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  • Felicidad y mal humor se contagian en la oficina

    Diana Serrano

    Así como algunas enfermedades son contagiosas, el estrés y el malhumor en la oficina también lo son. La mejor forma de evitarlos es logrando equipos de trabajo organizados, motivados y enfocados en un objetivo.

    El estado de ánimo del equipo de trabajo influye en el desempeño de los colaboradores y se refleja en la productividad de la empresa. Este fenómeno ha sido estudiado por la Universidad de Harvard desde hace una década.

    Los resultados arrojan que si uno de los compañeros de trabajo es feliz, la probabilidad de que los demás lo sean aumenta un 25%. En cambio, si los compañeros de trabajo viven estresados, también aumentan las probabilidades de sufrir la misma suerte.

    Cuando hay problemas personales de los trabajadores es inevitable que se plasmen en las actividades laborales, comenta Xavier Verdesoto, CEO de Nexos Talent. Esto puede derivar en una mala actitud, bajo rendimiento profesional e incluso problemas mentales y de salud, de todo el equipo de trabajo.

    Los expertos consideran que las personas adoptan comportamientos empáticos e imitativos, debido a las ‘neuronas espejo’, que son un grupo de células descubiertas por el equipo del neurobiólogo Giacomo Rizzolatti.

    Estas neuronas reflejan la actividad que se observa en otras personas. Se activan cuando se ejecuta una acción determinada y cuando se observa ese mismo comportamiento en otro individuo.

    Es por eso que las actitudes imitadas pueden darse entre colegas, pero también en la relación jefe-empleado, lo cual tiene mayor influencia en los resultados de productividad; puesto que afecta a un gran grupo de trabajadores.

    Un estudio del Colegio Oficial de Psicólogos de España señala que las personas estresadas no se distribuyen aleatoriamente en diferentes departamentos. “Tienden a localizarse en los mismos grupos, lo que hace suponer que el estrés es un componente del ambiente social y que existen unidades de trabajo tóxicas”.

    Los subordinados actúan por presión o temor ante las malas actitudes de los jefes, afirma Verdesoto. “No hay compromiso ni proactividad en el trabajo”.

    Al final, el mal ambiente laboral desmotiva a los colaboradores y es la primera causa para que abandonen el trabajo, incluso por encima de motivos económicos, añade el informe del Colegio Oficial de Psicólogos.

    El contagio del estrés en el trabajo se da con la simple observación de la persona y tiene un efecto inmediato en el sistema nervioso, que puede manifestarse a través de ansiedad, tristeza, euforia u otra sensación negativa.

    La investigación descubrió que el 26% de las personas muestran niveles altos de cortisol simplemente al observar a alguien tenso.

    Incluso sin verlo, el estrés puede ser nocivo. Las personas estresadas eliminan, a través del sudor, hormonas características que son captadas por los demás, según un estudio del Monell Chemical Senses Center de Filadelfia, del 2015.

    En 1981, los psicólogos Howard Friedman y Ronald Riggio descubrieron que las interacciones no verbales pueden afectar a los demás. El lenguaje corporal como los brazos cruzados o ceño fruncido pueden demostrar que una persona está estresada.

    Lograr el bienestar del equipo de trabajo debe ser una prioridad de las empresas y puede lograrse a través de los líderes.

    Las compañías deben tener políticas que garanticen la salud emocional de las cabezas de sus equipos de trabajo. Si el estado de ánimo de los líderes se conduce entre sensaciones positivas garantizará el éxito empresarial.

    Un líder debe ser optimista, motivador, empático y tener un comportamiento consecuente para que sus empleados sientan y actúen de esa manera.

    Para ello, es importante propiciar momentos de esparcimiento e incluso de relajación, para evitar que el estrés consuma a los empleados. Si la empresa detecta que un trabajador de los altos mandos tiene una mala actitud, que además usa como excusa para justificar la ineficiencia, debe evaluar su continuidad en la organización o brindar apoyo para mejorar las relaciones interpersonales, afirma Verdesoto.

    Los procesos de selección, en los que se incluyen test de personalidad o inteligencia emocional, ahora ayudan a detectar si los candidatos a determinados puestos pueden ser colaboradores tóxicos. “Las empresas buscan personas que se alineen a sus políticas, valores y a sus esquemas de trabajo”, dice el experto.

    Expertos afirman que las actitudes del equipo de trabajo pueden imitarse e influir en el ambiente laboral. Los líderes deber ser un ejemplo a seguir. Foto: Ingimage
    Expertos afirman que las actitudes del equipo de trabajo pueden imitarse e influir en el ambiente laboral. Los líderes deber ser un ejemplo a seguir. Foto: Ingimage
  • Si se canaliza el humor la productividad crece

    Diana Serrano

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    El humor es un elemento clave dentro de la cultura organizacional. Un trabajador animado y feliz es más productivo para la empresa. Pero si este sentimiento es mal canalizado puede generar un ambiente negativo e incidir en un mal desempeño.

    Un estudio de la Universidad de Harvard, desarrollado en el 2017, con trabajadores de China y EE.UU., demostró que la figura del líder o jefe tiene una gran influencia en la forma cómo se aplica el humor en las oficinas.

    Aunque no exista una política empresarial sobre el humor, la experta en Recursos Humanos, María Elena González, considera que es el líder quien debe guiar y marcar las pautas en este tema.

    El estudio de Harvard utilizó dos teorías para demostrar su hipótesis. La primera es la de “violación benigna”, que califica una broma como atentatoria, que no representa una amenaza directa o la combinación de ambas.

    La segunda teoría es la de “procesamiento de la información social”, la cual analiza la manera en la que los empleados interpretan las acciones de sus responsables directos, para saber cómo comportarse dentro del trabajo.

    Al mezclar ambas, el estudio pudo medir el impacto de las muestras de humor de un líder para indicar la aceptabilidad de violar las normas dentro del trabajo.

    Si esa aceptabilidad se consideraba alta, podría llevar a que los trabajadores sigan cada vez comportamientos más desafiantes: ausentarse del puesto de manera crónica, ignorar las instrucciones de un gerente, compartir información confidencial, falsificar facturas o beber alcohol dentro del horario de trabajo.

    Un factor importante para generar estas acciones negativas fue el grado en el que los líderes empleaban un humor agresivo, como hacer bromas pesadas, asegura el estudio de Harvard.
    Este tipo de jefes proyecta una imagen de permisibles para romper las reglas y no fortalecen el compromiso de su equipo.

    Una de las conclusiones del estudio es que los líderes deben tener presente “su estatus como modelo y ejemplo para los demás”. Debido a su posición, sus acciones sirven como pistas sociales para sus empleados, con consecuencias tanto positivas como negativas.

    Para González, el líder debe tener claro cómo canalizar los espacios de “risa grupal”, para que no caigan en burlas o sarcasmos, que afecten a los compañeros.

    Cuando el humor sobrepasa los límites, el empleado pierde el enfoque de los objetivos labores y “no hay un timón”, considera Johanna Bustamente, coordinadora de calidad, procesos y SSO de la consultora en Recursos Humanos Adecco, Ecuador.

    Para la experta, la falta de humor es negativa para el entorno laboral. Cuando el jefe no es partícipe de un ambiente ameno, el empleado se siente estresado, desmotivado y tiene mayor probabilidad de dejar la empresa.

    Cuando el humor está bien canalizado es un elemento clave para el desenvolvimiento laboral y para generar más productividad.

    Los ejecutivos que incorporan risas y bromas en su trabajo, siempre que sean apropiadas, consiguen más apoyo para sus iniciativas, son más eficaces a la hora de motivar al equipo, ganan más dinero y ascienden más rápido.

    González señala que el humor no debe ser utilizado solo en momentos de esparcimiento o de diversión, que son alternos a las actividades labores. Recomienda que el líder use el humor dentro de la cotidianidad para “conseguir compromiso, contribución y, sobre todo, creatividad”.

    Tener a los empleados de buen humor genera un gran impacto para la compañía, ya que su productividad puede aumentar hasta en un 10%, según una investigación del Departamento de Economía de la Universidad de Ohio.

    Hoy en día los empleados no solo requieren experiencia y conocimientos. La inteligencia emocional es un aspecto muy valorado por las empresas y esta característica les ayudará a lidiar con varios temas de interrelación social, uno de ellos el humor.

    Bustamante señala que un trabajador debe ser capaz de analizar las cosas con talante, en medio de un mundo laboral que se desenvuelve a un ritmo acelerado.

    Además debe tener la capacidad de reírse de sí mismo, para enfrentar de manera inteligente los errores y adversidades.

    Una última cualidad, pero no menos importante, es la resiliencia o capacidad para superar circunstancias adversas y adaptarse al nuevo panorama.

    Cuando el humor está bien canalizado es un elemento clave para el desenvolvimiento laboral y para generar más productividad. Imagen: Ingimage
    Cuando el humor está bien canalizado es un elemento clave para el desenvolvimiento laboral y para generar más productividad. Imagen: Ingimage
  • El 1 de abril se conmemora el Día Internacional de la Diversión en el Trabajo

    Desirée Yépez
    Redacción Revistalideres.ec

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    Las emociones positivas incrementan hasta en cinco veces la creatividad en una persona. También favorecen la toma de decisiones e, incluso, pueden influir positivamente en un médico en el momento de realizar un diagnóstico. Por eso, desde 1996, se conmemora a escala mundial el Día Internacional de la Diversión en el Trabajo.

    Playfair, consultora estadounidense, desarrolló la iniciativa que se celebra cada 1 de abril. La efeméride busca recordar que el trabajo no tiene por qué ser gris, que la seriedad no requiere solemnidad, y que el humor ofrece beneficios en cualquier organización, incluso en momentos de crisis.

    Eduardo Jáuregui
    , psicólogo y fundador de la consultora española Humor Positivo, sostiene que hay quienes piensan que diversión y trabajo no pueden ir de la mano, a lo que él responde que para hacer el trabajo bien no hay que sufrir. “La realidad es que cuando mejor trabajamos es cuando estamos disfrutando”, explica.

    Si se sabe que el humor reduce el estrés, estimula la motivación, potencia la creatividad y cohesiona los equipos humanos, en Humorpositivo.com se ofrecen algunas alternativas que, sin afectar el ritmo de trabajo, permiten celebrar un día a favor de la distensión.

    Sesión de papiroflexia: El origami es uno de los pasatiempos de oficina más tradicionales y baratos. Con imaginación es posible transformar una hoja de papel en una flor, un sombrero, un avión, un dinosaurio…

    Mini festival de video: El proyector que usualmente se destina para presentaciones corporativas puede ser usado, en este día, para que cada miembro del equipo escoja un video divertido, de no más de un par de minutos de duración, y lo proyecte durante la hora de la comida. Al final, pueden escoger los mejores.

    Concurso de aviones de papel en el pasillo: Las pilas de papel para reciclar pueden fomentar una competencia sana de aviones. El ganador puede llevarse un premio simbólico que lo haga poner de buen ánimo.

    ‘Terapia’ musical
    : Un momento de la jornada donde se escriban canciones divertida en torno a la crisis. Se recomienda modificar la letra de una canción conocida. La actividad puede realizarse por áreas o grupos, con premio para la mejor letra e interpretación.

    Golosinas: Al personal le caen bien las sorpresas que incluyen dulces o alguna comida diferente. Todo esto auspiciado por los directivos de la empresa.

    Inocentada: Preparar una broma para todo el equipo pone de buen humor a los colaboradores.​

    En el 10% de la felicidad de una persona inciden las condiciones externas. Inimagine
    En el 10% de la felicidad de una persona inciden las condiciones externas. Inimagine
  • Trabajo, ¿hay espacio para el buen humor?

    ARTURO CASTILLO / Motivador y prof. de técnicas psicorrelajantes

    Nada hay más mortalmente serio que el trabajo. El estrés, la negación de tiempo para sí mismo y para la familia, la fatiga crónica, la asunción del mal genio e inconformidad de los jefes, el envejecimiento prematuro, la jubilación por obsolescencia, son cosas realmente serias, tributos al trabajo.

    Y como si todo ello fuera poco, hay quienes se empeñan en añadirle al trabajo algo más de dramatismo y sufrimiento. No faltan aquellos que sobreactúan su rol de jefes, para tortura de los demás.

    Juegan al ogro, a la bruja mala; parecen satisfechos de generar antipatía y temor entre sus subalternos. Disfrutan del silencio repentino cuando aparecen en escena; gustan de provocar incertidumbre, les encanta que las personas se sientan tontas, que duden de su inteligencia.

    Muchos jefes no sonríen, pues no quieren que el ambiente se ‘relaje’. Su forma de control consiste en la adustez. Ellos saben que nada comprometa más el ‘orden’ que la gente que está contenta, que se entrega al buen humor. Y el sentido del humor puede ser considerado subversivo.

    De otra parte, es un mal signo que los sujetos no sean capaces de burlarse de sí mismos, que no asuman sus lados absurdos, sus propias incoherencias. La imposibilidad radica en que se creen infalibles, perfectos. Y cualquier sospecha de que los demás ponen en duda su perfección les hace perder la cabeza.

    Dado que las empresas desarrollan una personalidad, una particular idiosincrasia, no es raro hallarse con ambientes agrios, con caras de pocos amigos, con expresiones defensivas. Son bombas a punto de explotar.

    Es en ambientes de ese tipo, que el llamado ‘clown’ puede hacer maravillas. Claro, hay payasos y payasos. Algunos pueden resultar irritantes, amenazantes, sobre todo si basan sus ‘actos’ en el escarnio y el ridículo, escogiendo, generalmente, a las personas más y tímidas.

    La burla pública es siempre contraproducente; de modo que los jefes de RR.HH., que tienen la brillante idea de ponerle a reír a la empresa, deben saber qué tipo de ‘clown’ contratan.

    La utilización de la comedia puede ser tremendamente eficaz para afirmar, por ejemplo, las medidas de seguridad industrial. Algo tan serio como eso, llevado al plano del humor, que identifique y magnifique los errores y malos hábitos de los trabajadores, sirve extraordinariamente.

    arturo.castillo@catarsis.ec «ES UN MAL SIGNO QUE LOS SUJETOS NO SEAN CAPACES DE BURLARSE  DE SI MISMOS, QUE NO ASUMAN SU LADO ABSURDO»