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  • Los íconos empresariales, sus preferidos

    Gabriel Flores

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    Tony Hsieh es uno de los gurús del ‘e-commerce’. A finales de los años 90, en el siglo pasado, fundó Zappos, una de las plataformas más exitosas de venta on line de ropa y zapatos. Una década más tarde, este emprendedor de origen taiwanés, escribió ‘Delivering Happiness’, un libro en el que cuenta sus experiencias empresariales. La publicación estuvo durante 27 semanas consecutivas en la lista del The New York Times.

    El libro de Hsieh es una de las lecturas preferidas de Alejandro Freund, Gerente General de Rappi Ecuador. Lo que más le enganchó de esta historia -cuenta- es la idea de impulsar al emprendedor para que piense en el largo plazo y la necesidad de construir una cultura corporativa. “Te muestra que uno de los caminos al éxito empresarial es trabajar para hacer feliz a los empleados y a los usuarios, pese a las limitaciones”.

    En el libro -recuerda Freund- el autor cuenta la historia de un cliente que quería comprar unos zapatos que ellos no tenían y al que recomendaron visitar otra página web, para que pueda conseguir lo que buscaba. “Es común que en los call center, por ejemplo, se mida la productividad de los empleados por el número de llamadas que atiende, pero Hsieh propone que se lo haga por la empatía y conexión que genera con el cliente”.

    Otra de las historias de éxito que reposan en su biblioteca es ‘Zero to One’ (De cero a uno) de Peter Thiel cofundador de empresas como PayPal y Palantir Technologies y uno de los promotores financieros de Facebook, LinkedIn, Yelp, Spotify y SpaceX, que la semana pasada se convirtió en la primera empresa privada en llevar a dos astronautas fuera de la Tierra.

    En este libro Thiel centra sus reflexiones en la innovación dentro de los emprendimientos y las empresas. Según este autor cuando la gente piensa en el futuro, lo hace en un futuro de progreso que puede tomar dos formas: un progreso horizontal o extensivo, que significa copiar cosas que funcionan o un progreso vertical o intensivo, que significa hacer nuevas cosas.

    Freund explica que entre las empresas que han aplicado la idea del progreso vertical están Google o Facebook. “Compañías que se pueden dar el lujo de invertir su dinero en ideas innovadoras, que le den más valor al usuario. Uno asocia el monopolio con una empresa ineficiente y con poca competencia, sin embargo, estas empresas son tan competitivas contra sí mismas, que siempre se ven obligadas a estar al día con lo que necesita un usuario”.

    La biblioteca, física y digital, de Freund está poblada de libros sobre innovación, emprendimiento, tecnología, negocios, novelas históricas e historias de CEO.

    Otro de los gurús al que ha leído es Ben Horowitz autor de ‘The hard thing about hard things’ (Emprender y liderar una startup), un libro en el que cuenta cómo logró que su startup tecnológica, una empresa en crisis, sea vendida en más de USD 1 600 millones. “Es una obra que me impactó porque muy pocas personas cuentan lo mal que han pasado construyendo sus negocios”.

    El libro de cabecera
    El gerente de Rappi  Ecuador recomienda la lectura de ‘Emprender y liderar una startup’ de Ben Horowitz. Alejandro Freund asegura que la información que está en este libro no se encuentra en ninguna clase de economía e la universidad o de un MBA.

    Alejandro Freund junto a la biblioteca de su casa. Cortesía
    Alejandro Freund junto a la biblioteca de su casa. Cortesía
  • La cuna portátil con íconos étnicos, el plus de Ayllu Maki

    Redacción Sierra Norte

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    Jaime Yacelga creció observando cómo sus padres elaboraban telas de vistosos colores. El sonido del telar de madera era parte del hogar en la comunidad indígena Agato, en el cantón Otavalo (Imbabura).

    Ahí, Miguel Yacelga y Rosa Santillán, progenitores de Jaime, producían sacos, cobijas y ponchos de lana. Las prendas eran enviadas a Canadá, Estados Unidos, Japón y países de Europa.

    Jaime es el último de cinco hermanos. El artesano, de 42 años, unió esos elementos artesanales para iniciar el emprendimiento Artesanías Ayllu Maki (Manos Familiares, en español).

    Se trata de un taller que ahora se especializa en la fabricación de cunas portátiles. También, elabora sillas, que se cuelgan en forma de hamaca, gorros, bolsos…

    “Siempre me gustó elaborar cosas diferentes, pero útiles”, comenta Yacelga. Así surgió el portabebé, conocido como moisés, en referencia al canasto en el que fue hallado el personaje bíblico, en el río Nilo, cuando era un bebé.

    Para darle un valor agregado al catre utiliza las telas de algodón con diseños étnicos, que se producen en los telares artesanales de la comuna de Peguche.

    Pero estas cunas tienen una característica: son plegables. Con ello, su creador busca brindar comodidad a los padres de los infantes, cuando se movilizan de un lugar a otro.
    Aunque no es un diseñador industrial, tiene mucha creatividad. Al parecer, una década viajando por Norteamérica, donde se desempeñaba como comerciante de artesanías, le permitió recopilar ideas que ahora está poniendo en práctica en Ayllu Maki.

    Cuando tenía 15 años, Jaime empezó a dar los primeros pasos en la innovación. Recuerda que diseñó y confeccionó chompas que eran elaboradas con cobija de lana.
    La idea del portabebé surgió del pedido que le hizo otro comerciante indígena, que con su familia iba a viajar a Panamá.

    Sin embargo, en perfeccionar este cesto ligero se demoró ocho meses. El diseño, explica, se inspiró en la forma como se abre y cierra la concha o caparazón de los moluscos.
    La estructura del moisés es flexible. Para ello, Fabián Chiza, sobrino del emprendedor, le sugirió que utilice una manguera rígida que se usa en las redes de agua potable. Esta tarea está a cargo de un proveedor. Mientras que, el recubrimiento de tela, es elaborado por otro artesano.

    Cada semana producen entre 70 a 80 canastillas. Cada una la comercializa a USD 25. Los pedidos al por mayor tienen descuento.

    Por lo pronto, ha enviado muestras a Estados Unidos, Italia, México, Panamá y Colombia.
    También ha participado en ferias en el país. Esas son otras vitrinas para promocionar su producto. Recuerda que en una reciente exhibición, que se efectuó en Quito, en febrero, vendió 50 de las 100 unidades que llevó.

    Por ahora, Jaime Yacelga apunta a patentar su diseño ante el organismo pertinente. También alista maletas para ir a Canadá.

    En Otavalo (calles Quito 8-30 y Sucre) funciona de Artesanía Ayllu Maki. El establecimiento es atendido por el emprendedor Jaime Yacelga. José Luis Rosales /LÍDERES
    En Otavalo (calles Quito 8-30 y Sucre) funciona de Artesanía Ayllu Maki. El establecimiento es atendido por el emprendedor Jaime Yacelga. José Luis Rosales /LÍDERES
  • Un grupo de mujeres realiza prendas de lana con íconos de la cultura Pasto

    José Luis Rosales   (F) Contenido Intercultural

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    Desde hace seis años 15 mujeres de San Gabriel, en Carchi, se unieron para que el tejido de lana no se pierda. Paralelamente se plantearon rescatar en las confecciones manuales los íconos de la cultura Pasto.

    Así nació la Asociación Tusa Gabal, dice su presidenta, Patricia Lloré. En el 2010 el gremio instaló un taller-tienda que funciona en la Casa de las 7 Puertas.

    Se trata de un inmueble patrimonial, de propiedad del Municipio de Montúfar, situado en la céntrica calle Los Andes.

    La idea, además, era que se valore la mano de obra de las tejedoras, explica Lloré. Antes, estas mujeres confeccionaban prendas de lana de oveja para varias empresas exportadoras.
    Por eso, el cabildo local emprendió en labores de capacitación y de ayuda logística, que permita dar un valor agregado a este oficio.

    Lo hicieron a través de dos proyectos de Fortalecimiento de las Capacidades de los Artesanos de Montúfar y de Economías Creativas, explica Darwin Enríquez, técnico de Patrimonio del Cabildo.

    Este plan contó con la ayuda financiera de la Articulación de Redes Territoriales de la Prefectura del Carchi, el Gobierno Vasco (España) y la Fundación Tecnalia.
    Esta última entidad aportó con USD 9 000 para la adquisición de materia prima, mobiliario y maquinaria, explica la dirigente.

    Con los fondos de la Prefectura, en cambio, compraron dos máquinas de costura industrial, que son para las socias que confeccionan manteles y cortinas.

    En el local, sobre estanterías de madera y maniquíes, se exhiben una variedad de modelos de sacos, gorras, bufandas, ponchos, ternos para recién nacidos…

    En varias de ellas resaltan figuras de monos, el Sol Pasto, entre otros. Este último identifica a este pueblo preincásico que ocupó los territorios del norte del actual Ecuador y del sur de Colombia.

    Esa iconografía ancestral, que luego la trasladaron a moldes, la aprendieron en una capacitación que les facilitó el arqueólogo Cristóbal Landázuri.

    La mayoría de hábiles artesanas heredó los primeros diseños y puntadas de madres y abuelas.
    Entre las socias resalta la destreza de María Nelly Nastar y Germania Pozo. Nastar, nacida en Ipiales, Colombia, y radicada desde hace tres décadas en San Gabriel, perfeccionó los secretos del tejido en la escuela.

    Estas artesanas pasan la mayor parte del día urdiendo prendas, que luego serán comercializadas en el almacén comunitario.

    Las tejedoras ponen la materia prima y la mano de obra. Eso garantiza que el 90% del valor de cada prenda vaya al bolsillos de las artesanas. El resto es para el funcionamiento de la organización.

    Desde el año pasado, se implementó en la tienda el servicio de venta de lana antialérgica, que tiene mayor acogida. Las artesanas también comparten su conocimientos sobre las diferentes técnicas con los visitantes.

    La Asociación Tusa Gabal ha diversificado sus servicios. Actualmente, en Montúfar, capacita a mujeres ecuatorianas y colombianas. Por esta actividad, el Cabildo le pagó USD 7 200.
    Mientras que, en los poblados fronterizos de Chical y Maldonado, en el noroccidente de Carchi, el grupo asesora sobre cómo iniciar una microempresa. Trabajan con el apoyo del Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio.

    Por ahora, esperan ampliar el mercado para la venta de sus artesanías. De acuerdo a Lloré cuatro prendas estarán en el catálogo del Instituto Nacional de Economía Popular y Solidaria.

    Tres  socias de Tusa Gabal : Rebeca Quinche,  Germania Pozo y Patricia Lloré. Ellas  atienden por turnos el almacén comunitario. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
    Tres socias de Tusa Gabal : Rebeca Quinche, Germania Pozo y Patricia Lloré. Ellas atienden por turnos el almacén comunitario. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES