La Autoridad de Innovación de Israel y el Ministerio Digital Nacional israelí anunciaron, el pasado 27 de diciembre del 2020, que cuatro firmas farmacéuticas (Pfizer, AstraZeneca, Merck y Teva) el Fondo Biotech de Israel y Amazon Web Services se unirán para crear un laboratorio en el país para la Salud Digital y Biología Computacional.
El Innovation Lab (Laboratorio de Innovación) estará situado en el Parque de la Ciencia de Rehovot, comenzará a funcionar en 2021 y tiene asignado un presupuesto de 32 millones de shéqueles (ocho millones de euros), para los próximos cinco años, que se completará con aportaciones de las propias empresas socias.
La propuesta de este grupo fue seleccionada en un concurso, que estuvo en competición con otros proyectos.
Las farmacéuticas, junto con Amazon y el fondo israelí, establecerán un laboratorio computacional que tendrá como objetivo apoyar a emprendedores y ‘start-ups’ en sus primeros pasos con iniciativas que tengan como finalidad la industria de la salud. Las empresas que se unan a este “Lab” recibirán financiación de la Autoridad de Innovación y del Ministerio Digital Nacional, lo que les permitirá avanzar en sus operaciones.
“El rápido desarrollo de las vacunas para el virus del covid-19 debe su éxito en parte a las capacidades de Inteligencia Artificial de farmacéuticas líder como Pfizer y Moderna. Se espera que estas áreas sean más significativas en los próximos años”, explicó la Autoridad de Innovación en un comunicado de prensa.
“El propósito del laboratorio es asistir en el establecimiento y avance de nuevas ‘start-ups’, que desarrollen tecnologías computacionales innovadoras basadas en Inteligencia Artificial (IA) y destinadas a descubrir tratamientos y soluciones personalizadas”, señala la nota.
También, indica el comunicado, “ayudará a las ‘start-ups’ con asistencia de los socios del laboratorio y el acceso que den a su conocimiento científico y a expertos mundiales, para desarrollar medicinas y tratamientos revolucionarios”.
Desde que se detectaron los primeros casos del covid-19 en diciembre de 2019 en Wuhan y mucho antes de que la mayoría de países empezaran a tomar medidas de confinamiento, la comunidad científica se afanó en escudriñar el coronavirus.
El suministro de la vacuna contra el covid-19 activó el desarrollo de proyectos de innovación para emprendedores. Foto: Piero Cruciatti / EFE
Las multinacionales Merck y Pfizer presentaron los resultados financieros de sus operaciones hasta el tercer trimestre del año. Entre ambas firmas alcanzaron ganancias cercanas a los USD 20 000 millones.
La farmacéutica Merck (conocida como MSD fuera de EE.UU. y Canadá) ganó USD 9 161 millones en los nueve primeros meses del año, un 22 % más en términos interanuales, superando las expectativas de los analistas en parte gracias a las exitosas ventas de su fármaco contra el cáncer Keytruda.
Merck facturó en el período analizado un total de USD 35 479 millones, un 1 % más que los 34 972 millones que registró en las mismas fechas del año precedente.
«La demanda de nuestros productos continúan siendo robustas y la producción, el suministro y la distribución de nuestros medicamentos, vacunas y productos de salud animal avanzan con una interrupción mínima» a pesar del impacto de la pandemia, dijo en un comunicado Kenneth C. Frazier, presidente y director ejecutivo de Merck.
Frazier se mostró «confiado» en continuar avanzando en sus procesos y ensayos clínicos así como en «lograr un crecimiento sólido de los ingresos durante todo el año».
En su presentación de resultados, la farmacéutica destacó el aumento de ventas de su medicamento Keyruda, que creció un 21% hasta los USD 3 700 millones así como las ventas de productos veterinarios que creció otro 9% hasta los USD 1 200 millones.
Asimismo también se benefició del incremento de la demanda de su vacuna Pneumovax 23, para prevenir neumonías causadas por neumococos, en Estados Unidos, Japón y Europa debido a que muchas personas buscan evitar una enfermedad pulmonar durante la pandemia.
La farmacéutica más grande de Estados Unidos, Pfizer, ganó USD 9 022 millones hasta septiembre de este año, un 46 % menos respecto al mismo periodo de 2019, unos resultados que, según la propia compañía, «continúan reflejando los impactos comerciales reales y anticipados de la pandemia de la nueva enfermedad del coronavirus de 2019 (covid-19)».
En este sentido, la farmacéutica apuntó que los ingresos del tercer trimestre se vieron reducidos en 500 millones por la pandemia, debido en primer lugar a la reducción de la demanda de ciertos productos en China y la «interrupción desfavorable de las visitas de los pacientes en Estados Unidos, lo que afectó negativamente a la prescripción de ciertos productos».
El director ejecutivo de la farmacéutica, Albert Bourla, mostró su confianza en el futuro de la compañía insistiendo en la transformación de Pfizer hacia una compañía farmacéutica «más pequeña, más ágil y basada en la ciencia».
Los fondos mutuos son instrumentos de inversión que ofrecen atractivas ganancias. Foto: Archivo / EL COMERCIO
El juguete que marcó su infancia fue un juego de química que recibió de regalo. La pasión que despertó esta ciencia la conserva hasta hoy el ingeniero bioquímico farmacéutico Francisco Eguiguren.
Nació en Loja, pero se fue con su familia a vivir en Santo Domingo de los Tsáchilas durante la época de la migración en la década de 1960. Su periplo por esa ciudad no duró mucho y se trasladó a Quito.
Tenía 11 años y en la capital se aficionó por el programa ‘Los viajes de Jacques Cousteau’; lo que vio en televisión le llevó a interesarse por la Biología Marina y los seresvivos. Al escoger su especialidad en el Colegio Los Andes, donde se graduó, optó por químico biólogo.
Terminó sus estudios en 1986 e ingresó a la carrera de Bioquímica Farmacéutica en la Universidad Central del Ecuador (UCE). “Era justo lo que estaba buscando. Esta casa de estudios es para mí de muchísimo respeto, con más de 300 años de historia y a la que amo entrañablemente. Mis recuerdos están en los laboratorios”.
Una imagen de Francisco Eguiguren en un seminario sobre ISO en Dinant, Bélgica. Foto: cortesía
Él cree que estos eran un espacio de aprendizaje y de entretenimiento. Allí se equivocaba, descubría cosas nuevas y poco a poco se preparó para la vida profesional.
Uno de los compañeros con los que compartió y con el que mantiene una relación de amistad es Germán Cárdenas, director de Global Consulting. “Nos conocemos desde hace 30 años y desde allí pude ver su crecimiento profesional. Creo que es una de las personas que más conoce de Buenas Prácticas de Manufactura en el país en el sector farmacéutico. Es un referente a escala nacional en el sector y bastante conocido a escala regional”, comenta.
Una de las anécdotas que recuerda es cuando él era Jefe de Laboratorio y Eguiguren su practicante. Ambos aplicaron todo lo que habían estudiado y se dieron cuenta de que todos los esfuerzos que hicieron en los estudios valieron la pena y se volvieron profesionales responsables.
Esto último le permitió al ingeniero lojano no solo obtener su título sino un cargo, a mediados de los años noventa, en Grünenthal del Ecuador. Empezó en el laboratorio haciendo análisis químicos de los medicamentos y luego, tras participar en un concurso de méritos, se convirtió en gerente de Aseguramiento de Calidad, tanto a escala local como regional.
Francisco junto a su esposa Giselle Jácome en la isla de Santorini, en Grecia. Foto: cortesía
El desafío fue grande, dice, porque garantizar estándares de calidad de los productos es bastante delicado. “La industria farmacéutica es una de las más reguladas que existe. Las entidades estatales de control sanitario están vigilando permanentemente las operaciones de estas empresas. Apegarse al cumplimiento de las normativas para fabricar medicamentos requiere mucho esfuerzo y mucha disciplina”.
En la empresa multinacional, Eguiguren también fue auditor corporativo. Se trata de un proceso técnico a través del cual se audita la manufactura de principios activos de laboratorios; él lo hizo en instalaciones en China, India, Europa y América Latina.
Sus permanentes viajes le obligaron a conocer nuevas costumbres y actitudes; el choque cultural fue fuerte para él. En Italia, por ejemplo, sintió el rechazo de una empresa por tener que aceptar una auditoría hecha por alguien de América Latina, mientras que en China le parecía inadmisible que en áreas corporativas la gente escupa en los pisos. “Es un desafío manejar lo técnico y cultural sin irrespetar”, dice.
Tras 17 años de trayectoria en la compañía alemana salió y se dedicó a la consultoría en firmas de diferentes sectores, muchas de ellas vinculadas al farmacéutico. También se involucró en la cátedra en dos universidades de Quito.
Durante dos años estuvo enrolado en estas áreas. En 2014 ingresó a la farmacéutica internacional Pfizer, donde actualmente se desempaña como gerente de Aseguramiento de la Calidad.
Francisco en un encuentro en Collegeville, EE.UU, de la firma Pfizer. Foto: cortesía
Describe su experiencia en esta compañía como grandiosa por la cultura organizacional, basada en el respeto y la excelencia. El intercambio con la sociedad ecuatoriana ha sido el reto que asumió al interactuar con cámaras, entidades regulatorias, Colegio de Bioquímicos Farmacéuticos de Pichincha y convertirse en expositor.
Asegura que está devolviéndole a la sociedad lo que esta le dio y asumiendo un nuevo reto. María José Andrade, oficial de la Cadena de suministro de calidad de Pfizer, cataloga a Eguiguren como un gran líder. “No es el jefe tradicional. Siempre busca que su personal se desarrolle. No le gusta quedarse con las cosas. Enseña e impulsa a tomar decisiones. Muchas de sus enseñanzas me ayudaron en un cargo en Panamá”.
Este afán le ha llevado a pensar que en esta etapa de su vida profesional debe dedicarse a la academia y compartir conocimientos.
Datos
Actividades. Le gusta la música clásica, instrumental y new age. Considera que a través de los instrumentos se debe comunicar un estado espiritual.
Deportes. No es deportista disciplinado, pero sí le ha gustado hacer bicicleta, caminar y jugar fútbol. Es hincha de Liga.
Familia. Está casado y tiene dos hijos.
Cátedra. En la UDLA y la UCE.
Una firma que marca hitos mundiales
Redacción Quito (I) redaccion@revistalideres.ec Pfizer es una empresa farmacéutica estadounidense. La fundaron, en 1849, los primos Charles Pfizer y Charles Erhart, inmigrantes alemanes, instalados en Nueva York.
Su primer producto fue la santonina, un tratamiento para combatir cierto tipo de parásito de la familia de las lombrices. Gracias al éxito en el mercado farmacéutico de este químico, permitió que en menos de 10 años la empresa produjera otros productos y preparaciones médicas, destacando el bórax, el alcanfor y el yodo.
En 1880 comenzó a fabricar ácido cítrico, que se convierte en su producto más importante. En 1942 Pfizer fue la primera industria en producir penicilina a escala industrial y en 1950 terramicina. Este fue el primer producto que llegó al público bajo el nombre de Pfizer. En 1998 lanzó otro medicamento hito para el consumidor masculino a escala mundial.
Según la pagina web de la empresa, la multinacional desarrolla 3 000 fórmulas de medicinas con receta, productos de consumo y vacunas que llegarán a más de 175 países, incluido Ecuador (50 años), trabajando en tiempo real, con investigadores de todo el mundo a través de la creación de Centros de Innovación Terapéutica, círculos académicos y profesionales de élite en 56 plantas de manufactura en diferentes parte del planeta.
Hace una inversión promedio de USD 7 000 millones al año para la investigación y desarrollo de medicamentos seguros y eficaces enfocados en áreas terapéuticas de alto impacto científico como salud cardiovascular, sistema nervioso, tratamiento de artritis reumatoidea, vacunas y otras áreas de la medicina en el mundo.
Francisco Eguiguren es ingeniero en Bioquímica y Farmacia y ha trabajado en multinacionales del sector. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
La industria farmacéutica ecuatoriana, concentrada en un puñado de actores, crece a un ritmo pausado pero constante, con ventas de los laboratorios orientadas principalmente a abastecer los requerimientos del sector de la salud pública.
El pastel del mercado local lo comparten alrededor de 81 laboratorios farmacéuticos, pero el grueso de la fabricación y la comercialización de medicamentos hasta el 2014 estaba concentrado en cinco compañías.
El estudio ‘Industria Farmacéutica’, presentado en noviembre del 2015 por la Espae Graduate School of Management de la Escuela Politécnica del Litoral, basado a su vez en cifras del sector y entrevistas con actores del sector, señala que este movió en el año 2014 unos USD 1 300 millones. De este monto, USD 1 000 millones provinieron de ventas de medicamentos recetados por profesionales de la salud y de la venta regulada (bajo prescripción médica). El resto provino de la venta libre (sin receta), y de leches especiales.
La industria farmacéutica ecuatoriana exhibe cifras dispares sobre su desempeño en la economía del país en los últimos tres años. Mientras las ventas de los laboratorios locales en el mercado privado (lo que no se vendió al sector estatal) crecieron, al pasar de USD 164 millones en el 2012 a USD 203 millones los primeros ocho meses del 2015, su participación de mercado se redujo, del 28% al 25%, en los últimos tres años.
Aunque se trata de una industria relativamente pequeña en relación con su aporte al Producto Interno Bruto (PIB) del país y con una producción concentrada principalmente en la fabricación de medicamentos genéricos, los laboratorios no han dejado de invertir en tecnología.
Una de las inversiones más recientes la concretó la firma Acromax, uno de los laboratorios farmacéuticos más grandes del país por volumen de producción y de ingresos. En el 2014 la compañía destinó USD 4 millones en la adquisición de maquinaria, un monto que representó el 50% de los USD 8 millones que invirtió en tecnología y modernización desde el 2010. Martín Cereijo, gerente de la firma, señala que las inversiones en investigación y desarrollo son fundamentales para mantener una participación activa en el mercado farmacéutico.
Esta compañía, cuya planta se ubica en la vía a Daule, al norte de Guayaquil, reportó ventas por USD 70,2 millones en 2014, según datos de la Superintendencia de Compañías. Con las inversiones efectuadas, Acromax incrementó su producción un 28% en 2014, con relación con el 2013. Sus inversiones se relacionaron con la compra de equipos de cromatografía líquida, para el análisis de control de calidad, y la adquisición de equipos para la revisión de ampollas mediante el uso de sensores.
Para los laboratorios farmacéuticos nacionales, la venta de su producción al Estado, a través del sistema de subasta que se implementó desde el 2011, ha resultado un aliciente para buscar incrementar su producción. Lo fue al menos en la primera subasta.
La Asociación de Laboratorios Farmacéuticos Ecuatorianos (ALFE) reportó que mediante este sistema de compras el Estado se proveyó de medicamentos con componente nacional por un monto de USD 260 millones. El gremio también señala que las compras públicas representan, en promedio, entre el 30% y el 40% de las ventas totales de los laboratorios nacionales.
Laboratorios Industriales Farmacéuticos Ecuatorianos (LIFE) fue hasta el 2014 la segunda firma del sector en importancia, por el monto de ingresos. Esta logró ingresos por USD 47,4 millones, según el estudio sectorial presentado por la Espae. “Tenemos un importante rol del Estado en la adquisición de medicamentos, a través de las subastas. Allí, sin embargo, hay complejidades, porque estimar la demanda de todo lo que va a necesitar el sistema público de salud para un período de dos años es complejo”, indica María Luisa Granda, docente de la Espae y parte del grupo que elaboró el documento.
Un informe publicado en noviembre del 2015 por el Servicio Nacional de Contratación Pública explica que la subasta de medicamentos del 2011 contempló una ronda exclusiva para proveedores nacionales, pero que sin embargo en esta no se diferenció entre los proveedores que generan valor agregado nacional a sus productos y los que solamente comercializan en el país los medicamentos. “Por ello, alrededor del 60% de los productos adjudicados a proveedores ‘nacionales’ fueron de origen extranjero”, explicó.
Granda considera que la industria farmacéutica nacional tiene el reto de identificar en dónde puede lograr un valor agregado mucho mayor y explotarlo. “La industria debe mejorar en su calidad, en la implementación de procesos que le permita ser más competitiva en costos. Todavía tiene muchos desafíos”, considera.
Gonzalo Apolo, presidente de la Cámara de Industriales y Comercializadoras de Medicamentos del Ecuador, sostiene que su sector puede proveer al Estado de hasta 300 medicamentos en la segunda subasta pública, que el Estado ejecutará en febrero próximo. Para el dirigente de este sector, la industria farmacéutica nacional puede cubrir hasta el 70% de las medicinas que requiere el sistema de salud a través de la próxima subasta.
Entre enero y agosto del 2015 los laboratorios farmacéuticos vendieron 56 millones de medicamentos. Archivo LÍDERES