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  • Otra licencia por paternidad preocupa a los industriales

    Uno de los planteamientos del proyecto de Código de Trabajo es que el padre de familia goce de un período de dos horas al día, para cuidar a los bebés durante seis meses. En España se aplica un beneficio similar de una hora al día y durante tres meses.

    Según Galo Cárdenas, director de Coloaustro Abogados, firma que asesora a empresas, la disposición es exagerada y no se compadece con la realidad ecuatoriana, porque en España -por ejemplo- el promedio de hijos por pareja es menor y los padres tienen descendencia a una mayor edad que en Ecuador. Es decir, señala Cárdenas, la incidencia laboral es menor porque ese permiso repercutiría en la productividad como ya ocurre hoy con los permisos de maternidad, que se conceden a las madres y padres. Estos últimos tienen 10 días de licencia en el caso de un parto normal y 15 por cesárea. Si hay complicaciones el tiempo se amplía.

    Según el gerente de Talento Humano de Fibroacero, Miguel Calle, para tomar esta decisión se debería analizar la realidad de cada empresa o sector. Por ejemplo, las industrias manufactureras que requieren obreros jóvenes serán más afectadas. En el caso de esta firma, tiene 340 obreros, de los cuales el 70% es joven y está en una edad más productiva y reproductiva. Solo este año ha tenido 20 personas con permiso de paternidad.

    Calle dice que si a eso se suman dos horas de lactancia, la productividad bajará, aunque no tiene una cifra, «en un porcentaje importante». Eso significaría un alza en los costos de producción, porque si no hay reemplazo se alargará el proceso productivo o extenderá la jornada de los compañeros con el pago de horas suplementarias con recargos.

    De acuerdo con el Gerente de Talento Humano de Fibroacero, es muy complicado cubrir este espacio con otra contratación, porque hay puestos sensibles y porque a las personas les interesa un trabajo a tiempo completo o media jornada, pero no por dos horas.

    Sobre este tema, la consejera familiar, Marcela Moscoso, está de acuerdo con la medida, porque asegura que se trata de un opción que beneficia a los recién nacidos y a los padres. No obstante, está consciente que puede haber un mal uso del tiempo y que afectará a las empresas.

  • Diversión para padres e hijos en un solo sitio

    Redacción Quito (I)

    Que los niños jueguen, mientras los padres mantienen reuniones de trabajo suena utópico. Pero ahora existe un espacio que lo permite.

    B-Kid es un espacio pensado en combinar la diversión de los pequeños con actividades de padres. Carla Tama, propietaria de este negocio, ideó esta iniciativa que funciona en Cumbayá.

    El negocio abrió sus puertas en enero de este año y está ubicado en el centro comercial Plaza del Rancho; para su operación fue necesaria una inversión de aproximadamente USD 40 000 entre infraestructura y equipamiento.

    La idea surgió cuando Tama buscaba centros de diversiones para llevar a sus dos hijos y no encontraba más que restaurantes con áreas infantiles.

    Tras un análisis de mercado, Tama puso en marcha su idea y así nació B-Kid. La propietaria describe a este lugar como un centro de diversiones donde un niño puede ser lo que es; por eso el nombre del negocio, que traducido al español significa «Ser niño».

    B-Kid cuenta con tres áreas internas para niños, niñas y bebés; además tiene una área externa con juegos de madera. En el interior está el espacio dedicado para los padres: una cafetería en la que pueden consumir ‘snacks’ de sal y de dulce y bebidas mientras esperan.

    Carolina González lleva a sus hijos una vez por semana a B-Kid desde que abrió sus puertas. Ella cree que los costos son accesibles y el servicio es excelente: «Mis hijos van felices y yo puedo distraerme un momento, incluso hacer reuniones de trabajo». González es propietaria de una escuela de Danza y las veces que no tiene con quién dejar a los niños en casa programa reuniones en las instalaciones de B-Kid.

    Este emprendimiento cuenta con seis empleados, cuatro para el cuidado de los niños y dos para la atención en la cafetería.

    El primer servicio cuesta USD 8 las dos horas y está dirigido al estrato socioeconómico medio alto por la ubicación del lugar. Y si los padres de los menores les acompañan la entrada de ellos no tiene valor, pero sí el consumo en la cafetería que oferta desde pizza y helados hasta vinos y cervezas.

    A diario llegan alrededor de 15 niños, de Quito y Cumbayá. Una de ellas es Doménica, quien va junto a su madre Paula Castro. Ella considera que B-Kid es un espacio familiar donde el entretenimiento y el cuidado es personalizado y el precio es razonable.

    Otro de los servicios que brinda este centro de diversiones son fiestas infantiles temáticas y cursos vacacionales donde se dictan clases de manualidades, zumba kids, danza y cocina. Además, rescatan juegos tradicionales al aire libre como la rayuela y las ollitas. Estos cursos tienen una duración de una semana.

    En el futuro, Tama busca expandir los servicios de su negocio a otras ciudades del Ecuador.

    USD 10 000 factura B-Kid al mes este emprendimiento