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  • Holanda y Dinamarca tienen los mejores sistemas de pensiones

    Redacción Quito

    y AFP (I)
    redaccion@revistalideres.ec

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    Holanda y Dinamarca tienen los mejores sistemas de pensiones del mundo. Estos dos países europeos lideran el Índice Global de Pensiones de Melbourne Mercer, presentado a escala global a finales de octubre.

    En el podio de este ‘ranking’ ambos obtuvieron una calificación A por el nivel de seguridad financiera brindado en la jubilación de su población. Australia completó el podio con una calificación de B+.

    Entre los países latinoamericanos se destacan Chile con calificación B, así como Perú, Colombia y Brasil, los tres con calificación C.

    La encuesta de 37 naciones, que abarca casi dos tercios de la población mundial, utiliza 40 métricas para evaluar si un sistema conduce a mejores resultados financieros para los jubilados, si es sostenible y si tiene la confianza de la comunidad.

    En Holanda la mayoría de los trabajadores se beneficia de los planes de beneficios definidos basados en los ingresos promedio de por vida. El Reino Unido y Estados Unidos obtuvieron una calificación de C+, llegando en el puesto 14 y 16, respectivamente. Estas dos naciones podrían aumentar sus puntajes en el ranking al aumentar la pensión mínima para los pensionistas de bajos ingresos, según el informe.

    El estudio se produce en medio de una coyuntura muy particular: los formuladores de políticas públicas sobre jubilación lidian hoy en día con más personas que ingresan a la jubilación, viven más y necesitan un flujo constante de ingresos para sobrevivir.

    El reto es mayor dado que la ONU pronostica que casi una quinta parte de la población mundial tendrá la edad de jubilación para 2070, frente al 9% de este año.

    “Los sistemas de todo el mundo enfrentan una expectativa de vida sin precedentes y una presión creciente sobre los recursos públicos para apoyar la salud y el bienestar de los ciudadanos mayores”, asegura David Knox, autor del informe y socio principal de Mercer. “Es imperativo que los formuladores de políticas reflexionen sobre las fortalezas y debilidades de sus sistemas para garantizar resultados más sólidos a largo plazo para los jubilados del futuro”.

    En Ecuador y la región la situación de los sistemas de pensiones es desafiante. El caso más notorio en la actualidad es el de Chile, que paradójicamente está en el top ten del Índice Global de Pensiones de Melbourne Mercer.

    El sistema de pensiones instaurado en 1980 durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), con un esquema privatizado y basado en la capitalización individual, es uno de los mayores reclamos en las masivas manifestaciones registradas en las últimas dos semanas en Chile.

    Cada trabajador chileno aporta un 10% mensual de su sueldo bruto a un fondo de pensiones del que puede disponer cuando se jubila y que es gestionado por las denominadas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).

    Las AFP son empresas privadas que invierten en los mercados en busca de rentabilidad. Es obligatorio estar afiliado a una de ellas y en la actualidad existen seis.

    La cuantía de la pensión se actualiza cada año, va disminuyendo con el tiempo y depende del saldo de su cuenta individual y de otros parámetros como la expectativa de vida del afiliado. El promedio de la pensión mensual pagada en agosto por las AFP fue de unos USD 220: el salario mínimo chileno, que está en USD 422.

    En el 2016, la plataforma ‘No + más AFP’ comenzó una serie de fuertes protestas contra el sistema de pensiones de capitalización individual. Allí se critica que las AFP invierten en los mercados en busca de rentabilizar sus fondos y obtienen beneficios millonarios, pero no entregan pensiones dignas a los jubilados, que reciben mucho menos dinero del que ganaban cuando trabajaban.

    En la región no existe un modelo único

    Redacción Quito (I)  
    redaccion@revistalideres.ec

    Al finalizar la vida laboral, el trabajador pasa a mantenerse, generalmente, con las pensiones que recibe por su jubilación. En la región se encuentran sistemas previsionales variados, sean públicos, privados o mixtos.

    Las composición de los aportes también es diversa, pueden venir exclusivamente del trabajador, pero también hay modelos con contribuciones de los empleadores y del Estado.

    Sus distintas características hacen que en algunos países el dinero de la pensión sea diametralmente inferior a la remuneración promedio percibida por el trabajador. En otros, la tasa de reemplazo es más elevada, pero a costa de subsidios estatales que pueden complicar el déficit.

    Un estudio elaborado por Augusto de la Torre y Heinz R. Rudolph, que analiza el estado de los sistemas de pensiones en la región, concluye que los problemas varían según el país y dependen no solamente del diseño del sistema sino también, y en gran medida, de la estructura y funcionamiento de los mercados laborales subyacentes.

    Los problemas más notorios son la baja cobertura y una acumulación insuficiente de ahorros. Estos inconvenientes son aún más graves en países cuyos mercados laborales están afectados por un alto grado de informalidad, suscriben los autores.

    En Ecuador, el sistema está a cargo exclusivamente del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). La Constitución prohíbe la participación de entidades privadas, como las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).

    Patricia Borja, experta en seguridad social, señala que ante la crítica situación del IESS -más el incremento de la esperanza de vida y otros factores-, conviene considerar nuevos modelos que involucren al sector privado.

    La ampliación del sistema de forma técnica es un desafío. Solo 29,5 de cada 100 personas con empleo estaban cubiertos con el seguro general del IESS, según datos a septiembre pasado del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Mientras tanto, 59 de cada 100 no tenían ninguna afiliación. Y solo 11,5% de la población tiene cobertura de un seguro privado. Actualmente, 7,7 afiliados aportan para pagar la pensión de cada jubilado, pero en el año 2055 solo 3,8 aportantes lo harán y eso no será suficiente.

    Detalles

    Modelos. De la Torre y Rudolph identifican a dos grandes grupos de modelos de sistemas en la región: pensiones contributivas (financiadas con contribuciones específicamente destinadas al sistema) y pensiones no-contributivas (financiadas a través de la recaudación tributaria general—IVA, impuesto a la renta, etc.).

    IESS. La entidad tiene un portafolio de inversiones que llega a USD 19 000 millones. Sin embargo, de ese monto solo USD 6 700 millones son para cubrir las pensiones jubilares.

    Un grupo e trabajadores del sector de la construcción, en La Haya. En Holanda la mayoría de los trabajadores se beneficia de los planes de beneficios definidos basados en los ingresos. Foto: EFE
    Un grupo e trabajadores del sector de la construcción, en La Haya. En Holanda la mayoría de los trabajadores se beneficia de los planes de beneficios definidos basados en los ingresos. Foto: EFE
  • Desde Holanda lucha por la equidad de género

    Pedro Maldonado

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    Hace unos 25 años hablar de equidad de género en las empresas y en la sociedad en general no era tan común como lo es ahora. Pero en 1995, la ecuatoriana-holandesa Diana van Maasdijk ya tenía claro que el tema sería fundamental en el mundo corporativo, así como en el día a día de las personas en distintos ámbitos.

    De padre holandés y madre ecuatoriana, esta mujer nacida en Quito, en 1971, ha vivido en Ecuador, Estados Unidos, Senegal, Perú, Holanda… Ese bagaje cultural, en el que se incluyen estudios universitarios en Nueva York y Washington, es la base de esta mujer, que lleva más de dos décadas enfocada en temas de alto impacto social, como la igualdad de género, el feminismo, el desarrollo y la lucha contra la pobreza.

    Van Maasdijk es la cofundadora y CEO de Equileap, una organización que mide el equilibrio de género en empresas a escala global  El tema de la equidad se grabó en ella desde la infancia, cuando su papá la llevaba a ella y a sus dos hermanos menores de cacería, a acampar en el Cotopaxi o a cualquier actividad fuera de casa. “No había ninguna diferencia por ser mujer”, cuenta en un salón de la casa de su madre, la escritora Edna Iturralde.

    Ese equilibrio, sin embargo, no era igual en la escuela o el colegio, en donde sí notaba una marcada diferencia en el trato y las actividades cotidianas. “Pero gracias a los valores que tuve en el hogar supe que las mujeres podíamos lograr las metas que nos planteáramos”.

    Casada con un ciudadano francés al que conoció en Estados Unidos, durante los estudios universitarios, Van Maasdijk recuerda que cuando cursó su master en desarrollo internacional ya sentía la necesidad de discutir sobre la igualdad de género.

    En 1995 esta mujer tuvo un desafío. Su pareja, que luego se convirtió en su esposo, consiguió un trabajo en Senegal. En el país africano estuvo un año, tiempo al que califica como muy duro pero al mismo tiempo una experiencia muy enriquecedora. “Se notaba mucho el colonialismo francés y se sentía la división racial, religiosa y de nacionalidad, era difícil entrar, ser parte de la cultura”.

    Empezó a buscar trabajo y luego de golpear varias puertas se conectó, gracias a su pasaporte holandés, con una organización no gubernamental que trabajaba en temas como la mortalidad materna. “Fue mi debut en lo que era desarrollo económico en un país como Senegal”. Esa experiencia fue un punto de inflexión para la carrera profesional de esta madre de tres varones que practica yoga con frecuencia para despejar la mente y recuperar energías.

    Van Maasdijk y su esposo terminaron sus trabajos en Senegal y se radicaron en Ámsterdam, en agosto de 1997. Allí esta ecuatoriana-holandesa se vinculó con World Population Foundation, una organización que trabajaba en temas como derechos sexuales y reproductivos, planificación familiar, entre otros temas. Su camino con las mujeres en situaciones vulnerables continuaba.

    Jo Andrews es la otra cofundadora de Equileap y describe a Van Maasdijk como una mujer extraordinaria. “Diana tiene el inusual talento de combinar un tremendo espíritu emprendedor con un profundo deseo de mejorar la calidad e vida de las mujeres. Además su enfoque es tratar de impactar en millones de mujeres a la vez. Lo está logrando con determinación y coraje”.

    Andrews recuerda que cuando fundaron Equileap las dos tuvieron que aprender sobre el mundo de las inversiones y las finanzas. “Diana demostró su capacidad e inteligencia y en cuestión de unos meses fuimos capaces de convencer a inversionistas para que con fíen en lo que hace Equileap”.

    Ximena Ferro conoce a Van Maasdijk desde la infancia y asegura que Diana tiene un corazón de oro y busca justicia en todo lo que hace. “Quiere que las mujeres tengan las mismas oportunidades laborales que los hombres”.

    Según Ferro, gracias al trabajo que realiza su amiga, multinacionales de todo el mundo han entendido la importancia de involucrar a las mujeres en cargos gerenciales. “En los próximos años veo a mi amiga dando un giro importante a escala mundial”.

    Van Maasdijk mira hacia atrás y siente que existen avances en el tema de la equidad de género, pero también reconoce que aún hay mucha tarea por delante. Cuenta que al ver los informes mundiales de brechas se encuentran disparidades. Como ejemplo indica que en Holanda la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 17%.

    “Me temo que no hay aún un verdadero cambio cultural y socioeconómico, aunque sí hay cambio de actitudes. La equidad no es solo buena para la sociedad, sino para la economía y el mundo”.

    Trabajo a favor del balance de género

    Como parte de su crecimiento profesional Diana Van Maasdijk se vinculó con el mundo de la banca. Fue directora de Filantropía en ABN Amro, en Holanda.

    Allí conoció y entendió cómo se utilizan las donaciones de los filántropos. Supo, por ejemplo, que estos benefactores dejaban en manos de los bancos parte de su dinero y que los intereses de esas inversiones se donaban. “Descubrí que había filántropos que no sabían que sus donaciones iban a temas sociales, mientras que sus inversiones iban al mismo tiempo a compañías que causaban el daño que ellos querían combatir”. Resultaba paradójico.

    Esa realidad motivó a esta ecuatoriana-holandesa a pensar en un modelo de inversiones de impacto social. Así fue que dejó su trabajo en el banco y fundó Equileap, en el 2016. Esta organización asentada en Ámsterdam recopila datos e información sobre la igualdad de género en el sector corporativo. Equileap procesa esa información, elabora índices y reportes sobre balance de género. Toda esa información se vende a empresas e inversionistas privados e institucionales.

    “Con el equipo creamos el modelo para calificar a las compañías midiendo temas como balance de género, brecha salarial, licencias de maternidad o paternidad. La idea es encontrar empresas que tengan un balance”.

    En el reporte de equidad de género del 2018 elaborado por la organización que dirige Diana Van Maasdijk se encuentran alrededor de 3 000 compañías que tienen una capitalización de mercado superior a dos billones de dólares y que están ubicadas en 23 países desarrollados.

    Las tres compañías líderes del listado del año pasado fueron General Motors (EE.UU.), L’Oreal (Francia) y Kering (Francia).

    A la izquierda Diana Van Maasdijk junto a Jo Andrews, cofundadora de Equileap. En las otras fotos aparece trabajando para la organización  MamaCash en el Ulambataar, Mongolia. Fotos: Vicente Costales / LÍDERES
    A la izquierda Diana Van Maasdijk junto a Jo Andrews, cofundadora de Equileap. En las otras fotos aparece trabajando para la organización MamaCash en el Ulambataar, Mongolia. Fotos: Vicente Costales / LÍDERES
  • Desde Holanda lucha por la equidad de género

    Pedro Maldonado

    Editor (I)

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    Hace unos 25 años hablar de equidad de género en las empresas y en la sociedad en general no era tan común como lo es ahora. Pero en 1995, la ecuatoriana-holandesa Diana van Maasdijk ya tenía claro que el tema sería fundamental en el mundo corporativo, así como en el día a día de las personas en distintos ámbitos.

    De padre holandés y madre ecuatoriana, esta mujer nacida en Quito, en 1971, ha vivido en Ecuador, Estados Unidos, Senegal, Perú, Holanda… Ese bagaje cultural, en el que se incluyen estudios universitarios en Nueva York y Washington, es la base de esta mujer, que lleva más de dos décadas enfocada en temas de alto impacto social, como la igualdad de género, el feminismo, el desarrollo y la lucha contra la pobreza.

    Van Maasdijk es la cofundadora y CEO de Equileap, una organización que mide el equilibrio de género en empresas a escala global (ver nota compartida). El tema de la equidad se grabó en ella desde la infancia, cuando su papá la llevaba a ella y a sus dos hermanos menores de cacería, a acampar en el Cotopaxi o a cualquier actividad fuera de casa. “No había ninguna diferencia por ser mujer”, cuenta en un salón de la casa de su madre, la escritora Edna Iturralde.

    Diana Van Maasdijk junto a Jo Andrews, cofundadora de Equileap.
    Diana Van Maasdijk junto a Jo Andrews, cofundadora de Equileap. Foto: Cortesía

    Ese equilibrio, sin embargo, no era igual en la escuela o el colegio, en donde sí notaba una marcada diferencia en el trato y las actividades cotidianas. “Pero gracias a los valores que tuve en el hogar supe que las mujeres podíamos lograr las metas que nos planteáramos”.

    Casada con un ciudadano francés al que conoció en Estados Unidos, durante los estudios universitarios, Van Maasdijk recuerda que cuando cursó su master en desarrollo internacional ya sentía la necesidad de discutir sobre la igualdad de género.

    En 1995 esta mujer tuvo un desafío. Su pareja, que luego se convirtió en su esposo, consiguió un trabajo en Senegal. En el país africano estuvo un año, tiempo al que califica como muy duro pero al mismo tiempo una experiencia muy enriquecedora. “Se notaba mucho el colonialismo francés y se sentía la división racial, religiosa y de nacionalidad, era difícil entrar, ser parte de la cultura”.

    Empezó a buscar trabajo y luego de golpear varias puertas se conectó, gracias a su pasaporte holandés, con una organización no gubernamental que trabajaba en temas como la mortalidad materna. “Fue mi debut en lo que era desarrollo económico en un país como Senegal”. Esa experiencia fue un punto de inflexión para la carrera profesional de esta madre de tres varones que practica yoga con frecuencia para despejar la mente y recuperar energías.

    Van Maasdijk y su esposo terminaron sus trabajos en Senegal y se radicaron en Ámsterdam, en agosto de 1997. Allí esta ecuatoriana-holandesa se vinculó con World Population Foundation, una organización que trabajaba en temas como derechos sexuales y reproductivos, planificación familiar, entre otros temas. Su camino con las mujeres en situaciones vulnerables continuaba.

    Jo Andrews es la otra cofundadora de Equileap y describe a Van Maasdijk como una mujer extraordinaria. “Diana tiene el inusual talento de combinar un tremendo espíritu emprendedor con un profundo deseo de mejorar la calidad e vida de las mujeres. Además su enfoque es tratar de impactar en millones de mujeres a la vez. Lo está logrando con determinación y coraje”.

    Andrews recuerda que cuando fundaron Equileap las dos tuvieron que aprender sobre el mundo de las inversiones y las finanzas. “Diana demostró su capacidad e inteligencia y en cuestión de unos meses fuimos capaces de convencer a inversionistas para que con fíen en lo que hace Equileap”.

    Ximena Ferro conoce a Van Maasdijk desde la infancia y asegura que Diana tiene un corazón de oro y busca justicia en todo lo que hace. “Quiere que las mujeres tengan las mismas oportunidades laborales que los hombres”.

    Según Ferro, gracias al trabajo que realiza su amiga, multinacionales de todo el mundo han entendido la importancia de involucrar a las mujeres en cargos gerenciales. “En los próximos años veo a mi amiga dando un giro importante a escala mundial”.

    Van Maasdijk mira hacia atrás y siente que existen avances en el tema de la equidad de género, pero también reconoce que aún hay mucha tarea por delante. Cuenta que al ver los informes mundiales de brechas se encuentran disparidades. Como ejemplo indica que en Holanda la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 17%.

    “Me temo que no hay aún un verdadero cambio cultural y socioeconómico, aunque sí hay cambio de actitudes. La equidad no es solo buena para la sociedad, sino para la economía y el mundo”.

    aparece trabajando para la organización  MamaCash en el Ulambataar, Mongolia.
    Diana Van Maasdijk aparece trabajando para la organización MamaCash en el Ulambataar, Mongolia. Foto: Cortesía

    Trabajo a favor del balance de género

    Como parte de su crecimiento profesional Diana Van Maasdijk se vinculó con el mundo de la banca. Fue directora de Filantropía en ABN Amro, en Holanda.

    Allí conoció y entendió cómo se utilizan las donaciones de los filántropos. Supo, por ejemplo, que estos benefactores dejaban en manos de los bancos parte de su dinero y que los intereses de esas inversiones se donaban. “Descubrí que había filántropos que no sabían que sus donaciones iban a temas sociales, mientras que sus inversiones iban al mismo tiempo a compañías que causaban el daño que ellos querían combatir”. Resultaba paradójico.

    Esa realidad motivó a esta ecuatoriana-holandesa a pensar en un modelo de inversiones de impacto social. Así fue que dejó su trabajo en el banco y fundó Equileap, en el 2016. Esta organización asentada en Ámsterdam recopila datos e información sobre la igualdad de género en el sector corporativo. Equileap procesa esa información, elabora índices y reportes sobre balance de género. Toda esa información se vende a empresas e inversionistas privados e institucionales.

    “Con el equipo creamos el modelo para calificar a las compañías midiendo temas como balance de género, brecha salarial, licencias de maternidad o paternidad. La idea es encontrar empresas que tengan un balance”.

    En el reporte de equidad de género del 2018 elaborado por la organización que dirige Diana Van Maasdijk se encuentran alrededor de 3 000 compañías que tienen una capitalización de mercado superior a dos billones de dólares y que están ubicadas en 23 países desarrollados.

    Las tres compañías líderes del listado del año pasado fueron General Motors (EE.UU.), L’Oreal (Francia) y Kering (Francia).

    Diana van Maasdijk  Es la cofundadora y CEO de Equileap, una organización que apunta a acelerar el progreso hacia la igualdad de género en las empresas
    Diana van Maasdijk es la cofundadora y CEO de Equileap, una organización que apunta a acelerar el progreso hacia la igualdad de género en las empresas. Foto: Vicente Costales / Líderes
  • Reciclan aceite de cocina para generar biodiésel

    Mayra Pacheco

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    El aceite de cocina que se desecha a diario en casas, restaurantes, hoteles, atuneras tiene un valor especial en Arc y Pieper.

    Desde hace tres años esta empresa ubicada en Alangasí, al suroriente de Quito, compra el aceite comestible usado. Este producto, que llega en canecas de diversos tamaños, es filtrado y almacenado para luego exportarlo a Holanda.

    El aceite sale en unas bolsas herméticas, que tienen capacidad para 23 toneladas, hasta el puerto de Guayaquil. Desde ahí se traslada el producto a Holanda, donde se lo transforma en biodiésel.

    La iniciativa de emplear este producto comestible como materia prima para producir derivados surgió en el 2012, tras un estudio que realizó Bessel Pieper, gerente de Arc y Pieper.

    Para este emprendedor nacido en Holanda, emplear este residuo en la producción de combustibles era una práctica conocida en su país, desde hace 45 años. Pero en Ecuador esto no ocurría.

    Un estudio que hizo en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina y Uruguay identificó que el aceite era mal utilizado en otros procesos, arrojado a sumideros o en la basura común.

    Estas prácticas representan un riesgo para la salud y el ambiente, refiere Ana Vega, gerenta de proyectos de la empresa.

    Por esto, Pieper decidió construir una planta de reciclaje de aceite comestible usado. La iniciativa contó con el respaldo de Pro Ecuador de Rotterdam, Holanda. El proyecto se concretó en el 2015, tras invertir USD 250 000.

    Desde entonces, Arc y Pieper recolecta el aceite comestible que se produce en las casas o en industrias. Entre sus usuarios están cadenas de restaurante, hoteles, hospitales, atuneras y otros. En total, cuentan con 1 600 clientes.

    La Tablita del Tártaro ha entregado 2 400 litros de aceite desde que se inició el convenio en marzo de este año. A cambio, la empresa da mantenimiento a la trampa de grasa. “El servicio es ágil y confiable”, expresa William Medina, coordinador de Seguridad, Salud y Ambiente de esta cadena.

    La firma Seafman, en cambio, entrega desde junio pasado el aceite que queda del procesamiento de atún. El residuo se junta en contenedores que tienen capacidad para una tonelada. Hasta la fecha ha entregado dos tanques.

    El aceite que llega a la planta recicladora viene en canecas de 20 litros de capacidad mínimo. El proceso de recolección se hace en camiones en función de la disponibilidad de los clientes. El servicio se presta a escala nacional.

    Por cada litro de este residuo Arc y Pieper paga USD 0,10.

    La recicladora está registrada en el Ministerio de Ambiente con uso final: biodiésel. Esto les permite emitir un certificado de tratamiento y disposición de desechos. Este es un requisito para autorizar el funcionamiento de ciertos establecimientos.

    Cada año, en promedio, se recolecta y exporta 2,3 millones de litros de aceite usado. Esto genera una facturación de alrededor de USD 580 000 al año.

    Para quienes no utilizan aceite en cantidades industriales, las personas pueden dejar el aceite en botellas de plástico etiquetadas en los puntos de acopio autorizados por el Patronato San José de Quito. En este caso, por cada litro de aceite entregado Arc y Pieper entrega material didáctico para los Guagua Centros.

    Con este tipo de acciones, Pieper y Vega espera mitigar en parte la contaminación y aprovechar este residuo para convertirlo en un recurso. Para este proceso cuentan con una certificación ISCC, emitida en Holanda.

    Su labor les ha permitido ganar reconocimientos nacionales e internacionales. En este año recibieron la distinción Iniciativa Verde del Ministerio de Ambiente y el premio de calidad de Business Initiative Directions, en Suiza.

    Además, se encuentran entre los 30 finalistas de los premios Latinoamérica Verde. Para este concurso se presentaron 2 733 proyectos de ocho países. La selección se hará en agosto.

    Más adelante, las metas de Arc y Pieper son construir una miniplanta para producir biodiésel en Ecuador, junto con la Universidad Estatal de Bolívar; e implementar un sistema de microfranquicias para involucrar a las mujeres en el reciclaje de este residuo.

    El aceite comestible usado que llega a la planta recicladora en canecas es filtrado para almacenarlo y luego exportarlo vía marítima a Holanda. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
    El aceite comestible usado que llega a la planta recicladora en canecas es filtrado para almacenarlo y luego exportarlo vía marítima a Holanda. Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Holanda invierte 135 millones en el desarrollo de un ordenador cuántico

    Agencia EFE

    El Gobierno holandés, el instituto de investigación TNO, la Universidad Tecnológica de Delft y otras organizaciones han acordado este lunes (1 de junio de 2015) invertir 135 millones de euros (unos USD 147 millones) en el desarrollo de un ordenador cuántico, informaron en un comunicado.

    La financiación se entregará durante un periodo de diez años en el instituto de tecnología cuántica QuTech basado en Delft, en el sur de Holanda, y permitirá a esta institución duplicar su equipo de investigación hasta 200 personas.

    El centro de investigación QuTech, fundado en 2013 por la Universidad Tecnológica de Delft con apoyo estatal, trabaja con otras instituciones académicas y multinacionales como Microsoft.

    QuTech, proclamado como uno de los cuatro iconos nacionales o innovaciones de Holanda en 2014, trabaja en Delft en unos chips especiales que permiten a los quibits (quantum bits) existir en dos estados simultáneamente, algo que dará a los ordenadores una potencia de cálculo mucho más importante. También ofrece oportunidades para la ciencia y la industria, señalan las instituciones. 

    Delft tabaja en unos chips especiales que permiten a los quibits (quantum bits). Foto referencial: Pixabay
    Delft tabaja en unos chips especiales que permiten a los quibits (quantum bits). Foto referencial: Pixabay
  • Fedex compra empresa de mensajería holandesa TNT por 4 400 millones de euros

    Agencia EFE

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    Bruselas

    La compañía de mensajería FedEx (Federal Express) anunció el 7 de abril del 2015 la compra de su homóloga holandesa TNT Express por 4 400 millones de euros, después de que ambas empresas alcanzasen un ‘acuerdo condicional’.

    «FedEx y TNT Express han alcanzado un acuerdo condicional basado en la oferta pública de ocho euros por acción ordinaria de TNT«, informaron ambas empresas en un comunicado conjunto. El presidente y consejero delegado de FedEx Express, David Bronczek, y su homólogo de TNT Express, Tex Gunning, anunciaron también el acuerdo durante una conferencia de prensa conjunta en Amsterdam (Holanda).

    Ambos indicaron que no creen que las autoridades de competitividad se opongan a este acuerdo, que otorgaría a la firma estadounidense el acceso a la red europea de mensajería por carretera TNT.

    FedEX ha ofrecido 8 euros en metálico por cada acción de la neerlandesa, una oferta que se sitúa un 33 % por encima del último valor de cierre de TNT, y mediante la operación comprará la totalidad de la empresa de mensajería holandesa por un total de 4 400 millones de euros. Esta operación «transformará las capacidades europeas de FedEx y acelerará el crecimiento global», precisaron ambas compañías.

    Como mayor accionista de TNT Express con casi un 15 % de los títulos, Post NL «ha confirmado su apoyo a la oferta de manera irrevocable», indica el comunicado. Las partes han acordado abrir su sede en Hoofddorp, una localidad cercana a Amsterdam, así como «respetar las condiciones de empleo existentes en TNT», y también mantendrán sus instalaciones en Lieja (Bélgica) aunque TNT venderá su servicio aéreo de reparto.

    «Los clientes tendrán acceso a una red global mejorada, que combina las capacidades europeas de TNT Express con la fuerza de FedEx en otras regiones» como Estados Unidos o Asia, agregaron las partes, que precisaron que «la oferta se cerrará en la primera mitad de 2016».

    A finales de enero de 2013, la Comisión Europea (CE) prohibió la planeada fusión entre UPS, la mayor empresa de mensajería del mundo, y la holandesa, por considerar que esa operación habría restringido la competencia en 15 Estados miembros de la Unión Europea (UE) en la entrega rápida de paquetes pequeños.

    Los principales proveedores de este tipo de servicios de mensajería exprés de paquetes pequeños son los llamados ‘integradores’, que controlan las redes por aire y tierra. Solo existen cuatro empresas de estas características: UPS, TNT, DHL y FedEx. 

    El presidente y CEO de FedEx Express, David J. Bronczek, interviene durante una rueda de prensa celebrada en Amsterdam (Holanda). Foto: Koen Van Weel/ EFE.
    El presidente y CEO de FedEx Express, David J. Bronczek, interviene durante una rueda de prensa celebrada en Amsterdam (Holanda). Foto: Koen Van Weel/ EFE.