Etiqueta: fideos

  • Un gigante del sector alimenticio

    Priscilla Alvarado

    (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Uno de los productos infaltables en la gastronomía local proviene de Industrias Oriental: la salsa china de soya. Este producto con un toque ácido y de color negro intensifica el sabor de cualquier receta y se ha convertido en un elemento infaltable en la alacena del ecuatoriano.

    En 1975, gracias a la visión de Wilson León Lee, esta salsa de origen chino llegó al país y fue el impulso para la creación de lo que ahora es Oriental Industria Alimenticia.

    El líder de la compañía observó,en ese entonces, que muchos chifas de Guayaquil y Quevedo utilizaban la salsa dentro de sus preparaciones. Por lo que decidió empezar a elaborarlo y de esta manera generar ingresos durante su estancia en Ecuador.

    León Lee, quien migró desde Heshan, una pequeña ciudad de China, inició con la preparación del producto de forma artesanal con la habilitación de tanques de fermentación de soya en un espacio de la Hacienda San José, en la ciudad de Quevedo.

    En sus inicios, el ahora empresario envasaba manualmente la soya en galones, luego les pegaba sus etiquetas de color amarillo, negro y rojo y, a través de un triciclo, se movilizaba a las terminales de buses para distribuir su producto en Quevedo o en algunas provincias aledañas.

    Este fue el producto inicial y es, hasta el momento, uno de los más populares de la firma. Tiempo después incorporó pasta de soya, salsa de ají y, cinco años más tarde, su línea de fideos precocidos. Actualmente, la firma cuenta con más de 90 ítems, divididos en cuatro grupos de productos.

    En la categoría de fideos y pastas se incluye al fideo chino oriental, sopita criolla y rapidito. En la línea de salsas y aderezos están las salsas de ají, soya, ostras y sazonadores. En harinas encontramos a las leches de soya en polvo y harina de plátano y por último en la familia de bebidas están las infusiones y bebidas de soya.

    En esta última división, la firma incursionó en el 2001 cuando inauguró la planta Borama, ubicada en La Maná, provincia de Cotopaxi.

    En Oriental trabajan personas a las que les faltan extremidades. Ellos trabajan en el etiquetado y empacado de productos.
    En Oriental trabajan personas a las que les faltan extremidades. Ellos trabajan en el etiquetado y empacado de productos.

    Este centro está especializado en la elaboración de bebidas. Además, toma agua de la vertiente y produce su línea de agua alcalina La Maná.

    La planta Estambul, ubicada en la vía a El Empalme, fue inaugurada en el 2016. Allí se producen fideos, salsas y harinas. Arturo Palacios, gerente de la planta, señala que la visión de León Lee ha permitido que los productos se exporten a 12 países: Perú, Venezuela, Colombia, Bolivia, Uruguay, China, EE.UU., Turquía y España.

    La compañía se posicionó en el mercado local con su frase: ‘La tradición del buen comer’ y con esa misma frase incursionó con éxito en otros mercados. El 3% de su producción ya se comercializa en otros países.

    Un factor ha sido clave para posicionarse como líder: la parte humana, según cuenta el gerente. Dentro de su nómina de trabajadores tiene a 17 personas con discapacidad física que realizan labores de etiquetado y empacado. Otro punto clave es la materia prima que proviene de productores de Los Ríos. “De esta manera da trabajo a gente del agro”.

    Además, el pensamiento de León Lee es mantener la forma artesanal de elaborar sus productos para garantizar la calidad. Por esta razón, más del 50% de su producción se realiza sin maquinarias.

    Alberto Andrade es el supervisor del área de fermentación de soya. El hombre, que ha trabajado por 35 años con la firma, cuenta que desde sus inicios la industria quiso mantenerse de forma artesanal. “Las técnicas ancestrales de preparación de las salsas no requieren de tecnificación”, contó.

    Y este principio los ha llevado a recibir varios reconocimientos. Entre 2018 y 2019 el International Taste Institute of Brussels le otorgó 10 reconocimientos por sabor.

    El economarket El Bolivariano lleva ocho años trabajando con los productos Oriental. Su propietario, Gonzalo Toro, afirma que la calidad y el precio son factores que vuelven a la marca una de las preferidas por los consumidores. En el 2018, El Bolivariano vendió 350 salsas de ají y de soya.

    Así mismo, Rosario Valle ha utilizado la salsa china por más 10 años en su restaurante Tinajitas. “La uso y usaré por 20 años más”.

    La historia de Wilson León Lee y de los inicios de Oriental está contada en el libro ‘Haciendo posible, lo imposible’. Las 138 páginas recogen las vivencias del asiático y los logros dentro de la industria alimentaria.

    Las cifras

    12 países reciben los productos de la industria. EE.UU., Chile e Italia son algunos de ellos.

    7 certificaciones ha recibido por gestión de calidad en sus alimentos.

    10 reconocimientos recibió de parte del International Taste Institute Brussels entre 2018 y 2019.

    762 empleados reúnen las plantas Estambul (Quevedo) y Borama (Cotopaxi).

    40 000 puntos de venta están repartidos en todo el país.

    Presidente

    Wilson León Lee

    “Para mantenernos en el mercado, estamos atentos de cómo evoluciona el sector de alimentos y bebidas. Nos preocupamos por superar las expectativas de los consumidores con la creación de productos novedosos. Por esta razón, desde la oficina, mensualmente salen ideas del equipo de trabajo que luego se plasman en ítems que se colocan en percha y que ganan popularidad entre los ecuatorianos”.

    En la Planta Estambul, ubicada en Quevedo, se elaboran los fideos como el conocido ‘Rapidito’ y la conocida ‘Salsa china de soya’. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
    En la Planta Estambul, ubicada en Quevedo, se elaboran los fideos como el conocido ‘Rapidito’ y la conocida ‘Salsa china de soya’. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
  • Una pyme ‘Al dente’ gana mercado en el país

    Redacción Quito

    Arnaldo Grani es italiano y conoce bien el sabor de la pasta fresca al huevo, un producto difícil de encontrar en el Ecuador por su limitada oferta. Esto impulsó a este empresario a fundar Grani & Torri, un negocio que fabrica raviolis, tortellinis, fetuccinis, casarecce… con rellenos de ricotta, espinaca, zapallo, hongos, alcachofa, carne y hasta cuatro tipos de quesos.

    Este emprendimiento comenzó a inicios del 2012. Grani viajaba con frecuencia a Italia y, en mayo de ese año, tuvo la idea de producir su propia pasta con toque italiano, pero fabricada en Ecuador.

    Lo primero que hizo fue buscar accionistas y se asoció con Andrés Hedian, Antonella Torri y José Yépez. De inmediato, viajó a Módena y Bologna, al norte de Italia, para conocer los procesos productivos en factorías de pasta y contactar a las proveedoras de maquinaria.

    «Tenía previsto hacer una inversión inicial de unos USD 250 000, pero con los trámites para los permisos de funcionamiento, la importación de maquinaria y adecuación de la planta invertimos cerca de USD 400 000», recuerda.

    Ese monto incluyó los gastos de adecuación del sistema eléctrico de la planta, un laboratorio y la maquinaria. «El 70% de la maquinaria es importada de Italia. El otro 30% -frigoríficos y cuartos fríos- los compramos en Ecuador», dice.

    La maquinaria llegó en mayo de este año y ese mismo mes la firma comenzó con la producción. Todas las pastas Grani contienen un 23% de huevo, que es el estándar máximo al que llegan los productores de pasta italiana, explica este emprendedor. Además, dice, no contiene colorantes, ni conservantes.

    La oferta de este tipo de productos en el mercado ecuatoriano es limitada, explica Grani, pues su consumo es inmediato. La pasta artesanal que hoy se fabrica en el país no puede conservarse más de dos días, a menos que se congele, «y eso mata la pasta, le resta sabor y daña su textura».

    A diferencia de estas pastas, el producto que se fabrica en este negocio, puede permanecer refrigerada hasta 40 días, sin tener que consumirla en pocos días o tener que congelarla.

    Para comercializar el producto, explica Andrés Hedian, jefe de Ventas de Grani, buscaron mercado en hoteles, restaurantes, cafeterías y empresas de catering. También, comenta, ofertaron sus productos a través de distribuidores autorizados en Quito y Cuenca.

    Otro punto de comercialización y acercamiento al consumidor es a través de eventos en restaurantes y delicatesen, en los que se degusta la pasta con las salsas de su elección.

    Hedian cuenta que uno de los principales problemas con los que se encontraron fue la de obtener los permisos sanitarios, y no por cumplir con los requisitos exigidos, sino por el tiempo que demoran los trámites. «Nuestro producto e instalaciones fueron sometidas y aprobadas en todas las pruebas bacteriológicas reglamentarias y las supervisiones del Ministerio de Salud, por lo que el Registro Sanitario está en proceso de aprobación y eso nos permite comercializar el producto en hoteles, restaurantes, empresas de catering… pero no en las tiendas de consumo masivo».

    Aun así, la firma ya cuenta con una cartera de clientes continua que prefiere sus productos por la calidad y el sabor.

    El restaurante Chez Jérôme, por ejemplo, utiliza los productos de Grani, porque prefiere la pasta fresca en sus platos. Así lo asegura Leandro Escudero, del Departamento de Ventas: «Sus productos son buenos, sobre todo los raviolis que los pedimos con frecuencia».

    Asimismo, Cristian Webster, distribuye los productos Grani en Cuenca y el sur del país. Él asegura que los fettuccinis y raviolis tienen un gran demanda, entre los consumidores de esa zona.

    «El sabor del canelloni relleno de zapallo es original y muy bueno. Acá hay restaurantes de comida italiana que prefieren la línea Grani, porque se trata de pasta fresca. Su calidad y sabor es mejor».