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  • Tokio, la metrópolis imparable de un país en declive demográfico

    EFE

    Tokio

    Tokio atrae cada año a más jóvenes nipones en busca de oportunidades y venidos de otras áreas de Japón sumidas en la despoblación, una tendencia que refleja las disparidades económicas dentro del país y que el Gobierno trata de frenar.

    En 2014, el número de japoneses que se mudó al área metropolitana de Tokio alcanzó las 109 408 personas, lo que supone el décimo noveno aumento anual consecutivo y el mayor desde 2009, según los últimos datos divulgados por el Ministerio de Interior nipón.

    La mayoría de estos inmigrantes (73 280) se trasladaron a la ciudad de Tokio, mientras que el resto se repartieron entre las prefecturas de Kanagawa, Saitama y Chiba, también incluidas en el área metropolitana de la capital, que se extiende en unos 13 500 kilómetros cuadrados.

    Esta vasta zona urbana aglutina ya a unos 38 millones de habitantes y es el primer área metropolitana del mundo, muy por delante de Delhi (25 millones) y Shanghái (23 millones), según datos de Naciones Unidas.

    El crecimiento demográfico de Tokio va en línea con el de otras grandes urbes del mundo -el 54% de la población mundial se concentraba en áreas urbanas en 2013-, y a contracorriente de la caída que viene registrando la población nipona en los últimos años debido al envejecimiento.

    Esta evolución inquieta al Gobierno nipón, que ya ha puesto en marcha un plan para reducir a 0 el flujo de habitantes hacia Tokio para 2020, así como para revitalizar la economía local de otras regiones agrarias, montañosas o remotas. «La gente se está mudando desde áreas rurales hacia Tokio, donde la tasa de natalidad es extremadamente baja. Esto es una de las mayores causas del declive demográfico del país», afirmó el primer ministro nipón, Shinzo Abe, durante una intervención este jueves en el parlamento.

    «El Gobierno debe afrontar esta excesiva concentración en Tokio y la caída de población, y para ello hay que revitalizar las comunidades rurales», destacó Abe. No obstante, son muchas las voces críticas que señalan al primer ministro nipón y a su política económica conocida como ‘Abenomics’ como máximos responsables de estos desajustes.

    Los beneficios derivados de la devaluación del yen y del aumento de las ganancias corporativas «no han llegado a las áreas más apartadas, lo que obliga a los estudiantes a migrar a zonas urbanas para trabajar», señaló en este sentido el subdirector del Instituto nipón de Investigación (JRI, de sus siglas en inglés), Kenji Yumoto.

    «El Gobierno debería apuntalar sus políticas y animar a las grandes empresas para que transfieran sus oficinas y sus actividades a regiones más apartadas«, añadió el experto en declaraciones al diario económico nipón Nikkei. La mayoría de los nipones que se mudan a Tokio (el 90%) tiene entre 15 y 29 años y lo hace para cursar estudios preuniversitarios o universitarios o para desempeñar su primer empleo, según el informe del Ministerio.

    Además, la expansión de Tokio genera otros problemas que motivan un descontento creciente entre sus habitantes, como la subida de los alquileres de vivienda en una de las ciudades ya de por sí más caras del mundo, la saturación de los transportes públicos o la escasez de plazas de guardería.

    El influjo de habitantes hacia la metrópolis es especialmente significativo si se compara con las otras mayores áreas urbanas del país, como Osaka (sur de Tokio) y Nagoya (centro del país), que en 2014 sufrieron una pérdida neta de población por segundo año consecutivo.

    También destacan los datos de las prefecturas norteñas de Iwate, Miyagi y Fukushima, las más castigadas por el tsunami y el terremoto de marzo de 2011, y en las que en 2014 se ralentizó el ritmo de salida de población respecto a años precedentes. El 70 por ciento de los municipios de todo el país registraron una salida neta de población, lo que pone de manifiesto la magnitud del reto que tiene por delante el Gobierno

    En 2014, el número de japoneses que se mudó al área metropolitana de Tokio alcanzó las 109 408 personas. Foto: Mori Building/ EFE.
    En 2014, el número de japoneses que se mudó al área metropolitana de Tokio alcanzó las 109 408 personas. Foto: Mori Building/ EFE.
  • Los habitantes sacan provecho de las obras

    En Viche las calles son de asfalto y de tierra. Por allí caminan a diario centenares de niños y adolescentes que se dirigen a los tres centros educativos de esta parroquia del cantón Quinindé, en Esmeraldas, a 153 kilómetros de Quito.

    La escuela Juan Carlos Matheus es uno de los establecimientos educativos de Viche. Allí se educan alrededor de 430 alumnos y trabajan 17 profesores, incluyendo su directora Enis Quiñónez.

    Estudiantes y maestros lucen contentos cuando llegan al nuevo edificio. Este funciona hace dos meses, luego de que la empresa OCP, en trabajo con el Vicariato Apostólico de Esmeraldas, la Embajada de Japón, el Municipio de Quinindé y el Gobierno Parroquial de Viche consiguieran el terreno y levantaran tres bloques en donde funcionan 17 aulas.

    Verónica Cuadros, profesora de la escuela, describe el anterior local: «El espacio era muy reducido y las condiciones de trabajo eran insoportables». Esas instalaciones no tenían más de 400 m2 y contaba con tres baños para unas 450 personas; las aulas estaban inconclusas.

    OCP se contactó con la escuela hace un par de años, durante una entrega de dulces y juguetes en Navidad. «Vimos la situación que sufrían y decidimos hacer algo por ellos. Así surgió la idea de construir un nuevo edificio para la escuela», explica Rafael Liger, vocero de OCP en temas de responsabilidad social.

    La empresa aportó con USD 233 000 para levantar el edificio y para equiparlo con pupitres. Liger cuenta que OCP, como parte de su política de responsabilidad social, apoya temas de educación salud y producción. «Esto va más allá de los sellos de calidad, se trata de la ‘licencia’ social o autorización de la comunidad para trabajar tranquilo sin temor a un paro o daños al oleoducto. Siempre estamos en contacto con la comunidad y sus habitantes con nosotros».

    A unos 200 kilómetros de Viche, en el sur de Pichincha, se encuentra la parroquia Alóag, habitada por 15 000 personas. Allí funciona desde 1963 la planta de la empresa de acero Adelca.

    De los 870 empleados que laboran allí, el 60% proviene de Alóag y de sus alrededores. La relación entre la empresa y esta comunidad vivió una etapa crítica hace unos seis años, cuando empezó a operar una fundidora de metales y se generó malestar en la comunidad. La planta paralizó su operación hasta que ambas partes llegaron a un acuerdo.

    Con el conflicto, la aceptación de Adelca cayó al 17%. Hoy el indicador está en 95%, según Marco Oleas, director de Gestión Integral de la firma. Para esto fue necesario una reestructuración de procesos, que inició hace cinco años e incluyó la relación con la comunidad.

    La empresa ofrece ahora un dispensario médico, un centro informático, un centro deportivo, un espacio de capacitación… para los habitantes de Alóag. Wilson Rodríguez, presidente de la junta parroquial de Alóag, asegura que la población ha recibido unos USD 3 millones de Adelca en obras y servicios. «Apoyamos a Adelca, pero también pedimos su apoyo para la parroquia. Hemos pedido que las pequeñas falencias se corrijan. Así hemos logrado mejoras en temas ambientales, por ejemplo».

    El capítulo más reciente de la buena relación entre la comunidad y la empresa se dio hace pocas semanas, cuando representantes de Alóag calificaron la gestión de Adelca, como parte de un proceso de certificación.

    María del Carmen Pilaguano, de 54 años, y Tamara Pachamama, de 27, cuentan que el dispensario médico es una gran ayuda, con atención y medicamentos gratuitos. También destacan las vías y el centro deportivo recién inaugurado hace un par de semanas.

    La certificación S2M

    El origen. Este certificado es otorgado por la Cámara de Industrias Ecuatoriano-Británico y la Fundación S2M (con base en Quito), en convenio con Hexagon Group.

    El certificado. Adelca recibirá la certificación este jueves 12 de diciembre en una ceremonia prevista en la Iglesia de La Compañía de Jesús, en Quito.

    Casa abierta.  Ese día, en la iglesia, será la III Casa Abierta de Proyectos de Responsabilidad Social Corporativa 2.0.