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  • Del tabloide inicial, LÍDERES se evolucionó al concepto revistero

    Redacción Quito

    El diseño, las fotografías y las infografías de una publicación juegan un papel tan importante como el contenido. Eso lo saben quienes están encargados, desde 1997, de presentar a los lectores un producto altamente atractivo desde lo visual, y profundo en los contenidos.

    Por eso, desde el principio los creadores del producto apostaron por la innovación. Eso implicó presentar la revista en un formato que rompía el diseño de un diario y de un tabloide. Se escogió el formato berlinés, que se mantiene hasta la actualidad y que desde 1997 permitió que LÍDERES se distinguiera ante otras publicaciones.

    En sus primeros años, la información que ofrecía esta publicación se centró en el análisis económico y en la macroeconomía. Con el tiempo cobraron fuerza las historias de emprendedores ecuatorianos que destacaban y destacan alrededor del mundo.

    Bajo esa perspectiva, el diseño y la imagen de este producto fue evolucionando y priorizó, tanto en portada como en las páginas interiores, retratos e historias de empresarios y emprendedores, sin dejar de lado los vaivenes de le economía ecuatoriana.

    Portadas de la revista LÍDERES
    Portadas de la revista LÍDERES
  • La creatividad infantil es la puntada inicial en este negocio

    Redacción Guayaquil (i)

    ‘Me llevó toda una vida aprender a pintar como un niño», es una de las frases más célebres que se le atribuyen al pintor Pablo Picasso; y Camille Gamarra, profesora de arte para niños en el Colegio Balandra (Guayaquil), cita al artista para destacar que «no hay arte más puro que aquel que sale de la creatividad de un niño».

    Esta joven de 24 años es madre hace un año y medio de Lucca, quien la inspiró a emprender un negocio en el que la creatividad infantil es la pieza clave.

    Se trata de Piccolo (pequeño, en italiano): un emprendimiento con el que replica los dibujos de niños con bordados en cojines, almohadas, bolsos, manteles individuales y limpiones, así como en joyas de plata.

    «Soy profesora, y al ver que los trabajos de los niños se perdían o se dañaban con el tiempo, me sentía triste. Cuando fui mamá, pensé que quería que las obras de mi hijo no se pierdan», recuerda Gamarra. Añade que ha recibido dibujos de niños desde los 2 años, «hasta dibujos que adultos guardaron de cuando eran niños y se los han regalado a sus mamás», cuenta la microempresaria.

    El negocio comenzó hace seis meses con una inversión de USD 700. La suegra de Gamarra, Macarena Barredo, la ayuda con los bordados y su principal canal de promoción es Instagram, en donde sube fotos y videos de las creaciones.

    Como se trata de productos personalizados, las piezas suelen tardar entre una y dos semanas en ser entregadas, dependiendo de la complejidad. «Usamos tela docoma, liencillo para bordar, jean, tela estampada, tela cruda y algodón», cuenta.

    Los pedidos los recibe por redes sociales o por Whatsapp, y entrega alrededor de 20 piezas a la semana; calcula que tiene unos 200 clientes fijos en Guayaquil, pero hace pocos días participó en el Gran Bazar de Cumbayá, y espera que su clientela crezca en la capital.

    Los precios van desde los USD 10 hasta los 35, en la línea de los productos bordados, y desde USD 40 en la joyería, estas piezas son las más solicitadas. Explica que comenzó ofreciendo dijes, ahora también tiene pulseras, llaveros y dentro de poco sacará una línea de aretes.

    Gabriela Morantes es una de las clientas de Piccolo. Cuando encontró a la marca en Instagram, le pidió a su hijo Nicolás, de 9 años, que hiciera un dibujo. Él se dibujó a sí mismo con su mascota. «Me encantó la idea de tener conmigo algo que hizo mi hijo. Cuando la gente lo ve, les encanta porque es único», dice.

    Nuevas estrategias Alianzas. Hace un mes, Camille Gamarra forma parte de la Asociación de Jóvenes Emprendedores (AJE), en donde ha recibido capacitaciones para su marca y además se alió hace poco con la diseñadora de joyas Maru Sáenz.

    El dato:

    800 dólares al mes factura la microem­presa de Gamarra.