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  • La tecnología innova el ordeñado de esta finca

    Agencia EFE

    En San Pedro de los Milagros, uno de los municipios más lecheros de Colombia, Delio de Jesús Arboleda ha desarrollado un vínculo especial con las vacas de su finca La Campiña, donde consiguió hacer del ordeño un arte e innovar con la tecnología.

    En la madrugada tiene el primer contacto con el rebaño, al que solo le basta su presencia para iniciar un desfile organizado hacia la zona en la que empezará la recolección de los primeros litros de su afamada leche.

    “No todos, aunque tengan el conocimiento, sacan leche de buena calidad porque no tienen ese espíritu ni cariño por los animales”, cuenta Arboleda, que compró con 12 años su primera vaca y ahora, tras más de cinco décadas, representa a una generación importante de la aldea conocida como ‘Pantanillo’.

    “Desde esa edad, las ganas de progresar y gusto por la ganadería se fue metiendo”, añade el campesino mientras recorre la finca.

    La tranquilidad que le transmite a su ganado le ha permitido no solo mantenerlo “aliviado”, sino lograr elevar las características de los litros que le compra una importante compañía del sector lechero y cárnico. “Es que las vaquitas son especiales; se tensionan si no las manejan bien y se poner ariscas”.

    Su día empieza siempre a las cuatro de la madrugada, incluidos los domingos, con el ordeño de 16 vacas (holstein y jersey) que le proveen de más de 220 litros diarios tras cumplir un protocolo estricto que permitió que La Campiña se convirtiera en una de las primeras fincas pequeñas de Colombia certificadas en buenas prácticas ganaderas.

    Pero a ese “amor por sacar leche”, reflejado en un trabajo metódico, correcta higiene, ganado sano y el acompañamiento permanente de un médico veterinario, le sumó la aplicación de la tecnología, una decisión que lo llevó a dar un salto de calidad, una vez conoció lo beneficios a través de capacitaciones con la Corporación Interactuar.

    La llegada de expertos al Municipio, que no solo le enseñaron de valor agregado y tecnificación, le mostró que “después de viejo se puede progresar”, pues se convirtió en el primer ganadero de su caserío en adquirir un tanque de enfriamiento para garantizar la conservación de las bondades de su leche.

    “Si uno tiene leche de buena calidad, siempre le pagan mejor”, reflexionó el ganadero, al que un diagnóstico médico le dio un empujón final para elevar la operación: “no podía seguir ordeñando, la mano se me estaba entiesando”, dice Arboleda.

    Ahí, apostó por una máquina de ordeño que lo volvió más productivo, bajó los tiempos de recogida y le significó menos enfermedades para su ganado, además de mejorar su salud.

    “Esa tecnología me cambió la vida”, recuerda mientras se alista para el ordeño de la tarde, que lo abrió con su vaca Lavanda y lo terminó con Tortolita, en un proceso que tardó una hora entre las verdes montañas de San Pedro de los Milagros, al que trajo su revolución tecnológica.
    A partir de ese momento, según relató el pionero en esa evolución, sus vecinos empezaron a cambiar y ahora “solo el 20% ordeña de forma manual”.

    “En este momento hay ocho manos ordeñando”, destacó mientras su máquina operaba y el sonido de la succión se replicaba en las fincas aledañas, donde también cumple la cita con el ganado a las tres de la tarde.

    Hernando David Camargo, zootecnista y consultor del programa Método Base de Aceleración agroempresarial en Interactuar, destaca el trabajo que se cumple en La Campiña explica que el seguir una “secuencia” permite que el producto final sea “inocuo”.

    “No maltratar a los animales y seguir una rutina es importante”, precisó el experto, quien añade que no pueden ser descuidados aspectos como “la desinfección, el ordeño higiénico y sellado de los pezones para evitar entrada de bacterias”.

    Según Camargo, en San Pedro de los Milagros, un municipio ubicado en el departamento de Antioquia, consiguió consolidarse como un municipio de “lechería especializada” al manejar razas de “muy alta genética adaptadas a la zona”, contar un terreno con ciertas pendientes y, además, manejar pastos de alta producción y fertilizados.

    “Acá se hacen dos ordeños en el día, un control de todas las enfermedades y un manejo óptimo en el que los animales están tranquilos y pueden expresar toda su productividad”, concluye este zootecnista especialista en alimentos.

    Un trabajador instala un sistema de ordeño mecánico en la finca La Campiña, ubicada en San Pedro de los Milagros, uno de los municipios más lecheros de Colombia. Fotos: luis Eduardo Noriega / EFE
    Un trabajador instala un sistema de ordeño mecánico en la finca La Campiña, ubicada en San Pedro de los Milagros, uno de los municipios más lecheros de Colombia. Fotos: luis Eduardo Noriega / EFE
  • Ella innova apoyada en la fibra de totora

    José Luis Rosales

    (F – Contenido intercultural)

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    Martha Gonza Chicaiza tiene una filosofía de respeto al ambiente. Por eso propone el uso de la fibra de totora, que crecen en las orillas de los lagos de Imbabura, para confeccionar artículos para el hogar y accesorios.

    Creció mirando estas fibras doradas en la comunidad de Pijal, parroquia González Suárez, Otavalo (Imbabura) en donde vive su familia. Ella se autoidentifica como kichwa Kayambi.

    Tiene 36 años. Considera que la mejor estrategia para enfrentar la competencia es la innovación. El mes pasado se graduó de ingeniera en Contabilidad y Auditoría.

    Durante ocho años ocupó la gerencia de la empresa comunitaria Totora Sisa. Ahí también aprendió a entretejer las largas fibras.

    Gonza recuerda que en una ocasión llegó un grupo de turistas norteamericanos por lo que improvisó una demostración de la elaboración de la estera, porque el artesano de la firma estaba de vacaciones. La idea funcionó.

    Desde ese momento, cuenta, empezó a diseñar artículos como cestas, cofres, individuales, lámparas, entre otros.

    Luego decidió instalar su propio negocio llamado Totora Wasi (Casa de la Totora, en español). Para ello empezó con un capital inicial de USD 5 000. El dinero, que se utilizó en la adquisición de insumos y herramientas, provino de un crédito bancario.

    Su establecimiento opera en San Rafael en donde están la mayoría de tejedores de esta fibra. El almacén funciona como bodega, taller y tienda.

    Una de las innovaciones fue incluir colores en los artículos de acuerdo a las tendencias. La mayoría de clientes prefiere los tonos café, caoba y negro, que son similares a la madera.

    Totora Wasi cuenta con una docena de colaboradores. Los artesanos trabajan en sus casas. Uno de los compromisos es su lealtad con la microempresa, para evitar copias de los diseños.

    Uno de los clientes frecuentes es Sebastián Chiriboga. Este diseñador de productos utiliza la totora en un proyecto de iluminación.

    Los compradores que más valoran la fibra provienen de Quito, Ambato y Cuenca. También hay propietarios de sitios de hospedaje del lago San Pablo.

    Totora Wasi es un paso obligado para los turistas. Entre los visitantes hay grupos de aventureros, especialmente extranjeros, que llegan atraídos por conocer la técnica del tejido de la totora.

    El recorrido empieza desde el corte de los totorales, traslado, secado y clasificado del material. En el taller les explican que hay diferentes formas para entrelazar las cañas y diseñar un producto.

    Una de ellas es la mazorca, que está inspirada en el crecimiento del maíz. La trenza, en cambio, hace relación al peinado que distinguen a los kichwas de Otavalo.

    Una de las actividades que más agrada a los viajeros es elaborar su propio recuerdo. En la tienda se puede encontrar artículos desde USD 1 hasta 1 500. Estos últimos corresponde a muebles.

    Hay cestas desde USD 2, su precio depende de la dimensión, el color y el tejido. Venden al por mayor y menor. Entre sus distribuidores están tiendas de Quito.

    Otra de las líneas de trabajo es el teñido de la fibra con tintes. La materia procesada se ofrece también a otros artesanos locales.

    La totora que utiliza esta firma llega desde la vecina laguna de Yahuarcocha, en Ibarra.

    Ha apoyado campañas como la confección de ramos de totora para la Semana Santa en reemplazo de la palma de cera.

    Hoy prevén confeccionar coronas mortuorias y navideñas. Se busca fabricarlas con fibra de totora y de paja toquilla, como alternativa a las de plástico.

    Esa idea surgió en un intercambio de experiencias en que el participó Gonza en Uruguay. Busca el apoyo de entidades públicas para poder exhibir esos productos.

    Totora Wasi es parte de la Asociación de Turismo Rural Coraza Ñan, de San Rafael. Hay establecimientos de hospedaje, restaurante y cafetería. La organización tiene varios paquetes turísticos.

    Martha Gonza, propietaria de Totora Wasi, ha trabajado en varios proyectos artesanales en San Rafael. Foto: Álvaro Pineda para LÍDERES
    Martha Gonza, propietaria de Totora Wasi, ha trabajado en varios proyectos artesanales en San Rafael. Foto: Álvaro Pineda para LÍDERES
  • Innova en el negocio de la moda femenina en EE.UU.

    Pedro Maldonado

    Editor del Semanario LÍDERES

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    El gusto por las matemáticas es el pilar en el que Karla Gallardo se ha apoyado desde pequeña para estudiar, crecer y emprender. La afición por los números lo cultiva desde la infancia y le ha permitido destacar en el mundo de la banca, la tecnología y, desde el 2011, en su empresa de moda femenina que lleva el nombre de Cuyana.

    Gallardo vive en San Francisco, Estados Unidos, en donde se encuentra la base de operaciones de la empresa que cofundó con Shilpa Sha. Esta firma, que se enfoca en la moda femenina, innovó el sistema de confección, abastecimiento y distribución de prendas de lujo para obtener artículos a precios asequibles. Cuyana, que significa amar en  kichwa, se mueve en el mundo ‘on line’, pero también apuesta por tiendas tradicionales.

    Hoy en día el 85% de las ventas se hace por el canal digital. El 15% restante se mueve en los dos locales de Los Ángeles, uno en San Francisco y un cuarto en Nueva York. “La idea es que Cuyana sea una marca global”, dice Gallardo con entusiasmo.

    El recorrido para llegar a esta ciudad de la costa oeste de Estados Unidos se inició cuando esta ecuatoriana culminó sus estudios secundarios y decidió estudiar Matemáticas en la Universidad de Brown, en Estados Unidos, entre el 2001 y el 2005. Tras obtener su título se enroló en el banco de inversiones Goldman Sachs, en Nueva York.

    En las imágenes aparece junto a con modelos. Foto: Cortesía
    En las imágenes aparece junto a con modelos. Foto: Cortesía

    Estaba empezando su carrera profesional. Entre sus tareas estuvo ser parte de los equipos del banco que ayudaban a emitir bonos en países de América Latina. Las hojas de cálculo y los monitores de Bloomberg, la firma de servicios y noticias financieras, eran parte de sus herramientas de trabajo.

    “Trabajé con gobiernos de Brasil, Colombia y México. Fue una época de mucho aprendizaje. Pensé que estaba en la cumbre, pero llegó un punto de quiebre: me faltaba generar un impacto social”, dice esta emprendedora casada con un montenegrino, con quien tiene un hijo de dos años. Gallardo estuvo en Goldman Sachs entre el 2005 y el 2008.

    Para ese entonces ya pensaba en emprender. Por eso decidió estudiar un MBA en la Universidad de Stanford, en California. Con los conocimientos adquiridos volvió a pensar en su propio negocio. Sin embargo, no se sentía lista para el cambio y se vinculó a Apple. Allí trabajó en la tienda ‘on line’ de la tecnológica, por menos de un año.

    Finalmente, en el 2011, dio forma a Cuyana. La idea era levantar una plataforma digital de moda femenina, con artículos de lujo. Allí se encontró con varios desafíos: trabajar sola, saber que los demás no creían en su idea, aterrizar el concepto, buscar capital, entre otros.

    Karla Gallardo junto a la actriz Jessica Alba. Foto: Cortesía de Cuyana
    Karla Gallardo junto a la actriz Jessica Alba. Foto: Cortesía de Cuyana

    El primer artículo con el que probó suerte fue el sombrero de paja toquilla ecuatoriano. Con un préstamo de USD 20 000 de su padre, compró estas prendas a artesanos de Cuenca y los llevó a San Francisco. Aficionada al diseño y a la moda, Gallardo les dio su toque para ponerlos a la venta. Los artículos tuvieron demanda y el capital obtenido por las ventas sirvió para darle impulso a Cuyana.

    A los sombreros de paja toquilla sumó bufandas y chalecos de alpaca peruana, así como artículos elaborados con cuero argentino. La iniciativa que Gallardo había ideado empezaba a consolidarse y a ganar mercado gracias a un modelo que desarrolló esta ecuatoriana.

    Para el 2012, con el lanzamiento oficial de Cuyana, Gallardo y su socia participaron en una ronda para levantar financiamiento. Así consiguieron USD 1,5 millones. “Luego recibimos recursos en dos rondas más”. Las cifras se manejan con confidencialidad.

    Shilpa Sha, su socia, cuenta que Gallardo está muy enfocada en el crecimiento de Cuyana. “Opera con un código estricto para la toma de decisiones, siempre equilibrando las necesidades de la empresa y la marca. También modela el comportamiento que desea que emule su equipo. No es común encontrar una líder tan equilibrado y eficaz como ella”. Para Sha, una de las mayores habilidades de Gallardo es fusionar arte y ciencia.

    En octubre pasado la aceleradora de emprendimientos Buen Trip y la Embajada de EE.UU. organizaron en Quito el Women’s Pitch Night, en donde Gallardo contó su trayectoria. Carmen de la Cerda, directora de Buen Trip, escuchó sobre Gallardo hace cuatro años, pero la conoce desde hace un año. “De las conversaciones que he tenido con ella diría que es muy metódica, con una visión a futuro clara y es brillante. Además, alegre y de sangre ligera”.

    Karla Gallardo habla hoy de Cuyana llena de satisfacción. “Sé que tomé la decisión correcta y a pesar de que es complicado manejar un negocio que crece con el tiempo, cuento con un equipo en el que me apoyo y del que he aprendido”.

    Un modelo que evita intermediarios

    Cuyana tiene clara su meta. La empresa diseña artículos de lujo para mujeres y las distribuye de tal modo que permite ofertar precios competitivos

    La compañía aprovecha bien una coyuntura económica. A escala global, las grandes marcas de lujo empezaron a producir en China, por un tema de costos. Muchas de las empresas que trabajaban para firmas como Gucci o Chanel estaban subutilizadas. Allí se cuentan fábricas de cuero italiano o argentino, así como plantas textiles de cachemir escocés, entre otras.

    Karla Gallardo encontró allí una oportunidad. Durante dos años viajó por varios países, contactó con fábricas y creó un modelo de negocio que funciona bastante bien. “En la industria de la moda hay mucha gente en la cadena de distribución, demasiados intermediarios y cuando se hace una ‘limpieza’ se puede ofrecer un mejor precio, con alta calidad”.

    Así en lugar de producir para las cuatro estaciones del año, con el esfuerzo que implica, nuestro modelo es trabajar sin estaciones, dice esta empresaria ecuatoriana.

    “Lanzamos un producto cada semana y si tienen demanda los incluimos en el catálogo de productos permanentes”. De este modo, explica Gallardo, los proveedores trabajan con eficiencia y mejoran su productividad. A esto se suma un modelo de distribución que permite aminorar costos.

    Bajo ese modelo Cuyana sigue en expansión. Hoy en día cuenta con alrededor de 100 colaboradores. Gallardo se apoya en sus estudios y su ‘backgroundfinanciero. También aprovecha las habilidades de su equipo. “No me asusto cuando la presión sube”.

    Karla Gallardo  está conectada con el mundo de la moda. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
    Karla Gallardo está conectada con el mundo de la moda. Foto: Patricio Terán / LÍDERES
  • Innova en autopartes para buses

    Modesto Moreta

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    Las carrocerías, las esponjas para los asientos de buses interprovinciales y los asientos plásticos para los buses urbanos que fabrica la empresa Parego, en Ambato, trabajan en las condiciones más exigentes. Esta firma ambateña apostó desde el 2012 a la fabricación de autopartes de calidad con el propósito de abaratar los costos de los productos importados.

    Su más reciente innovación surgió hace dos meses. La empresa elabora asientos plásticos para buses urbanos, convirtiéndose en el producto estrella de esta marca para la industria carrocera nacional. Los asientos cumplen con normas técnicas de homologación, así como con estándares de calidad y de flamabilidad.

    Estas características ayudaron a que poco a poco se posesione en el mercado ecuatoriano. Es más los costos por unidad bajaron de USD 32 a 21. En la actualidad la empresa confecciona 150 asientos de plástico reforzados al día. La capacidad instalada es de 400.
    La historia de Parego se inició en el 2003, luego de la crisis bancaria. Washington Paredes decidió en 1999 dejar la importación de autopartes e instaló su propio taller para fabricar carrocerías metálicas. Su experiencia en el taller de su padre Olmedo lo puso a prueba en su negocio.

    Con una inversión de USD 50 000 armó su local en la avenida El Rey, en el norte de Ambato, con el nombre de Parego. Con los recursos adquirió las soldadoras, cortadoras de metal, cizallas y materia prima. Arrancó con la elaboración de carrocerías para buses, furgones, baldes de camionetas, cajones metálicos….

    Paredes cuenta que una carrocería hace 15 años costaba alrededor de USD 15 000, en la actualidad está entre los 45 000 y 60 000. Con el tiempo, el taller se trasladó al sector Unamuncho en su nueva planta en la que se invirtieron unos USD 100 000.

    La reinversión de las utilidades fue importante en el proceso de crecimiento de la empresa y la innovación tecnológica. Paredes cuenta que los altos costos de las autopartes importadas como los asientos plásticos y las esponjas inyectadas, sumado al incumplimiento en las entregas a la fábrica motivaron poner en marcha su proyecto de fabricación de sus propias autopartes.

    Con la calidad del producto comenzó con la comercialización de las esponjas y los asientos plásticos en el mercado nacional con buenos resultados. Paredes dice que lograron bajar los precios de los asientos plásticos importados y de las esponjas para competir. “Tenemos la tecnología de punta y la mano de obra capacitada para prestar este servicio que también cuenta con matricería para producir moldes en aluminio y acero”.

    En el 2012 sus hijos Sebastián y Diego asumieron la administración de la empresa. Ellos dieron un giro importante para montar las nuevas áreas de producción en techos de zinc, esponjas de alta calidad para el tapizado de los asientos de los vehículos y los asientos plásticos para los buses.

    Diego Paredes, gerente de Parego, asegura que en los dos meses que están en el mercado de los asientos ya han fabricado 2 500 unidades. También, explica que por cada 1 000 unidades de asientos la firma elabora las matrices o moldes con el logotipo de la carrocería o la empresa de transportes. “La idea es que cada asiento lleve el logotipo de la Cooperativa de Transporte o de la Empresa Carrocera, este servicio es gratuito. Estamos en promoción por la presentación de nuestro producto en el mercado nacional”.

    También, elaborará almohadas de esponja inyectada para comercializarla a escala nacional. Es más, la maquinaria y los equipos con que cuenta se pueden fabricar colchones. Esta industria ambateña también produce techos de zinc para galpones. “Nuestro asiento es un 9% más resistente que el importado de acuerdo a los estudios efectuados en el Centro de Fomento Carrocero”.

    Hace dos años, Tapicería Loja utiliza la esponja inyectada que fabrica Parego para la fabricación de juegos de asientos para buses interprovinciales e intracantonales que le solicitan las empresas carroceras de Santo Domingo. Ángel Romero, gerente, explica que la calidad del producto hizo los pedidos aumenten.

    La firma está en el mercado hace 28 años, produce uno o dos juegos de asientos, es decir, 40 y 45. “Los precios para trabajar en volumen son bajos y podemos competir en el mercado, eso hizo que las ventas poco a poco se incrementen”.

    El año pasado Parego facturó USD 467 765, cifra menor a la del 2015 y da trabajo a 20 personas. Sus principales mercados son Ambato, Quito y Santo Domingo.

    Diego Paredes, gerente de Parego, enseña los asientos para los buses urbanos. Esta firma ambateña apostó desde el 2012 a la fabricación de autopartes de calidad . Foto: Modesto Moreta / LÍDERES
    Diego Paredes, gerente de Parego, enseña los asientos para los buses urbanos. Esta firma ambateña apostó desde el 2012 a la fabricación de autopartes de calidad . Foto: Modesto Moreta / LÍDERES
  • Csrio innova en la industria minera global

    Cristina Marquez

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    La invención del sistema de absorción atómica espectroscópica, uno de
    los componentes esenciales del wifi, así como los primeros billetes de polímero para reducir el impacto ambiental causado por el alto consumo de papel, son solo algunas de las invenciones de Csrio.

    Este instituto, que funciona en la localidad de Clayton South, en Melbourne, Australia, es patrocinado por el Gobierno Federal australiano. Allí trabajan unos 150 especialistas que se dedican a la investigación científica, industrial y ambiental.

    El objetivo es ayudar a las industrias a mejorar sus procesos, reducir costos y volverlos más sustentables y ecológicos. Desde su fundación, hace más de un ­siglo, en 1916, el instituto ha trabajado en el desarrollo de sistemas de control de plagas para apoyar a la agroindustria, entre otras áreas.

    Pero su mayor fortaleza es su investigación sobre recursos naturales y minería.
    Es que en Australia, esta es la industria con más inversión de capital, allí operan las empresas mineras más grandes del mundo y tienen grandes depósitos de minerales y metales preciosos en Pilbara y Queensland.

    “Proveemos de tecnología y soluciones ambientales. El desarrollo científico es una de las prioridades de nuestro Gobierno, por eso tenemos aquí los mejores especialistas de Australia, investigando sobre las industrias más importantes”, afirma Kathie McGregor, líder del grupo Innovación de Procesos Químicos.

    Las instalaciones principales en Clayton, en el distrito La Victoria, ocupan cerca de 2 hectáreas de terreno y lucen como el escenario de una película galáctica. Hay ensayos de equipos, experimentos y maquinarias en desarrollo en cada espacio de la infraestructura.

    La investigación sobre el cobre, cómo extraerlo y procesarlo, es una de las estrellas de esa entidad. En uno de los laboratorios, Kishna Mohanarangam investiga una nueva combinación de ácidos para solidificar y transformarlo en láminas.

    Con esa investigación se espera reducir la cantidad de químicos contaminantes que usualmente aplican las industrias para procesar el cobre en bruto. Esa nueva solución que pronto se venderá a las empresas, también es más económica y sustentable.

    Las investigaciones sobre el cobre se consideran prioritarias y estelares, por los desafíos que enfrenta esa industria. El cobre es uno de los ‘commodities’ más fuertes en Australia.
    La caída de precios por la crisis económica de China, (su principal comprador), la disminución en los volúmenes de extracción de minerales y la disminución de la calidad son algunas de las mayores preocupaciones.

    “El cobre es de los metales más requeridos en el mundo moderno. Siempre habrá mercado y siempre habrá demanda, porque se requiere para baterías, carrocerías, cables… Llevamos toda una vida investigando nuevos métodos para procesarlo y para mejorar la calidad del producto final”, afirma Mohanarangam.

    Jonathan Law, director de Recursos Minerales del Csrio, explica que todas las soluciones e investigaciones que se realizan en esa entidad están enfocadas en el incremento de la productividad y en lo que llaman ‘la minería del futuro’.

    “No hay duda de que la innovación desempeñará un papel ­fundamental en la transformación de la industria. Nuestro éxito en llegar a ella depende de que la industria, los equipos y servicios tecnológicos y el sector de la ­investigación se unan para trabajar en estos desafíos comunes”, afirma Law.

    Los programas científicos son una de las fortalezas del trabajo del instituto. ‘Mining3’, un proyecto colaborativo de Csrio y CRCMining, es otra iniciativa para enfrentar los desafíos de la minería a gran escala. “Se unió el sector minero y el sector de la innovación, en búsqueda de soluciones”, explica Law.

    La investigación de este proyecto, que fue enfocada con cinco metas, busca reducir los costos y la inversión de capital con el diseño de nuevos equipos de exploración y extracción de minerales en suelo duro, en minería superficial e incluso en minería bajo tierra.

    Más información

    Financiamiento. Csrio depende del Gobierno Federal de Australia, y es una institución anexa al Ministerio de Industria, Innovación y Ciencia.

    El Gobierno invierte cerca de USD 600 millones de dólares en las investigaciones de Csrio. Otra parte del financiamiento corresponde a la venta de sus invenciones a las empresas.

    Csrio también investiga en Chile para apoyar a las empresas mineras australianas, que operan en ese país. Una de las metas es ampliar los estudios a más países de Latinoamérica considerados dentro del circuito minero, como Perú y Argentina.

    Los laboratorios de Csrio son el punto de partida de una serie de investigaciones científicas. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES
    Los laboratorios de Csrio son el punto de partida de una serie de investigaciones científicas. Foto: Cristina Márquez / LÍDERES
  • Kay Textiles innova con diseños andinos

    Jose Luís Rosales

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    Cuando el otavaleño Miguel Ramírez viajaba como músico por Estados Unidos, Europa y Asia, siempre le gustaba observar los diseños de artesanías locales.

    Luego de varias temporadas, de ir y volver junto con otros músicos andinos, eligió dejar los viajes y quedarse en Otavalo.

    Una de las razones fue que decidió casarse. Su esposa es Tamia Lema y su suegro, Pacho Lema, es uno de los artesanos más reconocidos por el aporte al desarrollo textil de esta localidad.

    Hace cuatro años, la joven pareja de emprendedores decidió instalar la factoría Kay Textiles, que en español significa (Esencia). La firma lleva el nombre del segundo de los tres hijos.
    La empresa se especializa en la confección de tejidos en yacares con iconografía de pueblos ancestrales, pero con modelos contemporáneos, explica Ramírez.

    “Mi propuesta es fusionar los íconos de otras culturas con los nuestros para ofrecer nuevos diseños”, afirma el emprendedor.

    Por eso, en febrero pasado, Kay Textiles recibió un certificado por parte de la Fundación Sinchi Sacha por destacarse en el uso y apropiación del patrimonio iconográfico del Ecuador antiguo para la innovación de productos artesanales con identidad.

    La distinción es por el exitoso proceso de innovación en el diseño de las telas con identidad cultural, comenta Juan Martínez, titular de la entidad.

    Previamente, Sinchi Sacha brindó una capacitación a estos artesanos en torno a la simbología ancestral. Esto ha contribuido a cambiar la matriz del diseño de los productos que se ofrecen en la feria de Otavalo (Mercado de Ponchos), asegura Martínez.

    “Miguel con una facilidad extraordinaria logra crear íconos de las culturas milenarias. Posee cientos de diseños. La mayoría son exclusivos”, dice el vocero de Sinchi Sacha.

    Los esbozos y la calidad de las telas son la estrategia para captar mercado. Entre los clientes de Kay Textiles están unos 20 talleres que elaboran mochilas, carteras, billeteras… La mayoría son de Otavalo, pero también hay de Quito y Ambato.

    La materia prima se produce en la planta textil, ubicada en la parroquia de San Roque, en el vecino cantón Antonio Ante.

    En esta especie de minicoliseo operan tres modernas máquinas tejedoras, que fueron traídas de Europa. En los aparatos invirtieron USD 180 000.

    Ramírez es el encargado del funcionamiento y mantenimiento de la planta industrial.
    Kay prácticamente es una empresa familiar. Tamia Lema, en cambio, administra el almacén que funciona en Otavalo.

    Ella señala que cada semana sacan nuevos colores y diseños de telas. También, fabrican cobijas con símbolos precolombinos.

    Los productos tienen una alta demanda. De febrero a junio, que es la temporada alta, producen entre 2 500 a 3 000 metros de tela, cada mes. Además, 2 400 metros mensuales, de cobijas. Aclara que la maquinaria, que hoy opera de 07:00 a 19:00, tiene una mayor capacidad de producción.

    La textilera también ha incursionado en la elaboración de alfombras, pero solo bajo pedido. Cada metro lo vende en USD 40.

    Por las limitaciones que hay en el mercado para adquirir hilos la mayoría se produce en fibras acrílicas. Aunque si el cliente solicita también se entrega en algodón o lana, aunque los costos aumentan.

    Otra de las innovaciones de este negocio es que también reproducen diseños que llevan los clientes. Lema indica que respetan los derechos de autor.

    Pese a que la mayoría de clientes visita el almacén, también realizan negocios vía correo electrónico o redes sociales.

    Los últimos modelos se promocionan principalmente por la cuenta Facebook Kay Textiles.
    Otras de las formas de darse a conocer son las ferias. Una de las últimas fue la exposición Thapachakuy (Recogiendo la paja), artesanías, arte y diseño, que se efectuó en el club Jacarandá, en Quito, el 11 de diciembre.

    El grupo Thapachakuy congrega a los 60 artesanos más destacados a escala nacional, explica Ivonne Durán, líder del proyecto. “Se tratan de productos de alta calidad, algunos han sido reconocidos internacionalmente”.

    Los esposos Tamia Lema y Miguel Ramírez impulsan esta iniciativa que siempre ofrece nuevos diseños. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
    Los esposos Tamia Lema y Miguel Ramírez impulsan esta iniciativa que siempre ofrece nuevos diseños. Foto: Francisco Espinoza para LÍDERES
  • Él innova y optimiza el manejo del talento humano

    Pedro Maldonado

    El voluntariado, la mediación, la negociación, el manejo de equipos de trabajo y los negocios se conjugan en Daniel Dávalos. Este quiteño de 37 años tiene una carrera de cerca de 15 años en el mundo de los recursos humanos y el desarrollo organizacional.

    Su primer acercamiento con el mundo de la psicología laboral o industrial se dio por casualidad. Tenía 16 años y en un aventón desde Quito al valle de Los Chillos conoció a una psicóloga laboral, que le dio algunas pistas sobre el manejo de los recursos humanos.

    La charla quedó como una anécdota de su adolescencia, pero dejó en su mente una semilla que germinó y creció con el tiempo. “Me di cuenta de que las motivaciones hacen la diferencia entre una y otra persona. El progreso, para mí, depende de las motivaciones personales”, comenta desde las oficinas de Selecta, la empresa que fundó, quebró y recuperó con esfuerzo y creatividad.

    Dávalos decidió estudiar Psicología laboral en la Universidad Central del Ecuador. Su objetivo era tener su propia consultora en temas de talento humano.

    En el camino tuvo aciertos y errores. Tomó decisiones, aprendió de otras personas, hizo contactos y fue dándole fuerza a sus ideas y a sus ganas de ayudar. Entre risas recuerda que ser emprendedor no era muy bien visto cuando estaba en la universidad. “Emprender era para la gente a la que no le había ido bien en la vida”.

    Al mismo tiempo que estudiaba fue voluntario en la fundación Cides, donde aprendió sobre mediación y negociación. Dávalos necesitaba trabajar y fue cajero de un banco. Laboraba durante el día y estudiaba en la noche. Su desempeño en el sector financiero le ayudó a entender el trabajo, las normas y el manejo de equipos.

    Luego, realizó una pasantía en la colocadora de empleo Sotem. Dávalos recuerda que en esos años, a inicios de este siglo, el tema laboral era algo precario y la tercerización resultaba complicada. Allí encontró una oportunidad que la desarrolló con los años.

    En Sotem, este esposo y padre de tres hijos estaba a cargo de manejar un archivo de papel, no digital como los de ahora. Allí conoció a Jorge Mejía, quien entonces desarrollaba el portal Multitrabajos.com. “Como usuario les hice sugerencias para el portal. Nos hicimos amigos y Jorge me invitó a ser parte de su equipo”.

    Mejía cuenta en LinkedIn que trabajó con Dávalos por varios años. “Puedo recalcar su profesionalismo y ética como sus principales virtudes. Es un profesional serio quien siempre excedió las expectativas de la empresa. Como fundador y presidente de Multitrabajos.com, siempre consideré su paso por la empresa como un aporte importante a la gestión y cultura de la organización”.

    Con esta experiencia, Dávalos decidió en el 2007 emprender su propio negocio: Selecta. Empezó con cuatro personas, llegó a tener un equipo de ocho, pero para el 2009 no tuvo para pagar la nómina y quebró. Meses después se dio otra oportunidad: “gané ánimo, tomé decisiones adecuadas, negocié con quienes debía dinero y seguí con Selecta”.

    ¿Cuál fue la fórmula para levantarse de nuevo? “Aprendí a incluir al error como parte del proceso, mientras más temprano uno falle es mejor para solucionarlo”. Una segunda lección de la quiebra fue aprender a asociarse y a invertir en tecnología. Como ejemplo menciona un acuerdo con la consultora argentina PDA, especializada en capacitación.

    Otra asociación la hizo con Cristian Rivera, a quien conocía desde su trabajo en Multitrabajos.com. Juntos desarrollaron Kudert, una plataforma en línea que permite evaluar talento humano. Rivera conoce a Dávalos desde las aulas universitarias. “Daniel siempre fue serio, honesto y directo en su trabajo, con claridad en sus metas profesionales. Es creativo y enfocado; además, siempre tiene las herramientas necesarias para resolver problemas vinculados con los recursos humanos”.

    Rivera agrega que como socios se entienden bastante bien, más allá de cualquier diferencia que pudieran tener. “Siempre llegamos a buenos resultados”.

    Otra referencia que habla sobre Dávalos la ofrece, también en LinkedIn, Juan López, excompañero de oficina. “Las habilidades de Daniel en cada uno de los procesos relacionados con la gestión de recursos humanos son excepcionales y es punto de referencia en temas del mercado laboral”.

    En la actualidad, Selecta suma cerca de 300 clientes en Ecuador y en el extranjero (ver nota inferior). Una de las empresas que contrata los servicios de la firma fundada por Dávalos es DirecTV Ecuador.

    Paulina Garcés, directora de Gestión Humana de la empresa, lo describe como un profesional con mucho potencial y con ideas innovadoras. “El servicio que tenemos de Selecta nos ha dado muy buenos resultados, con énfasis en el buen servicio al cliente. Daniel tiene visión de negocios y le gusta investigar e innovar los servicios”.

    Al revisar su trayectoria, Dávalos se califica como un emprendedor que siempre piensa en algo mejor, en algo nuevo. “Para mí, el éxito va más allá de los buenos negocios. Lo más importante es aportar a la sociedad con mi trabajo. Cada uno tiene que hacer su parte, crecer como persona y ayudar a que otros también crezcan en lo personal y profesional”.

    Diego Dávalos, con su equipo colabora cada año con la fundación Mi Techo, levantando viviendas para familias necesitadas.
    Diego Dávalos, con su equipo colabora cada año con la fundación Mi Techo, levantando viviendas para familias necesitadas. Fotos: Diego Pallero / LÍDERES
  • Sarumaky Yachay innova en los bordados

    José Luis Rosales

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    El bordado a mano se renueva. Estos diseños, que anteriormente solo decoraban el vestuario de mujeres kichwas, ahora adornan vestidos, blusas, camisas, abrigos y demás prendas del estilo casual.

    Si bien el estilo de hilvanar de las artesanas indígenas de las parroquias La Esperanza y Angochagua, que habitan en el sur de Ibarra, no ha cambiado, hay colores y nuevas aplicaciones que le dan un toque moderno a esta artesanía.

    Desde hace dos años se creó el Centro de Negocios y Servicios Artesanales Sarumaky Yachay (Conocimiento Ancestral a Mano, en kichwa). La idea es ofrecer un mercado a 70 bordadoras y 10 talabarteros y talladores.

    Uno de los objetivos es fusionar esta manufactura con nuevos productos, explica Mauricio Benítez, técnico de Sarumaky.

    En el último año -dice- han creado seis nuevos diseños de ropa. Las blusas, chaquetas, pantalones, con finos apliques bordados, fueron puestos a consideración del público a través de dos desfiles de modas, que se realizaron en la vecina ciudad de Atuntaqui.

    El Centro de Fomento Productivo (CFP), que opera desde hace dos años en el cantón Antonio Ante, también ha sido un puntal para descubrir nuevas formas.

    Según José Posso, gerente de CFP, las mujeres campesinas fueron capacitadas por las modistas Yesenia Albuja y Daniela Larrea, en diseño y patronaje de prendas. Los últimos modelos fueron presentados en el marco de la Expoferia Atuntaqui 2015, en febrero.

    Aunque las prendas de Sarumaky se bordan en La Esperanza y Zuleta, en los hogares de las socias que son amas de casa, los trabajos finales se exponen en una tienda. Se trata del almacén de exhibición y venta que está en el parque central de La Esperanza. La organización cuenta con áreas de confección, corte y planchado.

    La primera está equipada con máquinas de overlock, bordado eléctrico, recubridoras y sublimadoras. Ahí se selecciona y corta la tela según las medidas del modelo; y se realiza el diseño artístico.

    Además, el establecimiento apoya con materia prima y capacitación a las artesanas de las dos parroquias rurales. Los hilos que son traídos desde Brasil.

    Con una aguja en su mano, Blanca Sandoval, una de las bordadoras, puntada tras puntada da forma a una flor en una camisa blanca. Previamente, sobre la tela de algodón, también delineó con un lápiz flores, que las cubrirá con hilos de tonalidades verde, café, amarillo, rojo, entre otras. La mujer asegura que con estos ingresos contribuye a la economía de su hogar.

    En Sarumaky, las prendas más apetecidas por los clientes son: vestidos, camisas, manteles, correas, billeteras y cucharas. Incluso, ha despertado interés en clientes del exterior.

    A Italia, por ejemplo, se enviaron 2 000 manteles individuales y unas 500 toallas. Benítez explica que por esta venta recibieron USD 14 000. En estos dos años las ventas bordean los USD 50 000.

    Todos los modelos de ropa y artesanías en cuero y madera fueron incluidos en un catálogo. La revista Sarumaky, que tiene 23 páginas en promedio, contiene fotografías a color de modelos indígenas y las especificaciones técnicas de las prendas, como material y tallas de cada uno de los productos.
    Rosa Tabango, otra de las socias, es la encargada de inspeccionar que todas las prendas que tienen el sello de Sarumaky, entregadas por sus compañeras, no tengan fallas. También, realiza el lavado y planchado de las prendas antes de etiquetarles y empacarles.

    Desde este mes, el Centro de Negocios y Servicios Artesanales se integró a la Junta Parroquial de La Esperanza. El objetivo es sumar a más productoras de estas dos parcialidades indígenas. Se calcula que hay 300 artesanas.

    El reto es cubrir la creciente acogida de estos productos. Incluso, esta firma recibió dos reconocimientos por la calidad y excelencia de sus artículos. El primero fue otorgado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en el 2013 y, el otro por el Ministerio de Industrias y Productividad, el año pasado.

    Pero no ha sido la única iniciativa dedicada a revitalizar el bordado. Hace siete décadas, la esposa del expresidente Galo Plaza Lasso, creó un taller en Zuleta para aprovechar las habilidades de las mujeres. Ahí, confeccionaron manteles, blusas, tapetes y toallas.

    El negocio en síntesis

    La atención. El local de Sarumaky abre de lunes a viernes. El horario es desde las 08:00 a 13:00 y de 14:30 a 18:00.

    La oferta. En esta tienda se pueden encontrar artesanías, cuyos precios oscilan entre USD 1 y 75.

    Los productos. Los talabarteros confeccionan bolsos, carteras, monederos, sillas para cabalgar. Mientras que en artículos de madera hay bateas y adornos para el hogar.

    Mauricio Benítez, técnico responsable del proyecto Sarumaky, muestra la oferta artesanal en el almacén. Foto: Foto: José Luis Mafla / LÍDERES.
    Mauricio Benítez, técnico responsable del proyecto Sarumaky, muestra la oferta artesanal en el almacén. Foto: Foto: José Luis Mafla / LÍDERES.