Etiqueta: Galápagos

  • Tres ámbitos pueden interactuar

    Giovanni Astudillo
    Editor (I)

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    El Aeropuerto Ecológico de Galápagos (Ecogal) ganó este mes el premio de calidad de servicios ASQ por parte del Consejo Internacional de Aeropuertos, que galardona a los aeropuertos, según su región y tráfico de pasajeros.

    El programa ASQ reconoce la excelencia a través de 33 indicadores claves, que miden la satisfacción de los pasajeros en acceso, instalaciones, ambiente, control y otros parámetros.

    Según Jorge Rosillo, gerente de Ecogal, este reconocimiento se suma al trabajo que empezó con el cuidado ambiental y que continuó con la responsabilidad social y la sostenibilidad.

    En el 2014 recibieron el certificado Leed Gold y fueron considerados el principal aeropuerto ecológico del mundo. Luego optaron por reducir la emisión de CO2 y en el 2017 fueron catalogados como el primer aeropuerto carbono neutro de Latinoamérica.

    Tres años antes midieron su huella de carbono y lograron reducir a la mitad, tras aplicar iniciativas como sustituir el consumo de energía fósil por solar y eólica. “En estas tareas se incorporaron las aerolíneas, cafeterías, tiendas, buses… para impactar en menor cantidad al ambiente”.

    La administración de esta terminal aérea también identificó que no solo se debe hacer una operación limpia, sin contaminación, sino también que se debe involucrar con la sociedad y empezaron un programa de mejoramiento continuo de procesos y atención.

    De esa forma, dice Rosillo, ingresaron en conceptos de sostenibilidad. “No solo hay que ser ecológicos, sino también que el negocio sea rentable y que nuestros empleados y comunidades aledañas estén contentos”.

    En esa línea va el análisis de Francisco Valencia, docente de la Escuela de Negocios de la Universidad de Las Américas. Según él, las nuevas tendencias de sostenibilidad hablan de adoptar prácticas de desarrollo de economía circular y nuevas tecnologías que sean amigables con el ambiente.

    Valencia señala que los mayores logros los han alcanzado Suiza, Alemania, Noruega, Dinamarca, Islandia, Suecia, Holanda, Francia, Italia, Canadá, Australia… “Sus legislaciones han generado mejores estructuras sociales, mejor distribución de la riqueza y mayor conciencia ambiental”.

    Él sostiene que avanza lenta la generación de conciencia y la concreción de acciones para instalar hábitos que desencadenen una cultura sólida en sostenibilidad. “Se requieren decisiones políticas, aportes económicos, alianzas de varios sectores para pasar de buenas intenciones a la acción”.

    El Aeropuerto de Galápagos ha recibido premios y reconocimientos internacionales por sus proyectos ambientales y para mejorar el servicio.
    El Aeropuerto de Galápagos ha recibido premios y reconocimientos internacionales por sus proyectos ambientales y para mejorar el servicio. Foto: Cortesía Ecogal
  • Él investiga los insectos invasores de Galápagos

    Cristina Marquez

    Redactora (I)

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    El día empieza temprano para Henri Herrera, un entomólogo riobambeño que investiga las especies invasoras de las islas Galápagos. Él espera descubrir un mecanismo para controlar a estos insectos que afectan la agricultura, el turismo y las especies nativas, sin afectar al delicado ecosistema del archipiélago.

    Las horas pasan y él continúa en el laboratorio. Su rigurosa rutina de investigación la comparte con las horas que dedica a la docencia en la Facultad de Recursos Naturales, en la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (Espoch).

    “Es agradable participar en la preparación de las nuevas generaciones, son ellos quienes deberán retomar los estudios que yo he estado construyendo toda mi vida profesional. La meta es aportar al país con estudiantes con proyección, que entienden las necesidades y prioridades”, cuenta Herrera, de 47 años.

    Él se enamoró de las ciencias biológicas en su juventud. Siempre demostró aptitud para todo lo relacionado con el estudio de los recursos naturales y, aunque en un inicio tenía una marcada fobia a los insectos, el estudio de estos animales se convirtió en su pasión. Hoy incluso un micromolusco que ayudó a descubrir lleva su nombre.

    “Es como haber ganado un premio Nobel, cuando una nueva especie descubierta lleva tu nombre”, explica entusiasmado. Ese micromolusco, que hoy está registrado en los libros de la ciencia como Henri Herrera, lo descubrió con la ayuda de su colega argentino Sergio Miquel en el 2011, y fue casi por casualidad. Esa época, él viajaba junto a otros científicos por las Islas para recoger insectos, mientras sus colegas recogían plantas y muestras del suelo.

    “Yo estaba encargado sólo de los insectos, pero decidí dar un vistazo también a las muestras de suelo, y fue una sorpresa. Descubrimos varias especies de micromoluscos de las que no había registros”, recuerda.

    Él ha trabajado en las Islas Galápagos por más de 16 años. Se vinculó a la Fundación Charles Darwin y al Parque Nacional Galápagos en el 2003, cuando trabajaba en su tesis de pre grado con la que buscaba medir el impacto de la actividad humana en la zona de uso especial.

    Su trabajo le permitió obtener un puesto permanente como investigador de invertebrados y curador del museo de entomología de Galápagos, donde se exhiben unas 3 000 especies de insectos, y es uno de los más grandes del mundo.

    En esa misma época se sintió atraído por la mirmecología (la ciencia que estudia a las hormigas). Él enfocó sus estudios a una especie introducida a las Islas desde la zona costera del Ecuador que se conoce como la ‘hormiga de fuego’ por su tonalidad rojiza, que afecta a las especies nativas y que también causa estragos en la zona cultivable de Galápagos.

    Además, estudia los nematodos de la Isla para entender el rol que cumplen en el ecosistema. Durante los 16 años de investigación, encontró al menos 8 especies de las que no había registros en los libros de biología, entre ellos un nematodo del que se pensaba que sólo existía en África.

    Ahora, Herrera lidera seis proyectos de investigación en la Espoch, que buscan prevenir un desastre ecológico en Galápagos. La meta de él y sus estudiantes es encontrar una forma de control biológico que les permita reducir la población de hormigas sin afectar a las hormigas nativas.

    Los investigadores ahora realizan pruebas con hongos y otros parásitos que podrían exterminar a las hormigas y a otras especies invasoras, como una microabispa que acaba con las larvas de las mariposas endémicas del Archipiélago y de la que no hay registros.

    Henri Herrera, docente de la Espoch, quiere evitar un desastre ecológico en las Islas Galápagos. Él investiga las hormigas y otros insectos.
    Henri Herrera, docente de la Espoch, quiere evitar un desastre ecológico en las Islas Galápagos. Él investiga las hormigas y otros insectos. Foto: Glenda Giacometti / Líderes
  • Descifran el genoma del solitario George

    Agencia EFE

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    Un equipo internacional de investigadores descifró la secuencia genética del Solitario George, la extinta tortuga de la especie Chelonoidis abingdoni, del archipiélago ecuatoriano de Galápagos, informó el Ministerio de Ambiente.

    El resultado del estudio aporta información útil para la toma de decisiones vinculadas con la restauración de las poblaciones de las diferentes especies de tortugas de Galápagos, indicó un comunicado. En el estudio, que se inició hace diez años, participaron investigadores de las universidades de Oviedo (España), Yale (Estados Unidos), la organización Galapagos Conservancy (Ecuador-Estados Unidos) y técnicos de la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG).

    La investigación aparece publicada la edición mensual de la revista Nature Ecology & Evolution.

    Washington Tapia, investigador de Galapagos Conservancy y asesor científico de la DPNG, explica que el estudio de la genética de las tortugas de Galápagos ha sido históricamente una prioridad para la autoridad ambiental.

    El científico precisó que se intentó descifrar el genoma del galápago gigante llamado Solitario George cuando estaba vivo, al objeto de encontrar una explicación a su fallida reproducción.

    Tapia recordó que la mencionada tortuga de la isla Pinta vivió 40 años en el Centro de Crianza Fausto Llerena, de la isla Santa Cruz y se calcula que a la fecha de su muerte (24 de junio de 2012), tenía entre 120 y 130 años de edad.

    “Revelar el genoma del Solitario George es parte de una serie de estudios previos que brindan un conocimiento preciso de las poblaciones de tortugas existentes y su ascendencia”, agregó.

    En el estudio, expertos de la Universidad de Oviedo utilizaron la genómica bioinformática y comparativa para encontrar pistas sobre las características que hacen especiales a las tortugas gigantes, como su facilidad de sanar.

    El director del Parque Nacional Galápagos, Jorge Carrión, afirmó que los resultados de la investigación expanden el legado del Solitario George, pues el descifrar los secretos de su longevidad ayudará a la toma de decisiones adecuadas para la restauración de las diferentes poblaciones de tortugas del archipiélago.

    El estudio forma parte de la Iniciativa para la Restauración de las Tortugas Gigantes (GTRI, por sus siglas en inglés), que desarrollan la DPNG y Galapagos Conservancy, proyecto que, entre otras medidas, se ha valido de la genética para impulsar programas de restablecimiento de la población de tortugas gigantes de la isla Floreana.

    Ese programa incluye la reproducción en cautiverio de individuos seleccionados por tener una alta carga genética de la especie que se consideraba extinta Chelonoidis niger.

    Tras ser hallado muerto, por causas naturales, en su corral el 24 de junio de 2012, el solitario George fue congelado a 50 grados bajo cero con un cuidado muy especial para que no se deterioraran sus tejidos.

    Tras ser hallado muerto, por causas naturales, en su corral el 24 de junio de 2012, el solitario George fue congelado a 50 grados bajo cero  para ser estudiado.
    Tras ser hallado muerto, por causas naturales, en su corral el 24 de junio de 2012, el solitario George fue congelado a 50 grados bajo cero para ser estudiado. Foto: Archivo Líderes
  • El turismo en la región andina tiene un alto potencial para impulsar la economía y el empleo: OIT

    Carolina Enriquez

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    Uno de cada 10 puestos de trabajo aporta el turismo al mundo, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

    Este 27 de septiembre del 2018 se celebra el día del turismo y el organismo asegura que el sector tiene un alto potencial para el desarrollo socioeconómico inclusivo y para la generación de empleo de calidad, principalmente de jóvenes y mujeres.

    Las llegadas de turistas internacionales a diferentes países del mundo registraron un aumento del 7% en 2017, hasta alcanzar un total de 1322 millones, según el último Barómetro OMT del Turismo Mundial. La región andina recibió unos 14 millones de visitantes extranjeros al año.

    Pese a que la cifra es pequeña, solo revela la potencialidad que tiene la región para crecer en esta área y generar más fuentes de trabajo. Esto debido a su alta diversidad (cultural, geográfica, gastronómica, etc.) y en un momento histórico de relativa estabilidad social y económica.

    “En este contexto, y aunque el turista todavía tiende a enfocarse en atractivos tradicionales como Cusco, Cartagena o las islas Galápagos, urge explorar mejor la diversidad de los países andinos, que cuentan con variedad de paisajes, culturas, climas, arquitectura, etc”, dice John Bliek, especialista en empresas, cooperativas y desarrollo rural de la oficina de la OIT para los países andinos.

    En el turismo mundial, existe una tendencia creciente por preferir destinos turísticos novedosos, que le ofrezcan al viajero experiencias auténticas pero que, al mismo tiempo, le garanticen condiciones adecuadas de servicio y seguridad. En los países andinos todavía resulta complicado identificar y posicionar lugares turísticos que cumplan con estos criterios de novedad, calidad y seguridad, particularmente en las zonas de menor desarrollo, como las rurales.

    Para avanzar y desarrollar este sector de forma plena, hay que afrontar varios problemas como la baja atracción de inversiones locales e internacionales, la percepción de inseguridad, la readecuación de la infraestructura, el desarrollo del capital humano, la falta de organización empresarial, la informalidad, etc.

    Con relación a este último punto, la OIT asegura que en América Latina 140 millones de personas trabajan en esta condición, es decir, más de la mitad de la fuerza laboral total.

    Se trata de trabajadores que no están cubiertos por la legislación laboral y, por lo tanto, no están protegidos en materia de empleo ni cotizan a la seguridad social; tienen, en su mayoría, trabajos de baja productividad y, en consecuencia, sus ingresos son bajos.

    Además, un promedio de 60 % – 70% de las empresas en la región andina operan en la informalidad.

    El sector turismo no es ajeno a esto. En la región de Cusco (Perú), por ejemplo, el 37% de los 1700 operadores de turismo es informal

    Por otro lado, la falta de organización en el sector es también un obstáculo importante para garantizar un crecimiento sostenible. Bliek propone que este sector trabaje en tres niveles: cadenas turísticas (vinculando guías, hoteles, transportistas, etc.); fortaleciendo la coordinación público – privada y promoviendo la organización sectorial de oferentes de servicios turísticos, reflejada en asociaciones y cooperativas sólidas.

    Las islas Galápagos son uno de los sitios de la región andina que más se visitan. Foto: Archivo / EL COMERCIO
    Las islas Galápagos son uno de los sitios de la región andina que más se visitan. Foto: Archivo / EL COMERCIO
  • La realidad aumentada llegó al museo

    Diana Serrano

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    Poder ver una Venus de Valdivia desde todos sus ángulos, apreciar los detalles de una tzantza y conocer decenas de objetos, que antes solo se veían en libros o láminas, es la oportunidad que ofrece el Museo de Arte Precolombino en Realidad Aumentada del Ecuador (Maprae).

    Este espacio cultural es una de las iniciativas de la empresa KrearV, dedicada a desarrollar proyectos y aplicaciones de realidad virtual y aumentada. La idea surgió hace tres años y se consolidó en diciembre del 2016, primero en la isla Santa Cruz en Galápagos y hace tres meses en el complejo turístico Ciudad Mitad del Mundo, al norte de Quito.

    Galápagos fue escogido como el lugar idóneo porque es el principal atractivo turístico del país y porque la gente del lugar no tiene un museo de este tipo, para poder conectarse con la historia, comenta Víctor Hugo Burbano, director ejecutivo de Maprae.

    Junto con dos socios, Ivonne Torres, Grace Rosales y Salvador Ossa, se gestionaron todos los trámites para instalar el emprendimiento en la isla.

    El trabajo para poner en marcha el primer Museo tomó alrededor de dos años, en los cuales se invirtieron aproximadamente USD 280 000, en el desarrollo de la tecnología y la adecuación del espacio físico. “Tuvimos que recrear los objetos en 3D para que tengan una apariencia totalmente realista”, dice Burbano.

    Cuando el visitante entra a este espacio se encuentra con un concepto totalmente diferente al de los museos tradicionales. Los únicos objetos que ve el turista son los audífonos y las tablets colocadas en las salas de exhibición.

    El guiado es en español o inglés, dependiendo de la opción que se elija. Los guías brindan soporte para ser parte de esta experiencia.

    La muestra presenta las piezas en orden cronológico, desde las primeras culturas precolombinas hasta el imperio inca, de las regiones Costa, Sierra y Amazonía. En Galápagos se cuentan 22 objetos arqueológicos y en la Mitad del Mundo son ocho. La idea, según Burbano, es cada cierto tiempo cambiar de piezas para dar más dinamismo a la exhibición.

    La atención es de lunes a domingo, en ambos locales. El precio de la entrada en Galápagos es USD 8 adultos y 4 niños.

    En el caso de la Mitad del Mundo, el costo de la entrada está incluido en el boleto general. Para que Maprae funcione en este lugar, se ha brindado el apoyo al Museo para que cumpla estándares de calidad y de servicio al usuario, comenta el gerente del complejo turístico, Giovanny Camacho.

    En esta sede del Museo, las visitas son masivas: llegan unos 250 turistas por día, asegura Burbano.

    Los ingresos de este negocio, dependen de la temporada. La facturación mensual promedio es de USD 12 000.

    Además del atractivo del uso de realidad aumentada, los turistas se deleitan con las postales de tour virtual, que usan la tecnología 360.

    Este es otro de los productos de KrearV, que destaca cuatro sitios turísticos de Quito, los cuales pueden ser apreciados en un dispositivo móvil, con la instalación de una aplicación. El costo de las postales es de USD 3 cada una o las cuatro por 10.

    Con todas estas innovaciones tecnológicas, Burbano afirma que busca acercar al público joven con el arte y la cultura. Actualmente, Maprae tiene programas de responsabilidad social para que estudiantes de Galápagos visiten de forma gratuita el museo.

    Entre los proyectos se espera poder abrir otra sede del museo en Baños, Tungurahua.
    Maprae trabaja en la representación en realidad aumentada del solitario George, la desaparecida tortuga y símbolo de Galápagos.

    Con la entrada a la Ciudad Mitad del Mundo, los turistas pueden visitar Maprae y ser parte de la exhibición de realidad aumentada. Fotos: Galo Paguay / LÍDERES
    Con la entrada a la Ciudad Mitad del Mundo, los turistas pueden visitar Maprae y ser parte de la exhibición de realidad aumentada. Fotos: Galo Paguay / LÍDERES
  • Galápagos es parte de una campaña premiada

    Redacción Guayaquil

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    El equipo de trabajo encabezado por José Reinoso y José Serrano pasó unas 420 horas dedicado a la propuesta publicitaria con la que participaron en la edición 2017 del Cóndor de Oro Estudiantil a la Publicidad. Y la dedicación dio fruto: ganaron el máximo premio.

    Los jóvenes, estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Casa Grande, idearon una campaña para generar conciencia sobre la importancia de cuidar las Islas Galápagos. En el proceso de investigación, creación y ejecución participaron también cerca de una decena de alumnos de carreras como Relaciones Públicas, Diseño y Multimedia.

    Ellos son Erick Lamos, Estéfano del Pino, Natalie Fuentes, Jimy Zambrano, Giovany Franco, Michael Rojas, Salomé Torres, Camila Rojas y Ornela Ávila.

    Es la segunda vez que Serrano y Reinoso ganan el galardón Gran Cóndor y la tercera vez que ganan Cóndor de Oro. La universidad ya acumula nueve de estos premios. Además, este año la casa de estudios triunfó también en las categorías de plata y bronce.

    Serrano y Reinoso celebran llenos de orgullo. Son amigos desde hace cuatro años, cuando participaron por primera vez en este concurso nacional y se llamaban “sayajin”, que hace referencia a quien llegó para aprender. Ahora, prontos a graduarse, se retiran como “titulares”.

    “Este premio lo es todo. La universidad se destaca en este concurso de creatividad y no llevarse un oro es terrible”, dice Serrano. Mientras que Reinoso complementa: “De estos concursos al final lo que importan son las ideas exitosas. Que la creación esté constituida de una forma tal que merezca ser reconocida”.

    El Cóndor de Oro Estudiantil es un concurso anual que organiza la Asociación Ecuatoriana de Agencias de Publicidad (AEAP) y está dirigido a las universidades del país, en la Sierra y la Costa. Con base en un tema específico, los alumnos deben realizar una campaña completa. Los ganadores del Cóndor de Oro participan en un evento para escoger al grupo que se llevará el Gran Cóndor.

    Este año participaron 16 grupos y entre los finalistas estuvieron, además de la Universidad Casa Grande, la Universidad Tecnológica Equinoccial y la Universidad San Francisco de Quito.

    La campaña con la que ganó este año Casa Grande se llama “97% ecuatorianos”. Los estudiantes decidieron titularla de esa manera pues, dicen, se dieron cuenta de que les faltaba un porcentaje para identificarse con el país.

    Esto surgió luego de una investigación que hicieron sobre las principales problemáticas que presenta Galápagos y que sirvió como punto de partida.

    Luego de entrevistar a miembros de la Fundación Charles Darwin, dueños de hostales y hasta el cantante de una banda de la isla, los estudiantes determinaron que las carencias se agrupaban en cuatro temáticas: logística, educación, traslado de víveres y falta de sentido de pertenencia.

    Los jóvenes José Reinoso y José Serrano encabezaron un equipo de 10 estudiantes. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
    Los jóvenes José Reinoso y José Serrano encabezaron un equipo de 10 estudiantes. Foto: Mario Faustos / LÍDERES
  • Tame incrementa sus frecuencias a Galápagos

    Patricia González

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    La aerolínea estatal Tame aumentará sus frecuencias de nueve a 12 vuelos semanales al aeropuerto de Baltra, en Galápagos, a partir del próximo 11 de diciembre.

    Las nuevas frecuencias saldrán desde Quito con un vuelo directo a Baltra, sin escala en Guayaquil. El itinerario contempla tres vuelos semanales: lunes, viernes y domingo, despegando a las 09:20 del aeropuerto Mariscal Antonio José de Sucre. El vuelo de regreso saldrá a las 11:10 (hora de Galápagos).

    La medida responde a los primeros resultados del análisis que realiza la nueva administración de Tame sobre la rentabilidad de sus rutas, señaló la empresa.

    Agregó que además se busca fomentar el turismo en las islas. El archipiélago es uno de los principales atractivos turísticos del Ecuador y TAME lo tiene como destino desde 1964. Entre enero y octubre de este año ha transportado a 97 463 pasajeros a Baltra.

    Hacia San Cristóbal, Tame vuela con una frecuencia de tres vuelos por semana: los días martes, jueves y domingo. Este itinerario se mantendrá igual.

    Actualmente, la aerolínea estatal vuela a 12 destinos nacionales y 6 internacionales.

    Llegada de un avión de Tame al Aeropuerto  José Joaquín de Olmedo. Foto: Referencial
    Llegada de un avión de Tame al Aeropuerto José Joaquín de Olmedo. Foto: Referencial
  • Los tapices salasakas llegan a Galápagos

    Modesto Moreta (F)  Contenido intercultural

    El taller de Toribio Masaquiza es colorido. Está adornado con una serie de tapices con diversas figuras que teje en los telares de madera. El emprendimiento lo instaló hace 10 años, pero esta habilidad la practica hace 30.

    Los conocimientos los heredó de sus abuelos y padres. Sus obras de arte las comercializa en Otavalo, Galápagos, Quito, Salasaka y otras ciudades.

    El local de Toribio funciona en la comunidad Manzanapamba, a cinco minutos del centro poblado de esta parroquia localizada en la vía AmbatoBaños. En sus tres telares da rienda suelta a su creatividad. Este indígena gráfica en los tapices paisajes, la vida andina como las chismosas, el volcán Tungurahua y la gente de su pueblo, Zamora, la Pacha Mama (Madre tierra en español) y la fauna de Galápagos, este último es uno de sus principales mercados.

    Tiene como protagonistas a lobos marinos, piqueros de patas azules, tortugas, focas, fragatas y otros. Mensualmente envía por correo entre 15 y 20 tapices. Además, dos docenas de bolsos tejidos en telares. Las ventas anuales ascienden bordean los USD 5 000.

    Él recuerda que en la instalación de su taller invirtió USD 1 500 para la compra de los cuatro telares y de la materia prima que es la lana de borrego para el hilado. Una de las principales conexiones para la comercialización son sus hermanos y familiares que están radicados en las ‘islas encantadas’. Ellos reciben la mercadería y la venden a los turistas.

    Toribio cuenta que la venta de sus productos se redujo en un 40%, en los últimos tres años, debido a que antes el mercado principal era el otavaleño. Sin embargo, dice, les copiaron sus diseños y ahora se elaboran en grandes telares eléctricos. Sin embargo, cuenta que la calidad de sus productos es un valor agregado, porque están hechos a mano.

    Elaborar una de estas prendas que sirven para decorar la sala, la oficina o el comedor, le lleva entre dos y tres meses, todo depende de la complejidad de los dibujos y del diseño. Los artesanos deben pasar sentados hasta seis horas diarias.

    Sus telares son rudimentarios, armados con madera atados con sogas de cabuya. Los finos hilos son templados y sujetados por largueros del mismo material. Luego se cruzan de un lado a otro los hilos de colores y se da forma al paisaje o figura. Se ajusta con otro madero que baja y golpea para unir las hebras.

    Los salasakas mantienen la técnica que se basa en el uso de herramientas ancestrales de madera. En el emprendimiento familiar también trabajan sus dos hijos que luego de asistir a clases y realizar sus tareas se sientan a tejer. “Con su ayuda por horas logramos cumplir con los pedidos que se realizan desde Galápagos y otras ciudades del país. Mis hermanos, que también son artesanos, nos ayudan en la comercialización del producto en las islas”.

    A Luis Baltazar, ecuatoriano radicado en Suiza, le gustó el colorido y el contenido de los tapices porque reflejan la cotidianidad de esta comunidad indígena. Al mirar los diseños de Toribio, se quedó sorprendido por la técnica que aplica, puesto que sin un patrón puede dan forma a un sinnúmero de figuras y con precisión. “Es un trabajo cuyo contenido es hermoso; por eso compré algunos de estos tejidos para obsequiarles a mis amigos en Suiza”.

    En Galápagos José Masaquiza comercializa los tejidos que Toribio envía desde Salasaka, en Ecuador. Cuenta que la técnica y la complejidad de los tejidos, al ser netamente a mano es lo que más aprecian los turistas de todo el mundo que visitan las islas. “Es un trabajo de calidad y resistente, por eso los tapices y bolsos tienen una gran demanda”.

    Hay más de 50 diseños que se tejen. Los contenidos son llamativos y en la mayoría se representa la naturaleza, la flora, la fauna y el paisaje de Galápagos. Asegura que antes en la isla había varios talleres de artesanía, pero se dedicaron a otras actividades. Por eso ese venden los 20 tapices y las dos docenas de bolsos que envía Toribio cada mes.

    Más diseños

    Los gráficos.  En los tejidos también se puede encontrar la representación de jardines con abundantes flores, colibríes y otras especies animales. También se grafica la minga que es la reunión de más de 8 figuras humanas y con herramientas trabajando en el campo.

    Turistas.  De Estados Unidos, Alemania, Suiza, España, Chile, Argentina y más países compran sus artesanías. Ellos, tras conocer esta técnica de tejido, la adquieren. Un tapiz puede costar de USD 30 a 600. Todo depende del tamaño y de su contenido. En los paisajes se incluyen las figuras humanas, vasijas, animales y utiliza colores café, amarillo, azul, blanco verde, azul, negro y más.

    Toribio Masaquiza, en su taller, teje en los telares los tapices que luego envía a Galápagos y a otras ciudades. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
    Toribio Masaquiza, en su taller, teje en los telares los tapices que luego envía a Galápagos y a otras ciudades. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES
  • En sus tiendas se promueve la “marca país”

    Redacción Quito

    Desde hace más de 18 años, Galería Ecuador Gourmet es una vitrina que muestra el trabajo de artesanos, artistas y empresarios ecuatorianos.
    La firma, que inició con una pequeña tienda en el antiguo aeropuerto de Quito, muestra hoy los productos de unos 200 proveedores en sus cuatro tiendas en Quito y dos en Galápagos.

    Galería Ecuador Gourmet apostó por productos 100% ecuatorianos. La lista de artículos es larga e incluye más de 3 000 ítems. Entre ellos, chocolates, café, mermeladas, joyas, zapatos, libros, películas, libretas, etc.

    El ingeniero Diego Castillo, gerente propietario de esta iniciativa, comenta que una de las características de la tienda es que trabaja directamente con el productor y no con intermediarios.

    El negocio ha estado marcado por un proceso de ensayo, error y aprendizaje, que les ha ayudado a crear las estrategias que hoy les permite crecer de manera sostenida. Una de ellas es brindar capacitación y asesoría a sus proveedores sobre calidad, mejoramiento de empaques y presentación de los artículos.

    Esto, dice Castillo, ha permitido elevar el valor agregado del producto y en muchos casos transformarlos en insumos gourmet.

    Pero no solo comercializan productos. Desde el 2004 elaboran  su propia marca que se llama  “Fino de Aroma”. La idea de esta es transmitir lo ecuatoriano en toda expresión, por ejemplo, en chocolates con representaciones  de una banda de pueblo indígena o con figuras precolombinas.  Además, elaboran té, miel, licor y café, en diversas presentaciones.

    La muestra de la oferta en percha dentro de sus tiendas siempre ha sido equitativa.

    “Evitamos que exista un favoritismo para determinada empresa o producto, incluso la marca de la casa posee el mismo espacio y, así, todos tenemos la misma oportunidad de venta” comenta Castillo.

    Cerca del 80% de sus clientes son turistas y el resto son ecuatorianos que  adquieren los productos para llevarlos  a otros países.

    La artesana Elaine Garzón también exhibe joyas en esta galería. Ella elabora estas piezas  con materiales naturales y tan originales como cacho de toro, pelo de caballo, cuero, semillas, etc.

    Garzón explica que entrega sus productos a esta tienda desde hace cuatro años y esto le ha permitido promocionarse internacionalmente.

    Gracias a la plataforma, participó en un concurso y obtuvo un reconocimiento de la Unesco, primero en el país y luego como representante del Ecuador en la región andina, comenta Garzón.

    Además, la empresa desarrolló estrategias para los artículos que se exhiben en sus locales.

    Así, para promocionar los alimentos y bebidas que expende en sus tiendas, Galería Gourmet Ecuador realiza pequeñas ferias de degustación, en las que reúnen a  tres o cuatro productores, quienes pueden interactuar directamente con el consumidor.

    “Es un espacio creado para dar a conocer nuestro país y nuestra cultura”, enfatiza Castillo.

    La empresa, que tiene una facturación mensual de unos USD 100 000, también es una plataforma para pequeñas, medianas y grandes empresas.
    La galería principal, ubicada el sector de la Foch, en el norte de Quito, es la más grande e incluso cuenta con una cafetería que oferta platos elaborados con los productos orgánicos y gourmet que se ofertan en el interior.

    Este local posee 14  salas temáticas donde se muestra esta propuesta con “sello ecuatoriano”.

    Los peluches no son osos ni conejos, sino que destacan las representaciones de la fauna de las Islas Galápagos, como osos marinos, piqueros de patas azules. Estas creaciones, de la marca Felpuche, son iniciativa del grupo Coordinamos, una asociación de madres solteras.

    Los colores vivos y las muestras precolombinas también son una característica en algunos diseños de botas, abrigos, faldas, mochilas, carteras, ponchos y  bufandas,  todos de diseñadores ecuatorianos.

    Otra sala oferta una amplia sección dedicada a  la literatura, a las películas producidas en el Ecuador, cuadernos realizados con productos reciclados como tapas de madera, de Long Plays, entre otros.

    La oferta

    Productos. En la tienda principal de la Galería se puede, además, encontrar una extensa gama de productos como café, chocolate, té, licores, habanos, hierbas aromáticas, aceites esenciales, especias, cerámica, accesorios para el hogar, artesanía fina e incluso folletos de información turística.

    Locales. Poseen cuatro  locales ubicados en Quito y dos en las Islas Galápagos.

    Productos. La oferta de artículos incluye insumos gourmet y  orgánicos del país, que dan un valor agregado a la cadena de tiendas.

    Marcas. Los clientes encuentran marcas como  Galápagos (café de origen),  Pacari (chocolate), Lovisone (licores) y más.

  • Puso a las islas en el mundo 2.0

    Thalíe Ponce, Redacción Guayaquil / LÍDERES

    Daniel Orellana/Personaje

    Con un aparato de 15 cámaras de video sobre sus hombros, el cuencano Daniel Orellana ingresó, en mayo pasado, al volcán Sierra Negra (isla Isabela, Galápagos). Antes de llegar, cabalgó por tres horas, junto con su equipo, por el flanco exterior del coloso. Luego, descendieron al interior de la caldera, la segunda más grande del mundo, para dirigirse a las Minas de Azufre.

    A sus 36 años, Orellana fue el coordinador del proyecto de recolección de imágenes de las Islas Galápagos para Google Street View. Esta iniciativa recoge fotografías de 360° para poner a disposición del público «una experiencia virtual inmersiva» -en palabras de Orellana- de distintos rincones del mundo.

    Bajo la coordinación de este biólogo y PhD en geoinformación, el proyecto recopiló también imágenes acuáticas, para lo que bucearon con lobos marinos, acompañados de un equipo especial.

    Cuando recorrió el volcán, trabajaba como coordinador del área de Investigación de Sistemas Humanos de la Fundación Charles Darwin (FCD), en las islas encantadas. Este amante de andar en bicicleta, fue el nexo entre Google y la FCD para hacer realidad que las islas ecuatorianas consten en la gran base de imágenes de Google Maps.

    El año pasado, en una visita a las oficinas centrales de Google, en California (EE.UU.), para realizar un taller, Orellana conoció a Raleigh Seamster, de la multinacional estadounidense.

    Ahí se enteró del nuevo sistema para filmar imágenes de 360°, el ‘trekker’. Se trata de un equipo de forma redonda que se carga en una mochila y tiene 15 cámaras. En esa visita, le propuso a Seamster grabar las imágenes de Galápagos y empezaron los trámites. Tras un proceso de más de ocho meses de preparación, el equipo de Google llegó a las islas.

    Seamster dice que el biólogo es «un gran científico muy apasionado por su trabajo de estudiar la interacción entre los seres humanos y el entorno». Agrega que es talentoso, inteligente y curioso, además de un gran anfitrión. «Enfrentó cada uno de los desafíos del proyecto con flexibilidad y gran humor».

    Seamster describe la experiencia de grabar las 6 000 imágenes de Galápagos en el blog http://googleblog.blogspot.com. Allí coloca fotografías de Orellana durante las tomas, como una en la que aparece trepando un túnel de lava.

    Desde hace tres semanas, y luego de dos años de vivir en Galápagos, Orellana regresó a su ciudad natal. Ahora, se dedica a la investigación en la Universidad de Cuenca y colabora con la FCD. También es catedrático de la maestría de geomática de la Universidad del Azuay.

    Al naturalista inglés Charles Darwin se le atribuye la frase: «No es la más fuerte de las especies la que sobrevive, tampoco la más inteligente la que sobrevive. Sino la que es más adaptable al cambio». Es justamente esa adaptabilidad una de las características que Omar Delgado, director del Instituto de Estudios de Régimen Seccional del Ecuador, de la Universidad del Azuay, destaca en Orellana.

    «Daniel es excepcionalmente inteligente y posee una cualidad visible en muy pocas personas: la de poder llevar la teoría a la práctica de una manera muy sencilla», afirma Delgado. Él lo conoce desde hace más de una década, cuando el también apasionado por la literatura, cursaba un posgrado de Sistemas de Información Geográfica en esa universidad.

    Orellana es pelirrojo, sus amigos cercanos lo llaman «cangrejo». Tiene un acento cuencano que se mezcla con dejes de otros lugares en los que ha vivido. Mientras cursaba la carrera de biología, estudió un año en Bogotá y en Chocontá, Colombia, donde -dice- vivió experiencias que «lo marcaron y enfocaron en lo que quería». La convivencia en otra cultura y conocer personas con sus mismos intereses fue vital. También forjó amistades invaluables y recorrió el país «a dedo» junto a su hermano Santiago.

    Luego, en el 2004, ya con un posgrado de Sistemas de Información Geográfica, se mudó a Barcelona (España) para hacer una maestría en la misma área, becado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de ese país. Dos años después, inició un PhD en la Universidad Politécnica de Madrid. En esa ciudad conoció a quien hoy es su esposa, la argentina Daniela Ballari. Juntos culminaron sus estudios de PhD en la Wageningen University, en Holanda.

    Ballari dice que su esposo es muy inteligente emocionalmente. Recuerda que en la época en la que vivían en Holanda, él fue un gran soporte para culminar su doctorado. Dice además, que es un hombre alegre, que gusta de pasear y visitar lugares que despierten su interés, como los museos. Un pequeño defecto de su esposo: es obsesivo con la limpieza. Ballari cuenta con humor, que en su hogar, él coloca los vasos y platos «boca abajo».

    Pablo Osorio, amigo desde hace más de 20 años, coincide en que este biólogo es una persona alegre. A esta característica, Osorio agrega una que considera fundamental en el investigador: la creatividad. «Daniel es capaz de encontrar otras salidas a los problemas, ve siempre otros aspectos que los demás no consideran», comenta su amigo, que además ha dictado cursos junto a él.

    Osorio añade que su amigo es un gran conversador. «Con él se puede hablar desde temas de construcción y de territorio, hasta de cine y literatura».

    Orellana está convencido de que la labor investigativa puede incidir en la educación y la cultura, logrando que el ser humano conviva de manera más equilibrada con su entorno.

    Experiencia:

    2013.  GRABANDO GOOGLE STREET VIEW, EN GALÁPAGOS En mayo pasado, Daniel Orellana coordinó al equipo que grabó las imágenes de Galápagos para Google Street View. En foto, aparece llevando el ‘trekker’ en sus hombros.

    2011.   EN SU GRADUACIÓN COMO PHD, EN HOLANDA Daniel Orellana y su esposa, Daniela Ballari se incorporaron como PhD en geomática. En la gráfica, aparecen luego de su graduación en la Wageningen University, en Holanda.

    Aporte a la Academia:

    Publicaciones científicas.  Algunas de sus publicaciones son: ‘Human Mobility Patterns, A Source of Geospatial, Kowledge’ (2009), ‘Unconvering Patterns of Suspension of Movement’ (2010), entre otras.

    La experiencia.  Fue parte del Consejo de Investigaciones Científicas del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona.

    «analizar la interacción de las personas con  el entorno permite redescubrir a los seres humanos y entender el por qué de muchas cosas».