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  • La fauna del Ecuador es su inspiración para crear

    Redacción Quito

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    Aprender sobre la diversidad de la fauna ecuatoriana puede ser una tarea entretenida. Con Wiwitos los niños tienen la oportunidad de armar y conocer siete especies de animales que son propias de este país.

    Las figuras compuestas por dos piezas de madera, que tienen un imán incluido, representan a animales de las diferentes regiones del Ecuador. Hay cangrejos, pingüinos, pulpos, ranas, tortugas, búhos y osos de anteojos.

    Estos juguetes están dirigidos a niños menores de cinco años. Son seguros al momento de manipularlos y vienen en varios colores.

    Cada uno de estos animales tiene detalles que refieren sus características particulares comenta Aurelia León, emprendedora de Yuju y diseñadora de la colección de juguetes Wiwitos. Así los niños aprenden sobre la fauna, los colores, fortalecen la motricidad gruesa, y conocen las formas, mientras se divierten.

    La creación de estos rompecabezas surgió en el 2016 tras participar en un concurso de diseño de juguetes y aunque la propuesta de Yuju no obtuvo el primer lugar, León decidió producir esa colección de animales, porque los niños que tenían contacto con el prototipo de Wiwitos disfrutaban armando las diferentes figuras.

    Desde entonces, Yuju se dedica a crear estos juguetes para que otros pequeños jueguen también con los Wiwitos. Esta experiencia ha sido para León una aventura.

    Por ahora, el diseño, ensamblaje y venta de estos animales está a cargo, en su mayoría, de León. En este proceso colabora Judith Romero, gerenta de Microfarming Cía. Ltda. Ella le apoya con la máquina de cortes láser. Esta labor se hace al menos una vez el mes. Por ser colegas en la Comunidad de Jugueteros, el precio para Yuju se establece en función del proyecto, para optimizar los costos de inversión.

    Los Wiwitos vienen en una caja de cartón. Ahí se incluyen los siete modelos; las figuras no se venden por separado. La colección cuesta USD 25. Los pequeños, incluso, pueden mezclar las piezas para crear figuras novedosas.

    Para los niños mayores de cinco años, aparte de estos rompecabezas, Yuju incorporó sellos que forman serpientes y sapos. Cada uno de estos se encuentra compuesto de tres piezas hechas con madera y caucho. Estas permiten a los pequeños crear los animales que su creatividad permite imaginar.

    Así, por ejemplo, pueden plasmar serpientes largas, cortas, con dos cabezas y otros. Cada paquete de sellos incluye un recipiente con tinta apta para menores de edad. No es tóxica.
    Los juguetes de Yuju se venden en la Librería Rayuela, en la tienda So Handmade, a través de Facebook, en la página web www.yuju.ec, en la tienda virtual www.ashanka.ec y tiene un distribuidor autorizado en Cuenca. Además, para pedidos las personas se pueden comunicar a yuju@aurelialeon.com.

    Actualmente, León factura alrededor de USD 300 cada mes.

    Para Mónica Varea, gerenta de la Librería Rayuela, los Wiwitos han tenido una buena aceptación, porque permite que los niños puedan imaginar, crear y aprender al mismo tiempo sobre la diversidad de animales que existen en el país.
    En su tienda, por ejemplo, cuentan con una muestra para que las personas interactúen con estos rompecabezas antes de que se concrete la compra.

    Aurelia León es diseñadora industrial y está a cargo de los juguetes de Yuju. Foto: Facebook
    Aurelia León es diseñadora industrial y está a cargo de los juguetes de Yuju. Foto: Facebook
  • La fauna ecuatoriana, un negocio de peluches

    Valeria Heredia

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    Al igual que la diversidad ecuatoriana, este emprendimiento oferta una variedad de animales de peluche. No cualquier animal sino aquellos que son propios del país.

    El cóndor, el cuy y el oso de anteojos forman parte de los muñecos que se comercializan en Muyu, que tiene su base de trabajo en el valle de Los Chillos.

    Su propietaria es Pamela Arias, una joven emprendedora que levantó este negocio con USD 3 500.

    Ese monto sirvió para adquirir la materia prima: felpa, lana, hilos y otros insumos y gastos que tiene un negocio, que cumplió un año el pasado febrero.

    Levantar este negocio implicó que Arias busque un socio para que le ayude en la confección de los peluches. Durante varios días, ella buscó alternativas de artesanos en la ciudad. Así encontró a un artesano que se dedica a la elaboración de muñecos de peluche.

    Arias, quien estudió Biología, apostó por este emprendimiento porque quería que las personas aprendan a “amar lo nuestro”. De hecho, el eslogan de este negocio es “conocer y querer para proteger” a las especies ecuatorianas.

    Este emprendimiento trabaja con colecciones, es decir, lanza cerca de 150 tipos de animales como ranas, serpientes, ballenas, tortugas, monos, tigrillos y el emblemático cóndor.
    Los precios de estos productos no son costosos. Por ejemplo, una rana arborícola cuesta USD 12. Y el costo de un cóndor o una ballena oscilan entre USD 12 y USD 15.

    El peluche no es un simple ‘souvenir’ o un juguete con el que los niños pueden divertirse; además, cuentan con información sobre la especie animal. Junto a cada peluche viene una etiqueta con información sobre la especie y los peligros que enfrentan a diario.

    Precisamente ese es el ‘plus’ de este emprendimiento, que puede encontrarse en tiendas como Ashanka o, también, se pueden hacer pedidos por medio de la página de Muyu en Facebook. Allí se detallan características y precios. Además, están en provincias como Imbabura y Chimborazo.

    Una de las experiencias más grandes es la acogida con los niños, porque ellos se divierten y aprenden más sobre las especies animales y lo importante que es cuidar a los animales.
    Tiempo atrás, Gabriela Bonilla adquirió peluches para su sobrino, quien aprendió a cuidar a animales como el cuy, el cóndor, la tortuga y otros. “Lo bueno es que aprendió a cuidar a los animales por medio de los peluches. Ahora es un protector de animales”.

    Para ella, la compra de este tipo de productos es positiva porque es una forma de educar a los niños sobre la fauna que existe en el país.

    En esto coincide Andrea Sanabria, quien es madre y una protectora de los animales. Para ella, este tipo de emprendimientos son interesantes porque representan la identidad del país.
    No son peluches mágicos ni poco realistas, explica la joven, por lo que tienen un impacto mayor en los niños y en los adultos.

    Pamela Arias levantó su emprendimiento de elaboración de peluches con una inversión de  USD 3 500. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Pamela Arias levantó su emprendimiento de elaboración de peluches con una inversión de USD 3 500. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Figuras de la fauna nacional sirven de artículo didáctico

    Redacción Quito

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    Tortugas galápagos, fragatas, piqueros son algunas de las figuras de papel reciclado, con animales endémicos del Ecuador, que comercializa Anima Papel Reciclado. Este es un emprendimiento que Alexandra Moya, Guido Chávez y Edwin Cabrera pusieron en marcha hace tres años. A su producto lo definen como un juguete para el aprendizaje.

    “Desde hace 11 años venimos trabajando con papel reciclado, pero la idea del negocio surgió en el 2007. La gente nos iba pidiendo cosas y finalmente comenzamos a vender un set didáctico de figuras para pintar. Viene con un folleto ilustrativo que le indica al niño como pintar y una historia sobre los animales”, dijo Moya.

    Los empresarios se involucraron en este tema debido a que Chávez, que es ilustrador, estaba dedicado a un tema sobre animales en peligro de extinción, cosa que llamó la atención de Moya. La idea es que la ciudadanía, a través de los niños, conociera la fauna.

    La primera colección que sacó la firma fue la de dinosaurios, que incluye dos especies cuyos restos se encontraron en Ecuador: el mamut y el tigre dientes de sable.

    La inversión inicial para desarrollar el proyecto fue de USD  15 000. La producción de las figuras se hace a través de moldes y un proceso de secado que toma entre un día y una semana, dependiendo del tamaño de la figura.

    Sin embargo, Anima cuenta con su parte ecológica. Por ello todo el papel que usa es reciclado. Los emprendedores lo recolectan y también reciben donaciones de los vecinos del barrio de El Placer, en el centro de Quito, donde se encuentra el taller.

    El producto final consiste en cajas con un animal grande, témperas para colorear y el folleto. “Les damos los colores básicos. En el texto se hallan las instrucciones para que los niños aprendan a crear los colores en base a las mezclas y puedan pintar sus figuras”.

    También, constan las cajas pequeñas que traen las figuras, los stickers y la descripción. Más adelante prevén sacar un cuaderno de actividades para los niños que contenga diferentes paisajes.

    Esto entusiasma a niños como Alejandro Méndez, de 10 años. “Me parece super chévere pintar los animales. Así uno se entretiene, principalmente en esta temporada de vacaciones”.
    La caja grande tiene un costo de USD 20 y la pequeña de 10. Cuando es por menor cuesta entre USD 15 y 8, respectivamente.

    Cuando arrancó el negocio este producía de 50 a 70 cajas al mes, pero ahora elabora entre 200 y 300. Moya explica que hasta el momento cuentan con dos colecciones: Gigantes del Pasado y Galápagos, sin embargo, están sacando la de animales de Costa, Sierra y Amazonía del Ecuador.

    Con la colección de animales de las ‘Islas Encantadas’ ganaron el primer lugar del segundo testing lab del 2016, organizado por ConQuito, vinculado a música, juguetes y entretenimiento.

    Daniela Paredes, técnica de emprendimiento e innovación de la entidad municipal, explica que como parte del concurso, los emprendimientos se mostraron en Quicentro Sur y luego se realizó un proceso de selección que determinó que Anima Papel Reciclado cumplía con los criterios de evaluación entre los que están visión de negocio, propuesta de valor, tamaño de mercado, potencial de implementación y diseño de imagen. Entre los incentivos para el emprendimiento están asesoría, promoción en medios del ente, la posibilidad de mostrarse en una isla de Quicentro Sur de manera temporal, etc.

    Moya destaca la oportunidad que le dieron y señaló que su crecimiento ha sido con mucho esfuerzo. El primer año este negocio facturó USD 4 000, mientras que en el 2015 fueron USD 32 000.

    La producción de este negocio también cuenta con figuras vinculadas a las tradiciones de Quito como la Virgen alada de Legarda, los cucuruchos, entre otros.

    Alexandra Moya es una de las responsables de las figuras que elabora Anima Papel Reciclado, en Quito. Foto: Archivo / LÍDERES
    Alexandra Moya es una de las responsables de las figuras que elabora Anima Papel Reciclado, en Quito. Foto: Archivo / LÍDERES
  • Una iniciativa captura la fauna y la flora en su lente

    Redacción Cuenca

    En el humedal El Pantanal (Brasil), un jaguar rueda y juega en la selva como si fuera un gato doméstico, y dos nutrias gigantes se besan en el río.

    En Katmai (Alaska), un oso pardo –de 2,5 metros-, se rasca con ternura. Estas imágenes no son de revistas internacionales, sino que fueron captadas por el lente del cuencano Pablo Jaramillo.

    Él ha acumulado en los últimos 12 años más de 500 fotografías seleccionadas de animales salvajes, paisajes, aves y detalles de la naturaleza (como el polen, flores, hojas…), por lo que en julio pasado abrió la galería Fotografía en Estado Puro en el centro de Cuenca, con la que factura cerca de USD 3 000 al mes.

    Este emprendimiento tiene dos objetivos. El primero es solventar la actividad fotográfica que requiere equipos costosos (cámaras, lentes, flash, tarjetas de memoria, etc.). También, viajar en el país o fuera de él, para obtener las imágenes que se exhiben en la galería. El segundo objetivo es transmitir un mensaje, a través de sus fotografías, de la riqueza de la fauna y la flora, y evitar así que estas se sigan destruyendo.

    Cuando Jaramillo habla de cada fotografía, se transporta al lugar en donde la tomó y recuerda cada detalle, como el tamaño del animal, el tiempo que dedicó para fotografiarlo, las condiciones del clima en ese momento, etc.

    Esa pasión por su trabajo es lo que transmite en su emprendimiento, en el que invirtió USD 15 000, para abrir el local, para el cual contrató a una persona que se encargue de administrarlo.

    Los viajes cuestan entre USD 1 000 y USD 10 000, según el destino; a eso se suman los costos de los equipos, que elevan aún más el presupuesto destinado para cada proyecto. Al inicio, este local facturaba cerca de USD 1 500 al mes.

    Este amante de la naturaleza viaja dos veces al año, entre una y dos semanas, para añadir material a su galería.

    Además de la variedad de la oferta, los clientes reconocen el servicio. Diego Carvallo, por ejemplo, adquirió en noviembre pasado una fotografía de 60 por 40 centímetros de un pájaro carpintero. Él destaca la calidad del trabajo de Jaramillo, la puntualidad en la entrega y el valor agregado, ya que le entregaron la imagen enmarcada en un vidrio translucido. “Parece una pintura por la precisión de cada detalle, como las plumas y el pico”, comenta.

    Una satisfacción similar la expresa Édgar Rodas, quien adquirió una fotografía hace dos semanas. Para él, la conexión del artista con la naturaleza “es admirable”, y eso se refleja en las imágenes que expone en el local Fotografía en Estado Puro. En el sitio se mantiene la actual colaboradora, que atiende al público. Jaramillo no se detiene a la hora de mostrar sus fotos y preparar nuevos proyectos.