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  • El ‘boca a boca’ permitió a ‘Cake Stop’ facturar hasta USD 3000 mensuales

    Diana Chamorro

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    Hace al menos dos años surgió entre los capitalinos una ‘fiebre’ por aquellos postres llenos de color y sabor. La original decoración de los cupcakes hizo que se convirtieran en el postre favorito de muchas personas, especialmente de quienes disfrutan de la comida dulce.

    María Gabriela Maldonado, chef pastelera y propietaria de ‘Cake Stop’, decidió innovar el mercado de los pastelillos a través de la creación de nuevas recetas con sal que deleiten el paladar de quienes buscan nuevos sabores.

    Para esto, Maldonado elaboró unos postres a base de una masa de queso, acompañados de rellenos poco usuales, como pollo con champiñones, carne con barbecue; boloñesa con peperoni; tocino con queso y jamón con queso. La opción vegetariana es un pastelillo hecho con tomate seco, champiñones y queso. Todos van acompañados de una salsa especial.

    Gabriela Maldonado elaboró unos postres a base de una masa de queso, acompañados de rellenos poco usuales. Foto: Diana Chamorro/ LÍDERES.
    Gabriela Maldonado elaboró unos postres a base de una masa de queso, acompañados de rellenos poco usuales. Foto: Diana Chamorro/ LÍDERES.

    Además de elaborar postres de sal, en Cake Stop también se ofrece una amplia gama de productos de cafetería y pastelería, por lo que los tradicionales cupcakes de dulce no pueden faltar. Maldonado contó que los más demandados son los de higo, maracuyá, uvilla, mora, naranja, vainilla, chocolate y el especial de chocomenta. El precio de cada magdalena es de 2.50. También hay la opción de personalizar cada cupcake por un costo de USD 5,50. Esta tienda ofrece el servicio a domicilio a cualquier zona de Quito.

    ‘Cake Stop’ surgió como un emprendimiento de Gabriela Maldonado. La idea se le vino a la mente cuando viajó hace tres años a Estados Unidos y se ‘enamoró’ de los famosos pastelitos americanos. “Era algo que decía tengo que tener un negocio de esos en Ecuador”, comentó Maldonado.

    Maldonado entró a la escuela de cocina ‘Culinary Arts School’ en Quito y allí fue donde le enseñaron los principios en pastelería.

    Los primero que Maldonado adquirió fue el molde para dar forma a los cupcakes. También compró cosas pequeñas como reglas, estiletes, cuchillos, taburetes, entre otros. Ella contó que un día tuvo la oportunidad de viajar a Estados Unidos para adquirir una batidora industrial y algunas cosas que en Ecuador resultaban muy costosas.

    Esta emprendedora inició con una oficina en su propia casa. No realizó estudios de mercado, sólo fue cuestión de iniciativa y positivismo, relató Maldonado. Lo que ella quería era un negocio a modo de taller y no de venta directa, pues el costo del alquiler de un local le resultaba poco conveniente.

    Luego de trabajar durante cinco meses, la chef pudo adquirir un horno eléctrico y una cafetera. Según indicó Maldonado, la inversión inicial de su negocio alcanzaría los USD 10 000.

    Sus primeros clientes fueron sus familiares y amigos y así fue como, poco a poco, ‘Cake Stop’ fue ganando fama. Maldonado detalló que la publicidad ‘boca a boca’ fue su mejor aliada.

    Un año y medio después, Gabriela Maldonado adquirió un local en la Valladolid y Madrid, en el sector de La Floresta. Para ubicarse allí, Maldonado no realizó un estudio de mercado previo. De hecho, llegó a este sitio gracias a la ayuda de su suegra, que fue quien le cedió el local.

    Maldonado realizó varios arreglos al nuevo establecimiento y adquiró más herramientas de trabajo. Ella estima que en estos ajustes ha invertido alrededor de USD 30 000. Esa inversión se puede ver reflejada en los USD 3000 mensuales, en promedio, que factura esta tienda. Maldonado comentó que ese valor varía de acuerdo a la temporada del año. Como todo negocio, hay meses altos y otros bajos, señaló Maldonado.

    Para ella, establecer su propia empresa fue muy duro. “Uno sacrifica tiempo en familia y de estar con los amigos para poder estar en el negocio«, indicó la chef. Además dijo que algún día espera abrir sucursales a nivel nacional.

    La original decoración de los cupcakes hizo que se convirtieran en el postre favorito de muchas personas, especialmente de quienes disfrutan de la comida dulce. Foto: Diana Chamorro/ LÍDERES.
    La original decoración de los cupcakes hizo que se convirtieran en el postre favorito de muchas personas, especialmente de quienes disfrutan de la comida dulce. Foto: Diana Chamorro/ LÍDERES.
  • Los objetos de colección tienen su propia vitrina en la Floresta

    redacción quito

    Cuando Silvia Vimos paseaba por Brooklyn (EE.UU.) -en sus vacaciones en el 2010- se encontró con tiendas de objetos usados. Sitios acogedores en los que se vendían cómics de segunda mano, ropa, discos y bisutería.

    A esta artista plástica, graduada en la Universidad Central, le llamó tanto la atención este tipo de negocios que quiso implementar la idea en el país.

    Pero no fue hasta junio de este año que pudo hacer realidad su proyecto. Hace tres meses inauguró en el sector de La Floresta (centro-norte de Quito), el bazar denominado La Caprichosa.

    Con una inversión de USD 3 500, que obtuvo de sus ahorros, implementó y decoró el local tras dos meses de trabajo. Pero a la idea de comercializar objetos usados se juntó a la propuesta de comercializar las creaciones de artistas y diseñadores locales.

    Por ello, La Caprichosa oferta bolsos de cuero sintético, ropa, bisutería, jarros, artesanías, cuadros, entre otros objetos, que son elaborados por jóvenes diseñadores quiteños.

    Pero esta tienda no solo se dedica a la venta de objetos, también realiza eventos y encuentros para sus clientes. Por ejemplo, los miércoles en la noche los visitantes pueden disfrutar de actos de magia, mientras que los jueves, de relatos de cuentos para niños.

    María Belén Durán es la propietaria de Retromagneto, un emprendimiento que fabrica imanes decorativos para refrigeradoras y muebles. Esta marca es una de las proveedoras de La Caprichosa desde que comenzó sus ventas.

    Durán cuenta que la tienda es una buena alternativa para que los jóvenes que elaboran artesanías muestren sus creaciones. Al mes, Retromagneto le entrega unos USD 100 en productos.

    Desde su apertura, La Caprichosa tiene una facturación mensual que oscila entre los USD 1 500 y 2 000.

    Andrea González, comunicadora social, cuenta que compró unos adornos para interruptores de luz y un cuadro. Ella destaca la variedad de productos y la atención al cliente. «Silvia nos da buenas recomendaciones de qué llevarnos».

    Mientras que Henar Diez, arquitecta, es otra de las clientas del bazar. Ella señala que en la tienda existe mucha variedad de productos pero lo que más le atrae del lugar son las nuevas propuestas de jóvenes diseñadores que puede encontrar.

    La mercadería

    Objetos usados. En la tienda se pueden encontrar libros usados y cómics de diferentes autores.

    Artesanía y ropa. Ropa para hombre y mujer, bisutería, adornos, cuadros y más.