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  • La tecnología innova el ordeñado de esta finca

    Agencia EFE

    En San Pedro de los Milagros, uno de los municipios más lecheros de Colombia, Delio de Jesús Arboleda ha desarrollado un vínculo especial con las vacas de su finca La Campiña, donde consiguió hacer del ordeño un arte e innovar con la tecnología.

    En la madrugada tiene el primer contacto con el rebaño, al que solo le basta su presencia para iniciar un desfile organizado hacia la zona en la que empezará la recolección de los primeros litros de su afamada leche.

    “No todos, aunque tengan el conocimiento, sacan leche de buena calidad porque no tienen ese espíritu ni cariño por los animales”, cuenta Arboleda, que compró con 12 años su primera vaca y ahora, tras más de cinco décadas, representa a una generación importante de la aldea conocida como ‘Pantanillo’.

    “Desde esa edad, las ganas de progresar y gusto por la ganadería se fue metiendo”, añade el campesino mientras recorre la finca.

    La tranquilidad que le transmite a su ganado le ha permitido no solo mantenerlo “aliviado”, sino lograr elevar las características de los litros que le compra una importante compañía del sector lechero y cárnico. “Es que las vaquitas son especiales; se tensionan si no las manejan bien y se poner ariscas”.

    Su día empieza siempre a las cuatro de la madrugada, incluidos los domingos, con el ordeño de 16 vacas (holstein y jersey) que le proveen de más de 220 litros diarios tras cumplir un protocolo estricto que permitió que La Campiña se convirtiera en una de las primeras fincas pequeñas de Colombia certificadas en buenas prácticas ganaderas.

    Pero a ese “amor por sacar leche”, reflejado en un trabajo metódico, correcta higiene, ganado sano y el acompañamiento permanente de un médico veterinario, le sumó la aplicación de la tecnología, una decisión que lo llevó a dar un salto de calidad, una vez conoció lo beneficios a través de capacitaciones con la Corporación Interactuar.

    La llegada de expertos al Municipio, que no solo le enseñaron de valor agregado y tecnificación, le mostró que “después de viejo se puede progresar”, pues se convirtió en el primer ganadero de su caserío en adquirir un tanque de enfriamiento para garantizar la conservación de las bondades de su leche.

    “Si uno tiene leche de buena calidad, siempre le pagan mejor”, reflexionó el ganadero, al que un diagnóstico médico le dio un empujón final para elevar la operación: “no podía seguir ordeñando, la mano se me estaba entiesando”, dice Arboleda.

    Ahí, apostó por una máquina de ordeño que lo volvió más productivo, bajó los tiempos de recogida y le significó menos enfermedades para su ganado, además de mejorar su salud.

    “Esa tecnología me cambió la vida”, recuerda mientras se alista para el ordeño de la tarde, que lo abrió con su vaca Lavanda y lo terminó con Tortolita, en un proceso que tardó una hora entre las verdes montañas de San Pedro de los Milagros, al que trajo su revolución tecnológica.
    A partir de ese momento, según relató el pionero en esa evolución, sus vecinos empezaron a cambiar y ahora “solo el 20% ordeña de forma manual”.

    “En este momento hay ocho manos ordeñando”, destacó mientras su máquina operaba y el sonido de la succión se replicaba en las fincas aledañas, donde también cumple la cita con el ganado a las tres de la tarde.

    Hernando David Camargo, zootecnista y consultor del programa Método Base de Aceleración agroempresarial en Interactuar, destaca el trabajo que se cumple en La Campiña explica que el seguir una “secuencia” permite que el producto final sea “inocuo”.

    “No maltratar a los animales y seguir una rutina es importante”, precisó el experto, quien añade que no pueden ser descuidados aspectos como “la desinfección, el ordeño higiénico y sellado de los pezones para evitar entrada de bacterias”.

    Según Camargo, en San Pedro de los Milagros, un municipio ubicado en el departamento de Antioquia, consiguió consolidarse como un municipio de “lechería especializada” al manejar razas de “muy alta genética adaptadas a la zona”, contar un terreno con ciertas pendientes y, además, manejar pastos de alta producción y fertilizados.

    “Acá se hacen dos ordeños en el día, un control de todas las enfermedades y un manejo óptimo en el que los animales están tranquilos y pueden expresar toda su productividad”, concluye este zootecnista especialista en alimentos.

    Un trabajador instala un sistema de ordeño mecánico en la finca La Campiña, ubicada en San Pedro de los Milagros, uno de los municipios más lecheros de Colombia. Fotos: luis Eduardo Noriega / EFE
    Un trabajador instala un sistema de ordeño mecánico en la finca La Campiña, ubicada en San Pedro de los Milagros, uno de los municipios más lecheros de Colombia. Fotos: luis Eduardo Noriega / EFE
  • Los aceites esenciales emergen de esta finca

    Washington Paspuel

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    Una interminable hilera de plantas aromáticas flanquea el camino de tierra que conduce a la finca de 400 hectáreas (ha), que la multinacional Young Living mantiene en Chongoncito, un sitio de la comuna Chongón, del cantón Guayaquil.

    La firma estadounidense, especializada en la comercialización de aceites esenciales y suplementos nutricionales naturales, es la propietaria de este predio, que desde el 2009 produce parte de la materia prima para los productos de la multinacional.

    Conseguir los aceites esenciales requiere de un proceso en el que, según la firma, no se utilizan productos químicos.

    “Nuestra filosofía es de la semilla al sello, o sea que abarcamos todo el proceso, desde la siembra hasta que se le pone el sello a la botella”, asegura Nicolás Chong, administrador de la hacienda.

    La extensa finca produjo alrededor de 6 toneladas de aceites esenciales en el 2014; y tres más en lo que va del 2015. Toda esa materia prima se envía a Estados Unidos, a la sede de la firma, y parte del producto regresa embotellado para su distribución en Ecuador, desde una oficina central ubicada en la ciudadela Urdesa, en el norte de Guayaquil. Los productos se comercializan bajo la modalidad de ‘network market’. “En Ecuador se distribuyen entre 20 y 25 tipos diferentes de aceites esenciales. El modelo de negocio es a través de distribuidores afiliados, que compran el producto para consumirlo y venderlo”, indica Chong.

    La plantación ubicada en Chongoncito produce su propio abono orgánico, que se obtiene mediante la lombricultura. Juan Cárdenas, a cargo de la producción del fertilizante, indica que el compostaje se prepara durante dos meses y luego se lo traslada a seis camas, en donde las lombrices proceden al proceso de descomponer del material hasta que este se convierte en el humus que abonará las plantas de la finca.

    Allí se preparan alrededor de 25 toneladas de humus al mes. Junto al área de producción de abono se ubican los semilleros, donde se hacen pruebas para determinar la adaptabilidad de las plantas.

    En esta finca se cultivan orégano, oreganón, menta, romero, dorado azul, ocotea (también llamada falsa canela), ilán ilán, eucalipto, mastrante y otras hierbas, cuyas esencias se usan puras o en ‘blends’ o mezclas.

    “La esencia de la planta de ocotea la usan personas diabéticas, porque ayuda a regular los niveles de glucosa. Pero también es parte de un ‘blend’, para controlar el apetito”, menciona Chong.

    La firma estadounidense adquirió la finca tras un análisis de su ubicación, que la consideró estratégica debido a su cercanía con Guayaquil y a sus vías de acceso.

    Solo la mitad de las 400 ha del predio están ocupadas por cultivos y la planta de destilación.
    Eugenio Caruajulca, jefe de Destilería, explica que para obtener el aceite esencial, la hierba es tratada con vapor. Según la especie, previamente triturada, se coloca directamente en tres enormes ollas o calderos de 5 toneladas de capacidad cada una. El vapor que tiene contacto con la planta disuelve dentro de la olla los compuestos aromáticos.

    Este proceso tiene diferentes tiempos. Para el caso de la planta de ocotea, por ejemplo, el proceso demora entre 10 y 12 horas.

    El vapor pasa luego a un condensador y, posteriormente, se separa el agua del aceite esencial, que será sometido finalmente a un análisis de laboratorio y a un proceso de calidad, antes de ser enviado a Estados Unidos.

    Chong señala que Young Living tiene plantas de destilación ubicadas estratégicamente en diferentes partes del mundo, según cómo se adaptan las variedades de plantas. “Por ejemplo, el ilán ilán -que no es una planta originaria de esta región- aquí ha tenido una buena adaptación y ahora tenemos 30 hectáreas sembradas”.

    La multinacional planea seguir creciendo en el país e invirtiendo en la finca ubicada en Chongoncito. Este año adquirió un tractor para agilitar la cosecha de ciertas especies, cuyo manejo requiere de mayor cuidado.

    Detalles

    Desde el 2007. Ese año la multinacional adquirió la finca.
    La instalación de la infraestructura de destilación duró un año más y desde el 2009 empezó la producción de los aceites esenciales y su envío a EE.UU.

    El personal. La finca ocupa la mano de obra de 80 personas, que se encargan desde la siembra hasta el proceso de destilación. En ninguno de los procesos se utilizan productos químicos.

    Los productos. Young Living tiene más de 100 tipos de aceites que se venden en todo el mundo, además de las mezclas o ‘blends’.

    Nicolás Chong administra esta finca de 400ha,donde se siembran especies aromáticas para obtener esencias. Foto: Mario Faustos / LÍDERES.
    Nicolás Chong administra esta finca de 400ha,donde se siembran especies aromáticas para obtener esencias. Foto: Mario Faustos / LÍDERES.