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  • Las casas de salud son su mercado

    Redacción Quito

    (I)

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    Robert Escobar es de aquellas personas que siempre saben cómo reinventarse. Esa característica tan suya la aplicó en el mundo de los negocios.

    En 2010 transformó un negocio común de confección y venta de cortinas de baño para el sector hotelero en una boyante industria que produce y distribuye cortinas y otros insumos para ambientes hospitalarios del país.

    Los orígenes de Construplast se remontan a 1995. “En ese tiempo empezamos con otro nombre: Homeplast. A lo largo del tiempo innovamos en los productos, según la necesidad de los hoteles. Durante 15 años nos dedicamos a esta actividad”.

    Las cosas marchaban bien hasta que en el 2008 la firma comenzó a enfrentar pérdidas. El exceso de oferta similar a la suya, el conformarse con los productos y materiales que tenía, entre otros factores, la impactaron .

    En medio de una inminente quiebra el dueño supo que urgía una transformación. Investigó, asistió a ferias, se capacitó a escala internacional y comenzó con el negocio de cortinas hospitalarias, elaboradas con materiales que permiten total asepsia, con el nombre comercial de Construplast.

    En 2012, una vez desarrollados los prototipos y hechas las pruebas, se inició la venta. Se trata de productos mitad de PVC y mitad de material textil. Al inicio se importaron, pero luego Escobar optó por producir localmente para generar empleo.

    Actualmente, la firma tiene su propio taller, ubicado en el valle de Los Chillos. También maquila productos en cuatro fábricas en Quito, Santo Domingo y Ambato; gracias a ello se genera empleo indirecto a 10 personas.

    “Están en constante capacitación. Nosotros les damos la materia prima y ellos confeccionan. Hemos ido mejorando cada año. Hoy estamos en un momento exitoso de la empresa”, dice Escobar. Construplast ha entregado material a casas de salud públicas y privadas en todas las provincias del país, incluido el territorio insular.

    El portafolio de productos incluye también parachoques de camillas (láminas que evitan que los golpes de las camillas contra las paredes las dañen), cortinas de baño hospitalarias, rieles, portasueros, esquineros de PVC, pasamanos, señalética, etc.

    Estos materiales se venden e instalan de manera directa, aunque Construplast también los comercializa a intermediarios como cortineros, contratistas, constructores, etc.

    Renato Ramos, proveedor del Estado en construcción de centros de salud, es uno de los consumidores. Desde hace dos años y medio adquiere los productos de la firma quiteña y destaca que son certificados por el Ministerio de Salud. “Cumplen con las normativas de calidad. Compramos todo lo que son cortinas cubiculares y de baño”.

    Los centros hospitalarios aprovechan que los productos de PVC de Construplast vienen con un tratamiento antibacterial. Escobar asegura que se innova permanentemente y que gran parte del desarrollo de esta empresa familiar se debe a la visión corporativa que ha implementado.

    Desde el 2012 trabajan en la compañía los tres hijos de Escobar. Se trata de Thalía, quien se encarga del servicio al cliente; Robert Andrés, gerente administrativo; y Daniela, quien, actualmente, es la gerenta General.

    Esta última comenta que también comercializan sus productos en oficinas, colegios, entidades públicas y compañías de diferentes sectores.

    La meta de la empresa es llegar al mercado regional. Por ahora ha enviado muestras a Colombia y, como parte del proceso de internacionalización, participa en diferentes ferias de proveedores médicos tanto a escala nacional como internacional.

    Construplast sigue desarrollando nuevos productos. Uno de ellos son las manillas para el ingreso de visitas en hospitales públicos del país.

    Personaliza los productos para las diferentes instituciones. En su ‘show room’, en el norte de Quito, se puede apreciar cortinas hospitalarias para las casas de salud del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).

    En otros centros como Corporsano, que se dedica a la rehabilitación, se destaca la rapidez de la empresa en la entrega de los productos. “Son proveedores nuestros hace unos cinco años. Dan un servicio excelente a costos justos. Compramos cortinas hospitalarias, señalética, etc., para varias sucursales. Nunca hemos tenido inconvenientes con ellos”, comenta María del Pilar De Jerónimo, administradora del sitio.

    La planta de producción de la empresa se encuentra en el valle de Los Chillos, al oriente de Quito.  Allí trabajan seis personas de forma directa.
    La planta de producción de la empresa se encuentra en el valle de Los Chillos, al oriente de Quito. Allí trabajan seis personas de forma directa. Foto: Líderes
  • La atención e inversiones llegaron a Loja y Ambato

    Giovany Astudillo

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    El Hospital Santa Inés, que funciona desde hace 51 años en Cuenca, se expande por el Ecuador. Sus accionistas planificaron, desde el 2015, invertir en otras ciudades porque en su sede en la capital azuaya recibían pacientes de otras regiones del país.

    Por citar un ejemplo, tres de cada 10 procedimientos cardíacos que se realizaban en el Hospital Santa Inés en Cuenca eran de personas que llegaban del centro del Ecuador. Además, tienen pacientes de Napo, Pastaza, Loja, Guayas, El Oro y Pichincha.

    Por ello, en julio del año anterior iniciaron actividades en la capital lojana, tras una alianza con el Hospital del Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL). Desde entonces manejan el laboratorio y las unidades de cuidado intensivo; y este mes abrirán un centro de cardiología. Es un centro hospitalario de marca compartida UTPL-Santa Inés.

    Según el gerente General del Hospital San Inés, Bruno Ledesma, la marca tiene un posicionamiento importante en el país “por la calidad de los médicos, la infraestructura y los costos más económicos que en otras ciudades”.

    En el caso de Loja, “la UTPL maneja la baja complejidad y nosotros la alta”. Además, firmaron un convenio con esa universidad para el internado tanto en pregrado como en posgrado.

    Santa Inés invirtió USD 500 000 en el laboratorio. Allí, cuentan con 10 empleados e incrementarán seis puestos más. Ledesma asegura que tienen equipos de última generación, que permiten que el proceso sea totalmente automatizado. Además, los resultados de los exámenes se pueden revisar en un sitio web.

    En el centro de cardiología, en cambio, invierten USD 1 millón en tecnología durante este año. Adicionalmente, “estamos trayendo equipamiento para las unidades de cuidados intensivos general, pediátrica y neonatología. En Loja cuentan con cinco médicos, a más de los tecnólogos, las enfermeras en cuidados intensivos y cardiología y personal de laboratorio.

    El centro médico también se expandió al centro del Ecuador. El 1 de octubre pasado abrió un hospital de 9 500 metros cuadrados, en Ambato. Allí, tienen 65 empleados, entre enfermeras, personal administrativo y médicos residentes o generales. Además, 50 médicos especialistas. “La idea fue que la mayoría de los empleados sea de Ambato para generar fuentes de trabajo”.
    Es un hospital que da cobertura al centro del país y a la Amazonía, señala Ledesma. La inversión supera los USD 13 millones, que se destinaron a infraestructura y tecnología.

    Según Ledesma, esos recursos se financian con aumentos de capital en el paquete accionario. Además, con socios en Ambato y con la alianza de la UTPL, en Loja.

    Él ejecutivo agrega que, pese a la situación económica compleja del país, este hospital sigue invirtiendo y generando fuentes de trabajo. “Sin temor a equivocarme somos uno de los centros hospitalarios más grandes del Ecuador”.

    El objetivo es tener una mayor presencia en el ámbito nacional y prevé que en tres años más contarán con otros dos hospitales en otras ciudades. Su interés está en Machala, Manta e, incluso, la capital de la República.

    En Cuenca también invierten en una nueva torre junto a su actual hospital. Allí, funcionará un centro de trasplante integral, con quirófanos de donante receptor. El edificio tendrá un helipuerto.

    Además, construyen una nueva sala de emergencia porque donde está la actual montarán el área de medicina nuclear para el tratamiento del cáncer, dice Ledesma.

    Adicionalmente, abrirán un centro de rehabilitación integral y otro de endoscopia, un laboratorio y nuevas unidades de cuidados intensivos. El proyecto cuesta USD 12 millones.

    La construcción empezó hace un año y se tiene previsto que estará listo en enero del 2018. Ledesma indica que la expansión de Santa Inés ha tenido la aceptación esperada. Por ejemplo, el número de cirugías pasó de 450 al mes, en promedio, a 550 mensuales, durante este año. En esa cifra se suma a Cuenca, Loja y Ambato. “A más de atender una mayor cantidad de pacientes, incrementamos la cobertura de salud en el Ecuador… No solo atendemos pacientes privados, sino también de la red pública, en alta complejidad sobre todo”, destaca Ledesma.

    Otros detalles

    Su equipo médico.   Entre Cuenca, Loja y Ambato tienen más de 300 médicos especialistas. Además, 30 generales que dentro de su estructura le denominan como residentes. Cubren un 95% de las especialidades.

    Subespecialidad.  El hospital tiene un equipo o ‘heart team’ de cardiología. Está integrado por cardiólogos clínicos, cirujanos y hemodinamistas. También, ecocardiografistas, cardiólogo de tomografía, anestesiólogo…

    El gerente General del Hospital San Inés, Bruno Ledesma. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
    El gerente General del Hospital San Inés, Bruno Ledesma. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
  • La limpieza de los hospitales es el eje de esta empresa

    Cristina Marquez

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    Para Édgar Galán, gerente de Galán y Miño compañía limitada, la limpieza de un área dejó de ser un trabajo de menor importancia desde hace décadas. Evitar el contagio de diversas enfermedades virales en sitios de riesgo como hospitales y clínicas, depende del servicio que ofrece su empresa.

    La firma es más conocida por su nombre comercial, Servi Express, y se dedica al mantenimiento integral de infraestructuras. Hay especialistas en remodelaciones, pintura, gasfitería, redes eléctricas, jardinería, y todo lo que una casa, edificio u oficina requieran.
    Su producto estrella es la limpieza especializada de sitios de riesgo y hospitales. Los 48 empleados que laboran ahí están capacitados para manejar desechos riesgosos con seguridad y para limpiar quirófanos, consultorios, áreas de neonatología y todos los espacios de la casa de salud.

    “Cada área requiere un tipo de limpieza, por eso gran parte de nuestro capital se invirtió en la formación técnica y capacitaciones permanentes de nuestros empleados”, cuenta Galán.
    De hecho, para él esa es la principal fortaleza de su empresa. Sus empleados reciben cursos periódicos sobre la desinfección y limpieza técnica de un espacio, por lo que incluso obtuvieron junto al Ministerio de Salud Pública tres certificaciones internacionales.

    La empresa se inició en 2003, cuando Galán y su familia identificaron que los clientes de su ferretería tenían otras necesidades además de los materiales que les proveían. “Vimos que también necesitaban asesoría para instalar esos materiales y guía en sus proyectos de construcción”, cuenta el gerente de la empresa.

    Así descubrieron un nicho de mercado. Entre sus clientes también estaban clínicas privadas y hospitales públicos que le consultaban sobre el mantenimiento de sus instalaciones, por lo que decidió sumar ese servicio.

    Pero para ofrecerlo requerían un alto nivel de formación técnica, así que investigaron durante dos años sobre la limpieza especializada, un servicio que en esa época no se daba en Riobamba ni en otras urbes de la Sierra centro.

    Antes de instalar la empresa oficialmente Galán y su familia se capacitaron sobre este tema. Tomaron varios cursos internacionales para entender qué tipo de insumos debían adquirir y los equipos que debían comprar.

    Una segunda fase de su plan de negocios fue capacitar a su personal. Eligieron a hombres y mujeres mayores de 45 años, madres solteras y otras personas que no pudieron culminar sus estudios académicos con el objetivo de ofrecerles oportunidades de crecimiento y desarrollo económico.

    En los primeros cinco años Servi Express creció tanto que sus propietarios decidieron diversificar los servicios hospitalarios.

    Al menú se sumó el servicio de lavandería de sábanas, toallas y todo tipo de prendas que se utilizan en las clínicas y hospitales. Esto también requirió la adquisición de nuevos equipos y la contratación de más personas que se capacitaran en esa área.

    Hasta finales del 2015 la empresa llegó a tener 136 empleados. Este año, un cambio en las políticas de contratación de los hospitales públicos les obligó a reducir su nómina y también afectó gravemente a sus ingresos.

    Es que las instituciones públicas eran sus clientes más grandes y cuando se perdieron esos contratos, los ingresos se redujeron de cerca de USD 1 300 000 a 480 000. Sin embargo, la empresa ya diseña nuevas estrategias para no reducir su crecimiento.

    Édgar Galán, gerente de Galán y Miño, junto con sus empleados en las instalaciones del hospital de Solca de Riobamba, Ellos realizan limpieza de casas de salud de la Sierra centro del país. Foto: Wiliam Tibán  para LÍDERES
    Édgar Galán, gerente de Galán y Miño, junto con sus empleados en las instalaciones del hospital de Solca de Riobamba, Ellos realizan limpieza de casas de salud de la Sierra centro del país. Foto: Wiliam Tibán para LÍDERES