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  • Mariela Gómez: ‘El liderazgo no depende del género, sino de las habilidades’

    Redacción Quito

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    Mariela Gómez nació en Cuenca, pero su vida ha transcurrido en Riobamba, con excepción de los años de sus estudios universitarios, que los vivió en Guayaquil.

    Sus 12 años de escuela y colegio los cursó en el Santa Mariana de Jesús, de Riobamba, un centro educativo religioso, conservador y, para entonces, femenino.

    Fue en el Puerto Principal, como estudiante de Economía en la Universidad Católica Santiago de Guayaquil, donde comenzó a aprender sobre la manera de ser e inquietudes de los hombres. “Fue difícil, pero también una valiosa oportunidad para forjar mi carácter y determinación”.

    Durante los primeros años, Gómez estudió paralelamente Tecnología en Computación. Una vez graduada de tecnóloga, comenzó a trabajar en una empresa financiera, al tiempo que continuaba estudiando Economía.

    Al retornar a Riobamba, ingresó a trabajar en el banco La Previsora. Tras la crisis financiera y el cierre de la firma, logró entrar a trabajar a El Molino Electro Moderna, actualmente Moderna Alimentos, donde acumula una larga trayectoria, desempeñándose hoy día como Directora de Responsabilidad Social y Gerenta de la Planta Cajabamba.

    Sin barreras

    “En el 2010, asumí como Gerenta de la planta de Cajabamba. Fue un hito profesional en mi vida. Estaba a cargo de la administración y operación de la planta. En su mayoría era un equipo de hombres. Somos 56 personas en la planta y desde entonces no ha variado mucho.

    Pero antes éramos ocho mujeres y hoy somos 21. Esto gracias a una apertura natural y a una determinación y apoyo directo desde la alta dirección al desarrollo de la mujer. Ahora tenemos mujeres en posiciones que tradicionalmente han sido cubiertas por hombres, en logística, calidad, seguridad industrial.

    Como jefa de planta no sentí barreras por ser mujer, siempre hubo un respeto. En ciertos casos, fue más bien la diferencia de edad con algunos compañeros con lo que tuve que lidiar”.
    Discriminación

    “En nuestra sociedad existen hechos marcados de discriminación, desde sutiles hasta fuertes. Por ejemplo, estás en una reunión donde hay pocas mujeres, porque en las direcciones o gerencias no hay todavía un número igualitario, y en el momento en el que se pide tomar nota de la reunión, dicen ‘nombremos una secretaria’, ¿por qué no un secretario? Yo, intencionalmente, no me ofrezco para ello. En la hora del refrigerio, esperan que las mujeres se paren a servir y repartir. Son sutiles y ni siquiera te das cuenta porque están en nuestro cognitivo social. Hay otras acciones más marcadas, como que omitan tu voz cuando quieres intervenir, porque otro compañero habla más fuerte. Ahí es cuando debes hablar con la misma fortaleza. No hay nada mejor que la contundencia de tus argumentos para hacer valer tu espacio e írtelo ganando”.

    Liderazgo

    “Para mí el liderazgo no depende del género, sino más bien de tus habilidades, conocimientos, autodisciplina y apertura al cambio, que es lo único permanente. Pero por nuestro género, hay ciertas condiciones y destrezas que brindan un plus, las cuales también desarrollas en casa como hija, hermana o madre. Por ejemplo, la empatía, la percepción, la comunicación, el poder entender mejor a tu equipo solo al ver cómo actúan y un poco la tolerancia y resistencia a un trabajo arduo”.

    Participación

    “Sí veo una incorporación mayor de la mujer en el sector de consumo masivo y el campo empresarial. Pero sigue siendo más en las áreas sociales, falta mayor presencia en las ciencias, procesos exactos. Pero es también por una decisión propia. Cuando busco cargos técnicos, pocas mujeres aplican. Creo que tiene mucho que ver con la educación y la familia. Hay formas tan inmersas en nuestra conducta social que no las vemos. En las culturas indígenas, por ejemplo, aún son marcados los roles de hombres y mujeres para las tareas. Hay que trabajar en las bases de la sociedad”.

    Desafíos como país

    “El reto más importante como país está en la educación. Es triste ver que por falta de educación se repiten los ciclos, ya no hablamos de embarazo juvenil, sino infantil. Hay que romper con estos prejuicios desde la formación, la afectividad, la relación padre-hijo, la sexualidad, que es un tabú en nuestra sociedad. Hay que formar personas más abiertas, seguras; respetuosas de los demás, de sus espacios, de sus derechos”.

    Es Directora deResponsabilidad Social de Moderna Alimentos y Gerenta de la Planta de Producción Cajabamba, en Chimborazo. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
    Es Directora deResponsabilidad Social de Moderna Alimentos y Gerenta de la Planta de Producción Cajabamba, en Chimborazo. Foto: Julio Estrella / LÍDERES
  • Una apuesta al matriarcado en la literatura

    Gabriel Flores

    Josephine, Margaret, Elizabeth y Amy, las protagonistas de ‘Mujercitas’, marcaron para siempre los gustos literarios de Evangelina Gómez. Desde aquella lectura de la infancia, la directora del Consorcio Ecuatoriano para la Responsabilidad Social (Ceres), prioriza las historias donde las mujeres son las protagonistas.

    Gómez destaca la fortaleza para superar las adversidades sociales, culturales y religiosas que ha encontrado en mujeres como Eliza Sommers, la protagonista de ‘La Hija de la fortuna’, de Isabel Allende o de Mariam y Laila, los personajes de ‘Mil soles espléndidos’, de Thousand Splendid.

    Una de sus últimas lecturas fue ‘Memorias de una inesperada’, la biografía de la Reina Noor de Jordania quien mantuvo sus raíces occidentales en medio de la cultura árabe. “Una de las cosas que siempre me han impactado de estas historias es ver cómo en distintas partes del mundo las mujeres sufren por el machismo”.

    Entre los libros de su biblioteca donde están obras como ‘Los pilares de la tierra’, de Ken Follett o la saga ‘Millenniun’, del sueco Stieg Larsson hay dos libros de literatura ecuatoriana que cualquier lector curioso envidiaría.

    El más llamativo es un libro de pasta roja de gran formato. Se trata de ‘El Minotauro’, un libro con poemas eróticos escritos por Carlos de la Torre Reyes y con pinturas de Oswaldo Guayasamín. El otro es ‘Amor, cascada y nube’ que tiene pinturas de Oswaldo Viteri.

    La rica herencia literaria del Río de la Plata -Gómez es argentina- nunca la terminó de seducir pero destaca la narrativa de Jorge Luis Borges. “Me encantan sus obras. Él me parece un personaje lleno de historias fabulosas”, dice.

    En la biblioteca de Gómez también hay libros sobre ecología. Son textos que leyó durante sus años de universidad. Después de obtener su título como licenciada en Administración Ambiental, estas lecturas se multiplicaron porque trabajó diez años en Galápagos, en la Fundación Charles Darwin. “Los fines de semana -dice- siempre me iba a la playa con mi libro. En ese tiempo me dediqué a leer mucho sobre la evolución”.

    A Gómez le gusta leer en los libros físicos, sin embargo, en el último año se ha tenido que adaptar a la lectura en digital, por la Maestría en Responsabilidad Social que está cursando.
    Uno de los nuevos autores que ha llegado a su biblioteca es el estadounidense Michael Porter.

    A través de este autor se ha inteligenciado sobre cómo generar valor dentro de las empresas y de cómo mejorar la calidad de vida de los colaboradores. “Porter habla sobre la generación de valor compartido, que a mi manera de ver no es discordante con la teoría de la responsabilidad social”.

    Cuando Gómez era niña sus papás no le leían. Ella siempre prefirió el juego, sobre todo, el hockey sobre césped. La dinámica cambió cuando se convirtió en madre. Lo primero que hizo cuando nacieron sus hijos fue comprarles libros y compartir con ellos un tiempo de lectura. Los resultados están a la vista. Junto a sus libros están decenas de obras que su hija, de 17 años, ya ha devorado.

    Evangelina Gómez en la biblioteca de su casa ubicada en Pifo. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
    Evangelina Gómez en la biblioteca de su casa ubicada en Pifo. Foto: Vicente Costales / LÍDERES
  • Catalina Gómez empuja al artista en Ecuador y Nueva York

    Ivanna Zauzich

    La parte más difícil de emigrar es abandonar las costumbres, amigos y cotidianidad del país de origen. Sin embargo, esa experiencia puede brindar otras oportunidades de crecimiento.

    Así lo asumió Catalina Gómez (agosto de 1975) quien partió con sus padres y cinco hermanos a Nueva York (EE.UU.) cuando tenía 18 años. En esa ciudad estudió Contabilidad y Finanzas con una Licenciatura en Ciencias de la Computación en The City University of New York (Cuny).

    Después de trabajar en empresas privadas, el año pasado emprendió un proyecto para dar un espacio a los pintores, cineastas, diseñadores y escritores ecuatorianos para que presenten sus creaciones y den a conocer sus tendencias. Esto lo hace a través del magazine L’escalier (www.lescaliermag.com), cuya edición impresa se reparte sin costo en boutiques, librerías, galerías de arte y centros artesanales en Ecuador.

    En esta publicación, los artistas promocionan sin costo su trabajo. También busca que estos profesionales se agremien, desarrollen estrategias, expongan y muestren su creatividad al mundo.

    En la oficina de Nueva York, esta cuencana coordina la publicación, que también trata temas de concienciación ambiental, reflexiones políticas, entre otros aspectos. Esta cuencana evidencia en sus actos ser una perfeccionista, asume el control cuando va a ser fotografiada y no deja al azar ningún detalle durante una entrevista.

    Ese carácter fuerte es una de las cosas que recuerda su amiga de la juventud, Diana Carchipulla. Además resalta que Gómez es perseverante, confiable, y aunque parece seria, tiene sentido del humor. «Con todas estas cualidades fue una guía y ejemplo para sus cinco hermanos menores».

    Desde que era niña, esta profesional demostró ser dinámica y con visión sobre el futuro, recuerda otra amiga, Inés Luzuriaga. Desde esos años era optimista y se proyectaba como una persona de mente abierta, con ganas de cambiar el mundo. En el colegio, recuerda Luzuriaga, era participativa, colaboradora y querida entre sus compañeros.

    Esta percepción no dista mucho de lo que se ve en el muro de Facebook de esta cuencana. Allí comparte mensajes para el cuidado del medioambiente, críticas al maltrato animal, apoyo a la liberación femenina y la conquista de los derechos, así como fotos escalando montañas y recorriendo paisajes naturales como playas, selvas, nevados… Una de las cosas que más valora Gómez es la riqueza natural que existe en Ecuador, donde se encuentran diferentes climas a menos de 100 kilómetros distancia.

    Sin embargo, esta emprendedora no se queja de su cotidianidad en Nueva York. Desde su oficina, en un segundo piso, se conecta a Skype para comunicarse con las 12 personas que trabajan en L’escalier, en Cuenca.

    Esa dinámica entre trabajo y oficina no es nueva, ya que por más de 15 años trabajó en el sector financiero estadounidense. Angel Solís, gerente general de Austro Financial Services en Nueva York, conoce la trayectoria de esta azuaya y destaca su capacidad, colaboración y espíritu de superación. Agrega que en lo personal es amable, honesta y con ganas de aportar a la sociedad.

    Léscalier es el legado de esta mujer pujante que, aunque se desarrolló en el mundo financiero en firmas como WJB Capital Group, en su interior lleva una artista. Ahora quiere colaborar mediante este espacio para que poetas, pintores, cineastas y más artistas den a conocer su trabajo y se proyecten en el mercado, explica el diseñador de modas Daniel Crespo.

    La inversión para L’escalier bordeó los USD 40 000, y fue una apuesta de Gómez. Ella dejó su trabajo en el mundo financiero porque identificó que después de la crisis que experimentó EE.UU. en el 2008, ese sector decreció. Esa coyuntura le dio la fuerza que necesitaba para iniciar este proyecto que busca impulsar una cultura artística en Ecuador.

    Con 1,60 de estatura, sus perspectivas son altas. Espera que esta iniciativa estimule a los artistas de todas las áreas a superarse y seguir trabajando en lo suyo. Cuando ella especifica quiénes están en este ámbito, no duda en mencionar a magos, escapistas, chefs, modelos, payasos y cualquiera que demuestre una habilidad.

    Para la diseñadora gráfica Carolina Jaramillo, L’escalier es un espacio positivo para Ecuador. En otros países como Argentina, Brasil y Uruguay hay proyectos similares para construir una cultura que impulse la creatividad. «Es lo que faltaba en el país».

    Diana Carchipulla recuerda que esta emprendedora era selectiva con sus amistades. Hoy mantiene esa política, ya que en Facebook tiene 72 contactos, con algunos ha mantenido el contacto por 20 años. Sus gustos por la gastronomía cuencana también están intactos, al igual que sus amistades. Disfruta con el mismo gusto el cuy, el mote sucio, el choclo con queso, las cascaritas (cuero de cerdo horneado) y otros platos típicos del sur del Ecuador. «Soy 100% cuencana y me siento orgullosa de mis raíces».

    La fotografía es otra de sus aficiones. Cada vez que mira una imagen que impacta, la captura y la sube a su muro para compartirla. Las fotos más recurrentes son paisajes y estructuras arquitectónicas como edificios, túneles y puentes.

    Ella no ha recibido cursos, pero se describe como inquieta, y cuando algo le interesa, aprende al respecto. También busca el lado positivo de cada cosa que sucede en su vida. Por ejemplo, de emigrar rescata las oportunidades educativas y los buenos amigos que ha hecho en EE.UU.

    Empuja al artista en Ecuador y Estados Unidos

    La primaria. Estudió en la Escuela 3 de Noviembre.

    La secundaria.  Cursó en el Colegió Asunción, donde se graduó con especialidad en física matemática, en 1994.

    Autodidacta.  Es inquieta y aprende sobre lo que le interesa, como fotografía, arte y literatura.

    www.lescaliermag.com