Etiqueta: granos

  • El fréjol empieza a ser inaccesible para muchos

    Agencia EFE

    El fréjol, el alimento predilecto de los brasileños, ha cuadruplicado su precio en los últimos meses y se ha convertido en inaccesible para muchos consumidores, que ahora buscan alternativas para sustituir el plato estrella de Brasil.

    Cada brasileño consume una media de 15 kilos de fréjol por año, lo que le convierte, junto al arroz, en el producto más popular de la dieta del país suramericano.

    El “feijo”, como se denomina a este grano en Brasil, es además el ingrediente principal de la “feijoada”, un cocido con varias carnes de cerdo y de vaca que es considerado el plato más típico de la cocina del país.

    La tradición cuenta que la “feijoada” fue un plato creado por los esclavos, que cocinaban los fréjoles con las carnes menos nobles que sus señores despreciaban, pero hoy, siglos después, forma parte del menú semanal de millones de brasileños, independientemente de su clase social.

    En el bar Montecarlo, situado a pocos metros de la icónica Avenida Paulista, uno de los centros financieros de Sao Paulo, se sirven todos los miércoles y sábados más de cien “feijoadas” por día.

    Pero el famoso cocido, una de las principales fuentes de ingreso de este bar, está comenzando a ser un lastre para sus propietarios debido al encarecimiento del grano, que ha aumentado más de un 200% en los últimos meses.

    “Por el momento estamos manteniendo el precio de la feijoada. Es nuestro principal plato, por lo que estamos manteniendo el precio para no afectar al cliente”, cuenta la propietaria del bar, Ronilce Matos.

    Al igual que Matos, la jubilada Alice Boreli también considera un “absurdo” el “aumento vertiginoso” en el precio del fríjol y ya ha encontrado un sustituto para su alimento preferido: las lentejas.

    Y es que el precio del alimento símbolo de la gastronomía brasileña ha pasado de los 3,5 reales (USD 0,94 centavos) el kilo, el pasado noviembre, a los 12 reales (USD 3,24) en febrero, según el Instituto Brasileño del Feijo.

    “Todas las cosas de supermercado están caras (…) El fréjol, el arroz, el azúcar, todo está aumentando”, asegura Boreli.

    El alza del precio del fréjol en Brasil coincide con la reducción de la cosecha, principalmente la de tipo carioca, la más consumida en el país, donde también existen otras variedades como el “fradinhoi”, “feijao de corda” o “preto” (negro).

    De acuerdo con el presidente del Instituto Brasileño del Feijao, (Ibrafe), Marcelo L ders, los productores decidieron el año pasado reducir el plantío de esta leguminosa para cultivar productos más rentables desde el punto de vista económico, como la soja.

    A la disparada del precio del fréjol también ha contribuido la sequía registrada a finales del año pasado en algunas regiones productoras del gigante sudamericano, lo que ha provocado una reducción de la oferta.

    “La escasez normalmente provoca una alta repentina en los precios, pero eso no se prolonga por un largo periodo porque tenemos tres cosechas de fréjol”, dice el coordinador del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del centro de estudios Fundación Getulio Vargas, André Braz, quien espera una reducción de los precios a partir de abril.

    El valor del fréjol “carioca”, que responde por el 60% del producto nacional, alcanzó a comienzos de febrero los 400 reales (USD 108) por saco de 60 kilos en el campo, frente a los 120 reales (USD 32,4) por saco del año anterior.

    Pesa en la inflación

    El fréjol y otros alimentos aceleraron la inflación de enero hasta el 0,32%, después del alza del 0,15% experimentada en diciembre. El indicador, sin embargo, acumula una subida del 3,78% en los últimos 12 meses, por debajo de la meta del 4,25% establecida por el Gobierno brasileño.

    “El fréjol hizo aumentar la inflación de enero pasado, pero va a impactar más en la de febrero. No obstante, la inflación de Brasil es muy baja, porque la economía sigue lenta, el desempleo está muy alto y el consumo es bajo”, según explica André Braz.

    Para el experto, el aumento experimentado por el precio de fréjol ha perjudicado principalmente a los más pobres, ya que la leguminosa es el “principal complemento de la alimentación” para la población de baja renta en Brasil.

    “El pobre sólo come arroz y fríjol y encima está en con ese precio”, lamenta una señora a las puertas de un supermercado en Sao Paulo, mientras observa a un vendedor esperando por compradores de fréjol.

    Un trabajador prepara fréjol para la venta, en una tienda de Sao Paulo. Este grano ha cuadruplicado su precio en los últimos meses. Fotos: Fernando Bizerra / EFE
    Un trabajador prepara fréjol para la venta, en una tienda de Sao Paulo. Este grano ha cuadruplicado su precio en los últimos meses. Fotos: Fernando Bizerra / EFE
  • Seis granos andinos se procesan en esta planta

    Redacción Sierra Norte

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    La instalación de una planta procesadora de quinua, chía, amaranto, fréjol, chocho y arveja seca permitió a la Federación de Organizaciones Productores de Granos Andinos de Imbabura y Carchi (Fegrandinos Norte) tender raíces y crecer.

    La firma, constituida en septiembre del 2015, congrega a 400 productores de cinco asociaciones que no solo cultivan los nutritivos productos. Desde octubre pasado seleccionan y empacan los alimentos en las modernas instalaciones, que tienen tanques de acero inoxidable, elevadores, máquinas para la eliminación de las impurezas y para escoger los granos de acuerdo al tamaño y color, entre otros dispositivos.

    Las instalaciones, ubicadas en el sector Monjas del cantón Bolívar, en Carchi, tienen capacidad para procesar una tonelada por hora.

    La construcción y equipamiento de la planta bordea USD 1,1 millones. La mayor parte del financiamiento provino del Proyecto Nacional de Innovación Tecnológica Participativa y Productividad Agrícola (Pitppa) del Ministerio de Agricultura y Ganadería, explica José Cangás, presidente de la Federación. El resto fueron aportes locales de los campesinos.

    Inicialmente se pensó en adquirir una planta procesadora que funciona en Cayambe, en el norte de Pichincha, pero la negociación no prosperó, recuerda Cangás.

    Por eso decidieron empezar de cero. El ente adquirió un predio de USD 5 000 m2 en USD 10 000, en donde funciona actualmente.

    También se pensó instalar en Imbabura, por su posición estratégica. Pero solamente el costo del terreno bordeaba los USD 60 000. Es por eso que la planta procesadora de granos andinos se levantó en Bolívar, cuyo precio era el más accesible del mercado.

    El siguiente paso fue diseñar la factoría, que está ubicada a un costado de la carretera Panamericana E-35. Esto garantiza movilidad para los campesinos que llegan con sus cosechas desde Carchi e Imbabura.

    Antes de la construcción los labriegos visitaron varias piladoras de arroz de Los Ríos y Guayas.
    En Perú, en cambio, recorrieron fábricas especializadas en la construcción de máquinas escarificadoras y mesas densimétricas. Éstas últimas sirven para limpiar y seleccionar los mejores granos.

    Sin embargo, se optó por un separador y una mesa densimétrica de tecnología brasileña. También se adquirió un selector óptico y una empacadora automatizada de procedencia japonesa. Los silos de acero inoxidable son de fabricación nacional.

    La planta carchense posee cinco canales que permiten seleccionar, por ejemplo, los diferentes granos de fréjol de acuerdo al porte y al color. En el Ecuador la mayoría de estas herramientas han sido diseñadas para trabajar con cereales como el arroz y la quinua.

    Pero, en Bolívar se está utilizando para procesar también los otros granos andinos. Ese es el valor agregado de esta planta.

    El diseño de la factoría se realizó de acuerdo a las necesidades de los productores, señala Roberto Godoy, técnico del Pitppa. Él explica que al inicio se planificó solo para quinua, chía y amaranto, pero fue adaptándose también para el fréjol, chocho y arverja, que se produce abundantemente en las parcelas de la Sierra norte.

    Uno de los problemas que no han podido eliminar del todo los campesinos es la variación de precios. El bulto de arverja quantun tierna cayó a USD 8, a pesar que alcanzó los USD 100 a mediados del año. A pesar de ello, la planta procesadora ahora les permite convertir estos granos en semilla y no sacar a pérdida al mercado, comenta Iván Ibujés, presidente de la Asociación de Productores Agropecuarios de Bolívar.

    Un dato extra: la planta no solo está al servicio de los socios de la Federación, sino de todo el que necesite procesar granos.

    José Cangás, presidente de la Federación de Organizaciones Productores de Granos Andinos de Imbabura y Carchi, en la planta. Foto: Francisco Espinosa para LÍDERES
    José Cangás, presidente de la Federación de Organizaciones Productores de Granos Andinos de Imbabura y Carchi, en la planta. Foto: Francisco Espinosa para LÍDERES
  • Granos andinos saludables y fáciles de preparar

    Redacción Quito

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    La adversidad los llevó a iniciar un emprendimiento familiar que, hoy en día, conquista los paladares ecuatorianos y del mundo. María Fernanda Illánez es una emprendedora que desde hace cinco años incursionó artesanalmente en la preparación de productos alimenticios saludables y constituyó la empresa Gourmet Andino. “Vendía en ferias y tiendas orgánicas”, cuenta Illánez.

    Junto con su esposo, José Luis Quintero, ideó este negocio ya que, por una serie de alergias que atravesó su hija María Emilia, la familia debió cambiar sus hábitos alimenticios y empezar a consumir productos naturales.

    La oferta, hace tres años, era limitada, por lo cual vieron una oportunidad para crear, de manera masiva, productos sanos con base en diferentes granos andinos, sin conservantes ni aditivos y con azúcares menos procesados.

    Con una inversión aproximada de USD 100 000, en el 2016, los esposos montaron una fábrica, sacaron registros sanitarios y renovaron su imagen para lanzarse oficialmente al mercado.

    Los emprendedores levantaron la planta en la zona de Perucho, al nororiente de Quito, donde también cultivan quinua orgánica.

    Cuando la demanda sobrepasa la producción de materia prima recurren a proveedores, sobre todo aquellos que trabajan en comunidades campesinas.

    Camari es una de las organizaciones que les provee de panela orgánica y también vende los productos. “La mezcla de pastel es el producto estrella”, señala Ximena Freire, responsable de ventas.

    La producción mensual es de entre dos y cinco toneladas.

    En sus inicios, la empresa se dio a conocer en el mercado con unas mezclas de quinua y avena orgánicas para preparar pancakes y pasteles, que hasta ahora las comercializan bajo la marca Cusi.

    También optaron por ofrecer mezclas de platos salados como ‘quinoto’ (risoto de quinua).
    Illánez destaca la practicidad que da Cusi para preparar comida rápida y saludable, sin invertir grandes cantidades de dinero.

    Los empaques son de aproximadamente 300 gramos y cuestan entre USD 3 y 6.
    Para el próximo año, la oferta se ampliará con trigo serraceno y semillas de cáñamo.
    Actualmente, los productos de Cusi se encuentran a la venta en grandes cadenas de supermercados y tiendas orgánicas.

    Desde que Superfoods Ecuador abrió sus puertas a finales del 2015, ha comercializado la variada oferta de la empresa Gourmet Andino.

    Gizella Greene, gerenta general del negocio, señala que Cusi es uno de los productos más aceptados por sus clientes.

    Además, en el restaurante de la tienda, Greene utiliza las mezclas para la línea de pastelería y para preparar ensaladas. El almacén recomienda a sus compradores estos productos por su valor nutricional y sus variedades.

    Las mezclas Cusi también se comercializan en tiendas de EE.UU. y Europa. En el 2018 participarán en ferias comerciales en países como Alemania.

    Para finales de este año la empresa de alimentos espera una facturación de USD 110 000.
    Como una estrategia para promocionar sus productos, Quintero e Illánez trabajan conjuntamente con ‘influencers’, principalmente los que se dedican a temas de cocina y salud.
    Gracias a este tipo de publicidad hoy tienen más de 8 000 seguidores en Facebook e Instagram.

    Con una inversión aproximada de USD 100 000, en el 2016, los esposos montaron una fábrica, sacaron registros sanitarios y renovaron su imagen
    Con una inversión aproximada de USD 100 000, en el 2016, los esposos montaron una fábrica, sacaron registros sanitarios y renovaron su imagen
  • Los granos andinos van recuperando terreno

    Redacción Líderes

    En las montañas de los Andes, por centenares de años, se ha conservado la herencia de los incas: los granos andinos.

    En Ecuador, comunidades de Imbabura, Cotopaxi, Chimborazo, Bolívar y Cañar se dedican al cultivo de chocho, quinua y amaranto. “Para los productores de agricultura familiar campesina de la Sierra Centro, siempre han sido importantes estos cultivos”, enfatiza Nelson Mazón, responsable del Programa de Leguminosas y Granos Andinos del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap).
    Esta entidad empezó el rescate de semillas desde la década de los 80, con el apoyo de productores locales. En los años 90 se revaloró el poder nutricional de los granos y se hicieron investigaciones para generar variedades mejoradas de quinua y de amaranto.
    Es en este siglo, que la popularidad de granos andinos crece, principalmente en el 2013, año de la quinua declarado por la ONU.
    El amaranto no ha tenido la misma suerte, pese a ser un grano ancestral, no es muy consumido en el país y su producción es mínima. Pero el Iniap augura un buen futuro por su adaptación a los suelos y por su valor nutricional.
    En cuanto a la ocupación de terrenos de cultivos no existen cifras oficiales respecto del amaranto. Datos del Iniap señalan que los cultivos de chocho actualmente ocupan alrededor de 10 000 hectáreas (ha) y los de quinua, 2 000 ha; cifras que se han duplicado en la última década.
    En Ecuador, el consumo promedio anual de quinua es de una libra por persona; según Mazón, si esta cifra se duplicara, podría crecer el cultivo entre 6 000 y 8 000 ha.
    El grano de mayor aceptación en Ecuador es el chocho, por lo cual tiene el costo más alto; le sigue el amaranto y en último lugar la quinua (ver gráfico).
    La Corporación de Productores de Leguminosas y Granos Andinos Pueblo Puruhá (Corpopuruwa) en Chimborazo se dedica a la producción de granos andinos, principalmente de chochos y quinua, para el consumo familiar y comercialización local. Al año cultiva alrededor de 2 000 ha de chochos y exportan quinua convencional y orgánica a EE.UU.
    Actualmente, la asociación de 60 productores es parte de un proyecto de industrialización de la Universidad Nacional de Chimborazo (Unach); además trabaja en la implementación de un centro de acopio, como afirma el dirigente Julio Bravo.
    Por su parte, la Asociación de Productores de Cañar, desde el 2008, retomó el cultivo de granos andinos como chocho, quinua y amaranto. Los productores de 25 comunidades no se conformaron con cultivar, sino que decidieron dar un valor agregado a su trabajo. Hoy en día, ofrecen quinua perlada, distribuyen chochos a comerciantes de Cañar y de Alausí y ­elaboran barras energéticas de amaranto.
    El presidente del gremio, Nicolás Pichazaco, explica que los agricultores que trabajan con granos andinos necesitan una mejor maquinaria para reducir costos de producción y así también obtener el registro sanitario.
    Otros emprendimientos nacionales, a mayor escala, también han surgido a partir del crecimiento de la producción de estos granos. Uno de ellos es Cereales Andinos, que tiene 11 años de ­existencia. Esta empresa apostó por la elaboración de productos a base de quinua.
    Esteban Tapia, vicepresidente de Cereales Andinos, considera que factores como el aumento de la producción local, la tecnología y la difusión de los beneficios han sido de provecho para las industrias. En el caso específico de su producto emblema: Quinoa Crunch, la producción pasó de un crecimiento de 3,3% en el 2015 a 38% en el 2016 y se estima que este año el porcentaje supere el 70%, por la adquisición de maquinaria industrial importada para la producción, así como de una empacadora automática.
    Actualmente, la producción e industrialización de granos andinos tiene el desafío de ganar espacio en el mercado local y expandirse a nivel internacional. Es por eso que Cereales Andinos tiene como objetivo exportar sus productos en 2018.
    El productor Nicolás Pichazaco considera importante incentivar a las comunidades a la diversi­ficación de cultivos y a ver la ­agricultura como una oportunidad de desarrollo.

    Cereales Andinos es una empresa ecuatoriana que elabora productos a base de quinua. Sus directivos reconocen que el consumo local se incrementa poco a poco. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
    Cereales Andinos es una empresa ecuatoriana que elabora productos a base de quinua. Sus directivos reconocen que el consumo local se incrementa poco a poco. Foto: Diego Pallero / LÍDERES
  • Se expande con granos andinos

    Mayra Pacheco. (I) 
    redaccion@revistalideres.ec

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    El afán por rescatar los alimentos andinos motivó a Nelly Moreno, gerenta de la procesadora de Alimentos Gramolino, a aliarse con comunidades indígenas del país. Esta unión, que se concretó en el 2002, le ayudó a fortalecer la presencia de la quinua, el morocho, los chochos, los fréjoles, el garbanzo, el maíz, la lenteja y -ocho años después- el amaranto, en la mesa de las personas.

    Estos productos se ofrecen en granos, harinas y desde el año anterior, se cuenta con una bebida natural hecha con amaranto, uvilla y maracuyá. Esta se ofrece en envases de tetrapark.
    La selección y procesamiento de los granos se realiza en la planta ubicada en Tumbaco. Ahí, los trabajadores retiran las impurezas que existen en estos cereales, los muelen, de ser el caso, y luego se coloca en empaques para ser distribuidos. La bebida, en cambio, se hace con la empresa Lechera Andina S. A. del Ecuador.

    Para preparar estos productos, Gramolino se abastece de la producción de comunidades indígenas. Se trabaja con Mamamurucuna, Santa Rosa de Chalguayacu, Sumak Mikuy, Asociación de Rescate de Cultivos de Poalo, y otros productores particulares. En total son siete proveedores. Al inicio empezaron con dos.

    Con estas organizaciones se aplica una modalidad de comercio justo y los agricultores son retribuidos de manera equitativa. La idea es incentivar a la gente a seguir trabajando en el campo.

    Verónica Acosta, representante de Sumak Mikuy, menciona que comunidades indígenas de Cotacachi, en Imbabura, proveen anualmente 50 kilos de amaranto, 2 000 kilos de maracuyá y 1 000 kilos de uvilla.

    Además de motivar a que los agricultores produzcan, Gramolino busca que las personas incluyan alimentos nutritivos en su dieta. Moreno asegura que estos son buenos para la salud.
    De hecho, la experiencia que tuvo la gerente de esta empacadora le impulsó a incluir el amaranto en su línea de negocio en el 2010.

    Entonces, un diagnóstico médico refirió que Moreno tenía una inflamación en el cerebro que afectó a la producción de una hormona llamada serotonina, que contribuye a aliviar el estado de ánimo. Para su recuperación, su médico le recomendó dormir, pero los cuidados que requería su hijo Pedro José y la atención que demandaba su empresa le obligaron a buscar otras alternativas.

    Tras revisar información descubrió que el amaranto tiene un aminoácido que ayuda a producir serotonina, Así, este seudocereal se convirtió en el principal ingrediente de su dieta.
    Su madre, Nelly Peralta, incluía amaranto en la sopa, el arroz, postres y hasta en los jugos. Este tratamiento dio resultado y a los seis meses, la gerente de Gramolino se recuperó totalmente. “Mi mamá es quien comenzó con esta idea”, comenta Nelly Moreno.

    Al comprobar los resultados, Gramolino decidió incluir este seudocereal para compartir con otros las bondades del amaranto. Al igual que el resto de los granos, este se vende entero y en harina. Estos productos vienen en cajas que contienen entre 200 gramos y 250 gramos. Estos se comercializan en supermercados del país.

    Una vez que el amaranto en grano y harina tuvo acogida, Gramolino decidió innovar e industrializar la bebida de amaranto que preparaba Peralta, por recomendación de José Muñiz, gerente de comercialización de Tía.

    Para conseguir apoyo para este proyecto, Moreno visitó a los representantes de Tetrapark con una jarra de bebida de amaranto, uvilla y maracuyá y les convenció. La preparación y envasado se hace con Lechera Andina S. A, desde el 2016. El producto se llama Amati y viene en una presentación de 200 mililitros. Cuesta USD 1,25.

    Este producto este ha tenido aceptación en cadenas como Supermaxi, Fybeca, Medicity, Punto Natural, así como en tiendas especializadas en ‘súper foods’ y en el menú de instituciones educativas. Además es ofrecida en sitios turísticos como el hotel NapoWildlife, en el Tren Ecuador, en Sachaji, y está negociación con el hotel Gran Guayaquil y aerolíneas.

    Jiovany Rivadeneyra, representante de la comunidad Kichwa Añangu, menciona que Amati es parte del ‘box lunch’ de los turistas que visitan los hoteles que administra esta asociación en el parque Yasuní, desde hace un mes. Este fue elegido, porque es natural. En promedio se compran 400 bebidas cada mes. “Es muy bueno”.

    Gramolino trabaja también para exportar la bebida de Amaranto e incluir nuevos productos: snacks de frutas con amaranto y arroz con amaranto.

    La gerenta
    Nelly Moreno

    Por lo general, al inicio los emprendedores gastan mucho en maquinaría, pero hay otras empresas que a veces tienen estos equipos parados sin producir la mitad del tiempo o más. Entonces, una manera de optimizar costos y de ayudar a otro con sus costos fijos es hacer alianzas. Así hemos roto esquemas, Amati siendo un producto de una Mipymes se comercializa en un envase Tetrapark. Esta se produce en la planta de una empresa que tiene trayectoria.

    En la Procesadora de Alimentos Gramolino, ubicada en Tumbaco, se selecciona los granos y luego se los empaca para distribuirlos a tiendas y supermercados del país. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    En la Procesadora de Alimentos Gramolino, ubicada en Tumbaco, se selecciona los granos y luego se los empaca para distribuirlos a tiendas y supermercados del país. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Con granos y miel este equipo destacó en EE.UU.

    Redacción Guayaquil

    Max Núñez, Samantha Granizo y Eduardo Morales, estudiantes de Ingeniería en Negocios Internacionales, de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), obtuvieron el segundo lugar en la competencia regional Hult Prize.

    Los emprendedores concursaron con su producto alimenticio Nutri-Aid en el evento que se desarrolló el 3 y 4 de marzo, en San Francisco, Estados Unidos.

    Nutri-Aid es un producto elaborado con granos tostados y miel cuyo valor nutricional permite sustituir una comida al día. El objetivo es convertir el alimento en una propuesta alimenticia para los refugiados a nivel mundial.

    Núñez cuenta que la idea de crear el producto nació cuando junto a sus otros dos compañeros decidieron crear un proyecto para concursar en el Hult Prize Ecuador que se realizó el 21 de enero pasado en la universidad Yachay.

    El Hult Prize es una de las competencias de emprendimientos sociales más importantes del mundo. Cada año, el concurso establece un reto para los estudiantes universitarios quienes compiten por ganar USD 1 millón como capital semilla para implementar sus proyectos. Este año el tema fueron los refugiados.

    Un total de 11 proyectos de ocho universidades de Ecuador fueron seleccionados para representar al país en las finales regionales de la competición. La Espol estuvo presente con dos representantes: Nutri-Aid y el programa MadeByMe.

    Esta última idea promovía fomentar la autoestima en niños de 7 a 12 años a través de un kit para que los menores pudieran fabricar linternas sin pilas y zapatillas ecológicas con materiales reciclados como caucho de neumáticos y lonas de vallas publicitarias.

    El proyecto Nutri-Aid logró destacar en su competición y obtuvo el segundo lugar en la regional entre 65 equipos participantes provenientes de universidades internacionales como la Cambridge, de Inglaterra; Rochester, de New York; Yale, Harvard, University of British Columbia, entre otros centros.

    Nutri-Aid tiene la opción de participar por un último cupo en la competencia, a través de una postulación online el 1 de abril. Según Morales no habría podido haber conseguido este logro sin la ayuda de la Espol. “Todas las áreas nos apoyaron. Profesionales de diferentes áreas lo hicieron posible y les agradecemos”.

    Guido Caicedo, del Centro de Emprendedores de la Espol, destacó que brindó ayuda a los jóvenes para que pudieran hacer análisis nutricionales de su producto en los laboratorios de la institución. “Se trabajó con ellos para mejorar el alimento”.

    Para Granizo, uno de los objetivos está cumplido. La otra meta es comercializar su producto a un bajo costo en el mercado. “Como recién empezamos la producción es netamente casera y artesanal pero queremos poner en práctica nuestras profesión en negocios internacionales y que el alimento sea de consumo masivo”.

    Max Núñez, Samantha Granizo y Eduardo Moreira son los creadores del producto alimenticio Nutri-Aid. Foto: cortesía Espol
    Max Núñez, Samantha Granizo y Eduardo Moreira son los creadores del producto alimenticio Nutri-Aid. Foto: cortesía Espol
  • Ecuador presenta dos nuevos granos de cacao en el mercado ruso

    Agencia EFE

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    Ecuador presentó el lunes 30 de mayo del 2016 dos nuevos granos de cacao en el mercado ruso, donde ese producto ecuatoriano es muy apreciado y sus importaciones están libres de impuestos desde hace unos pocos meses.

    «Fino de Aroma» y CCN 51, además de sus derivados -manteca de cacao, cacao en polvo y licor de cacao-, fueron presentados en el marco de la conferencia de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao (ANECACAO) en Moscú.

    Durante un acto al que asistieron las mayores empresas rusas de confitería, la presidenta de ANECACAO, Merlyn Casanova, destacó que Ecuador está aumentando la producción de cacao en línea con el aumento de la demanda mundial.

    «Fino de Aroma se utiliza en la producción de los chocolates más caros y deliciosos», dijo el director de Pro Ecuador en Moscú, Andréi Karpov, quien destacó que ambos granos aportan las peculiaridades geográficas de los lugares donde se encuentran sus plantaciones.

    Karpov se mostró convencido de que estos granos de cacao satisfarán los exigentes gustos de los consumidores e importadores rusos, que por su parte expresaron un gran interés en estrechar la cooperación con la ANECACAO.

    Al vincular el precio con la Bolsa de Nueva York, la importación de cacao ecuatoriano es más sencilla que en el caso de los productores africanos, donde son los Gobiernos los que marcan los precios.

    La Unión Económica Eurasiática, organización que incluye a Rusia, Bielorrusia, Kazajistán, Armenia y Kirguizistán, anuló en febrero pasado los aranceles para las importaciones de grano de cacao y sus derivados.

    A esto se suma que los productos derivados del cacao no requieren un control especial de cuarentena fitosanitaria a su entrada en el mercado ruso, cuyo país ha extremado notablemente los controles sobre las importaciones de productos perecederos.

    El cacao ecuatoriano presentó dos nuevos productos en el mercado ruso. Foto: Archivo
    El cacao ecuatoriano presentó dos nuevos productos en el mercado ruso. Foto: Archivo
  • Las Hierbas, granos y frutas la fortalecen

    Redacción Cuenca

    En una huerta en el patio de su casa, Margarita Cardoso cultiva hierbaluisa, toronjil, lavanda y otras hierbas de forma orgánica.

    También compra mango, frutilla, mora, mandarina y durazno cultivado sin pesticidas y deshidrata las hierbas y frutas para elaborar mezclas de infusiones que comercializa con la marca Néctar de la Delicia. Asimismo, esta cuencana elabora mermelada de ají, cebolla con manzana, piña, berenjenas al escabeche, entre otros productos. Sus ventas bordean los USD 300 al mes.

    El emprendimiento se inició en el 2011, cuando Cardoso estudió un posgrado, a distancia, en Nutrición y Tecnología Alimentaria en la Universidad Oberta de Catalunya (España). De esa formación surgió la idea de desarrollar productos innovadores y sanos. Para iniciar el negocio invirtió cerca de USD 500 en un horno y bandejas en acero inoxidable.

    Al inicio, las ventas bordeaban los USD 60 y, al igual que ahora, Cardoso era la única empleada. No obstante, ella reconoce que la ayuda de sus padres es fundamental, porque la asesoran en la producción y comercialización.

    Esta cuencana promociona sus productos en clubes deportivos, restaurantes, cafeterías… de la ciudad. Uno de sus clientes es Simón Vega, quien conoció la fruta deshidratada en un muro de escalada. Este deportista disfruta los plátanos y duraznos en esta presentación, para reponer energía. Lo que más destaca es el sabor.

    Cardoso toma su emprendimiento con calma. Seguirá vendiendo a su ritmo, para no sacrificar la calidad. La diversificación de la oferta también es importante para esta Licenciada en Historia y Geografía. Por ello, investiga sobre procesos de cocción y así lanza nuevos productos como tomates secos con especias en aceite, tomates deshidratados, mermelada de kiwi, duraznos en almíbar, granola con pepa de sambo, quinua, salvado de trigo y avena, endulzada con panela. Este es uno de sus productos estrella.

    Las ferias agroecológicas que se realizan en la capital azuaya también sirven como vitrina para exponer su producto.

    Oferta
    Los precios de los productos. La mermelada cuesta USD 2,8; fruta deshidratada 1,5; infusiones 2,50; berenjenas al escabeche, 4, entre otros.

    La comercialización local. En restaurantes, cafeterías y clubes deportivos en Cuenca se encuentra este producto.

    LA CIFRA
    USD 500 fue el monto de inversión

  • Semillas y granos se convierte en ‘snacks’

    Redacción Quito

    Las frituras de soja, pepas de sambo, camote y remolacha… son sembrados, cosechados y procesados por Mariana Chicaiza y su esposo Plácido Cunalata. Ellos comercializan sus productos con la marca Los Girasoles, una microempresa que esta pareja creó hace una década, en la capital.

    Chicaiza y Cunalata tienen un huerto en el sector de Guápulo (noreste de Quito), allí tienen cerca de 1 000 m² de tierra en donde siembran los granos y diferentes tipos de verduras que son la materia prima de sus productos.

    En un inicio, a Chicaiza se le ocurrió vender soja frita. “Es un refrigerio ideal para las personas que salen de paseo o se van de caminata, por ser un alimento sano y rico en proteínas”, cuenta.

    Poco después, comenzó a producir garbanzo frito. Cada producto es preparado el día anterior en su propia casa, luego se empacan las frituras en fundas de 200 gramos, que vende en USD 0,50 cada una. También oferta maíz tostado, pepas de sambo y habas fritas, al mismo precio.

    Para inicios de este año comenzó a vender un ‘snak’ diferente: las frituras de camote y remolacha. “Siempre experimentamos con nuevos productos, al inicio no sabia cómo preparar la remolacha frita, pero con el tiempo encontré la receta”, comenta Chicaiza y recuerda que la Agencia Metropolitana de Promoción Económica ConQuito le facilitó un sistema de riego por goteo para su huerto. “Con eso pude mejorar mi producto e incrementar mi producción”, agrega.

    Aparte de las frituras, en Los Girasoles también se ofrecen canastas ecológicas, en precios que varían de acuerdo con los pedidos de los clientes. Estas cuentan con siete variedades de lechuga, cebolla puerro, tomate, rábano de dos variedades, y huevos de codorniz, que crían en su propia granja.

    El precio de los huevos de codorniz es de USD 1,35 por cada 20 unidades, mientras que el de las canastas ecológicas oscila entre los USD 5 y los 10. Cada mes, como resultado de las ventas de todos estos productos, Los Girasoles percibe hasta USD 500.

    La venta de estos productos es rotativa. Los viernes en la mañana, esta micro levanta una carpa en los estacionamientos de ConQuito (sur); los sábados, abre un quiosco en el parque La Carolina y en el Itchimbía. Adicionalmente, entrega productos bajo pedido.

    Andrea Parra es fiel clienta de Los Girasoles y compra maní enconfitado y soja frita. “Son mi refrigerio de los viernes, es un producto limpio y bien preparado. Además el precio es muy bueno”.