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  • La factura de los desastres naturales es más costosa

    Redacción Líderes

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    Todavía queda por establecer el costo definitivo de los daños ocasionados por el huracán Irma a su paso por el Caribe y la Florida. Este evento, hasta el jueves, dejaba 44 y 33 muertos, respectivamente. Una cifra de Moody’s Analytics señala que los huracanes Irma y Harvey, en conjunto, pudieron causar daños económicos que fluctúan entre USD 150 000 y 200 000 millones.

    Estos costos serían comparables con los generados por el huracán Katrina, en Nueva Orleans, el 2005. Como cifra inicial, la firma calculó que Irma, que azotó Florida como huracán categoría 4, variaría de USD 64 000 a 92 000 millones. Mientras que los daños causados por el huracán Harvey, que asoló parte de Texas, serían de USD 108 000 millones, señala la firma especializada.

    Las pérdidas económicas estimadas por desastres naturales en el 2015 fue de USD 70 300 millones. Ecuador no está lejos de esa realidad, el terremoto que afectó la costa norte del país, el 2016, dejó 663 personas fallecidas, 12 desaparecidas, 4 859 personas atendidas en las primeras 72 horas de la emergencia y unos 80 000 mil afectados (desplazados). En términos económicos el costo alcanzó de USD 2 253 millones.

    Llaman la atención estos valores generados por estos eventos naturales y su impacto en la economía de los países, las regiones e, incluso, los continentes. Sin embargo, Irma y Harvey son solo las expresiones más actuales, totalmente negativas para las comunidades, de eventos como inundaciones, deslizamientos, tsunamis, tifones, huracanes, terremotos y erupciones.

    Economías de poblaciones, comunidades, países y hasta regiones quedan afectadas y con costosos y dolorosos procesos de reconstrucción y recuperación económica.

    Estos escenarios y situaciones se vuelven cada vez más recurrentes y letales. La vinculación de eventos como inundaciones, huracanes, tifones y movimientos de tierra son cada vez más relacionados con el cambio climático, situación que enciende la alerta de los expertos, de organismos mundiales, organismos de la sociedad civil y también de los gobiernos. A esto se añade el crecimiento de las zonas urbanas y, por ende, de la población mundial que aumentará la presión sobre la naturaleza, los entornos geográficos y los recursos naturales.

    El Banco Mundial señala en su estudio ‘Peligros naturales, desastres evitables’ (2010) que ha habido más personas afectadas en las dos últimas décadas que en las anteriores. Los desastres afectan a todas las regiones. Sin embargo, las inundaciones y las tormentas son los más comunes, mientras que las sequías lo son mucho menos (excepto en África).

    También, establece que las muertes están más concentradas: las sequías en África son las más mortales, las tormentas en el este y el sur de Asia se llevan muchas vidas. Las diferencias entre países sugieren que algunos previenen los desastres mejor que otros.

    El cambio climático complica las cosas aún más. Los modelos específicos para predecir la meteorología no permiten proyecciones seguras en el nivel local, pero la intensidad, frecuencia y distribución de los peligros naturales cambiará con el clima.

    El daño anual causado por ciclones tropicales, inducidos por el cambio climático, podría estar entre USD 28 000 millones y 68 000 millones, señala la entidad financiera. Estas estimaciones, sensibles a parámetros y supuestos sobre el futuro, se expresan en términos de “valor esperado” anual.

    Pero no se espera que los daños lleguen siguiendo un flujo continuo. Se espera que el cambio climático sesgue la distribución de los daños de los ciclones tropicales, y es probable que por acción del cambio climático sean más comunes los ciclones inusuales pero violentos. Este informe señala que, en EE.UU., tormentas devastadoras que podrían ocurrir cada 38 a 480 años dado el clima vigente, podrían darse cada 18 a 89 años con el cambio climático futuro.

    En una parte el informe señala que los científicos identificaron distintas catástrofes que un cambio climático podría desencadenar: incrementos drásticos del nivel del mar, alteración de las corrientes oceánicas, trastornos a gran escala del ecosistema y aceleración del cambio climático.

    Las zonas sujetas a los peligros están en Asia Oriental y Meridional, Centroamérica y la parte oeste de Sudamérica. Muchas de ellas están, además, densamente pobladas y más desarrolladas que la media.

    La prevención sigue ausente en la cotidianidad

    Una de las alternativas que se maneja a escala mundial, para reducir las afectaciones a poblaciones y estructuras que causan los eventos naturales sigue siendo la prevención. En especial para y en las poblaciones pobres de comunidades y naciones. Hay una razón principal: los desastres naturales aumentan la pobreza mundial.

    Según una publicación del Banco Mundial “Indestructibles, construyendo la resiliencia de los más pobres frente a los desastres naturales” (2017), la pobreza es un factor de vulnerabilidad frente a los desastres y, asimismo, estos son un factor determinante de la pobreza. Aunque sigue siendo imposible cuantificar el efecto total de los desastres naturales en las cifras de pobreza, se pueden evaluar sus efectos a corto plazo en las pérdidas de ingresos.

    Tras encuestas realizadas a 1,4 millones de hogares que son representativos de unos 1 200 millones de hogares y 4 400 millones de personas de 89 países. El análisis concluye que si todos los desastres se pudiesen evitar el próximo año, habría 26 millones de personas menos en situación de pobreza extrema; es decir, aquellas que viven con menos de USD 1,90 al día.

    La publicación especializada señala que la vulnerabilidad a los riesgos y desastres naturales puede reducirse mediante esfuerzos de desarrollo y reducción de la pobreza que hagan posible que las personas se establezcan en lugares más seguros, que sus medios de vida y sus activos sean menos vulnerables, y que les provean de herramientas y apoyo para hacer frente a las diferentes catástrofes.

    El impacto de los desastres naturales, dice el informe, sobre el bienestar también depende de en qué medida las personas puedan resistir y adaptarse, lo que depende, entre otras cosas, del apoyo que reciban. La cobertura social de las personas pobres suele ser baja y tras verse afectadas por una catástrofe, reciben menos ayuda para la recuperación que las personas no pobres.

    Los desastres obligan a los hogares pobres a tomar decisiones que tienen efectos perjudiciales a largo plazo, como sacar a un hijo de la escuela o recortar los gastos en cuidados de salud.

    Diego Cisneros Heredia, investigador USFQ, señala que es un tema complejo el relacionado con la reducción de las afectaciones y daños a personas, edificaciones y otras estructuras. Cada evento natural es totalmente diferente al otro, incendios forestales no tienen punto comparación con marejadas, terremotos. Hay zonas que tendrán más riesgo ante un desastre que otra.

    Además se deben realizar evaluaciones profesionales reales, hay que tomar en cuenta, por ejemplo, la historia de la zona. Por ejemplo en Quito si se quiere hacer algo o construir algo se debe recordar los movimientos telúricos y erupciones de los cuales hay registros, evaluaciones históricas y contextuales de esa zona.

    En temas ambientales y en temas de salud nosotros hemos perdido el contexto de largo plazo, nos falta mucho de la historia. Ahora somos súper citadinos, inmediatistas, en las redes sociales circulan noticias fáciles, rápidas… En los años 80, el tema del VIH impactó a una sociedad, “ahora cuantas personas se acuerdan de lo que pasó con estas enfermedades. Otro ejemplo: ¿nos acordamos los quiteños de la época cuando esperábamos los cortes de luz, por los problemas ocasionados en la hidroeléctrica Paute; esto se daba por la falta de lluvias y la tala indiscriminada que hubo en los alrededores..?

    En las acciones individuales relacionadas con el cambio climático no reconocemos la acción propia y lo que hacemos siempre es culpar a otro. Solo un ejemplo se da cuando se lava en automóvil con manguera.

    Por su parte, Hugo Yepes, exdirector del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, señala que en el caso de los ecuatorianos todavía no aprendemos de los eventos ocurridos antes. Por ejemplo, del terremoto de Bahía en áreas como la forma de construir o los sitios donde se construyen. El experto dice que eso se refleja posteriormente en eventos ocurridos en provincias como Manabí.

    En el caso de México, dice, si bien hay una mejor cultura respeto al terremoto ocurrido en 1985, como por ejemplo la implantación de la alarma sísmica, no se puede decir que se aprendió. Esto porque, a pesar de que el número de víctimas y daños es menor, falta estudiar y entender mucho qué tipo de onda sísmicas y fuerza sísmicas afectaron. “Los terremotos no son iguales. Hay que tener en cuenta que el mecanismo de la fuente sísmica (el tipo de onda); las características del suelo (unos absorben y otros amplifican la onda) y, tercero, recién aquí viene el tema del tipo de edificación que existe, señala.

    Road Town, en Tórtoloa, islas Vírgenes Británicas, fue una de las zonas más afectadas por el huracán Irma, a su paso por la zona del Caribe. El Gobierno británico envió asistencia y ayuda. Foto: Paul Rouse / EFE
    Road Town, en Tórtoloa, islas Vírgenes Británicas, fue una de las zonas más afectadas por el huracán Irma, a su paso por la zona del Caribe. El Gobierno británico envió asistencia y ayuda. Foto: Paul Rouse / EFE
  • Esdinamico encontró en Perú una oportunidad para la facturación electrónica

    Redacción Quito 

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    La firma ecuatoriana Esdinamico, especializada en temas de facturación electrónica, se expande en el mercado extranjero. En abril pasado, con una inversión de cerca de USD 500 000 abrió oficinas en Lima, Perú y ya tiene a clientes como CBC, Puma, entre otras.

    Hartmut Bock, CEO de Esdinamico, explica que en Perú encontró una buena oportunidad. “A inicios de este año la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat), decretó la el uso de factura electrónica de manera obligatoria para alrededor de 12 000 empresas. Con eso la oportunidad se convirtió una obligación”.

    Además destaca que Perú es uno de los países con mayor crecimiento económico de la región, tiene un buen clima para hacer negocios y está a dos horas de Quito en avión.
    Bock añade que la inversión hecha servirá para adecuaciones a las plataformas y para el financiamiento de la operación hasta que se generen ingresos.

    Bock asegura que Esdinamico tiene experiencia desarrollando plataformas de facturación electrónica, como lo son e-billing y Stupendo. En el mercado ecuatoriano los servicios de emisión y recepción de documentos electrónicos llevan años siendo utilizados por corporaciones ecuatorianas y multinacionales. “El mismo servicio ha sido acoplado a las necesidades del mercado peruano y hemos sido acreditados por la Sunat como proveedores de servicios electrónicos”.

    En el vecino del sur la empresa ecuatoriana competirá con firmas chilenas, brasileñas, mexicanas, etc. de mayor tamaño. “Sin embargo creemos firmemente en la capacidad de nuestro equipo ecuatoriano y en que somos igual o mejores que ellos”.

    Para competir en el mercado peruano, Esdinamico cuenta con cinco empleados en un inicio, con una proyección de crecimiento a 10 el próximo año y a 25 colaboradores para el 2018.

    Bock se muestra optimista ante esta oportunidad. “Iniciaremos con Perú, pero el objetivo es abrir la compañía en otros países de la región. No creemos en las fronteras físicas y nos gusta llevar nuestras capacidades al límite, así aprenderemos de lo que realmente somos capaces”, señala este empresario.

    Hartmut Bock es el CEO de Esdinamico, una firma ecuatoriana especializada en facturación electrónica que se expande en el extranjero. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
    Hartmut Bock es el CEO de Esdinamico, una firma ecuatoriana especializada en facturación electrónica que se expande en el extranjero. Foto: Alfredo Lagla / LÍDERES
  • La factura electrónica deberá ser notificada por correo

    Pamela García G

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    Los comprobantes electrónicos se deberán notificar por correo electrónico al contribuyente de manera obligatoria, informó el 22 de mayo del 2015 el Servicio de Rentas Internas.

    Según la resolución también se podrá notificar de manera opcional vía SMS, a través de un portal digital, o mediante un documento informativo. Este último deberá hacer referencia a los medios de notificación y entrega del comprobante electrónico así como una clave de acceso; pero, por ningún motivo, deberá contener la información de un comprobante de venta, dijo el SRI en un comunicado.

    Es importante indicar que la acción de notificación se refiere a cómo se va a entregar el comprobante electrónico; mientras que la entrega hace referencia a la visualización del mismo.

    En los casos en que el comprador solicite la impresión de su comprobante, sea a su nombre o con la leyenda ‘consumidor final’, el emisor deberá imprimir la Representación Impresa de Documento Electrónico (RIDE).

    De igual manera, los agentes de retención tendrán un plazo máximo de 5 días, a partir de la autorización de la factura electrónica, para emitir el comprobante de retención.

    Hasta hoy se han emitido cerca de 546 millones de comprobantes electrónicos según datos del portal del SRI.

    La acción de notificación se refiere a cómo se va a entregar el comprobante electrónico; mientras que la entrega hace referencia a la visualización del mismo. Foto: LÍDERES.
    La acción de notificación se refiere a cómo se va a entregar el comprobante electrónico; mientras que la entrega hace referencia a la visualización del mismo. Foto: Capturas de facturación electrónica de empresas privadas.
  • La factura que dejan los accidentes de tránsito

    Redacciones Quito y Cuenca

    Hasta abril de este año se registraron 7 773 accidentes automovilísticos, según la Agencia Nacional de Tránsito (ANT). De ellos, 3 889 se ocasionaron por la impericia del conductor.

    Este tipo de situaciones merecen atención no solo en el país sino en el exterior. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) menciona que, en la región, son 1,2 millones de personas las que mueren en accidentes de tránsito cada año y que también son afectadas por lesiones graves unas 10 millones más.

    Pero ¿cuál es el efecto económico de los accidentes de tránsito para el Estado ecuatoriano? Los datos de la ANT demuestran que cada muerte le cuesta al país USD 240 000 aproximadamente. En ese monto se incluyen los gastos derivados del siniestro y una estimación económica de lo que dejaría de aportar al Ecuador, en cuanto a su productividad.

    Guillermo Abad, director de Justicia Vial, añade un dato: las proyecciones de pérdidas económicas para este año podrían alcanzar los USD 1 000 millones.

    La determinación de aquel rubro es fruto del análisis a distintas variables como el impacto humano a sus deudos, la productividad truncada, daños materiales…

    El presidente del Observatorio de Movilidad de Quito, Cristóbal Buendía, señala que las repercusiones de los siniestros en la vías se pueden cuantificar desde dos aristas. La primera, involucrada con el inmonetizable golpe psicológico que sufren las familias afectadas. La segunda, desde los perfiles de los accidentados.

    Según el Observatorio, el deceso de una persona (la mayor incidencia está entre 17 y 25 años), ocasiona la pérdida de un agente productivo para la economía durante los próximos 30 años. “Si hablamos de que el ingreso per cápita de un ciudadano quiteño oscila en USD 1 500 anuales y a este valor lo multiplicamos por las 12 000 personas aproximadamente fallecen en nuestras calles, Quito, dejaría de percibir unos USD 42 millones anuales”.

    Otro rubro económico que se suma en el impacto económico de los siniestros proviene de las firmas aseguradoras. Según la Superintendencia de Bancos y Seguros, de los más de USD 1 300 millones en primas totales pagadas en el 2011, las relacionadas con primas para vehículos alcanzaron los 432 millones y que corresponde al mayor monto con el 31%.

    Francisco Rivadeneira, gerente general de Seguros Interoceánica, explica que un 95% de usuarios adquiere un paquete de servicios para sus vehículos nuevos. Para él, los inconvenientes se generan con los automotores al concluir el pago del crédito para la adquisición del mismo, pues son escasas las concesionarias que exigen su renovación. El porcentaje baja al 30%.

    Otro efecto económico derivado de un accidente vial está relacionado con la afectación a los bienes de una urbe. La Alcaldía de Quito no cuenta con un rubro exacto sobre la inversión anual en reposición de señalética. En otras ciudades, como Cuenca, por ejemplo, el Municipio destina unos USD 250 000 al año para los programas de seguridad vial.

    En el caso de los talleres de reparación, Franchesko Guerra, gerente de Mundo Motriz (Quito), indica que el costo promedio de reparación de un accidente está avaluado entre los USD 1 500 y 2 000 para corregir golpes delanteros del auto.

    Visto desde las casas de asistencia médica estos accidentes corresponden una cifra considerable. En la bitácora de pacientes atendidos por accidentes de tránsito del Hospital Eugenio Espejo (Quito) se registraron 892 personas en el 2011. En estos meses la cifra llega a 483 personas.

    Cuando un suceso es irreparable el movimiento económico va a las funerarias. En Funeraria De La Paz (Quito), se realiza un promedio de 70 cremaciones al mes y de esa cifra, el 15% corresponde a pérdidas en las vías, el doble que en el 2009.

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    Recuperación y pérdida, otros gastos 

    La reparación tarda al menos un mes

    La ley es rígida con el conductor

    Las aseguradoras amplían el servicio

     ntenido ha sido publicado originalmente por Revista Líderes en la siguiente dirección: http://www.revistalideres.ec/informe-semanal/factura-dejan-accidentes_0_746325362.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. Revistalideres.ec