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  • Con buenas ideas gana todo el equipo

    Ivanna Zauzich

    La productividad laboral dejó de medirse en objetivos individuales; ahora apunta al logro de metas conjuntas. En este contexto, los proyectos que generan y desarrollan los equipos de trabajo son clave para el crecimiento de la organización.

    Las empresas optan porque sus empleados presenten iniciativas y, una vez aprobadas, las ejecuten, señala el consultor de RR.HH., Ramiro Ortega.

    Esta modalidad aún es nueva en Ecuador, indica Ortega, pero tomará fuerza. Esto porque mediante la ejecución de proyectos, hay unión de los equipos de trabajo. Se adquiere experiencia y los retos laborales son más satisfactorios.

    Este consultor pone un ejemplo: el área de ventas diseña un plan para que se comercialice un producto. Al trabajar en equipo, sus miembros buscan que el plan que funcione, “porque si fallan, la culpa no es de un individuo, sino de un grupo”.

    Para la directora de Talento Humano de Softdesarrollo, Fernanda Zabala, trabajar en proyectos impulsa a la consecución de objetivos. Pero aclara que se necesita cuidado, porque no todas las áreas pueden apuntar a esta metodología. Por ejemplo, dice, servicio al cliente no debe competir en cuantas personas atiende, sino en hacerlo con calidad y paciencia.

    Por lo general, los proyectos buscan cuantificar resultados, como incrementar cartera de clientes o facturación, “pero no todo puede medirse en estos ítems”.

    Lo importante, indica esta ejecutiva, es que en las áreas donde se incentiva a trabajar en proyectos, el individualismo pierde fuerza.

    Carolina Ochoa trabaja en una entidad bancaria. Allí recibe un salario y comisiones trimestrales adicionales si sacan adelante los proyectos planteados. Por ejemplo, mejoramiento del ‘call center’, recuperación de cartera, entre otros.

    Esta quiteña tiene una posición dividida respecto a esta metodología. Por un lado impulsa a esforzarse para obtener una remuneración adicional. Pero por el otro obliga a las personas a trabajar en equipo, aun cuando no se entienden. Esto, en su experiencia, genera caos en el ambiente de trabajo de la empresa.

    Una de las socias de la consultora de RR.HH., Ecuaworkers, Carmen Salazar, señala que la implementación de proyectos debe hacerse paulatinamente y con una medición previa del ambiente laboral. La clave es que trabajar en equipo resulte satisfactorio.

    Por eso es clave, según Salazar, que al contratar a un colaborador se le explique que el desarrollo de proyectos es un pilar para su crecimiento profesional dentro de la firma. También mediante pruebas psicológicas se determina qué tan apto es para el trabajo en grupo.

    Según los especialistas consultados por LÍDERES esta modalidad tomará fuerza en Ecuador hasta el 2015. Los empleados serán contratados para funciones determinadas, pero a sus competencias deben sumar una más: trabajar en proyectos.

    Otro punto que fomenta esta tendencia es el acceso a la tecnología. Esta permite que los profesionales sostengan una conversación por Skype, sigan a sus clientes vía Twitter, posicionen sus productos en Facebook o envíen cotizaciones a través de sus ‘smartphones’.

    “Esta capacidad para atender asuntos simultáneamente les da elementos para que los proyectos programados en la firma sean un reto y no una carga adicional”, puntualiza Salazar.

  • El producto de otros países gana adeptos

    Redacción Quito

    Esperanza Agila acude con frecuencia cada miércoles al mercado Santa Clara, en el centro-norte de Quito. Allí adquiere los productos básicos para consumirlos en su hogar y en su lista de compras tiene anotado frutas y verduras para abastecer la alhacena de su casa.

    Prefiere adquirir, por ejemplo, las uvas chilenas por su calidad, que también son las preferidas de sus dos hijos. Eso no es todo, también compra cebolla paiteña que proviene del Perú, porque su sabor es diferente y “pica menos”, explica.

    Agila tiene su casera consentida, donde realiza otras compras y es doña Clarita. Ella ofrece frutas y legumbres nacionales e importadas. Por ejemplo, comercializa manzanas y cebollas que llegan desde el Perú, y vende uvas que, dice, se importan desde Chile. Doña Clarita cuenta que sus clientes prefieren consumir productos extranjeros: de cada 10, “unos nueve caseritos” los adquieren. Por eso se abastece, en su mayoría, con productos importados.

    En las cadenas de supermercados también se ofertan frutas nacionales e internacionales. Por ejemplo, en Supermaxi (Corporación Favorita), se ofrecen uvas, manzanas, peras, kiwi, duraznos, nectarín, ciruelo, damascos y naranjas que no son cosechadas en el país. Según explica un ejecutivo de Supermaxi, eso no significa que el cultivo nacional esté perdiendo competitividad en el mercado local; al contrario, los productos internacionales se ajustan a las necesidades de otros compradores, que prefieren adquirir otra calidad de frutas o legumbres.

    También argumenta que la dificultad en el producto nacional está en los cultivos, que son antiguos y tienen un mantenimiento mínimo. Cita como ejemplo a las huertas, que son una mezcla de todo tipo de producto. Esto, técnicamente, dificulta el manejo de los cultivos.

    “Lo que necesita el durazno (por ejemplo), no es lo mismo que requiere otro cultivo, como la claudia, y las aplicaciones de productos que mejoren la calidad se dificulta mucho”. Según la experiencia del vocero de Supermaxi, la fruta importada ha ganado adeptos en el país, pero eso no significa que quite mercado a la local. En términos generales hay mercado para ambos productos. “En Ecuador se vende todo lo que se produce”, añade.

    También rescata que es lógico que la importación supere a la producción nacional y esto se debe a que esta última es muy pequeña; además, el costo de producción en el país es muy alto. A eso se suma que Ecuador no se posee las condiciones climáticas que tienen los países que poseen las cuatro estaciones.

    Por esa razón, el país tendrá inconvenientes para producir, en este caso frutas, a precios competitivos que poseen otros países; ni tampoco con la misma calidad. Sin embargo, el Ejecutivo rescata una ventaja: “nosotros tenemos mucha fruta tropical que otros países no tienen”.

    En las instalaciones del mercado Iñaquito, en el norte de Quito, los productos importados se pueden conseguir en los más de 20 sitios de expendio. Ahí se contrasta la preferencia del público. ‘Doña María’ vende más productos nacionales, ya que son más baratos. Sin embargo, dice que el invierno afectó a la producción local y eso se refleja en el precio final.

    Irene Mejía hace sus compras en el mercado de Iñaquito (norte). Ella prefiere la producción nacional y menciona un ejemplo: “La naranja de afuera no tiene el mismo líquido que la nacional. Para hacer un jugo puro consume hasta 10 naranjas internacionales. En cambio, cuando compra y usa la nacional, con seis son suficientes para que tomen, por lo menos, cuatro personas”. En la calidad del tomate también tiene sus preferencias. Según ella, hay tomates importados que tienen más pepa que ‘carne’ y eso no es un ahorro, al contrario, “debiera comprar más”.

    En frutas como el durazno, Mejía prefiere lo internacional. Es aficionada de los guaitambos (fruto de Ambato), pero solo los consigue entre febrero y marzo. En cambio, para los otros meses, debe adquirir los importados ya que siempre los encuentra en las quioscos del mercado.

  • El jardín decorativo gana espacio en Quito

    REDACCIÓN QUITO

    Los jardines decorativos son un detalle que gana espacio en todo tipo de construcción. Los amantes de la jardinería y quienes se preocupan por la apariencia de sus edificios suelen buscar los servicios de jardineros expertos para que decoren las fachadas con plantas ornamentales.

    «Para cada arreglo no existe un espacio, modelo o materiales definidos», explica Marco Herrera, gerente de Uriarte Garden, cuyo vivero se encuentra ubicado en Pomasqui, al norte de Quito.

    Según Herrera, en la capital existe un segmento que disfrutan de la jardinería y por eso acuden a su vivero a comprar desde rosas u orquídeas, hasta palmas, pencos y césped. «Pero no todos conocen qué tipo de planta se adapata a determinado clima o espacio. No es igual el clima en el centro, que en los valles».

    Herrera se dedica a la jardinería desde hace 15 años. Ofrece sus servicios para casas, conjuntos residenciales, parques, restaurantes y edificios.

    «Hay empresas grandes o centros comerciales que piden un jardín con una pileta al interior del edificio», cuenta Olga Lamiña, dueña de la microempresa Diseños y Flores, ubicada en Nayón.

    En los espacios que más se construyen estos jardines son los conjuntos residenciales, las viviendas particulares de estrato social medio y alto, y en centros comerciales, restaurantes y edificios. Sus principales clientes son personas de estrato socioeconómico medio y alto.

    Olga Lamiña, dueña de la microempresa Diseños y Flores, ubicada en Nayón, al oriente de Quito, señala que el número de viveros aumentó en los últimos 10 años. Solo en la Asociación de Viveros de Nayón existen registrados más de 25 de estos negocios.

    Nancy Tituaña, dueña del vivero Diseño y Decoración, es una de las más conocidas decoradoras de jardines del sector y explica que la demanda jardines decorativos aumentó en su negocio un 60% en los últimos dos años.

    El costo de cada jardín puede variar según el tamaño y el tipo de plantas que se utilice para construir el jardín. También requiere materiales como rocas de río, vasijas de barro, juncos y esculturas.

    Por la venta de sus jardines decorativos, asegura Tituaña, puede facturar hasta USD 200 000 anuales. Sus principales clientes, asegura son personas de estrato social alto de urbanizaciones privadas como Rancho San Francisco, en Cumbayá. «Acabo de terminar allí un trabajo por USD 75 000».

    Tiempo y costos

    La temporada.  Mayo y abril son los meses en donde más se contrata jardineros para construir jardines decorativos, pero la temporada puede variar en función del clima.

    Los costos.  Cada jardín decorativo, dependiendo del tamaño y materiales utilizados, puede costar desde USD 50, en adelante. El espacio mínimo requerido es de un metro cuadrado