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  • La formación de nuevas habilidades será fundamental

    María Vanessa Silva

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    Cómo lograr la recuperación económica en medio de la crisis más dura que ha experimentado el país, es el mayor desafío de las empresas. Salir a flote requiere no solo de decisiones acertadas de los directivos, sino también de la actuación de la fuerza laboral.

    La participación de los trabajadores trasciende del cumplimiento de las normas de bioseguridad, para evitar el contagio de la covid-19. La resiliencia ante nuevos escenarios es fundamental, describen expertos consultados.

    “Definitivamente estamos frente a un entorno diferente para el empleo. El mundo en el que trabajábamos anteriormente se fue. Por lo tanto, tendremos que desaprender para aprender nuevas habilidades”, comenta Grecia Logroño, especialista en talento humano.

    Logroño anota como fundamentales el desarrollo de habilidades digitales y socioemocionales (creatividad, resiliencia) y trabajo en equipo remoto, debido al incremento exponencial de la cantidad de personas interactuando en entornos virtuales.

    El abrupto cambio hacia el teletrabajo, debido a la pandemia, es una muestra del reto que implica la situación actual tanto para empleados como empleadores. Según datos del Ministerio de Trabajo, hasta el pasado 1 de julio en el país había 411 688 teletrabajadores en el sector privado.

    El aprendizaje y dominio de medios telemáticos se convirtió en una necesidad que es cubierta mediante capacitaciones promovidas por las empresas y por iniciativa propia de los trabajadores.

    Xavier Sisa, director jurídico de la Cámara de Industrias y Producción (CIP), describe que se pasó de un temor casi generalizado a adoptar los mecanismos de trabajo por medios electrónicos, “a que se convierta esta en una forma diaria y eficaz de mantener nuestras actividades laborales y de comunicarnos con los demás miembros de la empresa”.

    Uno de los estilos más fuertes actualmente es el ‘reskilling’, es decir, enseñar a las personas cosas nuevas para que puedan realizar nuevas tareas, dice Roberto Estrada, socio de Deloitte Consulting.

    Si las personas se mantienen aprendiendo siempre encontrarán mejores oportunidades y podrán contribuir de mejor forma a su empresa. Los temas prioritarios son gestión del cambio, liderazgo y sus nuevos desafíos; cultura organizacional, técnicas para ser productivo en teletrabajo, transformación digital y además todos los aspectos técnicos inherentes al cargo, dice Estrada.

    El ‘reskilling’ es la cuarta tendencia en talento humano más importante para los negocios en Ecuador, según un estudio reciente de Deloitte. El mismo informe revela que el 64% de los encuestados considera estar “preparados” o “muy preparados” al respecto.

    La capacitación del personal, aciertan los expertos, siempre ha sido pieza clave para el crecimiento de las empresas. Invertir en esta área ahora cobra más relevancia.

    Otra rama de formación potente frente a la transformación provocada por la pandemia es el ‘upskilling’. A diferencia del ‘reskilling’, se trata de aprender nuevos conocimientos o habilidades relacionadas con la misma área de trabajo que se desempeña.

    Un artículo de la revista Forbes Colombia (2 de junio del 2020), cita un estudio de Linkedin el cual reporta que este año el 51% de las compañías a nivel global tienen previsto implementar un programa de ‘upskilling’ en el interior de sus organizaciones; el 47% hará lo propio con uno de ‘reskilling’.

    Forbes Colombia también recoge una investigación del Boston Consulting Group en donde se concluye que el 86% de la fuerza laboral en Latinoamérica tiene interés en hacer ‘reskilling’, para tener un nuevo empleo. “Sin duda, esto abre la puerta a grandes cambios en los departamentos de RR.HH.”, describe la revista.

    Los expertos reflexionan que todos estos aspectos deben estar ligados con una organización coherente de los equipos de trabajo y entablar canales de comunicación efectiva, entre otros, con el fin de lograr objetivos comunes.

    51 % de compañías en la región tienen previsto impulsar jornadas de formación, según LinkedIn

    La capacitación siempre ha sido pieza clave para el crecimiento de las empresas
    La capacitación siempre ha sido pieza clave para el crecimiento de las empresas
  • John Howkins: ‘Administrar las ideas es fundamental’

    Pedro Maldonado

    Editor del Semanario LÍDERES (I)

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    John Howkins es británico y está considerado el padre de la economía creativa, habló con LÍDERES sobre la relevancia de cuidar y proteger las ideas, por medio de los derechos de autor y las marcas registradas. Estuvo en Quito para participar en el encuentro EXMA 2018.

    ¿Qué tan cerca están la economía naranja y la economía creativa, de la que usted es uno de los impulsores a escala mundial?

    Están muy cerca. El libro ‘La economía creativa’ fue publicado en el 2001 y conozco bien al economista colombiano Felipe Buitrago, uno de los desarrolladores del concepto de economía naranja, del que se habla mucho hoy en día. Él tiene la idea de moverse o traspasar los límites de la economía y la economía naranja es una marca hermosa, que me genera sana envidia.

    ¿Y cómo se conectan la economía naranja y la economía creativa?

    Son muy similares. La economía creativa es más grande, más ambiciosa. La economía naranja, por su parte, está más enfocada en los jóvenes, el arte, la cultura y el diseño. La economía creativa también se enfoca en la innovación y analiza la manera en la que piensa la gente creativa e innovadora. Toma esos elementos y busca sus implicaciones en la economía entera, pero sobre todo las implicaciones en la sociedad.

    ¿Cómo puede el emprendedor ser parte de la economía creativa?

    Todo el mundo puede ser parte de la economía creativa, no necesita ser un emprendedor. Cualquiera que use su imaginación en el trabajo, que agregue valor a su trabajo es parte del concepto. Uno puede ser un autoempleado, un emprendedor con una ‘start up’, un gerente de una compañía grande o pequeña… si usa nuevas ideas para crear algo nuevo es parte de la economía creativa.

    ¿Entonces qué debe hacer el emprendedor para generar ganancias a partir del concepto de la economía creativa? ¿Es sencillo?

    Allí hay que analizar con cuidado el tema porque muchos emprendedores no encajan en el concepto. Es decir, fundar una empresa no es necesariamente ser creativo. Buena parte de lo que yo hablo se enfoca en el management, hablo de individuos que tienen ideas, pero también de gente que administra y desarrolla esas ideas, consigue soporte para ellas, las vende a otras personas. El punto es convertir una pequeña idea en una grande, controlando su crecimiento y al mismo tiempo conectando a otras personas.

    Entonces, ¿el management es la clave?

    El management es muy importante. La manera en la que una persona administra sus ideas es fundamental. Y siempre insisto en ese tema.

    Usted sostiene que la creatividad es otra clave en el trabajo…

    La creatividad es la manera en la que el ser humano usa su imaginación, es la manera de expresar los talentos, de hacer algo diferente y mejor. Al decir mejor, puede ser algo más hermoso, más elegante, más conveniente, más barato. Y eso es una contribución invaluable que una persona puede hacer a una empresa u organización. La habilidad de cada individuo de hacer esas contribuciones únicas es lo que hace que algo tenga valor. Hoy en día se habla de que habrá trabajos que serán hechos por máquinas, así que para enfrentar esa realidad en el mediano plazo y mantener un trabajo bien pagado hay que usar la imaginación, la mente y ser creativo.

    En su libro usted destaca los derechos de autor, el valor de las marcas y el diseño. ¿Como se entrelazan estos puntos?

    Los derechos de autor son importantes en toda actividad, al igual que el cuidado de las marcas y el diseño de productos. Estamos hablando de ideas intangibles y abstractas que necesitan ser cuidadas y protegidas, y la mejor manera es escribiendo sobre a quién le pertenecen. Allí entran los derechos de autor o las marcas registradas. Siempre digo que los derechos de autor son una especie de nueva moneda y por eso es un tema crítico entender la importancia de la propiedad intelectual y la manera en la que se usará para darle un valor financiero y comercial a una idea.

    ¿Cómo están reaccionando las empresas a escala global ante estos conceptos?

    Hay diferentes experiencias según los países. Estados Unidos, por ejemplo, tiene la mayor fuerza económica y comercial en el mundo, con mucho éxito y ambición y es un muy buen ejemplo de exportar ideas a escala mundial. China también lo está haciendo bien y creciendo muy rápido. Es muy creativa.

    ¿Qué está ocurriendo en América Latina?

    Brasil y Colombia se están moviendo rápido. No conozco mucho de Ecuador, sé que su economía depende mucho de materias primas como el petróleo.

    ¿Qué está sucediendo en Brasil y Colombia?

    Están poniendo mucho énfasis en la industria creativa, en par­ticular en temas como el diseño, la música y el cine. Ellos tienen mucha población joven que ya no quiere trabajar en el campo, ya no quiere trabajar en los negocios de sus familias. Ellos desean educarse, ir a las grandes ciudades, conectar con otros jóvenes. Quieren un trabajo en el que puedan usar su cerebro, su mente.

    La idea es estar en contacto con jóvenes que quieren lo mismo.

    Exacto. Quieren una vida propia. Así que muchos jóvenes quieren, de alguna manera, trabajar en las industrias creativas. Hay un crecimiento demográfico importante y la economía naranja está apelando a la gente de todas las edades, pero en especial los jóvenes.

    ¿Las pequeñas y medianas empresas también encajarían entonces en la economía creativa y pueden aprovecharla para crecer?

    El tema aplica para todos los que quieran hacer crecer su negocio. Muchas cosas que se hacen en la economía creativa aplica para toda clase de negocios. Hay muchas cosas que ya existen, pero a las que se les da un nuevo nombre. Y allí los temas como el diseño y el cuidado de la marca es mucho más importante de lo que era antes. El desafío es financiar esos procesos y administrar ese talento para que cualquier idea deje beneficios y ganancias.

    John Howkins es vicepresidente del British Screen Advisory Council (BSAC). Es miembro del Comité Asesor del PNUD sobre Economía Creativa de las Naciones Unidas
    John Howkins es vicepresidente del British Screen Advisory Council (BSAC). Es miembro del Comité Asesor del PNUD sobre Economía Creativa de las Naciones Unidas. Foto: Patricio Terán/LÍDERES
  • Christian Cisneros: ‘El primer trimestre es fundamental’

    Pedro Maldonado

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    El Director Ejecutivo de la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha hace un balance de lo que ocurrió con las mipymes en el 2017. También realiza una proyección de las necesidades que enfrenta el sector en el año que empieza.

    ¿Cómo estuvo el 2017 para las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes)?

    El balance no es del todo positivo. En determinados sectores hubo decrecimiento, mientras que en otros se registró crecimiento y estabilidad en las ventas. También tuvimos preocupaciones con el ingreso de productos importados. Esto puede ser que abarate al consumo, pero va en detrimento de la industria local.

    ¿Cuáles fueron los sectores con pérdidas?

    Hemos visto sectores como el maderero, de la construcción o textil que han disminuido sus ventas en el 2017 frente al 2016 y esto se debe, por un lado, al ingreso de mayor producto extranjero. El anuncio de la tasa aduanera también generó cierta especulación, al igual que la ley de plusvalía en su momento. Eso hizo que se posterguen ciertas importaciones de maquinaria o bienes de capital. El sector gráfico también decreció el año pasado.

    ¿Y los ganadores?

    Entre los ganadores se encuentran el sector alimenticio, con un incremento de ventas de un 4%; el metalmecánico que no creció ni decreció; el de eventos, que es de los más nuevos, sigue evolucionando. El sector químico tuvo un ligero crecimiento a medida que la industria nacional fue reactivándose durante el 2017.

    ¿Qué pasó en las mipymes en temas de empleo?

    Mantenemos el empleo. Pero también hay casos de empresas que están cambiando su giro de negocio. Pero no hemos visto un incremento del desempleo de manera muy drástica. Estos indicadores van a poder afinarse en enero porque conocemos de empresarios que decidieron postergar recortes hasta fin de diciembre. Entonces, esos recortes se verán en enero y habrá una perspectiva más amplia de empleo y desempleo en las mipymes.

    ¿Y qué ocurrió con las inversiones?

    Fueron muy pocas, solo en sectores que están en crecimiento o en las que tienen la posibilidad de contratar con el Estado. En hidrocarburos, por ejemplo, se registra inversión para comprar materia prima y ser competitivos, pero en general casi no hubo mayores inversiones entre las pequeñas y medianas empresas. Se mantie­nen las condiciones del país y estamos en la misma capacidad instalada, que sigue en desuso. En promedio, el 22% de la capacidad instalada de las mipymes no se utiliza por completo en el país y esto ocurre porque no se incrementan las ventas.

    En el 2017 hubo cambio de Gobierno y de autoridades. Eso generó expectativas, temores y oportunidades. ¿Cómo impactó el tema en las mipymes?

    La llegada del nuevo Gobierno causó una expectativa interesante con el proceso de diálogo que se articuló. Allí participamos como Cámara, pero el proceso tuvo un desgaste porque no todo lo que estuvo consensuado en los diálogos se concretó y resultó. Un primer momento fue el llamado al diálogo, luego se concretaron algunos pedidos y un tercer momento se da ahora en el que se quiere volver a articular el diálogo, pero hacen falta reglas claras. Dialogar está bien, pero hay puntos que aún no son discutidos. Hay cerca de 80 propuestas que esperan respuesta de las autoridades.

    ¿Cuál es el planteamiento desde la Capeipi?

    Hemos pedido que se reactive el Consejo Consultivo Productivo y Tributario; no solo son temas tributarios, hay que dar impulso y liquidez al sector privado. Con las medidas del Gobierno hubo ganadores, entre los que están las mipymes que facturan hasta USD 500 000 al año, pero hay otras que generan encadenamientos productivos, como las medianas y grandes, que compran a las pequeñas y al sector de economía popular y solidaria, y que quedaron fuera de los beneficios. Lo primero en este año es activar esas propuestas y sus ámbitos como mercado, crédito, calidad, compras públicas, parques industriales. Eso tiene que resolverse paralelamente al tema tributario. En febrero viene la consulta popular y no queremos que se confunda el diálogo técnico privado con el momento político. Nosotros representamos a industrias que nos exigen resultados y esperamos que este año sea de resultados.

    El Gobierno también ofreció una Mesa de Competitividad. ¿Cómo está ese tema?

    Está pendiente que se active. Estamos convocados a esa mesa y habrá que seguir dialogando, Insisto: el acuerdo general fue activar el diálogo entre empresa privada y las autoridades, siempre que haya hechos concretos para no desgastar al sector privado.

    Con todo lo ocurrido el año pasado, ¿qué expectativas existen para el 2018?

    Lo primero es mantener el diálogo, pero con indicadores. El Gobierno creó una hoja de ruta, pero esta debe ser basada en propuestas, en cuándo se van a resolver y eso debe darse en los primeros tres meses del año. Tenemos temas como compras públicas, la eliminación del régimen especial y su impacto en las pymes, los accesos a mercados, qué va a pasar con nuevos acuerdos comerciales. Han mejorado ciertos indicadores, como el de acceso a crédito, pero aún hay trabas en la banca pública. Lo mismo en el sector privado, no sabemos por qué no bajan las tasas de interés. La tramitología es otro tema que debe abordarse, porque es un costo para las empresas quizá más alto que el tema impositivo.

    Es una larga lista de asuntos pendientes...

    Hay que reconocer que se ha avanzado en materias como crédito, catálogos electrónicos para compras públicas o acceso a mercados. La expectativa es resolver temas en los tres primeros meses y armar agendas sectoriales, para saber cuál será la política pública para este año y los siguientes. Esas respuestas se necesitan en los tres primeros meses. Luego, hasta junio, se requiere consolidar asuntos comerciales internacionales, discutir mecanismos para proteger la industria nacional. No queremos proteccionismo, pero sí cuidar los productos nacionales de calidad, controlar más el ingreso de bienes en las fronteras. Hay que activar la compra nacional y la exportación.

    ¿Y qué hacer para el segundo semestre?

    Con los resultados de la implementación de la política tributaria de los primeros seis meses, hay que valorar si hubo una reactivación económica. Si no es así, seguiremos en los diálogos.
    Además, está pendiente que el Gobierno presente ya un plan económico de largo alcance…
    Eso es necesario y urgente. Entendemos que habrá medidas de revisión en política pública. Pero los seis meses que vienen serán vitales. Si no hay reactivación económica habrá que seguir discutiendo mecanismos para reactivar al sector productivo. Nuestro pedido ha sido siempre tener mesura en las importaciones, somos productores y queremos segur produciendo en el país. El establecimiento de zonas industriales es otro clamor de las ­mipymes. La capacitación también es una urgencia. ¿Qué pasa con el aporte patronal que va a un fondo nacional de capacitación? Siguen siendo temas de arrastre
    y que ­tienen que ser resueltos.

    En la actualidad se desempeña como director ejecutivo de la Cámara de la pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi). Foto: Armando Prado / LÍDERES
    En la actualidad se desempeña como director ejecutivo de la Cámara de la pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi). Foto: Armando Prado / LÍDERES
  • Evangelina Gómez: ‘La confianza es fundamental para acercarse a las personas’

    Redacción LÍDERES

    La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es un modelo de gestión, que no cabe dentro del marketing social ni mucho menos dentro de una campaña publicitaria para lavar la imagen de una empresa. Esa es la reflexión de Evangelina Gómez, directora ejecutiva del Consorcio Ecuatoriano para la Responsabilidad Social (Ceres).

    Ceres es una entidad que promueve el concepto y las prácticas de la Responsabilidad Social a través de organizaciones fortalecidas y comprometidas con el desarrollo sostenible del país.

    Todo esto, con base en los siete aspectos que contempla la RSE: valores, transparencia y gobernanza; público interno; medioambiente; proveedores; consumidores y clientes; comunidades; gobierno y sociedad.

    Con este último grupo la confianza es el factor fundamental para lograr un acercamiento, asegura Gómez. «Esto permite tener una mejor relación y acceder a la ‘licencia social’ para operar. No se trata de ningún certificado físico o por escrito; es la aceptación de la sociedad».

    La Directora Ejecutiva asegura que por principio la RSE no debe ser certificada. «La RSE es voluntaria. No se puede certificar la voluntariedad. Sin embargo, se respetan esos procesos con los que se quiere ir a la certificación».

    Un estudio realizado por Ceres en el 2012 a unas 23 empresas grandes, determinó que un 67% de ellas contaba con un departamento específico de RSE en la compañía. Asimismo, un 72% tenía un presupuesto destinado para desarrollar actividades de responsabilidad social empresarial. De este grupo, un 34% destinaba menos de USD 500 000.

    Entre los indicadores que maneja el Consorcio consta que un 70% de ejecutivos de las empresas grandes es consciente de la importancia de ser socialmente responsable. «Cuando los líderes de las empresas son conscientes de estas acciones es más probable que esa organización ejecute programas de responsabilidad social», indica Gómez.