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  • Jugos y postres con ingredientes de la zona andina

    Redacción Quito

    Jugos y golosinas hechos a base productos tradicionales ecuatorianos es la oferta que trae la Asociación Gastronómica el Ancestro (Asogan).

    La agrupación la conformó Marisol Ambuludí y su familia. Se trata de 30 personas, la mayoría son familiares y provenientes de Loja.

    El emprendimiento se remonta al 2012, cuando el grupo impulsó un servicio de catering. Este se encuentra activo hasta el momento y, principalmente, da servicio a entidades del sector público.

    Sin embargo, los pequeños empresarios decidieron innovar y su principal motivación fue impulsar los productos andinos. Desde hace dos años, cuenta Ambuludí, comenzaron la producción de los jugos, postres y gelatinas.

    Para ello tuvieron el apoyo y acompañamiento de la Agencia de Promoción Económica del Distrito Metropolitano (ConQuito. La entidad destaca el esfuerzo de Asogan para la creación y venta de nuevos productos por parte de organizaciones de la economía popular y solidaria (EPS).

    El artículo estrella del negocio son los jugos marca Asiri. La oferta incluye bebidas de proteína de amaranto con almidón de achira, sabor a fresa, maracuyá y chocolate. También hay postres que son de harina de plátano o garbanzo con almidón de achira, jalea y relleno de nueces. “Además, ofrecemos gelatinas de frutas y verduras con sabores como mora, maracuyá con zanahoria, hierbaluisa con limón y naranjilla con espinaca. Todo está endulzado con panela de origen orgánico”.

    Los postres y gelatinas los fabrican hace tres meses y los entregan a una persona de una organización que, a su vez, distribuye el producto en un colegio. También, comenzaron a vender en la tienda orgánica Camari, en Quito

    Allí se reparten unas 50 fundas semanales de gomitas y otras 20 de postres. Mientras que los jugos los comercializan por litros a los Centros Infantiles del Buen Vivir del Ministerio de Inclusión Económica y Social. A estos centros envían 35 litros dos veces por semana para 270 niños. Es el principal cliente de la empresa.

    Los jugos, sin embargo, también se venden en botellas en presentaciones de 200 mililitros. Estos productos se colocan en ferias.

    Para consumidores de productos naturales como Esteban Méndez consumir estos productos le brinda energía y le permite conocer más de la comida tradicional.

    De hecho, esa fue la principal motivación de Ambuludí y su familia para este emprendimiento. “Estamos enmarcados en la alimentación saludable. Nos enorgullece que podamos ayudar a los niños en una alimentación saludable”, dice.

    Además, la emprendedora explicó que es importante resaltar la tradición culinaria del Ecuador. Ella quiere recuperar el uso de harinas y almidones de plantas que se han usado ancestralmente.

    El emprendimiento tiene previsto desarrollar nuevas ideas alimenticias enmarcadas en la línea actual. Uno de sus principales objetivos es la producción con base de hierbas aromáticas.
    Este negocio cree en que las organizaciones deben ayudarse mutuamente. Por ello es que Asogan compra los insumos para la fabricación de sus productos a otras asociaciones como Pacha Mama y La Esperanza..

    Marisol Ambuludí y su familia montaron este emprendimiento. El negocio arrancó en el 2012. Foto: LÍDERES
    Marisol Ambuludí y su familia montaron este emprendimiento. El negocio arrancó en el 2012. Foto: LÍDERES
  • Nuevos ingredientes en el menú exportable

    Redacción Quito

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    La oferta exportable ecuatoriana está atenta a las dinámicas de los mercados internacionales. Los empresarios ecuatorianos saben que los hábitos de los consumidores evolucionan y que los productos y servicios tienen la obligación de ser atractivos e innovadores.

    Conceptos como comercio justo, innovación, internacionalización, entre otros, son frecuentes en los productos nacionales que ganan mercado en países de Europa, Asia, América y Oceanía.

    En comercio justo, por ejemplo, existe una importante demanda en mercados como Alemania, EE.UU. y los Países Bajos. Según datos del Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Pro Ecuador), los productos ecuatorianos de comercio justo representan el 4% de las exportaciones no petroleras. Además, en el Ecuador existen 68 empresas certificadas que operan con esta modalidad de negocio.

    La innovación también cuenta. Por eso la canasta exportable incluye barras energéticas de quinua, té de guayusa, aceite de aguacate, boutiques de chocolate, rosas bicolores, entre otros bienes. El desarrollo de estos artículos, dicen los empresarios, es un asunto de creatividad, inversión, paciencia y riesgo.

    A lo anterior se suma el proceso de internacionalización. Esta tarea inicia con clientes específicos, ingreso a tiendas especializadas y presencia comercial. También hay ejemplos de empresas nacionales que invierten para instalar fábricas en el extranjero.

    Todo lo anterior ayuda a aprovechar oportunidades y la más próxima viene con el acuerdo comercial que el país negoció con la Unión Europea. Para la Federación Ecuatoriana de Exportadores, el acuerdo trae nuevas posibilidades para ubicar productos en el exterior y para el crecimiento de las inversiones en el país. Con este marco, LÍDERES presenta a sus lectores un especial sobre exportaciones ecuatorianas.

    La innovación se suma a la canasta exportable

    República del Cacao diseñó boutiques en las que el cacao es el protagonista principal. La marca cuenta con estas tiendas en Colombia y en Perú. Foto: Foto: Paúl Rivas / LÍDERES.
    República del Cacao diseñó boutiques en las que el cacao es el protagonista principal. La marca cuenta con estas tiendas en Colombia y en Perú. Foto: Foto: Paúl Rivas / LÍDERES.

    Por: Pedro Maldonado

    Barras energéticas de quinua, té de guayusa, aceite de aguacate, barras orgánicas de banano y cacao, salsas gourmet, camarón con mejoras genéticas, boutiques de chocolate, rosas bicolores y sombreros de paja toquilla con diseños de vanguardia.

    Los productos citados son parte de las exportaciones más innovadoras que tiene el Ecuador en la actualidad. Desarrollar estos bienes es un asunto de creatividad, inversión, paciencia y riesgo.

    La empresa Runatarpuna, por ejemplo, nació con la mentalidad de ofrecer una bebida energizante para los mercados internacionales. Desde el 2010 llega con botellas y latas de la bebida Runa a EE.UU. y Canadá. Hoy suma alrededor de 8 000 puntos de venta en ambos países. “Son sitios especializados en productos orgánicos”, explica Francisco Mantilla, gerente de la empresa.

    Este emprendedor reconoce que la exportación es complicada. “Desde el principio trabajamos con conceptos de comercio justo”. La empresa que dirige Mantilla utiliza guayusa como materia prima; en principio contaba con 64 agricultores que eran sus proveedores y ahora tiene a 3 000. En el camino, añade Mantilla, se ha sembrado cerca de un millón de plantas de guayusa.

    Otro ejemplo es República del Cacao. Esta marca con siete años de vida empezó exportando barras de chocolate elaboradas con cacao fino de aroma, pero hace cinco años cambió su modelo. Su gerente corporativo, Gonzalo Chiriboga, cuenta que el modelo tradicional es vulnerable y complejo por la cantidad de marcas globales con las que competía.
    Por eso la empresa diseñó boutiques de chocolate. “Exportamos un modelo de negocio completo y controlamos todo el proceso: cosecha, elaboración, promoción y comercialización. En cada local vendemos una experiencia vinculada con el cacao”.

    República del Cacao cuenta en la actualidad con siete boutiques repartidas en Perú y Colombia. Según Chiriboga, para exportar innovación el producto tiene que ser diferenciado, relevante para el cliente y difícil de replicar.

    Esta empresa también exporta el chocolate como materia prima para el sector pastelero. Este producto llega a Colombia, Chile, EE.UU. y Panamá. El 60% de las ventas de la marca de chocolate corresponde a exportaciones.

    Alejandro Martínez, representante de Expoflores, cuenta que desarrollar flores bicolores es un trabajo de paciencia. “Son productos personalizados, con menor demanda frente a las rosas ecuatorianas tradicionales”, explica.

    Lo bueno de estas innovaciones -dice Martínez- es que en los mercados internacionales los precios de rosas azules o bicolores (como el rojo-blanco, por ejemplo) pueden ser hasta dos veces mayores a los de las rosas tradicionales.

    En la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor) se valora a esta clase de productos. Su vicepresidente, Daniel Legarda, aclara que existen artículos de exportación con innovaciones desarrolladas luego de atravesar una crisis. Un ejemplo es la crianza de larvas de camarón con mejoras genéticas y mayor tecnología. “Esta innovación se refleja en el buen desempeño del sector camaronero en los últimos años”.

    El Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Pro Ecuador) destaca que las exportaciones nacionales presentan un destacado nivel de innovación, particularmente las áreas de alimentos procesados. Esto se puede evidenciar en productos como pulpas, salsas, licores, snacks, etc.

    Pero Legarda cree que aún falta camino por recorrer. “En venta de servicios existe un camino enorme por explorar. Además, hace falta un fondo público-privado, como ya ocurre en Colombia”.

    La UE trae desafíos y nuevas oportunidades

    Por: Carolina Enríquez 

    El cierre de las negociaciones del acuerdo entre Ecuador con la UE es el punto de inflexión del antes y el después de las exportaciones del país al bloque.

    El 17 de julio terminó el proceso de diálogo y para la segunda mitad del 2016 se espera que el convenio entre en vigencia de manera provisional. Hasta que llegue ese día, y como consecuencia de lo suscrito, Ecuador gozará de los beneficios arancelarios para el ingreso de sus productos a la UE.

    Para la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), el acuerdo trae un abanico de oportunidades para ubicar productos en el exterior y para el crecimiento de las inversiones ecuatorianas. Sus directivos señalan que la decisión permitirá consolidar las exportaciones de sectores que ya tienen a la UE como mercado fijo.

    Entre los ‘beneficiados’ están el banano, atún, rosas, café, vegetales, etc. En este último, por ejemplo, se encuentra el brócoli. Según la Asociación de Productores de Frutas y Legumbres (Asoprofel), el 50% de sus exportaciones va a la UE, por lo que mantener el mercado ha sido óptimo.

    Rafael Gómez de la Torre, presidente de Asoprofel, asegura que los compradores cuentan con la seguridad de que no tendrán que pagar valores adicionales por aranceles. “Consideran que las ventas pueden incrementarse.

    Una visión similar tiene el sector atunero. En el 2014, Empesec, una de las mayores atuneras del país, aspiraba a que en dos años, desde esa fecha, sus ventas al bloque suban 25%. Para esta firma, la UE es casi la mitad del mercado.

    Fedexpor cree que también se abren posibilidades para productos no tradicionales, principalmente en alimentos y bebidas. En Asoprofel creen que hay altas oportunidades para frutas como uvilla, mora, tomate de árbol, etc.

    De estas, ya se hacen incipientes exportaciones al bloque. En el caso de otros productos, como hortalizas y vegetales, ya existe interés de compradores europeos. Esto sucede en relación con la espinaca, de la que se envían muestras exportables. Hay potencialidades también para coles de Bruselas, espárragos, entre otros.

    Lo que los productores–exportadores prevén es que no solo se envíe el producto como materia prima, sino que se desarrollen procesadoras para enviar alimentos semi o totalmente industrializados. Esta es una oportunidad para trabajar en cadenas de valor.

    También hay empresas que ven la posibilidad de exportar tecnología. La firma de línea blanca Vymsa, por ejemplo, ha tenido diálogos con empresas italianas para desarrollar partes tecnológicas que vayan en sus equipos.

    Para Fedexpor, las empresas que han consolidado el mercado europeo ya han superado todas las dificultades que ello incluye. Sin embargo, aunque para las micro, pequeñas y medianas exportadoras, la UE es una oportunidad, esto implica inversiones, cumplimiento de normas de calidad, etiquetado y empaque adecuado, obtención de certificaciones, etc.

    Una de esas experiencias es la de Manuel Zabala, socio de la exportadora de chocolate y procesados de cacao Selva Dorada. En esa empresa, ubicada en Morona Santiago, ha enfrentado dificultades para exportar a la UE.

    Comercializa a Francia. Este año redujo su producción y venta por lo cual solo ha entregado cuatro toneladas de sus productos. Dice que hay trabas en los procesos de regularización, cumplimiento de normativas, certificaciones, etc.

    “Además, no siempre se cuenta con el capital para crecer y obtener financiamiento externo”. Zabala dice que este año ya no accederá a la certificación de orgánico, porque su comprador ha decidido ya no pagar por el documento.

    El sombrero de paja toquilla es parte de los artículos ecuatorianos que llegan a los mercados extranjeros. Foto: Xavier Caivinagua / LÍDERES.
    El sombrero de paja toquilla es parte de los artículos ecuatorianos que llegan a los mercados extranjeros. Foto: Xavier Caivinagua / LÍDERES.
  • Con granola levantó su negocio

    Bolívar Velasco

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    Las personas a las que Egnos Gonzales les ofrecía su granola creían que se trataba de comida para perros. “Usted me está dando gato por liebre”, era la frase que los vecinos repetían en las casas que Gonzales visitaba en sus inicios como comerciante y productor de este cereal, en Santo Domingo.

    En el año 2005, la granola no era muy conocida en el país y por eso este emprendedor tenía tropiezos para despuntar en esta línea. Pero Gonzales confiaba en que la gente introduciría en su dieta diaria este alimento preparado con avena, panela, azúcar, aceite de palma, coco rallado, pasas y ajonjolí.

    Dos años después (en el 2007) desde las casas, tiendas y abarrotes lo llamaban para que les proveyera la granola, debido a que la gente empezó a aceptarla. Entonces este emprendedor había adquirido su primer horno manual en el que producía, cada día, 60 fundas de granola, empleando 25 kilos de avena. Con el tiempo requirió la ayuda de un empleado, quien se ocupaba de preparar los ingredientes mientras que Gonzales iba de casa en casa ofertando la producción. Las ganancias llegaban en esos días a USD 40 diarios, en promedio.

    El microempresario conserva el bolso de cuero en el que llevaba sus primeras fundas de granola. Estas eran producidas en un pequeño espacio de 3 metros cuadrados que tenía en la parte posterior de su vivienda, en Santo Domingo de los Tsáchilas.

    El accesorio es una reliquia que le recuerda la época cuando en cuatro casas o negocios rechazaban su producción bajo la idea de que era alimento para perros. Cuando Gonzales escuchaba ese argumento sonreía, se llenaba de paciencia y sacaba a flote sus conocimientos como experto en nutrición y vendedor de productos naturales.

    Ese oficio del pasado le sirvió para convencer a su clientela de que la granola es un alimento rico en nutrientes, calorías, carbohidratos, fibra dietética y proteínas. Fue así como las personas comprendieron y le dieron espacio a su granola, que al poco tiempo la patentó bajo el nombre de Fibra Wen. Desde hace tres años el cereal se encuentra en cadenas de supermercados como Mi Comisariato y también es parte del ‘stock’ del Instituto de Provisión de Alimentos del Gobierno.

    Hay distribuidoras de alimentos que también la llevan a El Carmen, Chone, Quevedo, Esmeraldas, Quinindé, Lago Agrio, Tena, Puyo y Quito. La producción mensual es de 20 000 fundas en presentaciones de 340 y 250 gramos. El precio de cada unidad para los distribuidores es de USD 1,30 y al público, USD 1,75.

    La producción de Fibra Wen genera ventas de USD 20 000 al mes. En la planta de alimentos, de 250 metros cuadrados de construcción, trabajan cinco empleados. Allí, además, hay dos hornos industriales, una selladora de los empaques, una mezcladora de ingredientes y bodegas.

    La implementación de estas herramientas se hizo necesaria desde hace seis años, cuando las grandes firmas comerciales hicieron pedidos. Gonzales invirtió USD 60 000 para dotarse con equipos e infraestructura. Esto fue el resultado de un crédito ante la banca, que aún está pagando.

    Los estándares de calidad e higiene exigidos por la Dirección Nacional de Vigilancia Sanitaria y Control Sanitario lo llevaron a mejorar. Marina Córdova distribuye desde hace tres años la granola Fibra Wen en Esmeraldas y El Carmen. Ella dice que la satisfacción de los clientes se refleja en sus comentarios, pues le indican que es más crocante y de mejor sabor. Para esta empresaria, la aceptación del producto es el resultado de la estrategia de mercado de su mentor. A él lo conoció cuando tocaba las puertas de las casas donde las ofrecía.

    Insignia

    ‘Tuve una oportunidad de crecimiento’

    Omar Montañez. Empleado
    Omar Montañez. Empleado

    Hace tres años, cuando un amigo me comentó sobre la idea de salir de Colombia y venir a Ecuador para laborar en Fibra Wen no lo pensé dos veces. Aquí tengo muchas oportunidades de crecimiento. Empecé como preparador de los alimentos y ahora tengo otras funciones: organizo, dirijo, controlo… Con mi jefe, que conoce sobre nutrición, aprendí a preparar los productos bajo una dosis equilibrada, mucho más ‘light’. Egnos nos incentiva a cuidar la salud de los demás, nos habla de sus valores y principios como, por ejemplo, llevar una alimentación nutritiva. Mi jefe también habla del tema con sus clientes y en eso nosotros somos un pilar fundamental. Lo que se prepara aquí se hace con conocimientos técnicos-, no se improvisa. Por eso es un producto muy solicitado.

    Egnos Gonzales es el mentor de la granola Fibra Wen, que ahora se distribuye a seis provincias del Ecuador. Foto: Juan Carlos Pérez  / LIDERES.
    Egnos Gonzales es el mentor de la granola Fibra Wen, que ahora se distribuye a seis provincias del Ecuador. Foto: Juan Carlos Pérez / LIDERES.
  • Los ingredientes vegetales dan sabor a esta pastelería

    Redacción Guayaquil

    La pastelería tradicional utiliza como principales ingredientes la harina, la leche de vaca y los huevos de gallina. En la pastelería vegana, en cambio, se omite el uso de cualquier producto derivado de los animales. Así lo explica Sarah Vélez, propietaria de Magdalena’s Bakery en Guayaquil.

    Ella dirige un negocio que elabora y vende cupcakes, galletas, tortas, tartaletas, magdalenas y bocaditos… todos veganos. ¿Cuál es la receta? En la preparación se sustituye la leche de vaca por leche de soya y los huevos por salsa de manzana, comenta la emprendedora de 21 años.

    La idea de montar una pastelería surgió en el 2010, mientras estudiaba en La Escuela de los Chefs, en Guayaquil. Así, al graduarse de la institución, en enero del 2011, invirtió USD 300 de ahorros personales y arrancó con la iniciativa. El dinero lo destinó a la compra de un horno semiindustrial y una batidora eléctrica.

    Sin embargo, al inicio no se dedicaba a la pastelería vegana. “Soy vegana y quería aplicarlo, con recetas creadas por mí y otras aprendidas en Internet. Pero no sabía cómo iba a ser la aceptación”, dice.

    Fue hace tres meses que se decidió a producir siguiendo esta tendencia. La acogida de parte de los consumidores ha sido positiva; vende a vegetarianos, a veganos y a personas que no siguen estas líneas como un estilo de vida.

    Andrea Portilla compra los postres desde hace cuatro meses. Indica que lo que más le gusta es la tarta de chocolate, crema pastelera y frutas frescas. Añade que cuando Vélez anunció el cambio de línea le pareció buena idea. “Es la única opción de pastelería vegana que conozco”.

    Sus productos se comercializan en el local Punto Caliente, del que sus padres son administradores. Su madre, Jeaneth Quintero comenta que existe interés de parte de los clientes. “Les parece novedoso y comentan sobre el buen sabor”.

    Lo más vendido son las tortas. Cada una tiene un precio de USD 20 y vende unas 18 al mes. Por las ventas, factura cerca de USD 500 mensuales. “Hay tanto meses bajos como ocasiones especiales en los que las ventas aumentan”, dice Vélez.

    Los productos los elabora en su domicilio, en el norte de la ciudad. Por otro lado, las ventas son bajo pedido y la entrega a domicilio. La promoción se realiza básicamente en las redes sociales.

    Elaine Silva es otra clienta. Ella trabaja en el Centro Ecuatoriano Norteamericano y dice que en junio realizaron un evento en el que se buscó no comer derivados de animal por un día. “Creí que al no ser preparados tradicionalmente no serían buenos pero me sorprendió su sabor”.