Etiqueta: harvard

  • En Boston enseña su talento para los negocios

    Cristina Marquez

    Redactora (I)

    Relacionadas

    A sus 29 años Pierre Henry Thys es el fundador y gerente de dos empresas multinacionales. Su especialidad son las exportaciones, distribución y ventas de productos latinoamericanos en Estados Unidos y Canadá.

    De padre haitiano y madre ecuatoriana, este joven riobambeño figura como uno de los mejores graduados de la Escuela de Negocios de Harvard University. La experiencia que obtuvo en ese centro de estudios le motivó a incursionar en los negocios internacionales y exportaciones.

    En su juventud, Pierre escogió la ingeniería mecánica como profesión, debido a que esperaba seguir el ejemplo de sus padres, Leticia Chávez y Kenoll Thys, quienes también son ingenieros. Pero su pasión por la mecánica también le abrió oportunidades en el mundo empresarial.

    En el 2008, tras graduarse como bachiller, viajó a Estados Unidos para profesionalizarse como ingeniero mecánico en el Georgia Tech, un instituto especializado en tecnología. Este centro de estudios le vinculó a empresas como Deloitte y John Deere, donde aprendió también sobre los negocios que estas empresas mantenían con países latinoamericanos.

    Estudiar en Estados Unidos, lejos de su familia y amigos, fue un desafío que superó con la motivación de ayudar a su familia y a su país. “Tuve que hacer muchos méritos para destacar en un país donde son evidentes las desigualdades estructurales y las minorías. Lo hice siendo perseverante en mis metas y estudiando con mucha dedicación”, cuenta Thys.

    Pierre Thys Es el fundador y CEO de Exporta, una empresa que ayuda a enviar y distribuir productos latinoamericanos en Estados Unidos y Canadá.
    Pierre Thys es el fundador y CEO de Exporta, una empresa que ayuda a enviar y distribuir productos latinoamericanos en Estados Unidos y Canadá. Foto: Cortesía

    Cuando obtuvo su primer título universitario, ya trabajaba como personal de planta en Deloitte Consulting, donde se encargaba de los tratos internacionales con países de Latinoamérica.

    “En ese trabajo no solo aprendí cómo funcionaban las exportaciones, sino que también me di cuenta que en Latinoamérica hay productos de excelente calidad que no llegan a otros mercados por desconocimiento y falta de marketing”, recuerda Thys,

    La idea de fundar su primera empresa, Pierre Henry Socks, surgió en el 2015 durante un viaje de negocios.

    “En una ocasión necesitaba medias de vestir, y las que encontré en el mercado me parecieron de muy mala calidad. Entonces pensé ‘mi familia puede hacer medias mucho mejores’, y así surgió la idea de fundar una marca propia” .

    En noviembre de ese mismo año, empezó a estudiar el mercado para descubrir qué tipos de medias podrían tener éxito y cómo darles un valor agregado. Él descubrió que a los hombres les disgustaba acomodar sus medias, así que incluyó en su diseño un ajuste especial en la pantorrilla que impide que se resbalen.

    Pierre Thys en las instalaciones de Kapitex, la fábrica de su familia, donde se manufacturan las medias de la marca Pierre Henry Sock
    Pierre Thys en las instalaciones de Kapitex, la fábrica de su familia, donde se manufacturan las medias de la marca Pierre Henry Sock. Foto: Cortesía

    Publicitó su idea a través de redes sociales, una página web y Amazon. En un inicio comercializó 40 pares de medias, pero la acogida fue tanta que pronto se convirtió en una empresa formal que hoy comercializa 40 000 pares de medias al año y factura en promedio USD 350 000.

    La marca ya tiene dos tiendas físicas en Boston, y este año se abrirán tres locales en otras ciudades de EUA. Según Pierre, parte de su estrategia comercial que lo volvió exitoso son sus procesos de distribución y logística, y las campañas de marketing que realiza con
    a su equipo de expertos.

    En el 2016, tras un intento fallido, Pierre ingresó a la Escuela de Negocios de Harvard para especializarse en Marketing y Negocios. En esa academia él aprendió todo sobre el funcionamiento del dinero y las estrategias de las grandes empresas y marcas famosas.

    Esos conocimientos, más su experiencia como exportador de su propia marca le motivaron a fundar un nuevo emprendimiento.

    Su segunda empresa, Exporta surgió en junio del 2018. Esta empresa se dedica a gestionar las exportaciones de productos textiles, cosméticos o de otro tipo a Estados Unidos y Canadá.

    Su socia y amiga Nina Gerov lo considera un hombre carismático e inteligente. “Sus buenas ideas y creatividad le han dado impulso a las dos empresas. A pesar de su juventud. Pierre es muy decidido y sabe cómo cumplir las metas que se propone, además es muy sociable y amigable con las personas”.

    Pierre y su equipo de especialistas visitarán Ecuador y Colombia en una gira de conferencias para compartir su experiencia en exportaciones. En Guayaquil y Quito se darán capacitaciones este 19 y 20 de julio, respectivamente.

    El día de la graduación de Pierre Thys en Harvard. Foto: Archivo particular
    El día de la graduación de Pierre Thys en Harvard. Foto: Archivo particular
  • Un lojano que brilla en las aulas de Harvard

    Carolina Enriquez

    Relacionadas

    De su infancia su principal recuerdo son los juegos con los niños de la calle. Eso marcó, en gran parte, la historia personal de Juan Pablo Chauvín, un lojano que, actualmente, es candidato a un PhD de políticas públicas en la Universidad de Harvard, Boston.

    En 1977, antes de que naciera, sus padres abrieron la fundación Cisol, que impulsa el desarrollo para ese grupo vulnerable. Sus vivencias con aquellos pequeños le llevaron a plantearse interrogantes como el porqué de la pobreza en el mundo y cómo superarla.

    Al crecer, estas preguntas no desaparecieron y provocaron su viaje a Quito para estudiar sociología en la Universidad San Francisco (USFQ). Mientras cursaba su carrera tuvo que tomar la materia de economía y allí se dio cuenta de su importancia para el mejoramiento de las condiciones de vida de la sociedad y no solo su vínculo con las empresas.

    Empezó como una clase, pero se convirtió en una carrera paralela. Sacrificó, incluso, los veranos y en el 2000 Chauvín se graduó de sociólogo y economista.

    Como la tierra llama y las oportunidades también, regresó a Loja, donde trabajó por dos años en el ingenio azucarero Monterrey, aplicando sus conocimientos económicos sobre producción, calidad, manejo de personal, etc.

    Sin embargo, él quería ampliar sus conocimientos. En el 2002 dejó su trabajo y volvió a Quito para iniciar una maestría en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) sobre políticas públicas en desarrollo local.

    Fue uno de los primeros retos académicos y económicos que superó ya que sus estudios los hizo tras ganar una beca del Fondo de Solidaridad. “Nada fácil”, dice.

    De su paso por Flacso queda su libro ‘Conflicto y Gobierno Local – el caso del transporte urbano en Quito’. El texto, que originalmente fue su tesis de grado, detalla los conflictos generados por los transportistas y las acciones desarrolladas por las administraciones municipales para superarlos.

    Para ese entonces ya le había picado el ‘bichito’ por conocer más sobre el desarrollo y la economía de las ciudades. Eso solo se profundizó durante su trabajo con la cooperación alemana en Ecuador.

    Los conocimientos que obtuvo en su empleo, su preparación académica y notas, así como la redacción de su libro le permitieron dar el salto al exterior. Postuló para una maestría en, al menos, 10 universidades y accedió a cuatro. Una de ellas fue Harvard.

    En el 2008 comenzó a estudiar la maestría en administración pública, con énfasis en desarrollo internacional gracias, también, a financiamiento. Es, a su decir, la más difícil del mundo en su área.

    Alcanzar esta meta no sorprendió a amigos como Carlos Granda, a quien conoce desde los ocho años. Como buenos lojanos, vinculados al arte, quisieron de niños escribir el guion de una película y ya de adultos mantienen su gusto por la música y la guitarra.

    De Chauvín asegura que ha “redefinido el concepto de excelencia”, citando a Ricardo Hausmman. Este economista venezolano fue profesor del académico en Harvard y la persona que más ha influido en su formación.

    Junto a él, Chauvín trabajó en el Centro de Desarrollo Internacional de la famosa universidad. En la institución, el académico lojano ha conocido personalidades de la economía entre los que está Dani Rodrik, Larry Summers, el premio Nobel Amartya Sen -a quien casi atropella una vez con su bicicleta- y a otro de sus mentores, Edward Glaeser, el más famoso economista urbano del mundo.

    Al centro llegó luego de una invitación para trabajar, una vez que terminó su maestría. Si bien los primeros años en Boston fueron complejos por las diferencias en la cultura y el nivel de estudios entre los norteamericanos o europeos y los alumnos de América Latina, se dio cuenta de las inmensas oportunidades que tenía al estar en “el Disney de los intelectuales”.

    Todo ello le llevó a postular por el PhD. Durante los años de estudio profundizó en los temas que más le han apasionado en su vida: pobreza y ciudades.

    De hecho, durante esta etapa escribió un artículo sobre las diferencias de la urbanización en ciudades ricas y pobres en Brasil, China, India y EE.UU. El texto se publicó en el Journal of Urban Economics (publicación líder en el área de economía urbana hoy en día), y es uno de los tres artículos que la gente más ha bajado durante los últimos tres meses.

    Tiene el récord de premios por calidad de enseñanza por su labor como asistente de cátedra, según la administración de la escuela de gobierno JFK. “Es impresionante cómo dicta las clases en inglés. Explica la teoría con claridad”, dice Andrés Hidalgo, ecuatoriano y compañero en Harvard de ‘JP’.

    Más datos

    Formación. Es economista y sociólogo de la USFQ. Tiene una maestría en Harvard y aspira a concretar su doctorado. Su tesis de grado final se enfoca en género y ciudades.

    Familia. Está casado con una mujer de Bosnia y tiene dos hijos. Este ecuatoriano busca dedicarse más a la academia ya que “le encanta” investigar. Ha sido consultor para el Banco Mundial, OCDE, GIZ, entre otros.

    Chauvín hizo una maestría sobre políticas públicas en desarrollo local. Foto: Cortesía Juan Pablo Chauvín
    Chauvín hizo una maestría sobre políticas públicas en desarrollo local. Foto: Cortesía Juan Pablo Chauvín
  • Columbia y Harvard conocen de cerca sus investigaciones

    Ivanna Zauzich / Redacción Cuenca

    Dicen que el primogénito cambia la vida de una persona. En el caso de Arturo Carpio es cierto. En 1974 este médico fue padre por primera vez.

    Su hijo Felipe nació con una falla en una sustancia química del cerebro, lo que le ocasionó una discapacidad mental. Desde entonces, este azogueño decidió especializarse en Neurología.

    Durante 32 años ha investigado la epilepsia (un trastorno neurológico que ocasiona convulsiones) y ha publicado más de 100 artículos en revistas de EE.UU., Holanda, Perú, Chile, México… También ha desarrollado investigaciones sobre la Neurocisticercosis (enfermedad del sistema central ocasionada por una suerte de parásito) y las ha compartido en congresos y seminarios internacionales.

    Además de Felipe, Carpio tiene tres hijos (Ximena, Cristina y Arturo) y se siente realizado por la familia que tiene con su esposa Catalina Guerrero.

    “Es muy dedicado a su familia y con una brillante trayectoria profesional”, así lo describe el rector de la Universidad de Cuenca, Fabián Carrasco, quien lo conoció en 1997, cuando este neurólogo dictaba clases en esa institución.

    “Es el profesional que más investigaciones serias ha realizado en el país y sus aportes son valiosos en el campo de la Neurología”, asegura Carrasco.

    A más de la investigación, este apasionado de las motos se dedica a la cátedra universitaria (actualmente es director de la Escuela de Posgrado de la Universidad de Cuenca) y a atender a sus pacientes en su consultorio al sur de la capital azuaya.

    Allí tiene un escritorio, una camilla, una repisa con 50 libros de Neurología… Esa ciencia es su pasión, indica su amigo de la infancia y colega, Hugo Calle.

    Carpio nació en Azogues, en 1949, y a los siete años se mudó a Cuenca con su familia. Ingresó a la Escuela San Francisco de Borja y estudió la secundaria en el Colegio Rafael Borja. De esa época, Calle destaca la habilidad para estudiar y ayudar a su familia en una granja avícola. “Era un niño inteligente, activo, buen estudiante y colaborador con los demás”.

    Ser el mayor de nueve hermanos le enseñó a ser responsable y preocuparse por los demás. Eso lo confirma su alumno de Neurología de la Universidad de Cuenca Teodoro Jerves, quien resalta la habilidad de su profesor para enseñar.

    Su técnica es plantear casos hipotéticos y dejar que los alumnos los resuelvan. Se preocupa porque los estudiantes aprendan de forma práctica, más que teórica. Asimismo, busca la forma que los alumnos participen en cursos y talleres.

    Solo por dar un ejemplo, dice Jerves, desde el 2010 Carpio coordina un curso entre las universidades de Harvard y de Cuenca sobre investigación clínica y promueve la participación de sus pupilos en esa cátedra.

    La interacción con universidades de otros países es clave para la investigación científica, dice este fanático del cuy con papas.

    En 1978, al graduarse de Medicina en la Universidad de Cuenca, se mudó -con su esposa e hijo mayor- a México DF para estudiar un posgrado en Neurología. Lo hizo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

    De esa experiencia aprendió que la investigación debe recibir aportes de varios países para tener éxito. Por esa razón, el año pasado formó la Red Iberoamericana de Teniasis y Cisticercosis (parásito que se aloja en el cerebro por consumir alimentos contaminados).

    La coordinadora de este proyecto, la francesa Agnes Fleury, destaca la capacidad de convocatoria y organización de este seguidor de la música Jazz. Ella lo conoció en el 2008 y ha identificado que la motivación de Carpio es mejorar la salud y ayudar a la comunidad.

    Por eso, este profesional reunió en la red iberoamericana a 50 profesionales como neurólogos, genetistas, veterinarios e inmunólogos para que aporten en la investigación de la Neurocisticercosis.

    Para Fleury, lo que más caracteriza a Carpio es su sentido crítico que no lo deja conformarse con lo existente, sino que explora nuevas opciones. “Por esa búsqueda insaciable se ha posicionado como uno de los investigadores más respetados en América Latina”.

    Entre 1993 y 1995, Carpio estuvo en la Universidad de Columbia en Nueva York (EE.UU.) para realizar una investigación. Allí conoció a Allen Hauser, una autoridad en temas de Neurología a escala mundial. “Esa amistad no solo significó buenos momentos, sino un crecimiento profesional”, dice Carpio.

    Para Hauser, su colega ecuatoriano es un profesional y un ejemplo de persistencia. “En 19 años hemos desarrollado una buena amistad y admiración. Su trabajo es un referente en neurología”.

    Ramiro Holguín, director del Centro de Neurología Nuevo Sol, en Lima (Perú), recuerda que una de las publicaciones claves que ha leído es ‘El curso de la Neurocisticercosis modificada por tratamiento con agentes antihelmínticos’ (fármaco usado para erradicar los parásitos). Aunque esa publicación fue en 1995, sigue teniendo vigencia por la calidad de investigación de Carpio y Hauser.

    De hecho, ambos conforman un equipo. Después de ese primer trabajo han publicado más de 10 estudios juntos, que son referentes para la investigación neurológica, dice Holguín.

    La relación de Carpio con EE.UU. ha sido estrecha. Entre el 2003 y el 2005 obtuvo un financiamiento de USD 900 000 del Instituto Nacional de Salud de ese país para realizar un estudio sobre la Cisticercosis en Cuenca.

    Se evaluó a 200 pacientes, a quienes se le realizó una tomografía (cuesta unos USD 100 cada una) y una resonancia magnética (bordea los USD 300) para identificar estos casos y cómo pueden curarse.

    Este azogueño de nacimiento y cuencano de corazón, según él, recalca que las medicinas por sí solas no sirven para curar ese mal. Lo importante es que las personas se culturicen y apliquen hábitos de higiene en la cría de animales, cultivo de vegetales y preparación de alimentos.

    Puesto que la teniasis es un parásito que se evacúa en las heces humanas y si hay mala manipulación de alimentos regresan en forma de huevos y se alojan en el cerebro. Esto se llama cisticercosis y afecta, en especial, a las personas entre 20 y 45 años de cualquier condición social.

    No todo es trabajo para Carpio. Disfruta es compartir con Felipe. Cuando habla de él se le iluminan sus ojos y sonríe.

    Carpio también ocupó un cargo público. Entre el 2005 y el 2006, durante el mandato de Alfredo Palacio, fue secretario de la Senacyt (actual Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología).