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  • Las ‘cocinas fantasmas’ crecen frente a la crisis

    Patricia González

    redaccion@revistalideres.ec

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    Solicitar comida desde una aplicación móvil se ha vuelto una forma recurrente de pedir comida a domicilio. Esta industria que crece globalmente ha propiciado el auge de las llamadas ‘cocinas fantasmas’, en las que no existe un restaurante físico de atención al consumidor.
    El concepto se ha popularizado en países del primer mundo y en las grandes urbes de América Latina. La tendencia llegó a Quito.

    Rafael Chiriboga, Pedro Meneses, Belén Ubidia, Diego Meneses y Martín Iturralde juntaron sus conocimientos en administración de empresas, tecnología, mercadeo y gastronomía para incursionar en este novedoso mercado con esta empresa.

    Con un capital inicial de USD 50 000, en diciembre del año pasado lanzaron a través de canales virtuales y en varias aplicaciones de entrega Burger Lab, la primera marca de cocina virtual de Lab Restaurants.

    Al no haber atención al público, solo requirieron de un pequeño local para instalar la cocina –ubicada en el norte de Quito–, con lo que disminuyeron costos operativos, explica Rafael Chiriboga, gerente general.

    En el ‘laboratorio de sabor’ se preparan hasta 10 tipos de hamburguesas, que pueden adaptarse a versión vegetariana o de pollo. “Nos enfocamos en los sabores y en las salsas”, comenta Martín Iturralde, chef del emprendimiento. Algunas hamburguesas se identifican por la salsa o algún ingrediente que destaque: Lab Pesto, Lab Ají, Lab Aguacate, Lab Mango (con mango rostizado). Se pueden pedir en combo con un ‘mix’ de papas y camote.

    El restaurante virtual amplió su oferta en mayo: Chicken Lab y Wing Lab son sus nuevas marcas. Por día recibe en promedio 25 pedidos, con lo que facturan cerca de USD 10 000 al mes.

    Andrés Camacho, vicepresidente de la Agremiación de Restaurantes de Pichincha, es propietario de una ‘cocina fantasma’ que maneja cinco marcas en distintas variedades de comida: Focaccia, Nacho Camacho, Healthy Xpress, La Criolla y Chef Cama. Algunas nacieron bajo esta modalidad y otras cuentan con restaurante físico y se están expandiendo por la ciudad de esta manera, por la diferencia en costos en comparación a abrir un local nuevo.

    El representante gremial explica que esta tendencia irá en aumento por varios factores. Por un lado, los altos costos de un arriendo en una zona comercial, que se puede llevar hasta un 25% de la facturación. Por otra parte, la crisis económica que atraviesa el país, agravada con la pandemia. “El cliente ya no va a consumir afuera igual que antes, porque muchos se quedaron sin trabajo o les bajaron el sueldo”.

    Recalca que es importante invertir en marketing y redes sociales. También considera que no se debe reducir la entrega a las aplicaciones de ‘delivery’, puesto que estas se llevan entre un 18 %y 30% de la facturación.

    Estas ‘apps’ solo cubren cinco kilómetros a la redonda de la ubicación del local. Es por ello, además, que las “cocinas fantasmas” se apoyan con repartidores particulares para llegar a zonas más alejadas.

    La modalidad ganó impulso con la pandemia. Angus Burger salió al mercado hace dos meses. La idea inicial era de restaurante presencial, pero en medio de una cuarentena que mantenía a la gente confinada en sus casas decidieron lanzarse solo como ‘delivery’, explica Daniel Ponce, propietario de la marca, quien invirtió cerca de USD 20 000 de capital inicial.

    El elemento diferenciador de este emprendimiento de hamburguesas es la carne, que es 100% angus (un tipo de raza de ganado), importada desde EE.UU. “Esto la hace premium. El sabor es espectacular”, comenta. El menú es sencillo, ofrecen una hamburguesa simple (carne de 120 gramos) o doble (240 g), a la que el cliente puede añadir distintos ingredientes a su gusto. Sus pedidos llegan desde el centro hasta el norte de Quito y al valle de Cumbayá.

    “La comisión que nos cobra la ‘app’ de entrega es alta, pero menor a los gastos que nos generaría un local con atención al público”, comenta el propietario.

    Muchos emprendimientos de comida nacen en la cocina de una casa. Si bien no son propiamente una ‘cocina fantasma’, algunos se encaminan hacia allá. Es el caso de Sushimoto Express, especializado en sushi y otros platos de mar, que arrancó en octubre del 2019 con entregas a domicilio a través de una ‘app’ de entrega y por cuenta propia, en el norte de Quito. Con el crecimiento que han tenido en los últimos meses, esperan profesionalizar la cocina y fortalecer el ‘delivery’, explica Lucas Rincón, propietario.

    Las aplicaciones de entrega están dando impulso a este tipo restaurantes. En Latinoamérica, Rappi tiene asociados más de 300. Alejandro Freund, gerente de la aplicación en Ecuador, cuenta que están en conversaciones con empresas de Colombia, Perú y Chile, que desean incursionar en el país con infraestructuras que agrupen a distintas marcas de cocinas fantasmas. “Una especie de coworking, pero solo de comida”.

    Freund asegura que el único objetivo de la firma es promover estos negocios gastronómicos: “Buscamos que se junten distintos emprendedores para que tengan más capacidad de venta, a un menor costo”, dice el vocero de Rappi y agrega que en los últimos cuatro meses está ‘app’ incrementó sus pedidos de comida seis veces.

    24% en promedio cobran las ‘apps’ por comisión de venta a las ‘cocinas fantasmas’

    La cocina fantasma de  Lab Restaurants se encuentra en el norte de Quito. El chef Martín Iturralde dirige las preparaciones. Patricio Terán / LÍDERES
    La cocina fantasma de Lab Restaurants se encuentra en el norte de Quito. El chef Martín Iturralde dirige las preparaciones. Patricio Terán / LÍDERES
  • Los empleados fantasmas sí existen

    Redacción Quito

    Todo empieza bien. Se contrata a una persona, comienza sus actividades de la empresa y de pronto, de la nada, desaparece sin dejar rastro. No le interesa, siquiera, cobrar su liquidación.

    Se trata de los empleados fantasmas o personas que practican el ‘fantasmeo laboral’. La psicóloga industrial y grafóloga laboral María Elena Troya explica que esto se produce porque la persona no logra establecer compromisos en el ámbito laboral.

    Algunos empleados que aplican esta práctica presentan su renuncia, pero no regresan a la empresa para una desvinculación formal: entrega de bienes a su nombre, cobro de dinero, etc. Incluso, dejan de responder su teléfono, correo o redes sociales pues no quieren que se les localice.

    Oswaldo Paredes, gerente de HR & SS Consulting, explica que el fantasmeo suele suceder durante los tres meses de la etapa de prueba, pero con más frecuencia en los primeros días de labor.

    Los empleados mileniales y centeniales son los que más aplican esta práctica. “Hay un cambio en el sentido de la relación laboral. Las personas de estas generaciones buscan una mejor oportunidad de trabajo y si se presenta la toman. El fantasmeo no es reciente, ahora es más evidente”.

    La práctica se produce por temas culturales y de ansiedad. El experto asegura que los jóvenes buscan encontrar un lugar para trabajar donde se sientan útiles y marquen huella, con o sin experiencia. “Al encontrarse en lugares en los que el ambiente laboral, las presiones o el espacio físico no son atractivos deciden abandonarlos. Más que una retribución económica prefieren otras cosas. Es cuando toman una decisión drástica y desaparecen de la obligación laboral que tienen”.

    Esto fue lo que le pasó a Andrea hace algunos años. “Me ofrecieron un trabajo para difundir las actividades de diferentes clientes. Pero la primera semana me pusieron a realizar servicios de mensajería y pago de cuentas de servicios básicos de los dueños de la empresa. Tenía 23 años y sabía que no quería impulsar mi carrera de esa forma. Luego de cinco días no regresé más. No era lo mío”.

    Priscila Khon, gerente de Consultoría de Contractus, explica que el fantasmeo también se produce durante el proceso de selección. Asegura que hay ocasiones en las que se llama a la persona y esta no asiste a la entrevista y no da explicación alguna.

    Diego, quien laboraba en el área de la construcción, explica que vivió esto al intentar contratar a personal operativo. “Buscábamos trabajadores para un proyecto que se desarrollaba en el noroccidente de Pichincha. Cuadrábamos el día de la entrevista y salíamos en camioneta a esperar a los aspirantes en la carretera. Simplemente nos dejaban esperando en el carro y no aparecían. Era muy raro”.

    Otros trabajadores avanzan en las entrevistas, pero no llegan a la etapa final porque en pleno proceso se dan cuenta que no quieren.

    Esto se produce, según Paredes, no solo por la inestabilidad del postulante sino porque hay ocasiones en que se hace un mal proceso de selección. Asimismo, hay inducciones equivocadas.

    En estos últimos casos la persona que ingresa a un trabajo se lleva una imagen terrible de la empresa y decide que no es para él. Prefiere irse antes de que inicie efectivamente la relación laboral.

    Khon asegura que esta práctica genera un grave problema a las empresas ya que pierden tiempo y recursos. Tienen que empezar contrataciones una y otra vez hasta dar con una persona que realmente se comprometa.

    Asimismo, la firma debe asumir la responsabilidad de darse cuenta de la forma como está presentando sus objetivos y retos. Durante las entrevistas e incluso en el primer contacto con el postulante es necesario presentar exactamente lo que está buscando de ellos.

    En países desarrollados el fantasmeo se produce porque hay alta oferta laboral y la persona puede darse el lujo de dejar un trabajo por otro mejor, sin explicaciones. En otras naciones como Ecuador, dicen los expertos, prácticas de este tipo se generan por falta de responsabilidad o inexperiencia.

    Lo que no se dan cuenta estas personas es que al ‘fantasmear’ impactan negativamente en su hoja de vida. Los expertos en recursos humanos no ven con buenos ojos a alguien que ha trabajado en lugares por pocas semanas.

    Incluso, si alguien desea ocultar estas acciones debe tener en cuenta que puede ser descubierta si la contratante exige el mecanizado del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Sociales (IESS), en el que constan todos los lugares que aportaron para el trabajador.

    Troya recomienda que tras la contratación se haga un seguimiento profundo de la persona para conocer si realmente está motivada para cumplir con el cargo asignado. “No solo es cuestión de generaciones, sino de valores. Se debe analizar orden, estabilidad, puntualidad…”.

    Se trata de trabajadores que de la noche a la mañana dejan de asistir a su empleo y no vuelven ni para cobrar la liquidación. Esta práctica es común entre jóvenes.
    Se trata de trabajadores que de la noche a la mañana dejan de asistir a su empleo y no vuelven ni para cobrar la liquidación. Esta práctica es común entre jóvenes.