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  • La impresora de libros promete revolucionar el mercado editorial

    Agencia AFP

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    La librería del futuro quizá sea así: uno se acercará a la pantalla de una máquina, elegirá una obra entre las miles disponibles, pulsará un botón y se marchará cinco minutos después con el libro recién impreso y encuadernado.

    En el Salón del Libro de París, dos editoriales francesas, PUF (Prensas Universitarias de Francia) y La Martinière, decidieron presentar sendas impresoras de libros bajo demanda, una innovación que podría revolucionar el mercado editorial.

    La Expresso Book Machine, presentada por PUF, atrae a decenas de curiosos. La máquina fue ideada por la empresa norteamericana Xerox, pero en Francia la explota el programa Ireneo, impulsado por la Asociación Nacional de Impresores. Se asemeja a una enorme impresora y uno ve desfilar a toda marcha las páginas por un lado, mientras la portada se acerca por el otro. El resultado es sorprendente: el libro es casi idéntico a un ejemplar clásico y cuesta lo mismo, tan solo se percibe un brillo distinto en la tapa.

    El modelo que presenta La Martinière es bastante más pequeño, pero el resultado es similar. Lo creó la empresa japonesa Ricoh y lo gestiona la empresa francesa Orséry. La tecnología, que existe desde hace una década en Estados Unidos, prepara ahora su desembarco en Francia. «Esto supone una gran oportunidad para todos», asegura, entusiasta, el director general de PUF, Frédéric Mériot. «Con esta máquina, se solucionan muchos de los problemas que viven hoy las editoriales, los libreros y los clientes».

    Dar una nueva vida al libro

    El uso de estas máquinas promete reducir los costes relacionados con el transporte y el almacenamiento de los libros, así como los plazos de entrega y los daños medioambientales. «Nosotros tenemos miles de títulos cuya demanda es demasiado baja para que sean rentables», explica Mériot. «Ahora tenemos la posibilidad de darles una segunda vida con pequeñas tiradas. No hay riesgo porque un libro impreso es un libro vendido».

    Para los promotores del proyecto, la dificultad consiste ahora en convencer a los libreros y a los lectores de que utilicen el invento. Con un precio que ronda los USD 86 000 dólares, parece poco factible que los libreros adquieran una de estas impresoras. «Proponemos alquilar nuestra máquina a los libreros por USD 273 mensuales. A cambio, ellos ingresarán el 33% del precio de venta del libro», poco más que lo que se llevan habitualmente, asegura el presidente de Orséry, Christian Vié.

    En PUF, creen que el futuro no solo pasa por el alquiler de estas máquinas, sino también por la creación de una red de imprentas capaces de proporcionar cualquier libro al librero en cuestión de horas. El gran tamaño de las impresoras es otro escollo a la hora de convencer a las librerías. «Hay que explicar al librero que, al instalar uno de estos modelos, tendrá que quitar dos mesas de exposición, pero que, a cambio, dispondrá de un catálogo mucho más amplio».

    «Yo creo que no tendremos ningún problema para atraer a los libreros», afirma, por su parte, Vié, que opina que las impresoras les permitirán defenderse ante gigantes como la compañía estadounidense Amazon. «Hoy en día, un lector puede acudir un par de veces a su librería en busca de la obra que desea comprar, pero si no la tienen se irá a Amazon. Con la impresora, los libreros podrán conservar a este tipo de clientes», asegura.

    Más allá de las librerías y los lectores, el éxito o el fracaso de estas iniciativas dependerá, en gran medida, del interés de las editoriales. «Lo más importante es el catálogo», explica Vié. «Cuantas más editoriales consigamos, más librerías se interesarán por el proyecto», afirma el presidente de Orséry, que ya firmó un contrato con los grupos editoriales franceses La Martinière, Média Participations y Éditis.

    «Pensábamos que el mundo digital iba a acabar con el libro de papel, pero no ha sido así», dice Mériot. «Ahora puede incluso que las soluciones digitales den una segunda vida al libro clásico. Quizá estemos ante la revancha del papel sobre lo digital».

    El uso de estas máquinas promete reducir los costes relacionados con el transporte y el almacenamiento de los libros, así como los plazos de entrega y los daños medioambientales. Foto: Glenda Giacometti/ El Comercio
    El uso de estas máquinas promete reducir los costes relacionados con el transporte y el almacenamiento de los libros, así como los plazos de entrega y los daños medioambientales. Foto: Glenda Giacometti/ El Comercio
  • Impresora braille creada con Lego conquista a los ‘campuseros’ en Brasil

    Agencia EFE

    Una impresora en lenguaje braille fabricada con piezas de Lego fue la revolución del Campus Party de Sao Paulo, cuyos participantes atendieron a las palabras de su autor, un muchacho de 13 años que se ha alzado como uno de los creadores más jóvenes de Silicon Valley.

    De origen indio, nacionalidad belga y residencia estadounidense, Shubham Banerjee transformó hace dos años sus juguetes en una impresora de bajo costo para personas ciegas y hoy está a punto de cumplir su sueño de mejorar la vida de 35 millones de personas sin visión.

    «Recibí un folleto de donaciones para estudiantes de braille. Ahí le pregunté a mi padre cómo leen los ciegos. Me dijeron que no tenían tiempo de explicármelo y que lo buscara en Google (…) Empecé a ver las impresoras para ciegos, vi su elevado precio y decidí hacer una», dijo a Efe el fundador de la startup BraigoLabs.

    Banerjee llegó a presentar en la Casa Blanca un prototipo de la impresora braille desarrollada con bloques de Lego cuando tenía 12 años y en estos momentos trabaja con un equipo de diez personas en el corazón de la innovación tecnológica: Silicon Valley (San Francisco).

    Con aspecto de adolescente y espíritu de emprendedor, el belga está centrado ahora en la creación de 20 prototipos de la nueva versión de la impresora (Braigo 2.0) para el próximo agosto, cuando serán distribuidos a diferentes asociaciones de ciegos para analizar su aceptación.

    A pesar de su genialidad, Banerjee está aún lejos de cumplir la mayoría de edad, por lo que sus padres se encargan de llevar a cabo los trámites legales y administrativos de BraigoLabs, que ya ha recibido inversiones de entidades de capital de riesgo. Cada impresora braille estará valorada en unos USD 500, un cuarto del valor que tiene en el mercado internacional.

    «Me gusta saber que estoy contribuyendo para el bien de la sociedad«, comentó el muchacho, quien combina su faceta de empresario con la de estudiante. El joven utilizó un juego de Lego para construir un prototipo de la impresora y su padre, un ingeniero de Intel, fue el primero en invertir en él.

    La curiosidad continuó y meses después desarrolló una versión más sofisticada que combina una impresora de mesa con un chip capaz de traducir el texto en braille antes de realizar la impresión.

    Banerjee aseguró estar centrado en la entrega de los 20 prototipos del producto, pero precisó que «nada impide pensar en desarrollar más tarde nuevos proyectos que atiendan otras necesidades».

    La impresora braille no fue la única innovación presentada en la octava edición de la Campus Party, que termina el próximo domingo, 8 de febrero, y reúne a 8 000 fanáticos tecnológicos en Sao Paulo, la ciudad más poblada de Brasil.

    Durante la edición del Campus Party Brasil, un jóven de 13 años presentó su impresora en lenguaje braile. Foto: AFP.
    Durante la edición del Campus Party Brasil, un jóven de 13 años presentó su impresora en lenguaje braile. Foto: AFP.
  • La producción parte de una impresora en 3D

    Redacción Cuenca

    Una casa construida con materiales que salen de la impresora. Parece ciencia ficción, pero esto es a lo que apunta la impresión en 3D. Se trata de una impresora de apariencia común, pero que en lugar de imprimir en papel, lo hace en una suerte de resina de plástico que da forma a los objetos, dice el gerente de Consultoría de la firma Deloitte en Costa Rica, Gilles Maury.

    Este equipo se sincroniza a una computadora que, a través de un programa, analiza el objeto en tres dimensiones y lo divide en capas finas. De ahí la impresora 3D recorta placas de resina y las une para formar el objeto, dice el consultor.

    Para el director de la firma Arquitectos y Diseño (Quito), Alejandro Ruiz, esta es una herramienta para innovar en el sector de la construcción en el país. Puesto que los ingenieros civiles pueden recibir piezas de otros países para reproducirlas acá.

    Es más, dice Ruiz, estas impresoras permitirían construir casas de emergencia ya que a la estructura de resina se le añadirían cableados, tuberías y refuerzo en concreto, para edificar la vivienda.

    En Ecuador, dice Ruiz, aún no se evidencia el potencial de esta impresora, pero quizá para el 2013 se conozcan más sus beneficios.

    La firma Arquitectos y Diseño adquirió una impresora 3D que llegará a inicios del 2013. Se la compró a una firma en EE.UU. y costó USD 4 000.

    Calza Cuero, con sede en Quito, es una firma que produce 1 000 pares de zapatos al mes. Su gerente, Josué Nieto, explica que recibe matrices (maquetas) de Tianjin (China) de donde importa una suerte de diseño del calzado.

    Para traer la muestra debe pagar USD 30 por el producto y el envío tarda unos 20 días. La impresora en 3D le permitiría agilizar el trámite y ahorrar costos, ya que recibiría el plano para imprimir el modelo y la empresa china cobraría una licencia por el uso del diseño.

    Nieto importa unas 10 veces al año estas matrices. Cuando hay demora en el envío sale perjudicado. Este empresario quiteño considera que invertir en esta impresora dinamizaría y mejoraría el negocio.

    El consultor de Deloitte indica que los pequeños empresarios en Ecuador dependen, en ocasiones, de la importación de productos desde EE.UU. o China. Esta tecnología acortaría los tiempos para obtener prototipos y que el negocio no se detenga mientras espera un envío.

    El gerente de la firma SoftDevelopment (Quito), Carlos Daza, dice que las resinas de plástico son resistentes y permiten reproducir para su uso herramientas mecánicas (como llaves inglesas o de tuercas). Igualmente, se puede imprimir utensilios de la cocina (que no se expongan al calor) y objetos decorativos como jarrones, esculturas, entre otros. Asimismo, su uso puede enfocarse en el sector de la salud, ya que puede imprimir prótesis para huesos.

    Para Daza este invento “podría cambiar el sistema de producción actual”.

  • La impresión 3D piensa en emprendedores

    Glenn Chapman, Las Vegas, AFP

    El auge de la impresión en tres dimensiones (3D) deja entrever un futuro en el que ya no se comprarán zapatos, monturas de gafas o juguetes, sino que se imprimirán en casa.

    El líder de la banda Black Eyed Peas, Will.I.am, que debutó en el Salón Internacional de la Electrónica de Consumo (CES) de Las Vegas como director creativo de 3D Systems, predijo que la tecnología hará para muchos objetos básicos lo que iTunes -la tienda virtual de Apple- ha hecho por la música.

    Para el cantante, de aquí a una década «las impresoras 3D estarán en las casas como las neveras, las televisiones y los microondas» y harán objetos como zapatos, cinturones y accesorios que actualmente se adquieren en comercios.

    La impresión 3D existe desde hace unos 25 años, pero en los últimos tiempos ha ganado popularidad con la mejora de la tecnología y un costo más accesible para amantes del bricolaje, artistas y emprendedores.

    Las impresoras para el mercado doméstico usan generalmente un plástico biodegradable hecho con maíz, que se aplica en capas y se plasma en láser con placas calientes. «Piensen en esto como capas de ladrillos microscópicos. Capas y capas de ladrillos. Si colocan suficientes ladrillos logran una construcción», explica Roger Chang, director general de Singapur Pirate 3D, cuya impresora para la firma Buccaneer se vende a USD 497.

    Las impresoras pueden hacer figurillas, piezas de ajedrez, picaportes, así como elementos mecánicos como rodamientos de bolas o piezas para creaciones con partes móviles.

    Las impresoras de MakerBot han sido incluso utilizadas por el grupo de aeroespacial estadounidense Lockheed Martin para fabricar una parte de un telescopio que debe ser lanzado en unos cuatro años, mientras que en África han servido para confeccionar prótesis de manos a una décima parte de su precio normal.

    Chang considera que los fabricantes de juguetes independientes podrían ser los que lleven las impresoras 3D al gran público. «De la misma forma que iTunes ha permitido a los músicos independientes expandirse, los creadores de juguetes independientes pueden permitir a sus clientes imprimir los juguetes sin tener que preocuparse de grandes presupuestos o acuerdos de distribución», explica.

    Ejemplo Descargas.  Los códigos numéricos de la «robo-mano» han sido descargados 55 000 veces, según MakerBot Database. Esta firma ofrece sin costo una amplia base de datos de códigos de impresión en su sitio web.Precio. Sus equipos valen entre USD 1 375 y 6 500.

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  • Emprendedores crean una mano en impresora 3d

    Josefa Suárez Buenos Aires / Agencia AFP

    Jóvenes argentinos fabricaron una mano con una impresora 3D que cumple con las facultades prensiles con las que soñaba Felipe, un niño de 11 años que nació sin su mano izquierda, y desarrollaron así una técnica capaz de reemplazar una prótesis de USD 40 000 por este modelo de 250.

    La responsable de esta historia con final feliz es Ivana Giménez, la mamá de Felipe y quien, con el afán de resolver el deseo de su hijo, se puso en contacto con Rodrigo Pérez Weiss, un emprendedor de 33 años, en Buenos Aires y que es dueño de la empresa 3D LAB Fab&Café.

    «Me había enterado del caso de un estadounidense que le había impreso una mano a su hijo y empecé a buscar en Internet. Ahí entré en contacto con 3D LAB y los dos socios», Pérez Weiss y Gino Tubaro, un inventor de 18 años.

    La familia de Felipe Miranda vive en Tres Algarrobos, a 500 km de la capital argentina, un pueblo de 3 500 habitantes de la provincia de Buenos Aires.

    Giménez dice que su hijo se encuentra feliz y ella agradecida por una prótesis que logró sustituir otras ortopédicas que cuestan USD 40 000, que están fuera de su alcance. Los dueños de la empresa 3D le obsequiaron a Felipe lo que terminaría siendo también para ellos una prueba de un alcance infinito.

    La prótesis de Felipe hecha por los jóvenes argentinos «además de ser más liviana y de poder calibrar la fuerza, la fabricamos a un costo de 2 000 pesos» (USD 250), precisó Pérez Weiss.

    «Iniciamos un proceso de investigación y bajamos modelos de Internet y trabajamos en las adaptaciones, teniendo en cuenta las fotos que nos había enviado la mamá del brazo de Felipe, las medidas del muñón y una impresión gráfica de su mano derecha», recordó Pérez Weiss.

    Finalmente, la mano fue enviada a Tres Algarrobos y Felipe mostró a los creadores de su prótesis su emoción en un conmovedor video que se puede ver en la página de Darwin Research de Facebook, de Pérez Weiss. Allí, con una sonrisa, el niño demuestra cómo puede rascarse la cabeza, acariciar el rostro de su mamá y agarrar el mate.

    Pérez Weiss trabaja con su socio Tubaro, que cursa la carrera de Ingeniería Electrónica y quien hace pocos días viajó a Tres Algarrobos para conocer a Felipe.

    USD 250  costó la mano elaborada en una impresora 3D, por un emprendedor argentino en Buenos Aires.