Etiqueta: huevos

  • 33 millones de huevos, su oferta

    Redacción Quito, (I)
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    Con 55 años de trayectoria, Avirico es una empresa del sector avícola consolidada en el mercado. Produce huevos que se comercializan en tres provincias de la Sierra norte del país.
    Surgió en la parroquia rural de Puéllaro, al norte de Quito.

    En 1952, el riobambeño Carlos Camacho inauguró en la zona la primera explotación comercial de aves para poner huevos; se trataba de un negocio, a diferencia de los tradicionales, que desarrollaba la actividad con más visión industrial. Es decir, allí se vacunaba a las gallinas, se les daba cuidado veterinario y alimento adecuado.

    Esto motivó a Laura Torres a impulsar, en 1965, una empresa avícola con 200 aves, explica su hijo Édgar Navarrete, actual gerente de Producción de Avirico. La crianza de las ponedoras se inició en el barrio de Alchipichí.

    El directivo dice que es difícil tener un dato exacto de la inversión inicial, dado lo lejano de la fecha de arranque. Él, junto a su hermano Marco, están a cargo del negocio desde 1990.

    En esos momentos fue que Avirico se constituyó legalmente como empresa. Hoy, esta compañía tiene unas 135 000 aves de la línea genética Hy-Line, que están poniendo. “Son gallinas de producción de huevos. Estos se venden en Pichincha, Imbabura y Carchi. Satisfacemos las necesidades alimenticias de esas provincias”, dice.

    La empresa comenzó con la producción menos de 200 huevos, en unas 60 semanas, por ave; hoy, 310, en 52 semanas, por ave . Édgar Navarrete, quien también es médico veterinario, explica que los huevos de Puéllaro son altamente demandados ya que tienen tradición de calidad en todo el país .

    El producto se recolecta en los galpones y se clasifica, de acuerdo con las normas del Instituto Ecuatoriano de Normalización (Inen). Avirico cuenta con huevos supergigantes, gigantes, extragrandes, grandes, medianos y pequeños; el tamaño depende de las edades que tengan las aves.

    Los medianos y grandes son los que más se producen en la empresa.

    Los huevos de esta firma se comercializan en tiendas, autoservicios, distribuidores. El 40% se vende bajo la marca Selecto. En la cáscara se registra ese logo y la fecha de caducidad.
    Una de las clientas, desde hace un año y medio, es la distribuidora Daniela Hidalgo. “Entre los productos que compro están los huevos extra grandes y gigantes, Mensualmente adquiero entre 100 y 200 cubetas, aproximadamente”. El producto está destinado para la venta y consumo.

    Destaca de la marca la calidad de los huevos. Ella se fija en el color de la yema y la consistencia de la clara.

    Una opinión similar es la de César Ayala, propietario de Caycol, compañía que provee de maíz a Avirico. “Tiene una calidad diferente al huevo de otros sectores. El sabor, el color y el olor son particulares. Son similares a los criollos”, dice el empresario, que vende a la avícola un total de 800 quintales semanales, desde el 2016.

    Este grano y otros productos adicionales los procesa Avirico para alimentar a sus aves. La empresa está próxima por abrir una nueva planta de procesamiento de balanceado en el sector de Tanda, cantón Pedro Moncayo, en el norte de Pichincha.

    “Es todo muy moderno, ha habido mucha innovación en esta área. La pandemia nos retrasó tres meses, pero considero que a mediados del próximo mes ya estaremos con nuestra planta”, dice Édgar Navarrete.

    Las aves requieren unas 310 kilocalorías al día. El balanceado está elaborado con maíz, torta de soya o harinas como fuente de proteínas, entre otros; asimismo, los animales necesitan vitaminas, antifúngicos, atrapadores de microtoxinas y más productos.

    Trabajadores se encargan del traslado de las cubetas. El 40% de los huevos se vende bajo la marca Selecto. El resto como genéricos.
    Trabajadores se encargan del traslado de las cubetas. El 40% de los huevos se vende bajo la marca Selecto. El resto como genéricos.

    En la zona también, desde 1995, se encuentran ubicados los galpones de las gallinas ponedoras. En este sitio se mantienen, aproximadamente, hasta las 85 semanas. Si se aplica el proceso de replume o muda forzada, se puede llegar a hasta 110 semanas de postura.
    Al terminar su vida útil, las gallinas se comercializan. Principalmente, su carne se puede utilizar para la preparación de alimentos como caldos.

    Los estándares de calidad, dice el gerente de producción, “deben ser los mejores para crecer como empresa”. Añade que se entregan huevos con buena cáscara, buen color de la yema, buen sabor y limpios.

    Avirico dispone de un almacén en Puéllaro. Asimismo, tiene otras líneas de negocio que incluyen un punto de comercialización como macrodistribuidor de Pronaca y, por otro lado venta de productos veterinarios. 

    Las cifras
    3 accionistas
     tiene, actualmente, la empresa. Se trata de los hijos de la propietaria.

    100semanas,  aproximadamente, puede llegar a tener una gallina de vida útil. A este punto se ha llegado gracias a los avances en cuidado de las aves. Hace 50 años eran solo 60 semanas.

    18 semanas es cuando el ave comienza a poner huevos.

    9,5 hectáreas tiene el sitio de la planta de producción de alimento y los galpones de la empresa.

    El gerente / Édgar Navarrete
    La empresa ha sido un aporte económico para la familia. Nuestra misión no solo es tener una rentabilidad, sino que está orientada a buscar una buena nutrición y alimentación de las personas que consumen huevos. Además, tenemos como misión procurar fuentes de trabajo para los ciudadanos. Mientras más sigamos creciendo, más trabajo podremos dar a las personas y ofrecer un alimento de calidad a la gente.

    Los huevos se recogen de una manera técnica, a través de la cual se evita cualquier tipo de contaminación. Se entrega un producto limpio. Fotos: Patricio Terán / LÍDERES
    Los huevos se recogen de una manera técnica, a través de la cual se evita cualquier tipo de contaminación. Se entrega un producto limpio. Fotos: Patricio Terán / LÍDERES
  • La oferta incluye huevos de gallinas que son felices

    Carolina Enriquez

    Redactora (I)

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    En el páramo de los Illinizas, a 3 200 metros de altitud, cientos de gallinas viven en libertad. Los huevos que producen las aves son parte de la esencia de Dicorne.

    Esta industria alimenticia nació hace tres años y está muy ligada con el cuidado del medioambiente, el fomento de productos ecuatorianos y la innovación.

    Se trata de una empresa familiar en la que Carlos Díaz y sus hijos Carlos, Pablo y José son los socios fundadores. Dicorne tiene en su oferta huevos ecológicos, mermeladas de tres sabores (higo, mandarina y limón), humus de dos tipos, chimichurri y ‘snacks’.

    Para el desarrollo de la planta de producción, ubicada en el sector del Chaupi (Pichincha), al pie de los Illinizas, se invirtieron USD 30 000. “Yo estudiaba en EE.UU. y allí había cosas que aquí no. Conversando con mis hermanos vimos otras alternativas que podíamos hacer y decidimos lanzarnos al mercado con alimentos apetecidos como la pasta de garbanzo, conocida como humus”.

    La planta de producción de la firma se encuentra altamente equipada.
    La planta de producción de la firma se encuentra altamente equipada. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

    Tras esta salsa lanzaron los demás productos, en los que siempre han buscado diferenciarse. Un ejemplo de ello, dice Pablo, son las mermeladas de sabores que, regularmente, no hay en el mercado; su chimichurri es fresco y se debe refrigerar.

    En la línea de ‘snacks’ se ofrece chulpi en tres sabores. “Nuestro enfoque es tener productos tradicionales que no se han expuesto a escala internacional”, explica Pablo. Precisamente, tras participar en ferias internacionales, los empresarios han tenido acercamiento con compradores de países como México; aspiran, próximamente, exportar.

    Como parte de su espíritu innovador, hace dos años optaron por la producción de huevos de gallinas que viven sin ningún estrés.

    “El tema de las gallinas felices nació como una iniciativa de cambio en la crianza. Queríamos un nuevo producto dentro del mercado. Iniciamos con un corral móvil”, dice Carlos Díaz padre.

    Un trabajador se encarga de recolectar uno de los huevos de gallinas criadas en libertad.
    Un trabajador se encarga de recolectar uno de los huevos de gallinas criadas en libertad. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

    Se trata de un proceso en el cual las gallinas viven en el campo en corrales que, cada semana, se mueven por diferentes lugares de un terreno. Los animales tienen la posibilidad de pasar el día caminando y comiendo en la naturaleza; por las noches pasan al galpón.

    Los corrales se mueven a través de un tractor. Las gallinas, que están acostumbradas al traslado, no se encuentran hacinadas; existe un amplio cuidado técnico de las aves por parte de la empresa.

    Cuando arrancó este proyecto, se contaba con 300 gallinas en el primer corral; la inversión inicial, incluyendo animales, corrales y equipamiento, fue de USD 17 000. Los dueños dicen que, aunque es difícil cuantificar, el número de aves aumentó exponencialmente; ahora tienen cinco corrales móviles en producción y cuatro en desarrollo, en Pichincha, Imbabura y Tungurahua.

    La producción de huevos también ha incrementado. Se trata de un alimento sano que, al igual que el resto de la oferta, se vende en cadenas de supermercados, tiendas especializadas, delicatessen, restaurantes, etc.

    “Hace año y medio estamos trabajando con Dicorne. Comercializamos el humus, ciertas mermeladas, el chimichurri y los huevos. Son de muy buena calidad, tenemos buen servicio del proveedor, son productos ecológicos y respetuosos del medioambiente”, señala Amanda Purtschert, propietaria de Floralp Delicatessen.

    Consumidores de los productos como Lucía del Carmen Paredes destacan el sabor que tienen. “Los huevos son una alta fuente de proteína. Me encanta la presentación y, sobre todo, me gusta que tratan bien a los animales”.

    Los huevos se presentan en cajas de 12 unidades. Al igual que en los empaques del resto de productos, el distintivo de los mismos es la imagen de los Illinizas.

    El color de la cáscara de estos productos difiere, según la raza de las gallinas. Esta empresa tiene aves ponedoras de cuatro tipos.

    En promedio, cada gallina pone huevos por dos años; se calcula que cada animal produce 280 unidades en un año. Para este proyecto productivo, Dicorne cuenta con tres socios estratégicos

    Actualmente, la empresa se encuentra trabajando para obtener la certificación de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) y de Haccp. Apoya, además, a la iniciativa ambiental 1% for the Planet.

    ‘Me gustó saber preparar alimentos’

    Janeth Obando, asistente de planta productiva

    En Dicorne trabajo desde que arrancó la producción. Me parece interesante el trabajo que realizo, elaborar productos nuevos es agradable. Crear un alimento desde cero me llama mucho la atención y compartir con mis compañeros es bueno. Las personas que trabajamos en la planta, que somos tres, hacemos de todo: limpieza, industrialización, empaque, despacho, etc. Nos desenvolvemos bien en todo, pero también nos hemos especializado en ciertas actividades. En este empleo he aprendido sobre la elaboración de diferentes alimentos y sobre manejo de personal. Muchas veces me desenvuelvo como jefe de personal, porque tengo que estar pendiente del ingreso del personal. También me dedico a controlar la entrada de mercadería, producción, cálculo de lo que se va producir, despacho, laboratorio,. etc. Como parte de nuestro trabajo nos piden que realicemos control de calidad y análisis, para asegurar que nuestros productos sean buenos y no se genere ningún tipo de problema.

    Los productos de Dicorne se fabrican en un ambiente natural, a los pies de los Illinizas (Pichincha).
    Los productos de Dicorne se fabrican en un ambiente natural, a los pies de los Illinizas (Pichincha). Foto: Galo Paguay / LÍDERES
  • Su marca sentó la cadena nutritiva del codorniz

    Bolívar Velasco

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    Miles de codornices emiten sonidos fuertes mientras se aparean o ponen sus huevos en los corrales.

    Están en una suerte de estanterías caminando sobre el aserrín y alimentándose con balanceado.

    La granja María Elena, ubicada en el kilómetro 1,5 de la vía Colorados del Búa, en Santo Domingo de los Tsáchilas, es una de las pioneras en la crianza y reproducción artificial de codornices en el país. Tiene 20 años de actividad y es la responsable de hacer envíos mensuales de 60 000 huevos, 18 000 codornices en pie y 26 000 kilos de carne congelada.

    La producción se va principalmente a Quito, Guayaquil, Machala, Cuenca, Ambato, Riobamba, Ibarra y Loja. De la distribución se encargan 20 grandes comerciantes y personas de pequeñas redes de negocios que, en cambio, venden los huevos cocidos por unidades en las calles.

    Eduardo Uzcátegui, gerente propietario de la granja María Elena, dice que el consumo de la carne y los huevos de estos animales se volvió más frecuente en los últimos 10 años, principalmente por sus bondades nutricionales.

    Su contenido calórico y graso son muy bajos, pues 100 gramos de esta carne aportan solo con 1,6 gramos de grasas. Incluso es rica en vitamina B3 y B6, y minerales como el magnesio y el hierro.

    Precisamente estas propiedades nutritivas motivaron a Uzcátegui a emprender en este negocio que lo empezó en un cuarto de su casa en Riobamba, en 1995.

    Entonces, había introducido al país 50 codornices de origen asiático, que adquirió en 1 250 000 sucres. Su primera ganancia fue de 300 000 sucres, pero con los años su negocio ganó espacio, clientela y oportunidad para dar empleo. Ahora, las ganancias netas que quedan al mes son de USD 9 000. En la empresa trabajan 20 personas que ganan el sueldo básico y beneficios laborales.

    En esta granja, el núcleo de la producción se centra en el proceso de incubación de huevos para obtener la materia prima.

    Se trata de siete cámaras incubadoras, en donde los huevos son sometidos a una temperatura de 17 grados durante 14 días.

    Luego, pasan a unas ‘nacedoras’, donde durante tres días se los expone a la humedad.
    En ambos procedimientos se hace un volteo controlado de los huevos, con el fin de que se consolide la incubación, algo casi similar al que sucede en la hembra codorniz. Como resultado de este procedimiento, nacen 30 000 polluelos. Estos se ingresan en un corral especial, donde reciben los primeros cuidados y proteínas.

    La dotación de huevos está garantizada por la capacidad reproductiva que tienen estos animales.

    Cada uno alcanza una producción anual de 280 huevos.

    Esto también se consigue porque la codorniz alcanza su edad adulta y reproductiva a las tres semanas posteriores a su nacimiento. María Elena Jaramillo distribuye los huevos de la marca granja María Elena hacia Quinindé, Esmeraldas y Muisne.

    Señala que “este negocio es garantizado”, porque hay personas que lo adaptaron a su dieta nutricional diaria. Sus principales compradores son los comerciantes que recorren las calles y venden los huevos al menudeo.

    El crecimiento

    El emprendedor. Aprovechó sus conocimientos en zootecnia para garantizar el crecimiento y reproducción de los codornices en su granja.

    Las primeras incubadoras. Las adquirió en una empresa, pero con el tiempo construyó sus propias con motores eléctricos de puertas.

    En Tumbaco. Posee otra granja donde mantiene 6 000 aves bajo el mismo procedimiento de incubación artificial que realiza en Santo Domingo.

    Eduardo Uzcátegui junto a una de las incubadoras artificiales donde se reproducen las codornices de su marca. Foto: Juan Carlos Pérez / LÍDERES.
    Eduardo Uzcátegui junto a una de las incubadoras artificiales donde se reproducen las codornices de su marca. Foto: Juan Carlos Pérez / LÍDERES.