Moreta

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    Las escuadras, las reglas, los tableros de dibujo técnico, los forros en mica para cuadernos, carpetas, envases plásticos de hasta 2 000 centímetros cúbicos, piezas de todo tipo y forma, protectores para hojas…los elabora Industria Plástica Brother’s.

    Desde hace 35 años, esta empresa ambateña acompaña a estudiantes de escuelas, colegios y universidades, en sus labores diarias. De igual forma lo hace con arquitectos, maestros e ingenieros y con aquellos que tienen relación con la precisión y el dibujo.

    El éxito de la empresa radica en la constante innovación tecnología, los materiales de calidad, los moldes y la maquinaria de punta que utiliza en sus tres líneas de producción en inyección, soplado y termosellado. El valor agregado es el servicio personalizado en matricería para todos sus clientes.

    La calidad de sus marcas Apolo, Brother’s y Kayser, en material didáctico, ayudaron a tener presencia en las aulas, en librerías, en oficinas, y laboratorios de todo el país. El año pasado, la firma facturó USD 800 000.

    Los principales mercados están en Guayaquil, Quito, Ambato, Riobamba. Latacunga, Cuenca, Ibarra, la Amazonía, principalmente, aunque su producción llega a todo el país. La moderna planta industrial se levanta en la Cuarta Etapa del Parque Industrial Ambato, en el ingreso norte de la capital tungurahuense.

    La historia de Industria Plástica Brother’s se inició en 1970 cuando los hermanos Juan y Alonso Gamboa la fundaron. Una vez que Juan Gamboa se graduó como técnico en el Instituto Guayaquil emigró a Toronto, Canadá. Ahí aprendió técnicas y secretos para la producción de plásticos a inyección.

    A su retornó ganó un concurso de profesor en la asignatura de tecnología en mecánica industrial, pero trabajó un año y renunció. “Pensé que si me quedaba no tenía la oportunidad de crecer”, comenta Gamboa.

    Con sus conocimientos en la elaboración de productos plásticos le motivaron a instalar su emprendimiento al que se sumó su hermano Alonso. En la adquisición de la maquinaria solicitaron el apoyo de la Embajada de España. Invirtieron USD 15 000 para comprar la primera máquina de inyección y un torno para la fabricación de matrices. Lo financiaron con un crédito de USD 10 000 en la Corporación Financiera y 5 000 con recursos propios.

    Arrancaron con la producción de cajas plásticas para heces, vaselina, mentol y otros ungüentos que los vendieron en los laboratorios y farmacias. Ellos mismos elaboraban y comercializaban sus productos con la marca Plástico Brother’s Cía. Ltda. El nombre lo decidieron en honor a la sociedad.

    El trabajo no fue fácil, la mercadería la dejaban en comisión a los propietarios de los locales comerciales con el propósito de que conocieran la calidad del producto. Eso incrementó las ventas.

    En 1975 iniciaron la producción de reglas, escuadras y graduadores empacados en fundas plásticas. El principal cliente fue Snalme que vendía a precios bajos. Eso catapultó a la naciente empresa.

    Cuatro años más tarde efectuaron una nueva inversión de USD 45 000. Compraron una máquina a inyección de marca italiana. Con ese equipo logró perfeccionar la fabricación de los juegos geométricos que eran importados.

    En 1985 bautizaron a sus productos como Apolo y su hermano se separó de la empresa. En ese año, Plástico Brother’s se convirtió en la primera firma en la fabricación de esos productos en el país. La calidad similar al importado permitió competir en el mercado. A esto se sumó el bajo precio y la entrega de la mercadería puerta a puerta.

    Para competir en el mercado efectuó una reingeniería a la empresa y adquirió cuatro máquinas inyectoras con tecnología de punta. El costo de cada una fue de USD 80 000. También, compró un terreno de 10 000 metros cuadrados (m2) en el Parque Industrial Ambato, posteriormente levantaron tres naves donde actualmente funciona la empresa, con la participación de 30 colaboradores.

    Uno de los clientes hace 25 años es Dilipa en Quito. Esta distribuidora comercializa los juegos geométricos y las reglas plásticas que Industria Plástico Brother’s produce. “Son de buena calidad y pueden competir con otras marcas. Las ventas crecieron entre el 25 y 30%. La gente prefiere la marca porque cumplen estándares de calidad”, explica Verónica Almeida, del Departamento de Comercialización de Dilipa.

    En esta empresa ambateña se producen reglas, material didáctico, envases plásticos para agua destilada y más. También, forros de mica, tableros de dibujo. Foto: Glenda Giacometti /LÍDERES
    En esta empresa ambateña se producen reglas, material didáctico, envases plásticos para agua destilada y más. También, forros de mica, tableros de dibujo. Foto: Glenda Giacometti /LÍDERES
  • En 20 años levantó una firma experta en lo digital

    Pedro Maldonado

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    Hace 20 años Xavier Torres y sus socios de la empresa Yagé no tenían una oficina propia. Los cuatro fundadores de esta agencia digital trabajaban desde sus casas y recorrían las calles de Quito anunciando sus servicios, entre los que se contaban contenidos multimedia en CD, diseño de páginas web, desarrollo de software, entre otros.

    Torres era un emprendedor. Estaba recién graduado de la carrera de ingeniería de sistemas de la Pontificia Universidad Católica de Quito y quería levantar una empresa. Del trabajo en sus casas y recorriendo las calles, Torres y su equipo ‘saltaron’ a una casa. “Allí teníamos nuestras computadoras, un futbolín y música”.

    Hoy en día la empresa que fundó Torres ocupa una oficina moderna y lúdica, en el norte de Quito. Los espacios abiertos y coloridos están acompañados de plantas naturales y césped artificial, así como de paredes-pizarrones de tinta líquida. No hay paredes, solo contadas divisiones de vidrio que permiten el paso de la luz natural. Los grandes monitores de las computadoras también son parte del entorno creativo.

    En su oficina, en la que destaca un escritorio de aluminio y vidrio acompañado de sillas color rojo, Torres recuerda que lo que hoy es Yagé arrancó como un proyecto, que empezó “algo desordenado, y que se fue profesionalizando hasta incorporar a un equipo especialistas. La motivación era estar en un lugar donde disfrutábamos de lo que hacíamos. Esa esencia se mantiene hoy en día”, cuenta el fundador de Yagé y CEO de XIY / Media; esta última empresa se especializa en la planificación de medios en Internet y TV Pagada.

    Entre las dos compañías suman cerca de 200 anunciantes que confían en el talento de Torres y su equipo, conformado por 30 personas entre publicistas, diseñadores, programadores, community managers y otros profesionales. Todos están enfocados en el marketing digital, una rama que para Torres ha tenido una evolución muy acelerada. “Pasó de ser una promesa a convertirse en parte esencial de cualquier plan estratégico de una compañía. Tanto, que ya no se habla de marketing digital, solo de marketing”, dice con tono claro y seguro.

    Uno de los principales retos que enfrentó este emprendedor fue atravesar lo que en el mundo del emprendimiento se conoce como el valle de la muerte, el período -de unos siete años- que debe superar todo emprendimiento para considerarse sostenible. “Estábamos creando un negocio que no existía, una categoría casi sin referentes en el medio y en el extranjero. El reto fue crear, no desanimarse y a pesar de resultados en contra seguir adelante. Para esto nos apoyamos en la tecnología”, cuenta este ejecutivo, padre de familia y declarado melómano que disfruta del jazz, el rock, el tango o el pop por igual en su tiempo libre.

    David Villagómez es el director de Operaciones de Yagé. Él asegura que la empresa siempre busca nuevos negocios y se aventura para marcar un camino. “Todo se ha logrado con la visión de Xavier”.

    También, comenta que Torres es muy respetuoso, no es de esos jefes que tienen un trato duro. “Con él, los llamados de atención no son el típico jalón de orejas, más bien son como charlas para aprender. Esto es posible por que es un buen estratega”.

    Ernesto Kruger, fundador de Kruger Corp. y Kruger Labs, describe a Torres como un especialista en advertising digital.

    “Pienso que es un profesional muy bueno en lo que hace y que basa todo lo que hace en datos y estadísticas”. El fundador de Yagé fue predecesor de Kruger en la presidencia de Asociaxión Ecuatorian de Software.

    Torres mantiene una agenda de trabajo acelerada y guarda un espacio para su familia. Reuniones con clientes dentro y fuera de la oficina, viajes de trabajo al extranjero, planificación estratégica se combinan con el tiempo que le dedica a su esposa y sus dos hijos.

    También se da tiempo para cultivar la fotografía de paisajes, uno de sus principales pasatiempos, así como para probar diferentes recetas de cocina en la intimidad del hogar, aunque reconoce que no tiene un platillo predilecto.

    Al hablar de su trayectoria, Torres asegura que lo alcanzado tiene que ver con la cultura emprendedora que la desarrolló con los años y que hoy la promueve con su equipo. “Esta cultura es el elemento que hace que permanentemente tenga la motivación de seguir construyendo cosas”.

    Además, recuerda que hace dos décadas, su iniciativa causaba sorpresa, pero también ternura “por ser un equipo de jovencitos soñadores”. Ahora, dice este ejecutivo, el emprendedor es bien calificado por ser una persona que quiere hacer algo distinto.

    Xavier Torres fue presidente de la Asociación Ecuatoriana de Software. Con Yagé maneja una serie de alianzas con firmas extranjeras; también participa en conferencias. Fotos: Diego Pallero / LÍDERES
    Xavier Torres fue presidente de la Asociación Ecuatoriana de Software. Con Yagé maneja una serie de alianzas con firmas extranjeras; también participa en conferencias. Fotos: Diego Pallero / LÍDERES