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  • Juan Pablo Grijalva, ganadero que apuesta por que su sector crezca más

    La vida del empresario quiteño Juan Pablo Grijalva ha estado siempre en torno al desarrollo y fomento de la ganadería y de la industria agropecuaria.

    En la actualidad, no ha perdido su vínculo con esta industria. Así, al mando de la Asociación de Ganaderos de la Sierra y Oriente (AGSO) y de la Sociedad Industrial Ganadera El Ordeño, busca continuar con la promoción de proyectos encaminados a reactivar económicamente comunidades y poblaciones afectadas. Igual ocurre con quienes están involucrados en este importante sector productivo.

    El ingeniero Grijalva recuerda cómo desde su infancia había estado rodeado de la industria agropecuaria y conocía de primera mano cómo funcionaba la ganadería y los beneficios que esta actividad lleva a una comunidad.

    “Toda la vida estuve vinculado con este sector. Hasta los cinco años viví en una hacienda en el Carchi, porque mi padre era el Gerente del Banco de Fomento de Tulcán. Esto representó una gran influencia durante toda mi vida”, comenta Grijalva.

    Además, desde muy joven, el empresario se había dado cuenta del potencial que el sector agropecuario tenía en el país y consideraba que al estar rodeado de una cantidad inmensurable de recursos naturales, era imposible no ocuparlos para la activación económica del sector rural.

    Su hermana mayor, Adriana Grijalva, destaca que él fue siempre un hombre con visión, que podía reconocer las oportunidades de desarrollo a largo plazo y no descansaba hasta alcanzar sus objetivos. Además, afirma que él, desde una corta edad, demostraba preocupación por la comunidad.

    “Mi hermano siempre fue una persona visionaria que se da cuenta de lo que sucede a su alrededor para crear planes a largo plazo. Además, siempre le interesó el desarrollo común y quería aplicar sus conocimientos para este fin”, comenta.

    Es así que él decidió dedicar su vida académica al estudio del desarrollo rural, realizando sus estudios universitarios en la Universidad Agrícola Panamericana, en Honduras.

    Él sabía que lo que le faltaba a su país de origen era potenciar el sector agropecuario mejorando los procesos de la industria. Así, para conocer de primera mano cómo se realizaban estos pasos realizó un posgrado en el llamado país líder de ganadería, Nueva Zelanda. Lo hizo en el Rural Studies.

    Al finalizar su formación de cuarto nivel, el empresario comenta que tuvo la oportunidad de permanecer en ese país y trabajar en una de las mejores industrias agropecuarias. No obstante, el ingeniero decidió regresar a Ecuador para retribuir a su país con el conocimiento que había adquirido. “Tuve la oportunidad de desarrollar mi vida profesional en el exterior, pero decidí regresar a mi país porque consideré que ahí aún había mucho por hacer. El Ecuador tenía una industria agropecuaria en construcción y quería ayudar a desarrollar ese proceso”, recuerda Grijalva.

    En 1990, cuando tenía 27 años, regresó al país y pasó a formar parte del Directorio de la AGSO. Después, al cabo de dos años, fue elegido para gerenciar la asociación, cargo que ocupa hasta la actualidad. Gracias a este cargo, reconoce que tuvo (y tiene) la oportunidad de desarrollar proyectos que han traído beneficios para sectores vulnerables de la población, como los pequeños productores de leche.

    Además, comenta que sus metas personales han convergido en metas para las comunidades y sectores que se pueden potenciar por su acción en la AGSO. “Mis metas son metas del grupo. Queremos seguir desarrollando el sector agropecuario a un nivel que nos convierta en exportadores de productos de gran calidad”, argumenta.

    Asimismo, sus colegas de la asociación, como la economista Alexandra Peralta, afirman que parte importante del aporte que Grijalva a hecho a la AGSO es dar la oportunidad de aprender y crecer a las personas que se quieren involucrar profesionalmente en el sector agropecuario, ya que como él afirma, “el futuro depende de que los funcionarios antiguos enseñemos a los jóvenes para que sigan desarrollando a este sector.”

    Sin duda, según Grijalva, su vida ha estado fundamentada siempre en pilares fuertes y estables: su familia, sus amigos, su buen equipo de compañeros, la solidaridad y el trabajo duro en este sector.

    “Tuve la suerte de que mi labor sea apoyada por un gran equipo de trabajo, mis amigos, mis hijos y, principalmente, mi esposa”, señala el dirigente ganadero.

    La AGSO y su vinculación con la sociedad

    Redacción líderes (I)

    La Asociación de Ganaderos de la Sierra y Oriente (AGSO) implantó el modelo empresarial asociativo e incluyente para poder reactivar económicamente a sectores vulnerables principalmente de la Sierra ecuatoriana.

    Este modelo intenta unir a grupos y comunidades que se encuentran alejadas de la urbe y que tienen actitud de producción de leche, pero que por falta de organización y facilidades, no pueden vender formalmente sus productos. Por este motivo, la AGSO conforma grupos asociativos y establece centros de acopio de leche, donde los integrantes pueden entregar sus productos y garantizar la venta de los mismos.

    En la actualidad, la Asociación cuenta con 18 oficinas y 62 centros de acopio en 11 provincias del Ecuador.

    Además, según el gerente General de la AGSO, Juan Pablo Grijalva, se busca formar los grupos asociativos especialmente en zonas donde hay un alto índice de desnutrición. Así, la Asociación intenta aportar al desarrollo rural de las comunidades.

    “La autoestima de los pequeños productores crece, porque antes no podían ser parte de la economía y ahora no son solo visibles, sino que son excelentes.

    La Asociación hace que se puedan cumplir los sueños de muchos, porque para eso fue creada, para servir”, comenta.

    Asimismo, se encarga de desarrollar procesos de capacitación que están dirigidos a los pequeños productores para que puedan mejorar sus procesos y el producto tenga una mejor calidad.

    La meta final es que el Ecuador se posicione como uno de los mejores productores de leche a escala internacional.

    Juan Pablo Grijalva heredó de su padre, Hugo Grijalva, una tradición agropecuaria que lo llevó a desarrollar acciones para el desarrollo rural a través de la Asociación de Ganaderos. Foto: Pavel Calahorrano / Líderes
    Juan Pablo Grijalva heredó de su padre, Hugo Grijalva, una tradición agropecuaria que lo llevó a desarrollar acciones para el desarrollo rural a través de la Asociación de Ganaderos. Foto: Pavel Calahorrano / Líderes
  • El apoyo al ganadero se cumple con estudios técnicos

    Adriana Bucheli

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    Lograr que toda la cadena de la leche tenga procesos sostenibles en lo social, económico y ambiental es la propuesta que ofrece la firma Nestlé, a través de su estrategia de creación de valor compartido .

    Entre los aspectos que se toman en cuenta para su aplicación está el considerar -dentro de la manera de hacer negocios- factores como las condiciones sociales de las comunidades a las que se compra la materia prima, el bienestar del consumidor, la ejecución de procesos con prácticas amigables con el ambiente, etc.

    Mariana Tufiño, gerenta de Creación de Valor Compartido de Nestlé, explica que se logró concretar este concepto con el cumplimiento de 42 compromisos con la sociedad hasta el año 2020, en cinco áreas: nutrición; desarrollo rural y abastecimiento responsable; agua; sostenibilidad medioambiental; y derechos humanos. Como parte de las acciones sobre desarrollo rural, está el Servicio al Productor de Leche, que es un programa de abastecimiento responsable.

    “Este es un tema de total cumplimiento de nuestras cadenas de valor”, señala Tufiño al explicar que las prácticas se deben realizar con respeto a los derechos humanos, al medioambiente, con parámetros de seguridad ocupacional y ética en la gobernanza de la empresa.

    “Nos permite garantizar que nuestra cadena de valor es responsable”, añade Tufiño, al comentar que los consumidores ya no solo quieren que el producto cumpla con parámetros de calidad, sino que también exista respeto con las comunidades y el ambiente en la producción.

    Santiago Gordillo, coordinador del Servicio al Productor de Leche de Nestlé, señala que el programa no solo se enfoca en el tema comercial con los productores de leche, sino que se centra en la ayuda que ellos necesitan para mejorar la calidad de la leche, la inocuidad, etc.

    Una de las herramientas que se utilizan para ello es un estudio de sustentabilidad con las fincas lecheras. Allí se investiga el grado de sostenibilidad de la finca en los ámbitos económico, social y medioambiental. El estudio implica alrededor de 700 preguntas que se responden para conocer qué prácticas se están haciendo bien y en dónde hay oportunidades de mejorar, para trabajar sobre ello.

    Algunos de los subtemas que se evalúan son el uso del suelo, la cría de los animales, el uso y protección de materiales desde un punto de vista medioambiental, el uso del agua, optimización del uso de la energía, trato justo a los trabajadores, la calidad de vida, entre otros.

    Entre las acciones derivadas del estudio están la instalación de piscinas de oxidación, el cambio de uso de gas para el calentamiento de agua por paneles solares, etc.
    Edwin Santos, ganadero, dice que ser parte de este programa “ha sido bastante grato”, porque la empresa hace visitas constantes para potenciar las prácticas de trabajo en la finca, lo que ha mejorado su productividad.

    Con el servicio al productor se analiza la cadena de valor de la leche. Fotos: Cortesía Nestlé
    Con el servicio al productor se analiza la cadena de valor de la leche. Fotos: Cortesía Nestlé